The Croods
“Are you better off now than you were 4 million years ago?”
En palabras de Platón, uno de los pensadores más originales e influyentes de toda la filosofía occidental, en su escrito “Fedón o Sobre El Alma”, un diálogo que se ambienta en las últimas horas de vida de Sócrates, antes de ser ejecutado; Platón utiliza este cuadro, para exponer sus ideas de madurez, “La Teoría de Las Ideas”, “La Teoría de La Reminiscencia”, y “La Teoría de La Metempsicosis”, como elementos de una discusión sobre la inmortalidad del alma; y decía lo siguiente:
“Me pareció entonces, dijo él, después de eso, una vez que hube dejado de examinar las cosas, que debía precaverme para no sufrir lo que los que observan el sol durante un eclipse sufren en su observación.
Pues algunos se echan a perder los ojos, a no ser que en el agua, o en algún otro medio semejante, contemplen la imagen del sol.
Yo reflexioné entonces algo así, y sentí temor de quedarme completamente ciego de alma, al mirar directamente a las cosas con los ojos, e intentar captarlas con todos mis sentidos.
Opiné, pues, que era preciso refugiarme en los conceptos, para examinar en ellos la verdad real…”
“La Alegoría de La Caverna”, también conocida por el nombre de “Mito de La Caverna”, aunque en realidad solo es una alegoría de intenciones pedagógico-filosóficas, no un mito, pues no aparece reflejado como tal en los escritos de Platón, ni en ninguna otra obra antigua, ni siquiera entre los mitógrafos; se considera la más célebre alegoría de la historia de la filosofía.
Su importancia se debe, tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico, como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón, al principio del VII Libro de “La República”, sobre la situación en que se encuentra el ser humano, respecto del conocimiento.
En ella, Platón explica su teoría de, cómo podemos captar la existencia de los 2 mundos:
El mundo sensible, conocido a través de los sentidos; y el mundo inteligible, sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón.
El relato está relacionado con la naturaleza humana, explica la situación del hombre, y el cambio que este puede sufrir a través de una educación sólida.
El hombre encadenado en el interior de la caverna, es el hombre que pertenece a este mundo, al mundo de lo físico, el mundo de los objetos que nos rodean, que cambian, que desaparecen.
Lo denomina así, “el mundo de las sombras” o “el mundo de las apariencias” en el que nos movemos día a día.
Pese a que el hombre es esclavo de este “mundo de sombras”, su alma tiene por destino, salir de este mundo, salir de la caverna hacia la luz, para poder conocer el mundo verdadero, el mundo de las ideas universales, que le permitirá ser virtuoso y feliz.
Todo el relato, está cargado de simbología:
Las sombras o mundo de los objetos físicos, la caverna representa la prisión que este mundo de lo físico crea en el alma humana, la luz es la realidad verdadera y universal, y la liberación de los prejuicios para soltar al alma hacia el mundo verdadero.
Ese paso de una realidad a otra, lo consigue el alma poco a poco, de forma gradual, a través de la educación.
Cuanto más conoce el hombre, más se aleja del mundo de las apariencias, y más se acerca a la verdad.
Sólo mediante el conocimiento de uno mismo, se llega a purificar el alma de todos los prejuicios que tiene de otras vidas, y podrá ascender a las ideas.
“Don't hide.
Live.
Follow the sun.
You'll make it to Tomorrow”
The Croods es una película de animación, escrita y dirigida en el año 2013, por Kirk DeMicco y Chris Sanders.
Protagonizada por Nicolas Cage, Emma Stone, Ryan Reynolds, Catherine Keener, Clark Duke, y Cloris Leachman.
El guión fue escrito en conjunto, a partir de una historia de los 2 directores, y del “Monty Python”, John Cleese, inspirándose claramente en “La Alegoría de La Caverna” de Platón; siendo producida por los estudios Dreamworks Animation, y distribuida por 20th Century Fox, de hecho, es la 1ª con este tipo de alianza; y contó con un presupuesto de $135 millones, y una recaudación de $587,204.000 millones, que la hizo todo un éxito, y una nominación al Oscar como mejor película de animación.
Así, Dreamworks se adentra en La Prehistoria, centrándose en contarnos de manera original y divertida, cómo un grupo de cavernícolas, que desconocen el fuego, y sólo saben usar la fuerza bruta, intentan sobrevivir en un mundo hostil, en constante cambio; y también, cómo aprenden a superar sus miedos, y a limar sus diferencias.
En un lugar donde se colisiona El Neanderthal, representado por la experiencia de lo vivido, con El Homo sapiens de la juventud pensante y renovada, dejándonos un meritorio mensaje sobre superar nuestros miedos a lo inexplorado; y expone el gran dilema de la biología y de la humanidad.
La necesidad para la supervivencia de preservar el código, las leyes; frente a la necesidad de la mutación, del cambio.
En un mundo siempre devorador, siempre destruyéndose…
Buscando un mañana que solo puede estar en el espacio, en las estrellas.
The Croods se ambienta en una Era Prehistórica ficticia, conocida como “croodaceous”, un periodo el cual tiene criaturas prehistóricas, donde la posición de un hombre de las cavernas como “líder de la manada”, es amenazada por la rivalidad de un genio prehistórico, que apareció con nuevas invenciones revolucionarias.
La familia Crood está compuesta por:
Los padres:
Grug (Nicolas Cage) y Ugga (Catherine Keener), y los hijos:
Eep (Emma Stone), Thunk (Clark Duke), y Sandy (Randy Thom), así como la madre de Ugga, Gran (Cloris Leachman); que junto con Guy (Ryan Reynolds), un muchacho bastante avanzado en ideas y aptitudes, realizan un viaje a través de una tierra peligrosa pero exótica, en busca de un nuevo hogar.
