Cruising

“Hips or lips?”

El “cancaneo” es la práctica sexual, consistente en mantener relaciones sexuales en lugares públicos, generalmente, de forma anónima, y sin ataduras; el cual suele realizarse en parques, playas, bosques, y demás descampados cercanos a zonas urbanas, así como en todo tipo de baños públicos, y las áreas de descanso de las autopistas.
El “dogging” es el anglicismo para referirse a esta actividad, cuando los practicantes son heterosexuales, mientras que “cruising” es el término inglés, usado en el ambiente gay.
La palabra española “cancanear” definía originalmente como la acción de vagar, o pasear sin objeto determinado, deformó su significado, para indicar que se buscaba un encuentro sexual durante el paseo.
Más concretamente, es una actividad que puede realizarse a pie, o desde el coche, en la vía pública, en un parque, en un bosque...
Generalmente, se pretende que el encuentro sexual sea anónimo y único.
Una parte del atractivo de esta práctica, es la variedad y el deseo de novedad en los encuentros sexuales.
Hay personas aficionadas al “cruising” que abiertamente reconocen, que jamás repiten pareja sexual.
El término “cruising” se acuñó en los años 1970, en EEUU, y hacía referencia a un bar gay, el “Booze 'n' Cruise”, situado en la Ruta 66, en Albuquerque, Nuevo México.
La palabra, empezó a utilizarse como un código críptico, en el argot gay inglés, para poder hablar con otro homosexual, de forma discreta, ya que la palabra originalmente significa “atravesar caminando”, “patrullar”, “surcar”; sin identificarse como gay, ante los heterosexuales.
Pero en la actualidad, la apertura de la comunidad gay, y los medios de comunicación, han hecho al término, de uso corriente.
Además, es un fenómeno más antiguo, existen registros históricos de que esta práctica, ya se realizaba en La Antigua Roma.
Los baños públicos, son mencionados como lugares para encontrar compañeros sexuales.
El poeta Decimus Iunius Iuvenalis, señala que allí, los hombres se rascaban la cabeza con un dedo, para identificarse ante los demás.
También, se cita que había hombres que buscaban marineros, en las proximidades del distrito cercano al Tíber.
El fenómeno del “cruising” fue documentado por primera vez, en el siglo XVII, en Gran Bretaña.
Rictor Norton, autor de “Mother Clap's Molly House”, es uno de los pocos historiadores, que trató el tema, y ofreció una lista de lugares públicos de La Era Georgiana, donde se llevaba a cabo el “cruising” entonces.
El “cruising” ha de diferenciarse de la prostitución, debido a que no hay dinero de por medio, en absoluto.
Cabe destacar que, este tipo de práctica, está explícitamente prohibida, en casi todo el mundo.
Para algunas personas, dicha prohibición puede intensificar la excitación…
Es curioso también, el hecho de que algunas personas que practican el “cruising” se quejan de aquellas otras que dejan evidencias de sus encuentros sexuales, como pueden ser:
Preservativos usados, pañuelos desechables sucios, tubos, o sobres de lubricante...
Opinan que esto, alerta a la gente en general, de que en esos lugares, hay actividad sexual, habitualmente, durante la noche.
Además, ese tipo de evidencia, atrae a la policía, y pone en peligro su afición.
“What I'm doing is affecting me”
Cruising es una película de terror y suspenso, estadounidense, del año 1980, escrita y dirigida por William Friedkin.
Protagonizada por Al Pacino, Paul Sorvino, Karen Allen, Richard Cox, Joe Spinell, Don Scardino, Powers Boothe, James Remar, Ed O'Neill, entre otros.
El título “Cruising” hace referencia al término del argot gay inglés, que indica la actividad de buscar encuentros sexuales en lugares públicos, y a la vez, significa “patrullar”
Todo inició cuando Philip D'Antoni, que había producido la película de Friedkin de 1971, “The French Connection”, lo contactó con la idea de que dirigiera una película, basada en la novela “Cruising” del periodista del New York Times, Gerald Walker, sobre un asesino en serie, que tenía como objetivo, la comunidad gay de New York.
