L'Inconnu du Lac

“Si vous allez dans les bois ce soir, ayez peur, ayez très peur”
(Si vas por los bosques de noche, ten miedo, mucho miedo)

Los tiempos cambian, y a veces más rápido de lo que pensábamos.
El cine, lejos de estar muerto, también ha mutado en los últimos años, buscando ser verdaderamente contemporáneo, “hijo de su tiempo”
Muchas veces, el cine se crece, cuando debe luchar contra determinadas limitaciones, o adaptarse a ciertas imposiciones.
No es casualidad, por tomar un ejemplo cercano, que las comedias más logradas en su acidez, y crítica social, se produjeran durante tiempos políticos difíciles, sorteando la censura mediante el subtexto, las elipsis, el simbolismo, u otro tipo de habilidades cinematográficas.
La censura, también existía en Hollywood, y con ella, tuvo que enfrentarse de una forma patente un Sir Alfred Hitchcock, por ejemplo.
Su forma de entender el cine, le empujaba a realizar películas caracterizadas por una alta dosis de suspense e intriga, pero también, una pequeña dosis de erotismo, la cual debía, sin embargo, ocultarse o plasmarse a cuentagotas.
Con la abolición del horripilante Código Hays, tuvo lugar cierta liberación al respecto, aunque naturalmente, las constricciones no han desaparecido, ya sean impuestas por productoras, o por otros medios, por mucho que ya no se encuentren catalogadas en un listado de reglas.
De hecho, a veces son los propios cineastas, los que optan por trabajar bajo un contexto estricto de restricciones, precisamente, para estimular su creatividad, y superar un desafío concreto.
Las cosas pues, no han cambiado tanto, y la sombra de Hitchcock, es alargada.
“Chaque jour, quand je l'espère de vous revoir, quand mon cœur est accéléré arrive, toutefois, ne se sentent pas le besoin de dormir avec vous”
(Cada día, espero el momento de volverte a ver, cuando sucede, mi corazón se acelera, sin embargo, no siento la necesidad de acostarme contigo)
L'Inconnu du Lac es una película francesa de suspense, erótica, y dramática, escrita y dirigida por Alain Guiraudie, en el año 2013.
Protagonizada por Pierre Deladonchamps, Christophe Paou, Patrick D'Assumçao, Jérôme Chappatte, Mathieu Vervisch, Gilbert Traina, Emmanuel Daumas, entre otros.
L'Inconnu du Lac fue exhibida en la sección “Un Certain Regard” del Festival Internacional de Cine de Cannes de 2013, donde Guiraudie ganó como Mejor Director.
En ese evento, L'Inconnu du Lac también obtuvo el premio “Queer Palm”, otorgado a las cintas con temática LGBT.
No obstante, el póster promocional, fue retirado de algunos barrios parisinos, por mostrar a 2 hombres besándose, y la película excluida/censurada de la programación del Festival Internacional de Cine de Beirut, cuando ya se había anunciado su selección.
L'Inconnu du Lac es una película de suspense, que aborda la homosexualidad sin ninguna frontera, sin prejuicios, de forma natural.
La trama, puntuada por ciertos momentos de humor sobrio, mantiene al espectador alerta, como cualquier buen thriller, aunque se desarrolle de forma integral, en el mismo sitio.
L'Inconnu du Lac, comprende con singular inteligencia, la proporción justa para dosificar dinamismo y tensión, elementos centrales de un cine clásico; con voyerismo y suspensión del drama, elementos modernos; y relectura de la tradición y de los códigos genéricos, elementos del cine contemporáneo.
Su absoluto éxito, el secreto de su magnetismo, es que nos pasea por zonas conocidas, para adentrarnos en zonas apenas exploradas, y en ese equilibrio, entre lo sabido, magistralmente incorporado, y lo nuevo, nace el amor fílmico.
Aquí, se muestran todos los grandes temas de la condición humana:
La soledad, el sexo, la amistad, la muerte, el amor, el misterio, la fatalidad...
Y se hace sin grandilocuencia, paso a paso, y sin nombrarlos en absoluto.
