Blue Jasmine

“Anxiety, nightmares and a nervous breakdown, there's only so many traumas a person can withstand until they take to the streets and start screaming”

Mucha gente, ha deseado en algún momento, y de manera más o menos explícita, que los ricos caigan en la miseria, y como recompensa, que los pobres sean agraciados por la fortuna.
Muchos siglos atrás, los griegos inventaron “Némesis, la diosa de La Fortuna”, capaz de castigar, por ejemplo, a los poderosos, y beneficiar a los pobres, para restablecer la armonía.
Los griegos, no conocían el sentimiento de culpa, aportación judeocristiana, pues veían el cosmos, como un conjunto que debe permanecer en equilibrio, evitando las penurias y los excesos.
En la mitología griega, “Némesis”, llamada “Ramnusia, la diosa de Ramnonte” en su santuario de esta ciudad, es la diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio, y la fortuna.
Castigaba a los que no obedecían a aquellas personas con derecho a mandarlas y, sobre todo, a los hijos desobedientes a sus padres.
Recibía los votos y juramentos secretos de su amor, y vengaba a los amantes infelices o desgraciados, por el perjurio o la infidelidad de su amante.
Su equivalente romana, casi en todo, era “Envidia”, aunque en el lenguaje usual en español, y otros idiomas romances, en el presente se usa la palabra “Némesis” con el significado de alguien que es artífice de una venganza, en cuanto es la justicia retributiva.
Némesis es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos.
Castiga sobre todo la desmesura.
Sus sanciones, tienen usualmente, la intención de dejar claro a los mortales que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados, ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal.
También, se considera que era “la diosa griega que medía la felicidad y la desdicha de los mortales”, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas, cuando habían sido favorecidos en demasía por La Fortuna.
Con este carácter, nos la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde fue considerada como “Las Furias”, es decir, como “la diosa que castigaba los crímenes”
“Some people, they don't put things behind so easily”
Blue Jasmine es una película de comedia y drama, escrita y dirigida por Woody Allen, en el año 2013.
Protagonizada por Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Andrew Dice Clay, Max Casella, Tammy Blanchard, Alden Ehrenreich, entre otros.
Blue Jasmine obtuvo 3 nominaciones al premio Oscar:
Mejor guión, actriz principal, y actriz secundaria.
Ganando: Mejor actriz principal (Cate Blanchett)
Blue Jasmine es una tragicomedia de Woody Allen, con contrastes, esnobismo, inestabilidad mental, y comentario familiar-social, con influencia de las obras teatrales de Tennessee Williams, sobre todo “A Streetcar Named Desire” (1951)
La columna de la historia, es la degradación interior de una mujer, que se niega,  constantemente y en diversos aspectos, a aceptar la realidad, aferrándose al autoengaño, mientras aguarda que un hombre aparezca para rescatarla, y devolver su mundo a la normalidad.
Allen asegura, que Blue Jasmine nace de una idea que le dio su esposa, Soon-Yi Previn, cuando le habló de una mujer que había conocido, y que atravesaba esta crisis personal y económica.
Esa es al menos su versión cuando, con frases cortas, resume una trama de la que prefiere no hablar, al menos, mientras está inmerso en el rodaje.
En esos momentos le preocupan otras cosas, como el día tan soleado con el que les recibe San Francisco, ciudad en la que trabajó hace demasiados años, al principio de su carrera, y de la que esperaba niebla y lluvia, pero la jornada ha preferido recibirlo con un cielo azul, que le tiene contrariado.
“Woody dice, que esta luz, hace el plano menos interesante.
Además de que nos obliga a cerrar los ojos”, comenta Blanchett divertida, compartiendo los comentarios que Allen intercambia con su director de fotografía, el español Javier Aguirresarobe.
Amante de las filmaciones en exteriores, Blue Jasmine es la primera película en una larga temporada, con la que Allen regresa a Estados Unidos, rompiendo el ciclo de proyectos que permitió al realizador, viajar desde Manhattan, a toda Europa: Londres, Barcelona, París, y Roma, con sus películas a modo de “guía turística”
Con Blue Jasmine, nos topamos con el Woody Allen más crítico y ácido, que analiza al ser humano con lupa, de forma brutal, y sin compasión, y con la que una vez más, consigue situarse en el pódium de los grandes directores de cine de todos los tiempos.
