Weekend

“I couldn't be more proud of you than if you were the first man on the moon”

Frecuentemente, se suele usar el estereotipo de “gay” como una persona que va por la vida buscando sexo.
La industria cultural hizo más daño, reproduciéndola aún más, y olvidando que una persona gay, es igual que una heterosexual, en todos los aspectos, incluso en la necesidad de sentirse amado y acompañado.
Por ello, la heteronorma o heteronormatividad, es un régimen social, político, y económico, que impone el patriarcado, y las prácticas sexuales heterosexuales, mediante diversos mecanismos médicos, artísticos, educativos, religiosos, jurídicos, etc., y mediante diversas instituciones, que presentan la heterosexualidad, como necesaria para el funcionamiento de la sociedad, y cómo el único modelo válido de relación sexo-afectiva, y de parentesco.
El régimen, se retroalimenta con mecanismos sociales como:
La marginalización, invisibilización, o persecución.
Por lo que tiene como base, un sistema dicotómico y jerarquizado.
Esto incluye la idea de que, todos los seres humanos, recaen en 2 categorías distintas, y complementarias:
Varón y mujer; que las relaciones sexuales y maritales, son normales, solamente entre personas de sexos diferentes; y que cada sexo tiene ciertos papeles naturales en la vida.
Así, el sexo físico, la identidad de género, y el papel social del género, deberían encuadrar a cualquier persona dentro de normas, íntegramente masculinas o femeninas.
En consecuencia, la heterosexualidad es considerada, como la única orientación sexual “normal”
Las normas que este término describe, o critica, pueden ser abiertas, encubiertas, o implícitas.
Aquellos que identifican y critican la heteronormatividad, dicen que deforma el discurso, al estigmatizar conceptos diferentes, tanto de sexualidad, como del género, y hacen ciertos tipos de autoexpresión más difíciles.
¿Se puede dejar todo, por alguien que conoces en 48 horas?
¿Es posible seguir a alguien, que puede ser único, sin siquiera saber su apellido?
“Well, you know what it's like when you first sleep with someone you don't know?”
Weekend es una película británica, dramática, escrita y dirigida por Andrew Haigh, en el año 2011.
Protagonizada por Tom Cullen, Chris New, Jonathan Race, Laura Freeman, Loreto Murray, Jonathan Wright, Sarah Churm, Vauxhall Jermaine, Joe Doherty, entre otros.
Fue producida por Glendale Picture Company, y co-producido con Synchronicity Films, gracias al apoyo de los medios de comunicación EM, organismo de financiación regional de East Midlands.
Weekend fue rodada durante 17 días, totalmente en exteriores, en Nottingham, Reino Unido, con un presupuesto de menos de £ 120.000.
Weekend es una pequeña gran historia de amor, independientemente del sexo de sus protagonistas; es la historia de un chico corriente, que tiene unos amigos corrientes, una casa corriente, y un trabajo, aún más corriente, y que cuando se enamora, lo hace del mismo modo, corriente, que lo haríamos todos los demás.
Y es este carácter “corriente” lo que convierte a Weekend en una película grande, porque cuando nos cuenta su historia de amor, por un momento creemos ser nosotros mismos, los que la estamos viviendo, los que la estamos sintiendo y, cómo no, también los que nos estamos enamorando.
Más que una obra orientada al público homosexual, Weekend es un magnífico drama romántico, donde 2 personas muy diferentes, se conocen y enamoran, durante el corto espacio de un fin de semana.
Russell (Tom Cullen) es el típico gay, que está en el armario para su familia, y el entorno laboral, mientras que su secreto, es compartido con escasos amigos.
No está acostumbrado a demostrar sentimientos en público, hacia otra persona del mismo sexo, siempre pensando en el “qué dirán”
La otra cara de la moneda, es el extrovertido Glen (Chris New), un joven artista, que no tiene ningún reparo en vivir su sexualidad, con la mayor normalidad del mundo, pero que está más centrado en su inminente viaje a Estados Unidos, donde seguirá sus estudios, y comenzará una nueva vida, lejos de Inglaterra.