La compulsión por el peligro, la fascinación por lo turbio e intrincado, como si albergara algún premio inesperado, la obsesión por repetir comportamientos estériles y espinosos, con un apremio, y una insistencia que bordean la locura y la sinrazón, como si el sexo ofreciera una compensación desorbitada, o se pudiera llegar a través del sexo, a la felicidad máxima, o a la anhelada pareja, siempre soñada, pero casi siempre insatisfecha por impaciente, impertinente, o pospuesta.
Todo esto se recoge con perspicaz meticulosidad en esta película francesa, de escaso presupuesto, e inquietante desarrollo, donde lo de menos son algunas escenas de sexo explícito, y lo mejor, la capacidad de observación, casi documental, de un comportamiento que podría parecer arbitrario, si no fuera tan reconocible, como desasosegante.
L'Inconnu du Lac es un canto a la libertad artística, a la liberación sexual, a la amistad, el amor, la pasión, pero también, un canto a la riqueza del cine como medio de expresión; donde varios desconocidos, se encuentran fortuitamente, en un lago escondido por un bosque de Francia, en verano, durante sus vacaciones.
Allí, los hombres se conocen, tienen relaciones sexuales, escapan de los prejuicios, y nadan tranquilos, en un lago que parece protegerlos.
Alrededor de este paraíso, nadie parece conocerse, pero todos parecen saber lo que buscan, aceptando al otro, incluso, en sus perversiones, y disfrutando de las aventuras casuales, y de las miradas de los voyeurs.
Así pues, a lo largo de casi 1 hora y 40 minutos, se nos muestra la historia de Franck (Pierre Deladonchamps), un hombre aficionado al “cruising” en un lago.
Hasta que conoce a Michel (Christophe Paou), un atractivo hombre que no trae nada bueno con él.
A la par, Franck conoce a Henri (Patrick D'Assumçao), un señor que sólo va al lago para desconectarse de todo.
Con Henri, Franck se puede sincerar, y hablar de lo que cada uno busca en una pareja.
La relación deviene en una suerte de amistad, en la cual, se debaten filosóficamente, los límites entre el amor, el deseo sexual, y el afecto, pero la vida de Franck, es sacudida cuando Michel lo seduce.
Hasta que la policía encuentra el cadáver de un joven en el lago, y del que nadie parece poder, ni querer dar mucha información; Franck se lanza al vacío del peligro, por el mero hecho de estar enamorado de un hombre al que sólo puede ver haciendo “cruising”, por cierto, es término inglés, que define la actividad de buscar sexo en lugares públicos, como parques, playas, o descampados, principalmente referido a los varones homosexuales; como por ejemplo, el follar sin condón.
Vale aclarar que L'Inconnu du Lac, no se centra en el misterio en sí, sino en el comportamiento de los protagonistas, ante el hecho consumado.
Optando intermitentemente por la prudencia serena, o el éxtasis del riesgo, Franck avanza hacia el abismo a conciencia.
Un crimen, cambia totalmente la percepción que del lugar, los personajes, y la naturaleza, hemos comprendido hasta entonces.
La broma acerca de que en el lago se ha visto un siluro de 5 metros de largo, se transforma en amenaza, cuando sabemos los que el lago contiene, atracción, deseo, y muerte.
El famoso Silurus glanis, llamado comúnmente “siluro”, es una especie de pez de agua dulce, de la familia Siluridae, originario de los grandes ríos de Europa Central; que pueden sobrepasar, los 80 años de edad.
Así pues, Eros y Tánatos por partes iguales, observadores imparciales en la orilla, sensación de riesgo y excitación en el protagonista, espectador involuntario del crimen, y que aprovecha la situación, para poder acostarse con el desconocido que ha aparecido, por primera vez, en un lugar conocido para “iniciados”
El viento como un actor más, pero con un desenlace muy distinto, aquí cae la noche, poco a poco, tras una jornada de violencia extrema, donde presa y cazador, juegan como “el gato y el ratón”, tanto cae la noche que terminaremos por no ver, sólo oír, oír a Frank llamando a Michel, un tanto desesperadamente, y con amor.