Blue Jasmine fue filmada en 2012, en locaciones de Nueva York y San Francisco; y cuenta la historia de una mujer, Jeanette “Jasmine” Francis (Cate Blanchett), una mujer rica y glamurosa, de la alta sociedad neoyorquina, que se encuentra de repente sin dinero y sin casa, en bancarrota, tras el fin de su matrimonio con un hombre adinerado, Hal Francis (Alec Baldwin)
Devastada, Jasmine debe abandonar su lujosa vida en Nueva York, para mudarse a San Francisco, y vivir con su hermana, Ginger (Sally Hawkins), una mujer con 2 hijos, de clase trabajadora, que planea vivir con su novio Chili (Bobby Cannavale) en un pequeño apartamento.
Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se dedica a tomar antidepresivos, y a recordar su antigua vida en Manhattan, donde deberá repensar su estilo de vida, y rearmarse en constante juego con un pasado que la agobia.
Lamentablemente, el dinero mueve el mundo, y la falta de él, sobre todo sí has gozado anteriormente de una comodidad económica decente, puede resultar desesperante, deprimente, y hasta autodestructivo.
Lamentablemente, sí otra vez voy a decirlo mucho, en los últimos años esto ha sido una realidad demasiado cercana para la clase media, y un poco menos para la clase alta.
Pero a Woody Allen no le interesa regodearse en la pobre clase obrera que lo está perdiendo todo, si no en la desesperación de la clase alta, cuando se encuentra en esta situación, y ya no sólo por la gran diferencia de pasar a tenerlo todo, a no tener nada, sino porque es una situación que se han buscado ellos solitos, a base de estafa, corrupción, y engaños.
Mediante saltos temporales, conocemos la historia de Jasmine, a través de viñetas que configuran el pasado y el presente de un personaje que ha perdido su estatus, su autoestima, y se encuentra en reorientación personal, dentro de un contexto de “pez fuera del agua”
Blue Jasmine es una película brutalmente honesta, en la que su protagonista, no concibe una vida sin dinero, que para ella es símbolo de belleza, elegancia, buenos modales, y seguridad emocional.
Para ello, Allen nos muestra 2 puntos de vista muy diferentes:
El de la snob Jasmine, y el de su hermana Ginger, una joven humilde que vive en una barriada de San Francisco, con un novio que lleva camisas hawaianas, y camisetas de tirantes.
Jasmine, no concibe que su hermana sea feliz, en un ambiente como ese, pero ella tendrá que aprender a adaptarse, si quiere salir adelante.
La trayectoria descendente de la protagonista, la convierte en una heroína trágica; y su descenso conmueve hasta los tuétanos.
¿Quién no le teme a la locura?
¿Quién no teme destruir el único mundo en el que puede vivir, debido a sus propias y humanas limitaciones?
¿Quién no se compadece de alguien que ha sido feliz, y pierde todo por culpa de un error propio, error provocado en este caso, por los celos y la humillación?
¿Quién no ha sido cegado por la pasión, alguna vez en su vida?
Con situaciones actuales, incluso con sus estereotipos, Woody Allen consigue recrear el clima de la tragedia griega; y expresa como nunca antes, una visión profundamente negativa de la sociedad y del género humano.
En un primer nivel, la devastación familiar y social, provocada por las malas prácticas financieras de Hal el esposo de Jasmine:
En la crisis económica actual, que causaron personajes siniestros como Bernard Lawrence Madoff, un banquero que fue detenido por el FBI y acusado de fraude, en quien parece inspirarse el personaje interpretado por Alec Baldwin, este retrato intimista, de cómo los poderosos trituran a los débiles, es cuanto menos inquietante.
Pero es en el plano psicológico, a través de los personajes, en que se refleja mejor la amargura de Blue Jasmine.
Ni uno solo de ellos, sea principales y secundarios, se salva de un retrato despiadado:
Empezando por Jasmine, que sólo denunció las estafas de su marido, cuando se enteró de que llevaba años poniéndole los cuernos, incluso había permitido que estafara a su cuñado, sin importarle siquiera, cómo su venganza podría afectar a su hijo.