La obra, estaba enmarcada en el ambiente gay de los años 70, que ya nada tenía que ver con el panorama de desenfreno, que había dejado La Revolución Sexual en los 60.
Friedkin, no estuvo particularmente interesado en el proyecto.
D'Antoni intentó incluir en el proyecto, a Steven Spielberg, pero no consiguió interesar al estudio.
Unos pocos años después, Jerry Weintraub volvió a presentarle la idea a Friedkin, que siguió sin interesarse.
Friedkin cambió de opinión, tras una serie de asesinatos sin resolver, en los bares “gay leather” a principios de la década de 1970, y los artículos al respecto, del periodista Arthur Bell, del Village Voice.
El director, tuvo conocimiento de una serie crímenes, que había cometido un año antes un radiólogo llamado, Paul Bateson, acusado de despedazar homosexuales, y tirar los trozos al río Hudson.
El asesinato que le delató, fue el de Addison Verrill, un crítico de cine, al que había aplastado la cabeza en su domicilio, con una sartén.
Cuando le detuvieron, el periodista Arthur Bell, escribió en el periódico The Village Voice, que Paul Bateson tenía problemas para encontrar un trabajo estable.
Y es que entre 1977 y 1978, los homosexuales de New York, fueron aterrorizados por una serie de asesinatos llamados “Bag Murders”, en la que fueron mutilados y desmembrados 6 hombres, cuyos restos envueltos en bolsas de plástico negras, fueron vertidos en el río Hudson.
Algunos de los fragmentos, espeluznantes, se encontraron en la costa de New Jersey, y otros llegaron a tierra, cerca del World Trade Center.
La policía rastreó las prendas de vestir, que se recuperaron, hacia una tienda en Greenwich Village, que atienden a los gays, y los tatuajes distintivos, identificaron a una de las víctimas, como un homosexual conocido.
Al carecer de identidad, y la causa confirmada de la muerte en varios casos, los crímenes no fueron clasificados oficialmente como homicidios, pero fueron catalogados como “Circunstancias Indeterminadas en Espera de Una Investigación Policial” (CUPPI)
La solución del caso, derivado de la evidencia recopilada, ocurrió el 14 de septiembre de 1977, cuando el crítico de cine, Addison Verrill, fue golpeado y apuñalado hasta la muerte, en su apartamento de New York.
El acusado del asesinato, Paul Bateson, era un técnico de rayos X, de 38 años de edad, que confesó haberse encontrado con Verrill en un bar gay de Greenwich Village.
Después de tener relaciones sexuales en el apartamento de Verrill, Bateson aplastó el cráneo de su víctima, con una sartén de metal, después de apuñalarlo en el corazón.
El Estado, lo condenó a cadena perpetua, con un mínimo 20 años, en 1979.
Y es que mientras estaba bajo custodia, en espera de juicio, Bateson se jactaba de haber matado a los hombres “por diversión”, desmembrar sus cuerpos, y dejar caer los restos, en bolsas, al río Hudson.
Los detectives, estuvieron satisfechos de la culpa de Bateson, pero nunca fue acusado de los “Bags Murders”, solo de la muerte de Verrill; los demás asesinatos, permanecen técnicamente, sin resolver.
Además, Friedkin conoció a un oficial de policía, llamado Randy Jurgenson, que había tenido que infiltrarse de la misma forma que el personaje de Pacino, para investigar la primera serie esos asesinatos, y al saber que Paul Bateson, había aparecido en la película de Friedkin “The Exorcist” (1973), se interesó de lleno en el proyecto.
El periodista Arthur Bell, de remate, en 1979, lideró desde su diario, una campaña en contra del rodaje de Cruising, que casi se carga la película.
Decía que incitaba a “matar y mutilar gays”
Todos estos factores, influyeron para que Friedkin cambiara su punto de vista, y quisiera hacer la película.
Jurgenson y Bateson, fueron asesores de Cruising, al igual que Sonny Grosso, que anteriormente, asesoró a Friedkin en “The French Connection”
De hecho, Jurgenson y Grosso, aparecen fugazmente, en Cruising.
