The Prestige

“Man's reach exceeds his imagination!”

El ilusionismo y la prestidigitación, son artes inmemoriales.
Simples trucos que producen la impresión de un hecho imposible.
Nuestra mente moderna, habituada a los “efectos especiales” no puede siquiera intuir, el atractivo que tenían estas prácticas para nuestros antepasados, gente de imaginación ávida, y extraordinaria credulidad.
Mentes virginales en materia de espectáculo, que llegaban a creer no sólo en la veracidad de estos engaños, sino también, a intervenir activamente en las representaciones teatrales.
La época victoriana, se suele caracterizar erróneamente, como estirada y represiva, cuando en realidad, fue un periodo increíblemente excitante del desarrollo humano.
Tuvo lugar La Segunda Revolución Industrial, de 1880 a 1914, el nacimiento de la electricidad, el cine, el comienzo de los viajes al extranjero en masa, y el cenit de la ciencia debido a las nuevas teorías.
También, tuvo su origen la publicidad a gran escala, con vallas publicitarias y carteles.
Fue un periodo de una gran agitación, con cambios que aún se pueden percibir hoy en día.
En la cima de una nueva sociedad industrial, el público estaba obsesionado con el propio concepto de los acontecimientos mágicos, ya fuese sobre el escenario, o en los vitales avances tecnológicos, y secretos científicos del universo que se descubría ante ellos.
En esta atmósfera, los mejores, y más osados magos, se convirtieron en artistas de primer nivel en Europa, y en los Estados Unidos.
Aunque sólo Harry Houdini, que empezó a actuar en 1899, y pocos más, son recordados hoy, en aquel tiempo, numerosos magos con talento, tuvieron la oportunidad de convertirse en personajes famosos, e ídolos internacionales.
Desde los comienzos del cine, el genial cineasta George Méliès cautivó al público con sus trucos y pases de magia, un público acostumbrado a la ficción documentalista de los hermanos Lumière.
Esa capacidad de encantamiento y transportación que ha ejercido El Séptimo Arte a lo largo de su siglo de vida, como público, siempre nos ha resultado fascinante la ilusión.
El hecho de desear traspasar ese condicionamiento que limita lo real a lo racional, poniendo a prueba los límites de nuestra propia percepción, superando nuestra capacidad de sorpresa.
Quizás, abordando nuevos mundos, dimensiones desconocidas, trucos inexplicables, o las posibilidades mágicas de la prestidigitación.
Si hiciéramos un símil entre el cine y la magia, podríamos sacar muchísimos parecidos... y por supuesto, diferencias.
En muchos aspectos, hablar de cine y hablar de magia, es referirse a la misma cosa.
De hecho, podría decirse, que la eficaz construcción de cualquier film de ficción, depende en gran medida, de su capacidad para mostrar una parte por el todo.
Cuando una imagen, o una situación determinada, tienen por sí mismas un impacto, o una intriga tal que parecieran registros tomados de la propia realidad.
Cuando un espectador vive la escena como se le presenta, logrando “olvidarse” de los infinitos mecanismos que esconde su producción.
En definitiva, cuando un film transforma en verosímil, en creíbles, los sucesos que relata, la magia ha tenido lugar, y el truco ha sido realizado.
“Would I be the man in the box or the prestige?”
The Prestige es una película de suspenso, dirigida en el año 2006, por Christopher Nolan.
Protagonizada por Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine, Scarlett Johansson, David Bowie, Piper Perabo, Andy Serkis, Rebecca Hall, Ricky Jay, Ron Perkins, entre otros.
El guión es de Christopher Nolan y Jonathan Nolan, basados en el libro homónimo de Christopher Priest, publicado en 1995.
Nolan adapta una novela de Priest, para recrear con ambientación de época y atmósfera sombría, el retrato de obsesión de sus 2 principales protagonistas masculinos, a través de los cuales, aborda varios aspectos congénitos al arte cinematográfico, como es la ilusión, que crea una realidad, donde nada existe, y el encantamiento del proceso, para que tal ilusión se lleve a cabo.