Siguiendo por Ginger, más amable y empática que su hermana, pero que como le repite continuamente Jasmine, tiene la autoestima por los suelos, a pesar de que su novio es un maltratador potencial, vuelve con él.
También tiene una inteligencia emocional de “mosquito” cuando regresa Jasmine a casa destrozada, tras romper con su prometido, está más pendiente del champán que de ella.
Hal, el marido de Jasmine, un ser despreciable, que vive en una permanente huida hacia adelante, estafando a todo el mundo, y engañando a su mujer.
El ex-marido de Ginger, Augie (Andrew Dice Clay) un pobre hombre que se dejó estafar por Hal, la única vez que consiguió algo de dinero, y que resentido, destruyó su familia, y desde entonces, no para de dar tumbos.
Chili, el novio de Ginger, es un charlatán y un maltratador potencial.
El segundo novio de Ginger, Al (Louis C.K) aparentemente un hombre sensible y cariñoso... que olvidó comentarle que estaba casado…
El dentista, Dr. Flicker (Michael Stuhlbarg), un friki, acosador, y violador potencial;
clara metáfora al mismísimo Woody Allen.
El novio de Jasmine, Dwight Westlake (Peter Sarsgaard) que sólo quiere un florero para acompañarle en su brillante carrera política.
El hijo adoptado de Jasmine, Danny Francis (Alden Ehrenreich), abandona a su madre sin dejar rastro cuando ésta más lo necesita, y cuando se reencuentran años después, la rechaza de nuevo, no sin antes reprocharle la muerte de su padre.
Así pues, no se salva ni un solo personaje:
Son todos unos seres perdidos, tristes, y frecuentemente, dañinos; y están tremendamente solos.
En definitiva, lo que Blue Jasmine deja, es como el mundo del poder y el dinero, ignoran sus problemas y su realidad, con tal de seguir viviendo la mentira que vende, y la comodidad que ofrece.
Y Jasmine es la víctima del velo que se corre.
“Who do you have to sleep with around here to get a Stoli martini with a twist of lemon?”
Cuando llega la hora de la reflexión, nadie mejor que Woody Allen para brindarse a ello.
Con 40 películas como director en los últimos 40 años de carrera, Allen, de 77 entonces, es un realizador tan prolífico como reverenciado, aunque a veces, igualmente criticado, y hasta vilipendiado, al menos en lo que a su vida personal se refiere.
Su último filme, Blue Jasmine, llega ahora a las pantallas estadounidenses como una oda a la reflexión, una fábula moral, dedicada a ese momento de contrición, al arrepentimiento por lo que se hizo, o quizás, por lo que no se hizo, que todo el mundo vive en algún punto de su vida.
Y como el director, guionista, y sobre todo autor, aunque cada vez menos actor, reconoció a este periódico durante el rodaje de Blue Jasmine, de autocrítica y autoanálisis, que él sabe mucho.
Porque, como dijo en un momento de sinceridad:
“Yo nunca volví a empezar.
Caí en picado, y a partir de ese momento, ya nunca volví a enderezarme”
Allen, director de mujeres por excelencia, está mucho más interesado en enfocar este drama, desde los ojos de su protagonista, Jasmine.
La ciudad, ya sea San Francisco, o incluso Nueva York, no es más que el telón de fondo.
“Woody está fascinado por las mujeres.
Las adora.
Está enamorado de sus excentricidades, de sus emociones, de su forma de pensar, de su psicología, en ocasiones extremas, de cuán pintorescas podemos llegar a ser”, confirma ya concluido el rodaje, una Cate Blanchett que se confiesa, como alguien que “babea por Allen”
Especialmente para aquellas por encima de los 40.
Después de todo, se trata del hombre capaz de llevar al Oscar, a gran parte de sus musas.
Ya sean las 2 estatuillas conseguidas por Dianne Wiest por “Hannah And Her Sisters” (1986), y “Bullets Over Broadway” (1994); o las que recibieron Mira Sorvino por “Mighty Aphrodite” (1995), Penélope Cruz por “Vicky Cristina Barcelona” (2008); y especialmente Diane Keaton por “Annie Hall” (1977), la persona que, como subrayan sus críticos, abrió los ojos del realizador a las mujeres.
