Saving Mr. Banks

“Winds in the east
Mist coming in
Like something is brewing
About to begin
Can't put me finger
On what lies in store
But I feel what's to happen
All happened before”

Si hay algo que me ha enseñado la historia, es que los personajes más exitosos de todos los tiempos, han sido tremendos lunáticos, amorales, o excéntricos, fruto de una vida inusual, y la cual los ha dañado profundamente como personas; individuos peleadores, o antisociales, o enemigos acérrimos de sus propias familias, a las cuales, han castigado como una especie de revancha de la vida, haciendo abuso de su fama, poder y fortuna en toda su gloria.
Mientras que su vida personal, los ha convertido en individuos totalmente atípicos, y por ello se han vuelto creativos y famosos, por otra parte, son personas despreciables, que han tomado todo tipo de decisiones, para lastimar al entorno que los rodea, manteniendo una doble moral, y una falsa imagen familiar de las puertas de su casa hacia afuera.
Esto ha ocurrido con:
Joan Crawford, Bing Crosby, Bette Davis, y una gruesa lista de gente famosa, y es lo que ocurrió en la vida real, con Helen Lyndon Goff, una escritora y periodista australiana, creadora de la famosa niñera de ficción, “Mary Poppins”, en el libro del mismo nombre.
La autora, era una persona detestable, que despellejaba a medio mundo, antisocial y de lengua venenosa.
Usando el seudónimo de Pamela Lyndon Travers, Helen Lyndon Goff, nació en Maryborough, Queensland, en 1899, hija del gerente Travers Robert Goff, y de Agnes Margaret, de soltera Morehead.
Su padre, murió cuando ella tenía 7 años y, aunque se dio como causa de su muerte, un ataque epiléptico, ella siempre creyó, que la causa fue, haber bebido agua no potable.
Travers, comenzó a publicar sus poemas, cuando era todavía una adolescente, y escribió para “The Bulletin” y “Triad” mientras se ganaba una reputación como actriz.
Hizo giras por Australia y Nueva Zelanda, con una compañía itinerante shakesperiana, antes de ir de gira por Inglaterra en 1924.
Allí, se dedicó a escribir bajo el pseudónimo P.L. Travers, de las que las 2 primeras iniciales, se utilizaron para disfrazar su nombre de mujer.
En 1934, tuvo una enfermedad que la obligó a guardar cama; y fue cuando el amigo poeta, George William Russell, le sugirió que escribiera sobre una bruja, y un día que tuvo de visita a 2 niños, les contó la historia de la nana, que usaba un paraguas con mango de cabeza de loro, que llevaba todas sus pertenencias en una bolsa, y que tenía poderes mágicos.
De ahí, surge “Mary Poppins”, Travers siempre dijo, que no la imaginó, sino que Poppins llegó a ella, tal y como llegó a la casa de los Banks.
La publicación en 1934, de “Mary Poppins”, fue su primer éxito literario, y le siguieron una serie de 5 secuelas, la última en 1988, así como otras novelas, colecciones de poesía, y obras de no ficción.
Por otra parte, el empresario y productor cinematográfico, Walt Disney, realizó una adaptación musical de la obra en 1964.
Aunque Travers, asesora de la producción, el personaje de “Mary Poppins” en la película, difiere de la concepción original de Travers, y esta fue la causa de que no autorizara la adaptación de las 4 novelas siguientes, pese a los intentos de Disney en disuadirla.
Además, P.L. Travers, quería quitar la secuencia de dibujos animados de la película, pero Walt Disney se negó.
Más de una vez, durante las espinosas negociaciones, Walt Disney se levantó de la mesa, porque no la soportaba.
Pamela, no fue siquiera, invitada al estreno de la película en Hollywood.
Aun así, consiguió una entrada por su cuenta, y posó con una falsa sonrisa, junto a Walt Disney y Julie Andrews.
Cuando vio la película, lloró de pura rabia:
“¿Qué ha sido de mi Mary Poppins?”
Llegó a sugerir a Disney unos cuantos cortes, pero éste, otro que se las traía, le dijo claramente:
“El barco ya ha zarpado”
El contrato firmado, le daba a Travers, derecho a supervisar el guión, y obligaba a que los actores fueran británicos, pero, no a intervenir en el corte final.
“Mary Poppins” fue el filme más taquillero de 1964, y conquistó 5 Oscar, incluido el de Julie Andrews, a La Mejor Actriz.
