Knights Of The Round Table

“Ask ev'ry person if he's heard the story;
And tell it strong and clear if he has not:
That once there was a fleeting wisp of glory
Called Camelot”

Al igual que sucede con la novela, y con cualquier otra obra narrativa, el cine forma parte de la documentación susceptible de ser catalogada, e interpretada por los historiadores.
Obviamente, una película ofrece un punto de vista ideológico, en torno a la realidad, pasada o contemporánea, reflejada en su guión.
Pero sería engañoso definir el género llamado “histórico” como un complemento viable y eficaz, de las monografías y ensayos donde la historia se relata y analiza.
El género histórico, no es otra cosa que un producto imaginativo, derivado del folletín, donde se da forma al pasado, hasta componer el telón de fondo de una aventura, o de un melodrama.
Otra cualidad interesante del género es que, a pesar de esa falacia de su reflejo, acaba por fijar los estereotipos del pasado.
De hecho, al igual que sucedió en otro tiempo con las novelas de Walter Scott y Alejandro Dumas, nuestra idea de La Edad Media, de La Revolución Francesa, o incluso de Las Guerras Mundiales, está filtrada a través del cine, mucho más influyente en su divulgación, que cualquier otro medio.
En algún caso, los críticos hablan de fidelidad en la reproducción del pasado, pero ello también supone un error, puesto que esa fidelidad, sólo suele limitarse al vestuario, los decorados, y la situación general de la trama.
El cine, no puede reproducir el lenguaje del pasado, sería incomprensible para el espectador medio, ni su moral, resultaría chocante o escandalosa, e impediría la identificación con el héroe, y tampoco puede contextualizar la ideología de la época, pues ello exigiría un espectador tan especializado en la materia, que haría inviable económicamente una producción.
En todo caso, el género histórico provee una ilustración de época, un bosquejo de lo que fue ese pasado, pero siempre actualizado en sus maneras, y en su impresión humana.
Los 3 momentos históricos, que han inspirado en mayor grado al género, son La Antigüedad Greco-Romana, La Edad Media, y La Segunda Guerra Mundial.
El cine hizo en aquellos años, lo imposible para mantener los espectadores en las butacas, sacándolos de la pequeña pantalla, con el señuelo mágico de las grandes salas.
Crecieron las pantallas de tamaño, con técnicas de diferente espectacularidad:
El Cinerama, el CinemaScope, Vistavisión, sistemas que a la par que seducían por su vistosidad y tamaño, debían impactar por las historias que contaban, y la grandiosidad de los argumentos, de los efectos, y de sus modos de expresión.
Las dimensiones de las pantallas, y sobre todo el formato, excesivamente largo para los cánones del tiempo, permitió filmar escenas espectaculares de masas, pero resultaba ineficaz para los primeros planos.
Por esta razón, los guionistas y realizadores, debieron cambiar sus formas de contar historias, adaptándose más a la espectacularidad, que a la dinámica del relato.
El mercado del cine, lo coparon las superproducciones de aventuras, las míticas, de la antigüedad clásica, péplum, o las bíblicas.
“Ready my knights for battle.
They will ride with their king once more.
I have lived through others for far too long”
El papel de Los Caballeros en las batallas, había decaído desde los siglos XII y XIII, pero fue tras Las Batallas de Crécy y de Agincourt, en La Guerra de Los Cien Años, que Los Caballeros pasaron a ser protagonistas más frecuentes de la literatura, y no de la vida militar.
Thomas Malory, fue uno de varios autores que intentaron rescatar la imagen de Los Caballeros, a partir de numerosas fuentes medievales, principalmente textos franceses.
La nostalgia y la idealización de Las Eras de Caballería, es notoria en toda la obra de Malory, pero la característica distintiva de “Le Morte d’Arthur” es una prosa precisa, breve, y escueta; que se aleja de las ideologías y alegorías que predominan en otros textos artúricos.
Partiendo de un material tradicional, rico en historias entrelazadas, y alegorías religiosas, Malory creó una historia más ágil y dinámica; en la cual, predomina el realismo, y los pasajes mágicos son solo complemento de la trama.
Los detalles terrenales, tienen más relevancia, al grado de que Malory le da importancia hasta al costo de las expediciones, y de las aventuras de Los Caballeros.
