Guess Who's Coming To Dinner

“A love story of today”

Una vez más, tenemos que viajar en el tiempo y ponernos en la piel de aquel Estados Unidos de finales de los 60, en plena guerra de Vietnam, con un fuerte sentido racista producto quizá de la ignorancia de la que han hecho gala siempre los americanos, algo que no parece estar cambiando a pesar de los últimos acontecimientos.
Los prejuicios raciales y la discriminación, traen consigo violencia e injusticia, por ejemplo el 17 de mayo de 1954, se determinó que las escuelas separadas eran perjudiciales para los niños y la nación, por lo que se ordenó la terminación de la discriminación en las escuelas de Estados Unidos.
Todo este trabajo aportó oro puro al movimiento más importante en derechos civiles en Norteamérica.
Haciendo una analogía con el nuestro, es fácil identificar paralelismos conductuales.
Todos sabemos que los individuos que no entran en rangos raciales caucásicos, sea negros, mestizos o indígenas, padecen graves rezagos en terrenos laborales, socioeconómicos, políticos, de salud pública, educativos, e incluso, morales.
Los estereotipos raciales son peligrosos porque se ejercen bajo el manto de principios ideológicos que no han permitido que nuestro mundo transite con armonía a lo largo y ancho de nuestra historia.
El racismo existe en todos los continentes, aunque los mandatarios de países desarrollados como EEUU, Francia o Alemania afirmen lo contrario.
La raza no es determinante para juzgar la bondad o maldad de los individuos.
No todos los negros son malos o talentosos, ni todos los indios son buenos o todos los musulmanes son terroristas.
Ninguna raza posee patentes exclusivas de virtudes o vicios.
Es una irresponsabilidad brutal el uso del prejuicio para otorgar o negar derechos civiles, no podemos permitir que esta irresponsabilidad salga de nuestro vocabulario, ni se inculque en nuestros hogares.
Estamos hablando del año 1967, y aunque a muchos les cueste creerlo, aún existían estados norteamericanos, donde los blancos bebían agua en sitios diferentes de un negro.
Entrabas a un restaurante y te tenías que sentar según tu color de piel.
Te negaban el acceso a la universidad.
Sí, esto era el pan de cada día en ese periodo.
Curiosamente, la realidad, una vez más, supera a la ficción, pues cuando se rodaban Guess Who's Coming To Dinner, nadie podía imaginar que el primer presidente mestizo, de padre negro y madre blanca, de los EEUU, había nacido 6 años antes, es decir Barack Obama, Honolulú, EEUU, agosto de 1961.
De hecho, en un giro del destino, los padres del futuro presidente se conocen en el mismo lugar del mundo en el que se conocen los protagonistas de Guess Who's Coming To Dinner, la Universidad de Hawaii.
¿Increíble, verdad?
No me digan ustedes que no hay, de vez en cuando, motivos para pensar que en realidad somos criaturas dirigidas por algo superior.
Ahora, los matrimonios mixtos no son sólo aquellos entre personas de distintas razas, también pueden ser considerados así los celebrados entre hombres y mujeres de distintas religiones, de distintas nacionalidades o incluso de distinto o muy distinto estrato social.
Stanley Kramer nos narra una historia que lucha contra la discriminación y contra las intolerancias, y que aunque hoy en día podríamos darlo por casi solucionado, no estaría de más extrapolarlo a otras discriminaciones que siguen ocurriendo en el ancho occidente: homosexualidad, religión, lengua o género de las personas.
Por lo que no creo, como se comenta que Guess Who's Coming To Dinner esté envejecida.
“You listen to me.
You say you don't want to tell me how to live my life.
So what do you think you've been doing?
You tell me what rights I've got or haven't got, and what I owe to you for what you've done for me.
Let me tell you something.
I owe you nothing!
If you carried that bag a million miles, you did what you're supposed to do!
Because you brought me into this world.
And from that day you owed me everything you could ever do for me like I will owe my son if I ever have another.
But you don't own me!
You can't tell me when or where I'm out of line, or try to get me to live my life according to your rules.
You don't even know what I am, Dad, you don't know who I am.
You don't know how I feel, what I think.
And if I tried to explain it the rest of your life you will never understand.
You are 30 years older than I am.