Al abrigo de una caverna, y una oscuridad poco menos que perpetua, vivirán todo tipo de situaciones hilarantes, desde un libreto fresco, que aúna embrutecimiento y afabilidad, músculo y cerebro, para lanzar los habituales mensajes acerca de la familia, la aceptación personal y colectiva, y la valentía necesaria para tomar riesgos que mejoren nuestra vida, y la de los que más queremos.
El llamado “Mito de La Caverna”, nunca había sido tan divertido y bien contado, con su toque de distinción, debemos encontrarlo en los pequeños detalles; pero sobre todo, a su perfecto balance entre diseño, humor, emoción, mensaje, y aventuras.
“Welcome to my world!
But this is a story about how all that changed in an instant.
Because what we didn't know was that our world was about to come to an end.
And there were no rules on our cave walls to prepare us for that”
DreamWorks sigue apuntando con productos sólidos, con un magnífico diseño de personajes, un ritmo, y una planificación que no deja un momento de respiro, mezclando la aventura clásica, con el estrambote cómico.
Ya desde su introducción, uno percibe que va a contemplar un filme que, si bien se pasea unas cuantas veces por las convenciones de las cintas de animación comerciales, ofrece elementos que la sitúan por encima de la media.
Así, existen unos personajes claramente definidos, y que evolucionan a lo largo de una historia, en la que hallamos un mensaje muy nítido:
Cerrarse a los cambios, aunque se haga creyendo que se obra de la manera correcta, no siempre resulta lo más adecuado, a la hora de resolver determinados problemas.
Su veloz montaña rusa de acción en movimiento, y su surtido de criaturas fantásticas, de lo adorable a lo amenazador, entretendrán tanto a los niños como a los grandes.
Además, no tendrán problema en captar el sencillo mensaje.
Alguien podría argumentar, que uno de los temas de The Croods, es el choque de ideas viejas, con ideas nuevas:
Las ideas viejas, sirven para mantener el estado actual del entorno o “status quo”; mientras que las ideas nuevas, deben responder a los cambios del entorno, si lo que se quiere es sobrevivir en ese mundo hostil y prehistórico.
Por caprichos del destino, Los Croods están obligados a abandonar su hogar, en busca de nuevas tierras, en las cuales establecerse, y comenzar una nueva vida.
Y es interesante, porque The Croods está construida con 6 personajes humanos, a lo que los directores mantienen constantemente en acción, ellos son:
Grug Croods:
Es el cavernícola patriarca, bienintencionado, sobreprotector, y anticuado de la familia Crood.
El padre que se siente acorralado, y obligado a salir de su “zona de confort”, para enfrentarse a una nueva vida, llena de cambios, para convertirse en “la primera familia moderna”
Ugga Croods, es la esposa de Grug:
Ella es más abierta que Grug, pero tiene un duro trabajo protegiendo a la familia.
Eep Croods, es una cavernícola, hija mayor de Grug y Ugga Croods, llena de curiosidad y deseo de aventura.
Ella no es muy femenina que digamos, es regordeta y muy inquieta.
Thunk Croods, es el hijo del medio, y tiene 6,9 pies de altura, 320 libras de peso, y 9 años de edad; no es inteligente, y tiene mala coordinación, pero tiene un buen corazón.
Gran Croods, es una longeva de 45 años, y feroz cavernícola, suegra de Grug, a pesar de sus años y experiencia es muy optimista.
Guy, es un cavernícola nómada, que no es tan fuerte como Los Croods, pero prefiere usar la cabeza, y viene acompañado de muchas ideas.
Tiene una mascota algo parecida a un perezoso llamada Belt, y es el interés romántico de Eep Croods.
Su nombre “Guy” apela a que puede ser cualquier chico.
Y Sandy Croods, es la feroz hija bebé de Grug y Ugga Croods, que muerde y gruñe, porque todavía no habla.
Si bien, The Croods es tan previsible como de costumbre, nos encontramos con una película que no necesita un villano para entretener, ni encauzar la trama, sino más bien, encontramos sentimientos, odios, envidia, situaciones que ponen en tela de juicio el carácter de Grug, como de cualquiera en su situación, que me ha sorprendido con esos chistes un tanto machistas y misóginos, deseando que su querida suegra se muera…
Pero Grug ha salvado a su familia de la extinción, gracias a una simple regla:
Nunca abandonar la cueva.
La falta de curiosidad de explorar el mundo, y siempre mantenerse ocultos ha hecho de Los Croods, la única familia de cavernícolas que todavía no ha sido eliminada por la naturaleza... resulta muy extraña esa forma de empezar una película animada, sin duda, diciéndonos que la mayoría de los humanos ya están muertos, seguro la idea es sugerida desde el plano mental.
Sin embargo, la hija mayor de la familia, Eep, siente algo de curiosidad por la luz que está en el cielo, que aparece y desaparece todos los días.
Como ella, los protagonistas son verdaderos anti-héroes; es decir, gente común y corriente, con multitud de defectos, y algunas virtudes; muy humanos, con los que nos podemos identificar.
Los Croods, son una familia que se quiere, pero no tienen esa pomposidad ni cursilería que siempre nos quieren ofrecer en películas para público infantil de princesas, donde aquí, ninguno de los familiares está muerto, ni muere... como siempre pasa con Disney.
Eso sí, estos son torpes, brutos, y no muy inteligentes, más instintivos que sensitivos, ahí la idea, pero ahí están, viviendo como pueden.
Además de Eep y Grug, Thunk es medio lento en su falta de razonamiento.
La madre y la abuela, están ahí porque de lo contrario, la película se vería muy vacía; sobre todo la madre, pues la abuela da el contrapeso cómico.
Y la bebé, más parece un perro salvaje, o una mascota, debido a que no salen de la caverna.
El caso es que se aparece un nuevo individuo sin familia, llamado Guy, que no se sabe de dónde, cómo y por qué, quien es exageradamente más avanzado que los cavernícolas Croods.