Hay miedo, pero hay deseo, el desconocido sigue allí, y sigue siendo un desconocido, no sabemos si es un psicópata homófobo, o un celoso patológico, o simplemente, quiere poner fin a una relación, de la forma más fácil, y sin dejar huellas, y lo demás son las consecuencias de una suma de errores, pero el desconocido último, es Frank, de quien no sabemos qué busca, ni porqué lo busca así.
Por lo que L'Inconnu du Lac no es un thriller llano, ni un “psycho-thriller”, aquí lo importante es el aspecto psicológico de un personaje, rodeado de un ambiente, idílico para la mayoría, pero hostil cuando surge el conflicto.
El hombre desnudo, y totalmente desprotegido, sin refugio, amenazado en el agua y en el bosque, apenas seguro en la playa, esa zona un tanto artificial de cuerpos expuestos, donde todos miran, y buscan ser mirados, escoger, y ser escogidos.
Sí, es un retrato fiel y sin tapujos de las zonas “cruising”
Sin censura y sin pudor.
Desnudos durante gran parte del metraje, con escenas de sexo explícito, y un inquietante final, en el que no sabes muy bien, si es desesperación, búsqueda, o libertad.
Cabe señalar que el “cruising” es un acto que se repite:
Mirada, escondite, y coito, y que encuentra mínimas variaciones en su ejecución.
Esta variación reside, en gran medida, en el hombre elegido, y en el diferente cuerpo con quien acostarse.
Pero la conducta del “cruising” es cíclica, y L'Inconnu du Lac aborda este carácter cíclico en su narración:
De hecho, todo se desarrolla en 3 días, que funcionan como 3 actos, y que comienzan con un plano simétrico, un plano general, del improvisado aparcamiento de los coches que llegan al lago.
Así, este plano nos introduce, ya, en la repetición a través de su multiplicación en el relato.
A la vez, el tiempo cíclico del “cruising” se asimila con el tiempo cíclico de la naturaleza:
Toda la trama, está contenida en el espacio natural del lago, un espacio invariable a corto plazo, y que a largo plazo, cambia hacia su propia repetición.
Es el ciclo de las estaciones, que llevan el movimiento, a un mismo punto de partida:
Así, el tiempo del “cruising” se asimila perfectamente, con los espacios elegidos para L'Inconnu du Lac.
Y en esos espacios, se sumerge el protagonista, un joven homosexual, que siente una soledad cósmica, y busca un hombre con quien pasar la noche, más allá del contacto esporádico del “cruising”
En el lago, conoce a 2 hombres antitéticos:
Por un lado, a un heterosexual que, como un buda, se encuentra siempre sentado en el lago, reposando su sobrepeso, y viendo el tiempo pasar.
Por otro lado, a otro hombre hacia el que siente atracción, pero éste tiene pareja.
Estos polos opuestos, con los que se topa el protagonista el primer día, se convierten en su guía en los espacios inconmensurables del “cruising” durante el resto de días.
Porque el homosexual deja a su pareja y, en el segundo día, decide iniciar contacto sexual con el protagonista.
Cada día, se sumergen más en la espiral sexual, aunque el nuevo hombre se niega a pasar la noche juntos:
Prefiere dejar los contactos para el “cruising”, y evitar la rutina que supondría su conocimiento, más allá de las fronteras del lago.
Así, el lago es un tiempo alejado de la civilización, y un espacio para las máscaras:
Sus orillas, son un escenario donde conquistar a otros, a través de un personaje creado.
Algo que llama la atención:
La falta total de amaneramiento, o afectación, tan frecuente en muchas películas de temática gay…
Por otro lado, el heterosexual, se convierte en “llamada de alerta”, en contrapunto a la desinhibición sexual de los jóvenes, pues él siempre está en quietud, estático, y nunca participa de las orgías forestales.
Y el personaje/Buda, sirve como alerta de los peligros del desenfreno del deseo.
