Tangerine

“Give me your fucking phone!”

Todos hemos rodado algún vídeo, o cortometraje casero con el móvil, que luego hemos exhibido, orgullosos, en la TV del salón; y hay gran cantidad de vídeos de enorme calidad, incluso webseries rodadas con Smartphones, que triunfan en YouTube o Vimeo.
Pero una cosa es grabar un corto para verse en un dispositivo portátil, o en la TV, y otra muy distinta, rodar una película completa con un teléfono móvil.
¿Sabías que a los 16 años, Steven Spielberg rodó una película que costó 500 euros?
Pues imagínate lo que puedes hacer con un iPhone, que cuesta casi el doble.
No es una broma, los teléfonos de Apple, se han convertido en una opción para aquellos amantes del Séptimo Arte, que quieren dar un paso más allá en la forma de hacer cine.
En especial, es el iPhone 5s, un teléfono inteligente de gama alta, desarrollado por la compañía estadounidense Apple; que ha hecho famoso a un director de cine…
Seamus McGarvey, el director de fotografía de la película de superhéroes de Marvel Comics, “The Avengers” que se estrenó a principios del año 2012, dijo en una entrevista para el Instituto de Televisión y Filmografía de Irlanda, que algunas de las tomas del filme, fueron hechas con el famoso teléfono móvil de Apple.
“La belleza de la fotografía o del cine, es que debes tomar decisiones basadas en las herramientas disponibles.
En “The Avengers” (2012), realicé un par de tomas con el iPhone que ahora están en la película.
De hecho, también están en el tráiler”, afirmó McGarvey.
“Entiendo que a veces no hay alternativas, y debes recurrir a opciones baratas, pero si te encuentras con limitaciones, aún puedes tomar decisiones importantes que afectarán, cómo se verá la película”, aseguró.
Aunque no lo dijo, se cree que McGarvey utilizo un iPhone 4s.
Asimismo, el realizador Malik Bendjelloul, terminó de grabar el documental “Searching For Sugar Man” (2012) con la ayuda de su iPhone 4s, y fue galardonado con un Premio Oscar al Mejor Documental.
Y ni hablar de que el iPhone, también tiene una enorme aceptación en el terreno de los cortos.
Por su parte, el director Conrad Mess, logró incluso dar el salto a Hollywood, gracias a “The Time Fixer” (2004), uno de los cortos rodados con iPhone, más premiados del mundo.
Pero ninguno de ellos, es ese director que se ha hecho famoso por rodar una película entera con un teléfono celular.
“I've been keeping a secret about me and Chester”
Tangerine es una comedia de temática gay, del año 2015, dirigida por Sean Baker.
Protagonizada por Kitana Kiki Rodriguez, Mya Taylor, Karren Karagulian, Mickey O'Hagan, Alla Tumanyan, James Ransone, entre otros.
El guión es de Sean Baker y Chris Bergoch; filmada íntegramente con 3 iPhone 5s, tanto que logro impactar muy positivamente en su resultado, y no sólo ha dado la talla frente a películas convencionales y profesionales, sino que se ha ganado el reconocimiento de crítica y público, como una de las mejores películas del festival de Sundance.
Y ese detalle, sólo lo corroboras tras los créditos, lo cual es aplaudible.
Uno podría pensar que el chiste, de que Tangerine esté filmada con un iPhone 5s, es solo un truco de “marketing”, un tema menor, que no afecta en nada a la forma de la película, pero estaría equivocado.
Acaso lo mejor, lo más original, interesante, y verdaderamente radical de esta película de Sean Baker, esté en haber descubierto, o comprobado no solo que con un iPhone, se puede grabar una película con una calidad técnica más que digna, y muy barata, sino que la imagen que ese Smartphone genera, tiene unas cualidades específicas, que lo hacen muy atractivo, una especie de “hiperrealismo saturado” que no se parece al fílmico, pero tampoco al video digital al que estamos acostumbrados.
“Todas mis películas, captan la vida de la calle, y son filmadas clandestinamente hasta cierto punto, pero utilizar iPhones ayudó”, dice Sean Baker.
Este enfoque, permitió la sensación orgánica de la calle, clandestina y sin permisos.