Este chico, junto con Eep, se encargará de aceptar los cambios del entorno, y aprovechar las nuevas ideas que asegurarán su supervivencia.
Grug, en cambio, se queda atrás, y constantemente le recuerdan, que sus ideas son anticuadas.
Se podría ver que estos jóvenes de hoy en día, no respetan a sus mayores, pero la verdad es que es un reflejo de cualquier situación familiar.
Bueno, pues Grug tendrá que aceptar a este nuevo individuo en la familia, si quiere que el resto sobreviva al cambio climático que está experimentando el planeta.
Lo malo es que de pronto, todos ellos, cavernícolas, tienen actitudes muy “actuales”, y ese aspecto cómico primitivo desaparece bruscamente, pues se tornan muy civilizados, y luego vuelve lo primitivo…
Eso confunde un poco pero no es para tomarlo tan en serio.
En el espectro técnico, The Croods es espectacular, presidido por un tremebundo despliegue de colores, que incluso acerca este entorno prehistórico, a la fragosidad vegetal y natural del seminal, tecnológicamente hablando, planeta Pandora de “Avatar” (2009); además, el esfuerzo desde la dirección de la pareja de cineastas, es tremendo, con un trabajo de cámara que acerca la película mucho, mucho, a una propuesta de acción real, presentaciones físicas de los personajes aparte.
Y marca de la casa, es el magnífico uso de la iluminación, una de las mejores bazas de la compañía, que hacen a The Croods, una de las experiencias más coloridas y gratificantes en todos los aspectos que he visto, y raya, y a ratos supera el viejo encanto de Pixar.
Los personajes son memorables, desde los protagonistas, hasta el bicho raro más secundario.
El diseño visual es bellísimo, y el mensaje convierte a The Croods, en una de esas cintas que trascienden.
The Croods, está estructurado en una serie de “cliffhangers”, donde tras la llegada de un nuevo personaje, que en contraste con nuestros protagonistas, usa el valor, la inteligencia, y la tecnología, para resolver problemas, en vez del miedo, la agresión, y la fuerza bruta; y el resultado es un mensaje intelectualista, fresco y deleitoso.
El viaje es emocionalmente inmersivo, y las secuencias de acción, a pesar de tener sus elementos cómicos, tienen un filo de peligro, que rara vez he visto en un filme infantil animado.
Esto es tensión fílmica legítima, y bien desarrollada.
Y el final, a pesar de ser predecible, logra jugar con nuestras emociones y expectativas, lo suficiente como para hacer que estemos con el corazón en la mano, y un nudo en la garganta, y cierra los arcos argumentales de los personajes a la perfección.
La ironía es que, a pesar de que The Croods no sea de Disney, sucumbe más a sus clichés, arquetipos, y tono condescendiente; y no hay gran problema en esto, después de tantas cosas que se hacen bien.
Aunque se sirva de algunos clichés para provocar nuestra risa, esto no prevalece sobre las ideas generales que pretende mostrar la obra, respecto a por qué llegamos a ser una civilización:
Por curiosidad e imaginación, la una de la mano de la otra; el trabajo colectivo, que es estudiado bajo la dinámica de grupos, etc.
La verdadera riqueza que se puede apreciar en toda la historia, no es sólo la caracterización individual de cada uno de los personajes, sino la forma en que cada una de las acciones, en efecto dominó, ofrecen el devenir evolutivo, resumido de la propia humanidad, y de las demás especies animales.
Véase por ejemplo una de las primeras escenas, en las que se puede valorar rápidamente la cadena alimenticia, y cómo, por adaptación, cada especie tiene ciertas características preponderantes, que le sirven para sobrevivir.
Sin embargo, y es algo razonable, para el hombre, no todas sus necesidades podían verse satisfechas, si todas sus acciones se limitaban a realizarse en pos de la supervivencia como especie; tal y como apunta la narradora y principal protagonista de la historia:
“Eso no era vivir, era sólo no-morirse.
Son cosas diferentes”
Y se nos presenta el miedo en su estado más puro, hablamos del temor a caer fulminado por un catarro, a ser devorado por un dientes de sable, a ser aplastado por un mamut... ha regido sus vidas desde el mismo momento en que nacieron.
Así no hay manera.
Día sí día, también pelean a muerte con cualquier tipo de criatura, por el más insignificante bocado, vigilan con extrema cautela cada paso que dan, se lo piensan 2, o 3, o 4 veces, antes de tomar cualquier decisión y, por supuesto, a la mínima que se huelen el peligro, corren a encerrarse en su oscuro, frío, pero segurísimo refugio rocoso.
Pero de repente, aparece el fuego… de milagro.
A modo intelectual, se nos ofrece un cambio del Oscurantismo, a La Ilustración.
Donde antes había frío, ahora había calor; donde antes había oscuridad, ahora había luz.
Como Platón:
“Los hombres se sentaron alrededor de tan maravillosa creación, y se acercaron más y más, para poder contemplarla mejor.
Uno de ellos, en un arrebato de osadía, quizás también de avaricia, alargó la mano para hacerse con dicho tesoro.
Una sensación horrible, y jamás experimentada, “le mordió con la furia de los dioses todo el brazo”
Gritos, confusión, y movimientos desesperados, para quitarse de encima aquella fuerza abrasadora.
Durante la lucha contra lo invisible, la mirada se desvío hacia la pared.
Bastó una milésima de segundo, para que el pobre hombre se diera cuenta, de que donde antes solamente había muros, tan muertos como fríos, ahora había una curiosa figura que se movía, tanto o más que él mismo.
Cuando el dolor menguó, y volvió a reinar la calma, el panorama en la cueva había cambiado radicalmente.
El fuego ya no era el centro de atención; había cedido todo el protagonismo, a unas sombras que danzaban continuamente alrededor de la más agradecida de las audiencias, la misma que, sin saberlo, se iba consumiendo poco a poco en un encierro que, y éste es el consuelo de los necios, se había convertido en algo maravilloso.
