Judgment At Nuremberg
“To be logical is not to be right, and nothing on God's earth could ever make it right!”
Si tengo que resumir en una palabra lo que están a punto de leer esa palabra es:
“OBLIGATORIO”
Judgment At Nuremberg no es solo cine en mayúsculas, sino que es algo más:
Es una inconmensurable lección de ética y un recordatorio de lo que en última instancia es el objetivo del cine: arte sí, entretenimiento también, pero más que nada, debe ser faro vital y referente ético para unas masas cada vez más desnortadas, y víctimas del relativismo moral.
¿Es un hombre responsable de sus actos?
¿Hasta qué punto debemos desobedecer en virtud de nuestros principios, sin que nos llamen o acusen de antipatriotas?
De todos es sabido que la guerra más cruenta, no sólo del siglo XX sino de la historia, ha sido la Segunda Guerra Mundial.
Una sangrienta lucha que se llevó a más de 60 millones de muertos, una contienda donde por primera vez el porcentaje de muertes civiles fue más elevada que las militares.
Sus escalofriantes números dan fe de la magnificencia que acontecieron estos hechos en todo el mundo, y aún después de 60 años del fin del conflicto siguen teniendo repercusión.
Fue una guerra que influyó profundamente en la actualidad que hoy vivimos, su influencia política, económica, territorial e ideológica se mantiene en muchos aspectos.
Una nación, Alemania, una ideología, el nacionalsocialismo, se extendió como una plaga por toda Europa bajo, no sólo de la mano de Adolf Hitler, sino también de la gente que le apoyaba, individuos que le seguían ciegamente y que exterminaron a miles de personas en campos de concentración y ejecuciones, llegando a realizar acciones consideradas inhumanas.
El 30 de Abril de 1945, Adolf Hitler y su reciente esposa Eva Braun se suicidan en el búnker de los jardines de la Cancillería, dando así fin a una cruenta lucha en Europa que se extendió durante 6 largos años.
En la historia no existían precedentes de la celebración de un juicio internacional contra los dirigentes de una nación soberana después de perder una guerra contra otras naciones.
La inexistencia de un derecho internacional reconocido por todas las naciones constituía un gran obstáculo para imputar delitos a los políticos desde instancias ajenas a la soberanía de su estado.
Sus acciones estaban solo sometidas al ordenamiento jurídico de su país y el político era únicamente responsable ante los tribunales de este.
Los políticos nazis, pues, solo podrían ser juzgados por los tribunales alemanes.
Las noticias de las atrocidades que estaban cometiendo los alemanes durante la guerra y la convicción de que el gobierno nazi había provocado deliberadamente la contienda favorecieron desde principios de 1941 el desarrollo de la idea de someter a un juicio internacional a los dirigentes del nazismo.
Winston Churchill fue quien primero habló de crímenes de guerra y de la necesidad de que: "El castigo por estos crímenes debiera tener lugar cuando se produjera el desenlace definitivo de la contienda"
En 1942 se creó una comisión con el fin de ir elaborando una lista de responsables que debían ser juzgados cuando terminase el conflicto.
En 1945, en la conferencia de Yalta: Stalin, Churchill y Roosevelt trataron también este tema, analizaron un amplio documento elaborado en Estados Unidos y establecieron las bases para llegar a un convenio entre los aliados sobre la forma en que el juicio debería celebrarse.
Durante la liberación, se produjo la entrada en Berlín del Ejército Rojo y los aliados, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
En un primer momento se dividió Berlín en 4 zonas, controladas cada una por cada país, y el paso siguiente fue hacer por primera vez en la historia un juicio a una serie de personas, vinculadas con el Tercer Reich, por crímenes de guerra, algo insólito y de una complejidad enorme.
No sólo se dictaron sentencias a Albert Speer, Rudolf Hess o Kaltebrunner, hubo muchos jueces, políticos, etc., que también fueron juzgados.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se suscribieron el Acuerdo de Londres, el 8 de agosto de 1945 por los representantes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Unión Soviética, y la Ley número 10, el 20 de diciembre de 1945, promulgada por el Consejo Aliado en Berlín.
El tribunal quedó constituido por cuatro jueces procedentes de las cuatro potencias principales que habían intervenido en la guerra:
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la URSS.
Cada uno de ellos tenía un sustituto de su misma nacionalidad.
La presidencia recayó en manos del inglés Lord Geoffrey Lawrence.
El Acuerdo de Londres previó el establecimiento de un Tribunal Internacional Militar para enjuiciar los crímenes de guerra cometidos por los nazis.
El 18 de octubre de 1945, en la ciudad alemana de Nürnberg se inició el juicio de 21 líderes que formaron parte del gobierno de Tercer Reich.
Después del primer juicio de Nürnberg, se celebraron otros 12 procesos bajo la autoridad de la Ley 10 del Consejo.
Hubo en total 185 acusados.
Entre ellos, médicos que habían llevado a cabo experimentos sobre enfermos y prisioneros, industriales que habían participado en el saqueo de los países ocupados y en el programa de mano de obra forzada y jueces que habían cometido delitos encubiertos bajo la apariencia de un proceso legal.
Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran los llamados Juicio de los Doctores y Juicio de los Jueces.
La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales y los fundamentos de su constitución representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas para el desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra y crímenes en contra de la humanidad, así como para la constitución, a partir de 1998, del Tribunal Penal Internacional permanente.
Aunque la legitimidad del Tribunal estuvo en entredicho desde el primer momento, al no existir precedentes similares en toda la historia del enjuiciamiento universal, los trabajos realizados para la tipificación de los delitos, también hasta entonces insólitos en su magnitud, y los procedimientos para el desarrollo de la causa servirían en adelante para la constitución de la justicia internacional.
De este modo, se concretaron conceptos sobre delitos anteriormente ausentes o vagamente definidos, como el de crimen contra la humanidad, evocado en la Convención de La Haya de 1907.
También resultó modificado el enfoque tradicional de las reglas del derecho internacional que se centraban en las relaciones entre Estados, pero no en los derechos y deberes de las personas.
Desde entonces, los delitos cometidos por individuos de una nación a lo largo y ancho de varios países podrían ser juzgados internacionalmente por el conjunto de los países afectados, como fue precisamente en la formación del Tribunal de Nürnberg.
Tres fueron los delitos imputados a los acusados:
1. Crímenes de guerra, la existencia de asesinatos, torturas y violaciones, hechos contrarios a las Leyes de la Guerra.
2. Crímenes contra la humanidad, cuando se enfrentaba el exterminio y la muerte en masa.
Este delito incluye Genocidio, cuando se daba muerte a todo un grupo étnico determinado.
3. Guerra de agresión, sobre la base de una premeditación para alterar la paz y entendida como el proceso para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano.
De 4.850 peticiones de procesamientos individuales, fueron acusadas 611 personas.
A los grupos se les catalogó entre organizaciones no criminales, donde se encontraba la estructura del Estado (Gobierno y Ejército) y las criminales, que fueron todas aquellas estructuras paralelas del poder nazi como la Gestapo, la SS y el Partido Nazi.
Los más destacados fueron:
Karl Dönitz, gran almirante de la Flota Alemana y sucesor de Adolf Hitler tras su suicidio;
Rudolf Hess, Capitán General y jefe del partido, huido a Gran Bretaña y capturado en 1941;
Hermann Göring, Comandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag;
Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht;
Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de Wehrmacht;
Alfred Rosenberg, ideólogo del Partido Nazi;
Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores;
Albert Speer, arquitecto y ministro de Armamentos;
Franz von Papen, embajador nazi en Austria y Turquía.
Entre quienes habían muerto o huido antes de ser juzgados se encontraban:
Adolf Hitler;
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda que se suicidó al igual que Heinrich Himmler, jefe de las SS e ideólogo del exterminio judío;
Y los huidos:
Adolf Eichmann, alto dirigente del Partido Nazi encargado de la logística del exterminio;
Martin Bormann, secretario personal de Hitler desde 1942;
Josef Mengele médico y encargado de horribles experimentos.
Esos juicios llevados a cabo con posterioridad al principal, donde se juzgaron a los funcionarios menores del Estado, Ejército, doctores e industriales alemanes.
El juicio principal contra las principales figuras del Estado y Ejército Nazi se llevó a cabo en el Palacio de Justicia de Nürnberg.
Durante el juicio principal la Fiscalía del Tribunal presentó acusación en contra de 24 líderes nazis.
De todo ellos sólo Albert Speer, Hans Frank y Baldur von Schirach expresaron su remordimiento por los crímenes cometidos.
En resumen el tribunal dictó 11 condenas a muerte, 3 condenas a presidio perpetuo, 2 a veinte años, y una a 15 y otra a 10 años.
El dueño de las fábricas Krupp fue declarado incapaz de soportar un juicio.
Hans Fritzsche, Franz von Papen y Hjalmar Schacht fueron absueltos de sus cargos.
Los condenados a muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento.
Hermann Göring se suicidó en la víspera con una cápsula de cianuro, y Robert Ley el 25 de octubre de 1945, antes del veredicto.
Después de su ahorcamiento, los restos fueron incinerados y las cenizas desperdigadas en el río Isar.
Martin Bormann fue juzgado y condenado en ausencia, pese a que con posterioridad se supo que murió durante la caída de Berlín, el 2 de mayo de 1945.
Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la Prisión de Spandau, hasta la muerte del último de ellos, Rudolf Hess, en 1987.
De todos los condenados a penas de cárcel, sólo cuatro las cumplieron a cabalidad, ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados.
Durante más de 20 años el único ocupante fue Hess, después de la liberación de Speer en 1966.
El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Nürnberg como en Tokio, significaron el establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos.
Dentro de estos efectos, sirve destacar que el Tribunal fijó las bases de lo que sería llamado erróneamente los Principios de Nürnberg, hoy recogido en varios aspectos en los Tribunales Internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda.
El principal legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Nürnberg) es la Corte Penal Internacional, establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundamental de sus reglas de procedimiento los Estatutos de los Tribunales de Nürnberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.
Los Juicios de Nürnberg fueron de vital importancia, también, al redactarse:
1. La Convención contra el Genocidio de 1948
2. Declaración Universal de Derechos Humanos 1948, y
3. Convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977.
“I am going to tell them the truth.
I am going to tell them the truth if the whole world conspires against it.
I am going to tell them the truth about their Ministry of Justice.
Werner Lammpe, an old man who cries into his Bible now, an old man who profited by the property expropriation of every man he sent to a concentration camp.
Friedrich Hofstetter, the "good German" who knew how to take orders, who sent men before him to be sterilized like so many digits.
Emil Hahn, the decayed, corrupt bigot, obsessed by the evil within himself.
And Ernst Janning, worse than any of them because he knew what they were, and he went along with them.
Ernst Janning:
Who made his life excrement, because he walked with them”
Judgment At Nuremberg es una ENORME película realizada en 1961 por Stanley Kramer y producida por Philip Langner, con un guión de Abby Mann sobre una obra de Teatro de Abby Mann.
Protagonizada por actores ENORMES – INCONMENSURABLES – ENORMES NUEVAMENTE Y UN LARGO ETC.: Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Maximilian Schell, Judy Garland, Montgomery Clift, Edward Binns, Werner Klemperer, Torben Meyer, Martin Brandt, William Shatner, Kenneth MacKenna, Alan Baxter y Ray Teal, entre otros.
Hacia los sesenta, Stanley Kramer planteaba en su película Judgment At Nuremberg el problema de si los jueces nazis debían ser declarados culpables por parte del Tribunal aliado de Nürnberg por ordenar la castración o esterilización de algunos ciudadanos con taras físicas o mentales a fin de preservar la supuesta pureza de la raza aria.
Aunque aquellos jueces mantenían su inocencia por haberse limitado a cumplir las leyes vigentes en el régimen nacionalsocialista de Hitler, parece obvio que atenerse estrictamente a la ley no justifica ninguna actuación contra los derechos humanos, por lo que nadie debe ampararse en la literalidad de la vigente para eximirse de la responsabilidad de sus actos y decisiones.
La temática elegida por Stanley Kramer no es fácil, mayor incluso si consideramos que Judgment At Nuremberg se filmó apenas quince años de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Si en el proceso que se siguió contra los principales líderes y criminales de guerra nazis, la única duda parecía ser la base legal para castigar sus actos, en los juicios de quienes formaron parte de la burocracia del Estado durante el gobierno del Reich el tema es mucho más complicado, basta para ello tener en cuenta que el partido nazi llegó a contar con más de ocho millones de afiliados y hubiera sido impensable desde un punto de vista práctico que todos los colaboradores del régimen fueran encausados por sus crímenes.
Los simples aficionados se impactarán ante fragmentos de documentales de guerra auténticos que fueron insertados en la cinta Judgment At Nuremberg.
Los abogados encontrarán en los alegatos del abogado defensor de los nazis, el razonamiento lógico y coherente de un profesional del derecho que, ante un tribunal que antes de iniciar el proceso ya conocía su veredicto condenatorio, ejerce su papel con dignidad y ética profesional.
Si bien es cierto que en la razón del guión cinematográfico de Judgment At Nuremberg presenta alguna imprecisión histórica, presenta el juicio seguido sólo a cuatro de los 24 procesados, por ejemplo, Judgment At Nuremberg recoge en esencia el marco histórico y jurídico de la época.
Judgment At Nuremberg, originalmente escrita para televisión, se centra en los históricos juicios de Nürnberg, realizada con la perspectiva que confieren 15 años transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Desarrolla en tal crucial momento la posición de determinadas personas, en especial jueces que aplicaban la ley nazi durante el Tercer Reich de Alemania, subyaciendo el dilema histórico de la posible responsabilidad del pueblo alemán con respecto al Holocausto.
El juicio que desarrolla Judgment At Nuremberg está basado en el verídico «caso Katzenberger» en el cual un hombre judío fue acusado de «relación impropia» con una mujer aria y sentenciado a muerte en 1942.
Cuenta con unos diálogos verdaderamente sensacionales, vemos de esos que se le ponen a uno los pelos de punta, en donde por primera vez, tanto los buenos como los malos tienen sus posturas justificadas, cosa que por lo cual le conduce a uno a reflexionar.
Si hay algo que me llame la atención de Judgment At Nuremberg es su valentía.
Está claro que hablamos de una película americana y que el punto de vista final es el del vencedor.
Sin embargo, hay dos aspectos que me parecen esenciales en lo referente al protagonismo que se cede a los personajes que representan alemanes: nazis o no.
Judgment At Nuremberg no solamente es una película donde podemos apreciar grandes actuaciones, ya que dentro de ella se plantea un interesantísimo dilema moral e ideológico de diversas connotaciones, ya que no sólo se juzgan a las personas sino también a todo un país, Alemania y dentro de esta excelente realización hay espléndidos monólogos de una intensidad y credibilidad muy lograda, consiguiendo tener siempre al espectador atento a cualquier aparición e intervención que se realiza en el juicio, y Kramer dirige de manera soberbia todos los aspectos, ya que consigue que las casi tres horas de película no resulten en ningún momento pesadas, además nos ofrece unas pausas indirectas que invitan al espectador a reflexionar sobre lo acontecido en ese momento, es decir no nos aturde con solo la filmación del juicio, nos hace plantear preguntas en nuestra mente sobre la veracidad de lo que cuentan lejos de ese espacio reducido.
Además Kramer efectúa un manejo soberbio de la cámara adecuándola en el momento correcto, en la expresión más enardecida, en como los ojos lo muestran todo y recibimos de manera profunda la intensidad que rodea a una película que trata un tema tan delicado.
Imprescindible los travellings usados en la sala de juicio.
Toda esta magnífica orquestación de exposiciones argumentales y dilemas, está encabezado por un reparto espectacular, todos rayando a un nivel alto altísimo, sublime, una lección de interpretación inolvidable, resultando difícil el destacar a alguien, pero personalmente me atrae la interpretación del abogado defensor Maximilian Schell (hablando un perfecto alemán), una actuación muy sentida que desborda una gran convicción en todo lo que dice, resultando un contrapunto perfecto para Richard Widmark, el cual hace un magnífico papel de tenaz fiscal.
No podemos olvidar la angustiosa interpretación de Judy Garland bajo la presión del dedo acusador de Maximilian Schell.
La espectacular intervención de Montgomery Clift, como un hombre de pocas facultades mentales y la mujer mito, la Marlene Dietrich, actuando en un papel típico de mujer fría alemana, quien en un detalle curioso rememora la canción "Lili Marlene"
Dietrich, con su elegancia, su gloria derrumbada dignifica la Alemania vencida, y subraya de manera reiterativa, el sentir de muchos alemanes, que como ella, muchos más huyeron del régimen y Marlene, en esta cinta toma la batuta de muchos de ellos exaltando:
“No todos los alemanes eran monstruos”
Me parece muy sincera y comprometida su actuación o debería decir su declaración…
Pero las dos figuras principales de Judgment At Nuremberg son Spencer Tracy y Burt Lancaster, este último con una expresión siempre hierática, afligida, pero a la vez rabiosa, se ve en él a un hombre que está a punto de estallar y que de su boca no puede salir otra cosa que su verdad.
Burt Lancaster INCONMENSURABLE que tras una actuación contenida y llena de miradas y gestos que hablan más que las propias palabras, libera un speech alucinante, maravilloso e irrepetible que lo sitúa a la altura del actor que fue en realidad.
Su personaje, el juez Jenning, inspirado en la figura del juez Franz Schlegelberger, que en Judgment At Nuremberg aparece como un reconocido tratadista del Derecho, redactor de la Constitución de Weimar y Ministro de Justicia de la República de Weimar.
Lancaster no abre la boca y desde el primer momento sabes que dará la campanada.
Antes o después.
Y sí, la da cuando no, no es que no reconozca la jurisprudencia del tribunal militar. Lo que no admite es clemencia porque sabe que ha cometido el peor de los delitos, el de conciencia, y de que nada sirve un tribunal para dirimir esa batalla interior que arrastrará de por vida.
Así de simple.
Todo bajo los atónitos ojos de Tracy interpretando al sentido común.
De Spencer Tracy decir que en el último papel relevante de su carrera antes de su muerte, realiza una soberbia interpretación de un juez que tiene en su mano decidir el destino de los hombres que va a juzgar, a pesar de las presiones externas que recibe y finalmente es el personaje que, posiblemente exprese una mayor sensatez en todas sus conclusiones.
Bordan los papeles secundarios, como figuré la Garland, y Montgomery Clift, ambos en plenas crisis personales.