Éste último, junto con otros detalles que pueden parecer prosaicos, recuerdan que Malory, era un militar, instruido, y piadoso; pero no un docto estudioso de La Leyenda Artúrica.
El Rey Arthur, también conocido como Arthur de Bretaña, Arthur del Reino Unido, es un destacado personaje de la literatura europea, especialmente inglesa y francesa, en la cual, se lo representa como el monarca ideal, tanto en la guerra como en la paz.
Según algunos textos medievales tardíos, Arthur fue un caudillo britano, que dirigió la defensa de Gran Bretaña, contra los invasores sajones, a comienzos del siglo VI.
Su historia, pertenece principalmente al folclor y a la literatura, pero se ha planteado que Arthur, pudo haber sido un persona real, o al menos un personaje legendario, basado en una persona real.
Los Caballeros de La Mesa Redonda, también llamados “de La Tabla Redonda”, forman una Orden de Caballería, mítica legendaria, que aparecen en Las Leyendas Artúricas, de la llamada “Materia de Bretaña”
Según éstas, La Orden fue fundada una vez Arthur fue proclamado Rey de Britania, y fundó su corte en Camelot.
El Rey de Leodegrance, que gobernaba las tierras de Cameilard, con motivo de la boda de su hija Guinevere con El Rey Arthur, le regaló la mesa, o tabla, que dio origen a La Orden.
La mesa, tenía 150 plazas, que no siempre estaban cubiertas, y en ellas se sentaron los más dignos Caballeros de su tiempo, según cuenta la leyenda, la importancia de que la mesa o tabla, fuera redonda, reside en que nadie la presidía, es decir, que los que allí se sentaban, ninguno estaba por encima de los demás.
La Orden, comenzó a decaer, cuando surgió la demanda del Santo Grial, que hizo que muchos de Los Caballeros, partieran en su búsqueda, y muchos perecieran en la misma, pero el final definitivo de La Orden ocurrió, cuando la hermana del Rey, la bruja Morgan Le Fay, hizo públicos los amores adúlteros, entre la esposa del Rey, Guinevere y El Primer Caballero de este, Lancelot, lo que llevó a una guerra civil, y a la muerte del Rey, a manos de Mordred hijo de Rey, y Morgan Le Fay.
Después de aquello, Arthur fue llevado por Morgan Le Fay, a la isla de Avalon, donde sería enterrado.
La historia más popular, sobre el origen de La Mesa, aparece por primera vez, en “Merlin” de Robert de Boron, que fue adoptada por romances en prosa posteriores.
En ella, La Mesa fue creada por Merlin, como imitación de la mesa del Grial de José de Arimatea, a su vez, una imitación de la mesa de La Última Cena.
No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto.
Así, Los Caballeros que se reunían a su alrededor, eran todos iguales, y no había ningún “líder” como los de tantas otras mesas medievales.
Hay indicios de otras disposiciones de asientos en círculo, para evitar conflictos entre los antiguos grupos celtas.
Sin embargo, podía inferirse la importancia de cada sitio, en función del número de asientos que lo separaba del Rey.
Quizás, en cada reunión, El Rey Arthur dejaba que sus Caballeros se sentaran aleatoriamente, sin saber dónde se sentaría él cada vez.
El asiento peligroso, estaba reservado a Caballeros de “corazón puro”
Hay muchas estimaciones diferentes, del número total de Caballeros de La Mesa Redonda.
Si hubieran sido 25 caballeros, entonces el diámetro de la mesa, tendría que haber sido de unos 8m, que es una separación bastante grande, para poder mantener una conversación educada.
Si hubieran sido 100 caballeros, el diámetro habría subido a unos 30m…
Algunos estudiosos de este antiguo tema, dicen que la mesa estaba construida en segmentos, y tenía un centro hueco.
De esta forma, se habría ahorrado mucho material en su fabricación, y se habría facilitado el servir comida a Los Caballeros.
Dado que no se conserva ningún retrato de La Mesa Redonda de la época en la que se dice que Arthur reinó, todo el asunto es pura especulación.
