Master And Commander: The Far Side Of The World

“For England, for home, and for the prize!”

La resistencia inglesa a la pretensión napoleónica de conquista, no tiene fronteras y América del Sur fue testigo de una gesta, que muestra la voluntad del ser humano ante la adversidad, sin rendirse aunque todo parezca perdido, para intentar revertir la situación.
Chicos muy jóvenes, algunos con tan sólo 8 años de edad, eran a menudo criados o “porteadores de pólvora”, corriendo de un lado a otro, para proveer de pólvora a las dotaciones de las baterías de cañones.
En el caso de los oficiales, había un régimen de formación, en el que jóvenes caballeros, muchos de noble cuna, podían ser tomados a bordo bajo la supervisión del capitán como guardiamarinas, estudiando y adquiriendo una educación, la que no podría tener acceso en una escuela privada.
Tenían que soportar las heridas, navegar, entrar en combate, y luchar junto a hombres, hechos y derechos.
Todos ellos héroes de un mundo lleno de contrasentidos, adalides de unas patrias que están tan lejos, que resulta inconcebible que el destino de una guerra, se decida en un punto lejano de otro océano.
La ciencia que va a remolque de la guerra, y viceversa.
Y la música, que aísla en su camarote al capitán y el doctor, apartándolos de las clases sociales en las que no encajan, redimiendo sus temores, y actuando como catarsis.
“Men must be governed.
Often not wisely, I will grant you, but they must be governed nonetheless”
Master And Commander: The Far Side Of The World es una película de aventuras, del año 2003, dirigida por Peter Weir.
Protagonizada por Russell Crowe, Paul Bettany, James D'Arcy, Max Pirkis, Lee Ingleby, Robert Pugh, David Threlfall, Edward Woodall, Ian Mercer, Billy Boyd, Joseph Morgan, Richard McCabe, Chris Larkin, George Innes, Mark Lewis Jones, Bryan Dick, Alex Palmer, John DeSantis, Patrick Gallagher, entre otros.
El guión es de Peter Weir y John Collee, basados en las populares novelas de Patrick O'Brian; quien fuera un novelista y traductor británico, conocido por su serie de novelas de Aubrey–Maturin que nos trasladan a la Royal Navy, durante Las Guerras Napoleónicas, centradas en la amistad del Capitán Jack Aubrey y el médico, naturalista, y espía catalano-irlandés, Stephen Maturin.
La serie de 20 novelas, resulta notable por sus bien documentadas descripciones, y sus retratos de la vida de inicios del siglo XIX, así como por el empleo, de un vocabulario y lenguaje genuinos.
El protagonista, El Capitán Jack Aubrey, conocido como “El Afortunado Jack”, está inspirado en la vida y hazañas de Lord Thomas Alexander Cochrane, X Conde de Dundonald, Marqués de Maranhão (1775 – 1860), marino británico/escocés, que luchó a principios del siglo XIX, en Las Guerras Napoleónicas, y posteriormente, colaboró en La Independencia de Chile, y de la escuadra libertadora del Perú, sirviendo además, en Las Armadas de Brasil y Grecia.
Durante la serie de novelas, Jack Aubrey comanda un gran número de buques.
La mayoría de ellos, son buques de la Royal Navy, prefijados “Her Majesty's Ship” (HMS)
En una ocasión, Aubrey comando un buque de La Compañía Británica de Las Indias Orientales.
El HMS Surprise, fue el buque elegido por el autor Patrick O'Brian, para restaurar al Jack Aubrey de sus novelas, a su lugar como Capitán, y finalmente verlo levantar su bandera, como un Almirante de la Royal Navy.
HMS Surprise es un elemento importante de la serie, tanto por su importancia para la trama en funcionamiento, y debido a la vinculación emocional que se ha ganado entre los fans de la serie.
La voluntad de levantar una adaptación de “Master and Commander”, la saga de 21 novelas escritas por Patrick O’Brian, entre 1970 y 1999, justo un año antes de su fallecimiento, se remonta a la década de los 90, cuando Samuel Goldwyn Jr., compró los derechos de traslación a la gran pantalla, del magnífico material instigado por la firme convicción de Tom Rothman, el que fuera presidente de producción, y CEO de 20th Century Fox, y de las muchísimas posibilidades cinematográficas que albergaban las más de 5.000 páginas que conforman las aventuras de Jack Aubrey y Stephen Maturin.