Judgment At Nuremberg resume el hecho cuando Dan Haywood, magistrado estadounidense jubilado, llega en 1948 a la ciudad de Nürnberg para encargarse de la difícil labor de juzgar, una vez procesados los jerarcas nazis, a cuatro jueces por su complicidad en la aplicación de las políticas de esterilización y eugenesia del Tercer Reich.
Ante el tribunal, defensa y acusación confrontarán sus posiciones sobre si los jueces nazis eran conocedores o no del exterminio que estaba realizando el gobierno alemán apoyándose en testigos que sufrieron esta injusta política.
Mientras se juzga las inconveniencias del bando vencido, va surgiendo la Guerra Fría entre los vencedores y la Alemania ocupada deberá reconstruir su país y olvidar los vestigios de la guerra y el régimen anterior.
La escenas de las sesiones de audiencias en Judgment At Nuremberg, son las mejores que he visto en el cine y como no, la proyección REAL de lo sucedido, el exterminio, no tiene palabras para expresar el HORROR!
El director Stanley Kramer tuvo el talento de captar esa atmósfera cargada, tensión absoluta y pasión sentida en esas ceremonias.
Por cierto, muy ingenioso como transmite el stress que produce la traducción simultánea a aquellos que no dominan el lenguaje oficial del proceso.
Judgment At Nuremberg es objetiva porque aquí no está claramente delimitada la frontera entre “buenos y malos”.
Hay norteamericanos que creen firmemente que la justicia está por encima de todo mientras que otros quieren pasar página cuanto antes, e incluso son capaces de comprender de alguna forma a los acusados.
Y también hay tanto alemanes arrepentidos como otros fanáticos que no dudarían en volverlo a hacer.
Judgment At Nuremberg está documentada porque se tratan aspectos verídicos, como la esterilización por motivos políticos y las leyes de Nürnberg, poco o nada reflejados en otras ocasiones en el cine, y con bastante acierto.
Y la recreación del juicio también es muy realista.
Judgment At Nuremberg es profunda porque no se detiene en aspectos circunstanciales o anecdóticos, sino que trata de entrar de lleno en la contextualización y en las raíces profundas del nazismo y de la Guerra Fría.
Judgment At Nuremberg es emotiva porque hay escenas e interpretaciones, sobre todo las de Clift, Lancaster y Garland, que son capaces de desarmar al más duro de los corazones.
Y Judgment At Nuremberg es necesaria, porque no debemos olvidar a las víctimas ni perdonar a sus verdugos.
Además, no podemos, ni debemos, pasar por alto la enorme responsabilidad de la mayor parte del pueblo alemán, una de las naciones más cultas del planeta, también en aquellos tiempos, que fue capaz de sacrificar valores tan universales y humanos como la vida, la justicia y la libertad en pro de un nacionalismo extremo y sin sentido.
Judgment At Nuremberg tuvo bastante reconocimiento en cuanto a premios y nominaciones en el año de su estreno, siendo una de las favoritas en los Oscar con 11 nominaciones como: mejor película, director, actor principal (Tracy), actores de reparto (Clift y Garland), montaje, fotografía, dirección de arte y diseño de vestuario.
Judgment At Nuremberg obtuvo 2 premios como Mejor actor principal para Maximilian Schell, como curiosidad cabe decir que fue el que menos cobró, y Mejor guión adaptado para Abby Mann.
Respecto a las nominaciones pongo dos pegas; que ni Marlene Dietrich ni Burt Lancaster estuviesen nominados me parece una total falta de sentido artístico; en cuanto a los premios, otras dos, que ni Judy Garland ni Montgomery Clift se alzasen con las estatuillas por sus interpretaciones de reparto.
“Your Honor, it is my duty to defend Ernst Janning, and yet Ernst Janning has said he is guilty.
There's no doubt, he feels his guilt.
He made a great error in going along with the Nazi movement, hoping it would be good for his country.
But, if he is to be found guilty, there are others who also went along, who also must be found guilty.
Ernst Janning said:
We succeeded beyond our wildest dreams.
Why did we succeed, Your Honor?
What about the rest of the world?
Did it not know the intentions of the Third Reich?
Did it not hear the words of Hitler's broadcast all over the world?
Did it not read his intentions in Mein Kampf, published in every corner of the world?
Where's the responsibility of the Soviet Union, who signed in 1939 the pact with Hitler, enabled him to make war?
Are we not to find Russia guilty?
Where's the responsibility of the Vatican, who signed in 1933 the Concordat with Hitler, giving him his first tremendous prestige?
Are we not to find the Vatican guilty?
Where's the responsibility of the world leader, Winston Churchill, who said in an open letter to the London Times in 1938 - 1938!!
Your Honor:
Were England to suffer national disaster should pray to God to send a man of the strength of mind and will of an Adolf Hitler!
Are we not to find Winston Churchill guilty?
Where is the responsibility of those American industrialists, who helped Hitler to rebuild his armaments and profited by that rebuilding?!!
Are we not to find the American industrialists guilty?
No, Your Honor.
No!
Germany alone is not guilty:
The whole world is as responsible for Hitler's Germany.
It is an easy thing to condemn one man in the dock.
It is easy to condemn the German people to speak of the basic flaw in the German character that allowed Hitler to rise to power and at the same time positively ignore the basic flaw of character that made the Russians sign pacts with him, Winston Churchill praise him, American industrialists profit by him!!
Ernst Janning said he is guilty.
If he is, Ernst Janning's guilt is the world's guilt, no more and no less”
Judgment At Nuremberg examina las cuestiones de la complicidad individual de los ciudadanos en los crímenes cometidos por el Estado.
El guión no tuvo carácter propagandístico, ya que aborda directamente hasta las cuestiones más complicadas.
Por ejemplo, el abogado de la defensa Hans Rolfe (Schell) plantea argumentos tan espinosos como el apoyo de la Corte Suprema de Estados Unidos a las prácticas eugenésicas o las palabras de elogio de Winston Churchill hacia Adolfo Hitler.
Una escena notable es el testimonio de Rudolph Petersen (Clift), un panadero alemán que, considerado «mentalmente incompetente», fue esterilizado por los nazis de acuerdo a las leyes sociales.
Son numerosas las consideraciones jurídicas que un abogado puede analizar a lo largo de la trama, quizá sin llegar a una conclusión objetiva.
Ante la primera pregunta planteada en el juicio por el Juez Haywood, dirigida al principal acusado, Ernst Janning, en el sentido de que si era asistido por un defensor sobre su inocencia o culpabilidad, el que fuera Ministro de Justicia de Adolf Hitler guarda un absoluto silencio mostrando un rostro imperturbable en que no se advierte emoción alguna.
Ante la insistencia del Juez sobre su situación jurídica, es el abogado defensor Lawson quien responde:
“Mi defendido no reconoce la competencia de este Tribunal”, respuesta que fue motiva al Juez manifestar que:
“Lo consideramos como si hubiera respondido que se declara inocente de los cargos que se le imputan”
Por su parte, uno de los alegatos, el abogado Lawson, señaló que los jueces alemanes habían jurado respetar la Constitución de Weimar y las Leyes de Nürnberg, protestando fidelidad a Hitler, y que no se les podía acusar de haber cumplido y aplicado las leyes de su país.
Ante las acusaciones de la fiscalía, en el sentido de que los jueces alemanes autorizan la aplicación de penas crueles, trascendentales e infames, como la esterilización o la pena de muerte a personas que no fueran de raza aria o que tuvieran relaciones sexuales con un ario, la fiscalía citó “El Caso Feldenstein” en el que un judío fue esterilizado por tener relaciones íntimas con una alemana, o las conocidas atrocidades cometidas en los campos de concentración, la defensa hizo inteligente mención de casos similares sucedido en los Estados Unidos, mencionando, entre otras, la de Virginia, en EEUU, donde el juez Oliver Wendell Holmes apoyó una ley que permitía la esterilización de dementes y delincuentes…
Judgment At Nuremberg es una película en la que la palabra tiene una primacía fundamental, es cine con largos diálogos y dramáticos monólogos, durante todo el tiempo que dura la cinta las palabras expresan el horror, el odio, la duda y el dolor.
Judgment At Nuremberg es una película sumamente profunda, es un juicio a la propia justicia.
El juicio seguido contra estos cuatro magistrados está lleno de aristas y de complicaciones que son abordadas con acierto en Judgment At Nuremberg, tales como la aplicación por parte de los tribunales de una ley injusta, las relaciones entre la justicia y el poder y cuáles son los límites para quienes dicen actuar con obediencia a la ley.
El argumento de la defensa es elemental.
Estos jueces se limitaron a cumplir estrictamente las leyes del gobierno de Alemania, no hacerlo significaba un acto contrario a la patria.
La defensa Nürnberg es una defensa legal que esencialmente establece que el imputado estaba "solamente siguiendo órdenes" u "obediencia debida" (Befehl ist Befehl - Órdenes son órdenes), por lo que no sería responsable de tal delito.
Esta defensa legal fue popularmente conocida durante los Juicios de Nürnberg y por esto lleva su nombre.
Bajo los Principios de Nürnberg, la "defensa de órdenes superiores" no es una defensa legal en contra de los crímenes de guerra, aunque tal defensa podía influir en la penalidad de la sentencia condenatoria.
