American Hustle

“Everyone Hustles To Survive”

El Escándalo ABSCAM fue una operación encubierta, durante los años 70 y 80, por parte del FBI, dirigida al tráfico de bienes robados, pero se convirtió en una investigación de corrupción política, que implicó y condujo a que la condena de un senador de Estados Unidos, a 6 miembros de La Cámara de Representantes de Estados Unidos, un miembro del Senado del Estado de New Jersey, miembros del Consejo de la ciudad de Filadelfia, al Alcalde de Camden, New Jersey, y a un inspector del Servicio de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos.
Preocupados por los crímenes de cuello blanco y la corrupción política, John Good y Anthony Amoroso del FBI, trabajaron junto a un estafador, Mel Weinberg, para organizar una operación encubierta:
ABSCAM.
Weinberg y el FBI, crearon una compañía falsa, encabezada por un jeque árabe simulado, con el propósito de ofrecer sobornos a los funcionarios, a cambio de favores políticos.
“Pronto nos convencimos de la capacidad de Mel”, dice Good.
“Él se dedicó a la tarea intensamente.
Ni siquiera lo llamaría un informante; actuó muy por encima del alcance de un informante que simplemente aporta datos.
Participó de lleno en la operación encubierta.
Era un estafador, pero también tenía buen corazón, y cierta integridad, así que cuando se comprometió con una operación legítima, pudo lograr algo importante en el lado correcto de la ley”
Weinberg, se convirtió en el testigo estelar en los casos del FBI contra 6 miembros de La Cámara de Representantes de Estados Unidos, y un Senador de la Nación, que fueron acusados de varios cargos en el escándalo.
Además, fueron procesados otros funcionarios del gobierno local, incluyendo El Alcalde de Camden, New Jersey.
“Pienso que El Alcalde era un tipo realmente agradable”, dice Amoroso.
“Es decir, su primer interés era ayudarse a sí mismo, pero también, buscaba ayudar a Camden, New Jersey.
Hubo una vez que estuvimos en Atlantic City, y un tipo borracho que pasaba por la acera se le acercó.
Ese hombre, ni siquiera era un elector del alcalde, pero él pasó 10 minutos charlando.
Ésta es la clase de hombre que era El Alcalde.
En este trabajo, hay tipos a los que no puedes esperar para encerrar, pero lamentas ver caer a otros hombres.
El Alcalde era alguien así, me entristeció su caída, pero éste es mi trabajo” sentenció.
La Operación ABSCAM fue, al mismo tiempo, un éxito y un fracaso para el FBI.
Un éxito, porque el cuerpo policial logró dar su mayor golpe contra la corrupción política organizada en mucho tiempo.
Un fracaso, porque lo hizo recurriendo a un engaño descomunal.
Como el FBI no lograba pillar a los políticos con las manos en la masa, creó una ficción delictiva, para sacar a los estadistas de sus madrigueras.
La Fiscalía de New Jersey, se negó entonces a respaldar los engañosos métodos del FBI, que tuvo que llevarse el caso a Brooklyn.
Más de 3 décadas después, los juristas estadounidenses, siguen discutiendo la legalidad de recurrir a los turbantes árabes para detener a los criminales de cuello blanco.
Curiosamente, hoy por hoy, el nuevo jefe de la división criminal del FBI, abrumado por tantos casos de corrupción pública, dice que su agencia, está ampliando su capacidad de atrapar a políticos corruptos, y podría realizar una operación encubierta dentro del Congreso.
El subdirector James Burrus, indicó que el programa de corrupción pública del FBI es “un gigante dormido y lo hemos despertado”, y pronosticó que habrá mucho énfasis en ese tema en el país, durante “muchos, muchos años futuros”
Tanta es la evidencia de conducta indebida que está surgiendo en la capital de Estados Unidos, que Burrus se comprometió recientemente, a añadirle un cuarto escuadrón de 15 o 20 miembros, a la oficina de Washington.
Este año, los ex representantes republicanos, Duke Cunningham y Bob Ney, se declararon culpables de cargos de corrupción.
Hay agentes del FBI, investigando aproximadamente, a una docena de otros miembros del Congreso, entre ellos 3 senadores.
También se espera, que El Departamento de Justicia, empiece a procurar encausamientos poco después de una extensa investigación de la legislatura de Alaska.
