The Chamber

“How much do you know about the death penalty?”

El drama judicial, es un género, cuyo tema central es un juicio, ya sea civil o militar, o un proceso judicial.
Un juicio, en el sentido jurídico, es un proceso contra una o varias personas, sospechosas de haber cometido un delito, en el cual, se deliberará si hay pruebas suficientes, para considerar si son culpables o no de lo que se les acusa.
Para que tenga lugar un juicio, debe existir una polémica o disputa entre varias partes.
El juicio puede ser penal o civil, dependiendo de quiénes sean las partes.
Si la controversia es entre partes privadas, estaremos ante un juicio civil; si es el Estado quien actúa sobre una persona acusada de un delito, se tratará de un juicio penal.
En un juicio civil, las partes son 2:
Demandante y demandada.
El demandante, es el que supuestamente ha sido perjudicado con los actos de la otra parte, la demandada.
Ha de haber una demanda, previa denuncia, que se pondrá en conocimiento del Tribunal de Justicia.
De esta forma, comienza el juicio, cuyo fin es dar solución a la controversia entre las partes.
El juicio penal, consiste en un debate oral entre las partes, ante El Tribunal y El Jurado, acompañado de pruebas físicas, que corroboren los hechos que se están juzgando.
Las 2 partes, acusador y defensor, actuarán en igualdad de oportunidades.
La defensa tiene el derecho, y la obligación, de poner en manos de su defendido, todas las pruebas que sea capaz de recabar para lograr su absolución, o el más beneficioso veredicto, en caso de no ser posible la absolución.
En todos los países democráticos de derecho, todo acusado tiene derecho a una defensa, el Estado la proporciona, en caso de que el acusado no pueda costeársela.
A lo largo del juicio, defensor y acusador, por turnos, irán presentando testigos, a los que ambos harán preguntas pertinentes con el tema tratado, en caso de no serlo, la otra parte podrá protestar, y el juez determinará si hay lugar o no.
Cuando acaben las preguntas a todos los testigos, el jurado se retirará a deliberar, y tras llegar a una conclusión, volverán a la sala, y leerán el veredicto, todo esto según la Justicia Anglosajona.
El juez dictará sentencia, y comunicará la posibilidad de apelar a una instancia superior.
El cine, por su parte, está lleno de procesos judiciales.
Las películas de juicios, suelen ser dramáticas, pero hay algunas comedias de juicios, que también son muy buenas
Los juicios hollywoodenses, lucen muchísimo más en las películas de EEUU, que los ingleses, ya que son más espectaculares, entendiéndolo como espectáculo, y enganchan más; hasta el punto de hacer creer, que su legislación es una legislación única y universal.
“You're in Mississippi now, land of the secrets.
There are bodies buried everywhere”
The Chamber es una película dramática, del año 1996, dirigida por James Foley.
Protagonizada por Chris O'Donnell, Gene Hackman, Faye Dunaway, Robert Prosky, Bo Jackson, Lela Rochon, Raymond Barry, David Marshall Grant, Nicholas Pryor, Harve Presnell, Richard Bradford, entre otros.
El guión es de William Goldman, basado en la novela homónima de John Grisham.
La reacción de Grisham, sobre la obra cinematográfica fue diciendo que:
“La película fue un desastre, y un tren descarrilado desde el principio.
No pudo ser manejado de peor forma, por aquellos involucrados, incluyéndome.
Cometí un error fundamental cuando vendí los derechos para la película, antes de terminar el libro.
Fue una película espantosa.
Lo único bueno en la película, fue Gene Hackman”
Las escenas de The Chamber, fueron filmadas, en la cámara de gas real de la Parchman Penitentiary.
Otras localizaciones, fueron filmadas en Chicago, Jackson, Mississippi, y Los Angeles.
La historia de The Chamber, es muy interesante y dramática, que toca el tema del racismo.
Todo gira en torno a Adam Hall (Chris O'Donnell), un joven abogado de 26 años, cuyo padre se suicidó cuando él era un niño.
Ahora, deberá utilizar todos los recursos a su alcance, para defender a su abuelo Sam Cayhall (Gene Hackman), un antiguo miembro del Ku Klux Klan, acusado de asesinato, y que espera su ejecución en El Corredor de La Muerte.
Cayhall, líder de la supremacía blanca, será enviado a la cámara de gas en 28 días, si su nieto no lo impide...
El director de The Chamber, se centra en la relación entre el abuelo y el nieto, sin olvidarse de denunciar el racismo, la corrupción política, y el resurgimiento del fascismo.
A partir del adusto encuentro del condenado/abuelo, y el defensor/nieto, The Chamber seguirá una estructura cinematográfica bastante sencilla, y finalmente rutinaria.
Es decir, nos encontraremos con fragmentos en los que se avanza la investigación que realiza Adam, para poder tener elementos suficientes a la hora de solicitar una apelación.
Al mismo tiempo, todas ellas tendrán su oposición en los sucesivos encuentros entre acusado y defensor, generalmente finalizados de forma abrupta.
En su conjunto, cabe decir que esa estructura dramática, es una de las más convencionales que he visto en bastante tiempo.