En su investigación, Friedkin recibió la colaboración de algunos miembros de la mafia, que en aquel tiempo, eran dueños de muchos de los bares gays de la ciudad.
Para el protagónico, Al Pacino no fue la primera opción de Friedkin.
Richard Gere, expresó un gran interés en el papel, y Friedkin abrió negociaciones con el agente de Gere.
Gere era el preferido por Friedkin, porque creía que podría darle un toque andrógino al papel que Pacino no podría dar.
Como detalle, Cruising, se filmó en el contexto ultraconservador del Presidente Reagan.
Durante su estreno en EEUU, se produjeron manifestaciones callejeras, en protesta por la asociación que postula la película de grupos gays, con los crímenes violentos.
Si pues, Cruising sigue a un detective de policía, Steve Burns (Al Pacino), que se infiltra en el ambiente gay de la ciudad de New York, para atrapar a un asesino en serie, que mata solo a homosexuales, tras practicar juegos sexuales sadomasoquistas con ellos.
El asesino, contacta con sus víctimas, en lugares habituales de encuentro sexual, por lo que Steve Burns, recibe el encargo de sus superiores, de infiltrarse en el sórdido ambiente “leather” homosexual neoyorquino, donde debe aprender los códigos de conducta que rigen este tipo de lugares, para pasar desapercibido, y así conseguir información que le lleve a descubrir al responsable de los asesinatos.
Durante la investigación, influido por este nuevo mundo, se distancia de su novia Nancy Gates (Karen Allen)
Pacino, al intentar renunciar al caso, por la inquietud personal que le produce, es obligado a seguir adelante por su jefe El Capitán Edelson (Paul Sorvino)
Hay presiones políticas, y deben encontrar un “culpable”, sea quien fuere, para ganar las elecciones.
Lo encuentran, y Pacino es ascendido en recompensa.
Se reconcilia con su mujer, y todo vuelve a su cauce, aparentemente.
Pero otros asesinatos, con las mismas características, continúan.
Y aquí no ha pasado nada.
La identidad sexual del protagonista, es puesta a prueba, y además, ha sacado a relucir su autoritarismo contra el presunto culpable, que protesta porque “nunca ha matado a nadie”
Cruising, deja boquiabierto al espectador actual, mostrando a una estrella de Hollywood como Al Pacino, metido en locales, donde tiene lugar todo tipo de sexo entre hombres, a la vista de todos, sin tratarse además, de una producción independiente, sino de un thriller comercial, de un gran estudio.
No obstante, de ahí surge también el problema de Cruising.
Por muy atrevida que fuera en su día, de hecho hoy en día, sería impensable ver a un actor mínimamente conocido, atado y dispuesto a tener una relación homosexual sadomasoquista, o presenciando una sesión de “fist-fucking”, entre otras cosas; la historia se resiente, de no poner toda la carne en el asador, y no atreverse a afirmar con rotundidad, que el protagonista está dudando de su heterosexualidad, y que le está empezando a gustar lo que ve.
Se afirma con cierta ambigüedad, que el policía está confundido, y que su misión le está afectando, pero no se llega a decir con claridad, en qué sentido le afecta.
Cruising trata un tema espinoso por partida doble:
Por un lado, la narración se mueve por la delgada línea que separa a un policía de un criminal; por el otro, al personaje central del policía, un jovencísimo Al Pacino, le toca infiltrarse, en busca de un asesino, en los ambientes gays.
Y parece que entra en dudas, acerca de su sexualidad, y eso hace tambalear su relación heterosexual.
También, llama la atención, el riesgo que corrieron, tanto Pacino, como actor principal, como William Friedkin, el director, así como el estudio, embarcándose en semejante aventura.
Probablemente, y gracias a la época políticamente correcta que nos toca vivir, rodar hoy en día, en el siglo XXI, una película como Cruising, sería tarea imposible, porque es cierto que es sucia, y que puede escandalizar a determinadas personas.
Pero precisamente, ese es su punto más fuerte, porque es la parte de la trama, la que más impacta con diferencia.