Burrus afirma, que si las condiciones lo justifican, él no tendría inconveniente en respaldar una investigación encubierta como la famosa Operación ABSCAM” a fines de los años 70, en la que un senador federal, y 6 representantes aceptaron, ante una cámara, sobornos de agentes del FBI que posaban como jeques árabes.
“Buscamos mucho esa clase de oportunidades”, indicó Burrus, utilizando palabras que rara vez se han escuchado en esa oficina, en el reciente cuarto de siglo.
“Yo lo haría en El Capitolio, en cualquier legislatura estatal... si tuviéramos operaciones encubiertas, que nos ayuden a conseguir mejor evidencia, yo las haría enseguida”
Philip Heymann, que fiscalizó la investigación ABSCAM en calidad de Jefe de La División Criminal del Departamento de Justicia, durante el gobierno de Jimmy Carter, manifestó sorpresa, al enterarse del deseo del FBI, de intentar otra operación encubierta en el Congreso, después de la indignación provocada por ABSCAM en Capitol Hill.
“Eso muestra valentía de parte del FBI”, expresó Heymann, actualmente profesor de Ley Penal en la Universidad de Harvard.
Añadió que su conclusión, luego de haber visto recientemente un documental transmitido por la televisión pública, y haber consultado a expertos, es que “hay más corrupción en El Capitolio, de la que yo consideraba imaginable” y que una sola operación encubierta del FBI “podría dar lugar a un gran número de encausamientos”
Pero incluso, sin operaciones encubiertas, Heymann y otros observadores dicen, que les ha complacido la voluntad del Departamento de Justicia, ahora controlado por los republicanos, de proseguir con investigaciones al estilo antiguo, incluso, si afectaran al propio partido, en las elecciones de mañana.
A nivel nacional, en el año reciente, 600 agentes han trabajado en 2,200 casos de corrupción pública, con 650 arrestos como resultado, además de 1,000 encausamientos, y 800 condenas, según Burrus.
Y, en apariencia, están surgiendo otras investigaciones por todas partes.
Pero Reid Weingarten, un ex fiscal de ABSCAM, que ahora es un conocido abogado defensor criminalista en Washington, dice que apostaría a que el brote actual de casos en El Congreso, ha resultado pues, a los investigadores, “les ha caído evidencia fácil” y no porque haya una cacería organizada de políticos corruptos por parte del FBI.
Aparentemente, la agencia sí ha incrementado el uso de supervisión electrónica, y ha llevado a cabo investigaciones encubiertas de políticos estatales.
Sus agentes le hicieron grabaciones secretas al representante William Jefferson, demócrata por Louisiana, antes de encontrarle $90,000 en una nevera, en un allanamiento realizado en mayo pasado.
También, hay fuentes del gobierno que dicen, que se interceptaron llamadas de celulares, en un período de 4 meses, en una investigación del representante Curt Weldon, Republicano por Pennsylvania.
En La Operación llamada “Tennessee Waltz” hay 10 funcionarios estatales de Tennessee, entre ellos, 5 legisladores retirados, o en funciones, que están encausados como resultado de una operación, en la que aparecen agentes encubiertos del FBI, ofreciendo sobornos a cambio de ayuda para una compañía inexistente.
Burrus informó, que algunos legisladores de Tennessee, trataron de actuar con tanta rapidez después de los pagos, que fue difícil hacer las cosas de modo que no se promulgaran inmediatamente leyes, que se suponía, ayudaran a la falsa compañía.
Otra investigación, dio lugar al encausamiento de 3 miembros del Consejo Municipal de San Diego.
En Alaska, el FBI ha más que duplicado el personal utilizado en una extensa investigación de alegaciones, de que una compañía de servicios del sector petrolífero, que sobornó a legisladores estatales, según dicen personas familiarizadas con el caso.
El 31 de agosto y el 1° de septiembre, 2013, el FBI condujo 2 docenas de allanamientos, y registró la oficina del Senador Estatal, Ben Stevens, hijo del Senador Federal Ted Stevens, Republicano por Alaska.
“Some of this actually happened”
American Hustle es una película de comedia y suspenso, del año 2013, dirigida por David O. Russell.
Protagonizada por Christian Bale, Bradley Cooper, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K., Michael Peña, Jack Huston, Alessandro Nivola, Shea Whigham, Paul Herman, Elisabeth Röhm, Saïd Taghmaoui, Adrian Martinez, Robert DeNiro, entre otros.
