A Night At The Opera

“The first part of the party of the first part shall be known in this contract as the first part of the party of the first part shall be known in this contract..."

La comedia, al tratarse de un género teatral con una larguísima tradición, se adaptó rápidamente al abanico de preferencias de los espectadores cinematográficos.
Al igual que sucede con su vertiente escénica, la comedia acredita en el cine una cualidad satírica, bromista, burlesca, con una propensión más o menos marcada hacia el reflejo grotesco de las costumbres sociales.
De hecho, la comedia proyecta el despropósito de ciertas convenciones, y en esta línea se fomenta en ella una línea carnavalesca, que logra la comicidad por medio de una interrupción del orden establecido, poniendo del revés las normas y desintegrando los criterios de urbanidad para, al final del espectáculo, restituir el orden que antes fue alterado.
Pese a recurrir con frecuencia a los estereotipos, la comedia cinematográfica incide en la singularidad psicológica de sus personajes, con frecuencia derrotados por un cúmulo de situaciones que, por azar, logran superar.
A imagen de su contrapartida teatral, también el cine de comedia asume diversas tendencias, como la farsa, el vodevil, el sainete y la comedia sentimental, que adapta a las convenciones del lenguaje fílmico.
Los Hermanos Marx fue una familia de cómicos estadounidense, originarios de Nueva York.
De enorme éxito tanto en el Vodevil, como en Broadway y posteriormente en el cine, cinco de sus películas están incluidas en la lista de las 100 mejores comedias del American Film Institute.
El núcleo del grupo fueron los tres hermanos mayores, Chico, Harpo y Groucho; cada uno interpretaba a un tipo de personaje.
Los dos hermanos más jóvenes, Gummo y Zeppo, no desarrollaron sus personajes de la misma manera y finalmente abandonarían la actuación para ejercer otros oficios.
Gummo no participó en ninguna de las películas, y Zeppo solo apareció en las cinco primeras.
Los cinco hermanos nunca aparecieron juntos en un escenario.
Groucho en mi opinión destaca por encima de todos, es un rey de la comedia.
Su humor irónico, sus respuestas rápidas e incisivas han creado escuela y una filosofía muy particular de la vida.
Chico es de los tres hermanos Marx el que menos gracia me hace, creo que tiene un humor más absurdo y menos gracioso.
Harpo en mi opinión, es una especia de niño grande y se encarga de trastadas.
Es el que tiene el humor más físico por así decirlo.
Pero solo Groucho recibió un óscar honorífico en 1974, tres años antes de su muerte.
Los Hermanos Marx, para mí, representan la cúspide de la comedia cinematográfica.
Sus surrealistas rutinas y su rapidísima entrega de diálogos y acciones son obvios precursores de la comedia moderna.
Muchos de los clichés humorísticos que se cultivaron a lo largo del siglo XX tuvieron origen en las comedias de estos artistas, y aunque no se les ha reconocido como merecen, su legado ha sido ampliamente aprovechado, aún sin saberlo, por comediantes de años posteriores.
A Night At The Opera es una adaptación de George S. Kaufman, Morrie Ryskind, Al Boasberg (sin acreditar), y Buster Keaton (sin acreditar) de una historia de James Kevin McGuinness.
A Night At The Opera fue dirigida por Sam Wood, es la sexta película de los hermanos Marx, y la primera película de los hermanos para MGM, después de su ruptura con Paramount, y la primera sin Zeppo.
A Night At The Opera fue la pelí¬cula más taquillera de los Marx y la más popular.
Es muy divertida, pero además no hurta la critica a la soberbia, exaltando la sencillez de los niños y los humildes.
Protagonizada por The Marx Brothers (Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx), Margaret Dumont, Kitty Carlisle, Allan Jones, Sig Ruman, Walter Woolf King, Edward Keane, Robert Emmet O'Connor y Lorraine Bridges.
A Night At The Opera es una comedia, una historia de amor y un musical.