Pocas veces, una ambientación de una película policiaca, ha supuesto tanta importancia en la trama, y eso, guste o no, es un mérito:
Convertir la escenografía en el personaje principal.
Solo por eso, vale la pena verla.
“Who's here?
I'm here.
We're here”
Han pasado casi 3 décadas desde su estreno, y me parece que sería una apuesta arriesgada en su día, y lo seguiría siendo hoy, pues pocas películas policiacas, y no policiacas, cuentan con la temática gay como telón de fondo, donde situar a los personajes, y de hecho, se podrían contar con los dedos de una mano, las películas similares que llegan a la gran pantalla, máxime con actores populares como Al Pacino.
Cruising, cierra La Etapa Dorada del cine policíaco, con personajes contradictorios, investigaciones que fracasan, imperfección del mundo, en definitiva, eran los grandes motores de ese cine.
Y su director, no quería demostrar teorías políticas con ello, solo depositar en la mente del espectador, las contradicciones, y que sacase sus conclusiones, sean cuales sean.
Cruising, es una historia criminal, cometidos en el contexto más desconocido de la ciudad, los ambientes sadomasoquistas homosexuales.
Pero no era tanto una trama policíaca, que es ambigua y desdibujada, como un viaje a través de la mente del protagonista, un agente infiltrado que, al sumergirse en esos círculos, sumamente sórdidos, él, tan italiano, tan madero, y tan furiosamente heterosexual, termina sintiéndose atraído por el jaleo.
Además, resultó que un amigo del cineasta, Randy Jürgensen, policía de New York, se había tenido que infiltrar años atrás en los ambientes homosexuales de Manhattan, porque había 2 individuos que se hacían pasar por policías, y extorsionaban a los gays.
De la experiencia de este detective, salieron todas las ideas y recursos que empleó Al Pacino en su actuación.
Incluso, el motel y el apartamento que aparecen en Cruising, son los que este policía usó durante su investigación real.
También, 2 agentes que aparecen al principio, que exigen a 2 travestis que les hagan sendas felaciones, estaban inspirados en ese caso real.
Hasta el detective negro, de 2 metros que pegaba bofetadas en los interrogatorios, ataviado solamente con un sombrero de vaquero, y un tanga, también existió en New York, cuenta Jürgensen en el “making of” de Cruising.
Una vez aceptado el proyecto, a continuación, el director contactó con sus conocidos en la mafia, para averiguar, quiénes eran los dueños de los locales gays más extremos de New York, y ponerse un poco al día, de cómo estaba el ambiente.
Conoció a los propietarios, y también a los clientes.
Durante un tiempo, estuvo frecuentando los lugares, y según cuentan, acudía vestido solo con un suspensorio, y reunió una troupe de homosexuales, para que fueran los extras de Cruising.
“No hubo figurantes del gremio, todos estos hombres, fueron pagados como extras, pero solo estaban ahí haciendo lo que les gustaba”, explicó Friedkin en una entrevista, en Venice Magazine, donde también supuso que, el 90% de los extras, debieron morir en los siguientes 10 años, al menos, a parte del equipo de rodaje, a causa del SIDA, confesó.
De modo que, las célebres escenas en el interior de ese bar sadomasoquista, con todo el mundo sobándose encuerado, y algún “fist-fucking”, Al Pacino las tuvo que hacer, comiéndose sus prejuicios, porque esa gente no estaba actuando, se lo estaba pasando bomba, y encima, cobrando.
Friedkin ha admitido, que el actor se sintió bastante incómodo, pero de eso iba Cruising precisamente.
El director confesó que, previamente, Al Pacino estaba loco por interpretar el papel, pero yo creo que se mofa:
“Estaba tan impaciente, porque en realidad, no sabía muy bien, de qué iba a ir la cosa”
Cuando rodaban, y Friedkin decía ¡corten!, Al Pacino salía volando de la escena, pero los extras seguían, se quedaban ahí, y no paraban de meterse mano.
A la hora de montar Cruising, cuando los ejecutivos del estudio vieron el resultado, se quedaron “a cuadros”
Obligaron al director, a cortar 40 minutos, en su mayoría, escenas de sexo, para que no fuese clasificada X, y pudiera estrenarse en el circuito habitual.