Presentado el proyecto por aquellos mismos años a Peter Weir, el realizador australiano, que había quedado asombrado con la prosa de O’Brian, no vio tan clara la adaptabilidad de la primera entrega de la saga, “‘Master and Commander” (1970), y prefirió mantenerse al margen.
Una decisión que no pesaría en el ánimo de Rothman, que no cejó durante aquellos años, en el empeño de escribir un guión a la altura de las novelas, tarea que demostró ser harto difícil, por la inmensa variedad temática que se trataba a lo largo de la veintena de volúmenes.
Desesperado por conseguir que Weir se embarcara en la aventura de adaptar y dirigir “Master and Commander”, Rothman volvió a aproximarse al realizador en 1999, regalándole al cineasta, una réplica de la espada de Jack Aubrey, y solicitándole que aceptara el mando de la producción.
Ante la vehemencia del discurso de Roth, y tras 3 meses de reflexión, en los que meditó acerca de cómo acometer la tarea que se le ponía por delante, Weir terminó aceptando el encargo.
Comenzó entonces, un largo proceso en el que la meticulosidad de Weir, volvió a ponerse en marcha para, tras unos meses estudiando la época histórica en que se desarrollaría el filme, llegando incluso a embarcarse en un navío, para saber los modos de vida en el mismo; encerrándose durante un año para redactar el guión, junto al médico escocés John Collee, decidiendo ambos, tomar como base de partida, la 10ª novela de la saga, “The Far Side Of The World” (1984) y eliminando en el proceso de la adaptación, cualquier cosa que se alejara de la esencia que Patrick O’Brian apuntaba, sobre una obra que él consideraba como “un análisis muy cercano de la condición humana”
Con tan claridad de ideas, acerca de lo que tenían que incluir en el guión, y todo aquello que debía quedarse fuera, se perderían por el camino, tramas de espionaje, y los momentos románticos de la novela.
Además, mientras escribía el guión, Weir escuchaba música de Boccherini, Corelli, y otros autores clásicos, para determinar el tipo de composición que tocarían Jack Aubrey y Stephen Maturin en la película.
También, visitó detenidamente, con un asesor histórico, el Victory, barco en que murió el almirante Horatio Nelson, I Vizconde Nelson, I Duque de Bronté, KB; en La Batalla de Trafalgar, fondeado hoy, en el puerto de Portsmouth, y convertido en museo naval; y el Museo de La Marina de Greenwich, entre otros muchos lugares.
La realización, resulta brillante, sin caer en la masturbación visual, y el ritmo no cuenta con acelerones bruscos, ni morosidad importuna.
Se acomoda el tempo al ritmo interno de la escena, y a la interacción entre los personajes, con momentos para el humor, la aventura, y el sentimentalismo, siempre dentro de las jerarquías militares, y el mundo de la marinería, con textos muy válidos, y discursos nada latosos sobre el poder, la tiranía, la jerarquía, el valor, la disciplina, o la amistad, que sirven para dar a conocer más a sus personajes, y sus motivaciones vitales.
La historia, puramente naval, con una cuidada jerga náutica, y un sentido de la aventura, y atmósfera bastante adecuado, con tormentas agitadas, cañonazos a tutiplén, roces entre subordinados, supersticiones, abordajes, relatos de idealismo, y héroes, se complementa con el interesante personaje, sosia de Charles Darwin, con planteamientos sobre La Teoría de La Evolución, que muestran el asombro del científico, el mismo que seguramente debió sentir Darwin, cuando visitó a bordo del “Beagle” Las Islas Galápagos.
Master And Commander: The Far Side Of The World obtuvo 2 premios Oscar:
Mejor Fotografía y Mejor Edición de Sonido; y 8 nominaciones como:
Mejor película, director, vestuario, montaje, maquillaje, efectos visuales, efectos de sonido, y dirección artística.
