Sicario

“The border is just another line to cross”

Un sicario, es una persona que mata a alguien por encargo de otro, por lo que recibe un pago, generalmente en dinero, u otros bienes; es también un asesino asalariado, y asesino a sueldo, pues significan lo mismo.
En la antigüedad, el sicario era una figura conocida por El Derecho Romano, que reguló especialmente su condena penal, por la particular crueldad con que se conducían estos asesinos, mediante La Lex Cornelia de Sicariis et Veneficis o Ley Cornelia sobre Apuñaladores y Envenenadores del año 81 a.C.
Casi 2000 años después, entre 2007 y 2011, la población fronteriza con Estados Unidos, fue considerada una de las ciudades más violentas del mundo.
Más de 9.000 personas murieron, como saldo de la guerra entre Los Carteles de Juárez y Sinaloa, para controlar las rutas de tráfico de drogas.
Sólo durante 2010, el período de mayor violencia, la morgue no se daba abasto para recibir los cuerpos de personas asesinadas; y en algunos hospitales, las reservas de sangre para atender a los heridos, se terminaron por momentos.
Entre diciembre de 2006 y enero de 2012, se estima que han muerto alrededor de 60.000 personas mediante ejecuciones, enfrentamientos entre bandas rivales, y agresiones a la autoridad.
Este número de víctimas, engloba a narcotraficantes, efectivos de los cuerpos de seguridad, y civiles.
Y entre los civiles, se encuentran periodistas, defensores de los derechos humanos, y personas sin identidad, o no identificadas, que son ejecutadas por los carteles.
Otras estimaciones llegan a contabilizar, hasta los 150 mil muertos.
Se desconoce con precisión, el número de asesinatos de personas sin relación con actividades delictivas, que son llamadas “daños colaterales” por el gobierno, los cuales han sido denunciados por diversas organizaciones nacionales y mundiales.
En diversos sectores del país, se ha observado un incremento en los indicadores de incidencia del delito.
Ciudad Juárez por ejemplo, se ha convertido en la ciudad más insegura del mundo, donde se cometieron más asesinatos que en todo el territorio de Afganistán en el año 2009.
Paradójicamente, dicha ciudad fronteriza, es uno de los puntos que ha recibido un mayor número de efectivos de seguridad.
Y es que El Cártel de Juárez, controla una de las principales rutas de transporte, para miles de millones de dólares al año, en envíos de drogas ilegales que entran en los Estados Unidos desde México, aunque en los últimos años ha perdido mucha influencia en la zona de frontera, debido a la captura en 2014, de Vicente Carrillo Fuentes, el último gran líder que tuvo El Cártel.
¿Ahora, la realidad es otra?
“You're asking me how a watch works.
For now we'll just keep an eye on the time”
Sicario es un drama de acción, del año 2015, dirigido por Denis Villeneuve.
Protagonizado por Emily Blunt, Benicio Del Toro, Josh Brolin, Victor Garber, Jon Bernthal, Jeffrey Donovan, Daniel Kaluuya, Maximiliano Hernández, Dylan Kenin, Frank Powers, Bernardo P. Saracino, Edgar Arreola, Marty Lindsey, Julio Cedillo, entre otros.
El guión es de Taylor Sheridan; cuyo rodaje tuvo lugar en Albuquerque, Nuevo México.
Nominada a 3 Premios Oscar:
Mejor Banda Sonora, cinematografía y edición de sonido.
Los cárteles mexicanos, están cada vez más enraizados en el territorio de EEUU.
Por ello, un grupo especial, tiene la misión de detener su avance imparable; dentro de ese escuadrón de elite, un nuevo fichaje, una agente del FBI, Kate Macy (Emily Blunt) es reclutada por un oficial llamado Matt Graver (Josh Brolin) de La Fuerza Especial de Élite del gobierno, para ayudar en la creciente guerra contra las drogas.
“No queremos abogados”, sirve como línea de demarcación para el reclutamiento por parte de La CIA, de Kate, como un miembro del FBI que legalice sus intervenciones en territorio estadounidense.
Esa frase, define a las claras, que la misión para la que se quiere reclutar, no va a ser un modelo de legalidad y respeto de los derechos de las personas, pues no se quiere gente que anteponga la ley, a los resultados.
