O Fantasma

“Saciar a sua sede!”
(¡Sacia tu sed!)

La “fantasía”, o “fantasear” es un término que inmediatamente evoca, al menos en su noción vulgar, aquello que se opone a la realidad.
Se habla de la “fantasía” como el producto más genuino de la imaginación, que confina con el capricho, lo ilusorio,  y lo carente de realidad.
Para Sigmund Freud, el término “Phantasie” no se sitúa en esta relación de oposición con la realidad; por eso, se ha preferido traducirlo no por “fantasía” sino por “fantasma”
El “fantasma” aún cuando en su presentación más evidente, parece fundar negativamente la realidad, Freud nos mostrará, que es aquello que soporta la realidad del sujeto, e impregna su vida entera.
Está siempre presente, y forma parte de la cotidianeidad de todo ser parlante, que está sumido, una parte notable de su vida despierta, en los ensueños, en esas escenas e historietas, que le son parcialmente accesibles, y en las que se consuela de los sinsabores de su existencia.
La presentación más evidente de estas secuencias, es imaginaria, y su función es figurar un sueño de placer y de goce, que funda negativamente la realidad.
Pero el “fantasma” no se agota en esta vaga ensoñación.
El “fantasma” es una manera de ser del sujeto respecto al Otro.
Para Jacques-Marie Émile Lacan, médico psiquiatra y psicoanalista francés, conocido por los aportes teóricos que hiciera al psicoanálisis, basándose en la experiencia analítica, y en la lectura de Freud; explica la constitución subjetiva, como una estructura dinámica, organizada en 3 registros en torno al “fantasma”:
Lacan formuló los conceptos de lo real, lo imaginario, y lo simbólico, para describir estas 3 dimensiones anudadas, en la constitución del sujeto.
Lo real, es aquello que no se puede expresar por el lenguaje, lo que no se puede decir, no se puede representar.
Lacan lo asimilará a la categoría de lo “imposible”, lo imposible de ser dicho, lo imposible de nombrar.
Lo real, está siempre presente, pero continuamente mediado por lo imaginario, y lo simbólico, que son las dimensiones a las que, en cambio, puede accederse.
Desde la perspectiva lógica, y en relación a la noción de escritura, Lacan lo referirá a “lo que no cesa de no escribirse”
Lo imaginario, está constituido en un proceso que requiere una cierta enajenación estructural.
Es el reino de la identificación espacial, que se realiza en el denominado “estadio del espejo” y es instrumental en el desarrollo de la agencia psíquica.
Es en este proceso de formación, que el sujeto puede identificar su imagen como un yo, diferenciado del otro, y en relación con el objeto.
Lo que se designa como “yo” es formado a través de lo que es el “otro” de la imagen en el espejo, que le devuelve la dimensión del otro como semejante.
Es la forma primitiva de pensamiento o “matriz simbólica”, o simbólico.
Si lo imaginario, o aspecto no-lingüístico de la psique, formula el conocimiento primitivo del yo, lo simbólico, término que Lacan utilizaba para la colaboración lingüística, significante, genera una reflexión a nivel comunitario del conocimiento primitivo del yo, y crea el primer conjunto de reglas que gobiernan el comportamiento, e integran a cada sujeto en la cultura.
Otro de los aportes de Lacan, es la distinción que realiza entre los términos “goce” y “deseo-placer”
Aunque ambos parecen semejantes, son radicalmente distintos, y tienen consecuencias muy diferentes:
El término “goce” se refiere a las actitudes en las cuales, el sujeto pierde su cuota de libertad; el término “deseo” asociado con el “placer”, en cambio, se refiere a las conductas que dejan de estar apegadas cerradamente a un objeto determinado, permitiendo al sujeto, ejercer su libertad.
Implícita en la noción de que, cada persona tiene un fantasma fundamental, está la idea de que a pesar de la plétora de fantasías particulares que un individuo pueda tener, incluyendo sus ensueños, y sus fantasías masturbatorias, también otras clases de escenarios que se disparan en su mente, y que pueden ser caracterizados por un individuo de varias maneras diferentes; por ejemplo, como pensamientos intrusos, viñetas, bosquejos, diálogos, escenarios, frases que se presentan o desarrollan en un espacio de tiempo muy corto, y virtualmente, casi todas ellos pueden ser comprendidos como “fantasías”, o como proveedoras de elementos del “fantasma” en algún nivel, implícita aquí, está la idea de que casi todas estas instantáneas, tienen su origen en una sola y única estructura, un “fantasma fundamental” que define la relación más básica del sujeto con el otro, o su posición con respecto al otro.
La miríada de pensamientos intrusos, escenarios, ensueños, y fantasías masturbatorias, son de este modo vistas aquí esencialmente, como permutaciones del fantasma fundamental, generalmente presentado una faceta de ese fantasma fundamental.