Cuando Mordred, hijo de Arthur y Morgan Le Fay, se entera del idilio de Guinevere y Lancelot du Lac, y lo denuncia ante Arthur, que se ve obligado a condenar a la hoguera a su esposa, según las leyes de la época; Lancelot du Lac, salva a La Reina, y huye con ella a Francia, aunque luego se ve obligado a devolvérsela a Arthur.
Arthur sale en persecución de Lancelot du Lac, y deja el reino, a cargo de su hijo Mordred, quien se apodera del trono, e intenta seducir a La Reina Guinevere.
Al regreso de Arthur, él y sus Caballeros, deben luchar para recuperar el trono, en La Batalla de Camlann.
Arthur se enfrenta a su hijo, al que atraviesa con su lanza.
Pero Mordred, antes de morir, hiere fatalmente a Arthur, y muere.
La historia cuenta que, Morgan Le Fay, llevó el cuerpo de Arthur en una barca, hasta las orillas de Avalon, junto con otras reinas-hadas más, que podían haber sido Igraine, Elaine, La Dama del Lago, a la cual le fue devuelta Excalibur, La Reina de Gales del Norte, La Reina de Las Tierras Baldías, o La Reina de Más Allá del Mar.
Posteriormente, cuando Guinevere muere, es sepultada por Lancelot du Lac, junto a la tumba del Rey Arthur.
A continuación, figura una lista de Los Caballeros de la Mesa Redonda, según la obra de Sir Thomas Malory; Los 12 grandes fueron:
El Rey Arthur Pendragon, Sir Lancelot du Lac, Sir Galahad, Sir Percival de Gales, Sir Bors de Ganis, Sir Bedevere, Sir Tristan de Leonis, Sir Gawain, Rey Pellinore, Sir Lamorak de Gales, Sir Gaheris, y Sir Kay el Senescal.
Según las leyendas asociadas al Mito Artúrico, Guinevere fue infiel al Rey Arthur con Lancelot, uno de Los Caballeros de La Mesa Redonda.
La leyenda asocia la infidelidad de Guinevere con Lancelot, a la caída del reino de Camelot, de ahí que sea considerada como un símbolo de la fragilidad de la condición humana, y de la perversión.
En el contexto del Mito de Arthur, se señalará que Guinevere era uno con La Tierra, y que con su enfermedad, o malestar, la tierra y las cosechas se resentían.
Tras el desliz de Guinevere con Lancelot, Inglaterra, o El Reino de Arthur, otrora un sitio de gran prosperidad, decae.
Por su parte, Sir Lancelot du Lac, es uno de Los Caballeros de La Mesa Redonda, perteneciente al conjunto de Leyendas Artúricas.
Era el más confiable de Los Caballeros del Rey Arthur, y jugó un papel importante en muchas de las victorias de Arthur.
Lancelot es mejor conocido, por su historia de amor con La Reina Guinevere, la esposa de Arthur, y el papel que desempeñó en la búsqueda del Santo Grial.
Cuando Arthur se entera por Morgan Le Fay, de la relación que hubo entre Lancelot du Lac y su esposa, condena a ésta a la hoguera, y destierra para siempre a Lancelot du Lac.
Éste, sin embargo, regresa a Camelot, y rescata a Guinevere de su destino, matando en el afán, a algunos de sus antiguos camaradas de La Mesa Redonda, por lo que El Rey marcha contra él.
En su ausencia, el trono es usurpado por su hijo ilegítimo, Mordred, que en la lucha subsiguiente con su padre, le da muerte.
Guinevere, al saber que ha muerto su esposo, entra en un convento, por lo que Lancelot du Lac, decide convertirse en ermitaño, hasta el final de sus días, sólo 6 semanas después de enterarse de la muerte de Guinevere en el convento.
Percival, también conocido como Parzival, o Parsifal, es uno de los legendarios Caballeros de La Mesa Redonda del Rey Arthur.
En la literatura galesa, su nombre es Peredur; y es famoso principalmente, por su participación en la búsqueda del Santo Grial.
Merlin, fue un gran y famoso mago galés, que vivió, presuntamente, en el siglo VI, y se trata de una de las figuras centrales del Ciclo Artúrico.
Sin embargo, otra hipótesis es que, Merlin no hace referencia al nombre de una persona sino a un título, como lo fuese el título de druida. Es el mago más famoso de la historia europea, e inspirador de muchos magos de la literatura universal.