Desde siempre, las historias de batallas en alta mar, las leyendas de triunfos, y derrotas históricas, poseen un invalorable apego romántico, llevándonos a admirar a héroes, que se hundirán junto a su nave de ser necesario.
Pero quizás como pocas veces, en Master And Commander: The Far Side Of The World, el relato se diversifica tanto hacia todos los integrantes de la tripulación, alcanzando a mostrarnos varios disfraces de la condición humana, ante las peores situaciones.
Año de 1805, bajo Las Guerras Napoleónicas; Bonaparte domina Europa; e Inglaterra consigue resistir, porque es la primera potencia naval del mundo.
Precisamente por eso, los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla.
Durante esas guerras, la fragata de su majestad, Surprise, un quinta clase de 28 cañones, tiene órdenes de seguir al buque de guerra francés, Acheron, mucho mayor, de 44 cañones, y construido más recientemente, hasta las costas de Brasil.
De forma imprevista, el navío francés ataca al Surprise, al que causa considerables destrozos, y algunas bajas.
A pesar de que sus órdenes no lo contemplan, El Capitán inglés Jack Aubrey (Russell Crowe) emprende la persecución del Acheron, bordeando El Cabo de Hornos, y navegando hasta Las Islas Galápagos.
Allí, los 2 buques se enfrentarán de nuevo, y Aubrey y sus hombres, lograrán la victoria, usando una trampa, camuflando el HMS Surprise, como buque ballenero inglés, para atacar por sorpresa al navío francés, técnica tomada del mimetismo observado por Aubrey, en los ejemplares de insectos coleccionados por el médico de su embarcación, aficionado a la botánica y la taxonomía, el Dr. Stephen Maturin (Paul Bettany)
Se trata de una misión, que puede determinar el destino de toda una nación.
El Almirante, Sir John Aubrey, es un personaje de ficción, en la serie de novelas Aubrey-Maturin de Patrick O'Brian.
La serie, retrata su carrera desde Teniente a Almirante de la Royal Navy, durante La Guerras Napoleónicas.
Empieza como un Teniente, depresivo, pobre, y sin un buque, hasta que se da su primer mandato:
HMS Sophie.
La mayor parte de sus aventuras y batallas navales, se han extraído de la historia de La Armada Real británica, y su personaje se basa en Lord Cochrane.
Asimismo, muchas de las situaciones narradas a lo largo de los libros, ocurrieron históricamente, tomando O’Brian, pequeñas libertades narrativas, para dar continuidad a la obra.
Jack, es descrito como una persona de gran contextura, la cual parece incrementarse cuando usa su uniforme, y antes de las batallas.
En la mar, es alguien que inspira respeto, un experto marino, y un gran líder, pero en tierra es débil, y propenso a ser estafado.
Sus tripulantes, suelen seguirlo de barco en barco, por ser un capitán alegre, generoso, y de buen corazón, salvo que las circunstancias lo obliguen a ser duro, ya aunque le gusta el respeto y mantener la disciplina, está en contra de azotar a su tripulación.
Es un gran nadador, y ha salvado a varios marineros de ahogarse.
Es un ferviente admirador de Lord Nelson, en cuyas órdenes sirvió de guardiamarina, y sigue muchas de sus tácticas, y más de una vez, mencionó su frase:
“Olvidar las maniobras, atacarlos de frente”
Es muy conservador, respecto a las costumbres de La Armada, y siente gran admiración y devoción hacia la Royal Navy.
Es partidario de la costumbre de realizar varias prácticas con los cañones, y muchas veces, con balas que él mismo compra, ya que lo ve de gran importancia al momento de una batalla real.
En sus primeras campañas como Capitán, la suerte lo ayudó a obtener varios botines, lo que llevó a que sea apodado “El Afortunado Jack”
Aunque en varios aspectos es inculto, tiene gran conocimientos de matemáticas y astronomía, debido a que desde pequeño se crio en la mar.
Suele ofrecer banquetes, y le gusta que éstos sean animados, es de buen comer y beber.
Es un amante apasionado, aunque ama a su esposa, y daría su vida por ella, tal vez llegaría a engañarla, sin dejar de amarla, ya antes de conocerla, tuvo problemas con más de un hombre, por acostarse con sus esposas.