The Chamber plantea, la doble vertiente entre la relación entre abogado/cliente y la familiar, buscando ante todo, un cierto efectismo, reconstruyendo los hechos a base de “flashbacks”, un tanto innecesarios quizás, en los que se mezclan temas más propiamente familiares.
Está bastante claro, que con una premisa argumental como la señalada, el guión de William Goldman, y la realización de James Foley, inciden en intentar denunciar determinadas ambigüedades existentes, a la hora de reconocer los elementos racistas de la sociedad estadounidense.
Una premisa que estimo, no está excesivamente lograda en The Chamber, hasta el punto de destilar en sus imágenes finales, un semblante sospechosamente manipulador.
Es así como las secuencias previas a la ejecución de Sam, nos muestran la presencia de numerosos partidarios de la ejecución de este y otros, los escorados a planteamientos racistas, apoyando a este.
Pues bien, serán los primeros, formados por minorías étnicas en su mayor parte, los que se muestren especialmente agresivos, en el deseo de que se cumpla la sentencia de ejecución.
Tal y como está mostrado por la cámara de Foley, el planteamiento resulta cuanto menos, sospechoso.
Y es que de aquella moda de la década de los 90, sobre dramas judiciales, The Chamber versa sobre un joven idealista, que acepta hacerse cargo de la petición de clemencia de la pena de muerte, de un antiguo miembro del Ku Klux Klan.
Además, resulta que es su abuelo, con el que nunca tuvo relación.
Para el joven abogado, será una oportunidad de oro, para demostrar su valía, faltando nada más 28 días para la ejecución, aparte de indagar en su origen, haciendo descubrimientos sobre su propia familia.
¿A qué maliciosa mente se le ocurrió la terrible idea de enfrentar, artísticamente hablando, a Chris O’Donnell con Gene Hackman?
Es un completo suicidio, sin más.
Hay que tener en cuenta también que The Chamber es un vehículo para el exclusivo lucimiento de Hackman, es lo único que merece la pena, aunque de inicio no resulte muy buena si resulta como medio a la catarsis.
Hackman compone un personaje desagradable, antipático, en contraposición a la plana actuación de Chris O’Donnell, excesivamente blando, y totalmente anulado en las secuencias que comparte con el genial actor, por tanto, no hay química.
Foley aprovecha el material de Grisham, y procura plasmar lo que cuenta el escritor, limitándose a realizar una adaptación prácticamente literal, que apenas aporta nada, no sólo a la versión literaria, sino al cine judicial, tocando el tema de un condenado a muerte, que intenta salvarse de la ejecución, prácticamente único aliciente de The Chamber.
Foley prima los elementos más convencionales, y más del agrado del espectador, buscando una conexión sentimental con el personaje de O’Donnell, sobre el cual gira en realidad la trama, sin embargo, el actor no consigue transmitir las contradicciones, de un personaje que pivota entre el tema familiar y el profesional, defendiendo además, a un tipo cuyas acciones, son muy difíciles de comprender, y aún menos de aceptar.
Si a ello le unimos el notable descuido de importantes personajes secundarios que pueblan The Chamber, la rutinaria planificación en pantalla ancha, y la inoportuna presencia de algunos “flashbacks” que en nada aportan a unos diálogos que ya nos dicen bastante, sobre lo que la acción ya señala en los diálogos, podremos finalizar afirmando que, The Chamber, finalmente queda como un título claramente medio, aunque tampoco irritante, salvo en lo que tiene como clamorosamente fallida operación de “marketing” de lanzamiento para Chris O’Donnell.
No obstante, The Chamber es un claro alegato contra la pena de muerte, máxima pena muy extendida por la mayoría de Estados de la Unión, suscitando mucha controversia; y que cuenta un trozo de vida, una parte de una historia que se intuye compleja, enmarañada, y llena de matices, donde ni los buenos son tan buenos, ni los malos lo son tanto.
Una historia llena de enseñanzas, donde quien tenga suficientemente abiertos los ojos, verá que la intolerancia, el racismo, y el desprecio por el prójimo, nunca llevan a nada bueno.
Por todo lo demás, The Chamber es la típica película/denuncia sobre la pena de muerte, y los conflictos familiares que se crean a su alrededor, la cual no aporta nada, y la única intriga es saber, si al final, el personaje encarcelado se va a salvar o no.
Por otro lado, The Chamber pone en la mesa, el eterno debate, entre si es mejor el libro o la película.
Hay autores, cuya forma de escribir es mucho más adaptable a las formas del cine, gracias a lo cual, han conseguido, no sólo un buen éxito editorial, sino además, conseguir un extra, gracias a la adaptación cinematográfica.
Uno de estos escritores, es John Grisham, cuyas tramas principalmente judiciales, son muy del gusto del espectador que cine de Hollywood.
Por ello, no es de extrañar, que varias de las novelas de este autor, hayan sido llevadas a la gran pantalla, con mayor o menor éxito.

“We come from a long line of hate”



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