“Creo que fue un dramaturgo británico quien dijo, que un hombre se puede esconder tras la máscara de una mujer, y mostrar así su visión del mundo desde otro prisma”, cuenta Blanchett.
“De ahí que durante el rodaje, le preguntara, por qué no interpretaba él, el papel de Jasmine.
Por un minuto se quedó pensando, y totalmente en serio, me contestó:
“Porque hubiera sido muy cómico”
Ser “una chica Allen” tiene sus ventajas.
Especialmente para competir por las estatuillas más preciadas de El Séptimo Arte.
Pues hasta ahora, 4 actrices han conseguido llevarse el Oscar con películas del cineasta neoyorquino.
Con las buenas críticas que está cosechando Blue Jasmine, la pregunta, es si Cate Blanchett conseguirá su segundo Oscar, y se convertirá así, en la triunfadora N° 5 del director:
Absolutamente, sí.
Y es que lo más destacado de Blue Jasmine, son las interpretaciones de Cate Blanchett, en un esfuerzo válido de desesperación y paroxismo, y de Bobby Cannavale como Chili, el novio de Sally Hawkins, intentando remedar a Marlon Brando como Stanley Kowalski.
Las 2 actrices están rodeadas de unos correctos secundarios, como:
Alec Baldwin, Louis C.K, Peter Sarsgaard, Bobby Cannavale.
Pero la Jasmine de Woody Allen es, como bien dice el título, “blue”, triste, nostálgica, oscura, desesperada, y depresiva, casi podrida por dentro, y con unos niveles de falsedad, y snobismo tales, que veces llevan a un extremo casi terrorífico, la trama de Blue Jasmine.
Todo el metraje, gira en torno a este personaje, y la cámara la sigue como si fuera su sombra, para conocer su desgracia, e intentar o no, que el espectador se compadezca de ella.
Era de esperar, que esta Blue Jasmine, estuviera interpretada por una actriz con fuerza, carisma, y la suficiente sabiduría, como para saber dotar al personaje de todos los matices posibles.
Y la elegida, no fue otra que la bellísima y regia Cate Blanchett, que se enfrenta al que es el mejor trabajo de su carrera hasta la fecha.
Una interpretación sobrenatural, que ayuda al efecto que Woody Allen quería conseguir:
El de ahondar en el aspecto más oscuro del alma humana.
Ella y Allen, proponen algo especialmente osado:
Volver al estatuto de actriz inapelablemente hermosa, de atractivo fuera de duda, y no mediante una construcción publicitaria y clipera.
Blanchett es subyugante, no gracias a ángulos de cámara velozmente cambiantes que la favorecen y la falsean, es subyugante mucho más allá de la cámara, hasta parecería no necesitarla.
Blanchett es una deidad; una deidad caída en este caso:
Una mujer acostumbrada a la riqueza, que lo ha perdido todo.
Blue Jasmine empieza, con un relato tragicómico de esa pérdida, en forma de monólogo sufrido por una compañera de viaje, una señora a la que se le nota la permanencia del dinero.
Jasmine, “nom de guerre” ha accedido a la riqueza y/o al amor con su marido, que ya no está más para ella.
Para Blue Jasmine, él estará en numerosos flashbacks, que irrumpen con frecuencia, y con cierta violencia.
Es la vida anterior, es una vida que Jasmine ha perdido, y esa pérdida, es un shock constante, que la sigue a modo de Némesis que lo llega a personificar, inclusive, su propia hermana.
No más techos altos de departamentos de edificios antiguos, casa en Los Hamptons, viajes a Europa, consumo sin límites en Nueva York, el roce del dinero con el dinero.
Su marido, es la seducción constante en el amor prohibido, y en los negocios.
Es el enorme Alec Baldwin, un actor que cuando dejó de ser galán joven, pasó a ser un intérprete de una perfección descomunal.
En Blue Jasmine, sabe que no es el centro magnético, no hay manera de competir con Blanchett, y esos flashbacks, lo ubican tras un velo misterioso, que Blue Jasmine termina de descorrer al final, en una revelación que está lejos de ser una vuelta de tuerca:
Es lógica y aporta una nueva luz a los juegos conceptuales manejados a la perfección:
Dinero y pasión enfermiza, se mezclan de forma indisoluble.
