Il Bagno Turco (Hamam)
Un Hammam (Hammim), también conocido como baño turco o hamam, es una modalidad de baño de vapor que incluye limpiar el cuerpo y relajarse.
De su nombre en árabe al-ḥamma (الحمّة) derivan los topónimos españoles «Alhama» y los portugueses «Alfama»
Han desempeñado un importante papel en las culturas del Medio oriente como punto de reunión social, ritual de higiene y como elementos arquitectónicos.
Los europeos los conocieron por sus contactos con los otomanos y en Europa Oriental fueron populares durante la Era Victoriana.
El proceso de tomar un baño turco es una variante húmeda de un sauna, pero está más relacionado con las prácticas de baño de los romanos.
Tomar un baño turco primero exige la relajación en un cuarto conocido, como cuarto tibio, calentado con un flujo continuo de aire caliente que permite que el bañista respire libremente.
Luego, pasan a un cuarto aún más caliente, conocido como cuarto caliente, antes de sumergirse en una piscina fría.
Después de hacerse un lavado completo de cuerpo y recibir un masaje; finalmente se retiran al cuarto de enfriamiento para un período de relajación.
Il Bagno Turco (Hamam) es una película de 1997 dirigida por Ferzan Özpetek, quien junto a Stefano Tummolini escribió también el guion.
Protagonizada por Alessandro Gassman, Halil Ergün, Francesca d'Aloja, Carlo Cecchi, Serif Sezer, Mehmet Günsür, Basak Köklükaya y Alberto Molinari.
Il Bagno Turco (Hamam) es la opera prima del turco Ferzan Özpetek, afincado en Italia y colaborador durante años como ayudante de dirección en películas italianas.
El guión y la dirección de Özpetek sacan lo mejor de todos los intérpretes, estupendos actores italianos y turcos.
Il Bagno Turco (Hamam) es una película importante con Co-producción italo-turca llena de costumbrismo y de melancolía por los tiempos pasados de Estambul.
Il Bagno Turco (Hamam) de Özpetek marca el final de una etapa, la de su personal valoración de su país y cultura de origen.
Es también la simbiosis de dos formas de entender la vida: la italiana y la turca.
La trama gira en torno a Francesco (Alessandro Gassman) y Marta (Francesca d'Aloja), quienes están casados y viven en Roma.
Juntos dirigen una pequeña agencia de diseño.
Su matrimonio se ha ido deteriorando paulatinamente:
Francesco ha perdido el interés en Marta y ésta tiene una aventura con su socio en la agencia.
Francesco es un joven italiano que se enfrenta a los problemas de la agobiante vida cotidiana occidental y al vértigo de los planes de futuro junto a su novia.
Entre tantos frentes a los que atender, una tía suya, antigua inmigrante que había llegado a Italia hacía muchos años, fallece, dejándole en herencia una casa en Estambul .
Los problemas burocráticos y económicos que le deparan una posesión en otro país le animan a querer cerrar el inoportuno problema acudiendo a la ciudad turca y liquidando lo antes posible el engorroso asunto.
Cuando llega a la ciudad de Bósforo, se entera de que no ha heredado sólo una casa, sino un Hammam, un baño turco, uno de los centros sociales en torno a los cuales gira la vida colectiva turca, aun a finales del siglo XX.
En Estambul le reciben los amigos de su tía, una familia que trabajaba en el hamam.
Pero el encanto de la ciudad y la atracción que Francesco sentirá hacia un joven de la familia harán que se replantee su decisión.
Y es que entre los vagones del baño turco, el un poco alelado Alessandro Gassman encuentra camino a su sexualidad distraída y a su espiritualidad desconocida.
Özpetek nos cuenta así, con un ritmo pausado y contemplativo que explota hábilmente toda la magia exótica y el imaginario colectivo sobre los tesoros de oriente, lo que significa el viaje iniciático de Francesco hacia una nueva vida, alejada de los ruidos, los agobios y las prisas habituales.
Mimetizándose en el diferente modo de vida turco, conviviendo con la familia que trabajaba el Hammam para su tía, sobre todo con los jóvenes hermanos, chico y chica, con los que comparte paseos, charlas y noches estambulíes, comienza un viaje interior que le hace descubrir una naturaleza que subyacía bajo los convencionalismos de la vida urbana occidental y que surge espontáneamente a la superficie, un nuevo mundo que afecta tanto a su forma de sentir y de pensar como a extremos tan íntimos como la propia sexualidad.