En efecto, todos los filmes de Nolan, giran en torno a ella, y él sabe mostrarnos como nadie, las 2 caras de la misma moneda.
La obsesión vista como una característica de la juventud apasionada, como una manera de dar sentido a nuestra existencia, y marcarnos nuevas metas, y exigirnos más, pero también, reflejada como un rápido camino hacia la autodestrucción, pues la obsesión nos convierte inevitablemente en esclavos de ella misma.
Todo ello queda perfectamente plasmado en The Prestige, donde todos los elementos funcionan a la perfección.
Por el camino, Jonathan Nolan profundizó en su investigación del reservado mundo de los grandes magos.
El momento más interesante, llegó cuando se encontró con algunas de las figuras más oscuras de este ya de por sí, oscuro reino:
Los creadores que, tras el escenario, engendran ideas descabelladas de trucos nunca vistos.
Fantasía, ficción, magia, ciencia, artificio, un poco de todo, en las dosis adecuadas, una óptica sagaz, que invita a la obcecación de la rivalidad.
Con el reparto ya decidido, los realizadores recurrieron a los magos Ricky Jay y Michael Weber, para instruir a los actores, en las habilidades clásicas de los magos:
La prestidigitación y el engaño.
Sin embargo, como los trucos de magia en The Prestige, son simplemente el telón de fondo de la historia, de la peligrosa rivalidad entre protagonistas, y no pretenden engañar al espectador, pues la principal tarea de Jay y Weber, fue proporcionar a los actores, un concepto más profundo de cómo piensan, se mueven y actúan los magos.
De hecho, Ricky Jay dirige la compañía Deceptive Practices, que enseña técnicas sobre magia, timos y trucos con cartas para películas, desde ilusiones hasta juegos de azar.
The Prestige estuvo nominada a 2 Oscar de La Academia:
Mejor fotografía, y dirección artística.
The Prestige, es la historia de la rivalidad entre 2 magos, en la Inglaterra de finales del XIX, cuando La Segunda Revolución Industrial, permite acercar la electricidad a todos los hogares, y una Era, en la que la ciencia aplicada, está a punto de insertarse definitivamente en la vida cotidiana.
Son los últimos años de la magia y de la ilusión y, paradójicamente, su canto del cisne, en el momento en el que los adelantos científicos se emplean para mejorar las ilusiones, con resultados asombrosos.
Era una época, en la que los magos eran los ídolos más aclamados, y 2 jóvenes ilusionistas, se proponen alcanzar la fama:
Robert Angier/”The Great Danton”/Roote/Lord Caldlow (Hugh Jackman) es un ilusionista respetado, que se obsesiona con uno de los trucos de su rival, Alfred Borden/”The Professor”/Bernard Fallon (Christian Bale)
Para conseguir el truco, hará todo lo posible, sin saber hasta qué punto cambiará su vida...
Al principio, son compañeros y amigos que se admiran mutuamente.
Sin embargo, cuando el mejor truco ideado por ambos fracasa, se convierten en enemigos irreconciliables:
Cada uno de ellos intentará por todos los medios superar al otro, y acabar con él.
Truco a truco, espectáculo a espectáculo, se va fraguando una feroz competición que no tiene límites.
La rivalidad entre los 2 ilusionistas tiene múltiples niveles:
No es solo una cuestión personal, es una rivalidad de clases, entre la educación ilustrada de Angier, y la sabiduría callejera de Borden; es además, una rivalidad entre el concepto de éxito que tiene cada uno, en la forma de comprender la magia, en conseguir el aprecio del público, o en conseguir el aprecio de uno mismo, y en el sufrimiento que se alcanza para conseguir el éxito en la profesión:
Lo que realmente hace falta para ser El Mejor.
La historia, es narrada por John Cutter (Michael Caine), que adopta de manera alternativa, el punto de vista de los 2 prestidigitadores, merced a sus diarios, y que es el único conocedor de la verdad, de unas vidas que esconden más de lo que muestran, que se mueven permanente e inevitablemente, en el terreno del secreto y la actuación, hasta el punto de que, ni los más próximos saben lo que se oculta tras una mirada profunda, o una estrategia obsesiva.