De hecho, las escenas de los bares gays, se realizaron en verdaderos lugares homosexuales de Manhattan, que aún hoy en día siguen funcionando, no se usaron sets de filmación.
Para Al Pacino, que ya estaba consagrado, enfrentarse a tanta polémica, fue un shock.
Venía de representar “Richard III” en Broadway, y había cosechado críticas feroces, y ahora, le estaban machacando por una película, que todavía no se había ni rodado.
Una novedad para la estrella de “The Godfather” (1972)
Él, cuando leyó el guión, en ningún momento pensó que fuera una historia antigay.
También, aplicó su propia lógica a la controversia:
“El mundo sadomasoquista es a los gays, como la mafia a los italoamericanos”, explicó sin mucho éxito.
Mientras que con Karen Allen, nunca le dieron un guión completo, antes de trabajar con ella.
Friedkin, hizo esto a propósito, porque su personaje, no debía saber lo que le pasaba al de Al Pacino, mientras investigaba el submundo gay, y eso puede verse natural, en la parte final.
Además, su final abierto, atiende más a mostrar una situación, la peligrosidad de ciertos encuentros sexuales, con tipos capaces de lo peor, que a mostrar un asesino que se nos presente a las primeras de cambio, y nos dediquemos a seguir sus actos maniacos.
Hace poco, Al Pacino declaró que William Friedkin, el director, no le explicó cuál era el sentido de ese final tan equívoco:
“¿Soy yo el asesino al final?
¿Me he vuelto gay?
Hasta el día de hoy, no lo sé, porque Friedkin nunca me dijo cómo interpretar mi última escena”
El excelente final de Cruising, puede entenderse de 2 formas distintas:
Por un lado, es posible que Gregory (James Remar), el novio de Ted Bailey (Don Scardino), asesinase a éste, desde el principio, nos es mostrado como un personaje violento y negativo.
Pero por otra parte, es más probable, y mucho más interesante, que fuese Burns, quien matase a su amigo, pues primero presenciamos su enfrentamiento con Gregory, y después, su ataque al “serial killer” que persigue, lo que nos da a entender, que es una bomba a punto de estallar.
El viaje de Burns al lado oscuro, es un viaje sin retorno, todo lo vivido durante la investigación, lo terminan convirtiendo en un asesino; algo muy parecido a “The French Connection” (1971) en ciertos aspectos del suspense final.
Y cuando llega al final, las inclinaciones homosexuales que había estado reprimiendo hasta entonces, se traducen en una explosión de violencia, matando a Gregory, por quien siente algo más que amistad.
La imagen final, es la metáfora perfecta de lo sucedido, la mujer de Burns, vistiéndose con la ropa que el policía solía llevar en los locales gay, el fruto de su deseo, se ha transformado; y acercándose hacia él, oyéndose sólo sus pasos fuera de plano, mientras él se mira al espejo, con la culpa, atormentándole.
Para mí, el final es sin duda, de los más conseguidos e inquietantes de la historia del cine, porque como bien dice Friedkin:
“¿A quién vemos realmente, cuando nos miramos en el espejo?”
Como escenas más destacadas:
El primer asesinato, de hecho, todos los asesinatos está rodados de una forma terrorífica, con el espectador en primera fila, a modo de otra víctima más.
Cuando Steve, el policía infiltrado, visita una tienda de ropa, con el fin de adquirir la indumentaria adecuada para visitar los locales “leather”
Respondiendo a sus preguntas, el dependiente (Powers Boothe) le asesora sobre el significado de los pañuelos de diversos colores, que hay a la venta.
O cuando en su juerga nocturna, Steve entra en uno de los locales más fuertes de la zona de ambiente.
Allí se suceden todo tipo de escenas; la más impactante, una sesión de “fist-fucking” por parte de 2 clientes.
Y cuando pese a ser un agente real, Steve es paradójicamente expulsado del local, por no ir vestido de policía, como exige el código de vestimenta del lugar.
Todas las escenas de violencia, son brutales como deben ser.