El hecho de que una persona haya actuado por orden de su gobierno o de sus superiores no le quita su responsabilidad bajo el derecho internacional, debido a que un todavía tenía una opción moral.
Las fuerzas armadas de los Estados Unidos modificaron su Uniform Code of Military Justice después de la Segunda Guerra Mundial.
Incluyeron una regla que anulaba esta defensa, esencialmente estableciendo que el personal militar estadounidense está autorizado para no cumplir órdenes contrarias a derecho.
Esta defensa continúa utilizándose, principalmente debido a que una orden contraria a derecho presenta un dilema ante el cual no hay un escape legal.
Una persona que no de cumplimiento a una orden contraria a derecho probablemente terminará en la cárcel, y en algunos países puede incluso terminar ejecutado, y uno que acepte la orden probablemente terminará en la cárcel.
Los lideres nazis, en su vida cotidiana, no fueron hombres pervertidos ni sádicos, sino terrible y terroríficamente normales:
Desde el punto de vista de las instituciones jurídicas y de nuestras reglas morales, esta normalidad resultará siempre más terrorífica que todas las atrocidades juntas, pues implica que este nuevo tipo de delincuente comete sus delitos en circunstancias que casi le impiden saber que realiza actos de maldad.
Es allí donde reside la banalidad del mal.
Después de ver Judgment At Nuremberg, cada uno puede sacar las conclusiones que pueda pensar que sean ciertas, eso es un logro de Judgment At Nuremberg, ya que consigue plantearte distintos puntos de vista sobre lo que aconteció en esos lamentables años.
Tampoco defiende una postura concreta, ofrece al espectador esa libertad, dándonos también momentos paradójicos, como una similitud entre las situaciones vividas entre el juez principal y el principal acusado.
También vemos las implicaciones políticas que rodearon a esos juicios y los extremismos de los argumentos de todos los partícipes en este juicio, todos con un convencimiento que algunos creen justo, otros patriótico, otros que dicen que era su obligación.
“¿Dónde estábamos cuando Hitler empezó a destilar odio en el Reichstag?
¿Dónde estábamos cuando se llevaban a nuestros vecinos por la fuerza en plena noche a Docheau?
¿Dónde estábamos cuando en cada aldea del país había una terminal que recibía vagones de carga para llenarlos de niños y despacharlos a los campos de exterminio?
¿Dónde estábamos cuando nos gritaban en la noche?
¿Estábamos sordos?
¿Mudos?
¿Ciegos?
Mi abogado dice que no sabíamos nada del exterminio de millones.
Les pondrá como excusa que pensábamos que eran cientos no millones.
¿Eso nos libera de culpa?
Quizá no sabíamos los detalles, pero si no sabíamos era porque no queríamos saber”
Janning (Lancaster) no se quedará en una acusación general de colaboración silenciosa, afirmará que su caso es aún más cuestionable que aquellos que actuaron de forma ignorante o incluso activa.
Ernst Janning es peor que todos ellos, porque sabía lo que eran y colaboró con ellos de todas formas.
Ernst Janning transformó su vida en excremento por caminar al lado de ellos.
El perdón bajo estas circunstancias es inaceptable.
“Hay situaciones de las que se es culpable incluso aunque uno pueda disculparse”, escribió en sus memorias Albert Speer, arquitecto personal de Hitler y Ministro de Armamento y Producción Bélica del Reich, pues la enormidad del crimen es tan desmesurada que anula toda posibilidad de disculpa.
Haywood (Tracy) dicta sentencia sin tomar en cuenta paradójicamente, como sí lo hicieron los acusados, las presiones ejercidas por el gobierno americano para que las penas no fueran severas.
Los rusos habían bloqueado Berlín y era necesario contar con el apoyo del pueblo alemán, lo cual podría complicarse si se encarcelaban a todos sus líderes y dirigentes.
La sentencia develará una de las verdades del régimen nazi, de la boca del Juez Haywood se escuchará decir que:
“Si los acusados hubiesen sido seres pervertidos y degenerados, si todos los jerarcas del Tercer Reich hubiesen sido monstruos sádicos y maniáticos, estos hechos no hubieran tenido mayor relevancia moral que un terremoto o un desastre natural.
Pero en este juicio se demostró que en una situación de crisis nacional, los hombres ordinarios e incluso los capaces y extraordinarios pueden engañarse a sí mismos y cometer delitos tan grandes y atroces que superan su propia imaginación”
Sin embargo, Judgment At Nuremberg permite que Herr Rolfe (Schell) nos despache otra versión:
“Que no sólo quienes participaron de la barbarie que significó el nazismo deben encontrarse en el banquillo de los acusados.
El nazismo debe entenderse ciertamente a partir de la colaboración cómplice de millones de ciudadanos pero también por la pasividad de las potencias occidentales que permitieron que Hitler ocupara Checoslovaquia, Renania, Austria y militarizara el país violando el Tratado de Versalles, de los industriales americanos que comerciaron armas con la Alemania nazi, de la Unión Soviética que firmó con Alemania un pacto de no agresión que permitió la invasión de Polonia y que después se sumó al festín del reparto polaco, de Churchill que alabó públicamente al Fürer como un gobernante modelo sólo un año antes del inicio de la guerra…”
Grafica bien lo dicho el alegato el abogado defensor:
“En última instancia el responsable es la propia civilización”
Las naciones que ganaron la guerra intentaban también crear un precedente que surtiera en el futuro un efecto disuasorio sobre potenciales políticos alocados.
El proceso de Nürnberg se planteó como una catarsis para escarmentar en cabeza ajena.
Todos los que detentan el poder último en un país soberano, incluso aquellos que disponen de un poder absoluto y están por encima de las leyes de su propio país, saben que no son impunes ante la historia.
La identificación de culpables y de crímenes sirvió también para ir diluyendo el sentimiento generalizado de culpa en el pueblo alemán, y para distanciarle de los crímenes a los ojos de las demás naciones.
Quizá eso propiciara una profunda reconciliación posterior que hizo posible el nacimiento de una nueva Europa.
Los líderes Aliados, entendieron la situación y en parte trataron de "civilizar" el comportamiento durante y post-guerra, pero como en cada actividad humana, las situaciones políticas y las circunstancias, obligaron a actuar de una manera, no tan apegada el estricto derecho y justicia.
Está claro, que después de terminar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores tenían distintos puntos de vista acerca de qué debían hacer con los culpables.
Mientras que, por ejemplo, la desquiciada Francia quería venganza, los EEUU debían ser más razonables si querían potenciar su lograda nueva hegemonía mundial, y por otro lado, también tenían la importante tarea de dirigir el movimiento sionista hasta hacer realidad el estado judío.
Por eso, se cuestiona a cada rato en Judgment At Nuremberg, si merecía la pena hacer justicia y empeorar de mala manera el estado anímico de la nación alemana, o por el contrario, no era mucho mejor tener a los derrotados a favor de los aliados.
Pronto empezaría la Guerra Fría contra los comunistas, así pues, los estadounidenses necesitaban urgentemente la colaboración de los nazis para que les informaran sobre los objetivos de los soviets.
Era algo insólito.
Mientras que unos agentes estadounidenses se estaban encargando de atrapar a los nazis para castigarles, otros los estaban reclutando para llevarlos a su patria para que trabajasen juntos contra la futura amenaza bolchevique (Operación Paperclip).
Entre esos nazis estaban hombres como Gehlen, Rudolph o Barbie.
Al parecer, algún que otro agente de Gehlen fue un doble espía que trabajó para la CIA y para la KGB!!!!
En definitiva, que hubo muchos nazis que no fueron condenados en este proceso ni nunca como Mengele o Heim.
Muchos se suicidaron, otros muchos huyeron a Sudamérica, concretamente a Argentina, puesto que Perón admiraba a los fascistas europeos.
Y otros como Eichmann fueron capturados un tiempo después y ejecutados por judíos.
Tampoco hay que pasar por alto que el Vaticano ayudó clandestinamente a salir de Europa a numerosos criminales de guerra, porque un antisemita siempre será bienvenido en la Casa del Señor (ODESSA)!!!!!
¿Fueron los juicios realmente justos?
No fueron perfectos
¿Se castigaron a Todos los culpables?
No, algunas circunstancias evitaron dicha posibilidad.
¿Cumplieron su cometido histórico?
En mi opinión sí, no había otra opción, los líderes nazis, habían cometido cosas tan horribles, que un mundo como el nuestro, no debían quedar impunes.
¿Vale la pena una justicia imperfecta, a una falta total de justicia?
Eso queda a su criterio…
Judgment At Nuremberg es una invitación a la reflexión sobre temas que nos competen bastante.
Entender que:
1. En las crisis económicas, quien gobierna es el miedo, sentimiento capaz de extraer los más bajos instintos del ser humano;
2. Las excusas y licencias a regímenes totalitaristas nunca deben otorgarse;
3. El concepto de justicia está muy por encima del concepto de nación;
4. Hacerse de la vista gorda, es un error que pagan caro las sociedades; y,
5. Algo que me preocupa de manera especial, cómo el racismo y otras formas de exclusión pueden ser la muerte espiritual de una sociedad que se considera una república.
Lo más trágico es que lo sabemos y lo seguimos permitiendo, se ha repetido…
Ya que la injusticia nace en un sólo acto injusto.