Pocos días después, la fiesta terminó, y ya solo quedaban sus ruinas:
Brasas humeantes, muros oscurecidos por el humo... y 3 cuerpos que yacían inertes, enfriándose a marchas forzadas”
¿Moraleja?
Muchas, como no se puede vivir solamente en/de la ficción; el exceso de ilusión es nocivo; la representación distorsionada de la realidad, precisamente lo deforma, en el peor de los sentidos, todo.
Y la más importante, quizás, y aplicada al caso que ahora nos concierne:
Hay que “desapalancarse”, desentumecerse los músculos... y la mente; hay que salir.
Abandonar el confort de nuestro propio entorno, y empaparnos del exterior.
Aceptar el riesgo de la aventura, para así toparnos con lo potencialmente maravilloso; para así poder realmente vivir.
El mensaje de The Croods, abraza el cambio dejando el pasado en las cavernas.
El mañana, sigue el camino del sol, la luz, y un cielo lleno de estrellas… en el ahora, el espacio.
Enseña que así se aprende a vivir sin miedo, abriendo la mente, con ideas; abriendo el corazón con abrazos.
Lo nuevo es bueno, aunque a veces el suelo tiemble, y con ello se desajusta la realidad asentada en él.
Mejor es moverse, caminar el camino, a quedarse escondido.
En The Croods hay varios momentos que destaco, y son:
La evolución del padre desde el principio, hasta la parte final; ver a la familia unida, y como duermen tumbados, uno encima de otros; el momento en que descubren la existencia del fuego; todo lo que Guy representa, a modo “mesiánico” les da diferentes ideas para superarse como personas.
Por último, la banda sonora a cargo de Alan Silvestri, me ha parecido brillante, y se mezcla muy bien en la historia y en cada secuencia.
Aunque el score es de Silvestri, se puede escuchar al inicio de los créditos finales, la canción:
“Shine Your Way”, cantada por Owl City y Yuna.
Y atención a los créditos finales, pues hay una pequeña sorpresa, como es usual en este tipo de filmes.
“No more dark.
No more hiding.
No more caves”
En un mundo sensible, los hombres se encontraban encadenados, mirando las sombras proyectadas de las cosas en la pared de una cueva, incapaces de volver la vista.
Del mismo modo nos encontramos en este mundo, mirando las sombras de las ideas, incapaces de dirigirnos directamente a ellas, prescindiendo de todo lo sensible.
¿No es nuestra vida, una existencia encadenada?
Nacemos en una sociedad no elegida, con una estructura social bien trabada, con unas ideologías, un lenguaje, unas costumbres...
Y nosotros, encadenados a nuestra sociedad, vemos cómo van desfilando a nuestros ojos, unas sombras.
¿No es un desfile de apariencias, la televisión?
Y el cine, Platón sería el inventor…
¿No es un seguido de imágenes, y no de realidades?
Estas sombras seducen a los prisioneros, creen que son la realidad.
Y con su engaño, somos muy felices.
Pero Platón introduce una nota de optimismo:
El encadenado, no sabemos cómo, se libera, o le liberan de las cadenas.
¿Quién les desata?
Es posible, en nuestra sociedad, que un prisionero se sienta insatisfecho, que dude, que cuestione sus cadenas.
Es posible llegar a descubrir el montaje, descubrir que en nuestra sociedad hay mucha mentira, y simulación.
Hay unos hombres, y unos artilugios que producen engaño, como la publicidad, la información filtrada, y mucho de lo que vemos en la pared de internet...
¿Qué es lo que podía motivar la insatisfacción, o la duda del prisionero?
Los engañadores siguen incesantemente su camino trazado y engañador.
¿Se hallan también ellos, encadenados?
El fuego, la electricidad, la técnica, es lo que posibilita este enorme montaje.
Con el descubrimiento del fuego, el hombre comienza su camino de superación.
¿Quién ha organizado este gran montaje, esta complicada mentira, cuál es la intención del engaño múltiple, y si existe un engañador no engañado?
Cuando el prisionero se libera de sus cadenas, entonces puede comenzar el largo y laborioso camino de emancipación, de liberación.
Después de un duro camino de ascensión, el prisionero llega a entrever la verdadera realidad.
¿Qué quiere decir “verdadera realidad”, y cuál es esa “verdadera realidad” en nuestra sociedad?
Cuando uno descubre el gran montaje, y sale del engaño:
¿Debe volver a dentro, informar, y liberar a sus antiguos compañeros?
¡Es una disyuntiva moral!
¿Qué hizo Sócrates?
Quien llega a ver el sol por sí mismo, verá los inteligibles puros, y no tendrá necesidad de imágenes.
El cambio, ha sido costoso y difícil.
Se llega a un feliz fin, el conocimiento es bueno, y fuente de dicha.
Platón indica que, cuando la educación se lleva a cabo, es un cambio radical, no solo en el conocimiento.
Y las consecuencias de salir de la cueva son 2:
De la tiniebla a la luz, y de la luz a la tiniebla.
En ambos casos se produce una conmoción, se toma conciencia de ser diferente a los prisioneros.
El alcanzar el bien, se convierte en algo primordial, y la vida del estudioso, es una vida que no cambiaría por ninguna otra.
El que sale, tiene el riesgo de que, al volver, se le considere ridículo.
Cuando plantea esto Platón, es la inexperiencia de los filósofos, y su incapacidad con los asuntos cotidianos, es una manera de intentar disculparlos.
¿Cómo acceder desde nuestro mundo de cosas y objetos en el que vivimos, al mundo de las ideas universales, esas ideas que harán que todos los hombres vivamos mejor?
Para ser felices, tenemos que saber qué es la felicidad, para ser buenos, hemos de saber qué es el bien, y para ser virtuosos, que es lo que perseguía verdaderamente, debemos saber qué es la virtud.
Todo se aprende fuera de la caverna.