Según el especialista bretón, Jean Markale, Merlin es una figura polifacética, que personifica diferentes arquetipos del mundo mítico celta; como el druida, el bardo, el hombre salvaje, el chamán, y el profeta.
Por otra parte, Excalibur, es el nombre más aceptado de la espada legendaria del Rey Arthur, a la que se han atribuido diferentes propiedades extraordinarias, a lo largo de las numerosas versiones del mito, y las historias subsiguientes.
Existen varias teorías, respecto al origen de su nombre; una de las más aceptadas, es que proviene del latín “Ex Calce Liberatus”, lo que podría traducirse como:
“Liberada de La Piedra”
Existen diversas historias de, cómo Arthur se hace poseedor de La Mítica Espada.
Geoffrey de Monmouth, sólo dice que la misma, fue “forjada en Avalon”, sin dar más detalles.
Al final, El Santo Grial, era el cáliz donde José de Arimatea, había depositado la sangre de Jesucristo.
Se suponía que tenía propiedades mágicas, y que el ser que lograra verlo, podía ser testigo de una experiencia trascendental, espiritualmente hablando.
Así las cosas, las primeras referencias a Arthur, se encuentran en las literaturas célticas, en poemas galeses, como “Y Gododdin”, una colección de poemas elegíacos a los héroes del reino de Gododdin.
El primer relato de la vida del personaje, se encuentra en “La Historia Regum Britanniae” o “Historia de Los Reyes Británicos”, de Geoffrey de Monmouth, quien configuró los rasgos principales de su leyenda.
Monmouth presenta a Arthur, como un Rey de Gran Bretaña, que derrotó a los sajones, y estableció un Imperio en Las Islas Británicas.
En su relato, aparecen figuras como el padre de Arthur, Uther Pendragon, y su consejero, el mago Merlin, además de elementos como La Espada Excalibur.
También, menciona el nacimiento de Arthur en Tintagel, así como su batalla final contra Mordred, en Camlann, y su retiro posterior a la isla de Avalon, junto con el hada Morgan Le Fay, alumna de Merlin.
A partir del siglo XII, Arthur fue el personaje central, de un conjunto de leyendas conocido como “Materia de Bretaña”, en la que figura como personaje de numerosos romances en francés.
Chrétien de Troyes, añadió otros elementos esenciales a su leyenda, entre ellos, la figura de Lancelot du Lac, y El Santo Grial.
Después de La Edad Media, La Literatura Artúrica, experimentó un cierto declive, pero resurgió durante el siglo XIX, y continúa viva, a comienzos del siglo XXI, tanto en la literatura, como en otros medios.
De entre todas las versiones del relato, la más leída de las antiguas, es “Le Morte d’Arthur” de Thomas Malory.
Las historias del Rey Arthur, y Los Caballeros de La Mesa Redonda, son ampliamente conocidas en el mundo, en gran medida, gracias a los trabajos de los románticos ingleses del siglo XIX, y a la obra operística de Richard Wagner.
Estos trabajos, están basados en las obras escritas, que surgieron en Europa, entre los siglos XII y XVI; los cuales a su vez, se inspiraron en las historias que oralmente formaban parte del folclore medieval.
Aunque el nombre de Arthur, y referencias a su reinado, se encuentran en antiguos manuscritos del siglo XI, y principios del XII, los historiadores reconocen que, la primera obra escrita, donde aparecen personajes artúricos, de una manera completa, es “La Historia Regum Britanniæ”, escrita entre 1130 y 1136, por el historiador galés, Geoffrey de Monmouth.
Es probable, que el escritor francés, Chrétien de Troyes, se haya inspirado en esta obra para sus relatos, que incluyen también, a personajes artúricos.
Entre las diversas obras de Troyes, la más famosa es, probablemente, la inconclusa “Perceval ou le Conte du Graal”
Troyes, murió en 1190.
A finales del mismo siglo, Robert de Boron, escribió la trilogía “Li livres dou Graal”, donde las aventuras del Rey Arthur, y Los Caballeros de La Mesa Redonda alcanzan una configuración definitiva.