Muchas de sus melodías, aún circulan de boca en boca, como “Chim Chim Cher-ee”
La escritora, no dio nunca su brazo a torcer, y acabó renegando de la versión filmada.
La escritora australiana, afincada en Inglaterra, publicó 5 novelas con Mary Poppins como protagonista:
“Mary Poppins Comes Back” (1935), “Mary Poppins Opens The Door” (1943), “Mary Poppins In The Park” (1952), “Mary Poppins From A To Z” (1962), y “Mary Poppins In The Kitchen” (1975)
30 años más tarde, a los 80 años de edad, Travers retomaría el personaje, con 2 nuevas historias:
“Mary Poppins In Cherry Tree Lane” (1982) Y “Mary Poppins And The House Next Door” (1988)
Todas, registran las aventuras con los hijos de la familia Banks; y en “Mary Poppins From A To Z” (1962), y “Mary Poppins In The Kitchen” (1975), incluye recetas de cocina.
Curiosamente Travers, no era una distinguida dama burguesa de vida anodina que escribía para niños para entretenerse.
Ella fue secretaria, periodista, ensayista, crítica de teatro y cine, bailarina, actriz shakesperiana, y estudiosa del folclore y los mitos.
Y, lo que resulta más asombroso, según la biografía “Desde El Cielo De Donde Vino” (1999), de la australiana Valerie Lawson, Travers fue una bohemia apasionada, que gozaba escribiendo poesía erótica.
Unos versos descubiertos hace unos años, era tan explícitos, que no se han publicado.
Sus versos, contienen “muchos simbolismos fálicos, referencias a espadas, y el placer de ser desnudada”, describe estos sorprendentes versos, Lawson.
“Era una mujer fatal”
Travers, se parecía mucho a su personaje “Mary Poppins”, en el sentido de que nunca quiso dar explicaciones, se molestaba igual que su personaje, recordar que la Mary del libro, es bastante avinagrada.
Creía que al tener que explicar algo, la persona se perdía la oportunidad de poder encontrar su propio significado.
Algunos piensan, que el hecho de no dar explicaciones, era para hacerse la misteriosa, y crearse una aureola mítica; otros, que simplemente así era de rara.
Su relación más “intensa y ambigua” fue con una mujer, Madge Burnand.
Valerie Lawson, la biógrafa oficial de Travers, en “Mary Poppins She Wrote”, dijo que no pone la mano en el fuego, sobre el auténtico alcance de la relación:
“La foto de Pamela con los pechos al aire, en un playa en Italia, no es para mí, la evidencia final de que hubo una relación lésbica entre ellas.
Aunque es cierto, que el hecho de que vivieran juntas por 30 años, se veía como algo inusual en aquella época”
También, dieron mucho que hablar, las discusiones acaloradas entre las 2, cuando compartían la casa en Sussex, donde Travers escribió, el primer manuscrito de “Mary Poppins”, cuya publicación, cambió definitivamente su vida, al poco de cumplir 36 años.
Travers, fue condecorada como Oficial de La Orden del Imperio Británico, en 1977.
En 1994, 2 años antes de su muerte, vendió los derechos para hacer de “Mary Poppins” una obra de teatro, a Cameron Mackintosh, que ha hecho éxitos como “Cats”, “Les Miserables”, “The Phantom Of The Opera” y “Miss Saigon”
Sumamente privada mientras vivió, arregló todo para que a su muerte, su correspondencia y sus diarios, fueran leídos, y dejó ordenadísimo sus papeles.
Quizás, quería ser conocida, hasta después de muerta.
P.L. Travers, murió en Londres en 1996, a los 96 años de edad.
Aunque nunca se casó, adoptó un niño al final de su treintena.
Si el cine fuera una fábrica de sueños, que lo es, resulta evidente, que Walt Disney sería el propietario.
Una fábrica que ha hecho disfrutar, y sigue haciéndolo, a millones de niños, y no tan niños, de todo el mundo.
“Poor A. A. Milne”
Saving Mr. Banks es una película de drama biográfico, dirigida en el año 2013, por John Lee Hancock.
Protagonizada por Emma Thompson, Tom Hanks, Colin Farrell, Paul Giamatti, Jason Schwartzman, Bradley Whitford, Ruth Wilson, B.J. Novak, Rachel Griffiths, Kathy Baker.
