Her

“Sometimes I think I have felt everything I'm ever gonna feel.
And from here on out, I'm not gonna feel anything new.
Just lesser versions of what I've already felt”

La ciencia ficción, abre infinitas puertas a los creadores de historias.
Una película se puede adelantar a un futuro, no tan lejano, y aprovecharse de las distintas falencias que como sociedad tenemos, para narrar una situación que no es ajena a nuestro presente, me refiero a la soledad, la incomunicación, el individualismo, y todas esas características que la era de la información le provee al ser humano, transformándolo en víctima de las bondades de la tecnología.
Como tantas otras veces, la ciencia ficción se convierte en realidad.
Existen personas, que al dialogar sin saberlo con un “chatbot” no se percatan de hablar con un programa, de modo tal, que se cumple “La Prueba de Turing” como cuando se formuló:
“Existirá Inteligencia Artificial, cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora, en una conversación a ciegas”
El Test de Turing, o Prueba de Turing, es una prueba propuesta por Alan Turing, para demostrar la existencia de inteligencia en una máquina; el cual fue expuesto en 1950, en un artículo del Computing Machinery And Intelligence, para la revista Mind, y sigue siendo uno de los mejores métodos para los defensores de la Inteligencia Artificial; la cual se fundamenta en la hipótesis positivista, de que si una máquina se comporta en todos los aspectos como inteligente, entonces debe ser inteligente.
Como anécdota, muchos de los investigadores sobre Inteligencia Artificial sostienen que “la inteligencia es un programa capaz de ser ejecutado independientemente de la máquina que lo ejecute, computador o cerebro”
Pero vayámonos al futuro, a un futuro no muy lejano, pero en el que aún así, han cambiado algunas cosas, como por ejemplo:
Nuestra relación con la tecnología.
En este futuro, establecer una amistad, o incluso un vínculo amoroso con un computador, sí es posible, como también lo es, sentirse acompañado por una presencia no humana, por una voz que viene desde el ciberespacio, y nos llega a entender más que alguien de carne y huesos.
¿Y quién nos iba a decir hace 20 años, que tendríamos móviles con sistemas operativos, capaces de resolvernos casi cualquier duda?
¿Quién, hace 20 años imaginaba, una aplicación como Siri, con la que puedes interactuar, y te sirve de asistente personal?
Siri, es una aplicación con funciones de asistente personal para iOS.
Esta aplicación, utiliza procesamiento del lenguaje natural para responder preguntas, hacer recomendaciones, y realizar acciones mediante la delegación de solicitudes, hacia un conjunto de servicios web, que ha ido aumentando con el tiempo.
Siri, fue adquirida por Apple Inc. el 28 de abril de 2010.
Es un futuro no muy distante, de veras, y los seres humanos hemos pasado de ser “zombies” con los ojos pegados un teléfono “inteligente”, a ser locos que hablamos solos, con nuestro dispositivo móvil.
Sí, literalmente hablar.
Para hablar con tu móvil, te pones ahora un pequeño objeto en el oído, y tú simplemente le hablas.
Él/ella, entiende y te responde.
“I feel like I can be anything with you”
Her es una película romántica de ciencia ficción, escrita y dirigida en 2013, por Spike Jonze.
Protagonizada por Joaquin Phoenix, Amy Adams, Rooney Mara, Scarlett Johansson, Olivia Wilde, Chris Pratt, Sam Jaeger, Portia Doubleday, Katherine Boecher, Alia Janine, Matt Letscher, entre otros.
Her, es el debut de Jonze como guionista individual, su historia se centra en un hombre que se enamora de un sistema operativo informático, es una historia poco convencional, mezclando ciencia-ficción y romance, que explora la naturaleza del amor, y las formas en que la tecnología, al mismo tiempo nos aísla y nos conecta a todos.
Her obtuvo 5 nominaciones al Premio Oscar:
Mejor película, guión original, cinematografía, banda sonora, y canción: “The Moon Song”
Ganando: Mejor guión original
Her, al igual que otras cintas de Spike Jonze, tiene esa pizca de magia e inocencia, combinada con lo retorcido que caracteriza la mente del director.
El resultado, es una visionaria historia, de un romance que tal vez no sea entre 2 seres humanos, pero que tiene todo para ser de verdad, para ser palpable e íntima.
El guión, realmente es chispeante de principio a fin, y aunque a ratos, puede ponerse un poco lenta, la batalla argumental de hacer que algo netamente “raro” se perciba como una situación normal, es lo que mantiene viva la trama.
Nosotros, si abrimos la mente en un 100%, logramos convencernos de que, enamorarse de una computadora, es posible.