“Never be afraid”
En palabras de Platón, uno de los pensadores más originales e influyentes de toda la filosofía occidental, en su escrito “Fedón o Sobre El Alma”, un diálogo que se ambienta en las últimas horas de vida de Sócrates, antes de ser ejecutado; Platón utiliza este cuadro, para exponer sus ideas de madurez, “La Teoría de Las Ideas”, “La Teoría de La Reminiscencia”, y “La Teoría de La Metempsicosis”, como elementos de una discusión sobre la inmortalidad del alma; y decía lo siguiente:
“Me pareció entonces, dijo él, después de eso, una vez que hube dejado de examinar las cosas, que debía precaverme para no sufrir lo que los que observan el sol durante un eclipse sufren en su observación.
Pues algunos se echan a perder los ojos, a no ser que en el agua, o en algún otro medio semejante, contemplen la imagen del sol.
Yo reflexioné entonces algo así, y sentí temor de quedarme completamente ciego de alma, al mirar directamente a las cosas con los ojos, e intentar captarlas con todos mis sentidos.
Opiné, pues, que era preciso refugiarme en los conceptos, para examinar en ellos la verdad real…”
“La Alegoría de La Caverna”, también conocida por el nombre de “Mito de La Caverna”, aunque en realidad solo es una alegoría de intenciones pedagógico-filosóficas, no un mito, pues no aparece reflejado como tal en los escritos de Platón, ni en ninguna otra obra antigua, ni siquiera entre los mitógrafos; se considera la más célebre alegoría de la historia de la filosofía.
Su importancia se debe, tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico, como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón, al principio del VII Libro de “La República”, sobre la situación en que se encuentra el ser humano, respecto del conocimiento.
En ella, Platón explica su teoría de, cómo podemos captar la existencia de los 2 mundos:
El mundo sensible, conocido a través de los sentidos; y el mundo inteligible, sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón.
El relato está relacionado con la naturaleza humana, explica la situación del hombre, y el cambio que este puede sufrir a través de una educación sólida.
El hombre encadenado en el interior de la caverna, es el hombre que pertenece a este mundo, al mundo de lo físico, el mundo de los objetos que nos rodean, que cambian, que desaparecen.
Lo denomina así, “el mundo de las sombras” o “el mundo de las apariencias” en el que nos movemos día a día.
Pese a que el hombre es esclavo de este “mundo de sombras”, su alma tiene por destino, salir de este mundo, salir de la caverna hacia la luz, para poder conocer el mundo verdadero, el mundo de las ideas universales, que le permitirá ser virtuoso y feliz.
Todo el relato, está cargado de simbología:
Las sombras o mundo de los objetos físicos, la caverna representa la prisión que este mundo de lo físico crea en el alma humana, la luz es la realidad verdadera y universal, y la liberación de los prejuicios para soltar al alma hacia el mundo verdadero.
Ese paso de una realidad a otra, lo consigue el alma poco a poco, de forma gradual, a través de la educación.
Cuanto más conoce el hombre, más se aleja del mundo de las apariencias, y más se acerca a la verdad.
Sólo mediante el conocimiento de uno mismo, se llega a purificar el alma de todos los prejuicios que tiene de otras vidas, y podrá ascender a las ideas.
“Don't hide.
Live.
Follow the sun.
You'll make it to Tomorrow”
The Croods es una película de animación, escrita y dirigida en el año 2013, por Kirk DeMicco y Chris Sanders.
Protagonizada por Nicolas Cage, Emma Stone, Ryan Reynolds, Catherine Keener, Clark Duke, y Cloris Leachman.
El guión fue escrito en conjunto, a partir de una historia de los 2 directores, y del “Monty Python”, John Cleese, inspirándose claramente en “La Alegoría de La Caverna” de Platón; siendo producida por los estudios Dreamworks Animation, y distribuida por 20th Century Fox, de hecho, es la 1ª con este tipo de alianza; y contó con un presupuesto de $135 millones, y una recaudación de $587,204.000 millones, que la hizo todo un éxito, y una nominación al Oscar como mejor película de animación.
Así, Dreamworks se adentra en La Prehistoria, centrándose en contarnos de manera original y divertida, cómo un grupo de cavernícolas, que desconocen el fuego, y sólo saben usar la fuerza bruta, intentan sobrevivir en un mundo hostil, en constante cambio; y también, cómo aprenden a superar sus miedos, y a limar sus diferencias.
En un lugar donde se colisiona El Neanderthal, representado por la experiencia de lo vivido, con El Homo sapiens de la juventud pensante y renovada, dejándonos un meritorio mensaje sobre superar nuestros miedos a lo inexplorado; y expone el gran dilema de la biología y de la humanidad.
La necesidad para la supervivencia de preservar el código, las leyes; frente a la necesidad de la mutación, del cambio.
En un mundo siempre devorador, siempre destruyéndose…
Buscando un mañana que solo puede estar en el espacio, en las estrellas.
The Croods se ambienta en una Era Prehistórica ficticia, conocida como “croodaceous”, un periodo el cual tiene criaturas prehistóricas, donde la posición de un hombre de las cavernas como “líder de la manada”, es amenazada por la rivalidad de un genio prehistórico, que apareció con nuevas invenciones revolucionarias.
La familia Crood está compuesta por:
Los padres:
Grug (Nicolas Cage) y Ugga (Catherine Keener), y los hijos:
Eep (Emma Stone), Thunk (Clark Duke), y Sandy (Randy Thom), así como la madre de Ugga, Gran (Cloris Leachman); que junto con Guy (Ryan Reynolds), un muchacho bastante avanzado en ideas y aptitudes, realizan un viaje a través de una tierra peligrosa pero exótica, en busca de un nuevo hogar.