Todos ellos, serán liderados por un “consultor” enigmático, con un pasado cuestionable:
Alejandro Gillick (Benicio Del Toro)
El equipo, se embarca así, en un viaje clandestino, forzando a Kate a cuestionarse sus convicciones sobre la guerra contra los narcos, los límites de la ley, y todo lo que ella cree, con el fin de sobrevivir; cuestionando las prácticas morales de quienes llevan a cabo la operación, se dará cuenta de que la lucha contra el narcotráfico, no es tan transparente como parece, y no es tan ética como promueve ser.
Ella descubre, que la verdad es mucho más peligrosa de lo que parece, y que a veces, es preferible quedarse en silencio, mientras otros resuelven los problemas de grande escala.
Y es que todos sabemos a estas alturas, que la barrera intangible que se separa la actuación legal de la que no lo es, ya no existe en la guerra Gobiernos vs Drogas; es más, al margen de discusiones éticas mayores, todos sabemos que la guerra nunca va a terminar.
Y el mensaje de Sicario es claro:
Puede ser demasiado tarde, esperar que la guerra contra las drogas se gane mediante “medios justos”
Y su director comunica esos pensamientos convincentes, en una película implacable, que nunca descansa.
Una visión pesimista, donde no hay triunfo, ni redención.
“You saw things you shouldn't have seen”
“La frontera es sólo otro límite a cruzar”, es el eslogan del cartel oficial de la última película de Denis Villeneuve, y es una declaración de intenciones.
La vida se compone de límites a cruzar, a nivel moral, a nivel físico, a nivel emocional, etc.
Hay una serie de barreras en la existencia humana a superar que, además de injustas, pueden ser horribles.
Por ello, Sicario es una película directa, cruda, y real.
Y Villeneuve vuelve a demostrar que es un gran director, y que tiene mucho que ofrecer en el futuro, pues su tratamiento de las situaciones y su violencia son reales, sin enmascaramientos; junto con el aporte del actor, convertido en guionista, Taylor Sheridan, muestra y le dice a la audiencia, lo que es necesario, nada más.
La exposición se teje a la perfección en la narrativa, donde los héroes imperfectos, son siempre el foco principal.
Mientras que un montón de guionistas hubieran pasado el tiempo en la construcción de un villano capo de la droga, Sheridan sabiamente mantiene al enemigo N°1, casi siempre fuera de la pantalla, a las sombras...
Lo importante es presenciar el resultado de la guerra contra el narcotráfico, y como se produce una serie de consecuencias que afectan a nuestros protagonistas, en una historia íntima, situada en un entorno épico.
Mediante la creación de una película sobre un cártel de drogas mexicano, habría sido fácil para Villeneuve, incorporar armas, drogas, y violencia, exclusivamente como un medio para entretener a la audiencia, hambrienta de acción.
En cambio, se va más allá, poniendo de relieve, la ambigüedad ética de los individuos involucrados.
Dirigida con un ritmo pausado, que no se toma prisas en exponer su trama, y con un estilo frío, que muestra al cartel de México tal cual es, tanto dentro como fuera del país, Sicario es una obra incitadora, que pone al público en situación de uno de los mayores problemas criminales que tiene el mundo actual, en asunto de drogas, para dejar absorto a toda clase de espectadores, en especial, a los más exigentes que siempre buscan exigir lo máximo al cine actual, concluyendo un incitador film que no deja a nadie indiferente.
Y nos sumerge en la sucia guerra contra el narcotráfico, con un “thriller” de poca acción, que puede resultar anecdótico en su base, pero que luce una potencia y una fluidez visual y narrativa, que elevan el conjunto hasta atenazar al espectador.
Los planos y movimientos de cámara, consuman una estupenda labor técnica mediante el uso del seguimiento, reconocimiento, generales, panorámicos, primera persona, subjetivos, cámara en mano, tercera persona, aéreos, grúas, y “travellings”, que exprimen lo mejor de la acción y las interpretaciones.
Los efectos visuales y de sonido, son estremecedores, e incrementan las explosiones y la violencia en las escenas clave.
