The Woman In Black

“I will never forgive”

Tomando como referencia, las palabras que el director Stanley Kubrick mencionó alguna vez, al referirse a su cinta de culto “The Shining”; explicaba que, “en un nivel, las historias de fantasmas son aterradoras, pero en otro, son inherente consoladoras, porque implican la existencia de la vida después de la muerte, que hay algo más allá”
Y claro, extrañamente a todos les fascina llevarse un buen susto, especialmente en el cine.
A medida que las generaciones pasan, el acercamiento al cine de horror, es diferente.
Ser amante del terror requiere, por tu parte, una ardua paciencia, y capacidad para transigir los múltiples deslices, a los que nos tiene acostumbrados el género últimamente.
Entre otras cosas, porque en la actualidad, ha derivado en films que confunden la violencia exacerbada, y el peor gore de consumo fácil, con la facultad para crear verdaderas pesadillas en el imaginario colectivo.
Esas que te permiten poder entrar y salir indemne, de “la zona oscura”, pero permitiendo a nuestro cuerpo, disfrutar de una buena producción de adrenalina.
Ahora, todo el “torture porn” está de moda; pero antes de todo eso, Hammer Films era una productora que hacia todas las pesadillas, realidad.
Se caracterizaba por tomar una figura típica de literatura, o ya de cine, y la convertía en algo propio.
Pero Hammer se desvaneció en el tiempo, y con ella, todo ese ambiente que sea creaba.
Recientemente, la productora se ha enfocado en traer a la pantalla, algunas películas que, ciertamente, no son muy vistas, pero si conservan su calidad innegable.
“I believe the most rational mind can play tricks in the dark”
The Woman In Black es una película de terror, dirigida en el año 2012, por James Watkins.
Protagonizada por Daniel Radcliffe, Ciarán Hinds, Roger Allam, Sophie Stuckey, Janet McTeer, Shaun Dooley, Liz White, Daniel Cerqueira, Andy Robb, Misha Handley, Alexia Osborne, Alfie Field, entre otros.
El guión es de Jane Goldman, basada en la novela de Susan Hill.
The Woman In Black de Susan Hill, nos relata con una prosa pausada y cuidada, una historia de terror clásico.
En dicha novela, editada por primera vez en 1983, Hill juega hábilmente con los elementos propios del terror gótico.
Los acontecimientos, son relatados en primera persona, desde la perspectiva serena que ofrece al protagonista el paso del tiempo.
El Arthur Kipps de Susan Hill, ahondará dentro de sus recuerdos, para relatar el viaje al pueblo de Crythin Gifford, y sus vivencias en la casa de Eel Marsh.
Un viaje privado, catártico, relatado con la pretensión de exorcizar la angustia que ha oprimido su pecho, a lo largo de tantos años.
Como bien dice el protagonista, en cierto momento de su relato:
“Ante el terror puro, sólo hay 2 caminos:
Sucumbir a la locura, o sobreponerse”
En la novela de Hill, Kipps emprende una huída, que le llevará a un final menos trágico del que sufre, tanto en la adaptación para televisión de 1989, como en la reciente película del director James Watkins.
Aún siendo Hill conocida por sus novelas policíacas, en este caso, profundiza en una historia típica de fantasmas:
Yermas marismas, niebla, aislamiento, misterio, y fantasmas, se conjugan en esta novela de fácil lectura.
Sin demasiados sobresaltos, poco a poco desengrana una historia, altamente recomendable.
Y con The Woman In Black, regresa a la actividad, la mítica productora inglesa creada en 1934, la Hammer.
Con The Woman In Black, Hammer ha vuelto a lo que hacía antes:
La creación de un ambiente perfecto, para presentar una historia que no es tan original, pero si es efectiva, por todo el entorno en el que se cuenta.
Este remake de “The Woman In Black” (1989) posee un ambiente creado por un equipo de diseño, que es lo que más resalta.
Una parte completa en post producción, pero la mayoría, viene con el paquete físico de la locación.
Es difícil imaginar, que existan zonas tan deprimentes y fantasmales como estas.
Pero la realidad es que, los creadores, utilizan esta locación, como un buen personaje.
Es posible decir, que es el personaje que mas asusta.
Si a esto agregamos el hecho de quien toma la cámara, lo sabe hacer, entonces tenemos excelentes planos, que montados sobre un buen material, conforman un segundo acto, lleno de suspenso psicológico, bastante extraño.