Lo asumimos, y finalmente, lo procesamos como una realidad.
Her es una historia que habla de nosotros.
De volver a sentir.
De reencontrarse con uno mismo, y con lo que estamos dispuestos a vivir.
Después de todo, el tiempo avanza, y lo que hoy es raro, mañana es cotidiano.
Lo que no cambia, son los sentimientos, y todo indica que son lo único nunca cambiará.
Ambientada en Los Angeles, en el futuro cercano, Her muestra a Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), un complejo hombre que vive escribiendo conmovedoras cartas a los demás.
Con el corazón roto después terminar una larga relación con su pareja, llamada Catherine (Rooney Mara), se siente intrigado por un nuevo y avanzado sistema operativo (OS), el que promete ser, una entidad intuitiva con cada usuario.
Después de inicializarlo, Theodore queda encantado de conocer a “Samantha” (Scarlett Johansson), una brillante voz femenina, que es perspicaz, sensible, y sorprendentemente divertida.
No pasa mucho tiempo, antes de que Theodore se dé cuenta, que Samantha tiene una personalidad propia, que piensa por sí misma, razona, e incluso, siente como una persona.
Y así es cómo, poco a poco, se da inicio a esta particular historia de amor, con sentimientos tan reales, como cualquier otra.
Mientras los deseos y las necesidades de ambos crecen, su amistad se transforma eventualmente, en una relación de amor.
Finalmente, sucede algo increíble:
Samantha entabla relación con otros sistemas operativos, ya que se ha convertido en un ser superior en capacidades a Theodore; y junto con sus compañeros, ha fundado una nueva especie que trasciende lo que somos.
Theodore se siente despedazado ante esa idea, y regresa al lugar que le corresponde, a su realidad.
Con esto, Her es un verdadero poema romántico/platónico, porque es en cierto modo, imposible.
Definitivamente, es Amy (Amy Adams), otro humano perdido consigo mismo, el que conecte con Theodore.
Ambos se sientan, muy apretados, contemplando el bullicio nocturno y caótico de la ciudad, aceptándose tal y como son, compañeros en la vida misteriosa e inestable que se halla ante ellos, pero permanente.
Her es una sutil, tierna, delicada, e inteligente fantasía romántica, que reflexiona acerca de la soledad del individuo, la naturaleza inaprensible del amor, y la necesidad que todos tenemos de amar y ser amados.
Su trama, articulada mediante un exquisito guión original de Spike Jones, se sustenta sobre algunas de las paradojas que definen la sociedad en que vivimos:
Incomunicación en un contexto alto-tecnológico de infinitas telecomunicaciones, personas que actúan y funcionan como máquinas, y máquinas que sienten y se comportan como seres humanos.
El reflejo perfecto del mundo que nos rodea-rá.
La gran genialidad de Her, reside en que a pesar del deprimente ambiente en el que nos mete de lleno el director, donde habitan las inteligencias artificiales, es uno de los films más humanos, tiernos, bellos, y melancólicos, que se han realzado en los últimos años.
“Falling in love is a crazy thing to do.
It's like a socially acceptable form of insanity”
Aunque Her ha sido rodado, a caballo entre las ciudades de Los Angeles y Shanghai, Jonze acierta al otorgar a su puesta en escena, un carácter abstracto, con enormes rascacielos, espacios amplios, y edificios acristalados, que bien podrían identificarse, con cualquier gran urbe de un futuro próximo.
La textura luminosa, casi translúcida, de la etérea fotografía de Hoyte Van Hoytema, contrasta adecuadamente con los tonos rosáceos, amarillos, y rojizos que predominan tanto en el vestuario del personaje principal, como en el entorno mobiliario por donde se mueve.
No obstante, al margen de tales hallazgos visuales, lo que en verdad eleva a Her a una categoría próxima a la de “obra maestra”, no es otra cosa que en su calidad emocional.
Con Her, aprendemos que uno puede enamorarse de alguien, a quien nunca ha visto, ni verá, de alguien a quien no se puede besar ni acariciar, de alguien que, aun estando, nunca está, ni estará.
Es el amor en su más pura expresión, pese a que no se pueda consumar.
El que se entrega sin esperar nada a cambio.
Las conversaciones entre Theodore y Samantha, la cual percibe el mundo desde la perspectiva de una pequeña cámara de móvil, son íntimas, hermosas, y divertidas, siempre barnizadas con el brillo de la ilusión amorosa.
Jonze consigue dotar de complejidad y evolución psicológica, a un personaje que ni tan siquiera es real.
