Billy Elliot

“Just because I like ballet doesn't mean I'm a poof, you know”

El arte es un conjunto de sensaciones estéticas que cuando las expresamos con nuestro cuerpo se convierte en danza, baile etc.
Cualquier persona medianamente sensible que tenga esta capacidad, trasmite emociones que logran la gran empatia, aquella en la que se funden, la belleza, el ritmo, la musicalidad y lo más profundo del ser.
El cine del Reino Unido en la última década ha encontrado un nuevo camino que le ha significado la buena respuesta del público y la crítica.
La llamada “comedia social” se tomó este nuevo cine y, como todo, ha sido abordada con honestidad y compromiso por unos y con superficialidad e intenciones mercantilistas por otros.
Dicen que bailarín se nace, y que aún así debe hacerse.
Dicen que con el sacrificio personal y el esfuerzo se consiguen las cosas que uno se proponga, esto es relativo, ya que es cierto que siempre tendrás más posibilidades poniendo de tu parte, pero hay una cosa en la vida a la que llaman suerte y puede que te toque, que pase por tu lado y te roce, y otras veces se aparte de ti como a la peste.
Las películas sobre el mundo del arte han tenido diversos enfoques, aparte de repetir la historia de jóvenes que quieren triunfar.
¿Cuántos niños, mujeres y hombres se habrán quedado sin poder llegar a realizar su sueño por culpa de la sociedad, de los padres, de los gobiernos, o simplemente cualquier hecho ocasional?
“I don't want a childhood.
I want to be a ballet dancer”
Billy Elliot es una película británica del año 2000 dirigida por Stephen Daldry y protagonizada por un ENORME reparto encabezado por un INIGUALABLE Jamie Bell, Julie Walters, Gary Lewis, Jamie Draven, Adam Cooper, Jean Heywood, Stuart Wells y Nicola Blackwell.
El guion es obra de Lee Hall y posteriormente Melvin Burgess escribió una novela basada en la película.
Definir el género en que se inscribe Billy Elliot resultaría difícil, pues su tema está planteado en un tono que permite con perfecta eficacia los giros hacia el drama, la comedia, el realismo social e, incluso, el musical.
Por eso su historia está contada con el buen ritmo de una danza, divertida y juguetona, pero que deja espacio para pasos lentos, ya tristes o emotivos, y para pasos más agresivos, de ira o euforia.
Billy Elliot es una brillante alegoría, realista a más no poder, del triunfo del talento sobre la mediocridad, del deseo sobre la frustración, de la esperanza sobre el hundimiento, de la vida sobre la muerte.
No sé por qué estará calificada como "comedia", porque a pesar de sus momentos jocosos, Billy Elliot es una película extremadamente dura sobre la realidad social de quienes, por su falta de oportunidades y sus míseras condiciones de vida, se ven obligados a renunciar a sus sueños.
A pesar de esto y por encima de esto, Billy Elliot flota como un pájaro de alas multicolores sobre las cabezas de quienes le rodean, no sólo con desesperación, sino con terrible inocencia, con franqueza, y un talento del que por más que quisiera, no podría desprenderse.
Destacable el apoyo que recibe Billy de su familia, a pesar de la tosca incomprensión conque en principio recibe la noticia de que el niño es, en realidad, "un bailarín"
La época en que se desarrolla la acción de Billy Elliot, además, está cuidadosamente elegida para que el contraste sea aún mayor:
Billy no sólo es hijo de un rudo minero, sino que además se le ocurre despertar a su vocación en 1984, cuando el Sindicato de Mineros, dirigido por su líder Arthur Scargill, estuvo un año entero en huelga contra el gobierno de Margaret Thatcher, tiempo durante el que recibieron muestras de solidaridad de los rincones más variopintos, incluyendo alguna donación del dirigente libio Gadafi.
En Billy Elliot se aprecia la falta de previsión de los gobiernos de los países afectados al no darse cuenta, o no querer prever, los problemas que se avecinan en un hipotético cierre o agotamiento de las minas.
Esto ha ocurrido con la consiguiente pérdida económica, receso industrial y sobre todo acarreando grandes conflictos sociales: división de clases, desintegración familiar, impotencia social, pobreza, paro, hambre, muerte, desviación hacia movimientos políticos radicales como en el caso de Irlanda con el IRA, etc.
Billy Elliot padece de sufrimiento personal y profesional para mantener una perspectiva en un mejor porvenir.
El sufrimiento de continuar en la huelga sin recibir remuneración por unas mejores condiciones de trabajo; el sufrimiento de enfrentarse a la tradición y a la propia vergüenza para la consecución de unas metas; o el sufrimiento de traicionar a los ideales ante unas nulas y precarias circunstancias de vida.
Finalmente, la huelga terminaría con una victoria del gobierno británico, y los mineros volverían al trabajo sin haber conseguido sus reivindicaciones.
