It’s A Wonderful Life

“They're making memories tonight!”

Ahora que se acercan estas fechas navideñas y fin de año, tan amadas y odiadas a partes iguales, me he decidido a continuar escribiendo estas humildes opiniones respecto a las películas que han marcado mi existencia.
Hay películas cuya resonancia, deriva de un simbolismo que les hace trascender el mensaje que emana de los términos estrictos de su narración, alcanza un nivel mucho más alto del que cabría esperar de sus meros valores fílmicos, ya sean éstos materiales o formales; y, en algunos casos, con la particularidad de que dicha trascendencia se va acrecentando con el paso de los años, hasta el punto de que tales películas terminan alcanzando la categoría de auténticos iconos populares.
Hacerse rico es difícil cuando aspiras a lograrlo con honradez y con el simple cultivo y ejercicio de tu talento.
Implica capacitación, perseverancia, superación de fracasos y dignidad a toda prueba.
¡Y cuenta con las tentaciones que se pondrán en tu camino!
En cambio, hacerse rico es muy fácil cuando quieres lograrlo a como dé lugar.
Basta perder los escrúpulos; ver a cada hombre como algo insignificante, valioso apenas por lo que puedas quitarle; y tener la fija idea de que, el dinero, es lo único que importa en este mundo.
Pero, hay un hecho que deberías tener muy claro, porque es ley existencial: el ser humano que elige la primera opción, será profundamente feliz, aún cuando llegue nunca a hacerse rico.
El segundo, por su parte, jamás será feliz, aunque llegue a poseer todo el dinero del mundo.
La felicidad es un imposible para quien quiere lograrla pisoteando a los demás.
Quién no ha pensado, eso de….
¿Qué habría pasado si yo no hubiese nacido?
¿Qué cambiaría?
“Look, Daddy.
Teacher says, every time a bell rings an angel gets his Wings”
It’s A Wonderful Life es una película estadounidense de 1946.
Se trata de un clásico del cine norteamericano, y es la película que más se ha emitido en las televisiones de todo el mundo durante las fechas navideñas.
Fue dirigida por Frank Capra, guión del propio Capra, Goodrich y Hackett, basada en una historia corta de Philip Van Doren Stern, llamada “The Greatest Gift” y protagonizada por un ENORME reparto comenzando con James Stewart, Donna Reed, Lionel Barrymore, Thomas Mitchell, Henry Travers, Beulah Bondi, Frank Faylen, Ward Bond, Gloria Grahame, H.B. Warner, Frank Albertson, Todd Karns, Samuel S. Hinds, Mary Treen, Virginia Patton, Charles Williams y Argentina Brunetti.
It’s A Wonderful Life obtuvo 5 nominaciones al Oscar como mejor película, director, actor (James Stewart), montaje y sonido, sin obtener ninguno ha sido reconocida por el American Film Institute como una de las mejores 100 películas de la historia del cine, y como la mejor película inspiradora de la historia.
It’s A Wonderful Life es un título imprescindible la tarde del día de Nochebuena en muchas televisoras de Estados Unidos, gracias en parte a la difusión durante los años sin Copyright, a la calidad del film en sí mismo y a la historia que relata, muy en la línea del clásico espíritu navideño de buenas acciones y mejores deseos.
It’s A Wonderful Life es la tercera colaboración de Frank Capra con James Stewart, el film es una maravillosa alegoría sobre la importancia del ser humano en el desarrollo de sus semejantes, casi una filosófica reflexión sobre el sentido de la vida.
Rodada tras la gran depresión y la segunda guerra mundial, en clave de comedia y drama, se esfuerza por mostrarnos un punto de vista optimista y esperanzador ante los problemas que atenazaron a Europa y Estados Unidos durante esta época.
Capra, quien también produce It’s A Wonderful Life, enfrenta el ideal del ciudadano medio que se esfuerza por sobrevivir, de la mejor manera posible, al del tirano especulador que se enriquece a costa de aquellos que le rodean.
A destacar especialmente su fotografía en blanco y negro, una canción popular americana convertida en banda sonora.
El protagonista de este cuento es un hombre excelente, bondadoso con sus semejantes y para quien lo más importante es la felicidad basada en la riqueza espiritual.