O tal vez sí, y ahí radica precisamente su drama, y su irresoluble tragedia. Y es que Spike Jonze ha conseguido retratar, múltiples aspectos del amor, basándose en una mentira, sin embargo es, quizás, la representación más sincera que he visto nunca de este tema.
Muchos dicen, que el amor que se plasma, es el que sentimos hoy en día hacia la tecnología que nos rodea, pero se equivocan.
Theodore se enamora de Samantha, sin tan siquiera verla, solo a través de sus palabras, y sus pensamientos.
Eso no es materialismo, no se enamora de una máquina.
Se enamora de una idea.
El amor que se narra en Her, va mucho más allá de lo que conocemos, va hasta los confines del corazón humano.
El guión, propio director, y en cierta manera, es una idea evolucionada de su cortometraje “I’m Here” (2010), donde 2 robots, viviendo en convivencia con los humanos, se enamoran, creando así, un clima de ternura con el don de no resultar empalagosa.
Her es una buena idea, con muy interesantes reflexiones sobre el amor, como algo ideal, y como algo material, que al mismo tiempo usa un ocurrente vehículo dentro de la ciencia ficción, y la inteligencia artificial, intentando analizar cómo sería no sólo el amor entre las personas, sino el que se adentra más allá de lo tangible, y tocando multitud de cartas de la baraja:
Soledad, relaciones, enamoramiento, sexo, amistad, alegrías, penas, posesión, celos, liberación, nostalgia, aprendizaje...
Her es una evolución más “realista” sobre esto, ya que nos acerca a un próximo futuro, en el que el hombre vive completamente acomodado con el uso de la tecnología.
Su voz, es la orden para leer correos, borrarlos, escribir, e incluso, interactuar con videojuegos.
Y qué pena que no hubiese sido parte protagonista, el pequeño alien malhablado (Spike Jonze) del videojuego que usa Theodore, porque hubiese sido una pieza hilarante en el desarrollo de Her.
Sin embargo, Jonze ha optado por la soledad del personaje, una apuesta a la que ha sacado buen partido Joaquin Phoenix, al ser un hombre roto por la separación de su mujer, y que tiene una rutina de vida aburrida.
La llegada de una inteligencia artificial, en forma de sistema operativo, lo revolucionará profundamente, hasta el punto que vivirá un romance inusual, que evolucionará en mucho más.
Ese futuro cercano, es bastante realista, y la presión de minimizar todo, queda impresa en ese colorido que hace juego con el personaje de Phoenix, rojo de pasión, y naranja por melancolía.
Joaquin Phoenix está en estado de gracia, derrochando versatilidad en un personaje mucho más frágil, apesadumbrado, y enamorado que los habituales tipos duros de su repertorio.
Su interpretación, una vez más, es digna de quitarse el sombrero, grandiosa; es de los actores actuales, que hace fácil lo complicadísimo, de los que no puedes dejar de exclamar que bien lo hace, continuamente.
En su caso, con un “plus”, y es su devoción por personajes complejos, trabajosos, que transmite emociones por todos sus poros.
Con necesidad humana de expresarse y de relacionarse, pero al mismo tiempo, esa insociable sociabilidad de que estamos hechos, provoca la aparición de esos nuevos amigos, fieles en apariencia, pero dotados de la capacidad de abandonarnos.
El recorrido sentimental de Phoenix, ese que escribe preciosas cartas de amor para los demás, pero que no es capaz de consolidar sus afectos en sus relaciones, es quizás la invasión, y el protagonismo de los artefactos tecnológicos en nuestra cotidianeidad, lo que sólo cause eso:
Una profundísima melancolía, la que producen nuestra impotencia, y nuestra incapacidad humana.
Y nos creemos a Theodore, empatizamos con su confusión y sus deseos, y sufrimos cuando corre por la calle, preso de una profunda angustia, en el que es el momento más emocionante de Her.
Vemos fondos, y ventanales de colores rojizos y naranjas, que conjugan con las camisas y emociones de nuestro protagonista, ofreciendo así, un look original.
También, es interesante el reparto femenino:
Desde Rooney Mara, Amy Adams, Olivia Wilde, y la voz de Scarlett Johansson.
Fabulosa interpretación de la Johansson, pues no sale ni un minuto en pantalla, y hacer su mejor papel hasta el momento.
Scarlett, es otra metáfora de lo que es real y no real.
¿Es necesario, que un actor salga en pantalla, para hacer un buen papel?
Pues queda claro que no, su preciosa, sugerente, y sexy voz, hacen que nos la imaginemos a cada momento.