Estilo de Baker, es una reminiscencia de John Waters y John Cassavetes, y eso es todo un cumplido; y Tangerine también cuenta con la afinación perfecta de una descripción de Los Angeles como “una mentira muy bien envuelta”
Así, Tangerine es una historia sobre gente que vive en el caos constante, en un Estados Unidos inseguro y duro; cuyo rodaje tuvo lugar en Hollywood, California, incluyendo clubes de West Hollywood y Santa Mónica Boulevard, durante la Nochebuena del año 2013, hasta el 18 de enero de 2014.
Y cuenta la historia de 2 hombres transgéneros de la clase obrera que existen en las calles de Los Angeles, en medio de la ignorancia y la deslealtad del hombre, tanto de género como especie.
Allí vemos a la prostituta transgénero llamada Sin-Dee Rella (Kiki Kitana Rodríguez), que acaba de cumplir una sentencia en prisión, se encuentra con su amiga Alexandra (Mya Taylor), que le informa de que su novio, Chester (James Ransone), ha estado engañándola con una mujer “natural” llamada Dinah (Mickey O'Hagan), mientras estaba encarcelada.
Ahora, Sin-Dee Rella iniciará una búsqueda por la ciudad, para descubrir la verdad...
Paralelamente veremos la historia de un taxista armenio, Razmik (Karren Karagulian) como un hombre de familia inmerso como un imán en el mundo de Sin-Dee y Alexandra... que incluso encuentra una razón para saltar hacia “fuera del closet”, en la cena de Nochebuena con su familia.
Su suegra, Ashken (Alla Tumanian), sospechosa de sus actividades más que su esposa, y que conduce a la confrontación frenética y divertida con su yerno en Donut Time, junto a los demás personajes.
Tangerine no es el lado glamoroso/“celebrity” de Hollywood, sino más bien, la parte más vulnerable de una ciudad crisol, donde los caminos de prostitutas transexuales, y taxistas armenios, se entrecruzan.
Así pues, vemos la unión trans, frente a la familia que no son lo que parecen, las motivaciones de cada persona son únicas, con gente que está desesperada por aceptación, afecto, y el dinero suficiente para sobrevivir hasta el día siguiente.
El alma de Tangerine, es la encendida amistad y tolerancia entre las personas, y es un mensaje de que no podría ser más relevante y urgente que ahora.
Hay una transición en el tiempo, desde el día a la noche, donde el cielo está lleno de tonalidades rosadas y anaranjadas, donde el mundo comienza a oscurecer, y se muestra con lo que realmente es.
En definitiva, desde la producción, si hoy, lo digital ya se fusionó con lo que nuestros ojos distinguían como fílmico, mediante lentes y adelantos técnicos, el Smartphone logra algo diferente, no del todo procesado por nuestro cerebro.
Ni mejor, ni peor, solo otra forma de registrar el mundo…
“Merry Christmas Eve, Bitch”
Tangerine es muy interesante como producto, por ser realista, artesanal, y tremendamente genuino.
Es una obra de una perspicacia triste, de un humor salvaje y sin escrúpulos, que atrae a una variada colección de individuos divertidos, y desesperados; y como obra, en una declaración de independencia del dinero de los estudios; de la estética miserabilista, y de la representación de Hollywood, como “la ciudad donde no se cumple El Sueño Americano”
La frescura y sinceridad qué transmiten sus personajes, funciona muy bien, y consigue que queramos saber que le va a suceder a cada uno de ellos.
Lo más curioso de todo, es el nivel técnico, pues Tangerine está grabada con iPhones 5s para ahorrar presupuesto, y la calidad técnica es más que decente, y solo por mostrar el mundo de posibilidades que hay detrás de algo tan económico, en comparación a toda la parafernalia que se necesita normalmente para rodar una película, por muy de poco presupuesto que sea; por lo que Tangerine ya se merece toda la aclamación que ha recibido en varios festivales.
Como nota de producción, para dotarla de un look algo más “sofisticado”, usaron una app llamada Filmic Pro, y una lente anamórfica de la marca Moondog Labs, que son lentes que permiten rodar un campo de visión más amplio.
“Esto condujo a una gran libertad y experimentación.
Si nos viste filmar en Santa Mónica Boulevard, no te darías cuenta de que era una sesión profesional, a excepción quizás por nuestro equipo de sonido” dijo el director.