El guión fue escrito por David O. Russell y Eric Warren; basados en los hechos reales acontecidos en 1978, sobre un oficial del FBI, que investiga un caso en donde algunos políticos aparecen implicados en un delito de corrupción, una operación conocida con el nombre:
ABSCAM.
David O. Russell, en American Hustle, se centra en los personajes que tratan de cambiar sus vidas a través de un proceso de reinvención.
“Estas cintas, tratan de personas cuyas vidas, no han transcurrido en la forma que deseaban, o que intentaron”, explica él.
“Conservan algo profundamente atrayente, pero también son trágicas”, concluye.
“Gran parte de American Hustle, trata de las distintas formas en que nos engañamos unos a otros, y a nosotros mismos”, añade el productor Richard Suckle.
“Cuando estás atorado en un trabajo que odias, o en una relación conflictiva, te convences a ti mismo, de que las cosas están bien, y van a funcionar.
Todos encontramos formas de hacer esto, pues a veces es todo lo que podemos hacer.
Y justamente es lo que hacen los personajes en American Hustle”, asegura el productor.
 American Hustle obtuvo 10 nominaciones al Oscar:
Mejor película, director, actor principal (Christian Bale), actriz principal (Amy Adams), actor secundario (Bradley Cooper), actriz secundaria (Jennifer Lawrence), guión original, vestuario,  edición, y fotografía.
Russell ha hecho una película de ritmo trepidante, que no aburre en ningún momento de sus 138 minutos, gracias a un gran guión, lleno de diálogos ágiles, y repletos de humor negro, haciendo uso de una narración en primera persona de los 3 protagonistas, con los que también comparte una lograda recreación de los años 70, y una banda sonora potente, con grandes nombres del rock y jazz.
American Hustle es entretenida, divertida, sexy, llena de energía, y grandes diálogos, y trata temas como:
El engaño, el auto-engaño, la reinvención, el poder de la ambición, y como esta causa destrucción, a modo de thriller político, ambientado en los años 70, sobre un agente del FBI, que investiga un caso en el que algunos miembros del Congreso de los EEUU, aparecen implicados en un delito.
Todo comienza, cuando el brillante estafador, Irving Rosenfeld (Christian Bale), que trabaja junto a su socia y amante, la seductora británica Sydney Prosser (Amy Adams), se ven obligados a trabajar para el impetuoso agente del FBI, Richard “Richie” DiMaso (Bradley Cooper)
DiMaso, los fuerza a que ambos se introduzcan en el mafioso mundo de los corredores de bolsa de Jersey, que resulta ser tan peligroso, como atrayente.
Por otra parte, El Mayor Carmine Polito (Jeremy Renner) es un apasionado y volátil político de New Jersey, atrapado entre los estafadores, y los agentes federales.
La impredecible mujer de Irving, Rosalyn (Jennifer Lawrence), podría ser la que tire de la manta, haciendo que todo se desmorone.
La historia de American Hustle, es un punto favorable para el éxito, ya que mantiene una atmósfera de incertidumbre y suspenso, debido al elemento central de la trama:
El engaño.
Durante el tiempo que dura American Hustle, estamos a la expectativa de saber:
Quién traicionará a quién, y cómo es que se resolverá todo.
La definición de personajes es clara, y mucho se define a través del vestuario, y la evolución de algunos, es muy interesante, destacando la de Bradley Cooper como el agente del FBI, capaz de escupir a su jefe, y sintiendo que puede aspirar a atrapar a gente más grande y gorda, teniendo de ésta forma, un ansia voraz que se traduce en ambición, la cual le jugará una mala pasada, como es de esperar…
Por otra parte, el personaje de Christian Bale, es más complejo de lo que parece.
Aunque está casado, y solo lo hace por tener a su hijo adoptado con él, mantiene una relación con Sydney Prosser / Lady Edith Greensly (Amy Adams), la chica a la que ama sobre todas las cosas.
El deterioro de su personaje es notable, cuando queda solitario y abandonado, haciendo uso de sus pastillas del corazón para sobrevivir.
Jennifer Lawrence por su parte, tiene un rol nauseabundo.
Es una mujer a la que odiaremos en seguida, por ser una cotorra, y no callarse cuando debe, metiéndose en mil asuntos, y no sabiendo mantener la compostura en cada momento.
Mientras que Amy Adams, está completamente exultante.