El detective/inspector, por su parte, será un “cable a tierra”, y también, la excusa a través de la cual, entran en circulación, nuevos puntos de vista; y nuevos simbolismos.
La mirada del inspector, es la mirada de la ley; es quien observa, y quien cuestiona los límites de lo moral y de lo ético, hacen eco a través de su mirada, de su presencia.
El inspector, lleva a cabo la investigación, más sociológica que policial; tanto  que señala esta ausencia de solidaridad, de una comunidad homosexual, que no existe.
La trama policiaca, que sirve de marco a la acción, no deja sino al descubierto, las contradicciones íntimas del protagonista, que se enamora de un personaje opaco y huraño, porque corresponde, quizás, a su ideal de masculinidad, pero cabe preguntarse, cuál es el problema de que haya personas abocadas, irremisiblemente, hacia comportamientos dañinos e insalubres, que saben que les pueden costar la vida o la salud, y sin embargo, no cesan en su empeño de repetir obsesivamente, unas pautas que poco tiene que ver con la felicidad, y sólo en apariencia, parecen corresponder a la facilidad de contactar sin trabas, ni prejuicios, con todo tipo de personas, indiferentes a los condicionantes sociales, pero ciegos ante el peligro, o impelidos hacia la aventura/desventura más desbocada.
La playa nudista, por tanto, funciona como una comunidad, con leyes propias.
Y esa comunidad, entra en conflicto con otra comunidad más grande:
La civilización, representada a través de la institución policial.
Lo que está bien, lo que está mal, lo permitido, lo prohibido...
Todo debe ser cuidadosamente revisado.
Lo sagrado, se mezcla con lo profano, lo puro con lo impuro.
Hay algo perverso en el trasfondo del paraíso, y seremos testigos, en mala hora, de la tragedia desencadenada.
Todos esos cuerpos jóvenes, y tanta belleza homoerótica, se descubren como algo natural, vital, y puro que, sin embargo, se ha malogrado mil veces.
“Vous n'avez pas à avoir des relations sexuelles avec une personne de dormir avec eux”
(Usted no tiene que tener relaciones sexuales con alguien, para dormir con ellos)
Quizás, después de ver L'Inconnu du Lac, y bajo el influjo de su plano final, lleno de expectación y preguntas, lo primero que se me ocurre es que, la transcendencia de L'Inconnu du Lac va a venir marcada por su aspecto sexual, que ya no es explícito, sino real, frente a sus valores cinematográficos, que los tiene; pues pocas veces hemos visto representado el “cruising” en el cine, y mucho menos, como tema principal.
A iluminar estas áreas oscuras, de la representación cinematográfica, ha venido L'Inconnu du Lac, una de las obras más originales que se han presentado en El Festival Internacional de Cine de Cannes; pues estamos ante un relato homosexual, en el que todos los personajes son masculinos, reunidos todos ellos, en un lago, por lo demás, desierto, y en sus boscosos alrededores.
En ellos, es donde toma cuerpo un drama, que nuevamente mezcla el thriller y la sexualidad, con el protagonismo de un joven llamado Franck, que se enamora de ese desconocido del título, Michel.
Pero éste último, tiene ya un amante, pero una noche en la que cree estar solo con él, y ambos están nadando en el lago, Michel lo asesina, ahogándolo en el agua.
Y la fijación que Franck siente por él, le conduce a presenciar el crimen, escondido entre los árboles, cerca de la playa.
El acontecimiento, marca pues el gran punto de inflexión, de una historia que hasta entonces, evocaba cierta capacidad intimidatoria, por la presencia de unos hombres anhelantes, aunque pasivos, pero que se centraba más bien en el comportamiento despreocupado de Franck, y en sus conversaciones amistosas con el menos agraciado Henri, el único hombre de la función, que no se desnuda y que posee sentimientos asexuados.
Y es que la importancia del cuerpo desnudo en La Antigua Grecia, en una sociedad que ponía en la edificación de cuerpos perfectos, todo el valor, era parte de una cosmogonía sobre el cuerpo, que glorificaba la desnudez.