La descripción de los antros sadomasoquistas, es gráfica y explícita, aunque probablemente en vivo, sin cámaras rodando, quizás sea incluso peor.
Y la escena final, aunque en términos de lógica argumental, es un poco gratuita, es también, terriblemente sugerente.
Con todo, Cruising forma parte de un revolucionario ciclo de películas, realizadas por los grandes estudios, y que incluían a personajes gays, o “drag” en el reparto, durante la década de los 80.
Pero Cruising, no pretende retratar la comunidad gay, sino solamente, la comunidad gay sadomasoquista, que no es lo mismo.
Por ello, Cruising provocó numerosas protestas, ante la “estereotipación” del colectivo homosexual, que organizó marchas en contra, aunque dichas protestas fueron ignoradas por el público.
Pero el problema más duro, con el que se toparon, no fue el de la censura de los estudios, ni la de los biempensantes, sino los de la misma comunidad gay.
La Gay Activist Alliance y la Gay Task Force, se echaron encima al director.
Decían que Cruising era una “provocación homófoba”, que solo serviría para que los gays sufrieran más agresiones, que retrataba a los homosexuales, de forma estereotipada.
Otros gays, en cambio, los amantes del cuero, estaban contentos de que se filmase una película sobre sus aficiones.
Durante el rodaje, hubo agresiones a técnicos:
Activistas que se pasaban el día gritando, y haciendo ruido alrededor, para que no pudieran registrar el sonido.
Les lanzaron botellas, piedras.
Tuvieron que estar protegidos por guardaespaldas, y 300 policías.
Había activistas, que se subían a los tejados cercanos, y con espejos, arruinaban la iluminación.
Friedkin recibió amenazas de muerte.
Muchos bares en los que se iba a filmar, rompieron sus acuerdos.
A alguno de los productores, dejaron de hablarle sus amigos gays, durante meses.
El argumento de los activistas gays era:
“Cruising no es una película sobre cómo vivimos, sino sobre, por qué tienen que matarnos”
Un grupo de periodistas y profesionales, le pidió al Alcalde, el demócrata Ed Koch, que revocara los permisos de rodaje.
Ronald Gold, del National Gay Task, se quejó de que siempre tenían que luchar contra fanáticos que exigían su derecho a la libertad de expresión, para manifestar el odio que sentían por los gays.
Y especificó:
“No pedimos censura, solo le pedimos a Hollywood, que se aplique la misma autocensura, que tiene con otras minorías”
Y citó como ejemplo a la comunidad negra:
“¿Irían a rodar a Harlem, algo como “The Birth Of A Nation”?”
Andy Humm, de Dignity, el movimiento de los gays católicos, sentenció también en esa línea:
“No estamos en contra de que se haga Cruising, pero no en nuestras calles, y con nuestra gente”
Es cierto que resulta altamente tendencioso, que la primera película de Hollywood, que habló sin tapujos de la homosexualidad fuerte, lo hiciera recreándose en los locales más sórdidos, y llevara en inglés el título de “Cruising”, término que se emplea para la búsqueda de sexo rápido y esporádico, en parques y sitios públicos; no obstante, un letrero al comienzo de Cruising, ya aclara que la realidad que se muestra, no representa a todos los homosexuales, sino a una pequeña parte de ellos, y también, existe un personaje secundario, el vecino del protagonista, que vive su tendencia sexual, de otra forma, y sin promiscuidad.
Seguramente el problema no es la existencia de filmes como éste, aunque puedan reforzar ciertos estereotipos, sino más bien, la ausencia en el cine comercial, de otras películas que den otras visiones, acerca de la homosexualidad.
En todo caso, en mi opinión, la ambigüedad, y la presunta homofobia de Cruising, son muy preferibles a la asepsia políticamente correcta de la mayoría de filmes comerciales actuales, donde el gay, es un personaje secundario, el mejor amigo guapo y asexuado de la protagonista, a la que da buenos consejos sobre los hombres, mientras la acompaña a comprar vestidos...
La Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, por su parte, inicialmente dio a Cruising, la calificación de X.