Ella, en esta ocasión juega a 2 bandos, y su sensualidad y atractivo, emergen de forma voraz, poniéndonos los dientes largos a más de uno.
Y luego está Jeremy Renner, El Alcalde Carmine Polito, un hombre íntegro y puro, que tiene el don de caernos muy bien, sobre todo por la tomadura de pelo en la que se ve envuelto.
Sí, como grupo, estamos ante uno de esos equipos, que bordan con todas sus intenciones, cada una de las interpretaciones de forma brillante.
Poco más que decir:
Mafia, engaños, pelucas, microondas, fiestas, gánsteres, pintauñas, corrupción, y muchos millones de dólares; lo tiene todo para ser una de las películas del año; una aguda reflexión, sobre lo que tenemos dentro de nosotros, ese engaño donde nos obligamos a creer que somos mejores, al mirarnos en el espejo del baño cada mañana.
Aunque eso, en realidad, es lo de menos, porque American Hustle es una gran juerga, de la que es imposible salir malparado.
“We fight and then we fuck, that's our thing”
El disparate de los 70, peluquines e inagotables escotes, policías con rizos y ases en la manga; American Hustle, o lo que es lo mismo, El Caso ABSCAM, caso real de corrupción política que a finales de los 70 implicó a una serie de senadores y miembros de la cámara de representantes; sirve de excusa argumental a David O. Russell, para aventurarse en un ejercicio de estilo, divertirse dirigiendo a un elenco de actores realmente sensacional, y filmar así una película “sexy, funky, groovy”, una película dinámica de ritmo trepidante, que a pesar de sus defectos, se convierte en la mejor obra hasta el momento del sobrevalorado O. Russell, y que se dirige de cabeza, por su 3ª nominación consecutiva, al Oscar al Mejor Director, tras “The Fighter” (2010) y “Silver Linings Playbook” (2012), claro está ayudado de un convulso montaje, de una banda sonora repleta de clásicos de la época, y de una coherente y admirable dirección artística.
La historia, nos presenta a un agente del FBI, que colabora con unos estafadores, a los que ha pillado para detener corruptos y más estafadores.
El argumento no es una novedad, pero:
¿Qué más da eso, cuando tiene un guión inteligente, divertido, y sin altibajos?
El argumento tiene un par de giros hacia el final, bastante interesantes, que a mí me sorprendieron.
También es divertida, que no graciosa.
Presenta algunas situaciones que sacan una sonrisa, pero ninguna de esas de reírse a carcajadas, tampoco tiene ese humor tonto tan de moda en Hollywood.
Todos los personajes, viven bajo la sombra de una trampa propia, y otra impuesta, y todos los actores y estrellas, interpretan roles con los que nunca habían tratado, y que a su vez, fingen ser otras personas...
Todo ese cúmulo de engaños, propios y externos, meta ficcionales y vinculantes a nuestra presente realidad, propician al director, a retratar que todo aparente triunfo, oculta otra historia más oscura, donde habita el fracaso.
Pero finalmente, la mafia ocupa aquí un telón de fondo, para esos artistas del engaño.
Hay dinero en juego pero, por supuesto, amor que dote de mayor complejidad a esos farsantes que tenemos ante nuestros ojos.
El propio director, es consciente de la dramatización/estilización, y nos desvela como primera de las cartas que algo de lo veremos, realmente pasó.
La historia real, escondía otra que pudiera ser o no verdad.
A O. Russell, realmente no le importa sino el juego de caos y control que propicia la misma, en ese intercambio de roles.
Y por ello, estamos ante una gran película que hay que aplaudir por diversos motivos:
Una es el reparto; la otra es la ambientación, esos decorados de los años 70, el maquillaje y peinados...
Todo le da una gran personalidad a American Hustle.
Aunque a algunos se les reconoce bien con el maquillaje, Christian Bale y Robert DeNiro están irreconocibles, realmente ha sido todo un acierto.
Es increíble, como en American Hustle, todo el mundo está caracterizado de una forma:
Bradley Cooper y sus rizos, el pelo rizado de Richie, es otro ejemplo de la manera en que el director y el actor trabajan juntos para crear el personaje.
Esto comenzó con Bradley, él dijo:
“Pienso que mi personaje podría tener el pelo rizado”
Pero después él y David, llevaron esto al siguiente nivel, lo introdujeron en el tema de American Hustle.