En el siglo siguiente, concretamente, entre 1200 y 1210, Wolfram von Eschenbach, retomó al caballero Percival, para usarlo como personaje protagonista de su poema épico “Parzival”
Hacia 1230, Las Leyendas Artúricas, fueron recopiladas en “Lancelot–Grail”, también conocido como “Pseudo-map”
El anónimo compilador de este ciclo, afirma que se trata de testimonios recogidos de un manuscrito, propiedad del Rey Arthur, con las historias contadas, tal y como las habían vivido sus protagonistas.
“La Vulgata” es un extenso ciclo de más de 2.800 páginas, que ocupa 5 volúmenes.
Durante los siguientes 200 años, las pocas obras nuevas, sobre Las Leyendas Artúricas, alcanzaron escasa relevancia histórica, con excepción de menciones por Dante y Bocaccio.
“Lancelot carried my honor, and Guenevere, my guilt.
Mordred bears my sins.
My knights have fought my causes.
Now, my brother, I shall be... king”
Knights Of The Round Table es una película de aventuras, del año 1953, de coproducción britano-estadounidense, dirigida por Richard Thorpe.
Protagonizada por Robert Taylor, Ava Gardner, Mel Ferrer, Anne Crawford, Stanley Baker, Felix Aylmer, Robert Urquhart, Maureen Swanson, Anthony Forwood, entre otros.
El guión es de Noel Langley, Talbot Jennings, y Jan Lustig basados en la novela de Thomas Malory “Le Morte d'Arthur”, la cual es una reelaboración de todos los textos franceses e ingleses, entre los cuales están el “Lancelot-Grial” y el “Brut de Layamon”, que Malory tenía a su disposición, sobre la vida del Rey Arthur.
Fue acabado en 1469, y publicado por William Caxton, en 1485.
Muy probablemente, “Le Morte d’Arthur”, es el texto que más ha influido en la visión posterior, de La Leyenda del Rey Bretón.
La obra de Malory, representa la transición del romance, libro de aventuras medieval, a la novela moderna.
Infunde en sus historias arturianas, una simple moralidad caballeresca.
El estilo es limpio, terso, fácil de entender para el lector moderno; la escritura es musical, de narración objetiva.
Hay que señalar que algunas partes del libro “Le Morte d'Arthur” son material original de Malory, mientras que otras, son las interpretaciones que Malory dio a historias anteriores.
Aunque no se trata de la obra más antigua sobre el género artúrico, “Le Morte d’Arthur” se cuenta entre las más conocidas; y ha inspirado obras, como la novela de John Steinbeck “The Acts of King Arthur and His Noble Knights” (1976), la obra “The Once and Future King” (1938 - 1940) de T. H. White; y películas como:
“Excalibur” (1981) de John Boorman, o, indirectamente, “The Sword in The Stone” (1963) de Disney, entre otras obras.
Knights Of The Round Table, fue la primera película de Metro-Goldwyn-Mayer, y British Studios, rodada en Cinemascope, y es la 2ª de una trilogía extraoficial, de películas dirigidas por Richard Thorpe, y producidas por Pandro S. Berman, las otras son:
“Ivanhoe” (1952) y “The Adventures of Quentin Durward” (1955), que son adaptaciones de las novelas “Ivanhoe” (1819) y “Quentin Durward” (1823), del escritor escocés, Walter Scott.
Knights Of The Round Table fue candidata a varios premios; como por ejemplo:
2 nominaciones al Oscar como mejor dirección artística/Color, y sonido; y Grand Prix, de la edición del mismo año, del Festival Internacional de Cine de Cannes.
Para Knights Of The Round Table, Thorpe se trasladó a la localidad gala de Cornouailles, donde se cuenta, combatió el verdadero Rey Arthur, para darle un mayor rigor histórico.
Si bien, Thorpe fue un director todoterreno,  que trabajó preferentemente para la Metro-Goldwyn-Mayer, en Knights Of The Round Table, en su filial británica con decorados en los estudios de Pinewood, y la Metro inglesa, además de Tintagel Castle, Tintagel, Dartmoor, Haytor Vale e Irlanda.
Así las cosas, después de una dura guerra, El Rey Arthur Pendragon (Mel Ferrer), con la ayuda de Lancelot du Lac (Robert Taylor), su Caballero más fiel, consigue unificar toda Inglaterra bajo su mando.