Le gustan los caballos, y cabalgar en ellos.
Aubrey, es un gran amante de la música, y toca el violín, es generalmente acompañado por su amigo y colega, Stephen Maturin en el chelo, y es especialmente aficionado de Corelli.
Aunque Maturin es completamente distinto en varios aspectos a él, logran entablar una relación de amistad muy grande.
Para los lectores catalanes, tiene especial interés la figura de Stephen Maturin, nacionalista catalán e irlandés, puesto que son sus orígenes, que lucha, como médico, y como agente secreto de La Armada inglesa, contra la tiranía francesa encarnada por Napoleón, y por La Independencia de Cataluña e Irlanda.
Por su parte, Thomas Pullings (James D’Arcy) es un oficial de La Marina Real, cuya carrera se extendió desde el grado de Guardiamarina a Capitán de Navío.
Su familia no era muy influyente, por lo que sus posibilidades de promoción eran pocas, y su avance era lento y duro.
Pasó mucho tiempo como voluntario en otros buques de La Marina Real, como el HMS Surprise; y es amigo de Jack Aubrey, a quien conoce desde niño.
Master And Commander: The Far Side Of The World puede ser disfrutada como una gran aventura, o como el retrato de un navío.
Estas 2 caras se fusionan en ciertas partes, cuando se hacen presentes las batallas y las persecuciones.
Sin embargo, el director Peter Weir, delinea e indaga en las apreciaciones y los miedos de los tripulantes, dibujando un retrato agudo de la psiquis de cada uno de los personajes.
La claustrofobia, la muerte, la guerra, y el instinto de supervivencia, se cuelan entre escenas dignas de cualquier aventura.
“Down!
All hands down!”
Master And Commander: The Far Side Of The World, muestra el día a día entre los marinos de un navío británico durante Las Guerras Napoleónicas.
Se retratan las supersticiones de la época, la necesidad de trabajar en grupo, la superación de los miedos personales, el entrenamiento de los jóvenes oficiales… pero destaca sobre todo, el conflicto entre la impetuosa mente militar del Capitán, y la racionalidad inquebrantable del médico, quienes discuten constantemente con puntos de vista e ideologías enfrentados, y analizan las órdenes y el alcance moral de la misión, dando al espectador, un duelo de personajes y actores excelente, y además, una correcta visión de la forma de pensar en la época.
La narración resulta pues, completísima, llena de niveles perfectamente equilibrados, y complementados entre sí, donde la hiperrealista descripción de la vida en el barco, y los problemas personales, siempre aportan algo al conjunto, y desde luego, no están reñidos con la efectiva capacidad de entretenimiento que posee Master And Commander: The Far Side Of The World.
Y todo ello, sin olvidar la trama de acción, el conflicto con el barco enemigo, que aun siendo casi invisible en gran parte de la aventura, su presencia se nota en todo momento.
El espectáculo ofrecido, es inconmensurable, y desde luego, da toda una lección de cine, a gran parte de la industria contemporánea.
No es acción hueca, no nos taladra con efectismo, sin más sentido que apabullar al espectador.
Las batallas se muestran con maestría, con un detallismo abrumador:
No se olvida de desarrollar a los personajes, ni de la carga de realismo casi documental que alberga, y no por ello, el ritmo o el sentido del espectáculo se resienten, sino todo lo contrario, se magnifican, al resultar todo tan denso y creíble, y visualmente arrollador.
Master And Commander: The Far Side Of The World orbita en todo momento, alrededor de la poderosa amistad, y sentido de la camaradería que existe entre Jack Aubrey y Stephen Maturin, 2 personajes completamente opuestos, que vencen todos los obstáculos que sus profesiones y cargos a bordo del barco, les van presentando, apoyándose siempre en la profunda relación, cuasi fraternal que les une.
Weir da muestras de esa maestría, que domina la función con uno de los tres ejemplos más bellos del uso de la economía narrativa que podremos ver a lo largo de Master And Commander: The Far Side Of The World:
Mostrando primero sus “instrumentos” de trabajo, para después presentarnos a los personajes, el director no necesita de palabras, para que sepamos que uno es médico, y se dedica a salvar vidas; y el otro es un guerrero, destinado a quitarlas.