Por medio de composiciones y cinematografía, Denis Villeneuve también habla en dobles lecturas:
Como en la escena donde Kate viaja en avión a México, y desde arriba ve las montañas que se presentan como formas mórbidas, grotescas, y monstruosas, las cuales son el preludio de su destino.
También, en otra escena de forma poética, donde los marines se sumergen en la oscuridad de su misión, entre un crepúsculo que los hace desaparecer a lo desconocido, a lo incierto...
Cada secuencia, atrapa al espectador en un ejercicio de suspense, perfectamente medido, de miradas, y de reacciones.
Desde la primera escena, el término “Sicario” queda establecido.
Ya no tiene el mismo significado de acuerdo a sus derivaciones históricas, pues el uso coloquial actual, lo ha referido a “quien mata a sangre fría, por un fin material o económico”
Denis Villeneuve, utiliza como escenario, el conflicto de la frontera entre Estados Unidos y México, para contar una historia que en sus palabras “continúa la exploración sobre las sombras ocultas en la cultura estadounidense”
Así, la secuencia inicial, es un portento de la realización sin necesidad de hacer alardes de tipo videoclip.
El espectador se siente dentro de la acción, y en constante peligro con un sonido abrumador en los tiroteos, algo que se mantendrá durante todo el metraje, y que supone una experiencia totalmente inmersiva.
La larga secuencia en la que el equipo atraviesa la frontera, supone uno de los mejores ejemplos de suspense de los últimos años.
La sensación de peligro constante, y de indefensión, está totalmente conseguida, y el público mantendrá el alma en un puño, pendiente de un ataque inminente que se puede desatar en cualquier momento.
Villeneuve aquí hace un alarde planificación y puesta en escena, difícilmente igualable.
La trama principal, se desarrolla de manera lenta pero segura, revelando poco a poco, los enigmas que se plantean en los primeros compases, y manteniendo la intriga sobre el personaje de Alejandro, hasta el último acto, donde tienen respuesta todos los interrogantes.
Sicario es el reflejo de una realidad paralela que la mayoría no ve.
La guerra interna entre los aparatos secretos, estadounidenses como de La CIA, para contrarrestar el tráfico de drogas al precio que fuere.
En Sicario, recurrentemente aparece el accionar, o “modus operandi”, de los carteles mexicanos ubicados entre la frontera de un país, y otro.
En un contexto que sobrepasa las leyes y las normas, la única que es aceptada, es la de la violencia, el miedo, o los asesinatos.
El tráfico de drogas, trata de personas, o encargos de homicidios, son moneda corriente en Ciudad Juárez.
Allí, la línea entre el bien y el mal, lo aceptado moralmente y humano es muy difusa.
En el modo de actuar, la diferencia entre federales y traficantes, recae únicamente en la portación de placas y uniformes.
Las Operaciones Especiales Secretas, encabezadas por Graver, siguen una única regla:
Terminar con el objetivo, sin limitarse en las consecuencias.
La justicia, derechos ciudadanos y civiles, hacen eco por su ausencia en la zona más oscura y siniestra de La Ciudad.
Pero todo inicia en Chandler, Arizona, a casi 500 kilómetros de El Paso, la ciudad fronteriza de Estados Unidos y México.
La detective Kate Macer, descubre un macabro crimen.
Siguiendo un caso de rehenes, encuentran una casa con casi 30 cuerpos escondidos en sus paredes, y explosivos que terminan costándole la vida a policías locales.
El personaje buscado, es Manuel Díaz (Bernardo P. Saracino), tercero al mando del Cartel de drogas que impera en Ciudad Juárez.
El caso genera conmoción nacional.
Nunca un Cartel, había operado con tanta impunidad, tan dentro del territorio de EEUU.
Por lo mismo, el “consultor” del gobierno, Matt Graver, especializado en lucha con carteles, pone sus ojos en Macer, bajo una seductora propuesta:
Dar con los “verdaderos” responsables de su caso.
Así, Macer se integra al equipo, bajo engaño.
Convencida de ir a una operación a El Paso, rápidamente descubre que el verdadero operativo será en Ciudad Juárez, una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Su equipo, está integrado por una serie de ex marines, y por Alejandro Gillick, un enigmático personaje, con pasado como fiscal.
¿La misión?