“Herr Janning, it "came to that" the first time you sentenced a man to death you knew to be innocent”
Si tengo que resumir en una palabra lo que están a punto de leer esa palabra es:
“OBLIGATORIO”
Judgment At Nuremberg no es solo cine en mayúsculas, sino que es algo más:
Es una inconmensurable lección de ética y un recordatorio de lo que en última instancia es el objetivo del cine: arte sí, entretenimiento también, pero más que nada, debe ser faro vital y referente ético para unas masas cada vez más desnortadas, y víctimas del relativismo moral.
¿Es un hombre responsable de sus actos?
¿Hasta qué punto debemos desobedecer en virtud de nuestros principios, sin que nos llamen o acusen de antipatriotas?
De todos es sabido que la guerra más cruenta, no sólo del siglo XX sino de la historia, ha sido la Segunda Guerra Mundial.
Una sangrienta lucha que se llevó a más de 60 millones de muertos, una contienda donde por primera vez el porcentaje de muertes civiles fue más elevada que las militares.
Sus escalofriantes números dan fe de la magnificencia que acontecieron estos hechos en todo el mundo, y aún después de 60 años del fin del conflicto siguen teniendo repercusión.
Fue una guerra que influyó profundamente en la actualidad que hoy vivimos, su influencia política, económica, territorial e ideológica se mantiene en muchos aspectos.
Una nación, Alemania, una ideología, el nacionalsocialismo, se extendió como una plaga por toda Europa bajo, no sólo de la mano de Adolf Hitler, sino también de la gente que le apoyaba, individuos que le seguían ciegamente y que exterminaron a miles de personas en campos de concentración y ejecuciones, llegando a realizar acciones consideradas inhumanas.
El 30 de Abril de 1945, Adolf Hitler y su reciente esposa Eva Braun se suicidan en el búnker de los jardines de la Cancillería, dando así fin a una cruenta lucha en Europa que se extendió durante 6 largos años.
En la historia no existían precedentes de la celebración de un juicio internacional contra los dirigentes de una nación soberana después de perder una guerra contra otras naciones.
La inexistencia de un derecho internacional reconocido por todas las naciones constituía un gran obstáculo para imputar delitos a los políticos desde instancias ajenas a la soberanía de su estado.
Sus acciones estaban solo sometidas al ordenamiento jurídico de su país y el político era únicamente responsable ante los tribunales de este.
Los políticos nazis, pues, solo podrían ser juzgados por los tribunales alemanes.
Las noticias de las atrocidades que estaban cometiendo los alemanes durante la guerra y la convicción de que el gobierno nazi había provocado deliberadamente la contienda favorecieron desde principios de 1941 el desarrollo de la idea de someter a un juicio internacional a los dirigentes del nazismo.
Winston Churchill fue quien primero habló de crímenes de guerra y de la necesidad de que: "El castigo por estos crímenes debiera tener lugar cuando se produjera el desenlace definitivo de la contienda"
En 1942 se creó una comisión con el fin de ir elaborando una lista de responsables que debían ser juzgados cuando terminase el conflicto.
En 1945, en la conferencia de Yalta: Stalin, Churchill y Roosevelt trataron también este tema, analizaron un amplio documento elaborado en Estados Unidos y establecieron las bases para llegar a un convenio entre los aliados sobre la forma en que el juicio debería celebrarse.
Durante la liberación, se produjo la entrada en Berlín del Ejército Rojo y los aliados, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
En un primer momento se dividió Berlín en 4 zonas, controladas cada una por cada país, y el paso siguiente fue hacer por primera vez en la historia un juicio a una serie de personas, vinculadas con el Tercer Reich, por crímenes de guerra, algo insólito y de una complejidad enorme.
No sólo se dictaron sentencias a Albert Speer, Rudolf Hess o Kaltebrunner, hubo muchos jueces, políticos, etc., que también fueron juzgados.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se suscribieron el Acuerdo de Londres, el 8 de agosto de 1945 por los representantes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Unión Soviética, y la Ley número 10, el 20 de diciembre de 1945, promulgada por el Consejo Aliado en Berlín.
El tribunal quedó constituido por cuatro jueces procedentes de las cuatro potencias principales que habían intervenido en la guerra:
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la URSS.
Cada uno de ellos tenía un sustituto de su misma nacionalidad.
La presidencia recayó en manos del inglés Lord Geoffrey Lawrence.
El Acuerdo de Londres previó el establecimiento de un Tribunal Internacional Militar para enjuiciar los crímenes de guerra cometidos por los nazis.
El 18 de octubre de 1945, en la ciudad alemana de Nürnberg se inició el juicio de 21 líderes que formaron parte del gobierno de Tercer Reich.
Después del primer juicio de Nürnberg, se celebraron otros 12 procesos bajo la autoridad de la Ley 10 del Consejo.
Hubo en total 185 acusados.
Entre ellos, médicos que habían llevado a cabo experimentos sobre enfermos y prisioneros, industriales que habían participado en el saqueo de los países ocupados y en el programa de mano de obra forzada y jueces que habían cometido delitos encubiertos bajo la apariencia de un proceso legal.
Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran los llamados Juicio de los Doctores y Juicio de los Jueces.
La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales y los fundamentos de su constitución representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas para el desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra y crímenes en contra de la humanidad, así como para la constitución, a partir de 1998, del Tribunal Penal Internacional permanente.
Aunque la legitimidad del Tribunal estuvo en entredicho desde el primer momento, al no existir precedentes similares en toda la historia del enjuiciamiento universal, los trabajos realizados para la tipificación de los delitos, también hasta entonces insólitos en su magnitud, y los procedimientos para el desarrollo de la causa servirían en adelante para la constitución de la justicia internacional.
De este modo, se concretaron conceptos sobre delitos anteriormente ausentes o vagamente definidos, como el de crimen contra la humanidad, evocado en la Convención de La Haya de 1907.
También resultó modificado el enfoque tradicional de las reglas del derecho internacional que se centraban en las relaciones entre Estados, pero no en los derechos y deberes de las personas.
Desde entonces, los delitos cometidos por individuos de una nación a lo largo y ancho de varios países podrían ser juzgados internacionalmente por el conjunto de los países afectados, como fue precisamente en la formación del Tribunal de Nürnberg.
Tres fueron los delitos imputados a los acusados:
1. Crímenes de guerra, la existencia de asesinatos, torturas y violaciones, hechos contrarios a las Leyes de la Guerra.
2. Crímenes contra la humanidad, cuando se enfrentaba el exterminio y la muerte en masa.
Este delito incluye Genocidio, cuando se daba muerte a todo un grupo étnico determinado.
3. Guerra de agresión, sobre la base de una premeditación para alterar la paz y entendida como el proceso para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano.
De 4.850 peticiones de procesamientos individuales, fueron acusadas 611 personas.
A los grupos se les catalogó entre organizaciones no criminales, donde se encontraba la estructura del Estado (Gobierno y Ejército) y las criminales, que fueron todas aquellas estructuras paralelas del poder nazi como la Gestapo, la SS y el Partido Nazi.
Los más destacados fueron:
Karl Dönitz, gran almirante de la Flota Alemana y sucesor de Adolf Hitler tras su suicidio;
Rudolf Hess, Capitán General y jefe del partido, huido a Gran Bretaña y capturado en 1941;
Hermann Göring, Comandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag;
Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht;
Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de Wehrmacht;
Alfred Rosenberg, ideólogo del Partido Nazi;
Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores;
Albert Speer, arquitecto y ministro de Armamentos;
Franz von Papen, embajador nazi en Austria y Turquía.
Entre quienes habían muerto o huido antes de ser juzgados se encontraban:
Adolf Hitler;
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda que se suicidó al igual que Heinrich Himmler, jefe de las SS e ideólogo del exterminio judío;
Y los huidos:
Adolf Eichmann, alto dirigente del Partido Nazi encargado de la logística del exterminio;
Martin Bormann, secretario personal de Hitler desde 1942;
Josef Mengele médico y encargado de horribles experimentos.
Esos juicios llevados a cabo con posterioridad al principal, donde se juzgaron a los funcionarios menores del Estado, Ejército, doctores e industriales alemanes.
El juicio principal contra las principales figuras del Estado y Ejército Nazi se llevó a cabo en el Palacio de Justicia de Nürnberg.
Durante el juicio principal la Fiscalía del Tribunal presentó acusación en contra de 24 líderes nazis.
De todo ellos sólo Albert Speer, Hans Frank y Baldur von Schirach expresaron su remordimiento por los crímenes cometidos.
En resumen el tribunal dictó 11 condenas a muerte, 3 condenas a presidio perpetuo, 2 a veinte años, y una a 15 y otra a 10 años.
El dueño de las fábricas Krupp fue declarado incapaz de soportar un juicio.
Hans Fritzsche, Franz von Papen y Hjalmar Schacht fueron absueltos de sus cargos.
Los condenados a muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento.
Hermann Göring se suicidó en la víspera con una cápsula de cianuro, y Robert Ley el 25 de octubre de 1945, antes del veredicto.
Después de su ahorcamiento, los restos fueron incinerados y las cenizas desperdigadas en el río Isar.
Martin Bormann fue juzgado y condenado en ausencia, pese a que con posterioridad se supo que murió durante la caída de Berlín, el 2 de mayo de 1945.
Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la Prisión de Spandau, hasta la muerte del último de ellos, Rudolf Hess, en 1987.