Stephen Daldry, como la mayoría de los actores principales son prácticamente debutantes; se exceptúa la intérprete de Mrs. Wilkinson, Julie Walters, que sí tiene una cierta carrera en papeles "de carácter" en el cine británico.
Merece una ENORME mención especial Jamie Bell, en el papel de Billy, que tenía 15 años cuando se rodó Billy Elliot, y llevaba bailando desde los 6; una vida con algunos puntos en común con la del propio Billy, aunque no consta que sea hijo de un minero.
Lógicamente, sin esos años de experiencia sería difícil encontrar a alguien tan joven y que bailase tan bien como Billy en la película, por lo que encontrar a Bell fue todo un logro.
En situaciones normales, a nadie se le ocurriría pensar que una actividad tan ardua como la minería podría tener relación con el mundo artístico a través de la danza.
Sin embargo, ésa fue la mezcla que convirtió a Billy Elliot en un éxito internacional.
¿Cómo podrá perseguir su sueño ante tanta oposición?
Sólo cuenta con dos bazas: su obstinación y su excepcional talento.
Apreciamos un gusto exquisito por la estética en diversos sentidos en Billy Elliot, como ejemplos la música, la danza, el ambiente...
Elliot es un niño que aprecia el baile mas allá de lo que su entorno familiar le exige y encuentra en la danza el aspecto que le complementa y le llena como persona aunque todavía sea un niño.
Enfocado Billy Elliot desde la superación personal aplica la fórmula de la compasión y comprensión del espectador de lo que sucede y se desarrolla en la película.
Billy Elliot es una historia de entusiasmo y de superación, de vencer obstáculos, de lucha, de obstinación, de desborde de sentimientos, de liberarse, de descargarse y dejarse llevar por lo interno del ser, de contrastes evidentes entre el objetivo personal y la ambición familiar.
Se da en el marco donde uno canaliza la euforia y la bronca en algo constructivo, en el despliegue físico, en soltar el cuerpo como lenguaje de expresión interna.
Fuerza y temple interior para lograr objetivos, ese es el discurso evidente de Billy Elliot.
Esta electricidad, como el mismo la llama, permite el desfogue a sus frustraciones, su ira, su tristeza, verlo en acción cuando siente rabia por la oposición de su familia al ballet es un premio al espectador, el baile lo hace feliz y él hace feliz a los que lo ven bailar, porque es maravilloso apreciarlo, es todo un espectáculo.
No es un niño ordinario, mucho menos anormal, solo es un muchacho con grandes cualidades que nació en el lugar menos adecuado para desarrollarlas.
Si en la vida real, el actor (experto en claqué) daba clases a escondidas de sus compañeros de fútbol, en esta historia de superación de estereotipos se ocultaba de una comunidad bien cargada de testosterona y dificultades económicas que prefería el boxeo a los tutús.
Sin duda, si algo bueno ha tenido para el cine la era Margaret Thatcher es cómo ha inspirado grandes películas como ésta porque...
¿Quién no ha querido ser alguna vez Billy en la escena en la que se vuelve loco bailando al ritmo de Town Called Malice de The Jam?
La banda sonora es SOBERBIA, solo comentaré sobre la canción principal del film:
“Cosmic Dancer” de T-Rex.
Al inicio de Billy Elliot, el director Stephen Daldry juega con un enfoque a primer plano, donde aparece Billy saltando de la cama en pleno gozo y diversión, donde al fondo se escucha esta canción.
Al momento de ver la escena, me encantó la manera en que el director da a entender el propósito de la historia: “la pasión”
Curiosamente, esa y otras escenas fueron atacadas de incitación a la pedofilia al mostrar a un niño semi desnudo y/o a un niño teniendo un encuentro sexual, muy velado, con una niña de su misma edad, las relaciones homosexuales en la infancia, en fin… esas son segundas lecturas…
Pero lo único que giraba en mi cabeza al terminar Billy Elliot era que cada uno de nosotros tiene un propósito en la vida, y que tenemos que luchar por ello, puede que suene muy cliché, pero es cierto.
Lo que le apasionaba a Billy era bailar, y lo logró satisfactoriamente.
La pasión por “algo” es lo único que nos hace vivir.
Es Billy Elliot el pleno ejemplo del optimismo en la tempestad, la trama que se desenvuelve sin perder pulso ni tiempo, es adecuada hasta su final, sus actores se encuentran en su apogeo y nos brindan interpretaciones soberbias, el chico Jamie Bell tiene un talento asombroso, desde la actuación hasta la danza, está confinado al triunfo, materia prima manejable para que en un futuro no muy lejano sea más que una celebridad, Gary Lewis como el padre luce ESPECTACULAR, es algo tangible y emotivo, imposible no sentir empatía y Julie Walter sencillamente ESTUPENDA.
Jamie Draven, el hermano de Billy, tiene mucho poder dramático y si bien, sus parlamentos son pocos, son los necesarios.