The Woman In Black está montada en La Época Eduardiana o Era Eduardiana, en El Reino Unido, período que cubre el reinado de Edward VII, y se extiende desde 1901 a 1910.
Tras el fallecimiento de La Reina Victoria, en enero de 1901, y la sucesión de su hijo Edward, marcaron el inicio de un nuevo siglo, y el final de La Época Victoriana.
Aunque Victoria había rechazado a la sociedad, Edward era el líder de una elite, a la moda, que estableció un estilo influenciado por el arte y la moda de Europa continental, posiblemente debido a la afición de viajar del Rey.
La era, estuvo marcada por cambios significantes en la política, a medida que sectores de la sociedad que habían sido ampliamente excluidos del ejercicio del poder en el pasado, como los obreros plebeyos y las mujeres, se volvieron cada vez más politizados.
Frecuentemente, el período se extiende más allá de la muerte de Edward en 1910, y llega a incluir el año del hundimiento del RMS Titanic en 1912, el inicio de La Primera Guerra Mundial en 1914, e inclusive, el final de la guerra, en 1918.
La guerra, selló el final del período, a medida que el estilo de vida eduardiano, con su inherente desbalance de riqueza y poder, se volvieron altamente anacrónicos a la vista de una población sufriente, que se enfrentaba a la guerra, y la era, fue expuesta a los nuevos medios de comunicación, que despreciaron las injusticias de la división de clases.
En esa época, Arthur Kipps (Daniel Radcliffe) es un joven abogado, cuya empresa lo envía a un lugar remoto, para vender la casa de un cliente que acaba de fallecer.
La gestión, aparentemente rutinaria, tropieza con ciertas dificultades:
Los vecinos se muestran reacios a hablar sobre la casa, o a acercarse a ella; además, nadie está dispuesto a admitir, la existencia de una mujer de negro, que él está seguro de haber visto:
“Favor con favor se paga”
Fíjense que el suicidio es un pecado que no tiene perdón, sólo Dios puede quitarte la vida, eso hizo que el personaje principal de Daniel Radcliffe, buscase hasta devolverle él, a Jennet Humfrye (Liz White) “La Dama de Negro”, su hijo muerto.
La Dama, sabiendo que aunque obtuvo lo que quiso por años, le devolvió el favor de la manera como ella estaba acostumbrada… asesinando; para así poder calmar también la conciencia de Arthur Kipps, y que se reúna con su mujer, para que revivan esa felicidad, que ella nunca sentirá por su pecado de suicidarse.
Esto es interesante, y me llamó mucho la atención, pues al final, se puede ver a La Dama, mirando más tranquilamente, sin dejar de intrigarnos, en el que volverá, sin dudas, a matar de nuevo.
“Don't go chasing shadows”
El director James Watkins, le da un enfoque distinto a la historia de la novela:
La acción se desarrolla unos años antes, un Arthur Kipps joven, y recién enviudado, en un pueblo aún más aislado, si cabe, y en una casa más espeluznante si es posible.
Si conocen el Mont Saint Michel de Normandía, y la peculiaridad de su ubicación, se harán una idea de, en qué lugar se encuentra la casa de la viuda y difunta Sra. Jennet Humfrye, situada en Eel Marsh.
Watkins introduce, y cambia elementos en relación a la novela.
En esta versión, Watkins dota de mucho más protagonismo a los sucesos en los que se ven envueltos los niños del pueblo, añade apariciones fantasmagóricas silenciosas, juguetes escalofriantes, y retorna a la mecedora de la historia original.
Con ello, The Woman In Black luce una gran dirección artística, ya desde su estremecedor prólogo, defendiendo una producción limpia, apuntalada por una crepuscular fotografía, que juega bien sus posibilidades con un montaje inteligente, abierto en sus trampas, y una banda sonora que bucea más allá de los evidentes golpes de sonido, que anticipan/subrayan/acompañan los sobresaltos principales.
Desde mi punto de vista, es un acierto absoluto, aunque resulten previsibles, cada una de las apariciones de “La Dama de Negro”
En ciertos momentos, The Woman In Black trabaja con efectos visuales y sonoros demasiado explícitos, buscando meramente, el salto en la butaca de los espectadores; sin embargo profundiza en el fenómeno espectral, y ofrece una aclaración del mismo, más comprensible.