El “increscendo” de esta guerra, alcanza niveles de maldad, casi diabólica.
No hay, sin embargo, insinuación alguna de magia negra, o cosas por el estilo.
Si el diablo está presente, es en la pasión, el odio, el pecado de envidia, el deseo desordenado de gloria… y la mentira.
Lo interesante de The Prestige, es ese halo de suspenso que tiene durante el tramo final.
Conocer quién de los 2 se queda con el triunfo personal, de ser el más original, o el mago más osado, o aquel del truco más fantástico y creativo.
Para ello, tienen que ingeniársela demasiado, llegando incluso a ponerle trabas a su enemigo, como el ir disfrazados a las respectivas funciones, y cagarlos en pleno show.
Así, la historia se llena de intriga, por saber cuál será el último gran truco que defina, quien de los 2 es superior al otro, para lo cual, tendrán que enfrentarse en una lucha sin cuartel, con muertes de por medio, e incluso, problemas de cárcel.
No sólo trata de la obsesión de Borden y Angier, de manera más corta pero latente, nos hablan de la rivalidad de Thomas Alva Edison y Nikola Tesla, 2 inventores de la electricidad, que luchaban por ser el mejor.
Dándole el toque de ciencia ficción, se nos habla de “La Teoría del Hombre Teletransportado” tocada en numerosas novelas.
Y todo ello, contado con una técnica habitual en las películas de Nolan, que es el uso del “flashback”, e incluso, “el flashback del flashback”, en un retruécano narrativo, que en manos de un director menos capaz, quedaría confuso, pero que en manos de Nolan, ayuda a comprender las motivaciones de sus protagonistas, poco a poco y de forma eficaz.
Ése es el gran truco de su director:
La claridad y limpieza de su estructura; aunque sólo en la puesta en escena, pues tanto la historia, como la magnífica fotografía, alterna la luminosidad de los espectáculos, con la dura y sucia realidad de lo que hay tras ellos.
Pero como todo gran mago, Nolan tiene un amplio repertorio de trucos en The Prestige, y lo que empieza siendo un filme realista sobre una época donde la ciencia empezaba a aplastar la fe, haciendo del ilusionista, un pequeño faro de esperanza para la magia, acaba en clave de la mejor ciencia ficción, con un dilema moral sorprendente e ilustrativo, del sacrificio y la obsesión destructiva de sus protagonistas.
Además, conviene estar atento, porque las claves de The Prestige, se repiten una y otra vez, a lo largo de la historia.
Como en una historia de trucos y apariencias, resulta fundamental cuidar su puesta en escena, generar una atmósfera de expectación y misterio, Christopher Nolan se aplica y cuida con esmero la planificación, reforzada por una fotografía efectista de fuertes claroscuros, y un marcado tono turbador, con intensos momentos de angustia y drama vital:
La ambientación de un Londres victoriano, y lleno de referencias románticas que queda bien recogido en esas calles y teatros abarrotados de gentes deseosas de asombro, y efímera evasión de su lúgubre realidad, con un diseño artístico y un vestuario, que refuerzan un constante dualismo de amor y odio, amistad y rivalidad, artificio y sencillez, mentira y autenticidad, felicidad y fatalismo cruel.
The Prestige es una historia de pasión hacia la magia, de sacrificio por ella, de obsesión por ella, de competición, y de ensuciarse las manos con ella.
Los protagonistas, son capaces de todo para conseguir su objetivo.
The Prestige te presenta la magia desde otra perspectiva, mucho más realista, comparando a veces, la labor del mago, con la de un científico/inventor; enseñándonos multitud de sus trucos, menos el más importante, el que sustenta toda The Prestige.
“If anybody really believed the things I did on stage, they wouldn't clap, they'd scream”
The Prestige, pone nuevamente en primer plano, la precisa dirección de Christopher Nolan, cuya afinidad por el suspenso y las historias no lineales, lo hacen ideal para esta trama que, gracias a su deliberado y metódico desarrollo, emula un complejo truco de magia, presentándonos ciertos elementos, distrayendo y confundiendo a la audiencia... hasta que finalmente se revela el secreto del misterio.