El guión es de Sue Smith y Kelly Marcel; centrado en la producción de la película de 1964, de Walt Disney Studios, “Mary Poppins”
Saving Mr. Banks es una película que gustará mucho a una determinada generación, más precisamente, a quienes crecieron leyendo, o viendo a “Mary Poppins”
Saving Mr. Banks, tiene cierto encanto, por informar como se gestan obras clásicas del cine:
Negociaciones, relaciones, conflictos, etc.
Tomando su título del personaje de origen del mismo nombre, Saving Mr. Banks describe a la autora P.L. Travers, y su reunión de 2 semanas, en Los Angeles, mientras ella está siendo convencida por el cineasta Walt Disney, en su intento de obtener los derechos para el cine de su novela del mismo nombre.
La historia de cómo fue llevada la novela de “Mary Poppins” a la gran pantalla, ha sido siempre, una de las anécdotas más llamativas de la historia del cine, además de, seguramente, haberse tratado de una de las más complicadas odiseas, a las que Walt Disney tuvo que enfrentarse, a lo largo de su vida.
Se dice, que el creador del ratón más famoso de Hollywood, estuvo suplicándole a P.L Travers, durante 20 años, los derechos de su más exitosa novela, debido a una promesa que le hizo a su hija, de realizar una adaptación de dicho libro al cine.
Así pues, Saving Mr. Banks, no cuenta precisamente, la historia de la filmación de dicho clásico, sino más bien, la cruzada entre el talento creativo de Walt Disney, y el estricto temperamento de P.L Travers, para conseguir los derechos de la novela, y poder adaptarla a la pantalla grande.
Saving Mr. Banks está nominada como mejor banda sonora; y es una historia ambientada en Los Angeles, y narrada con “flashbacks” en Australia, para entender como “Mary Poppins” saltó del papel, a la gran pantalla.
Cuando las hijas de Walt Disney (Tom Hanks), le pidieron que hiciera una película de su libro favorito, “Mary Poppins” de P.L. Travers (Emma Thompson), Walt les hizo la promesa.
No sabía entonces, que iba a tardar nada menos que 20 años en cumplirla…
En su empeño por obtener los derechos, Walt Disney se enfrenta a una escritora cascarrabias e inflexible, que no tiene la más mínima intención de que la maquinaria de Hollywood, estropee a su adorada “niñera mágica”
Pero los libros dejan de venderse, y el dinero escasea.
Así que Travers, acepta de mala gana, viajar a Los Angeles, y escuchar los planes de Disney, para adaptar su obra.
Durante esas 2 semanas de 1961, Walt Disney utiliza todos los recursos a su alcance.
Pertrechado con los guiones gráficos más imaginativos de Don DaGradi (Bradley Whitford), y las alegres canciones de Robert (B.J. Novak) y Richard Sherman (Jason Schwartzman), Walt lanza un ataque total contra P.L. Travers, pero la obstinada escritora, no cede ni un ápice.
Walt empieza a perder la esperanza, ya que Travers se muestra cada vez más inflexible; y los planes de adquirir los derechos empiezan a desvanecerse.
Pero Walt comprende, que debe indagar en su propia infancia, para descubrir la verdad sobre los fantasmas que obsesionan a la escritora.
Juntos, consiguen liberar a “Mary Poppins” de sus ataduras, para hacer una de las películas más entrañables de la historia del cine.
Saving Mr. Banks, gira en torno a un recurso trilladísimo en el cine familiar:
El corazón herido de una persona cascarrabias, que esconde un pasado triste, y deberá ser ablandado por toda una corte de personajes bienintencionados.
Aquí, el cascarrabias es P.L. Travers, una escritora célebre, por ser la creadora de “Mary Poppins” cuyas finanzas flaquean a principios de los 60, y da una oportunidad a Walt Disney, para trasladar su personaje al cine.
El chófer, el abogado, los guionistas, los músicos, las secretarias, y el presidente del imperio Disney, dedicarán todo el metraje, a ablandar y redimir el corazón de Miss Travers.
Paralelamente a esta historia, se va contando, porque la escritora, soltera y sin hijos, tiene ese carácter, a través de episodios de su infancia, y la relación con su padre, principalmente, en Australia.
Para empezar; es acertado el hecho de que, no se trata de un biopic, ni de Travers ni de Disney, sino más bien, un filme que relata un evento específico en la vida de ambos, aunque se añaden unos “flashbacks” en los que se aborda eventos de la infancia de la escritora australiana, a modo que podamos comprender su “frío” comportamiento.
Lo interesante es, conocer la enigmática personalidad de la escritora, y sus motivaciones a no ceder, y más aún, de cómo se inspiró para escribir su mítico cuento.