La atracción que surge entre estos 2 perfectos desconocidos, durante una noche de borrachera en un bar de ambiente, dará pie a una inesperada, e intensa historia de amor.
Historia de amor que nace con fecha de caducidad, escrita en el margen de 2 días que tienen, para que Glen abandone el país.
Y por su fugacidad, un romance que pasará por todos los estados posibles de una pareja:
Enamoramiento, sexo, risas, confidencias, enfados, reconciliaciones, resignación, tristeza, y añoranza, una de esas historias, que a pesar de su brevedad, terminan siendo idealizadas, y serán recordadas como las más intensas y verdaderas.
Weekend, se aleja de los planteamientos temáticos usuales del cine gay, “las salidas del armario”, para abordar las relaciones sentimentales desde dentro, cómo nos definimos en privado; y desde fuera, cómo nos definimos en público. Ubicada en Inglaterra, y con todo ese fabuloso aire “british”, Weekend es una muestra sencilla, pero igualmente honesta, sobre los esporádicos encuentros que hay entre los seres humanos.
También, versa sobre el aceptarse a sí mismo, y vivir una vida sin esquemas.
Esto lo representa claramente, el personaje de Glen, un joven al que le gusta ir por la vida, con la frente en alto.
Por otro lado esta Russell, quien es en esencia lo contrario.
Lo interesante es, como estas 2 maneras de pensar, hacen conexión, invitando al debate interior de cada uno, y también del espectador.
Porque la presencia del espectador en Weekend, es de una importancia fundamental, por la brillante manera en que esta filmada.
Por lo que podemos considerar que Weekend, no es ficción.
Es una ventana abierta al mundo real, a las experiencias vividas, a esos momentos irrepetibles, que por siempre, llevaremos con nosotros, a esos instantes en los que el mundo parece detenerse en un sólo fin de semana, y que quedarán plasmados por siempre, en un conjunto de imágenes imborrables de nuestro recuerdo.
Un homenaje al amor más sincero, a ese amor desnudo, que no entiende de tiempos.
Porque existen experiencias vividas en un sólo fin de semana, que pueden marcar una vida para siempre, porque existen personas que se cruzan en nuestro camino, tan sólo un instante, y dejan una huella mucho más profunda, que la de cientos, o miles de “pisadas”
Sencilla en su planteamiento, sencilla en su narración, sencilla en su ritmo, y puesta en escena, pero arrebatadoramente certera; en Weekend se desgranan todos los pequeños conflictos que una pareja puede experimentar en sus inicios, tanto los específicos del mundo gay, como el problema de las demostraciones de afecto en público, el recelo a hablar de sexo abiertamente en un bar cualquiera; como los digamos “universales”:
La inseguridad y la emoción de la primera vez, con una persona nueva, el miedo a mostrar más afectividad de la que la que el otro siente, el conflicto de la segunda llamada del día después...
Repleta de naturalidad, diálogos inteligentes, crítica social, y de una profunda franqueza, Weekend nos adentra en la intimidad de éstos 2 personajes, y nos hace reflexionar especialmente, sobre la soledad; pero mejor aún, sobre la complejidad de las relaciones interpersonales, en especial, la de 2 hombres, dentro de una sociedad, absurdamente moralista, aunque por fortuna, el tema social, no es el centro de la historia.
Por ello, Weekend es algo más, que la efímera historia de amor, surgida entre 2 almas destinadas a encontrarse.
“Why don't I pretend to be your dad and you can come out to me?”
Resulta demasiado sencillo narrar una historia de amor homosexual, y terminar cayendo, voluntaria, o involuntariamente, en alguno de los múltiples clichés propios de este subgénero:
Eso es, elaborar una hilarante comedia, llena de histriónicos personajes, o por el contrario, centrarse en el drama más lacrimógeno, del que ya dieron buena cuenta otros títulos.