Friedkin afirma, que tuvo que llevar la película al consejo de la asociación, 50 veces, pagar un coste de $50.000, y borrar 40 minutos del metraje original, para que la asociación la clasificara como R.
Según Friedkin, el metraje cortado, era en su totalidad, lo rodado en los clubs y consistía en “secuencias, totalmente gráficas... que mostraban la más gráfica homosexualidad, con Al Pacino observando, y con la insinuación de que quizás, podría haber participado”
En algunos debates, Friedkin alegó que, los 40 minutos que faltan, no tuvieron ningún efecto en la historia, o la caracterización, pero en otros afirmó, que ese metraje creaba “misteriosos giros que la película no tomó nunca”, sobre las sospechas del personaje de Pacino, de que él mismo podría convertirse en asesino, que se hacían más claros que el metraje cortado, hacía simultáneamente, tanto más, como menos ambiguo.
Cuando Friedkin intentó restaurar el metraje eliminado, para el lanzamiento en DVD, descubrió que la United Artists ya no lo tenía.
Él cree que UA destruyó este metraje.
Alguna actividad oculta, quedó en Cruising como fue estrenada, y Friedkin intercaló algunos fotogramas de pornografía gay, en la primera escena, en la que se describe un asesinato...
Mientras tanto que Friedkin, pidió al escritor gay, John Rechy, algunas de cuyas obras estaban ambientadas en los mismos entornos de Cruising, que la  revisara, justo antes de su estreno.
Rechy, había escrito un ensayo, defendiendo el derecho de Friedkin, a hacer la película, aunque no la defendía en sí misma.
A sugerencia de Rechy, eliminó una escena, en la que mostraba un grafiti con el lema de “Liberación Gay”:
“Nosotros estamos en todas partes, antes de que se lanzara el primer cadáver al río” y se añadió el anuncio de descargo de responsabilidad:
“Cruising, no se plantea como una condena al mundo homosexual.
Se enmarca en un pequeño segmento de este mundo, y no trata de representarlo en su totalidad”
Friedkin, posteriormente afirmo, que la asociación cinematográfica, y la United Artists, habían solicitado el anuncio, denominándolo “parte de la oscura negociación que se hizo, para Cruising, al fin, se estrenara” y “una concesión a las organizaciones pro derechos gays”
Friedkin afirmó, que nadie involucrado en la realización, pensó que se consideraría, como una representación de toda la comunidad gay.
El historiador gay, Vito Russo, discrepó alegando que, el anunció es “una admisión de culpa.
¿Qué director haría tal afirmación, si realmente creyera que su película, no se tomaría como una representación del todo?”
En un artículo en New York Magazine, Friedkin le dijo al redactor, Vito Russo, que había leído la biografía de Montgomery Clift de Patricia Bosworth, y ahí ya aparecían el tipo de bares, que él estaba retratando.
Hasta en la etapa, cuando estuvo documentándose, encontró clubes a los que iban mujeres maduras, vestidas de cuero, a ser sobadas por jovencitos…
A esa temperatura, estaba la noche en aquellos años, los últimos de esa libertad cercenada por el SIDA.
Y no entendía, cómo podían pensar que una película como esa, iba a provocar violencia contra los gays.
El hombre, honestamente, creía mostrar lo que había en la calle realmente, lo que él mismo había visto.
Le dijo al periodista, que si alguien conseguía explicárselo razonadamente, abandonaría el proyecto al día siguiente.
El problema, como manifestó luego en el documental “The Story Of Cruising”, es que a su juicio, los movimientos gays, estaban siendo teledirigidos por políticos, a los que realmente sí que les molestaba un derecho a la libertad de expresión, que permitiera una película de esa clase.
Les estaban haciendo el trabajo sucio al “establishment” más reaccionario.
Una vez estrenada, Cruising también hubo piquetes gays en los cines, amenazando a los mismos espectadores.
En la única faceta de Cruising, en la que Friedkin despreció la realidad, fue en la banda sonora.
La música que suena en Cruising, no era la que se escuchaba en los bares gays.
No obstante, Jack Nitzsche consiguió una colección de canciones memorable, con grupos punks del momento, como:
Germs, Cripplers, John Hiatt, o Willy DeVille.