Saving Mr. Banks, funciona muy bien para todo aquel que en su infancia, disfrutó de ese clásico infantil, una de las pocas películas de la factoría Disney, que es capaz de hechizar también a los adultos, pues lo podemos concebir como un “making of” dramatizado, en el que somos testigos del proceso de cocción del guión, y de las inmortales canciones compuestas por los Hermanos Sherman.
Las personas que disfruten de los filmes de “cine dentro del cine” igual se sentirán atraídas a esta propuesta.
“No, no, no, no, no!
“Responstible” is not a word!”
Saving Mr. Banks te sumerge de lleno en el mundo de la factoría Disney, desde dentro, tal y como sería hace 50 años, mientras se gestaba la archiconocida película de “Mary Poppins”
Saving Mr. Banks guarda un tono tan amable durante todo el metraje, que resulta casi imposible sentirse alegre, y con una media sonrisa, mientras la estás viendo.
Pues nos encontramos con un claro mensaje al corazón de un padre, de ahí que Saving Mr. Banks no sea una película para niños, o sí según se mire; es una intrahistoria, de esas que tocarán la fibra sensible a más de uno, de la figura del padre.
Para ser más exactos, Saving Mr. Banks, es un regalo al vínculo paterno-filial.
Es evidente, que en nuestros primeros años de vida, y debido a la experiencia que en ellos vivimos con nuestro entorno paternal, se crea nuestra personalidad.
En el caso de P.L. Travers, la personalidad de un ser solitario, triste, y con cierto sentimiento de culpabilidad por acontecimientos del pasado.
Todos esos miedos interiores, quedan exteriorizados, gracias una extraordinaria interpretación de Emma Thompson.
Con semblante serio, y vestida de inmaculado corte británico, la actriz londinense se cuela en esa señora maniática, enfurruñada con el mundo, alérgica a los dibujados animados, y quisquillosa con todo cambio que se quiera hacer en su obra.
No cabe duda, de que su personaje, es el pilar que sostiene Saving Mr. Banks, y sin ella, probablemente no funcionaría.
Esas 2 horas, se hacen muy llevaderas, y creo que te hace transportarte al pasado, gracias a un diseño de producción muy bien cuidado en todos los escenarios, y los personajes que aparecen, tanto protagonistas como secundarios, creo que están muy bien construidos.
Una soberbia actuación de Thompson, que hace cobrar vida a P.L Travers, un personaje sumamente complicado, que va desde el amor hasta el odio, un carrusel de personalidades dentro de una misma persona, o más bien, dentro de un mismo personaje, y el increíble como conmovedor amor de una tierna niña hacia su padre, increíble los “flashbacks”, que enseña que la vida es más que ganar dinero y vivir bien, es amar con locura, y Thompson sintió con locura este personaje, como en sus mejores días, incluso, como si se hubiera quitado unos años, junto con Hanks, una dupla fantástica, pero ella me ha cautivado en todos los sentidos, su trabajo es sencillamente apoteósico.
El aporte de Colin Farrell, como el padre de Pamela, Travers Robert Goff, es también muy bueno, y sirve de base para todos aquellos que quieren mostrarles algo diferente a sus hijos.
Pero la infancia, es la parte más bonita y compleja de Saving Mr. Banks, y quiero destacar a Farrell, no solo porque hace muy bien su personaje de padre contradictorio, feliz, y amante de su familia, a la vez que alcohólico-depresivo, sino que también, me parece la chispa de toda la creatividad del mundo de “Mary Poppins” en la escritora, haciendo del recuerdo de su infancia, la parte crucial para entrelazar, y entender ese largo cortejo de convicción entre los 2 personajes principales.
Realmente, los momentos entrañables, tienen que ver con las escenas en las que se entonan las canciones de “Mary Poppins”, aunque esto sería en realidad más mérito del film de 1964, que de Saving Mr. Banks.
Hay que reconocer, que algunas escenas que comparten Travers y Disney, son verdaderamente divertidas, pero son momentos aislados, dentro de todo el conjunto.
Algunos momentos de humor o ternura, que envuelven al personaje de Walt Disney como, ese “detalle” que tiene con P.L. Travers en la habitación de su hotel, esa “aparición televisiva” también en el hotel.