Al abrigo de una caverna, y una oscuridad poco menos que perpetua, vivirán todo tipo de situaciones hilarantes, desde un libreto fresco, que aúna embrutecimiento y afabilidad, músculo y cerebro, para lanzar los habituales mensajes acerca de la familia, la aceptación personal y colectiva, y la valentía necesaria para tomar riesgos que mejoren nuestra vida, y la de los que más queremos.
El llamado “Mito de La Caverna”, nunca había sido tan divertido y bien contado, con su toque de distinción, debemos encontrarlo en los pequeños detalles; pero sobre todo, a su perfecto balance entre diseño, humor, emoción, mensaje, y aventuras.
“Welcome to my world!
But this is a story about how all that changed in an instant.
Because what we didn't know was that our world was about to come to an end.
And there were no rules on our cave walls to prepare us for that”
DreamWorks sigue apuntando con productos sólidos, con un magnífico diseño de personajes, un ritmo, y una planificación que no deja un momento de respiro, mezclando la aventura clásica, con el estrambote cómico.
Ya desde su introducción, uno percibe que va a contemplar un filme que, si bien se pasea unas cuantas veces por las convenciones de las cintas de animación comerciales, ofrece elementos que la sitúan por encima de la media.
Así, existen unos personajes claramente definidos, y que evolucionan a lo largo de una historia, en la que hallamos un mensaje muy nítido:
Cerrarse a los cambios, aunque se haga creyendo que se obra de la manera correcta, no siempre resulta lo más adecuado, a la hora de resolver determinados problemas.
Su veloz montaña rusa de acción en movimiento, y su surtido de criaturas fantásticas, de lo adorable a lo amenazador, entretendrán tanto a los niños como a los grandes.
Además, no tendrán problema en captar el sencillo mensaje.
Alguien podría argumentar, que uno de los temas de The Croods, es el choque de ideas viejas, con ideas nuevas:
Las ideas viejas, sirven para mantener el estado actual del entorno o “status quo”; mientras que las ideas nuevas, deben responder a los cambios del entorno, si lo que se quiere es sobrevivir en ese mundo hostil y prehistórico.
Por caprichos del destino, Los Croods están obligados a abandonar su hogar, en busca de nuevas tierras, en las cuales establecerse, y comenzar una nueva vida.
Y es interesante, porque The Croods está construida con 6 personajes humanos, a lo que los directores mantienen constantemente en acción, ellos son:
Grug Croods:
Es el cavernícola patriarca, bienintencionado, sobreprotector, y anticuado de la familia Crood.
El padre que se siente acorralado, y obligado a salir de su “zona de confort”, para enfrentarse a una nueva vida, llena de cambios, para convertirse en “la primera familia moderna”
Ugga Croods, es la esposa de Grug:
Ella es más abierta que Grug, pero tiene un duro trabajo protegiendo a la familia.
Eep Croods, es una cavernícola, hija mayor de Grug y Ugga Croods, llena de curiosidad y deseo de aventura.
Ella no es muy femenina que digamos, es regordeta y muy inquieta.
Thunk Croods, es el hijo del medio, y tiene 6,9 pies de altura, 320 libras de peso, y 9 años de edad; no es inteligente, y tiene mala coordinación, pero tiene un buen corazón.
Gran Croods, es una longeva de 45 años, y feroz cavernícola, suegra de Grug, a pesar de sus años y experiencia es muy optimista.
Guy, es un cavernícola nómada, que no es tan fuerte como Los Croods, pero prefiere usar la cabeza, y viene acompañado de muchas ideas.
Tiene una mascota algo parecida a un perezoso llamada Belt, y es el interés romántico de Eep Croods.
Su nombre “Guy” apela a que puede ser cualquier chico.
Y Sandy Croods, es la feroz hija bebé de Grug y Ugga Croods, que muerde y gruñe, porque todavía no habla.
Si bien, The Croods es tan previsible como de costumbre, nos encontramos con una película que no necesita un villano para entretener, ni encauzar la trama, sino más bien, encontramos sentimientos, odios, envidia, situaciones que ponen en tela de juicio el carácter de Grug, como de cualquiera en su situación, que me ha sorprendido con esos chistes un tanto machistas y misóginos, deseando que su querida suegra se muera…
Pero Grug ha salvado a su familia de la extinción, gracias a una simple regla:
Nunca abandonar la cueva.
La falta de curiosidad de explorar el mundo, y siempre mantenerse ocultos ha hecho de Los Croods, la única familia de cavernícolas que todavía no ha sido eliminada por la naturaleza... resulta muy extraña esa forma de empezar una película animada, sin duda, diciéndonos que la mayoría de los humanos ya están muertos, seguro la idea es sugerida desde el plano mental.
Sin embargo, la hija mayor de la familia, Eep, siente algo de curiosidad por la luz que está en el cielo, que aparece y desaparece todos los días.
Como ella, los protagonistas son verdaderos anti-héroes; es decir, gente común y corriente, con multitud de defectos, y algunas virtudes; muy humanos, con los que nos podemos identificar.
Los Croods, son una familia que se quiere, pero no tienen esa pomposidad ni cursilería que siempre nos quieren ofrecer en películas para público infantil de princesas, donde aquí, ninguno de los familiares está muerto, ni muere... como siempre pasa con Disney.
Eso sí, estos son torpes, brutos, y no muy inteligentes, más instintivos que sensitivos, ahí la idea, pero ahí están, viviendo como pueden.
Además de Eep y Grug, Thunk es medio lento en su falta de razonamiento.
La madre y la abuela, están ahí porque de lo contrario, la película se vería muy vacía; sobre todo la madre, pues la abuela da el contrapeso cómico.
Y la bebé, más parece un perro salvaje, o una mascota, debido a que no salen de la caverna.
El caso es que se aparece un nuevo individuo sin familia, llamado Guy, que no se sabe de dónde, cómo y por qué, quien es exageradamente más avanzado que los cavernícolas Croods.
Este chico, junto con Eep, se encargará de aceptar los cambios del entorno, y aprovechar las nuevas ideas que asegurarán su supervivencia.