En lugar de utilizar cámaras en movimiento, Baker filmó escenas de la calle mientras conducía su bicicleta; y admitió que “fue sorprendentemente fácil” hacer la filmación, debido a que únicamente necesitaron 4 cosas esenciales:
Los 3 iPhone 5s, la aplicación Film Pro, para lograr un control detallado de las escenas; una “steady cam”, con la finalidad de evitar la inestabilidad al tomar el dispositivo con la mano; y unos lentes llamados Moondog Labs, vitales para lograr que Tangerine luzca perfecta en una pantalla grande.
Pero no se queda ahí…
De hecho, la fotografía le va muy bien a la historia; es sucia y cruda, con un estilo casi documental en su plano formal, aun tras el pulido de filtros que se le añadieron en la post-producción de esta era Instagram que vivimos, lo cual encaja perfectamente con el retrato increíblemente veraz que nos hace Sean Baker de los barrios bajos de Los Angeles.
Cada ambulancia que pasa, cada persona que se monta en el taxi de Razmik, cada prostituta, y cada cliente, todo en Tangerine destila un realismo bestial, consiguiendo además, mantenerse con muchísima dignidad en un tono tragicómico, sin caer ni en el patetismo manipulador, por un lado; ni en la parodia o el esperpento, por otro; cosa que me parece un triunfo.
En ese sentido, es ideal para mostrar las vidas de 2 personajes que son más coloridas, más excesivas, más intensas que el común de la gente.
Para poner todo en un entorno, y un contexto muy diferente, tenemos el drama/comedia, que tiene lugar durante la víspera de Navidad, en un lugar que es conocido por su encanto artificial.
La Navidad en Los Angeles, no es algo que se vaya a recordar de un país de las maravillas del blanco del invierno.
Esta idea es expresada por muchos en Tangerine, como vemos, personas que ignoran las vacaciones por completo, otros que se esfuerzan para celebrar, pero que en realidad, no puede reunir suficiente convicción para convencerse a sí mismos, y a los demás, y hay por supuesto, la habitantes de Los Angeles, que están expuestos de muchas maneras a lo largo del metraje.
La historia trata de 2 amigas transgénero, una de las cuales, acaba de salir tras un mes en la cárcel, y se entera que su novio/chulo/pimp, la estuvo engañando con un “fish”, así le dicen a las chicas/mujeres biológicas, “pescados”; y se dedica a pasar el día buscándola, a ella y a él, para confrontarlos.
Alexandra y Sin-Dee son las amigas en cuestión:
Una de ellas, negra, y un tanto más tranquila, y hasta romántica; la otra, una latina enérgica y disparada, que no para de hablar un segundo.
Todo esto, en el entorno de la felicidad más hipócrita del año, el 24 de diciembre, vísperas de Navidad.
Y hay una subtrama, centrándose en las desgracias, y la infidelidad de un taxista armenio, lo que ayuda a crear un sentido de aceptación y comprensión en un mundo rebosante de cumplimiento heteronormativo.
Paralelamente, el taxista recorre la ciudad, y vemos los barrios de Los Angeles menos atractivos, allí donde termina Hollywood, y se inicia una serie de avenidas impersonales, y bastante feas, llevando gente un tanto impresentable, pero obsesionado también por encontrar a Sin-Dee, de la que parece enamorado...
Al hombre también lo veremos con su familia, un combo de suegra, mujer, hija, perro, y parientes armenios, que parecen sacados de un sitcom bizarro.
Él sufre los rigores de su trabajo, entre ellos, vómitos de borrachos, y un viejo charlatán irritado por tener un nombre de mujer…
De él podremos decir, que es el único personaje que muestra la casa donde vive, además tiene una bonita y joven esposa, y familia, incluida una suegra del viejo mundo que pretende destruir el matrimonio.
Él se encuentra con su propia liberación al ir a trabajar y encontrarse con prostitutas travestis, en la que puede satisfacer sus necesidades homosexuales, al amparo de lo femenino; tanto que hasta rechaza a una prostituta, cuando descubre que ella es una mujer…
El taxista armenio, y los transexuales protagonistas, comparten su exclusión de la sociedad estadounidense, que luchan para ganarse la vida por el servicio de la sociedad legítima.
Por lo que el taxista prosaico, parece atraído por el exotismo transexual.
Así, Tangerine se centra en estos personajes fascinantes, con su lenguaje colorido, a menudo indescifrable; y es como Sin-Dee Rella, su protagonista:
Es diferente en apariencia, pero en el fondo, es bastante normal, es un drama pero te provoca más de una sonrisa, traición y amistad, amor, y sexo.