En este paraíso homoerótico, la desnudez es tan solo, un valor en el intercambio de placer.
Aquí, el valor de la desnudez, se manifiesta a través de la pérdida total del pudor, y la mirada se convierte así, en parte de la búsqueda del goce, y en un arma que deja indefensos a los personajes.
La desnudez, el cuerpo como símbolo sexual, el miedo a lo desconocido, y la fatalidad, son algunos de los conceptos que L'Inconnu du Lac pone en juego, para crear una atmósfera de aislamiento, en la cual, los solitarios merodean en el bosque, buscando placer, y la construcción de un sentido de comunidad.
El cuerpo y la comunidad, se entrelazan de esta manera, formando una conciencia que borra los límites, y deja a todos expuestos.
A partir de entonces, por tanto, se introduce más claramente, el género policiaco, con algunos de sus elementos típicos, como la llegada de un sereno y encorvado detective, y las preguntas que va formulando a Franck y Henri, principales sospechosos del fallecimiento no resuelto.
Y con ello, la inquietante intensidad de la narrativa, va en aumento, aunque la misma es intencionadamente básica, no solo por sus reducidos personajes, y su decorado único, sino por las simples motivaciones que empujan a aquellos, los diálogos casuales y tranquilos que intercambian, y la progresión dramática que dibuja, hacia un provocador desenlace que mezcla el deseo y la muerte.
Este desconocido, no se refiere a una persona en concreto, y también lo es, en realidad, en este lago de La Provenza, todos son desconocidos, fuera del ambiente de sexo gay, que se ha establecido en la zona del lago, los personajes no tienen ninguna relación personal fuera de él, e incluso, llegan a desconocer cualquier dato personal de los hombres con los que mantienen sexo.
Los encuentros son furtivos, animales, sin sentimientos de por medio, es sexo homosexual, en un ambiente de naturaleza y libertad, nadie pregunta, y nadie tiene que responder, pero a veces, surge la chispa, el fogonazo del amor, o algo que se le puede parecer.
En su relación con ese hombre apuesto, pero enigmático, que va más allá de la simple satisfacción sexual, con la que los demás nadadores y paseantes se conforman, Franck se debate efectivamente, entre el deseo y el miedo, dualidad que está presente en todo el metraje.
Sus planos, a menudo, largos y fijos, nos muestran a estos hombres, desde una perspectiva de recelo y suspicacia, construyendo una intimidación, y una tensión latentes, como ya hemos dicho, en todo el metraje.
Guiraudie explota pues, al máximo, las cualidades hipnóticas de este enclave idílico, repitiendo motivos visuales, como el apartado lugar donde se aparcan los coches, usando la vibración del follaje, o el leve oleaje del lago, causados por el viento, para acomodar las elipsis, de una narrativa que transcurre a lo largo de unos días, y también para reflejar la tumultuosa pasión que late en las venas de sus personajes.
Estos, como también hemos adelantado, aparecen a menudo desnudos, con todos sus atributos al descubierto, pero la presencia insistente de esta gráfica sexualidad, conlleva un creciente desapego, hasta evitar toda distracción al respecto, consiguiendo algo tan difícil, como que uno se acostumbre, y casi se olvide de que estos hombres están completamente desnudos, incorporando y entendiendo entonces, sin tapujos, su desinhibida manera de ser.
Además, los 2 protagonistas, Pierre Deladonchamps y Christophe Paou, que interpretan respectivamente a Franck y a Michel, aseguraban verlo justificado y necesario, aunque el primero, también mencionaba en una entrevista, que “la falta de ropa, es un vestuario más”, de lo cual deducimos su realismo, y a la vez, su intención artística.
Así pues, la desnudez se muestra completamente.
Las escenas de sexo son muy explícitas; pero los actores no quisieron hacer esto último, por lo que fueron hechos “por dobles”
En cualquier caso, tal circunstancia no obstaculiza la labor de unos actores, de pasado más bien televisivo, y más bien desconocidos en la gran pantalla, que hacen gala de un talento muy natural.