El primero de los otros 2 que conforman la brillantísima, pero no única terna de secuencias magistrales, es aquella en la que se nos narra, a través del singular uso de la música, y una perfecta planificación de los encuadres, la difícil decisión que debe tomar Aubrey, cuando debe sopesar:
Si seguir al navío enemigo, o desembarcar en Las Galápagos, para salvar así a su amigo, de una muerte segura, a través de una escueta sucesión de planos, y con el magnífico uso del solo de cello de Bach que acompaña la escena, Weir nos adelanta de manera sutil, la única solución posible al dilema que tortura al personaje de Russell Crowe.
En tercer lugar, tenemos el momento en que Maturin, paseando por las islas vírgenes que Darwin hollará años después, tiene la oportunidad de devolver el favor a su amigo, dando el cineasta australiano, otra lección de extrema sabiduría narrativa, al utilizar el desenfocado/enfocado del segundo plano de la escena, para darnos a entender, qué debe sopesar el médico y naturalista en un momento crucial, para el avance del metraje.
De nuevo aquí será la música, con un inquieto solo de violín, la que de la respuesta al dilema.
No obstante, la singladura del rodaje, no iba a ser un proceso sencillo para Weir, por los muchísimos problemas técnicos que planteaba a priori la filmación de una cinta de grandes exigencias, desde apartados como el diseño de producción, la fotografía, y la puesta en escena, pasando la anhelada verosimilitud que el cineasta pretendía, para la correcta concreción física de los 2 navíos que forman parte de la trama.
En realidad, la fragata Surprise, son en realidad, 3 barcos:
Rose, una auténtica fragata del siglo XVIII que estaba en venta, y que fue adquirida por la productora para rodar escenas reales en alta mar; una réplica a tamaño natural, construida en un enorme tanque de agua, donde se rodaron escenas del interior; y una maqueta de escala 1:8, construida en un estudio donde se simularon las escenas de tormenta, en las que aparece la fragata batida por el viento.
Además, se recrearon muchas escenas por infografía.
Construidos estos a escala natural, y tomada la decisión de rodar en el inmenso tanque de agua que la Fox había levantado para “Titanic” (1997), el realismo fue la máxima que imperó en todo el proceso de pre-producción, sacrificándose por ejemplo, la comodidad del movimiento de las cámaras, en aras de que los techos de las cubiertas del navío, tuvieran la altura que habrían tenido en realidad, contándose para ello, con los planos originales de la verdadera HMS Surprise.
En lo que a la filmación compete, Weir se vería obligado a sacrificar sus modos tradicionales de rodaje, ya que las exigencias físicas de algunas escenas, como la del enfrentamiento final entre la Surprise y la Acheron, con más de 400 personas en acción, no permitían al realizador, colocarse junto a la cámara, y decidir en el momento, aquello que necesita para una escena en particular, teniendo que recurrir aquí, al uso masivo de “storyboards” para la precisa planificación de ciertas secuencias.
A diferencia de Master And Commander: The Far Side Of The World, en la novela original, el Acheron es la fragata norteamericana llamada “USS Norfolk”; y que originalmente se sitúa la acción durante la guerra anglo-estadounidense de 1812, pero hubo que adaptar el guion a las exigencias del gusto estadounidense.
El episodio de “la caza del buque” esta probablemente inspirado en la captura del navío inglés, Stanhope, por el gran estratega marino, el vasco, Don Blas de Lezo y Olavarrieta, al servicio del bando Borbón en plena Guerra de Sucesión.
Y en la realidad, el HMS Surprise fue un navío de línea de sexta clase, según la clasificación británica, o fragata de la Royal Navy capturada a Francia, donde servía como corbeta de la clase Unité, con el nombre de “L'Unite”; y fue el sexto buque de la Royal Navy, en portar el nombre “HMS Surprise”
Master And Commander: The Far Side Of The World relata que Aubrey, había servido a bordo de ella como guardiamarina, nombre dado a los alumnos o aspirantes a oficiales, en muchas Marinas de Guerra, en 1785, lo cual es imposible, ya que el verdadero Surprise, todavía no había sido puesto en servicio.