Intervenir con escándalo en Ciudad Juárez, llevar a Estados Unidos al segundo al mando del cartel, quien fuera aprisionado, y lograr que de esta forma, Manuel Díaz volviera a México por la emergencia.
Díaz sería entonces el señuelo para dar con el patrón del mal.
“Esta es una tierra de lobos, y tú no eres un lobo”, espeta a Macer, Alejandro, un sicario temible, que actúa movido por la venganza personal, y por paradoja, antiguo fiscal antidroga.
La frase resume, de un modo brillante y sencillo, el significado de toda la obra.
Cruzar la frontera, es adentrarse en el mundo de las leyes naturales, donde solo sobrevive el más fuerte.
La fragilidad del personaje de Kate, proviene del desconocimiento de ese mundo, oculto, y rodeado por otro más cercano y familiar, al que sus enemigos no dudan en enviarla con otra lapidaria sentencia:
“Será mejor que te marches a un pequeño pueblecito, donde las leyes aún funcionen”
Otro aspecto positivo, es el uso expreso, aunque elegante, de la violencia.
Sicario transmite perfectamente esa cara y sello entre Estados Unidos y Ciudad Juárez.
A sólo kilómetros de distancia, no impera la ley, sino la violencia.
Y Emily Blunt, en su rostro, prueba cómo, desde la perspectiva de un observador, México, y en especial esa ciudad, puede parecer una verdadera jungla.
Pero dicha violencia no es muy distinta a la estadounidense.
El personaje de Blunt, enrostra una y otra vez, adecuadamente, cómo los EEUU traspasan la línea mexicana, cometen crímenes, y asesinan gente, bajo la supuesta legitimidad de su lucha contra los carteles.
¿Lo mejor?
Estados Unidos, con una operación ilegal, y utilizando a un hombre destruido por una guerra personal, mata al jefe del cartel, para que en los diarios aparezca que fue bajo una bala de EEUU.
Utilizaron muy bien a su sicario.
Del reparto, también aprueba con nota, dejando claro que Denis Villeneuve, no solo es un artista con la imagen, sino que también sabe sacar lo mejor de sus actores:
Emily Blunt, representa perfectamente su rol de agente desubicada, en un entorno que no comprende, y que no acepta.
Y es todo un acierto:
Veraz, reconocible, emocional, su rostro y su mirada, reflejan perfectamente las dudas de quien se sabe en la boca del lobo, por mucha atención que trate de prestar a lo que pase a su alrededor.
Su deseo de atrapar a los culpables de tantas atrocidades, le hace adentrarse en un mundo oscuro, sin retorno; y la presión le hace recuperar antiguos vicios, como fumar, y ser descuidada en su vida cotidiana.
La Blunt, tiene la habilidad de vender la imagen de una mujer que puede estar a la altura de una pelea, pero también sabe cómo mostrarse temerosa, confundida, y superada.
Su personaje, Kate, se mueve hacia adelante, basándose en la suposición de que ella está en el lado derecho de este lío, pero nunca está realmente segura de lo que está en juego, o cuál debería ser el resultado.
Está en alerta máxima, al igual que nosotros lo estaremos durante todo el metraje; pues la incertidumbre es parte del núcleo.
Y junto a ella, 2 fieras sibilinas, como son Benicio Del Toro, y Josh Brolin, que se lo pasa estupendamente dando vida al brutalmente cercano Matt Graver, se convierte en los ojos y oídos de un espectador que quiere ver, saber, y estremecerse ante la suciedad que le lanzan a la cara, pero que al tiempo preferiría poder dejar de mirar, de sentirse cómplice involuntario de los que se supone velan por nosotros.
Pero es el puertorriqueño, quien engulle a Blunt y a Brolin, con un personaje terrorífico, un “badass” sin piedad, cuya frialdad y seriedad altera el ritmo cardíaco.
La probada capacidad de Villeneuve, para crear tensión, queda aquí mermada, salvo en algunos grandes momentos, como, sobre todo, el impresionante “set piece” que muestra, cómo una comitiva de idénticos todoterrenos negros, se adentra en México para trasladar a un testigo a Estados Unidos.
“Secuestran” a un narco, con la complicidad del sistema judicial y carcelario mexicano, pues es un secuestro “legal”, entrando en una prisión, y llevándose a un preso a plena luz del día, escoltados por tanquetas y jeeps armados de la policía federal mexicana.