¿Qué pasaría si su pelo realmente no es rizado, qué pasaría si él decide rizarlo?
Éste es otro detalle, acerca de los pequeños engaños que hacemos para sobrevivir.
Christian Bale con su calva y barriga.
Christian aporta una autenticidad maravillosa, es como si hubiera salido de los años 70, ver la forma en que luce, sus ademanes, toda la calidad del Bronx que expresa.
Amy Adams, luce como una auténtica diva que sabe como manipular a su antojo, al estilo “femme fatale”
Ella es una chica de un poblado pequeño, que llega a New York.
Tiene un sentido de la moda natural y exquisita, y cuando conoce a Irving, desarrolla confianza para explorarlo.
Elige vestidos de Diane von Furstenberg, usa prendas de Halston, y realmente empieza a disfrutar esta nueva silueta, esta nueva libertad, pues es súper sofisticada y segura.
Jeremy Renner y su tupé al más puro estilo Elvis, quien logra caernos muy bien.
El personaje de Renner, se destaca de los otros, en que no usa ninguna máscara, él dice que trata de hacer lo correcto para las personas que representa, y así es.
Lo primero que se aprecia, es que tiene buenas intenciones en todo lo que hace:
Restaurar el estado de New Jersey es su principal impulso.
Aun si comete un error, cada cosa buena o mala que hace, siempre tiene una buena intención, y es muy compasivo.
Jennifer Lawrence, como ama de casa emperifollada en todo momento.
Rosalyn, es una inestable ama de casa de Long Island, que es totalmente opuesta a la elegante Sydney que interpreta Adams.
El personaje, carece de sofisticación, y eso se nota en cada aspecto, en las escenas y el diálogo, en la interpretación, y el diseño de vestuario.
“Rosalyn es muy representativa de Long Island, uñas rojas de acrílico, enormes peinados todo el tiempo, y le encanta la ropa con diseños de leopardo”, dice Lawrence.
“Me imaginaba que ella nunca salía, pasaba el tiempo hojeando revistas, comprando esa ropa, e imaginando que se veía exactamente como las fotografías, pero en realidad, no tenía una idea de cómo debía vestirse para lucir su cuerpo.
Así que los ajustes en el vestuario, se trataron de asegurar que nada le quedara bien:
“Eso no es bastante vulgar, es demasiado clásico”
Deseaba que se viera como un pequeño desastre”, dijo la ganadora del Oscar.
“Rosalyn es maniaca, está muy alegre o muy triste”, continúa Lawrence.
“Tiene tanto miedo de quedarse sola, que prefiere estar casada infelizmente.
Parece que podría tener una sencilla solución para sus problemas:
Obtener el divorcio, pero nunca daría ese paso.
Por eso, surge su desesperación.
Está en modo de sobrevivencia:
Su matrimonio no funciona, pero aún espera algo de Irving, que él nunca va a cumplir.
Su constante estado de decepción, provoca que tome algunas decisiones increíblemente malas, que sólo hacen que todo empeore” dijo.
Y es que Rosalyn es una maestra de la manipulación emocional, sabe cómo manejar a una persona, y usa su sexualidad para lograr sus objetivos.
Incluso, el magnífico Robert DeNiro en la piel de un mafioso al que temer, está de lujo en su poco minutaje.
Sin embargo, la gloria se la lleva un deformado e irreconocible Christian Bale, encabezando un reparto de personajes casposos, entrañables buscavidas con la palabra “perdedor” escrita en sus frentes.
Y dentro de esa categoría de Bale, una incuestionable Amy Adams de lujo, que brilla con una interpretación sublime, y que se impone como la mejor actriz de su generación.
Y es una gozada, cada vez que cualquiera de sus protagonistas comparten plano, lo elevan todo a otra dimensión.
Eso sí, imprescindible en versión sonora original.
Imperdible:
La primera escena de Christian Bale peinándose, y luego Bradley Cooper destrozándole el peinado.
Bradley Cooper imitando al jefe al final... no hay palabras.
Nunca olvidaré el momento en el que se ven por primera vez las 2 mujeres de Irving, y cruzan la mirada unos segundos, sembrando de tensión el ambiente.
Otra brillante escena, nos la ofrece Robert DeNiro y su conversación en árabe, con el falso jeque mexicano, una de las más tensas de la historia del cine reciente, diría yo.