Sin embargo, cuando el reto consiste en contar una historia sencilla, casi cotidiana, y muy alejada de cualquier elemento estereotipado, la empresa se empieza a antojar, algo más complicada; aunque su fórmula ya está vista:
Una pareja de desconocidos, un fin de semana muy corto, mucho sexo, y demasiadas confesiones; los diálogos no tienen absolutamente, ningún desperdicio:
Los personajes, están constantemente, expresando ideas y sentimientos interesantísimos, acerca tanto de lo más terrenal y cotidiano, hasta de los temas más filosóficos y trascendentales.
Es una gozada verles debatir, y notar cómo la personalidad de cada uno, está perfectamente construida, y va en consonancia con sus opiniones.
Eso hace de Weekend, una película sincera, que carece de más pretensiones que, la de desnudar a unos personajes, tanto por dentro como por fuera.
Weekend respira verdad, una verdad plasmada en imágenes, que terminan olvidando cualquier adorno superfluo.
Y es que su extrema sencillez, la hace prescindir incluso, de cualquier acompañamiento musical.
La magistral obra de Andrew Haigh, consiste en introducirnos casi desde el principio, en una historia que rezuma verdad por todos sus poros.
La cotidianeidad con la que narra la vida del personaje protagonista, recreándose en los gestos más cotidianos, aquellos que terminarían quedándose fuera en cualquier sala de montaje, logra que entremos en una historia que, desde el primer momento, sentimos ya como nuestra.
Incluso, sus delicadas escenas sexuales, aquellas que podrían violentar a priori, a más de un espectador por lo explícito de las mismas, son tratadas con una sinceridad tal, que consiguen integrarse en el conjunto de la historia, de un modo absolutamente natural.
En Weekend, sólo son necesarios ellos:
Tom Cullen y Chris New, 2 actores que saben soportar, con absoluta brillantez, el peso íntegro de toda la obra.
Sus protagonistas, 2 treintañeros británicos, con trabajos temporales, y ex-parejas, que no dejan de proyectar sombras sobre ellos.
Ellos, 2 actores en estado de gracia, hacen de Weekend, una película realmente especial:
El más lanzado y decidido, es también el más reivindicativo e inconformista.
El inseguro y temeroso es, por el contrario, más conservador y convencional.
Se apuesta por la naturalidad de unos diálogos y situaciones, totalmente creíbles, bastante alejados de la frivolidad de otros filmes similares.
Según Cullen, gran parte de la acción y el diálogo, fue improvisado:
“Andrew, Chris, y yo, realmente rasgamos el guión en pedazos... podría tirarse literalmente nada en Chris New; y él responderá en consecuencia.
Cuando empezamos cada escena, nunca se estuvo del todo seguro por dónde irían las acciones”, dijo.
Nada en sus interpretaciones, huele a impostado, se desnudan física e interiormente, lo que beneficia enormemente, al fuerte calado emocional de Weekend.
No obstante, es discutible la normalidad con la que se trata el consumo de drogas; pero también, estos rasgos negativos de los caracteres de Russell y Glen, les dan una mayor dimensión, y es que las personas, no somos perfectas.
La fotografía es magnífica, enfocando la cámara bastante habitualmente sobre la persona que escucha, y destaco un momento, en la cocina, donde la cámara está enfocando la pared, y a los personajes se les ve a través del reflejo de esa pared.
Así como otra escena, en la que el director sitúa a Russell, al lado de la ventana de su piso, observando cómo Glen se aleja del edificio, por el camino de entrada, solo, tras una de sus citas.
Russell permanece en el hogar, y Glen se aleja del mismo, aunque desde la calle, siempre mira hacia arriba, buscando la mirada de Russell.
Un gesto que se convierte en costumbre, y que se repite hasta en 3 ocasiones; sin perder emotividad.
Y es que Russell cree en la pareja, Glen dice que no; “Dice”
La puesta en escena, en cambio, se encarga de revelar, lo que sus palabras esconden. Glen, es un chico extrovertido, con inquietudes artísticas, y muy reivindicativo de la causa gay, mientras que Russell, es un chico muy introvertido y reservado, y realista, todo ello, derivado de una vida, algo complicada.
Entre ellos 2, se teje una relación sincera, honesta y divertida, en la que se pone de manifiesto, la vulnerabilidad de las personas, cuando éstas piensan de determinada manera, pero sienten de otra.