Ya he apuntado, en varias ocasiones, que el gran constante dentro del cine de Nolan, es el protagonismo de un hombre, cuya obsesión lo lleva a al menos, rozar la autodestrucción en su desenlace.
El antagonismo del protagonista con otro personaje fuerte, que funciona a modo de némesis.
The Prestige trata exactamente sobre eso, ilusionismo, trucos, engañar, etc.
Como marca la premisa:
“Todo truco de magia, consta de 3 momentos:
La promesa: La presentación del objeto.
El giro o cambio: La desaparición del mismo.
Y el prestigio o prestidigitación: La reaparición del mismo objeto”
Este cambio en el estado natural de las cosas, y en la revelación del misterio; es allí donde se supone que Christopher Nolan se centra para, mediante un mecanismo que recurre a un guión de estructura compleja, y con múltiples disparadores narrativos, poner a prueba, la indispensable atención del espectador.
“La Promesa” donde un mago toma algo ordinario y lo enseña, luego viene “El Giro”, cuando el mago toma esa cosa ordinaria, y la convierte en algo extraordinario, pero lo más importante viene, cuando el mago toma esa cosa extraordinaria, y la regresa a su estado original, ya sea aparecerla de nuevo si es que la desapareció, etc., a esto se le llama “La Prestidigitación” o en inglés “The Prestige” he ahí el título de la película.
La nota más alta, y toda la fuerza se obtiene a través de un montaje excepcional.
Sí, aquí observamos como The Prestige está rodada en 3 tiempos:
Desde el momento en el que Angier lee un diario de Borden, remontándose así al inicio de la aventura, y a su vez, leyendo Borden, el diario de Angier, estando posteriormente en la cárcel.
Gracias a ello, la historia se encuentra hasta llegar al esperado final, jugando una y otra vez con el espectador, al ¿qué pasará a continuación?
Efectivamente, el hecho de que algunas cosas sean descubiertas, como que se sepa que Borden tenga un hermano gemelo, es secundario, ya que la auténtica trama reside, en el afán de superación vivido entre uno y otro, y sobre todo en lo que el propio director quiere dar a entender y explicar a su público, al espectador.
Unas palabras que están perfectamente resumidas por Angier en su tramo final de vida, al final.
Ese momento, en el que el director da a entender, que si eres capaz de hacer dudar y mantener en expectación al público por un segundo, entonces han conseguido tu cometido, y Christopher Nolan lo consigue con creces.
Cuando Angier ve por primera vez a Borden, hacer el truco de la puerta, alucina porque no sabe que tiene un hermano gemelo, y se obsesiona por conocer el truco.
Cuando el personaje Michael Caine, le dice que la única explicación es que tenga un “doble”, nos están dando otra vez la solución, y volviéndonos a decir, que Borden tiene un hermano gemelo, Fallon, pero la mayoría de nosotros, al igual que Angier, piensa que es demasiado sencillo para ser eso, y busca algo más allá.
De ahí su obsesión con lo de Tesla.
Pero lo mejor, donde el guión lo rompe, donde el director se corona, es que nos engañan.
Nos enseñan el objeto, la máquina de Tesla como macguffin, pero no buscamos el truco, porque queremos ser engañados.
Nos quedamos con que la maquina puede clonar, pero no es así, la maquina no puedo clonar a nadie.
Ahí está el truco.
Al igual que Borden, Angier tiene un hermano gemelo, con el que se va cambiando los papeles.
Esto se puede ver en muchas escenas, donde Angier es zurdo, y en otros donde Roote es diestro, de manera concreta; y mostrando claramente, 2 personalidades, 2 personas, los hermanos gemelos.
Entonces:
¿Qué pasa?