Y de Oscar, es la pelea que mantienen el personaje de Bale con el de Lawrence en su casa, después de que éste haya sido amenazado en un coche.
Grandes diálogos, y escena de cine del bueno.
Lo poco que puede criticársele a American Hustle, es la ausencia casi total de violencia, que tal vez no habría estado mal, en una película de estafadores y mafiosos, y su tono yanqui y patriótico, a la hora de intentar dejar bien parados a los políticos corruptos de la historia.
Lo malo es que David O. Russell, director de incomprensible reconocimiento crítico en Estados Unidos, emula descaradamente a Martin Scorsese en American Hustle, un entretenido thriller político, que mezcla comedia y drama, en un contexto setentero, de remarcada estética hortera.
American Hustle trata de reflexionar, aunque lo haga de modo bastante superficial, acerca del arte del engaño, de ahí la escena del museo, por ejemplo, valiéndose para ello, de una trama plagada de caracteres y lugares comunes, en la que confluyen políticos corruptos y hampones de origen italiano. Y es que David O. Russell, no se corta un pelo a la hora de utilizar recursos muy “scorsesianos” como la alternancia en el uso de “la voz en off” de los protagonistas, un montaje acelerado, el “flashback” breve, la congelación de la imagen para la presentación de determinados personajes, los movimientos ampulosos de la cámara, una banda sonora compuesta por grandes éxitos musicales de la época en la que se desarrolla la historia… si hasta Robert DeNiro aparece haciendo de mafioso en un pequeño papel.
Vamos, lo que podríamos definir como un sonrojante ejercicio de imitación cinéfila en toda regla; con premeditación y alevosía.
Nos queda la duda, de si lo ha hecho para estar en consonancia con el tema de American Hustle, y me remito de nuevo a la escena del museo, y a la conversación en torno al cuadro de Rembrandt.
Por otro lado, American Hustle no hace algún intento de documentar, directamente, la historia de La Operación ABSCAM:
Los nombres se cambian:
Irving Rosenfeld basado en Melvin Weinberg.
Richard “Richie” DiMaso basado en Anthony Amoroso, Jr.
Sydney Prosser / Lady Edith Greensly basado en Evelyn Knight.
Mayor Carmine Polito basado en Angelo Errichetti.
Rosalyn Rosenfeld basado en Cynthia Marie Weinberg; etc.
American Hustle comienza, con el mensaje inusual en pantalla:
“Algo de esto, realmente sucedió”
Pues las principales diferencias con la realidad son:
En American Hustle, Irving Rosenfeld comienza una vida de delincuencia, como un niño, cuando rompe escaparates con el fin de proporcionar más trabajo para las empresas de vidrio de instalación de su padre.
En la vida real, Melvin Weinberg, comenzó a trabajar para su padre, de adulto.
Él no rompía las ventanas en ese momento, y de acuerdo a un artículo publicado después de ABSCAM, fue hecho para apuntalar los negocios del padre de Weinberg.
Un informe posterior, sin embargo, afirma que se hizo a instancias del sindicato local unión, para castigar a las empresas que utilizan los vidrieros no sindicalizados.
En American Hustle, El Alcalde de Camden, Carmine Polito, se muestra como un político desinteresado, que se involucra en la estafa, sólo para proporcionar puestos de trabajo a sus electores; pero Irving se siente tan mal por Carmine, y se las ingenia para que le den una reducción de la pena para él.
En realidad, sin embargo, El Alcalde de Camden, Angelo Errichetti, fue muy elogiado por preocuparse por el pueblo de Camden, también tenía una reputación de criminalidad, y durante La Operación ABSCAM, se ofreció para conseguir al jeque falso en negocios ilegales, como la falsificación de dinero, y el contrabando de drogas.
Aunque Weinberg, había desarrollado una afición por Errichetti, como un hombre que “no se anda por las ramas”, no hizo ningún intento judicial por proteger a Errichetti, aparentemente.
Evelyn Knight, la amante de Weinberg, la cual se basa el personaje de Sydney Prosser, participó en las estafas de Weinberg, aunque en menor medida de lo que se muestra en American Hustle, y que no estuvo tan involucrada en ABSCAM.
Ella era inglesa, y no un estadounidense personificando a una inglesa, como se muestra en American Hustle.
La esposa de Weinberg, Cynthia Marie Weinberg, basada de Rosalyn Rosenfeld, se desconoce que haya tenido un romance con alguien de la mafia, ni tampoco estuvo a punto de traerse abajo la operación de Weinberg.