De todos los condenados a penas de cárcel, sólo cuatro las cumplieron a cabalidad, ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados.
Durante más de 20 años el único ocupante fue Hess, después de la liberación de Speer en 1966.
El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Nürnberg como en Tokio, significaron el establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos.
Dentro de estos efectos, sirve destacar que el Tribunal fijó las bases de lo que sería llamado erróneamente los Principios de Nürnberg, hoy recogido en varios aspectos en los Tribunales Internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda.
El principal legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Nürnberg) es la Corte Penal Internacional, establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundamental de sus reglas de procedimiento los Estatutos de los Tribunales de Nürnberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.
Los Juicios de Nürnberg fueron de vital importancia, también, al redactarse:
1. La Convención contra el Genocidio de 1948
2. Declaración Universal de Derechos Humanos 1948, y
3. Convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977.
“I am going to tell them the truth.
I am going to tell them the truth if the whole world conspires against it.
I am going to tell them the truth about their Ministry of Justice.
Werner Lammpe, an old man who cries into his Bible now, an old man who profited by the property expropriation of every man he sent to a concentration camp.
Friedrich Hofstetter, the "good German" who knew how to take orders, who sent men before him to be sterilized like so many digits.
Emil Hahn, the decayed, corrupt bigot, obsessed by the evil within himself.
And Ernst Janning, worse than any of them because he knew what they were, and he went along with them.
Ernst Janning:
Who made his life excrement, because he walked with them”
Judgment At Nuremberg es una ENORME película realizada en 1961 por Stanley Kramer y producida por Philip Langner, con un guión de Abby Mann sobre una obra de Teatro de Abby Mann.
Protagonizada por actores ENORMES – INCONMENSURABLES – ENORMES NUEVAMENTE Y UN LARGO ETC.: Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Maximilian Schell, Judy Garland, Montgomery Clift, Edward Binns, Werner Klemperer, Torben Meyer, Martin Brandt, William Shatner, Kenneth MacKenna, Alan Baxter y Ray Teal, entre otros.
Hacia los sesenta, Stanley Kramer planteaba en su película Judgment At Nuremberg el problema de si los jueces nazis debían ser declarados culpables por parte del Tribunal aliado de Nürnberg por ordenar la castración o esterilización de algunos ciudadanos con taras físicas o mentales a fin de preservar la supuesta pureza de la raza aria.
Aunque aquellos jueces mantenían su inocencia por haberse limitado a cumplir las leyes vigentes en el régimen nacionalsocialista de Hitler, parece obvio que atenerse estrictamente a la ley no justifica ninguna actuación contra los derechos humanos, por lo que nadie debe ampararse en la literalidad de la vigente para eximirse de la responsabilidad de sus actos y decisiones.
La temática elegida por Stanley Kramer no es fácil, mayor incluso si consideramos que Judgment At Nuremberg se filmó apenas quince años de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Si en el proceso que se siguió contra los principales líderes y criminales de guerra nazis, la única duda parecía ser la base legal para castigar sus actos, en los juicios de quienes formaron parte de la burocracia del Estado durante el gobierno del Reich el tema es mucho más complicado, basta para ello tener en cuenta que el partido nazi llegó a contar con más de ocho millones de afiliados y hubiera sido impensable desde un punto de vista práctico que todos los colaboradores del régimen fueran encausados por sus crímenes.
Los simples aficionados se impactarán ante fragmentos de documentales de guerra auténticos que fueron insertados en la cinta Judgment At Nuremberg.
Los abogados encontrarán en los alegatos del abogado defensor de los nazis, el razonamiento lógico y coherente de un profesional del derecho que, ante un tribunal que antes de iniciar el proceso ya conocía su veredicto condenatorio, ejerce su papel con dignidad y ética profesional.
Si bien es cierto que en la razón del guión cinematográfico de Judgment At Nuremberg presenta alguna imprecisión histórica, presenta el juicio seguido sólo a cuatro de los 24 procesados, por ejemplo, Judgment At Nuremberg recoge en esencia el marco histórico y jurídico de la época.
Judgment At Nuremberg, originalmente escrita para televisión, se centra en los históricos juicios de Nürnberg, realizada con la perspectiva que confieren 15 años transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Desarrolla en tal crucial momento la posición de determinadas personas, en especial jueces que aplicaban la ley nazi durante el Tercer Reich de Alemania, subyaciendo el dilema histórico de la posible responsabilidad del pueblo alemán con respecto al Holocausto.
El juicio que desarrolla Judgment At Nuremberg está basado en el verídico «caso Katzenberger» en el cual un hombre judío fue acusado de «relación impropia» con una mujer aria y sentenciado a muerte en 1942.
Cuenta con unos diálogos verdaderamente sensacionales, vemos de esos que se le ponen a uno los pelos de punta, en donde por primera vez, tanto los buenos como los malos tienen sus posturas justificadas, cosa que por lo cual le conduce a uno a reflexionar.
Si hay algo que me llame la atención de Judgment At Nuremberg es su valentía.
Está claro que hablamos de una película americana y que el punto de vista final es el del vencedor.
Sin embargo, hay dos aspectos que me parecen esenciales en lo referente al protagonismo que se cede a los personajes que representan alemanes: nazis o no.
Judgment At Nuremberg no solamente es una película donde podemos apreciar grandes actuaciones, ya que dentro de ella se plantea un interesantísimo dilema moral e ideológico de diversas connotaciones, ya que no sólo se juzgan a las personas sino también a todo un país, Alemania y dentro de esta excelente realización hay espléndidos monólogos de una intensidad y credibilidad muy lograda, consiguiendo tener siempre al espectador atento a cualquier aparición e intervención que se realiza en el juicio, y Kramer dirige de manera soberbia todos los aspectos, ya que consigue que las casi tres horas de película no resulten en ningún momento pesadas, además nos ofrece unas pausas indirectas que invitan al espectador a reflexionar sobre lo acontecido en ese momento, es decir no nos aturde con solo la filmación del juicio, nos hace plantear preguntas en nuestra mente sobre la veracidad de lo que cuentan lejos de ese espacio reducido.
Además Kramer efectúa un manejo soberbio de la cámara adecuándola en el momento correcto, en la expresión más enardecida, en como los ojos lo muestran todo y recibimos de manera profunda la intensidad que rodea a una película que trata un tema tan delicado.
Imprescindible los travellings usados en la sala de juicio.
Toda esta magnífica orquestación de exposiciones argumentales y dilemas, está encabezado por un reparto espectacular, todos rayando a un nivel alto altísimo, sublime, una lección de interpretación inolvidable, resultando difícil el destacar a alguien, pero personalmente me atrae la interpretación del abogado defensor Maximilian Schell (hablando un perfecto alemán), una actuación muy sentida que desborda una gran convicción en todo lo que dice, resultando un contrapunto perfecto para Richard Widmark, el cual hace un magnífico papel de tenaz fiscal.
No podemos olvidar la angustiosa interpretación de Judy Garland bajo la presión del dedo acusador de Maximilian Schell.
La espectacular intervención de Montgomery Clift, como un hombre de pocas facultades mentales y la mujer mito, la Marlene Dietrich, actuando en un papel típico de mujer fría alemana, quien en un detalle curioso rememora la canción "Lili Marlene"
Dietrich, con su elegancia, su gloria derrumbada dignifica la Alemania vencida, y subraya de manera reiterativa, el sentir de muchos alemanes, que como ella, muchos más huyeron del régimen y Marlene, en esta cinta toma la batuta de muchos de ellos exaltando:
“No todos los alemanes eran monstruos”
Me parece muy sincera y comprometida su actuación o debería decir su declaración…
Pero las dos figuras principales de Judgment At Nuremberg son Spencer Tracy y Burt Lancaster, este último con una expresión siempre hierática, afligida, pero a la vez rabiosa, se ve en él a un hombre que está a punto de estallar y que de su boca no puede salir otra cosa que su verdad.
Burt Lancaster INCONMENSURABLE que tras una actuación contenida y llena de miradas y gestos que hablan más que las propias palabras, libera un speech alucinante, maravilloso e irrepetible que lo sitúa a la altura del actor que fue en realidad.
Su personaje, el juez Jenning, inspirado en la figura del juez Franz Schlegelberger, que en Judgment At Nuremberg aparece como un reconocido tratadista del Derecho, redactor de la Constitución de Weimar y Ministro de Justicia de la República de Weimar.
Lancaster no abre la boca y desde el primer momento sabes que dará la campanada.
Antes o después.
Y sí, la da cuando no, no es que no reconozca la jurisprudencia del tribunal militar. Lo que no admite es clemencia porque sabe que ha cometido el peor de los delitos, el de conciencia, y de que nada sirve un tribunal para dirimir esa batalla interior que arrastrará de por vida.
Así de simple.
Todo bajo los atónitos ojos de Tracy interpretando al sentido común.
De Spencer Tracy decir que en el último papel relevante de su carrera antes de su muerte, realiza una soberbia interpretación de un juez que tiene en su mano decidir el destino de los hombres que va a juzgar, a pesar de las presiones externas que recibe y finalmente es el personaje que, posiblemente exprese una mayor sensatez en todas sus conclusiones.
Bordan los papeles secundarios, como figuré la Garland, y Montgomery Clift, ambos en plenas crisis personales.