Y nos muestra su universo, formado por transexuales, taxistas armenios, chulos, y prostitutas, e inmigrantes.
El universo que muestra Baker en Tangerine es interesante, en especial por la manera en la que lo filma, jamás buscando el “shock”, o mostrar la perversión de un submundo potencialmente denso:
La prostitución callejera en Los Angeles, tanto de mujeres como de travestis, y trans.
Pero su centro está en la relación entre las 2 amigas, en lo que termina siendo lo mejor que tiene narrativamente, esa suerte de canto a la amistad entre 2 seres marginales de La Costa Oeste.
Por ello, lo mejor de Tangerine, es cuando las amigas se hacen firmes en ese muro de amistad que las defiende del mundo, en ese final excepcional y “navideño” en el mejor sentido, y la manera en que Baker filma esos lugares de Los Angeles, que son los que habitualmente no vemos.
Por otro lado, el tema de los roles de las prostitutas, proxenetas, las drogas, el sexo, la homosexualidad, y de género, es ajeno a la mayoría, e incluso repulsivo para algunos.
Pero esa es la belleza.
Se te atrae... de empezar a preocuparse por los personajes, se empieza a reír con ellos...
A continuación, admirar su arrojo.
Se siente su frustración, tristeza, y hasta vergüenza.
Entonces te identificas; y con el tiempo, puedes hasta admirar su arrojo.
Por último, lo que se ve son seres humanos con los mismos valores, o incluso mejores de los que se tienen.
El poder de Tangerine es que, de una manera poderosa, esa comunidad callejera, parece ser una mejor casa que en los suburbios; y es lo que una película “indie” debe ser:
Toma un tema diferente, tal vez algo inquietante, te atrae, y cambia la manera de ver el mundo.
Y hay más…
Para rodar el filme, el director Sean Baker, tuvo que superar otras dificultades, entre ellas, convencer a los actores:
James Ransone, uno de los protagonistas, no tiene pudor en confesarlo:
“Era algo así como, venga, yo he salido en “The Wire”
¿Y ahora estoy rodando películas con un iPhone?”
Pero al final, todos aceptaron, y por las críticas, que se pueden leer en la prensa, parece que el experimento salió bien.
Y por su temática transexual, Tangerine cuenta la historia de 2 transexuales reales, que deambulan por las calles de Los Angeles, de modo realista, pues no son actrices, sino debutantes.
El director comentaba, que sus protagonistas, Kiki Kitana y Mya Taylor, no tenían experiencia actoral previa, y consiguieron el papel, después de un “casting” celebrado en un centro LGBT en Los Angeles.
Por eso, Tangerine adquiere además una dimensión adicional en la elección de sus actrices.
Igual, una película con algo más de presupuesto, nos habrían colado a Jared Leto bañado en betún, para hacer de transexual negra, pero aquí las 2 protagonistas están interpretadas por 2 transexuales reales, un colectivo que normalmente tiene muy poca cabida en la industria cinematográfica, y ambas cumplen de manera más que solvente, a pesar de que Kitana Rodriguez se acerque a la sobreactuación en algún momento, pero quien conozca a la comunidad LGTB, sabrá que eso es actuar común y silvestre.
Como dato, Duplass Brothers Productions y Magnolia Pictures, ha lanzado una campaña de frente a los premios de La Academia, para llevar a sus actrices, a una nominación como las primeras actrices trans, en ser nominadas a La Mejor Actriz, siendo algo inusual en la historia del Oscar.
Mientras el resto del elenco, está al mismo nivel.
Cabe decir, que Tangerine es también atrevida a la hora de enfocar su mirada en un gran número de grupos sociales minoritarios, y discriminados:
Afroamericanos, transexuales, prostitutas, inmigrantes, todos ellos beneficiados por el guión, gracias a unos personajes maravillosamente dibujados, y llenos de matices y tonos grises.
Los personajes son muy creíbles, y no se hacen juicio sobre sus actitudes o acciones.
Hay algunas personas en mal estado, pero a ciencia cierta, no están siendo informados de sus problemas, y de sus orígenes, simplemente se les permite existir.
Y eso es agradable y condenable a la vez.
También, ganan nuestra empatía, sólo por ser como son.
Por ello, todos los actores hacen un trabajo excelente, logrando equilibrio.