Después de ser derrotado por Arthur, Sir Mordred (Stanley Baker) descubre la relación entre Guinevere (Ava Gardner), la esposa del Rey, y Lancelot du Lac, y se servirá de este hecho, para acabar con el reinado de Arthur.
El centro de la narración de Knights Of The Round Table es la búsqueda del Santo Grial, aquella copa de la que bebiera Jesús en La Última Cena, y de la cual se decía, que tenía poderes curativos, y regenerativos.
Esta copa, le habría sido entregada a José de Arimatea, cuyos descendientes, la habrían llevado a Inglaterra.
Merlin (Felix Aylmer), habría solicitado a Arthur, que buscara El Santo Grial, por lo que este envió a sus Caballeros a buscarlo, entre ellos, Percival (Gabriel Woolf)
El Rey Arthur original, representa la unidad y fortaleza del pueblo de Britannia, o Gran Bretaña; y la resistencia que este pueblo, ofreció a Las Invasiones Bárbaras del siglo V.
Representa también, el triunfo de la civilización, sobre la adversidad.
Y La Leyenda, representa la lucha por el triunfo de los valores, como la verdad, la fidelidad, la justicia, la protección de los débiles; esos son los valores que representó La Caballería, como institución en La Edad Media.
“I must ride with my knights to defend what was, and the dream of what could be”
Aventuras, traición, y romance, en esta producción de Richard Thorpe, todo un clásico del cine “de capa y espada”, adaptación libre de La Leyenda Artúrica.
Aunque Thorpe no era ningún genio, ni pretendía serlo, sí era un más que eficiente artesano, que sabía rodar todas sus películas con eficacia, y sin que tuvieran puntos muertos que provocaran el sopor del público.
Por eso, su filmografía es extensa, rodó 186 títulos, sin despeinarse siquiera.
La historia de Knights Of The Round Table, mezcla guerra con amores, y sus diálogos quieren ser shakesperianos, y simplemente, son frases con rima.
En Knights Of The Round Table, nos podemos congratular porque es una de las raras versiones, en que la famosa leyenda, no está contada con decorados extraños, o ubicando su acción en otras épocas.
Nos encontramos con una Edad Media Clásica, y una visión clásica de La Leyenda, pero ya se sabe que los estadounidenses, aunque la producción es oficialmente británica, el dinero es hollywoodense; siempre quieren dar la nota, y realizan algunas modificaciones, como convertir a Mordred, en un simple enemigo del Rey Arthur, y no en su hijo natural...
Por otra parte, Knights Of The Round Table pasa de puntillas, en la relación entre Guinevere y Lancelot du Lac, que desencadena el final de La Mesa Redonda, y del proyecto del Rey Arthur.
Knights Of The Round Table se deja ver, eso sí, no encontrarás ni una gota de sangre, horribles batallas espada en mano, pero seguro le impusieron al señor Thorpe, que nada podía romper la inmaculada estética de toda la cinta.
¿Por qué hay Plebeyos empuñando espadas, reservadas por ley, a nobles y caballeros?
¿Nadie en Hollywood se ha enterado, de que las armaduras de placas, se inventaron en El Renacimiento?
Los pictos, desparecieron como pueblo en el siglo X, pero la ambientación de Knights Of The Round Table se corresponde mejor con el XV, armaduras aparte…
Pero convencionalismos aparte, Knights Of The Round Table tiene mucho encanto.
Es curioso que no sea famosa en La Historia del Cine…
Hay otras adaptaciones mejores, de La Edad Media, pero no importa, se trata de una adaptación brillante, con un reparto fenomenal.
Nuevamente, con su actor fetiche Robert Taylor, para el papel de Lancelot du Lac.
La bellísima Ava Gardner, en La Reina Guinevere, y Mel Ferrer como El Rey Arthur Pendragon.
Y los “malos” fueron:
Stanley Baker y Anne Crawford, como Mordred y Morgan Le Fay, respectivamente.
Respecto al rodaje, en exteriores naturales en Irlanda e Inglaterra, añade mayor verismo en la ambientación; sin embargo, el cartón piedra hollywoodense, canta demasiado, generalmente suena a falso, y hace perder credibilidad.
Se le podría reprochar, que se concentra más en las aventuras que en los ideales artúricos, basados libremente en la novela “Le Morte d’Arthur” de Thomas Malory, y que se ignoran los aspectos mágicos de La Dama del Lago.