Todos los componentes del filme son buenos, los números musicales, las partituras y las canciones nos inducen a ser acogidos por la trama e introducirnos en cada escena que se hace presente, como espectador eso para mí es esencial, adoro y me fascinan este tipo de películas en los cuales se muestra a la sociedad, las calles húmedas, las casas en suburbio, la manifestación de la inconformidad y los sueños de un niño, así como el atrevimiento de la juventud, todo con un propósito, todo bien efectuado y concluido, así es Billy Elliot, nos invita a desaparecer con ella y sentirnos volar, como lo definiría Billy: “es como electricidad”, hay que dejarnos llevar.
Billy Elliot tiene escenas memorables como cuando lee la carta de su madre junto a su profesora, la MEMORABLE escena en la que Billy baila delante de su padre demuestra el valor que tiene, ya que su padre no le permite bailar simplemente porque no es para hombres, de donde se espera un golpe, hay comprensión, FANTASTICO.
Cuando la niña, jugando con un bastón y la pared, llega a la esquina y sigue chocándolo contra los escudos de los policías, como si fueran parte del paisaje me resultó muy simbólico.
Así de simbólico fue la aparición de una niña (siempre usando un vestido celeste), en varias ocasiones en la película, que no tiene parlamento, hasta casi el final,
¿Qué simbolizará?
La escena de la lucha interna que sostiene el padre entre sus propias creencias y apoyar a su pequeño, la escena donde se enfrenta a su hijo mayor por apoyar a Billy y la forma en que este también termina ayudando, hasta que acabaron comprendiendo la realidad, que los fracasados realmente eran ellos.
Y como no, la última escena donde debuta Billy, con su padre y su hermano entre el público, con la emoción y el orgullo dibujado en el rostro.
Billy Elliot obtuvo 3 nominaciones al Oscar como director, actriz de reparto (Julie Walters) y guión original.
Resulta injustificado como no se nominó a Jamie Bell ni a Gary Lewis…
“Listen, have you noticed anything weird about our Billy lately?”
Ante todos estos obstáculos se enfrentó este niño de once años, boxeador arrepentido que, sin embargo, nunca dejó de pelear, ayudado tan sólo por esa determinación casi inquebrantable y por su profesora de baile, la señora Wilkinson. Peleó contra los prejuicios, contra el machismo y la marginalidad, y pasó por encima de sus debilidades, de su tristeza sin madre y de cualquier duda sobre su identidad sexual.
Por eso resultó ser un peleador más duro que cualquier otro niño de su antiguo gimnasio, incluso que su padre y su hermano.
No se trata simplemente de rebeldía preadolescente, porque la motivación de Billy no parte de la negación sino, todo lo contrario, de una búsqueda, de afirmar un deseo y tener fe.
Billy Elliot es de creer que las fronteras del mundo van más allá de los límites de aquel pobre pueblo minero, que las opciones sobrepasan el mero hecho de elegir entre ser huelguista o esquirol y que abrir la mente a otras posibilidades no es signo de debilidad o perversión.
Por eso la diferencia entre Billy y su padre no se refleja tanto en el hecho de que el uno sea un rudo minero y al otro le guste el ballet, sino que la vemos claramente en esa escena en que el hijo, con asombrada indignación, le reprocha al padre que a su edad no conozca siquiera Londres: ¡La Capital!
Billy Elliot defiende los valores familiares, es optimista sobre las oportunidades que da la sociedad a los que luchen por realizar su vocación, puede servir como punto de referencia para negar que el ballet masculino sea "cosa de maricas", quién sabe si hará nacer alguna vocación por la danza; a cualquiera que tenga responsabilidades en la gestión de un Ballet le habrá encantado por la imagen que da.
Nos hallamos ante una obra prima, una enseñanza deleitable y un triunfo descomunal, Billy Elliot es la historia de un chico que quiere bailar, en una época donde decirlo no es tan sencillo como pensarlo, y el hacerlo es aún más complicado.
La vida se balancea entre el soportar y el soñar, el mal tiempo se hace presente y la desgracia también, es un drama con sus toques humorísticos amalgamados a la perfección, la obra que se postra ante nuestras pupilas es hermosa, determinante y audaz, la invitación a la empatía se pone en escena a cada instancia, los sentimientos desfilan por la pantalla soberbiamente captados por la cámara que nos induce a crecer con los personajes, es una experiencia recomendable para el público en general, para así comprender lo importante que es seguir nuestros mayores sueños, metas y propuestas diarias, el emprender la lucha por la persona a la que se ama, aceptar la ausencia de los que se van y comprender las aficiones del prójimo, una obra maestra de la vida con los matices que esta demanda y las esperanzas que le exigimos, el producto de la reciprocidad entre nosotros y la existencia, la exigencia mutua.

“Don't know.
Sorta feels good.
Sorta stiff and that, but once I get going... then I like, forget everything.
And... sorta disappear.
Sorta disappear.
Like I feel a change in my whole body.
And I've got this fire in my body.
I'm just there.
Flyin' like a bird.
Like electricity.
Yeah, like electricity”


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