En el libro “HMS Surprise” de O'Brian, Aubrey se menciona también, como un guardiamarina a bordo del Surprise, pero no indica una fecha para ese evento, que sigue siendo poco probable, debido a la cronología de la serie.
Las escenas de batalla, son el plato fuerte de la función, atención al excelente trabajo de sonido, y están muy bien dosificadas, pero no son lo único destacable de un film que posee variadas aristas, que la distinguen de una típica de aventuras.
Destaca también, la sobriedad de la que hace gala Weir, a la hora de exponer ciertos momentos, como las operaciones a los marineros, mostradas con naturalidad, sin caer en lo morboso; y hay un especial esmero en retratar la vida en alta mar.
Su aislamiento, la dura convivencia en un espacio reducido, las diferencias internas, los grados militares, y el respeto o no, por ellos, la camaradería, etc.
Todo esto es recorrido por la cámara de Weir, con un espíritu casi voyerista que le imprime a Master And Commander: The Far Side Of The World, un halo de veracidad, pocas veces visto.
Los actores, realizan un trabajo excepcional.
Entre ellos, podemos destacar los personajes del Capitán Jack Aubrey (Russel Crowe), el médico e investigador Stephen Maturin (Paul Bettany), el adolescente hecho hombre en un instante, que sufre la amputación de un brazo, y sigue en la lucha, a tal punto de conducir al barco durante una operación bélica de riesgo…
Russell Crowe compone a Aubrey, en su real dimensión.
Transmite una autoridad, y un respeto que deviene en admiración.
Es un trabajo sutil y sin estridencias, que quizás por ello, La Academia decidió ignorar, pero que merece destacarse.
Paul Bettany es la perfecta compañía de Crowe, y se transforma en el Dr. Maturin, con una entrega conmovedora.
Realmente, una dupla insuperable.
La acción nos transporta en la historia; ver los adolescentes con formales uniformes, listos para la batalla, y compartiendo el mar en medio de curtidos marinos, que saben que son jóvenes y valientes, los paisajes marítimos que nos alejan del mundo…
Y sobre todo, el buque francés, que surge como “un fantasma” para cañonear al HMS Surprise, y llegar así a una instancia final, en la que deberá haber un vencedor.
Las escenas de batalla, son realmente impresionantes, y Master And Commander: The Far Side Of The World pasará a la historia, como una de las mejores aventuras épicas, jamás filmadas.
Y hay algo que a muchos le va a escandalizar, es que no hay ninguna historia de amor; y curiosamente, todo lo basado en la superstición de un tripulante con mala suerte, puede deberse a una velada homosexualidad…
Por otra parte, un trío de destacados músicos australianos:
Iva Davies, Richard Tognetti, y Christopher Gordon, han compuesto la banda sonora de Master And Commander: The Far Side Of The World, y para el que esté interesado en las piezas de música clásica que suenan, he aquí la banda sonora clásica, con indicaciones para el no ilustrado que desee echar un vistazo.
“Concierto para Violín nº3 “Estrasburgo”, de Wolfgang Amadeus Mozart, K216”
Es una pieza muy corta, que se toca en gran parte en pizzicato, vulgo “como si tocaran la guitarra”, hacia el principio.
“Concierto de Navidad, Op. 6, Nº8, en sol menor “Fatto per la notte di Natale” de de Arcangelo Corelli.
Recuerda muy vagamente al Canon de Pachelbel.
En cine, se usa para momentos agridulces, como “ella se va con otro”, en despedidas, finales de algo, no necesariamente de la película, etc.
“Preludio de la Suite para Cello, BWV1007” de Johann Sebastian Bach.
En cine, se suele tocar cuando muere alguien querido, momentos de serenidad en el dolor, etcétera.
En el disco, y en la película, la toca Yo-Yo Ma.
“La musica notturna delle strade di Madrid, Nº6, Op 3” de Luigi Boccherini.
Una pieza movida y variada, que suena al final de Master And Commander: The Far Side Of The World.