You and your whole lousy generation believes the way it was for you is the way it's got to be.
And not until your whole generation has lain down and died will the dead weight of you be off our backs!
You understand, you've got to get off my back!
Dad...
Dad, you're my father.
I'm your son.
I love you.
I always have and I always will.
But you think of yourself as a colored man.
I think of myself as a man.
Now, I've got a decision to make, hm?
And I've got to make it alone, and I gotta make it in a hurry.
So would you go out there and see after my mother?”
Guess Who's Coming to Dinner es una OBLIGATORIA película estadounidense de 1967, del género dramático con tintes de comedia, dirigida por Stanley Kramer, con un maravilloso guión de William Rose, un guión bien estructurado y brillante.
Evidentemente si no hay un buen guión no hay una buena película.
Guess Who's Coming To Dinner está ENORMEMENTE protagonizada por actores en estado de gracia como lo son Spencer Tracy, Sidney Poitier, Katharine Hepburn, Katharine Houghton, Cecil Kellaway, Beah Richards, Roy Glenn, Isabel Sanford, Virginia Christine, Alexandra Hay y Barbara Randolph.
Creo que si a alguien no se le humedecen los ojos como poco viendo Guess Who's Coming To Dinner, tiene un corazón de piedra.
Guess Who's Coming To Dinner es uno de los más cálidos… agradables… emotivos… objetivos… imparciales… y precisos filmes anti-racistas o mejor sería pro-unionistas, que haya visto jamás en toda mi vida.
Guess Who's Coming To Dinner está plagada de diálogos inteligentes, momentos inolvidables, y actuaciones sencillamente espectaculares.
Guess Who's Coming To Dinner es una película satírica hacia la sociedad estadounidense, cuyo tema central tiene sus bases en la discriminación imperante en la época de su realización.
Guess Who's Coming To Dinner ganó 2 Oscar en las categorías de mejor actriz principal (INSUPERABLE Katharine Hepburn) y mejor guion original.
Obtuvo además 8 nominaciones en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actor principal (Spencer Tracy), mejor actor de reparto (Cecil Kellaway), mejor actriz de reparto (Beah Richards), mejor dirección artística, mejor música y mejor montaje.
En Guess Who's Coming To Dinner actúan por última vez juntos Spencer Tracy, quién falleció 17 días luego de finalizado el rodaje de la película, y Katharine Hepburn.
Hepburn nunca quiso ver Guess Who's Coming To Dinner ya que, según manifestó, le traía recuerdos demasiado tristes.
El hecho que la salud de Tracy se encontrara sumamente deteriorada, impedía que este pudiera ser asegurado por el estudio, por lo que tras el primer día de filmación los ejecutivos de la Columbia tomaron la decisión de cancelar el film.
Al enterarse de esto, el director ofreció su sueldo y el de Katharine Hepburn como garantía, en caso de que algo le pasara a Tracy.
El estudio aceptó la propuesta y ordenó la reanudación de las filmaciones, tomando la precaución de acomodar las mismas al estado de salud del actor.
Resulta que cualquier imagen de ellos juntos vale más que mil palabras; Katharine Hepburn y Spencer Tracy son lo mejor de Guess Who's Coming To Dinner.
Son quizá de lo mejor de todo lo relacionado con el cine.
El resto de actores, cumple su papel pero intentar siquiera acercarse a esos astros de la interpretación, sobre todo cuando estaban juntos y las chispas quemaban cualquier escenario cercano, es misión imposible.
El personaje de la hija de Katharine Hepburn, Joanna, es interpretado por Katharine Houghton, su sobrina en la vida real.
La noche de los premios de la Academia, la mítica actriz Katharine Hepburn no fue a recibir su premio Oscar por el personaje de Christina Drayton a igual que en sus otras 3 victorias del premio de la Academia.
Los 4 Oscar que ganó durante su carrera cinematográfica fueron donados al Empire State Building de Nueva York; ya que era de la doctrina de que si no iba a recogerlos, tampoco debía tenerlos!
Stanley Kramer utiliza en Guess Who's Coming To Dinner un tono comedido y elegante en el que sin embargo queda plasmada una realidad social de claros tintes xenófobos, ya que cuando se estrenó en 1967, los matrimonios interraciales estaban prohibidos en unos estados de los Estados Unidos.
