The Bad And The Beautiful

“Non Sans Droit”

El éxito... cueste lo que cueste…
Decir “Hollywood” era parecido a nombrar el paraíso, aunque por detrás de la estampa legendaria representada en nueve letras mayúsculas de color blanco situadas sobre una colina de Los Ángeles, no aguardaba precisamente un paraíso, sino una jungla espesa en la que había que tener determinación, imaginación, ambición, talento y agallas para no sucumbir a la claustrofobia de estar encerrados entre fieras.
Todos esos nombres que figuran en los títulos de crédito en una película, no son simples nombres que desfilan por una pantalla.
Tras cada uno de ellos, hay un eslabón de la inmensa cadena.
Vincente Minnelli hizo algo parecido a una operación a corazón abierto sobre uno de los negocios más mitificados y rentables del mundo.
Un negocio que tiene la afortunada ventaja de poder convertirse en arte, en fábrica de sueños, y transformar en oro lo que toca.
El cine tiene un aura especial, de leyenda.
Por lo menos, eso consiguió Hollywood cuando creció hasta dimensiones colosales y se colocó en el centro de atención mundial.
Hay personas que aman tanto su vocación, y que poseen tal tacto para hacer aflorar la estrella escondida que algunos llevan dentro, que no reparan en medios para lograr que el patito feo eclosione en cisne, o que el modesto artista que se infravalora o que no ha sido suficientemente reconocido acabe echando fuera un caudal de inspiración que no habría podido concebir, y que sin embargo estaba ahí.
¿Genio, o loco?
¿Amigo, o ave rapaz?
Es difícil discernir la línea entre lo correcto y lo infame, entre la genialidad y lo mezquino.
Entre la condena y el perdón.
El éxito, la fama y la gloria son los principales objetivos de muchos de los hombres y mujeres ambiciosos que quieren ser algo grande en la vida, sobre todo en lo referente al mundo del espectáculo y, en especial, del cine.
Y con tal de conseguirlas son capaces de obrar de mil maneras y de manipular a la gente que tienen a su alrededor, de la que se sirven como un medio o un peldaño más para lograr la fama, sin importar herirlos, engañarlos o utilizarlos a ellos o a su trabajo para luego robárselo y dejarlos tirados.
“Some of the best movies are made by people working together who hate each other's guts”
The Bad And The Beautiful es una película de 1952 que cuenta la historia de un tiránico y manipulador productor de cine.
The Bad And The Beautiful está protagonizada por un brillante Kirk Douglas, Lana Turner, Walter Pidgeon, Dick Powell, Barry Sullivan, Gloria Grahame, Gilbert Roland y Leo G. Carroll.
The Bad And The Beautiful fue escrito por George Bradshaw y Charles Schnee, y dirigida por Vincente Minnelli.
Ha habido siempre un debate sobre qué personaje de la vida real se inspiró Minnelli para sus personajes.
Jonathan Shields siempre se ha creído que era una mezcla entre David O. Selznick, Orson Welles y Val Lewton.
La película de Lewton “Cat People” se asemeja claramente a la película en la que están trabajando Shields-Amiel en los primeros años.
El personaje de Georgia Lorrison se asemeja a la hija de John Barrymore (Diana Barrymore que empezó justo en el momento de la muerte de su padre), aunque también hay elementos del personaje que recuerdan a la ex mujer de Minnelli, Judy Garland.
El director Henry Whitfield (Leo G. Carroll) tiene un ligero recuerdo a Alfred Hitchcock, y su asistente Miss March (Kathleen Freeman) parece inspirado en la mujer de Hitchcock Alma Reville, también hay una referencia a la figura argentina Carlos Gardel en el personaje del galán apodado “El Gaucho”, y por último y más importante, la historia total que no es otra cosa que un retrato casi biográfico del mítico productor David O. Selznick.
Este personaje fue siempre motivo de controversia ya que se anteponía a la figura del director y llegó a tener un sello que identificaba a sus productos como obras de arte entre las que se encuentran “Gone With The Wind” (1939) y “Duel in the Sun” (1946) entre otras.
Otro de los aspectos que retrata la obra de Minnelli es la relación tormentosa que vivió con la actriz Jennifer Jones a la que convirtió en estrella.
Quizás este sea uno de los hitos en la historia de las cintas que hablan del cine desde adentro o quizás sea sólo la vida de un hombre que amaba a las películas más que a las personas.
El título original, “The Bad And The Beautiful”, hace referencia al productor Shields (el malo) y la esplendorosa protagonista femenina (la bella)
Evoca el mito de la bella y la bestia.
El título provisional (“working title"), que coincide con el del relato breve, “Tribute To Bad Man”, pone el acento en la malicia, la malignidad, la maldad y perversidad del protagonista, que constituye el foco de atención del relato.
The Bad And The Beautiful ganó 5 de los 6 Premios de la Academia en las categorías de mejor actriz secundaria (Gloria Grahame), mejor dirección artística en blanco y negro (Cedric Gibbons, Edward Carfagno, Edwin B. Willis, F. Keogh Gleason), mejor fotografía, mejor vestuario y mejor guion original.
Kirk Douglas fue nominado a la categoría de mejor actor.
The Bad And The Beautiful tiene el récord de más premios Oscar ganados (5) por una película que no fue nominada a Mejor Película.
“To give truth to a performance, there's nothing like love”