Un hombre que lo da todo por ayudar, que incluso va renunciando a sus sueños juveniles de grandeza y de aventura para que otros puedan ser felices.
Como hombre muy comprometido con la tarea de contribuir a que su ciudad sea un lugar cada vez mejor, se verá sometido a duros reveses y tentaciones que pondrán a prueba su temple firme.
It’s A Wonderful Life es una versión más del tema favorito de Capra, el hombre simple y bueno que se opone a los poderosos sin alma y sale triunfante, pero se salva del sentimentalismo en el que a veces caía el gran director italoamericano, gracias a la presencia de algunos tonos oscuros que equilibran el optimismo del final.
Porque desde el punto de vista formal, o narrativo, It’s A Wonderful Life muestra una solidez y hechuras sobre cuya consistencia quizá no haya prueba más concluyente que la de contemplar, pasados casi 70 años desde su estreno, y habiendo sido objeto de reposiciones casi permanentes, tanto en la pantalla grande como en la pequeña, que no ha perdido ni un átomo de su frescura ni un paso de su ritmo.
It’s A Wonderful Life se contempla, se absorbe en un suspiro, y bien podría exhibirse como una muestra señera de una maestría en el ámbito del narrar cinematográfico que, hoy día, se hace cada vez más difícil de encontrar.
It’s A Wonderful Life es la maestría de la “mano invisible”, de ese trabajo del director cuya brillantez radica en que no hay forma de apreciar dónde están los rasgos “autorales” porque, sencillamente, no existen ni se pretenden...
En cuanto a las harinas temáticas, éstas sí que son de otro costal.
No es muy trabajoso entender que, tras la devastadora experiencia de la Segunda Gran Guerra, el público americano no estaba muy predispuesto a recibir historias de excesiva complejidad en cuanto al retrato de la condición humana que las mismas pudieran plantear, y, en ese aspecto, el film de Capra constituía un auténtico bálsamo que, como tal, fue multitudinariamente y muy bien recibido.
Para los que acusan a Capra de optimismo exacerbado, It’s A Wonderful Life es una clara muestra de su propia evolución personal, ya que presenta la particularidad de que el mal, representado como en casi toda su filmografía, por una parte de la sociedad, nihilista, materialista y manipuladora, e interpretado magistralmente por Lionel Barrymore, ya no es vencido por la nobleza y los elevados ideales, sino que seguirá desarrollándose, a pesar de la existencia de éstos.
It’s A Wonderful Life va creciendo en intensidad, a medida que se desarrolla el guión, nos vamos compenetrando cada vez más hasta llegar al fantástico tramo final donde logramos la empatía emocional necesaria con ese precioso ser humano que es George Bailey (magistralmente interpretado por James Stewart), un hombre al que siempre le importó más ayudar a los demás que su propio progreso.
El mismo se convierte en un símbolo que nos hace replantear hasta dónde somos útiles a los demás y qué estamos haciendo por hacer sentir mejor al prójimo, alejándonos de cualquier egoísmo que subyace intrínsecamente en nuestra naturaleza humana.
La interpretación de Stewart en el papel del generoso, abnegado y sacrificado George Bailey, que renuncia a sus sueños de gloria personal para devenir un filántropo, entregado al servicio de su familia y de la comunidad de Bedford Falls, y que sufre una terrible crisis existencial, que le llevará hasta las puertas de la muerte, es tierna, vibrante y conmovedora, una de las mejores de su carrera y una excelente muestra de su gran versatilidad como actor.
George Bailey tiene preparación, carácter y ambición, es decir, los mismos atributos y valía que podrían haberle convertido, de hecho, eso hubiera sido lo previsible, lo esperable en otro Potter su opositor y contrincante, un personaje cuya caracterización, física y emocional, le acerca más al prototipo del villano de historia de superhéroes que al del “malo del drama”, pero no escoge ese camino, y, llegado a cada una de sus encrucijadas vitales, Bailey siempre opta por el sacrificio personal y la renuncia a sus aspiraciones, en beneficio de aquellos que le rodean.
Son ese altruismo y ese desprendimiento atributos que difícilmente casan con la escala de valores imperante a día de hoy, en la que la primacía de un individualismo a ultranza hacen que una figura como la de George Bailey pueda ser más bien tachada de ingenua que de bondadosa.