El país estaba saliendo del movimiento por los derechos civiles y la doble moral reinante en la sociedad norteamericana, estando aún en pañales la lucha por la igualdad racial emprendida principalmente por figuras afroamericanas como Malcolm X y Martin Luther King, de hecho Guess Who's Coming To Dinner se realizó un año antes del asesinato de King y 4 años después del asesinato de Kennedy…
No era ninguna nimiedad que un hombre negro y una mujer blanca se diesen un beso en la gran pantalla.
De hecho, tanto los protagonistas de este beso, Sidney Poitier y Katharine Houghton, (protagonistas del primer beso interracial en el cine) como el director de la película, Stanley Kramer, recibieron amenazas de muerte por ello.
También se cree que muchos besos fueron suprimidos y que solo quedó aquel visto por el espejo del taxista voyerista en una de las primeras escenas.
Kramer también utiliza una estructura narrativa teatral para plasmar a través de largas y estupendas secuencias de diálogo, las razones por las cuales tanto los padres de Joanna como los del propio novio, muestran cierta reticencia al enlace.
Y es ese carácter de teatralidad el que permite que los actores, todos ellos estupendos en sus respectivos roles, realicen un trabajo inconmensurable, lleno de detalles interpretativos más allá de las brillantes líneas de guión, que elevan Guess Who's Coming To Dinner más allá de su carácter cinematográfico y que la han convertido con el paso de los años en un clásico.
Para Kramer, el cine siempre fue un medio que tenía como fin concienciar a la sociedad pero, además de comprometidas, sus películas también eran rentables.
Kramer refleja nuestros miedos, temores y conflictos ante una situación de la que por mucho que digamos haber avanzado, tampoco lo hemos hecho tanto.
Por eso cuando les dijo a los de la Columbia Pictures que iba a hacer una película sobre una historia de amor y que tendría como plantel de actores a Spencer Tracy, Katharine Hepburn y Sidney Poitier, los de la productora dijeron que sí sin hacer más preguntas.
Sidney Poitier aceptó el papel sin preguntar.
Algo más le costó a Stanley Kramer que Spencer Tracy aceptara.
Como he citado, el actor enfermo de cáncer, le dijo textualmente que estaba harto, a lo que Stanley le contestó:
"Bien, puedes quedarte aquí sentado pudriéndote en una silla o puedes hacer algo grande" y así fue como Spencer aceptó.
Su compañera de reparto y esposa en Guess Who's Coming To Dinner no sería otra que su verdadero amor en la vida real, la bella bellísima Katharine Hepburn y para ambos, la producción, sería su 9ª y última película juntos.
El rodaje no fue fácil para nadie, pero sobre todo no lo fue para Katharine Hepburn.
Spencer Tracy estaba demasiado débil y enfermo, muchas veces hubieron de parar el rodaje para que el actor descansara y Kate se encargó de cuidarlo hasta el último momento.
En Guess Who's Coming To Dinner se la ve especialmente sensible y frágil, como de momentos muy íntimos y profundos pero 100% reales.
También le afectaron los nervios por el debut de su sobrina.
El primer día que Katharine Houghton actuó su tía entró en la habitación y muy nerviosa le gritó:
"¿Así es como piensas actuar?"
Ella le respondió que así se lo había dicho el director.
Stanley no dijo nada y siguieron rodando.
Katharine Houghton tenía una doble presión, no fallarle al director y no fallarle a su tía, toda una institución en la profesión de actriz.
Guess Who's Coming To Dinner está llena de prototipos, personajes modélicos.
Consciente del posible rechazó que podía provocar Guess Who´s Coming to Dinner, el guionista William Rose escribió la historia en tono de comedia, lo en que cierta forma ayuda a alivianar el conflictivo tema central.
Es por esta misma razón, que los personajes de Christina y Matt Drayton no son racistas, sino personas bastante abiertas de mente, que se ven enfrentadas a una situación impensada, donde su mayor preocupación en el juicio social que deberá afrontar la joven pareja si deciden seguir adelante con lo que se proponen.
Dentro del mismo contexto, se encuentra el personaje del Monseñor Ryan, interpretado por Cecil Kellaway, que es un personaje netamente conciliador.