Pues que Angier, obsesionado con destrozar a Borden, planea la muerte de su hermano Roote, con el recipiente de agua, el día que sabe que Fallon, que es quien realmente es ahorcado, va a ir a la actuación, para conocer su truco de manera que puede culparlo de su muerte.
¿Por qué lo de las urnas de agua?
Porque hace como el truco del viejo chino, que aparece con la pecera, es todo un engaño, el chino fingía ser tullido, aunque en realidad no lo fuese, para que luego en la actuación, pudiese llevar la pecera entre las piernas, sin que nadie sospechase de sus andares tan raros.
Angier hacia lo mismo, era todo una puesta en escena, el rollo de las urnas, sacarlas cada noche del teatro, como si pareciese que llevaba un cuerpo, era para engañar a Borden, y que creyese que la maquina realmente funcionaba, y clonaba.
De hecho, en la última imagen se ve, como todos los tanques de agua están vacios, menos uno, que tiene el cuerpo de Roote.
Todo The Prestige, parece estar atravesado por la figura del doble:
Cada elemento, cada personaje, parece de alguna manera, duplicarse, y reflejarse en algún otro.    
Borden y Fallon, eran en realidad 2 gemelos idénticos, y que vivieron con ambas identidades, alternándose en cada papel.
Uno de los gemelos, el que sigue vivo, era el marido de Sarah (Rebecca Hall), y el padre de Jess, el cual amaba a Sarah más que a la magia, mientras que el otro, estaba enamorado de Olivia Wenscombe (Scarlett Johansson)
Ellos simularon ser un solo individuo en la vida real, y en las ilusiones.
Entonces, se revela el secreto de Angier:
Durante cada ilusión, el aparato de Tesla crea un duplicado de Angier, y el original cae, a través de una trampilla, a un tanque cerrado, donde se ahoga mientras la copia aparece teletransportado en la balconada.
Cada tanque, contiene un Angier ahogado... en apariencia, recordar el montaje del chino, conocido por Angier.
Nolan, centra su atención en la personalidad de ambos, a través de un enrevesado juego de "flashbacks" y saltos temporales, que siempre ha acompañado al director inglés a lo largo de su filmografía.
Por eso quizás, le cueste al espectador menos avezado, seguir con atención el hilo de la historia, contada la mayor parte del tiempo, desde 2 perspectivas que se complementan, y a la vez anulan.
El juego de dualidades, el hombre arisco contra el afable, el anárquico contra el tranquilo, el mujeriego contra el fiel... acompaña a Bale y Jackman durante todo el metraje.
The Prestige explota este aspecto en su máxima dimensión, para explorar la magia y la fascinación del ilusionismo, mediante una trama que nos obliga a no despegar la atención ni un instante, y que por si acaso, cada tanto nos recuerda a prestar atención bien de cerca.
Un gran acierto de The Prestige, que lo acerca a la perfección, lo constituye el magnetismo de la pareja protagónica, sumado a la prestancia y solvencia que entrega, el inigualable Michael Caine, quien funciona como sostén detrás del mago, haciéndose cargo de la mecánica de cada truco, casi en una labor protectora y paternal.
La cuarta pieza del elenco, Olivia Wenscombe, en un papel infinitamente menor al que merece, es la singular Scarlett Johansson, quien cumple, cuando no, la labor de objeto de deseo, y resulta ser el nexo entre los 2 rivales, conformando un triangulo amoroso que hace peligrar aun más el equilibrio de la trama.
La participación de blonda actriz, abre el juego aún más a límites arriesgados, sumándose a la excéntrica contribución del cantante David Bowie, en la piel de un bizarro y sabio mago de antología.
Nikola Tesla, era en realidad, un inventor, cuya rivalidad con Thomas Alva Edison fue tremenda, trabajó para él, pero la personalidad acaparadora del segundo, acabó por provocar su marcha.
Siguió con sus inventos, de hecho, la electricidad comercial se la debemos a él.
En The Prestige, Nolan lo utiliza, para engañar al espectador.
Tesla vive alejado, para no sufrir sabotajes de su rival, mientras surte de energía a toda una comarca, como compensación por su estancia allí.