O para decirlo de otra manera, se piensa que, la miríada de pensamientos intrusivos, escenarios, sueños diurnos, y fantasías masturbatorias, se reducen a un “único” fantasma fundamental.
“Minha vida como um canino”
(Mi vida como un perro)
O Fantasma es una película erótica portuguesa, del año 2000, dirigida por João Pedro Rodrigues.
Protagonizada por Ricardo Meneses, Beatriz Torcato, Andre Barbosa, Eurico Vieira, Joaquim Oliveira, Florindo Lourenço, Maria Paola Porru, entre otros.
El guión es de João Pedro Rodrigues, Alexandre Melo, José Neves, y Paulo Rebelo,
El cine de João Pedro Rodrigues, es paradigma de toda una generación, y explora casi desde lo feista, de la disonancia de lo sensitivo, los sentimientos más profundos, y aparentemente enterrados, los más irracionales, como:
La necesidad de sexo, amor, y violencia.
Con O Fantasma, pretendemos descubrir una nueva filmografía, una forma diferente de narrar, una película áspera y cruda, pero real, y honda.
Sin perfilar un trayecto claro, y con mínimos diálogos, se crea una atmósfera inquieta, dando alguna escena de sexo explícito, que replica un concepto a menudo hermético, para llegar a un epílogo fetichista, y críptico.
O Fantasma es un ejercicio de enfoque minoritario, personal, y con raro sabor, que navega por los efectos de la soledad y la posesión, sin ponerse obstáculos, aunque avanza a pasos que escapan, sumergiendo en la turbiedad.
Extraño y voyerista itinerario por los caminos del deseo, y la obsesión, O Fantasma sigue a un chico que trabaja en la recogida de basuras, introvertido, pero osado, que satisface sus deseos sexuales, de manera instintiva, allá donde se le presenta la ocasión.
Sérgio (Ricardo Meneses) es un chico apuesto y homosexual, que trabaja como recolector de basura, en la ciudad de Lisboa en Portugal, su vida corre normalmente, a pesar de sus episodios de sexo “casual” que tiene con desconocidos, y el incipiente interés que siente hacia él, una colega del trabajo, llamada Fátima (Beatriz Torcato)
En una de las recolecciones de basura, Sérgio conoce a un chico que es dueño de una motocicleta, llamado João (André Barbosa), de la cual Sérgio quedará prendado, así como de su arrogante dueño, un tipo muy distinto de Sérgio.
Las frustraciones de Sérgio, así como la obsesión que se le producirá por el dueño de la motocicleta, lo conducirán hacia sus más oscuros impulsos, generándole un camino de violencia, depravación, y degradación.
Pero Sérgio, parece estar conducido a un final inevitable:
Un proceso de reversión curioso, de la evolución humana.
De ser humano, que parece volver a través de un sendero que lo lleva a una condición animal.
Como si la soledad y el deseo, conducirían a la etapa más primitiva de la humanidad.
El proceso anti-evolución, lo transforma en una criatura irracional:
Come, bebe, orina, evacua, y tiene sexo como un animal.
Es cuando Sérgio abandona parte de su humanidad, y protegido por la ropa de látex negro, que rompe con el presente, y comienza su vida en un mundo urbano, como un animal, guiado por sólo sus instintos.
La materia prima de las películas del director es, sin lugar a dudas, el deseo en sus diferentes vertientes.
En O Fantasma, se trata de sentir al otro, de alcanzarle a cualquier precio.
Sérgio, su protagonista, es un animal nocturno, que trabaja en el servicio de recogida de basuras.
Una noche, queda hipnotizado por un joven, sobre el que concentrará todas sus fantasías.
A partir de aquí, Sérgio empieza a sentirle a través de fetiches, objetos robados que le pertenecen, o han estado en contacto con su piel:
Los guantes, el bañador, la moto...
Nada en el agua, en la misma piscina, para sentirle dentro.
Se cuela en su casa, y orina sobre la cama, como para marcar su territorio, como si fuera un perro.
Finalmente, la carne del ser deseado, es maltratada ante la imposibilidad de poseerlo por completo, su bella cara magullada, y su cuerpo abandonado en un callejón oscuro, lo que conduce a Sérgio, a un punto de no retorno, y lo condena a una existencia fantasmagórica.
Enfundado en su traje de cuero negro, se retira al descampado, donde se acumula toda la basura, el perfecto no-lugar, para su no-existencia.
O Fantasma es una película concisa, tremendamente metafórica y filosófica, pero centrada en el cuerpo y la carne.
Así de simple, aunque O Fantasma no tiene muchos diálogos, me pareció que en realidad, no se extrañaban, dado que está bien explicada la historia, mediante actos, lo cual me la hizo mucho más agradable y fácil de llevar.