En la vereda contraria, quien representa la visión de gran parte de la sociedad norteamericana de aquel entonces, es Tillie (Isabel Sandford), la empleada de la familia Drayton.
Pese a ser una mujer de color, ella piensa que la gente de raza negra tiene un determinado puesto dentro la sociedad, y que lo que intenta John Prentice es aspirar a algo que esta fuera de su alcance.
Ella es la viva representante de la rigidez social existente en aquella época.
Algo similar sucede con el padre de John (Roy Glenn), quien ve esta unión casi como una traición a su gente, porque para él, un hombre de color solo debe estar con una mujer de color.
Es aquí donde se produce un choque generacional entre un padre acostumbrado a la segregación racial, y un hijo que ve a todas las personas como iguales.
Spencer representa el prototipo americano de hombre de mediana edad con éxito laboral y Sidney el mismo prototipo sólo que más joven.
Para que los espectadores pudiesen llegar a entender que los padres de Joey pensaran siquiera en darle el sí a la relación de su hija el personaje de Sidney debía ser perfecto, un médico con una carrera impecable, educado, apuesto e inteligente.
Si en vez de eso, John hubiese tenido una profesión de menos prestigio la duda no cabría.
Otro subtema dentro del tema del racismo, si eres negro tienes que ser el doble de bueno que un blanco en todos los aspectos.
Pero Guess Who's Coming To Dinner no aborda sólo el racismo de blancos hacia negros sino que también ahonda en el racismo invertido, una generación de negros que habían asumido que su sitio estaba por detrás de los blancos.
Este tema está muy bien representado sobre todo en la sirvienta de los Drayton (Isabel Sandford) y en el padre de John (Roy Glenn)
No sólo debían cambiar las ideas de los blancos sino también las de toda una generación de negros.
Los personajes de Sidney y su padre reflejan el cambio de mentalidad de las generaciones.
"El problema es que tú piensas en ti como un hombre negro y yo pienso en mi como un hombre" le dice John a su padre.
Uno de los mejores momentos de Guess Who's Coming To Dinner es cuando la madre de John (Beah Richards) habla a solas con Matt Drayton (Spencer Tracy) y le dice todo lo que piensa en un momento especialmente emotivo.
La madre de John tiene una terrible tesitura, por un lado, su mentalidad retrógrada quiere que su hijo no se case con Joey, por el otro, quiere la felicidad de su hijo.
Una de las mejores curiosidades que jugó Stanley Kramer fue la de meter en escena a un sacerdote que está a favor de los matrimonios interraciales.
"Por increíble que parezca funcionan mejor" dice.
El personaje entrañable de Cecil Kellaway debió trastornar las mentes de la época.
Un sacerdote, alguien que se supone era un ejemplo de moral, a favor de algo que se presumía tan "inmoral"
El sacerdote ejerce una gran influencia sobre Matt, que después de mucho pensar pronuncia su decisión, en uno de los discursos más emotivos que recuerdo.
Esa escena es recordada especialmente no sólo porque Spencer Tracy fuese un gigante de la pantalla y consiguiese una escena memorable, sino porque como dijo Katharine Houghton, no eran sólo las palabras de Matt a Christina sino las palabras de Spencer a Kate.
Todos los presentes en la última escena de Spencer estaban muy tensos porque ni siquiera sabían si podría terminarla.
Durante toda la película reinó la duda y la preocupación de que Spencer Tracy se desplomara en cualquier momento.
La habilidad de la cámara es extraordinaria para captar las reacciones de todos en una única toma para que Tracy no tuviese que repetir su última y conmovedora escena final.
Spencer Tracy tras terminar esa última escena en Guess Who's Coming To Dinner le dijo a Stanley Kramer:
"Si muero hoy yendo a casa lo has conseguido, tienes la película, nada más importa"
Spencer murió 2 semanas después de un infarto al corazón y 43 años después, ese discurso tiene un valor absoluto e incuestionable, INSUPERABLE, es casi un himno hacia el amor y la tolerancia.
Siempre he pensado que una de las mejores miradas de la historia del cine es la de Hepburn cuando Spencer da su último discurso, sabia, y todos sabíamos que era su último discurso y Kate lloraba de verdad, no actuaba.