Su conversación final con P.L. Travers en Inglaterra…
Algunos momentos que incluyen referencias musicales y fílmicas a “Mary Poppins” como el momento en el que P.L. Travers se pone a bailar con el equipo con la canción final de “Mary Poppins”, o el desprecio que hace P.L. Travers, de Dick Van Dyke, o la emotiva premiare en 1964...
Que incluso, puede inducir a la lágrima a los más sensibles, gracias al buen hacer de Emma Thompson.
Como dato, Saving Mr. Banks da a entender que, al final de todo el proceso, y cuando Walt Disney abre su corazón ante la Travers, la autora experimenta un proceso de catarsis, y reconciliación consigo misma, y con su pasado, y que Saving Mr. Banks termina funcionando, como la liberación de un pesado lastre emocional, que la mujer ha cargado durante décadas, lo cual se encuentra a años luz de lo ocurrido realmente.
Pues la escritora, odió a Disney y a su filme, y lo defenestró en cada ocasión que pudo, durante los años que le quedaron de existencia.
En realidad, Saving Mr. Banks debería llamarse “Seducing Mrs. Travers”, ya que en realidad, la versión fílmica de “Mary Poppins” es más un triunfo de Walt Disney como negociador, que un proceso de transformación/reconciliación emocional con su pasado sufrido por la escritora.
Saving Mr. Banks, trata sobre, cómo un hábil hombre de negocios, pudo convencer a una testaruda autora, de cederle los derechos sobre su creación, y plasmar sobre dicha obra, su propia visión artística, las canciones, la apariencia de Mr. Banks, similar al propio padre de Disney...
En ningún momento, el proceso de creación de “Mary Poppins” como filme, sirve para sanar las profundas cicatrices emocionales de la escritora; en todo caso, es obra de Walt Disney.
Lo que se reconoce es que Saving Mr. Banks, evita en todo momento, caer en la lágrima gratuita, y los momentos conmovedores, están muy bien llevados, y muy bien distribuidos, pero el alma de Saving Mr. Banks es, la calculada, y a la vez entrañable interpretación, de una Emma Thompson, en estado gracia.
Pero a pesar de su tono melancólico, Saving Mr. Banks es eminentemente alegre, que celebra ese mundo de sueños maravillosos que Disney creó, y en el que todos hemos vivido, aunque sea un poco, que habla del poder curativo de la creatividad para sanar heridas emocionales, y que al final, resulta un viaje emotivo y entrañable al corazón de la infancia de cada uno.
Y eso, por mucho que se le critique, sigue siendo una de las cosas más maravillosas que Hollywood puede ofrecer.
Que no todo va a ser “arte y ensayo”
“You think Mary Poppins is saving the children, Mr. Disney?”
Saving Mr. Banks, es la reconstrucción dramática del tenso proceso creativo, previo a la filmación del clásico producido por Walt Disney en 1964.
Mientras que generaciones enteras adoraron el filme, y tararearon sus melodías hasta el cansancio, hubo una única persona en todo el mundo, que estuvo convencida, y hasta el día de su muerte, de que la adaptación era una aberración, que traicionaba al texto original.
Esa persona, era la misma autora de la saga de libros de “Mary Poppins”, una australiana llamada P.L. Travers, y con la cual, Disney tuvo una conflictiva relación de más de 20 años, hasta que logró convencerla, de que le cediera los derechos cinematográficos, cosa ocurrida en 1964, y circunstancia de la cual, la autora renegaría hasta el final de sus días.
No obstante, Saving Mr. Banks es una hermosa película, cautivadora en más de una dirección, que hace que cobre el más puro sentido del buen cine en cada fotograma, en cada instante, es cine de una calidad superlativa, que llevaran a la reflexión, mis más profundas ideas sobre el amor y la amistad, en una persona “sensible” como yo.
Saving Mr. Banks me ha encantado, desde su divertida apertura, hasta su conmovedor desenlace, cine en estado puro, inteligente, sensato, y sobre todo, conmovedor.
Saving Mr. Banks es una reflexión, y una lección de vida, porque:
¿Quién no ha visto “Mary Poppins” alguna vez?
Mejor dicho:
¿Quién no ha crecido con “Mary Poppins”, con sus canciones, con todo lo que ese personaje, que cobró vida, tenía por enseñarnos?
Mis padres, los libros, y las películas, me han enseñado, que las grandes historias, nunca terminan, porque siempre dejan una enseñanza que perdura por la eternidad, y sí, “Mary Poppins” vivirá, y permanecerá por la eternidad.

“Mary Poppins.
Never ever just Mary”



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