Jasmine, al perderlo todo, pierde también la capacidad táctica, sólo le queda la estrategia general.
Y en los juegos del amor y el dinero, o del amor al dinero, todo puede decidirse en detalles aparentemente ínfimos, pero cruciales.
Jasmine cambia de costa, del este al oeste de los Estados Unidos, con el peso que ese viaje siempre tuvo en el cine de Allen, y pasa a convivir con su hermana, que se casó mal.
La hermana, es Ginger (Sally Hawkins), y también está perfecta.
Pero entrar en cada ángulo de Blue Jasmine, y evaluarlo de forma superlativa, es redundante.
Y hay un mensaje diáfano:
La mentira lleva la destrucción.
Pues el marido (Alec Baldwin) engaña a su mujer, lo cual acarreará la ruina su matrimonio.
Jasmine miente sobre su nueva vida, lo cual provocará una ruptura también.
Ginger intenta engañar a su novio… con un chico que engaña a su mujer.
Más allá de los negocios turbios del esposo, los personajes viven en, y de la mentira.
Solo los que escogen la verdad, o quizá no lo escojan, a veces la mentira, o su contrario, forman parte del carácter, no es una elección.
Es decir, solo consiguen salir adelante, Ginger y el hijo de Jasmine, aunque no de una manera brillante, como mandarían los cánones sociales.
Porque ese es otro de los temas.
¿Qué más da el oropel, si somos deshonestos?
Se trata de una mujer desequilibrada, que ejerce una mala influencia en todas aquellas personas con las que está, especialmente, en la de su hijo adoptivo, su marido que termina ahorcándose en prisión, y sobre todo, su hermana, la antítesis de Jasmine, a la que constantemente agobia, con la idea de que debe aspirar a una vida mejor de la mano de otra persona, lo que le lleva a serle infiel a su pareja, con un hombre casado.
Pero finalmente, se reconcilian y son felices, mientras que Jasmine vaga sola por las calles de la ciudad, medio alcoholizada, y delirando.
La moraleja de Blue Jasmine, es que a los pobres, aunque les hayan robado sus sueños y su dinero, aunque tengan los mismos problemas a nivel de relaciones humanas, infidelidades y conflictos familiares, como nunca han sido ricos, no tienen tanto que perder con la crisis, están acostumbrados a una vida austera y humilde, pero al que ha vivido a todo trapo, le cuesta mucho más adaptarse a la nueva situación de ruina.
Se subraya un aspecto fundamental en la resolución de conflictos, que es la sinceridad, y como Jasmine no lo es, termina mal.
De todos modos, sería en extremo injusto, no señalar la gran cantidad y variedad de humor, se incluye el incómodo, negrísimo, cruel y real, la estructura que permite el cambio de perspectiva y de tiempos, sin afectar la tersura narrativa, el entramado temático notablemente resistente en su elasticidad, y profundidad.
Impagable, el diálogo de Jasmine con los niños en la cafetería, de Oscar.
Del resto, Blue Jasmine es típica película de Allen, desde los créditos iniciales, hasta la excelente banda sonora, repleta de Jazz, donde sobresale el clásico “Blue Moon”
“I don't really have any inhibitions”
El personaje de Jasmine, es un retrato muy acertado, de la desesperación de aquellos que caen en la pobreza, cuando han disfrutado con exceso, durante toda su vida, de una holgada posición económica y social.
Ahora, a esos pobres ricos, les toca vivir entre la cochambre del populacho, que cobra o vive con cantidades que ellos emplean en comprar un bolso de Gucci.
Dicho esto, tengo que decir que me alegro de ser pobre, honrado, y sobre todo, de estar lejos de esos personajes que tanto atraen a Woody Allen…
En Blue Jasmine, se encontrarán con una película dramática, con tintes graciosos, o viceversa, que enfrenta 2 modos de vivir la vida, donde las oportunidades y la suerte vienen, y uno elige si la deja pasar, o incide sobre sus espaldas.
Como dijo uno de los maridos de Ginger:
“Hay veces que uno no puede dejar atrás el pasado”

“Can you please not fight in here?
I don't think I can take it.
For some reason, my Xanax isn't kicking in”



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