Es una “extradición” sin garantías reales, aparentando cumplir con las formalidades, pero ocultando todo aquello que supone un acto criminal, una tropelía en la que la agente Macer se ve obligada a disparar en territorio mexicano, para salvar su vida, una pérdida de inocencia, para la que ha sido utilizada como escudo legal, única, y exclusivamente.
En la vida real, el tráfico de drogas termina creando administraciones paralelas de enorme poder, suplantan al estado, y a los poderes públicos, y aplicando una ley sumaria sin proporcionalidad.
Ese poder, les permite reproducir esquemas de imperios absolutos, con zonas de impunidad, donde policías o jueces, nada tienen que hacer con la ley en la mano, porque son rápidamente comprados o asesinados.
Es un poder creciente, que no hay voluntad de parar, cerrando la fuente principal de financiación.
Por tanto, la legalización de las drogas, es un debate necesario, porque supondría el fin del narcotráfico, un ahorro de esfuerzos inútiles, condenado al fracaso de capturar un alijo, y no poder controlar otros 10, que entran por el mismo sitio, millones y millones gastados en policías, en armas, en confidentes, permitiendo que unos prosperen en el negocio ilegal, para que puedan poner orden en el patio, y administren una justicia ilegal.
Estamos ante una lucha desigual, y sin posibilidad de éxito, con el agravante de que en el camino, muchos de los que entran para combatir, terminan siendo enemigos de la legalidad.
Pero Sicario no pretende aportar soluciones, sino realizar un retrato hiperrealista de la situación actual en la frontera de Estados Unidos con su vecino del Sur, para que el espectador saque sus propias conclusiones…
Y a pesar de ser ficticia, pocas dudas hay de que lo que Sicario cuenta, esté alejado de la realidad:
Enrique Serrano Escobar, Alcalde de Ciudad Juárez, donde se desarrolla la trama, encabeza una campaña para que no se vea la película.
El Presidente Municipal reconoce que no ha visto la película, que se presenta en diciembre en las salas cinematográficas de México.
Pero asegura que leyó unas partes del guión, y con eso fue suficiente para promover el boicot.
“Es historia.
Sicario presenta como actuales, una época de violencia que ya fue superada”, explica.
“Estamos defendiendo el prestigio, el honor de la ciudad.
El problema es que presentan esa película, como si fuera la realidad actual de nuestra ciudad, y no como un hecho histórico, que lo es”, agregó.
Sicario muestra escenas aéreas de barrios marginados de la ciudad, así como enfrentamientos en las calles, asesinatos, y cadáveres dentro de paredes…
Delincuentes y policías, aparecen mezclados, como si fueran un equipo.
“Pero eso ya se acabó”, dicen los vecinos inconformes, y también El Alcalde.
“Lo que describe, pudiera ser similar a lo que se vivió hasta 2010, más o menos, pero hemos avanzado mucho en la recuperación de la paz, estamos muy lejos de esos escenarios”, dice Serrano Escobar.
Mientras, la controversia sube de tono… vecinos de Ciudad Juárez, han realizado varias protestas, especialmente en los puentes internacionales, que comunican con El Paso, Texas.
Por su parte, Lionsgate, la compañía distribuidora del filme en EEUU, no dio respuesta sobre la polémica.
En cualquier caso, en una entrevista con un medio estadounidense, el director del filme, Denis Villeneuve, explicó que, por razones de seguridad, decidieron no rodar la película en Ciudad Juárez, y tan sólo tomaron vistas aéreas de la ciudad.
“Juárez es todavía una de las ciudades peligrosas del mundo”, dijo Villeneuve; y también explicó, que el guionista Taylor Sheridan, llevó a cabo una exhaustiva tarea de investigación, que incluyó trabajar en el área en la que transcurre la película, junto a periodistas, un agente del FBI, en el que está basado el personaje que interpreta Emily Blunt, entre otros.
En cualquier caso, Villeneuve aclaró, que Sicario “no se basa en hechos reales.
Es una anticipación.