Para este último, fue su primera incursión en el cine, y de su aparición por el rodaje, surgió la anécdota más, digamos, poética, y que mejor resume el sentir de los amantes del cuero:
“Cruising presenta, la única banda sonara de la influyente banda de punk rock de Los Ángeles, The Germs”
Grabaron 6 canciones para la película, y solo una de ellas, “Lion's Share”, apareció en ella.
El tema “Shakedown, Breakdown” fue escrito y grabado especialmente para la película, por la banda de culto de Toronto, Rough Trade.
La banda sonora original, editada por CBS en LP, s70182, carecía de los temas clásicos de la película, la música de Jack Nitzsche, y la pieza de Boccherini, Música nocturna de las calles de Madrid No. 6, Op. 30., entre otras.
“Party size”
Pasaron muchos años, hasta que Cruising despertó interés entre la crítica y el público, haciéndola película de culto, tanto por el revuelo que generó, como el rumor que creció, sobre el posible involucramiento de la estrella Al Pacino, en 40 minutos de metraje cortados y perdidos.
Por lo que en 2013, James Franco y Travis Matthews, dirigieron “Interior. Leather Bar.”, ya que no consiguieron los derechos de “Cruising” (1980), para poder hacer el “remake”, decidieron dedicarse a esos 40 minutos que fueron suprimidos del largometraje original, con la idea de dar su visión de los hechos, que hicieron que la obra, no fuera clasificada como X.
En El Festival de Sundance, James Franco presentó “Interior. Leather Bar.” como una especie de documental experimental, en el que con la premisa de volver a rodar los 40 minutos que se perdieron de “Cruising” (1980), enfrenta a un actor casado y heterosexual, a la misma situación que se encontró Al Pacino.
A destacar el acertado casting que se hizo de “Interior. Leather Bar.”, pues viendo el documental de ficción y la obra de Friedkin, aparecen 2 actores de la obra original, a modo de doppelgänger, uno es el barbudo en una escena del bar, bailando, y el travesti rubio, totalmente iguales entonces.
El personaje que representa a Al Pacino, en “Interior. Leather Bar.” alucina un poco, en lo que parece más un sketch de cámara oculta, que en la grabación de escenas de sexo gay explícitas, que le sirven a James Franco, para reflexionar sobre el tópico de que, muy normal no es, que nos deleitemos con una escena en la que, por ejemplo, “le cortan una oreja a un hombre, y le prenden fuego”, y luego si se muestra sexo homosexual, hay a quien habla, se escandaliza y provoca  directamente el rechazo.
Para James Franco la sociedad es muy hipócrita, y permite la violencia y el sexo hetero, más no el homo.
¿Por qué insistir en ver Cruising ahora?
Además de ser un estudio antropológico, días antes de la aparición del SIDA, quizás porque su misma ambigüedad, escapa de lo predecible y, con su sesgo inesperado, nos llama a la reflexión.
La ambigüedad, a veces, resulta más rica que aquello que se nos da ya digerido.

“You made me do that”



Comentarios

  1. Muy interesante. Justo buscaba explicaciones sobre el final, donde pareciera que fue Steve (Al Pacino) quien asesina a su vecino amigo como una forma de reprimir los sentimientos homo que tenía hacia este. Sin duda una gran película.

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  2. Acabo de ver la pelicula en TCM (por cierto tardísimo) y el final me había dejado sorprendido, al ver los títulos de crédito y haberme quedado sin entender quién había matado al vecino Ted. Y me he metido en Google a buscar la explicación. Que por cierto doy un 10 a esta descripción crítica de la historia. Gracias.

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  3. Y quien es el asesino, y al final el protagonista es homosexual. No la termino de entender . Seria como un libre albedrío de comprensión e interpretación.

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  4. Entonces es un libre albedrío de interpretación, por que no entiendo el final .

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  5. Tantas vueltas para decir que el Policia encubierto era otro homosexual reprimido y asesino de su vecino gay,aparte de el original que nunca fue capturado. Fin de la historia.

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