Grug, en cambio, se queda atrás, y constantemente le recuerdan, que sus ideas son anticuadas.
Se podría ver que estos jóvenes de hoy en día, no respetan a sus mayores, pero la verdad es que es un reflejo de cualquier situación familiar.
Bueno, pues Grug tendrá que aceptar a este nuevo individuo en la familia, si quiere que el resto sobreviva al cambio climático que está experimentando el planeta.
Lo malo es que de pronto, todos ellos, cavernícolas, tienen actitudes muy “actuales”, y ese aspecto cómico primitivo desaparece bruscamente, pues se tornan muy civilizados, y luego vuelve lo primitivo…
Eso confunde un poco pero no es para tomarlo tan en serio.
En el espectro técnico, The Croods es espectacular, presidido por un tremebundo despliegue de colores, que incluso acerca este entorno prehistórico, a la fragosidad vegetal y natural del seminal, tecnológicamente hablando, planeta Pandora de “Avatar” (2009); además, el esfuerzo desde la dirección de la pareja de cineastas, es tremendo, con un trabajo de cámara que acerca la película mucho, mucho, a una propuesta de acción real, presentaciones físicas de los personajes aparte.
Y marca de la casa, es el magnífico uso de la iluminación, una de las mejores bazas de la compañía, que hacen a The Croods, una de las experiencias más coloridas y gratificantes en todos los aspectos que he visto, y raya, y a ratos supera el viejo encanto de Pixar.
Los personajes son memorables, desde los protagonistas, hasta el bicho raro más secundario.
El diseño visual es bellísimo, y el mensaje convierte a The Croods, en una de esas cintas que trascienden.
The Croods, está estructurado en una serie de “cliffhangers”, donde tras la llegada de un nuevo personaje, que en contraste con nuestros protagonistas, usa el valor, la inteligencia, y la tecnología, para resolver problemas, en vez del miedo, la agresión, y la fuerza bruta; y el resultado es un mensaje intelectualista, fresco y deleitoso.
El viaje es emocionalmente inmersivo, y las secuencias de acción, a pesar de tener sus elementos cómicos, tienen un filo de peligro, que rara vez he visto en un filme infantil animado.
Esto es tensión fílmica legítima, y bien desarrollada.
Y el final, a pesar de ser predecible, logra jugar con nuestras emociones y expectativas, lo suficiente como para hacer que estemos con el corazón en la mano, y un nudo en la garganta, y cierra los arcos argumentales de los personajes a la perfección.
La ironía es que, a pesar de que The Croods no sea de Disney, sucumbe más a sus clichés, arquetipos, y tono condescendiente; y no hay gran problema en esto, después de tantas cosas que se hacen bien.
Aunque se sirva de algunos clichés para provocar nuestra risa, esto no prevalece sobre las ideas generales que pretende mostrar la obra, respecto a por qué llegamos a ser una civilización:
Por curiosidad e imaginación, la una de la mano de la otra; el trabajo colectivo, que es estudiado bajo la dinámica de grupos, etc.
La verdadera riqueza que se puede apreciar en toda la historia, no es sólo la caracterización individual de cada uno de los personajes, sino la forma en que cada una de las acciones, en efecto dominó, ofrecen el devenir evolutivo, resumido de la propia humanidad, y de las demás especies animales.
Véase por ejemplo una de las primeras escenas, en las que se puede valorar rápidamente la cadena alimenticia, y cómo, por adaptación, cada especie tiene ciertas características preponderantes, que le sirven para sobrevivir.
Sin embargo, y es algo razonable, para el hombre, no todas sus necesidades podían verse satisfechas, si todas sus acciones se limitaban a realizarse en pos de la supervivencia como especie; tal y como apunta la narradora y principal protagonista de la historia:
“Eso no era vivir, era sólo no-morirse.
Son cosas diferentes”
Y se nos presenta el miedo en su estado más puro, hablamos del temor a caer fulminado por un catarro, a ser devorado por un dientes de sable, a ser aplastado por un mamut... ha regido sus vidas desde el mismo momento en que nacieron.
Así no hay manera.
Día sí día, también pelean a muerte con cualquier tipo de criatura, por el más insignificante bocado, vigilan con extrema cautela cada paso que dan, se lo piensan 2, o 3, o 4 veces, antes de tomar cualquier decisión y, por supuesto, a la mínima que se huelen el peligro, corren a encerrarse en su oscuro, frío, pero segurísimo refugio rocoso.
Pero de repente, aparece el fuego… de milagro.
A modo intelectual, se nos ofrece un cambio del Oscurantismo, a La Ilustración.
Donde antes había frío, ahora había calor; donde antes había oscuridad, ahora había luz.
Como Platón:
“Los hombres se sentaron alrededor de tan maravillosa creación, y se acercaron más y más, para poder contemplarla mejor.
Uno de ellos, en un arrebato de osadía, quizás también de avaricia, alargó la mano para hacerse con dicho tesoro.
Una sensación horrible, y jamás experimentada, “le mordió con la furia de los dioses todo el brazo”
Gritos, confusión, y movimientos desesperados, para quitarse de encima aquella fuerza abrasadora.
Durante la lucha contra lo invisible, la mirada se desvío hacia la pared.
Bastó una milésima de segundo, para que el pobre hombre se diera cuenta, de que donde antes solamente había muros, tan muertos como fríos, ahora había una curiosa figura que se movía, tanto o más que él mismo.
Cuando el dolor menguó, y volvió a reinar la calma, el panorama en la cueva había cambiado radicalmente.
El fuego ya no era el centro de atención; había cedido todo el protagonismo, a unas sombras que danzaban continuamente alrededor de la más agradecida de las audiencias, la misma que, sin saberlo, se iba consumiendo poco a poco en un encierro que, y éste es el consuelo de los necios, se había convertido en algo maravilloso.