Podrían pasar, pero todavía no sido así”, señaló el realizador.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con el funcionario de Ciudad Juárez:
Peter Svarzbein, Regidor en la vecina ciudad, El Paso, Texas, le dijo a medios locales, que Sicario debe verse “con ojos críticos” porque muestra la realidad de la frontera.
¿Realmente es útil boicotear la película?
“A lo mejor, hasta les genera más publicidad, y provoca un efecto contrario”, reconoce El Alcalde.
“Pero como Presidente Municipal, me toca defender la dignidad de nuestra ciudad, más cuando quedaron muchas familias lastimadas, heridas.
Se perdieron muchas vidas en esta guerra”
Por lo pronto, Serrano Escobar, prepara una denuncia por daño moral contra los productores de Sicario...
El juicio, se promoverá en las cortes estadunidenses.
Y si obtienen alguna indemnización, la utilizarán para atender a víctimas de la violencia, ha asegurado.
¿Qué se le puede reprochar a Sicario?
Que arranca con el asalto a una casa repleta de cadáveres, cuyo hedor no parece molestar a nadie, y prosigue, a buen ritmo, por los senderos de lo previsible, con Brolin y Del Toro, haciendo bien su trabajo, pero sin especial convicción, y Emily Blunt se queda en “Miss Camiseta Gris”
Su personaje, peca de “demasiado ingenuo”, como si hasta aquel momento, su experiencia policial se hubiera movido exquisitamente en los márgenes de la ley, y no pudiera caberle en la cabeza, que la lucha contra el narcotráfico, tal y como está concebida en la actualidad, es sin duda una guerra sucia, puesto que el enemigo no ofrece concesiones.
Y también falla con el arco argumental del personaje de Kate, el cual lejos de brillar, a medida que transcurre el metraje, pasa a un segundo o casi tercer plano, en favor del personaje de Alejandro, quien es el título a la obra.
Y quedan unas dudas:
¿Por qué eligen a personas del FBI, para formar parte de la operación?
La operación, la dirige La CIA, pero para operar en territorio de EEUU, necesitan cooperar con una agencia estatal, en este caso, El FBI.
Necesitan tener al FBI a su lado, pero solo de forma testimonial, para legalizar la operación.
Así que eligen a una novata, que está ligeramente curtida, que ha sufrido en sus carnes y las de sus compañeros, la violencia de los narcos, pero que en teoría, será fácil de manipular.
El FBI juega en ese caso, un doble papel, primero el explicado en el punto anterior, y otro no menos importante, la de representar la legalidad, la honradez, el que pensemos que la guerra sucia, es una excepción, ya que el estadounidense medio, está en contra de este tipo de acciones violentas, aunque eso no se lo crea nadie, pero lo intentan en cada película hollywoodense.
De ahí el exceso de diálogos, y que Macer quiera saber claramente, con qué clase de compañeros está.
“Sicario”, como título de la película, nos presenta que Benicio Del Toro, no era un agente de La CIA, sino precisamente, un sicario contratado por ellos, para hacer el trabajo sucio, que al final realiza.
Y al margen, le mueven motivaciones personales que pueden ser parte del pago a su trabajo, eso no queda muy claro, tampoco si trabaja para otro cártel, aunque esto es secundario.
Aunque el objetivo final de la misión, es establecer un equilibrio:
Eliminar a un cartel, para que otro, más pacífico, más controlable, o vaya usted a saber que, ocupe su lugar…
No importa mucho lo que pase, mientras las estadísticas cuadren, y estén controladas.
Sicario, además, muestra la corrupción policía, esa pequeña historia cotidiana intercalada, las drogas, la mafia más peligrosa, y como se puede llegar a corromper a cualquier persona, o estamento:
“Siempre habrá algún interés oculto mayor”
Como denuncia, Sicario se queda muy corta.
Se apunta a la connivencia de los EEUU, con un orden corrupto que permita mantener el “statu quo”
Ese que le abastece a un 20% de su población.
Pero, como era previsible, obviamente, no se apunta más alto, a los verdaderos alentadores, directa, o indirectamente, de este gran negocio, a los propiciadores de que siga en plenitud hoy día.