No es un problema de envejecimiento del mensaje o de la tipología de los personajes, es que los tiempos que corren son como son.
Por otra parte, Thomas Mitchell, como el tío Bill, es una buena persona y con gran corazón, pero su pronunciado alzhéimer que se diría ahora es capaz de desencadenar la peor de las tragedias, se le identifica por el cúmulo de hilos y cuerdas atado alrededor de sus dedos, supuestamente para acordarse de las cosas importantes, pero como suele pasar en estos casos de olvidos, luego no te acuerdas porque llevas el lazo en ese dedo.
Lionel Barrymore, el Sr. Potter, es ruin y poseedor de la mitad del pueblo, hombre que solo piensa en hundir la pequeña empresa familiar de Bailey y hacerse con su control, para poder dominarlos a todos, la interpretación por parte del Sr Barrymore es excelente.
Henry Travers, el ángel, es una persona bonachona y muy simpática, a la espera de poder ganarse las alas, su aparición hace mucho más grande It’s A Wonderful Life, es el colofón de la misma.
Uno de los elementos que atestiguan la ductilidad del elenco es el cambio obligado de personalidad que sufren los personajes en el universo paralelo donde falta George.
Varios de ellos han sufrido modificaciones en su personalidad, algunas sutiles, otras más radicales, pero totalmente de acuerdo con la sicología posible de cada uno, y en algunos casos: Donna Reed, Beulah Bondi y Frank Faylen, francamente son perturbadoras.
Una de las mejores escenas de It’s A Wonderful Life es sin duda el momento en el que George y Mary no pueden ocultar lo conscientes que están el uno del otro mientras hablan por teléfono con su amigo Sam Wainwright, hasta que la proximidad se vuelve impulso irresistible y terminan besándose apasionadamente.
Tanto, de hecho, que Capra tuvo que cortar parte del final de la escena porque resultaba excesiva para el pacato Código Hays.
Fue una de las ocasiones en que la primera toma que se filmó resultó suficiente.
It’s A Wonderful Life es un filme maravilloso que engrandece y nos hace valorar el concepto de estar vivos y luchar por nuestros ideales.
It’s A Wonderful Life contagia buenas intenciones y grandes valores, entre los cuales rescato la idea que vale la pena vivir a toda costa, aún con problemas que parecen agobiar la existencia.
Al terminar de verla uno percibe indefectiblemente una sensación de optimismo y de haber visionado una obra que no envejecerá nunca.
Por lo tanto estamos frente a un clásico de todos los tiempos, un filme que emociona y nos hace replantearnos muchas veces la importancia que cada ser humano posee.
Aunque parezca que todo está perdido y la sensación de inutilidad se apodere de los pensamientos, allí Capra con su magistral discurso nos llena de esperanzas y de vitalidad al hacernos ver que cada persona siempre influye en su contexto relacional.
It’s A Wonderful Life es una película humana y sensible, con altas dosis de enseñanzas y de transmisión de nobles valores, algo que hoy día escasea y que por ello debemos valorar.
Tal vez uno de los legados más conmovedores de It’s A Wonderful Life fue una experiencia compartida por el actor y el director: los dos recibieron un buen número de cartas de gente que les aseguraba que una visión de It’s A Wonderful Life los había convencido de abandonar el propósito de suicidarse.
Incombustiblemente optimista, a pesar de su acerada crítica social, rabiosamente divertida, a pesar de los tintes trágicos de su historia, realista en el tratamiento de sus personajes, a pesar de su fantástico argumento, el visionado de It’s A Wonderful Life sólo admite una reflexión al finalizar oyendo sonar las campanas en el árbol de Navidad de los Bailey....
It’s A Wonderful Life es al mismo tiempo una preciosa reflexión sobre el sentido de nuestras vidas, por alguna razón estamos aquí y seguro que el más mínimo acto nuestro tendrá alguna repercusión en otras personas para bien y para mal.
Todas y cada una de las vidas, todos y cada uno de los seres humanos, todos y cada uno de nosotros somos lo más importante.
¡Qué bello es vivir!

“Dear George, remember no man is a failure who has friends.
Thanks for the wings, Love Clarence”


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