Las escenas para el Olimpo es toda la película, pero destaco sus pasajes como la del encuentro de la pareja con los padres de la chica me sigue pareciendo una exquisita clase de actuación con matrícula de honor.
La manera como Christina despide a su asistente Hilary, es una perfecta demostración de carácter.
Los términos y las expresiones que usa Johanna al hablar de John, contienen una transparencia infinita que desvanece por completo cualquier asomo de racismo, sus nombres resultan tan cercanos que podría significar: tú y yo somos los mismos.
La defensa que hace Mary Prentice, en medio de la bella luz nocturna, de la pasión que se olvida cuando nos hacemos viejos, es un magnífico ejercicio de ternura.
El enérgico discurso de John ante su padre sobre su derecho a elegir es, además de sabio, elocuente y preciso, todo un monumento a la dignidad que puede caber en un hombre de color.
Ese cruce de miradas entre Spencer Tracy y Katharine Hepburn cuando él dice cosas como:
“… no hay nada, absolutamente nada, de lo que su hijo sienta por mi hija que yo no sintiera por Christina.
Viejo…sí.
Acabado, sin duda.
Pero, puedo asegurarle que mis recuerdos siguen vivos, claros, intactos, indestructibles”
Y, mientras tanto, los ojos de ella se inundan de lágrimas salidas del alma, porque lo amaba a él como su pareja cinematográfica y más lo amaba aún fuera de escena, a tal punto que los anteriores 5 años de su vida, había renunciado totalmente a su carrera artística: cine y teatro, para dedicarse exclusivamente al cuidado del actor que se hallaba gravemente enfermo.
Esas palabras y esos memorables planos, fueron su testamento de despedida, porque Tracy presentía que su estancia aquí era ya breve, y efectivamente, fallecería a los pocos días de haber terminado Guess Who's Coming To Dinner.
Así que si la próxima vez que su hija les pregunte emocionada:
¿Adivinen quién viene a cenar esta noche?
Piensen que quizá el invitado sorpresa sea su futuro yerno.
Mi sugerencia es respirar profundo y corran como el juez Drayton por un whisky.
Nadie sabe qué pueda pasar y cualquier persona puede atravesar el resquicio de esa puerta.
Y lo mismo con la homosexualidad:
¿Y si tu hija te trae a cenar a una mujer?
Que sea bienvenido...
¿No creen?
¡Todos somos iguales!

“Now Mr. Prentice, clearly a most reasonable man, says he has no wish to offend me but wants to know if I'm some kind of a nut.
And Mrs. Prentice says that like her husband I'm a burned-out old shell of a man who cannot even remember what it's like to love a woman the way her son loves my daughter.
And strange as it seems, that's the first statement made to me all day with which I am prepared to take issue... cause I think you're wrong, you're as wrong as you can be.
I admit that I hadn't considered it, hadn't even thought about it, but I know exactly how he feels about her and there is nothing, absolutely nothing that you son feels for my daughter that I didn't feel for Christina.
Old- yes.
Burned-out- certainly, but I can tell you the memories are still there- clear, intact, indestructible, and they'll be there if I live to be 110.
Where John made his mistake I think was in attaching so much importance to what her mother and I might think... because in the final analysis it doesn't matter a damn what we think.
The only thing that matters is what they feel, and how much they feel, for each other.
And if it's half of what we felt- that's everything.
As for you two and the problems you're going to have, they seem almost unimaginable, but you'll have no problem with me, and I think when Christina and I and your mother have some time to work on him you'll have no problem with your father, John.
But you do know, I'm sure you know, what you're up against.
There'll be 100 million people right here in this country who will be shocked and offended and appalled and the two of you will just have to ride that out, maybe every day for the rest of your lives.
You could try to ignore those people, or you could feel sorry for them and for their prejudice and their bigotry and their blind hatred and stupid fears, but where necessary you'll just have to cling tight to each other and say:
"screw all those people"
Anybody could make a case, a hell of a good case, against your getting married.
The arguments are so obvious that nobody has to make them.
But you're two wonderful people who happened to fall in love and happened to have a pigmentation problem, and I think that now, no matter what kind of a case some bastard could make against your getting married, there would be only one thing worse, and that would be if - knowing what you two are and knowing what you two have and knowing what you two feel- you didn't get married.
Well, Tillie, when the hell are we gonna get some dinner?”


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