“We do not have time for your dammed hobbies, sir!”
A pesar de enmarcarse en el período de Las Guerras Napoleónicas, en ningún momento aparece en Master And Commander: The Far Side Of The World, el continente, ni tampoco el personaje que le da nombre al período, pero si se hace referencia al Emperador francés, y se hace de forma negativa, pues lo tildan de loco, egomaniaco, tirano, de ser el mismo diablo, etcétera.
Además, podemos ver cómo los británicos despreciaban al corso, no por considerarlo un loco, como ya hemos dicho, sino por ser mejor militar que ellos, y lo hacían a través de múltiples sobrenombres como “Boney El Ogro”
Por el contrario, se hacen muchas alabanzas al almirante Horatio Nelson, por pertenecer al mismo bando, y ser el maestro de muchos de los capitanes, entre ellos, el ficticio Jack Aubrey, por ser uno de los mejores militares, y con total seguridad, el mejor Almirante de la historia.
Además, hay un guiño bastante evidente hacia Nelson, ya que el joven Lord William Blakeney (Max Pirkis) pierde un brazo, al igual que Nelson; y volviendo al servicio más tarde, alentado por el hecho de que si Nelson, a pesar de faltarle un brazo, llegó donde había llegado, él podría llegar al mismo lugar.
Cabe mencionar, que Nelson murió durante La Batalla de Trafalgar, pero los personajes, no conocedores de este hecho, lo están alabando, los jóvenes oficiales esperan conocerle, y todos quieren verlo venciendo a Napoleón, cuando probablemente, ya había perecido en las costas españolas.
Como ya hemos dicho, en Master And Commander: The Far Side Of The World, no aparece ni Europa ni Napoleón, pero se trata de una representación de algo habitual durante esa época, el corsarismo.
Tampoco se trata de un corsarismo como el de Sir Francis Drake, sino más bien, que entre los barcos de distintas nacionalidades, cuando se atacaban, los enemigos siempre eran considerados corsarios, o piratas, debido a que el mar fue, durante casi toda la historia, tierra de nadie, y allí todo estaba permitido.
Las Guerras Napoleónicas, tuvieron una cara marítima, no muy importante, pero la tuvieron, la famosa Batalla de Trafalgar, y es un hecho de esta faceta de la guerra de Napoleón.
El Emperador francés, un artillero, no tenía confianza en la marina, por diversos motivos, por un lado, la marina francesa era más bien pobre, si la comparamos con la británica, aunque comparándola con la británica, todas las armadas son pobres, y porque él ganaba las batallas en tierra, basándose en la artillería, y en la caballería, entonces:
¿Qué tenían que ver los barcos y el mar con él?
Pues bien, él utilizó los barcos, para tener entretenidos a los británicos, para que estos se pelearan en el mar, y tuvieran menos efectivos en barcos, para trasladar las tropas de infantería al continente, pero la superioridad de los británicos en el mar, hizo que la táctica de distracción se convirtiera en un quebradero de cabeza para El Emperador.
En Master And Commander: The Far Side Of The World, vemos un claro caso de esta “distracción” de Napoleón, mientras que un navío, potencialmente superior como el Acheron, destroza a un barco británico por medio mundo, este no puede dar apoyo marítimo a las tropas de tierra.
Pero también, podemos comprobar, cómo los británicos, expertos marinos, consiguen superar al Acheron y vencerle, por tanto, la distracción se convierte en una derrota.
Este caso, ficticio completamente, es igual que los muchos que se daban lugar por los 7 mares, ya que la marina francesa intentaba ataques, o conquistas de los puertos británicos en alta mar, para que estos no estuvieran al lado de la infantería, no solo lo intentaba para distraer, sino para lograrlo, pero enfrentarse a La Marina Británica, no era cosa de niños, y por tanto, la mayoría de veces, acababa en derrota francesa.
En definitiva, Master And Commander: The Far Side Of The World es una magnífica película, que retrata a la perfección, una faceta de La Era Napoleónica y, mediante la ficción, nos muestra la realidad europea, y de medio mundo, de principios del siglo XIX.

“Don't forget your old shipmate”



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