Judgment At Nuremberg resume el hecho cuando Dan Haywood, magistrado estadounidense jubilado, llega en 1948 a la ciudad de Nürnberg para encargarse de la difícil labor de juzgar, una vez procesados los jerarcas nazis, a cuatro jueces por su complicidad en la aplicación de las políticas de esterilización y eugenesia del Tercer Reich.
Ante el tribunal, defensa y acusación confrontarán sus posiciones sobre si los jueces nazis eran conocedores o no del exterminio que estaba realizando el gobierno alemán apoyándose en testigos que sufrieron esta injusta política.
Mientras se juzga las inconveniencias del bando vencido, va surgiendo la Guerra Fría entre los vencedores y la Alemania ocupada deberá reconstruir su país y olvidar los vestigios de la guerra y el régimen anterior.
La escenas de las sesiones de audiencias en Judgment At Nuremberg, son las mejores que he visto en el cine y como no, la proyección REAL de lo sucedido, el exterminio, no tiene palabras para expresar el HORROR!
El director Stanley Kramer tuvo el talento de captar esa atmósfera cargada, tensión absoluta y pasión sentida en esas ceremonias.
Por cierto, muy ingenioso como transmite el stress que produce la traducción simultánea a aquellos que no dominan el lenguaje oficial del proceso.
Judgment At Nuremberg es objetiva porque aquí no está claramente delimitada la frontera entre “buenos y malos”.
Hay norteamericanos que creen firmemente que la justicia está por encima de todo mientras que otros quieren pasar página cuanto antes, e incluso son capaces de comprender de alguna forma a los acusados.
Y también hay tanto alemanes arrepentidos como otros fanáticos que no dudarían en volverlo a hacer.
Judgment At Nuremberg está documentada porque se tratan aspectos verídicos, como la esterilización por motivos políticos y las leyes de Nürnberg, poco o nada reflejados en otras ocasiones en el cine, y con bastante acierto.
Y la recreación del juicio también es muy realista.
Judgment At Nuremberg es profunda porque no se detiene en aspectos circunstanciales o anecdóticos, sino que trata de entrar de lleno en la contextualización y en las raíces profundas del nazismo y de la Guerra Fría.
Judgment At Nuremberg es emotiva porque hay escenas e interpretaciones, sobre todo las de Clift, Lancaster y Garland, que son capaces de desarmar al más duro de los corazones.
Y Judgment At Nuremberg es necesaria, porque no debemos olvidar a las víctimas ni perdonar a sus verdugos.
Además, no podemos, ni debemos, pasar por alto la enorme responsabilidad de la mayor parte del pueblo alemán, una de las naciones más cultas del planeta, también en aquellos tiempos, que fue capaz de sacrificar valores tan universales y humanos como la vida, la justicia y la libertad en pro de un nacionalismo extremo y sin sentido.
Judgment At Nuremberg tuvo bastante reconocimiento en cuanto a premios y nominaciones en el año de su estreno, siendo una de las favoritas en los Oscar con 11 nominaciones como: mejor película, director, actor principal (Tracy), actores de reparto (Clift y Garland), montaje, fotografía, dirección de arte y diseño de vestuario.
Judgment At Nuremberg obtuvo 2 premios como Mejor actor principal para Maximilian Schell, como curiosidad cabe decir que fue el que menos cobró, y Mejor guión adaptado para Abby Mann.
Respecto a las nominaciones pongo dos pegas; que ni Marlene Dietrich ni Burt Lancaster estuviesen nominados me parece una total falta de sentido artístico; en cuanto a los premios, otras dos, que ni Judy Garland ni Montgomery Clift se alzasen con las estatuillas por sus interpretaciones de reparto.
“Your Honor, it is my duty to defend Ernst Janning, and yet Ernst Janning has said he is guilty.
There's no doubt, he feels his guilt.
He made a great error in going along with the Nazi movement, hoping it would be good for his country.
But, if he is to be found guilty, there are others who also went along, who also must be found guilty.
Ernst Janning said:
We succeeded beyond our wildest dreams.
Why did we succeed, Your Honor?
What about the rest of the world?
Did it not know the intentions of the Third Reich?
Did it not hear the words of Hitler's broadcast all over the world?
Did it not read his intentions in Mein Kampf, published in every corner of the world?
Where's the responsibility of the Soviet Union, who signed in 1939 the pact with Hitler, enabled him to make war?
Are we not to find Russia guilty?
Where's the responsibility of the Vatican, who signed in 1933 the Concordat with Hitler, giving him his first tremendous prestige?
Are we not to find the Vatican guilty?
Where's the responsibility of the world leader, Winston Churchill, who said in an open letter to the London Times in 1938 - 1938!!
Your Honor:
Were England to suffer national disaster should pray to God to send a man of the strength of mind and will of an Adolf Hitler!
Are we not to find Winston Churchill guilty?
Where is the responsibility of those American industrialists, who helped Hitler to rebuild his armaments and profited by that rebuilding?!!
Are we not to find the American industrialists guilty?
No, Your Honor.
No!
Germany alone is not guilty:
The whole world is as responsible for Hitler's Germany.
It is an easy thing to condemn one man in the dock.
It is easy to condemn the German people to speak of the basic flaw in the German character that allowed Hitler to rise to power and at the same time positively ignore the basic flaw of character that made the Russians sign pacts with him, Winston Churchill praise him, American industrialists profit by him!!
Ernst Janning said he is guilty.
If he is, Ernst Janning's guilt is the world's guilt, no more and no less”
Judgment At Nuremberg examina las cuestiones de la complicidad individual de los ciudadanos en los crímenes cometidos por el Estado.
El guión no tuvo carácter propagandístico, ya que aborda directamente hasta las cuestiones más complicadas.
Por ejemplo, el abogado de la defensa Hans Rolfe (Schell) plantea argumentos tan espinosos como el apoyo de la Corte Suprema de Estados Unidos a las prácticas eugenésicas o las palabras de elogio de Winston Churchill hacia Adolfo Hitler.
Una escena notable es el testimonio de Rudolph Petersen (Clift), un panadero alemán que, considerado «mentalmente incompetente», fue esterilizado por los nazis de acuerdo a las leyes sociales.
Son numerosas las consideraciones jurídicas que un abogado puede analizar a lo largo de la trama, quizá sin llegar a una conclusión objetiva.
Ante la primera pregunta planteada en el juicio por el Juez Haywood, dirigida al principal acusado, Ernst Janning, en el sentido de que si era asistido por un defensor sobre su inocencia o culpabilidad, el que fuera Ministro de Justicia de Adolf Hitler guarda un absoluto silencio mostrando un rostro imperturbable en que no se advierte emoción alguna.
Ante la insistencia del Juez sobre su situación jurídica, es el abogado defensor Lawson quien responde:
“Mi defendido no reconoce la competencia de este Tribunal”, respuesta que fue motiva al Juez manifestar que:
“Lo consideramos como si hubiera respondido que se declara inocente de los cargos que se le imputan”
Por su parte, uno de los alegatos, el abogado Lawson, señaló que los jueces alemanes habían jurado respetar la Constitución de Weimar y las Leyes de Nürnberg, protestando fidelidad a Hitler, y que no se les podía acusar de haber cumplido y aplicado las leyes de su país.
Ante las acusaciones de la fiscalía, en el sentido de que los jueces alemanes autorizan la aplicación de penas crueles, trascendentales e infames, como la esterilización o la pena de muerte a personas que no fueran de raza aria o que tuvieran relaciones sexuales con un ario, la fiscalía citó “El Caso Feldenstein” en el que un judío fue esterilizado por tener relaciones íntimas con una alemana, o las conocidas atrocidades cometidas en los campos de concentración, la defensa hizo inteligente mención de casos similares sucedido en los Estados Unidos, mencionando, entre otras, la de Virginia, en EEUU, donde el juez Oliver Wendell Holmes apoyó una ley que permitía la esterilización de dementes y delincuentes…
Judgment At Nuremberg es una película en la que la palabra tiene una primacía fundamental, es cine con largos diálogos y dramáticos monólogos, durante todo el tiempo que dura la cinta las palabras expresan el horror, el odio, la duda y el dolor.
Judgment At Nuremberg es una película sumamente profunda, es un juicio a la propia justicia.
El juicio seguido contra estos cuatro magistrados está lleno de aristas y de complicaciones que son abordadas con acierto en Judgment At Nuremberg, tales como la aplicación por parte de los tribunales de una ley injusta, las relaciones entre la justicia y el poder y cuáles son los límites para quienes dicen actuar con obediencia a la ley.
El argumento de la defensa es elemental.
Estos jueces se limitaron a cumplir estrictamente las leyes del gobierno de Alemania, no hacerlo significaba un acto contrario a la patria.
La defensa Nürnberg es una defensa legal que esencialmente establece que el imputado estaba "solamente siguiendo órdenes" u "obediencia debida" (Befehl ist Befehl - Órdenes son órdenes), por lo que no sería responsable de tal delito.
Esta defensa legal fue popularmente conocida durante los Juicios de Nürnberg y por esto lleva su nombre.
Bajo los Principios de Nürnberg, la "defensa de órdenes superiores" no es una defensa legal en contra de los crímenes de guerra, aunque tal defensa podía influir en la penalidad de la sentencia condenatoria.