The Bad And The Beautiful es una mirada sobre el propio interior del cine, mostrándonos como se hacía el cine de Hollywood en sus inicios, con presupuestos escasos en muchos casos, buscando la perfección en guiones, actores y dirección, contrastando con nuestra realidad actual, mucho dinero, efectos especiales, actores de un mes o un año, remakes a más no poder y manipulación del sexo; no en todos los casos claro está, también vemos en la actualidad grandes y brillantes obras.
The Bad And The Beautiful es la historia de un hombre en busca de la perfección, que amaba al cine por encima de cualquier persona, hasta de sí mismo.
En Hollywood, el guionista James Lee Bartlow (Dick Powell), la actriz Georgia Lorrison (Lana Turner), y el director Fred Amiel (Barry Sullivan) se niegan a hablar con Jonathan Shields (Kirk Douglas) en París en el momento de su declive.
El productor Harry Pebbel (Walter Pidgeon) los reúne para saber cuáles son las historias de los tres con tertulios sobre Shields.
Ahora, años después, los tres le echarán en cara que fue un productor sin escrúpulos que trató de alcanzar el éxito sin reparar en las personas a las que traicionaba o engañaba.
En ese túnel del tiempo descubriremos a uno de los personajes más complejos y mejor construidos de la historia del cine, un hombre apasionado al extremo de pervertir a aquellos que lo aman a causa de cumplir su objetivo que no es nada menos que hacer un gran film.
En esta bipolaridad Douglas se mueve como pez en el agua, esto debe ser un acierto de Minnelli que sabiendo los problemas de sobreactuación que sufría el actor, le armó un personaje a medida o sea desbordado y cínico.
La clave para leer The Bad And The Beautiful es pensar en el trabajo que hace Minnelli en relación a la historia y el personaje es parecido al de la araña que va tejiendo una telaraña a modo de trampa en la que va a caer finalmente la presa.
El sutil manejo de las personas por parte de Shields se basa en ir enrollándolos cuidadosamente para que aunque no sepan cómo o se nieguen a colaborar con él, terminen haciéndolo aunque sea contra su voluntad.
Pero no todo es negro en esta historia sino que también aparece el costado que mencionaba al comienzo del artículo, aquél que se ocupa de todo lo bueno que produjeron estos personajes y eso también se refleja aquí con la consagración artística que les otorga nuestro productor: Premios Oscar, Pullitzer y hasta contratos multimillonarios.
Sin embargo, los personajes que en algún momento se han cruzado con Shields no han salido tan perjudicados.
Pebbel les recuerda que todos ellos son ahora referencias en sus respectivos campos y eso también se lo deben a la confianza que Jonathan les ofreció al principio de sus carreras.
En este sentido, resulta magistral la última escena del film, en la que Shields expresa su habitual entusiasmo ante un nuevo proyecto esperando conseguir que sus antiguos colegas se impliquen.
Pebbel parece ser el único que acepta el reto y los otros tres abandonan el despacho.
Pero, en su interior, saben que se están perdiendo algo apasionante y, mediante otro teléfono, no pueden resistirse a escuchar lo que vehementemente propone.
El ego personal acaba cediendo ante la posibilidad de volver a trabajar con uno de los mejores.
Un final abierto que no sabes muy bien que pasará...
“Because he was a drunk, you're a drunk.
Because he loved women, you're a tramp.
But you forget one thing:
He did it with style”
The Bad And The Beautiful nos muestra esa dicotomía sobre la que está construido el cine y la vida misma, como lo es, el bien y el mal, ambos se necesitan para formar un todo; también como en nuestras vidas olvidamos de dónde venimos y de quien nos hemos beneficiado.
The Bad And The Beautiful es una película para estudiantes de cine, porque disecciona muy bien los gajes de quienes trabajan para producir el séptimo arte.
Así encontramos al director, actores, productor, guionista y los miles de tejemanejes que son invisibles a la hora de observar el producto final.
The Bad And The Beautiful nos muestra el cine dentro del cine, las idas y vueltas, los intereses en pugna, las traiciones, los arreglos, los apoyos, las envidias, la fama, el desprestigio, los éxitos y los fracasos, las previsiones, las especulaciones, los estados de ánimo y los temperamentos de cada uno de los eslabones que interactúan en la pantalla.
The Bad And The Beautiful mira en los aciertos y en las miserias de la industria de Hollywood, que quizás esté enfocada hacia un público propenso a interesarle los finos entresijos que mueven como títeres a cada uno de los partícipes que hacen posible que exista una película.
The Bad And The Beautiful es una radiografía, más bien una ecografía ácida y crítica sobre el funcionamiento de las piezas estratégicas que componen el aparato cinematográfico.
The Bad And The Beautiful es un filme no dirigido al amplio espectro de espectadores, sino a los específicamente comprometidos con el estudio intimista del negocio del cine.
Los demás quizá queden apáticos ante tantos formalismos específicos.
The Bad And The Beautiful nos deja pensando en si es lícito el “todo vale” por mucho que se trate de Hollywood.
Y en que todo tiene más de una cara y siempre hay una que la mayoría del público no ve, y que preferiría no descubrir.
Los cuatro pilares fundamentales del arte cinematográfico están retratados en The Bad And The Beautiful: el productor, el director, la actriz y el guionista.
Además, a los tres últimos se les presenta un dilema moral muy interesante, el de ayudar o no ayudar en sus horas bajas a quien les dio la gloria y la fama pero acabó traicionándolos de diferentes maneras.
¿Usted qué haría?

“If you dream, dream big”


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