El personaje de Richie DiMaso, se basa en cierta medida, en el agente federal, Tony Amoroso, aunque en la vida real, Amoroso fue sólo uno de una serie de agentes que intervienen en la creación y ejecución de la estafa.
En American Hustle, el jeque es un agente mexicano-estadounidense del FBI, con un muy limitado conocimiento del árabe.
En la vida real, el jeque fue interpretado por 2 agentes diferentes:
En primer lugar, brevemente por un estadounidense, Mike Denehy, que no hablaba árabe, y después por un libanés/estadounidense.
Aunque algunos de los cambios de American Hustle tienen el efecto de aumentar el sentido de la ambigüedad moral en torno a ABSCAM, era de hecho, una operación polémica, como algunos críticos lo han llamado “atrapamiento”, y otros han criticado el coste de la operación, el hecho de que estaba a cargo de un criminal convicto, y su efecto de reducir la confianza pública en el gobierno, sólo unos pocos años después del Escándalo de Watergate.
Por último, Danny Elfman realiza el score, como ya hiciera anteriormente en obras del director, y se ve totalmente respaldado por la mejor música de los 70, bajo una delicada y agraciada selección de temas conocidos, que suenan a la perfección en cada escena:
Tom Jones, Bee Gees, Donna Summer o Wings, son algunos de los participantes de un score, en el que el autor se vuelve aun más clásico, haciendo casi uso en solitario de piano.
A destacar, el conocido tema de Jefferson Airplane, el “White Rabbit”, entonado por Mayssa Karaa en árabe; impresionante.
“This whole thing is racist.
Abscam?
"Arab-scam"?
It's completely racist!”
American Hustle es una película de interpretaciones, y ambigüedad moral:
Tanto que se abre con una escena que pone las cartas sobre la mesa.
Todos los personajes ocultan cosas.
La intención de Russell, es tejer una historia en la que los engaños se vayan acumulando, y el espectador no pise tierra firma en ningún momento.
Toda esa gran estafa y mentira, queda reducida a 2 grandes verdades:
La amistad y el amor; ambos, valores tan efímeros, como el poder, grandeza, y dinero, que está en juego en un tablero repleto de traiciones y alianzas.
Un tablero que representa ese mundo de apariencias, donde efectivamente:
“No te puedes engañar a ti mismo por mucho tiempo… así que tu próxima reinvención, más vale que se haga bien”
La vida, y por extensión el cine, son una farsa.
O una doble mascarada como parece potenciar y definir O. Russell:
Aquella que vendemos a la verdad, y la otra con la que nos engañamos a nosotros mismos, equiparable para un pueblo y su nación.
La dicotomía del caos y el control, tanto de la obra como de los propios personajes, mejor concebidos para el lucimiento de Lawrence que de Cooper, parece una metáfora del jazz y también del cine, como respuesta a esa otra verdad de la que tratamos de huir, creando una farsa:
La vida misma.
Por ello, David O. Russell utiliza La Operación ABSCAM, que destapó un caso de corrupción político, que afectó a varios congresistas, e incluso un senador de EEUU a finales de los 70 y comienzos de los 80, para representar una nueva farsa de un país, que es mera imagen, y siempre tiene una doble y contradictoria lectura.
El mensaje de fondo de American Hustle, es básicamente, una crítica a las apariencias, la falsedad en las personas, y en la sociedad.
La mentira del “Sueño Americano” y la infelicidad que los individuos sienten respecto a las oportunidades y posibilidades que la vida entrega.
A eso hay que agregar, la corrupción política, que se oculta y funciona detrás de fachadas construidas y avaladas por la ciudadanía, que elige a sus autoridades, que poco o nada practican los valores de transparencia, y la honestidad que requieren sus actos.
La mentira, también presente en las relaciones de pareja, con amantes legitimados por la propia relación.
Matrimonios destruidos, pero maquillados con lujos, elegantes vestidos, fiestas, y excesos que, en este caso, los personajes usan para ocultar su realidad.
American Hustle destruye, una vez más, “El Sueño Americano”, y lo define sin tapujos, como La Gran Estafa Americana, al son de la mejor música producida del momento.

“Life is ridiculous.
And you know that I would never say anything bad about your father in front of you, but your father is a sick son-of-a-bitch”



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