Pocos días después, la fiesta terminó, y ya solo quedaban sus ruinas:
Brasas humeantes, muros oscurecidos por el humo... y 3 cuerpos que yacían inertes, enfriándose a marchas forzadas”
¿Moraleja?
Muchas, como no se puede vivir solamente en/de la ficción; el exceso de ilusión es nocivo; la representación distorsionada de la realidad, precisamente lo deforma, en el peor de los sentidos, todo.
Y la más importante, quizás, y aplicada al caso que ahora nos concierne:
Hay que “desapalancarse”, desentumecerse los músculos... y la mente; hay que salir.
Abandonar el confort de nuestro propio entorno, y empaparnos del exterior.
Aceptar el riesgo de la aventura, para así toparnos con lo potencialmente maravilloso; para así poder realmente vivir.
El mensaje de The Croods, abraza el cambio dejando el pasado en las cavernas.
El mañana, sigue el camino del sol, la luz, y un cielo lleno de estrellas… en el ahora, el espacio.
Enseña que así se aprende a vivir sin miedo, abriendo la mente, con ideas; abriendo el corazón con abrazos.
Lo nuevo es bueno, aunque a veces el suelo tiemble, y con ello se desajusta la realidad asentada en él.
Mejor es moverse, caminar el camino, a quedarse escondido.
En The Croods hay varios momentos que destaco, y son:
La evolución del padre desde el principio, hasta la parte final; ver a la familia unida, y como duermen tumbados, uno encima de otros; el momento en que descubren la existencia del fuego; todo lo que Guy representa, a modo “mesiánico” les da diferentes ideas para superarse como personas.
Por último, la banda sonora a cargo de Alan Silvestri, me ha parecido brillante, y se mezcla muy bien en la historia y en cada secuencia.
Aunque el score es de Silvestri, se puede escuchar al inicio de los créditos finales, la canción:
“Shine Your Way”, cantada por Owl City y Yuna.
Y atención a los créditos finales, pues hay una pequeña sorpresa, como es usual en este tipo de filmes.
“No more dark.
No more hiding.
No more caves”
En un mundo sensible, los hombres se encontraban encadenados, mirando las sombras proyectadas de las cosas en la pared de una cueva, incapaces de volver la vista.
Del mismo modo nos encontramos en este mundo, mirando las sombras de las ideas, incapaces de dirigirnos directamente a ellas, prescindiendo de todo lo sensible.
¿No es nuestra vida, una existencia encadenada?
Nacemos en una sociedad no elegida, con una estructura social bien trabada, con unas ideologías, un lenguaje, unas costumbres...
Y nosotros, encadenados a nuestra sociedad, vemos cómo van desfilando a nuestros ojos, unas sombras.
¿No es un desfile de apariencias, la televisión?
Y el cine, Platón sería el inventor…
¿No es un seguido de imágenes, y no de realidades?
Estas sombras seducen a los prisioneros, creen que son la realidad.
Y con su engaño, somos muy felices.
Pero Platón introduce una nota de optimismo:
El encadenado, no sabemos cómo, se libera, o le liberan de las cadenas.
¿Quién les desata?
Es posible, en nuestra sociedad, que un prisionero se sienta insatisfecho, que dude, que cuestione sus cadenas.
Es posible llegar a descubrir el montaje, descubrir que en nuestra sociedad hay mucha mentira, y simulación.
Hay unos hombres, y unos artilugios que producen engaño, como la publicidad, la información filtrada, y mucho de lo que vemos en la pared de internet...
¿Qué es lo que podía motivar la insatisfacción, o la duda del prisionero?
Los engañadores siguen incesantemente su camino trazado y engañador.
¿Se hallan también ellos, encadenados?
El fuego, la electricidad, la técnica, es lo que posibilita este enorme montaje.
Con el descubrimiento del fuego, el hombre comienza su camino de superación.
¿Quién ha organizado este gran montaje, esta complicada mentira, cuál es la intención del engaño múltiple, y si existe un engañador no engañado?
Cuando el prisionero se libera de sus cadenas, entonces puede comenzar el largo y laborioso camino de emancipación, de liberación.
Después de un duro camino de ascensión, el prisionero llega a entrever la verdadera realidad.
¿Qué quiere decir “verdadera realidad”, y cuál es esa “verdadera realidad” en nuestra sociedad?
Cuando uno descubre el gran montaje, y sale del engaño:
¿Debe volver a dentro, informar, y liberar a sus antiguos compañeros?
¡Es una disyuntiva moral!
¿Qué hizo Sócrates?
Quien llega a ver el sol por sí mismo, verá los inteligibles puros, y no tendrá necesidad de imágenes.
El cambio, ha sido costoso y difícil.
Se llega a un feliz fin, el conocimiento es bueno, y fuente de dicha.
Platón indica que, cuando la educación se lleva a cabo, es un cambio radical, no solo en el conocimiento.
Y las consecuencias de salir de la cueva son 2:
De la tiniebla a la luz, y de la luz a la tiniebla.
En ambos casos se produce una conmoción, se toma conciencia de ser diferente a los prisioneros.
El alcanzar el bien, se convierte en algo primordial, y la vida del estudioso, es una vida que no cambiaría por ninguna otra.
El que sale, tiene el riesgo de que, al volver, se le considere ridículo.
Cuando plantea esto Platón, es la inexperiencia de los filósofos, y su incapacidad con los asuntos cotidianos, es una manera de intentar disculparlos.
¿Cómo acceder desde nuestro mundo de cosas y objetos en el que vivimos, al mundo de las ideas universales, esas ideas que harán que todos los hombres vivamos mejor?
Para ser felices, tenemos que saber qué es la felicidad, para ser buenos, hemos de saber qué es el bien, y para ser virtuosos, que es lo que perseguía verdaderamente, debemos saber qué es la virtud.
Todo se aprende fuera de la caverna.
“Never be afraid”
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