El croata, fue un genio de las matemáticas, la física, y sobresalió en la aplicación de la electricidad.
Trabajó en Budapest, y luego para Thomas Edison en los EEUU, donde desarrolló su carrera.
Sus descubrimientos son fascinantes, como por ejemplo:
La conducción controlada de la electricidad en forma inalámbrica.
Fue víctima de su genio, y de la irrefrenable ambición del inventor de la lamparita eléctrica, quien no admitía competencia.
Participó protagónicamente, en la famosa disputa entre los defensores de la corriente continua, y los de la alterna, que hizo época a fines del siglo XIX.
Tesla, aparece en la novela y en The Prestige, como el inventor de una máquina que reproduce objetos, o seres vivos.
Duplica personas, animales, cosas…
Esto es una fantasía, el macguffin.
También, se lo presenta como un científico perseguido, y en cierto modo arrepentido de sus transgresiones de ciertos límites morales, en la investigación científica, más allá de “La Ley de Dios”, y es una buena alegoría de la manipulación científica actual.
Particularmente clara en el objetivo del “truco” final, que resulta el “tipo” del "gran truco", “anticipo” que se descubre en el último minuto.
Nolan utiliza a Tesla, para varias funciones claves, en el devenir de los acontecimientos:
Es un reflejo de, en lo que pueden acabar convirtiéndose los 2 protagonistas, si sucumben de forma plena a sus obsesiones, pero también funciona, a modo de paralelismo de la rivalidad, entre Angier y Borden, sin la necesidad de profundizar demasiado en su auténtica rivalidad con Thomas Alva Edison.
Además, se da casualidad de que, y creo que aquí no hay discusión posible, él sería el Borden de este antagonismo, cuando en la de la ficción, ayuda a Angier.
Nolan hace también una confesión directa sobre su cine, al espectador, ya que su cine se basa en personajes que ceden a sus obsesiones, saliendo muy malparados de haber cedido a sus instintos más primarios.
Así, convierte a Tesla en un equivalente de sí mismo.
Vamos, que Tesla es un personaje mucho más interesante de lo que su relativamente breve aparición da a entender.
Además, la actuación de David Bowie, resulta magistral a la hora de que Tesla sea una sugestiva mezcla de inteligencia, misterio, carisma, y elegancia.
Como dato; Chung Ling Soo/Chao-Li Chi, fue el nombre del famoso mago estadounidense, William Ellsworth Robinson, (1861– 1918) quien se hizo conocido por sus innumerables trucos, usando artes chinas, y que falleció mientras realizaba el truco de la bala atrapada, acto que es considerado, uno de los más peligrosos dentro del mundo de la magia.
Fuera de The Prestige, las rivalidades similares, incluyen a los magos, John Nevil Maskelyne, y sus disputas con Harry Kellar, sobre una ilusión de levitación.
Algunos de los logros de Nikola Tesla, por su parte, han sido usados, no sin controversia, para justificar varias pseudo ciencias, teorías sobre OVNIS, y sobre anti gravedad, así como el ocultismo de La Nueva Era, y teorías sobre la teletransportación.
Tesla contribuyó en diferente medida, al desarrollo de la robótica, El Control Remoto, El Radar, Las Ciencias de La Computación, La Balística, La Física Nuclear, y La Física Teórica.
En 1943, La Corte Suprema de los Estados Unidos, lo acreditó como El Inventor de La Radio.
Actualmente, Tesla es un héroe para el movimiento pseudocientífico de Las Energías Libres.
Curiosamente, conocida la envidia de Thomas Alva Edison, Tesla sólo fue premiado en toda su vida, con La Medalla Edison, la máxima distinción otorgada por The Institute Of Electrical And Electronics Engineers (IEEE)
Algunas flaquezas de The Prestige son:
El exceso gratuito de giros en su parte final, la escasa significación de sus personajes femeninos, y sus aportaciones en subtramas, algún resbalón melodramático sobrante con escasa trascendencia emocional, impedida en parte por su fracturada-trucada narrativa, y una historia que tampoco va mucho más allá de sus premisas de confrontación paranoica, desdeñando algunos interesantes aspectos científicos, como la incisión en el “combate” entre Tesla y Edison, que toca muy de soslayo.