Il Bagno Turco (Hamam): bellísima, delicada, detallista, envolvente, aparentemente sencilla, nos ofrece una de las mejores muestras de viajes interiores expresados mediante viajes exteriores que se han rodado recientemente.
Simplemente hermosa.
Il Bagno Turco (Hamam), objetivamente excesivo, queda tramposamente paliado por esa sencillez de medios tonos, de pretendida naturalidad, y también por la ausencia de situaciones indecentes, como si se hubiera descubierto un nuevo paraíso y una desconocida libertad.
La sensibilidad y el atractivo poéticos están más en lo literario que en lo fílmico: está más en la lectura, voz en off, de unas viejas y hermosas cartas encontradas de su difunta tía.
Lo que se ve es casi un mentís a la belleza de lo que se lee.
Il Bagno Turco (Hamam) llega a su punto álgido cuando el joven romano es acuchillado a muerte por un desconocido, no se sabe bien si fue un enviado del complejo turístico a quien no quiso vender el hamam, o se trata de un crimen pasional.
En todo caso, la mujer del desgraciado muerto se queda en Estambul para regentar el baño turco, como si quisiera revivir en ella a la autora de las bellas cartas.
La belleza de Estambul es captada espléndidamente en este largometraje.
Francesca d'Aloja consigue mostrar al final de la película el cambio personal que sufre su personaje con notable sensibilidad.
Quién se deje llevar por la sugestión de las imágenes con que se promocionó Il Bagno Turco (Hamam) puede decepcionarse: acá la historia de amor gay es totalmente secundaria (incluso daría lo mismo para la historia en sí que el italiano se enamorase de la hija de la familia turca que lo hospeda, estilo cliché hollywoodense, que del muchacho.
En ese aspecto no se profundizó lo deseable.
Pero en el otro: el tema central de Il Bagno Turco (Hamam) es llevarnos sutilmente a través de ese viaje interior que hace el protagonista y que lo transforma, que lo hace descubrirse a sí mismo; Il Bagno Turco (Hamam) es francamente magistral, envolvente, muy bien realizada.
De lo mejor que haya visto.
El final, es solo el inicio de Il Bagno Turco (Hamam)
De su nombre en árabe al-ḥamma (الحمّة) derivan los topónimos españoles «Alhama» y los portugueses «Alfama»
Han desempeñado un importante papel en las culturas del Medio oriente como punto de reunión social, ritual de higiene y como elementos arquitectónicos.
Los europeos los conocieron por sus contactos con los otomanos y en Europa Oriental fueron populares durante la Era Victoriana.
El proceso de tomar un baño turco es una variante húmeda de un sauna, pero está más relacionado con las prácticas de baño de los romanos.
Tomar un baño turco primero exige la relajación en un cuarto conocido, como cuarto tibio, calentado con un flujo continuo de aire caliente que permite que el bañista respire libremente.
Luego, pasan a un cuarto aún más caliente, conocido como cuarto caliente, antes de sumergirse en una piscina fría.
Después de hacerse un lavado completo de cuerpo y recibir un masaje; finalmente se retiran al cuarto de enfriamiento para un período de relajación.
Il Bagno Turco (Hamam) es una película de 1997 dirigida por Ferzan Özpetek, quien junto a Stefano Tummolini escribió también el guion.
Protagonizada por Alessandro Gassman, Halil Ergün, Francesca d'Aloja, Carlo Cecchi, Serif Sezer, Mehmet Günsür, Basak Köklükaya y Alberto Molinari.
Il Bagno Turco (Hamam) es la opera prima del turco Ferzan Özpetek, afincado en Italia y colaborador durante años como ayudante de dirección en películas italianas.
El guión y la dirección de Özpetek sacan lo mejor de todos los intérpretes, estupendos actores italianos y turcos.
Il Bagno Turco (Hamam) es una película importante con Co-producción italo-turca llena de costumbrismo y de melancolía por los tiempos pasados de Estambul.
Il Bagno Turco (Hamam) de Özpetek marca el final de una etapa, la de su personal valoración de su país y cultura de origen.
Es también la simbiosis de dos formas de entender la vida: la italiana y la turca.
La trama gira en torno a Francesco (Alessandro Gassman) y Marta (Francesca d'Aloja), quienes están casados y viven en Roma.