Pero está claro que la MGM, ha preferido rodar una película suave, familiar, destinada a todos los públicos, más que embarcarse en una producción más ambiciosa.
Como dato, en aquellos años, salió una ley en Reino Unido, que no permitía a las empresas extranjeras, sacar el dinero de dicho estado, por lo que la MGM, y otras productoras, decidieron crear filiales británicas, que producían películas, que sí podían distribuir alrededor del mundo, recuperando así sus beneficios, reinvirtiendo en producciones locales.
Una medida muy inteligente.
Así pues, para los ingleses, para los escoceses, para los que amamos la literatura y el romanticismo, El Rey Arthur simboliza el amor perfecto, el amigo perfecto, un Rey lleno de bondad que vive en su país, Camelot, el lugar perfecto, de la eterna primavera, vive ahí con su amada Guinevere, a donde llega El Caballero Lancelot, deseoso de formar parte de La Mesa Redonda, Caballeros, guerreros que buscan el bien, Lancelot y Guinevere se enamoran, pero los 2 aman a Arthur, y no lo quieren lastimar.
Arthur se entera, pero él los ama tanto, que no los quiere matar, y orquesta todo para que huyan, y sean felices, al final, Lancelot se va por el mundo a librar batallas, e imponer el bien; y Guinevere se va a un convento…
Lo que nos dice que Arthur representa la gallardía, la bondad, y los altos ideales de la persona.
La banda sonora de Knights Of The Round Table, fue encomendada al gran Miklós Rózsa, en la que se escuchan notas de lo que vendría, la máxima “Ben-Hur” (1959)
“One day, a King will come, and the Sword will rise... again”
La Leyenda Artúrica representa el paso del barbarismo, a una Inglaterra noble y arraigada en el sentir céltico de Britania, y ha perdurado, gracias a que en Occidente, se ha entendido como un mito, sobre la formación de La Inglaterra Moderna; muchos escritores, eruditos, dramaturgos, y hasta El III Reich alemán, en su búsqueda del Grial, la han tenido en cuenta.
Como mito, El Rey Arthur ha pasado a la iconografía popular, como sinónimo de inteligencia, honor, y lealtad.
Su espada, Excalibur, un símbolo del poder legítimo.
Su capital, Camelot, un lugar idílico de igualdad, justicia, y paz.
El hecho de que Arthur y sus Caballeros, se reuniesen en torno a una Mesa Redonda, parece indicar que Arthur era, conforme a la expresión latina, un “primus inter pares”, que significa “primero entre iguales”
El Rey Arthur, también fue un símbolo en la mitología alemana.
“Le Morte d’Arthur” es, en palabras de L.D. Benson, la única obra literaria inglesa, escrita entre Chaucer y Shakespeare, que aún hoy en día, es leída con renovado fervor, y placer.
Esta obra ha sido, como muchas otras del género artúrico, reinterpretada, y utilizada como fuente por artistas de diversas nacionalidades, en siglos posteriores.
Además, algunos estudiosos han notado la influencia de Malory, en autores como C.S. Lewis, autor de “Las Crónicas de Narnia”; y T.S. Eliot, ganador del Premio Nobel de Literatura, en 1948.
El Mito Artúrico, es un conjunto de cuentos, leyendas e historias, que nacen o se desarrollan, alrededor de la figura mítica del Rey Arthur y sus Caballeros de La Mesa Redonda, la fabulosa ciudad de Camelot, la legendaria isla de Avalon, y la espada Excalibur, así como también, alrededor de otros personajes del Ciclo Artúrico, como el mago Merlin, la bruja Morgan Le Fay, La Reina Guinevere, Mordred, la Dama del Lago...
La figura del Rey Arthur, ha llegado a formar parte de la mitología universal, transformándose, a medida que su mito crecía con el paso del tiempo, realizándose muy distintas versiones de un mismo Rey, dando lugar a la aparición de diversas adaptaciones del mito, para todo tipo de público, llegando incluso, a ser más cercana, en muchos aspectos, a las novelas de fantasía épica moderna, y no al mito original, con versiones de menor o mayor calidad, según sea el caso.

“Camelot!
Camelot!”



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