Aún así, Watkins opta por un final demasiado trágico y fantasioso, muy alejado del original de la novela de Hill.
The Woman In Black, marca la primera actuación de Daniel Radcliffe, tras la conclusión, de la mundialmente exitosa saga de Harry Potter.
Es su primer rol de adulto, y uno que, misericordiosamente no le requirió usar anteojos, aunque es un tanto difícil, ignorar que en pantalla, se encuentra el joven hechicero, más famoso de la historia contemporánea.
No obstante, el papel, no le provee a Radcliffe, material suficiente para desarrollar sus habilidades, pero desprendido de sus compañeros de Hogwarts, sí demuestra que tiene lo que se requiere, para cargar una película por sí sólo; una historia de terror, llena de tópicos, pero no por eso, menos efectivos.
Más allá de la buena ambientación, es para destacar los sustos de The Woman In Black, las escenas están muy cuidadas, y les hará pegar algún que otro salto, cosa que hoy en día, tenemos que agradecer de rodillas, porque no hay muchos films de terror, en estos últimos tiempos, que hagan bien esa labor.
Eso sí, si hubieran cortado cuando vemos a Ciarán Hinds, viendo a través de los vagones del tren, a “La Mujer de Negro”, y dejándonos sin saber exactamente, qué ha pasado.
Ese “Happy End” queda demasiado forzado, aunque desde el punto de vista del protagonista quede lógico; y es que cuando dejas abierta una expectativa, dejas al espectador, nunca mejor dicho, a la expectativa, digamos que ha terminado la película, y aún así, sigue en ella, porque le has dejado abierta una duda.
Hablando de dudas:
Una duda que tengo, es que “La Mujer de Negro”, en realidad, no quería volver con su hijo, o si, sino lo único que quería era venganza ante todo, y por eso, después de que Arthur Kipps la ayudase, va a por su hijo, o en cierto modo, “lo recompensa” con la muerte, para reunirlos con la esposa, por haberla ayudado…
Además, no me ha quedado claro, es en la fotografía de Nathaniel, hijo de Jennet Humfrye/”La Dama de Negro” con sus padres adoptivos:
¿Jennet estaba ya muerta, y ahí aparece, asomada a la ventana de la casa?
Me parecería raro, porque es de suponer, que se suicidó después de que el niño se ahogara en la marisma... pero por otra parte, si no estaba muerta en el momento de tomar la foto:
¿Qué hace ahí?
Por las cartas que escribía a su hermana, parece entenderse, que no vivía con la familia...
Con todo The Woman In Black siente, en algún momento, la debilidad de tomar caminos más convencionales, como la liberación del torturado fantasma, y la consecuente redención.
Aunque finalmente, todo acaba siendo un guiño cruel, que respeta más de lo que pretende, y sin seguir las mismas direcciones a la narración original; The Woman In Black resulta completamente previsible, con típicos tópicos de películas de terror, propios de su productora.
“Who is that Lady?”
Para una generación, sus padres crecieron en el cine con las películas de terror de la Universal, mientras ellos empezaban a pasar miedo con las películas góticas de la Hammer:
“Drácula”, “Frankestein” y algún que otro monstruo más, nos hicieron sufrir con Cristopher Lee, y Peter Cushing.
Y se pensaba, que la Hammer había desaparecido, cuando vi que era la responsable de The Woman In Black, que llevaba al eterno “Harry Potter” a una película de estilo diferente.
En efecto; la mítica Compañía Hammer, conocida por sus hazañas en el arte de la producción de horror de los años 60, y posteriores, y a quien tantas horas de esparcimiento debemos, no ha permanecido con los brazos cruzados:
Ha incorporado a la andanza, a un joven y talentoso figurante, con el encargo de examinar cuantos enigmas se encontrara; ha cimentado, en torno a él, estribos tan sólidos de horror y espanto, que sin duda, lograrán que su temor sea el nuestro; se ha hecho acompañar de otras hábiles manos, quienes, ya sea secundando al atrevido, ya poniendo tras de él, acertadas armonías; orientarán nuestros ánimos hacia espantos venideros, obteniendo al fin, su loable propósito; y así, con todo, nos presentan su creación:
90 minutos de susto y sorpresa, guiados con una ambientación de mano firme, e ideas claras.

“That's your mummy”



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