Juntos dirigen una pequeña agencia de diseño.
Su matrimonio se ha ido deteriorando paulatinamente:
Francesco ha perdido el interés en Marta y ésta tiene una aventura con su socio en la agencia.
Francesco es un joven italiano que se enfrenta a los problemas de la agobiante vida cotidiana occidental y al vértigo de los planes de futuro junto a su novia.
Entre tantos frentes a los que atender, una tía suya, antigua inmigrante que había llegado a Italia hacía muchos años, fallece, dejándole en herencia una casa en Estambul .
Los problemas burocráticos y económicos que le deparan una posesión en otro país le animan a querer cerrar el inoportuno problema acudiendo a la ciudad turca y liquidando lo antes posible el engorroso asunto.
Cuando llega a la ciudad de Bósforo, se entera de que no ha heredado sólo una casa, sino un Hammam, un baño turco, uno de los centros sociales en torno a los cuales gira la vida colectiva turca, aun a finales del siglo XX.
En Estambul le reciben los amigos de su tía, una familia que trabajaba en el hamam.
Pero el encanto de la ciudad y la atracción que Francesco sentirá hacia un joven de la familia harán que se replantee su decisión.
Y es que entre los vagones del baño turco, el un poco alelado Alessandro Gassman encuentra camino a su sexualidad distraída y a su espiritualidad desconocida.
Özpetek nos cuenta así, con un ritmo pausado y contemplativo que explota hábilmente toda la magia exótica y el imaginario colectivo sobre los tesoros de oriente, lo que significa el viaje iniciático de Francesco hacia una nueva vida, alejada de los ruidos, los agobios y las prisas habituales.
Mimetizándose en el diferente modo de vida turco, conviviendo con la familia que trabajaba el Hammam para su tía, sobre todo con los jóvenes hermanos, chico y chica, con los que comparte paseos, charlas y noches estambulíes, comienza un viaje interior que le hace descubrir una naturaleza que subyacía bajo los convencionalismos de la vida urbana occidental y que surge espontáneamente a la superficie, un nuevo mundo que afecta tanto a su forma de sentir y de pensar como a extremos tan íntimos como la propia sexualidad.
Il Bagno Turco (Hamam): bellísima, delicada, detallista, envolvente, aparentemente sencilla, nos ofrece una de las mejores muestras de viajes interiores expresados mediante viajes exteriores que se han rodado recientemente.
Simplemente hermosa.
Il Bagno Turco (Hamam), objetivamente excesivo, queda tramposamente paliado por esa sencillez de medios tonos, de pretendida naturalidad, y también por la ausencia de situaciones indecentes, como si se hubiera descubierto un nuevo paraíso y una desconocida libertad.
La sensibilidad y el atractivo poéticos están más en lo literario que en lo fílmico: está más en la lectura, voz en off, de unas viejas y hermosas cartas encontradas de su difunta tía.
Lo que se ve es casi un mentís a la belleza de lo que se lee.
Il Bagno Turco (Hamam) llega a su punto álgido cuando el joven romano es acuchillado a muerte por un desconocido, no se sabe bien si fue un enviado del complejo turístico a quien no quiso vender el hamam, o se trata de un crimen pasional.
En todo caso, la mujer del desgraciado muerto se queda en Estambul para regentar el baño turco, como si quisiera revivir en ella a la autora de las bellas cartas.
La belleza de Estambul es captada espléndidamente en este largometraje.
Francesca d'Aloja consigue mostrar al final de la película el cambio personal que sufre su personaje con notable sensibilidad.
Quién se deje llevar por la sugestión de las imágenes con que se promocionó Il Bagno Turco (Hamam) puede decepcionarse: acá la historia de amor gay es totalmente secundaria (incluso daría lo mismo para la historia en sí que el italiano se enamorase de la hija de la familia turca que lo hospeda, estilo cliché hollywoodense, que del muchacho.
En ese aspecto no se profundizó lo deseable.
Pero en el otro: el tema central de Il Bagno Turco (Hamam) es llevarnos sutilmente a través de ese viaje interior que hace el protagonista y que lo transforma, que lo hace descubrirse a sí mismo; Il Bagno Turco (Hamam) es francamente magistral, envolvente, muy bien realizada.
De lo mejor que haya visto.
El final, es solo el inicio de Il Bagno Turco (Hamam)
Comentarios
Publicar un comentario