Es decir, todo ese entramado económico del primer mundo, EEUU está en la cumbre, aunque no solo, el negocio es mundial, dícese de políticos-bancos-grandes corporaciones y Cía., que en el mejor de los casos, miran para otro lado, se benefician de esa barbarie, a costa, como siempre, de miles de muertos que no importan a nadie, salvo a sus familias, bajas pobres en una guerra que tiene más que ver con las escalas sociales, las jerarquías depredadoras, y todas las formas de poder, que con fronteras, países, o demás fachadas de un problema tan evidente como irresoluble, ni siquiera se plantean legalizar y controlar su venta.
Cuando es claro que sería la forma más sencilla de acabar con el submundo terrorífico que aquí se muestra.
O lo contrario, ir de verdad por esos distribuidores que tan bien conocen.
La tesis de Sicario sería, que EEUU consiente la guerra sucia contra los narcos, olvidando la legalidad, esta es claramente insuficiente, pero sin pretender acabar con todos, solo con los que se sobrepasen, ya que parte de su población necesita muletas para vivir.
El gran debate de, si “el fin justifica los medios”, “si todo vale por el bien de la nación”, de si tienes valor y resistencia para ser de los permitidos buenos, con malas formas, que mantiene a raya a los odiosos y aberrantes malos, o no hay diferencia y todos, canallas, dentro del mismo saco.
Así las cosas, Sicario nos deja claro, que la existencia de muchos habitantes de México, está marcada por la violencia que impone el narcotráfico, y que a lo más que puede aspirar el gobierno de Estados Unidos, es a que estas actividades se desarrollen en un cierto orden, con violencia de baja intensidad, sin sobrepasar las estadísticas.
Que las últimas imágenes de Sicario se dediquen a las próximas generaciones, dice mucho del futuro de un problema que se antoja eterno.
“Nothing will make sense to your American ears, and you will doubt everything that we do, but in the end you will understand”
Los crímenes ligados al narcotráfico, hacen a varios estados de México, figurar entre los más violentos a nivel mundial.
Además, el país está considerado entre los primeros países más violentos y peligrosos del planeta, situación que ya se ha vuelto reflejada y patente en los medios de comunicación, nacionales y del extranjero, recomendándose altamente en muchos países, el evitar viajar a México.
México, en el imaginario occidental, especialmente entre sus vecinos, se ha convertido, lo mismo que los yihadistas que vienen de Oriente, el famoso Estado Islámico, en el corazón de las tinieblas; ese mal puro y abismal, insondable y aterrador que coloniza nuestras pesadillas.
Un lugar donde la violencia es tan constante y exagerada, que resulta inasumible para los bien pensantes que se hacen los despistados.
Por mucho que los medios de comunicación, atentos siempre a las modas y el sensacionalismo, no sean precisamente el certero y objetivo exhibidor de lo que ocurre en todo el mundo, no se puede negar, que las inagotables masacres en países latinoamericanos, como México o Colombia, son un buen indicador para pensarse 2 veces el ir allí.
Noticieros, libros, series de televisión, véase la reciente “Narcos” de Netflix, por ejemplo y, ahora, Sicario, no ofrecen la cara más amable de la vida en esas culturas hermanas.
Y hoy, el promedio de homicidios, es de entre 20 y 30 al mes, cuando hace unos años era de 350…
Igual se sigue matando.
En los últimos 2 años, no se ha denunciado un solo secuestro, y los niveles de extorsión, se redujeron casi a cero.
Detrás de estos números, existe una estrategia especial de seguridad del gobierno federal, llamada “Todos somos Juárez”, que desplegó a miles de soldados y policías en la zona.
También, se aplicaron programas para rescatar espacios urbanos controlados por la delincuencia, y se promovió la participación ciudadana en actividades escolares y culturales.
En 3 años, la inversión pública, superó los 6.000 millones de pesos, unos $364 millones.
Decenas de sicarios y jefes de pandillas y bandas de narcotráfico, fueron detenidos, como el líder del Cartel de Juárez, Vicente Carrillo Leyva.
Pero no es todo…
Según especialistas, uno de los elementos que más contribuyó a la pacificación del lugar, fue que El Cartel de Sinaloa, encabezado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, ganó la guerra; pero que hoy, el mismísimo está en fuga…
¿O lo soltaron?

“You should move to a small town, somewhere the rule of law still exists.
You will not survive here.
You are not a wolf, and this is a land of wolves now”



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