“Are you watching closely?”
Sabemos que, la clave del ilusionismo, está en crear efectos de realidad, en saber trasformar lo ordinario, en extraordinario, para después devolver al espectador a lo cotidiano:
Un mundo de apariencias, mentiras e ilusiones, que adornan y encubren una realidad, que a veces puede ser dura, cruel, y hasta terrorífica.
Eso es lo que sucede a Robert Angier y Alfred Borden, amigos y después rivales, en el arte del engaño, obsesionados por el favor del público, hasta el extremo de sacrificar sus vidas, y las de sus seres queridos.
El clasismo social post-revolución industrial, y el ocio como necesidad, o como afición, el orgullo artístico o científico, al margen de planteamientos éticos, la pena de muerte, en un mundo que juzga las apariencias, y que crea máquinas, en un sugerente montaje paralelo en una de las escenas finales, destinadas a acabar con la vida o con la ilusión, el truco del “Hombre Teletransportado” no es ya la magia inicial, con sus ingeniosos artilugios y escenografías, son otros elementos de interesante consideración, para una cinta que no vende sólo fuego de artificio, sino que habla del hombre, y de su poder autodestructivo, cuando es arrojado al abismo por la ambición, la venganza, el orgullo, o la falta de transparencia y verdad en la convivencia.
En realidad, lo que yo creo que Nolan nos quiere contar, no es cuál es el truco más ingenioso, sino hasta dónde puede llegar el sacrificio de una persona, para llegar a ser El Mejor.
El gemelo Bale, es capaz de cortarse el dedo, para poder llegar a realizar el truco perfecto.
Jackman tiene que llegar aún más allá, poniendo en juego su propia vida en el proceso.
¿Seré yo, o mi doble/gemelo, el que salga vivo del truco?
Todo esto del doble/gemelo tiene bastante miga en mi opinión, y a mí personalmente me parece realmente un tema fascinante para divagar sobre la consciencia, y el alma humana.
Con todo, The Prestige es una buena película, de tono oscuro, que nos hace reflexionar sobre hasta qué punto, está uno dispuesto a llegar, para conseguir sus propósitos, y qué sacrificios está dispuesto a asumir, sabiendo que todo tiene un precio, que en algún momento, habrá que pagar.

“Now you're looking for the secret... but you won't find it because you're not really looking.
You don't really want to know the secret... you want to be fooled”



Comentarios

  1. Como todos los filmes tiene sus puntos buenos y malos pero en general es muy buena la historia, “El Prestigio” nos oferta una serie de actividades de extrema competición profesional con ánimo de venganza familiar y tono de misterio, por cierto me recuerda a “El Hipnotizador”, una serie de televisión, tiene temática similar. En fin, la película tiene una historia entretenida en primera instancia, con diálogos rimbombantes y conjeturas rebuscadas nuestro director ejecuta una obra en fragmentos estilo puzzle pero sin llegar a los extremos, con una cuidadosa fotografía, escenarios planeados con la delicadeza de un gran artífice, maquillaje certero y fidedigno, es obvio que toda la producción se esfuerza por sacar la obra a flote sin el desventajoso desinterés del arrebato, sino con la intención de delicadeza, suspense y tensión, para los amantes de la taquicardia cuya percepción inspecciona hasta al más mínimo detalle, el cual será crucial en la película. Las virtudes de la cinta son evidentes, el guión es una obra escapista/ilusionista con el simple propósito de engañar al espectador y hacerlo sentir diversas emociones; la dirección de actores es exquisita.

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  2. Un excelente comentario Sofía, del que te agradezco que los hayas compartido, y que concuerdo en todos los puntos que mencionas.
    Recordar que Nolan es de mucha trampa para mantener al espectador enganchado a la butaca, cosa que se ha vuelto casi su marca personal.
    Gracias por dejar tu nota.
    Saludos !!!

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