Fantástica, la conexión de la actriz con su personaje; que por cierto, da miedo su conversión al castellano, porque probablemente se perderá ese gran aspecto, de un personaje, difícil de olvidar; básicamente, porque transmite con sólo palabras, distintas emociones, como pena, rabia, y celos.
Los matices de su voz, son atinados, y su involucramiento absoluto en el personaje y la historia, se nota, y mucho.
Amy Adams, por su parte, y su verdadera amistad que tiene con Theodore, y el apoyo que le brinda, se palpa en sus conversaciones.
Una adorable interpretación, que se cierra en un precioso plano final.
Son 2 seres melancólicos, solitarios, y heridos, se acurrucan en lo alto de un rascacielos, mirando al horizonte.
Ya se han encontrado a sí mismos, ya han perdonado a su pasado, y por fin, pueden mirar al futuro.
Her sólo tiene 3 o 4 personajes, done Phoenix interpreta el 90 % de las secuencias, y en el 80% de ellas, actúa solo, hablando a una voz “en off”
Lo que dice la voz, y lo que siente la voz, es lo que verdaderamente impacta, porque no es una voz de un software, es que, hay una relación interpersonal en todos los sentidos que puede tener una pareja.
Pues vemos a Theodore caminando por las calles, hablando, sin una persona física a su lado, sin embargo, nos damos cuenta mientras que el bullicio de las personas, familias, parejas que pasan a su lado, de que él no está solo, tiene a Samantha, un personaje maravilloso, enigmático, y “humano”
Curiosamente, en una de las mejores escenas de Her, Jonze deja claras sus intenciones, quitándonos la imagen, y dejando solo la voces de Theodore y Samantha, para que no nos haga falta cerrar los ojos y soñar, y es que no solo Theodore necesita a Samantha, sino que Samantha, también necesita a Theodore.
Esos sentimientos que transmite el protagonista, con gran uso de los “flashbacks”, los sentimos casi nuestros, y la música, perfecta, solo sirve como el medio de transporte adecuado, para saborear con mayor esencia la trama, que es algo más que la suma de sus partes, aunque hay varias escenas, que se me han quedado grabadas, como el búho en la pantalla detrás de Joaquin Phoenix, por ejemplo.
Como última curiosidad, me gustaría destacar la voz de la “Sexykitty” del chat sexual del comienzo, vocalizada simpáticamente, por la actriz Kristen Wiig.
Una escena para recordar:
La relación sexual entre los amantes, resuelta con un simple fundido en negro.
Escenas como las del metro, dónde la gente camina hablando con su particular sistema operativo, y no con las personas que les rodean, o con sus amigos, muestran que la tecnología en estos casos, daña las relaciones humanas en gran medida.
En tono de broma, podríamos poner el ejemplo, de cuando el protagonista rechaza a una espectacular Olivia Wilde real, por una Samantha virtual.
Como negativo, el tema daba para más.
Se siente, que el director trata demasiado fuerte, de estrellarnos en la cara, el sentimiento de tristeza y soledad, que no puede suplir ningún computador.
Pasan los minutos, y se siente que “no ha pasado nada”
Theodore mirando por una ventana, luego caminando, luego caminando entre la nieve, luego triste otra vez...
Faltó drama; era como si nos estuvieran tratando de meter el tema de la introspección, y la soledad a palazos.
Por último, la banda sonora corre a cargo de Arcade Fire y Owen Pallett, ofreciendo así un toque electrónico a veces, y en otros momentos más independiente.
Suenan cortes a piano, y Scarlett Johansson canta con su voz rota, una canción creada por Karen O, llamada “The Moon Song”
“She's not just a computer”
La habilidad para relacionarse con el mundo y los demás, se vio seriamente trastocada, con la llegada del Internet, y sobre todo, las redes sociales y los aparatos inteligentes.
¿Quién no se ha visto sorprendido, en los últimos meses o años, en reuniones sociales, en las que los asistentes se encuentran ensimismados en sus “smartphones”, prefiriendo la interacción artificial, por encima de una experiencia comunicativa directa?
La complicada evolución de las relaciones humanas, en un mundo cada vez más absorbido por la tecnología, es el tema principal de Her.
Y Her no es una película; es algo mucho más importante que eso.
Es un experimento social, que aborda al ser humano, y al mundo tecnológico en el que vive.
Conocemos a Theodore, un hombre que trabaja escribiendo cartas de amor para otras personas, y que se ha separado recientemente de su mujer.
Theodore decide comprarse un ordenador, con un moderno SO, que se adapta a los gustos y a la personalidad del usuario.
Ante esto, nos planteamos si, la tecnología fomenta la soledad, o ayuda a superarla.