Los Hermanos Marx dan rienda suelta a su humor corrosivo, anárquico y surrealista.
En esta ocasión se burlan de la vanidad, los formalismos burocráticos, la corteza de miras y de la pretensión de conseguir relaciones, amistades y prestigio, con dinero.
Hay que destacar como positivo:
La lucidez y la picardía irónica de muchos diálogos.
La simpática capacidad histriónica de los hermanos Marx.
La inspiración con que están confeccionados la mayoría de los embrollos y gags.
La crítica que se hace hacia el frío y superficial mundillo del espectáculo de la ópera, donde lo económico prima por sobre cualquier otro valor más noble.
Las escenas más emblemáticas son muchas:
El encuentro en la terraza del restaurante de Milán de Groucho, Dumont y el director de la ópera de New York, la cena y el canto en cubierta del barco con brillante escenografí¬a, el encuentro entre Chico y Harpo y, sobre todo, la final y la escena del camarote.
Incluye expresiones que se han hecho célebres, el humor corrosivo e iconoclasta de los protagonistas se burlan, en esta ocasión, del público encopetado de la ópera, de los formalismos de los contratos, de la corteza de miras de los empresarios del espectáculo, de la boberí¬a de querer adquirir prestigio con dinero, etc.
Se ofrecen proyecciones de sombras, hermosas tomas de primeros planos como Harpo tocando el harpa, la imagen vista desde abajo del aparejo del barco con un Harpo que asciende hasta lo alto…
La música ocupa un lugar muy preeminente.
Incluye dos canciones originales: “Cosí, Cosa” y “Alone”, que se convirtió en la canción del año.
Incorpora arias de “I Pagliacci” en la Scala y de “Il Trovatore” en Nueva York. Harpo interpreta en el harpa una versión propia de “Alone” canción con música original de Nacio Herb Brown.
El valor de A Night At The Opera, sin embargo, no es la historia, sino las rutinas cómicas de los Hermanos Marx.
Esas rutinas, aunque adaptadas para cine, fueron previamente representadas innumerables veces en teatro, donde el grupo de comediantes invirtió años refinando cada elemento hasta convertirlas en obras maestras, que aunque simulan espontaneidad e improvisación son en realidad producto de un profundo análisis y precisa ejecución, incluso considerando pausas para acomodar las risas de la audiencia.
Pero la genialidad de los Marx, como la de muchos otros artistas, está en hacer que el material tan trabajado y ensayado parezca tan fresco como si se estuviera improvisando.
Los rapidísimos juegos de palabras de Groucho y la comedia física de Chico y Harpo están en plena forma y son alternativamente tan rebuscados y tan simplones que la variedad misma se convierte en un nivel más de la comedia, pasando en pocos segundos de una referencia literaria a un chistorete fácil, sin perder el tono y ritmo general de las rutinas.
A Night At The Opera es pura alegría de vivir.
Eso es ni más ni menos lo que destila la que para mí es la mejor comedia de los hermanos Marx que he visto hasta la fecha y una de las mejores de todos los tiempos.
A Night At The Opera es el "Joie de vivre", expresión francesa que engloba toda una filosofía de vida según la cual venimos a este mundo para tratar de ser lo más felices que podamos con lo que somos y con lo que tenemos.
Y eso es lo que derrochan los hermanos Marx, por los cuatro costados.
Caraduras, liantes, descarados, timadores, vividores, funambulistas y tronchantes figuras del espectáculo con habilidades para la música y para desbaratar el lugar en el que se encuentren.
Los personajes de Groucho, Chico y Harpo causan un cataclismo por dondequiera que pasen, mareando, enloqueciendo al personal e irritándolo hasta más allá del límite de la paciencia.
Y ayudando a su alocada manera a quienes necesitan una mano amiga, y dejando con tres palmos de narices a los indeseables.

“Ladies and gentlemen...
I guess that takes in most of you...”


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