El hecho de que una persona haya actuado por orden de su gobierno o de sus superiores no le quita su responsabilidad bajo el derecho internacional, debido a que un todavía tenía una opción moral.
Las fuerzas armadas de los Estados Unidos modificaron su Uniform Code of Military Justice después de la Segunda Guerra Mundial.
Incluyeron una regla que anulaba esta defensa, esencialmente estableciendo que el personal militar estadounidense está autorizado para no cumplir órdenes contrarias a derecho.
Esta defensa continúa utilizándose, principalmente debido a que una orden contraria a derecho presenta un dilema ante el cual no hay un escape legal.
Una persona que no de cumplimiento a una orden contraria a derecho probablemente terminará en la cárcel, y en algunos países puede incluso terminar ejecutado, y uno que acepte la orden probablemente terminará en la cárcel.
Los lideres nazis, en su vida cotidiana, no fueron hombres pervertidos ni sádicos, sino terrible y terroríficamente normales:
Desde el punto de vista de las instituciones jurídicas y de nuestras reglas morales, esta normalidad resultará siempre más terrorífica que todas las atrocidades juntas, pues implica que este nuevo tipo de delincuente comete sus delitos en circunstancias que casi le impiden saber que realiza actos de maldad.
Es allí donde reside la banalidad del mal.
Después de ver Judgment At Nuremberg, cada uno puede sacar las conclusiones que pueda pensar que sean ciertas, eso es un logro de Judgment At Nuremberg, ya que consigue plantearte distintos puntos de vista sobre lo que aconteció en esos lamentables años.
Tampoco defiende una postura concreta, ofrece al espectador esa libertad, dándonos también momentos paradójicos, como una similitud entre las situaciones vividas entre el juez principal y el principal acusado.
También vemos las implicaciones políticas que rodearon a esos juicios y los extremismos de los argumentos de todos los partícipes en este juicio, todos con un convencimiento que algunos creen justo, otros patriótico, otros que dicen que era su obligación.
“¿Dónde estábamos cuando Hitler empezó a destilar odio en el Reichstag?
¿Dónde estábamos cuando se llevaban a nuestros vecinos por la fuerza en plena noche a Docheau?
¿Dónde estábamos cuando en cada aldea del país había una terminal que recibía vagones de carga para llenarlos de niños y despacharlos a los campos de exterminio?
¿Dónde estábamos cuando nos gritaban en la noche?
¿Estábamos sordos?
¿Mudos?
¿Ciegos?
Mi abogado dice que no sabíamos nada del exterminio de millones.
Les pondrá como excusa que pensábamos que eran cientos no millones.
¿Eso nos libera de culpa?
Quizá no sabíamos los detalles, pero si no sabíamos era porque no queríamos saber”
Janning (Lancaster) no se quedará en una acusación general de colaboración silenciosa, afirmará que su caso es aún más cuestionable que aquellos que actuaron de forma ignorante o incluso activa.
Ernst Janning es peor que todos ellos, porque sabía lo que eran y colaboró con ellos de todas formas.
Ernst Janning transformó su vida en excremento por caminar al lado de ellos.
El perdón bajo estas circunstancias es inaceptable.
“Hay situaciones de las que se es culpable incluso aunque uno pueda disculparse”, escribió en sus memorias Albert Speer, arquitecto personal de Hitler y Ministro de Armamento y Producción Bélica del Reich, pues la enormidad del crimen es tan desmesurada que anula toda posibilidad de disculpa.
Haywood (Tracy) dicta sentencia sin tomar en cuenta paradójicamente, como sí lo hicieron los acusados, las presiones ejercidas por el gobierno americano para que las penas no fueran severas.
Los rusos habían bloqueado Berlín y era necesario contar con el apoyo del pueblo alemán, lo cual podría complicarse si se encarcelaban a todos sus líderes y dirigentes.
La sentencia develará una de las verdades del régimen nazi, de la boca del Juez Haywood se escuchará decir que:
“Si los acusados hubiesen sido seres pervertidos y degenerados, si todos los jerarcas del Tercer Reich hubiesen sido monstruos sádicos y maniáticos, estos hechos no hubieran tenido mayor relevancia moral que un terremoto o un desastre natural.
Pero en este juicio se demostró que en una situación de crisis nacional, los hombres ordinarios e incluso los capaces y extraordinarios pueden engañarse a sí mismos y cometer delitos tan grandes y atroces que superan su propia imaginación”
Sin embargo, Judgment At Nuremberg permite que Herr Rolfe (Schell) nos despache otra versión:
“Que no sólo quienes participaron de la barbarie que significó el nazismo deben encontrarse en el banquillo de los acusados.
El nazismo debe entenderse ciertamente a partir de la colaboración cómplice de millones de ciudadanos pero también por la pasividad de las potencias occidentales que permitieron que Hitler ocupara Checoslovaquia, Renania, Austria y militarizara el país violando el Tratado de Versalles, de los industriales americanos que comerciaron armas con la Alemania nazi, de la Unión Soviética que firmó con Alemania un pacto de no agresión que permitió la invasión de Polonia y que después se sumó al festín del reparto polaco, de Churchill que alabó públicamente al Fürer como un gobernante modelo sólo un año antes del inicio de la guerra…”
Grafica bien lo dicho el alegato el abogado defensor:
“En última instancia el responsable es la propia civilización”
Las naciones que ganaron la guerra intentaban también crear un precedente que surtiera en el futuro un efecto disuasorio sobre potenciales políticos alocados.
El proceso de Nürnberg se planteó como una catarsis para escarmentar en cabeza ajena.
Todos los que detentan el poder último en un país soberano, incluso aquellos que disponen de un poder absoluto y están por encima de las leyes de su propio país, saben que no son impunes ante la historia.
La identificación de culpables y de crímenes sirvió también para ir diluyendo el sentimiento generalizado de culpa en el pueblo alemán, y para distanciarle de los crímenes a los ojos de las demás naciones.
Quizá eso propiciara una profunda reconciliación posterior que hizo posible el nacimiento de una nueva Europa.
Los líderes Aliados, entendieron la situación y en parte trataron de "civilizar" el comportamiento durante y post-guerra, pero como en cada actividad humana, las situaciones políticas y las circunstancias, obligaron a actuar de una manera, no tan apegada el estricto derecho y justicia.
Está claro, que después de terminar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores tenían distintos puntos de vista acerca de qué debían hacer con los culpables.
Mientras que, por ejemplo, la desquiciada Francia quería venganza, los EEUU debían ser más razonables si querían potenciar su lograda nueva hegemonía mundial, y por otro lado, también tenían la importante tarea de dirigir el movimiento sionista hasta hacer realidad el estado judío.
Por eso, se cuestiona a cada rato en Judgment At Nuremberg, si merecía la pena hacer justicia y empeorar de mala manera el estado anímico de la nación alemana, o por el contrario, no era mucho mejor tener a los derrotados a favor de los aliados.
Pronto empezaría la Guerra Fría contra los comunistas, así pues, los estadounidenses necesitaban urgentemente la colaboración de los nazis para que les informaran sobre los objetivos de los soviets.
Era algo insólito.
Mientras que unos agentes estadounidenses se estaban encargando de atrapar a los nazis para castigarles, otros los estaban reclutando para llevarlos a su patria para que trabajasen juntos contra la futura amenaza bolchevique (Operación Paperclip).
Entre esos nazis estaban hombres como Gehlen, Rudolph o Barbie.
Al parecer, algún que otro agente de Gehlen fue un doble espía que trabajó para la CIA y para la KGB!!!!
En definitiva, que hubo muchos nazis que no fueron condenados en este proceso ni nunca como Mengele o Heim.
Muchos se suicidaron, otros muchos huyeron a Sudamérica, concretamente a Argentina, puesto que Perón admiraba a los fascistas europeos.
Y otros como Eichmann fueron capturados un tiempo después y ejecutados por judíos.
Tampoco hay que pasar por alto que el Vaticano ayudó clandestinamente a salir de Europa a numerosos criminales de guerra, porque un antisemita siempre será bienvenido en la Casa del Señor (ODESSA)!!!!!
¿Fueron los juicios realmente justos?
No fueron perfectos
¿Se castigaron a Todos los culpables?
No, algunas circunstancias evitaron dicha posibilidad.
¿Cumplieron su cometido histórico?
En mi opinión sí, no había otra opción, los líderes nazis, habían cometido cosas tan horribles, que un mundo como el nuestro, no debían quedar impunes.
¿Vale la pena una justicia imperfecta, a una falta total de justicia?
Eso queda a su criterio…
Judgment At Nuremberg es una invitación a la reflexión sobre temas que nos competen bastante.
Entender que:
1. En las crisis económicas, quien gobierna es el miedo, sentimiento capaz de extraer los más bajos instintos del ser humano;
2. Las excusas y licencias a regímenes totalitaristas nunca deben otorgarse;
3. El concepto de justicia está muy por encima del concepto de nación;
4. Hacerse de la vista gorda, es un error que pagan caro las sociedades; y,
5. Algo que me preocupa de manera especial, cómo el racismo y otras formas de exclusión pueden ser la muerte espiritual de una sociedad que se considera una república.
Lo más trágico es que lo sabemos y lo seguimos permitiendo, se ha repetido…
Ya que la injusticia nace en un sólo acto injusto.
“Herr Janning, it "came to that" the first time you sentenced a man to death you knew to be innocent”
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