Es curiosa la primera pregunta que le hace el SO:
“¿Eres social o anti-social?”
Poco a poco, va estableciendo una relación con Samantha, la voz femenina del citado SO, hasta que finalmente ambos se enamoran.
¿Puede un humano, enamorarse de un SO, y/o viceversa?
¿Qué es real, y qué no es real?
¿No es acaso real, la felicidad y las ganas de vivir que tiene Theodore tras conocerla?
¿No es real el sexo, maravillosa escena con el fondo negro, que tienen ambos?
El sexo también trasciende más allá de lo físico, de lo palpable.
Va más allá, en cómo evadirte de todo, y estar mentalmente dónde quieres estar, y con quién quieres estar.
Her podría resumirse en:
“Si te hace sentir, es real”
Por ejemplo, es conocido el sistema Siri, así como ELIZA, un programa informático, diseñado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) entre 1964 y 1966, por Joseph Weizenbaum.
ELIZA, fue uno de los primeros programas, en procesar lenguaje natural.
El mismo, parodiaba al psicólogo Carl Rogers, e intentaba mantener una conversación de texto coherente con el usuario; y funciona, buscando palabras clave en la frase escrita por el usuario, y responde con una frase modelo, registrada en su base de datos.
A veces, las respuestas de este “bot” conversacional, resultaban tan convincentes, que al conversar por primera vez con él, algunas personas creyeron que en verdad, estaban dialogando con un interlocutor humano.
Sin embargo, esto tuvo un límite, cuando el usuario encontraba mensajes implícitos o subliminales en las respuestas del “bot”, que en verdad no existían, o no intentaban significar eso.
Llegado este punto, la conversación se volvía incoherente.
Cuando se escribía determinada frase que el “bot” no conocía, el mismo reformulaba dicha expresión, a modo de pregunta, o reflexión.
Así pues, hay que saber, que ya existen sistemas inteligentes, capaces de tomar decisiones “acertadas”
Aunque, por el momento, la mayoría de los investigadores en el ámbito de la Inteligencia Artificial, se centran sólo en el aspecto racional, muchos de ellos consideran seriamente, la posibilidad de incorporar componentes “emotivos” como indicadores de estado, a fin de aumentar la eficacia de los sistemas inteligentes.
Particularmente para los robots móviles, es necesario que cuenten con algo similar a las emociones, con el objeto de saber, en cada instante y como mínimo, qué hacer a continuación.
Al tener “sentimientos” y, al menos potencialmente, “motivaciones”, podrán actuar de acuerdo con sus “intenciones”
Así, se podría equipar a un robot con dispositivos que controlen su medio interno; por ejemplo, que “sientan hambre” al detectar que su nivel de energía está descendiendo, o que “sientan miedo” cuando aquel esté demasiado bajo.
Esta señal, podría interrumpir los procesos de alto nivel, y obligar al robot a conseguir el preciado elemento.
Incluso, se podría introducir el “dolor” o el “sufrimiento físico”, a fin de evitar las torpezas de funcionamiento como, por ejemplo, introducir la mano dentro de una cadena de engranajes, o saltar desde una cierta altura, lo cual le provocaría daños irreparables, etc.
Her, es un retrato de las personas de un futuro cercano; encontrar más apoyo y compañía, en algo virtual que en personas del entorno, donde cada cual habla de sus propias preocupaciones, sin escuchar a nadie.
La moraleja la tenemos aquí, en la independencia que mostramos hoy, a través de toda la sistematización de nuestros datos en ordenadores, móviles, tabletas, donde la tecnología ya es nuestra forma de vida, y nos hemos olvidado de escribir cartas a mano, o incluso, de leer un libro en su papel original, esto último también desaparecerá en breve; porque las nuevas tecnologías, además de generar necesidades que antes no existían, solucionan muchas cosas, pero nunca resolverán nuestras dudas; las de verdad.
Ni tendrán respuesta para nuestras preguntas; las de verdad.
En el futuro, todo será igual.
No importa que existan sistemas operativos vivos, pantalones hasta las axilas, y que el color negro, haya sido desterrado de la faz de La Tierra.
Por dentro, seremos los mismos.
¿Qué ocurriría si no tuviésemos nada de esto?
Abriríamos los ojos, tal y como lo hacen los personajes de Joaquin Phoenix y Amy Adams, quienes suben a la azotea, miran al cielo, y esperan un nuevo amanecer.
Seguirán igual, pero han aprendido la lección, que por otro lado, se refiere a las relaciones digitales.

“The past is just a story we tell ourselves”



Comentarios

Entradas populares