El actor principal, que a mi juicio, es el único que vale la pena destacar, hace un trabajo increíble y creíble, me daba la sensación, de que de verdad sentía lo que hacía, y deseaba y se excitaba de verdad, en esas escenas sexuales de onanismo, muy realista y simple a la vez, las cuales se ha ganado todos mis elogios, más allá de su explícita belleza.
La abundante presencia de espejos, como dato interesante, refuerza también esta idea de los anhelos y ambiciones, proyectando una imagen frente a los personajes, imagen que ellos mismos son los encargados de juzgar.
La contemplación de su propio cuerpo, le hace ser consciente de quién es, y qué o a quién quieren conseguir.
Creo que el nombre de O Fantasma, obedece al hecho de que el actor, en las escenas finales, se disfraza con un traje de látex y mascara, emulando al superhéroe “The Phantom” creado por Lee Falk, que empezó a publicarse como tira cómica en 1936.
Aunque el protagonista, se disfraza de forma muy similar, a dicho superhéroe, es caer en lo sencillo.
Pues se supone, que O Fantasma nos está hablando de la bajada a los infiernos de un muchacho, dominado totalmente por el deseo, casi parece convertirse en un animal, incluso, me atrevería a ir más lejos, e insinuar, que a un insecto en las escenas finales, caminando entre la basura, al estilo “La Metamorfosis” de Franz Kafka.
Dicho insecto en cuestión, en que se transforma, se asemeja más una araña.
Pues al comienzo le vemos como una araña, clavando sus quelíceros sobre la “víctima”, el policía en el carro, que está esposada, o “atrapada”, o cuando aparece con el otro sujeto, teniendo sexo, donde le está “inyectando el veneno arácnido” en el cuello; y al final, también le vemos de nuevo, inmovilizando a su víctima, objeto de deseo, de pies y manos.
Imaginación no me falta para extraer teorías, el guionista sabrá... porque curiosamente las arañas, siempre han tenido en el cine, y en la literatura, ese simbolismo de deseo y muerte.
Por otra parte, lo que nadie parece encontrar en O Fantasma, es la regresión gradual del héroe, a un nivel canino.
Comenzamos con el apego a su perro, el único afecto interesado en su vida, donde se besan, acarician, etc.
Al igual que el perro, Sérgio tiende a juzgar, y eventualmente expresar su energía erótica, a través del olfato, por ejemplo, en la escena en la que se lame la pared de la ducha, y al final, él está vagando los montones de basura, y olfatea al azar, de la manera que un perro lo hace; además de otros comportamientos, como caminar de “4 patas”, olfatear, y otras actitudes.
Una pregunta más, o crítica sobre la edición, o la línea de la historia; es que O Fantasma se abre con la escena culminante, en el comienzo mismo:
La participación de Sérgio, el protagonista, y el objeto de su deseo obsesivo.
Es muy erótico e inquietante, y ponerlo justo en el comienzo, que nunca haya regresado por él, lo deja a uno con una sensación incompleta, al final.
Dicho de otra manera, Sérgio, al llegar a “secuestrar” a su objeto de deseo” y ver el rechazo que éste siente, lo viola en el acto, y luego lo viste, amordaza, y saca de su casa, dejándolo abandonado, no sin antes, darle una golpiza, por su rechazo.
Sérgio ha llegado al punto sin retorno, y en el desarrollo de O Fantasma, lo real “objeto del deseo”, ha llegado a lo imaginario “cumplir la fantasía”, y caído en lo simbólico, “la transformación sin retorno”
Como “negativo”, no creo que el colectivo gay, esté muy satisfecho de O Fantasma, porque de nuevo, el gay es un elemento de lo “mejorcito”, donde los malvados, son homosexuales.
Podían haber puesto, un protagonista que bajase a los infiernos de la heterosexualidad, o bisexual, pero no, el pervertido resulta que es gay, pero como es muy guapo y cachondo, se lo perdonan, y esa sea una atenuante, así como el carácter metafórico de toda la trama.
Es que habrá incluso, quien llegue a interpretar:
“Mira lo que pasa si eres gay, te transformas en un bicho”, que hay gente para todo.
Total, O Fantasma es una película, que te hace pensar acerca de la soledad, en las grandes áreas urbanas.
Una historia que puede estar sucediendo fuera de casa, mientras se vive una vida cómoda en el interior.
Es un mundo solitario, que pertenece a la noche, a las sombras, por lo que parte de la clandestinidad de las grandes ciudades.
Una vez que pertenece a este mundo, parece que sus habitantes se deterioraron en seres humanos indigentes, que pierden sus nombres, los hogares, y los orígenes.

“Ninguém pode viver sem amor”
(Nadie puede vivir sin amor)



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