Lo único que se le puede reprochar, es el dramatismo de la edición, y la ocasional estridencia de la banda sonora… y la polémica podría girar, en que los personajes llaman a las mujeres de “perras” y “pescado” constantemente, que se supone que es gracioso; por lo que algunos lo verán como una falta de respeto.
Pero es un hecho que la gente usa esos términos en la vida real, sin embargo, eso no lo hace encantador o gracioso.
De hecho, no hay un porcentaje de amor profesado hacia las mujeres, o a la condición de la mujer, mientras sí parece evidenciar mucho desprecio por las mujeres.
Por otro lado, pareciera que Tangerine no hace favor a la comunidad negra, ni latina, ni china, ni armenia, entre una serie de grupos de diferentes clases, tampoco les va mucho mejor.
Pero salvando estas lecturas, me parece bastante recomendable para cualquier cinéfilo, que quiera ver un estudio de personajes honesto, nada convencional, y alejado de maniqueísmos, sobre todo al hablar de los recursos, y el estilo.
Genial es la escena en Donut Time, en la que convergen las 2 historias principales y piensas:
¿Son todos unos hijos de puta, o unas víctimas inevitables de las circunstancias?
Y si hay algo que me queda de Tangerine, no es su corrección política o de género, ni necesariamente sus personajes, que son valiosos, pero nada que no hayamos visto antes, sino esa visión de Los Angeles, grabada en un teléfono con un “soundtrack” urbano, que la convierte también, en otro personaje principal.
“God gave me a penis.
That's pretty damn cruel, don't you think?”
¿Se puede rodar una película con un teléfono móvil?
Sí, pero no creas que la cosa es tan fácil como coger el teléfono, y empezar a grabar a diestro y siniestro en plan “Dogma”, a lo Lars Von Trier...
La cosa no es para aficionados.
De hecho, ya han aparecido directores que se atreven a rodar sus películas con un iPhone, aprovechando su cámara de alta definición, y la facilidad de uso de un dispositivo que siempre llevan encima.
Así se puede reducir el tiempo de rodaje, ajustarse al presupuesto, y ahorrarse permisos para grabar con un gran equipo.
Los consejos de Sean Baker para filmar con un iPhone son:
1. Cuida la calidad del sonido:
Presta especial atención al sonido; no escatimes en el sonido, porque esa es la primera señal de un aficionado.
2. Practica:
Encuentra las herramientas y aplicaciones para ayudarte a lograr lo que quieres.
En el último año y medio, la tecnología ha avanzado hasta el punto en que no necesitamos estabilizadores.
Todos ellos están integrados en el iPhone 6; y cualquiera puede estar filmando cosas hoy.
3. Tómatelo en serio:
Hay millones de cosas que se pueden hacer con el iPhone.
La gente puede utilizar esta herramienta para experimentar, y para encontrar diferentes formas de contar historias.
¿Pero qué hace falta para rodar una película con un iPhone?
Para empezar, tener talento, que una película no la hace cualquiera.
Después, un iPhone y una serie de gadgets pueden ayudar bastante, como:
El Lente Olloclip:
Es un tripe lente extra para el móvil, el cual pesa unos 28 gramos, y quien la ha probado, no quiere soltarla.
Antorcha Klyp:
Que es un pequeño foco de luces led.
Plataforma Mobyslider:
Es una pequeña plataforma, en la que puedes colocar el iPhone para hacer “travellings”
Su funcionamiento no puede ser más fácil, solo colocar el iPhone en la plataforma, y a esta sobre una superficie, y lista para rodar.
Carcasa Smart Phocus:
Con esta carcasa, tienes la posibilidad de contar con lentes extra; y está formada por una carcasa y una serie de monturas, además de un juego de lentes, micrófono, y una luz de leds.
Trípode:
Los trípodes son ya un clásico que ayudará a captar tomas en las que necesites más estabilidad.
Aunque, como confiesa el director de Tangerine, al final, la cámara sólo es una herramienta, y lo que hace que el filme tenga repercusión, son los editores, montadores, y el equipo de sonido, que consiguen que un simple metraje, se convierta en una experiencia cinematográfica.
Ahora ya no hay excusa para ponerse a rodar algo.
¡Cuidado Hollywood!
La próxima generación de artistas que hacen otro tipo de películas, ha llegado.

“Bitch, you're smart!”



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