Me llamó mucho la atención, la fotografía, así como su banda sonora, que no tiene, porque realmente no la necesita.
El silencio de un lago, sólo interrumpido cuando el aire agita las hojas de los árboles...
Eso, y que los 2 protagonistas están bastante buenos, todo sea dicho.
Si bien, L'Inconnu du Lac esboza un retrato robot, de quiénes, y por qué utilizan los espacios, en abierto, para flirtear, y mantener relaciones sexuales, desde el voyeur puro, incapaz de ser fiel a su dominante pareja, hasta el puntilloso soltero, que teme contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual, a través de una felación, es inquietante.
Por lo que me hubiese gustado saber más del protagonista, pero L'Inconnu du Lac se centra sólo en las vivencias de los personajes, en torno al lago, y ahí, el anonimato, es importante.
Además de la política, la sexualidad, la hipocresía, el pudor, la fe, todo coexiste en esta pequeña obra, que además, se permite navegar libremente, entre el género y un cine de rostros, reflejos en el agua, de deriva existencial.
Guiraudie, hasta se permite reflexionar, sobre la promiscuidad y la soledad, sobre las enfermedades, y los celos, pero en una propuesta tan contenida y rigurosa en su formalidad, que hasta hay espacio para la total ambigüedad, para que llenemos a L'Inconnu du Lac, del sentido que más nos satisfaga.
Hasta su título, nos permite pensar largamente:
¿Quién es, a fin de cuentas, El Desconocido del Lago?
¿Es el solitario y necesitado Henri, el “hétero-flexible”?
¿Es Michel, el macho alfa homoerótico?
¿Es el mismísimo Franck, que no termina de conocerse a sí mismo?
¿O son todos ellos, los desconocidos, a ojos nuestros, los espectadores?
Aferrado al todo, y a lo diminuto, Guiraudie juega con todas las respuestas, y no nos da ninguna, y así, como un “encantador de serpientes”, nos entre-tiene, es decir nos “tiene entre” de comienzo a fin.
“Vous les hommes croisaient, et hier il y avait une assassiner ici, et aujourd'hui vous êtes toujours croisière comme si rien ne s'était passé”
(Ustedes los hombres, hacían “cruising”, y ayer hubo un asesinato aquí, y hoy todavía, siguen haciendo “cruising” como si nada hubiera pasado)
L'Inconnu du Lac no es una película solamente para putos, no es una película sobre putos, aunque estén en el centro del relato, no es una película que invite a pensar a la homosexualidad, particularmente, ni que pretende polemizar.
No hay nada que polemizar, no hay ninguna intención pueril de calentar a un público puritano, con el despliegue de cuerpos masculinos en frotación.
L'Inconnu du Lac está en otro nivel de inteligencia, está apuntando a cosas más importantes, y menos habladas, o invierte energías en pensar al amor, cosa que sigue siendo problemática, en tiempos donde liberación sexual, se confunde con desapego amoroso del cuerpo deseado.
Por lo que L'Inconnu du Lac funciona, como un análisis meticuloso de la descomposición social de nuestros días, haciendo foco en una serie de “rituales de apareamiento” con vistas a remarcar el retroceso de un humanismo, hoy ajado, representado en Henri; en pos de un hedonismo malsano y egoísta, encarnado en Michel.
En consonancia, con la pulsión de muerte, el desenlace es maravilloso, porque plantea que, a nivel cotidiano, desconocemos/negamos el peligro subyacente en la praxis, llegando al punto de invocar, a los gritos, la amenaza que se cierne sobre nosotros…
Pero, más allá de los encuentros sexuales, descontextualizados, que ofrece a los protagonistas el “cruising”, lo que realmente les importa, es el amor.
Un amor aletargado, casi olvidado, como el de Henri.
Un amor irracional, como el de Frank.
Un amor totalitario, como el de Michel.
Un amor, en definitiva, universal e incontrolable, afrodisíaco y destructivo, que al final, se acerca a las más elementales leyes humanas.

“À ta place, j'aurais peur!”
(En tu lugar, ¡yo estaría asustado!)



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