Glen es el contrapunto reaccionario a Russell, y los diálogos que mantienen acerca de los valores tan conservadores que reinan en la sociedad, opinión de la que no puedo estar más de acuerdo, son muy contemporáneas.
Y el director nos lleva, inexorablemente, hasta uno de los finales más conmovedores, que el género romántico nos ha ofrecido en las últimas temporadas.
Y lo hace sin caer en el sentimentalismo fácil, con una tristeza, que sólo las personas que han conocido el amor verdadero, y luego lo han perdido, sabrán reconocer en su justa medida.
En palabras del director:
“Quería contar una historia de amor, íntima, y auténticamente honesta.
Quería expresar ese sentimiento de miedo y emoción, que viene con la posibilidad de algo nuevo.
Quería ver a estos 2 chicos, cómo poco a poco caen, uno por el otro, caer en las diferencias del otro, casi como si estuvieran descubriendo piezas que faltan de sí mismos.
Quería capturar esos momentos, que 2 personas comparten, cuando realmente empiezan a relacionarse con los otros, centrándose suavemente, en las luchas en el núcleo de sus personajes.
Russell y Glen, son 2 personas que navegan por la vida, de maneras muy diferentes, pero ambos están buscando lo mismo, para encontrar su lugar en el mundo que les rodea.
Ellos están tratando de averiguar, quiénes son, qué quieren, y cómo deben definirse a sí mismos, en privado, y en público.
Obviamente, cuando se trata de 2 personajes gays, muchos de estos temas se vuelven especialmente pertinentes, y era importante para mí, que yo tratase de decir algo verdadero, acerca de las complejidades de la experiencia gay moderna.
Sin embargo, al igual que hay muchas maneras de definir a una persona, lo mismo puede decirse de una película.
Espero que en lugar de la reducción de la resonancia de la historia, el contexto gay, ayude a amplificar los temas que sentían en el corazón de Weekend, aquellas luchas que todos enfrentamos, independientemente de la sexualidad”, dijo.
Así pues, en Weekend se reflexiona sobre la situación actual de los gays; se les acepta, pero solo hasta cierto punto, solo si disimulan en público, si actúan como si se avergonzaran, y por tanto, se esconden en sus guetos, y se muestran especialmente discretos, cuando están con los heterosexuales.
A pesar de que el final es realista, triste; la canción de los créditos finales, “I wanna go to Marz” de John Grant, ayuda a recomponer un poco el corazón.
“The problem is that no one's gonna come and see it, because it's about gay sex.
So the gays'll only come because they want a glimpse of a cock, and they'll be disappointed.
The straights won't come because, well, it's got nothing to do with their world.
They'll go and see pictures of refugees or murder or rape.
But gay sex?
Fuck off”
El cine, ha sido generoso a la hora de ofrecernos propuestas de este tipo, donde los protagonistas, se embarcaban en relaciones amorosas, si bien no imposibles, sí muy difíciles de llevar a buen puerto, debido a las más variopintas circunstancias.
En las 2 últimas décadas, el cine ha conocido un gran aumento de películas de temática gay, casi siempre, realizadas al amparo de pequeñas productoras independientes, ya que los grandes estudios consideran, que se trata de un género poco rentable, y casi marginal, hecho para minorías...
También es cierto, que la mayoría de estos productos, suelen caer en la repetición de esquemas, y pocos son los que logran sorprendernos, a estas alturas, o destacar en las carteleras.
El principal atractivo de Weekend, es también su limitación principal:
“Los gays irán a verla, porque es una película de temática gay.
Los heterosexuales no irán a verla, por el mismo motivo”
Craso error; porque lo que ofrece Weekend, es un melodrama universal, cine de bajo coste, como cualquier otro que se aprecie.
Pero Weekend nos demuestra, que la homofobia sigue existiendo, aunque la sociedad nos quiera decir lo contrario, pero también demuestra, que todo esto se puede superar, y se puede ser feliz, siendo de esta condición.

“Dad?
I got something I need to tell you”



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