Bent

“Streets of Berlin
I must leave you soon
Oh, Will you forget me
Was I ever really here”

La homosexualidad en El Holocausto Nazi, es un tema prácticamente inexistente.
El genocidio nazi, no sólo se limitó a gitanos, judíos, ni otras religiones que no fueran la oficial del Vaticano.
Si somos honestos, tampoco el resto de minorías perseguidas:
Gitanos, comunistas, etc., han visto reflejadas sus estancias en los campos de concentración nazis.
Sólo los judíos cuentan, con una cinematografía que aborde este abominable momento histórico.
Y sí, el homosexual fue otro de los colectivos que Hitler quiso eliminar del “purísimo” Tercer Reich.
La persecución de los homosexuales en la Alemania nazi, se fundamentó principalmente, sobre la premisa de que la homosexualidad era incompatible con la ideología nacionalsocialista, porque los homosexuales no se reproducían, y por tanto, no perpetuaban la raza aria.
La homosexualidad constituía, una de las pruebas de degeneración racial que, además, se transmitía por vicio de unos individuos a otros; por ello, las autoridades debían poner todos los medios a su alcance, para evitar su extensión.
En 1935, el régimen nazi endureció el contenido del artículo, párrafo o parágrafo N°175 del Código Penal alemán, el “175 StGB-Deutschland, cuyo contenido penaba las relaciones homosexuales entre personas de sexo masculino, entre otras cosas, se incrementó la pena máxima de 6 meses a 5 años de prisión, y además, se ampliaron las actividades relacionadas con actos condenables bajo la ley.
Inicialmente, sólo se refirió a la actividad sexual, a todo tipo de acciones “obscenas”, pero el nuevo párrafo 175a, pensado para “casos con agravante”, prescribía penas de 1 a 10 años de trabajos forzados.
La homosexualidad era reprimida, porque se consideraba una muestra de degeneración racial, que podía transmitirse, como vicio, de unos individuos a otros; por ello, había que cortarla de raíz, para evitar que se extendiera entre la población.
El delito ahora se cometía cuando “de forma objetiva, se daña el sentido del pundonor público, y de forma subjetiva, había intención lujuriosa de despertar la sensualidad de uno de los 2 hombres, o de un tercero”
Ya no era necesario tocarse para la realización del delito.
Además, y como ya se había planeado en 1925, se creó el artículo 175a, que castigaba casos con agravante como “impudicia grave” con penas de prisión entre 1 y 10 años.
Entre estos casos se contaban:
El abuso de relaciones de dependencia.
Las relaciones homosexuales con hombres menores de 21 años, y
La prostitución masculina.
Las “relaciones contra natura con animales” se trasladaron al artículo 175b.
La justificación oficial del artículo 175, apareció en una novelización de la ley, y se basó en el interés del “mantenimiento de la salud moral del pueblo”, puesto que, “por experiencia”, la homosexualidad “tiende a extenderse como una enfermedad” y ejerce “una influencia dañina” en los “círculos afectados”
Casi exactamente un año después del asesinato del militar Ernst Julius Röhm, el régimen recrudeció el 175; y a partir de ese momento, no se condenaría solo la penetración, sino también, cualquier otra acción “habitual” entre homosexuales, independientemente de la técnica sexual empleada; por ejemplo:
La masturbación en presencia de otro hombre, o el tocamiento con intención “licenciosa” pasaron a ser delito.
La novelización del artículo 175, fue una consecuencia de “Nacht der Langen Messer” o “La Noche de Los Cuchillos Largos”, que también fue empleada por los nazis para modificar su imagen frente a sectores conservadores, y sobre todo, frente a la comunidad católica.
La homosexualidad de Ernst Röhm era un secreto a voces, y también había rumores de una relación, entre el dirigente de Las Juventudes Hitlerianas, Baldur von Schirach yJürgen Ohlsen, que pertenecía a Las Juventudes Hitlerianas, y había protagonizado la película “Hitlerjunge Quex” o “Joven Hitleriano Quex” (1933)
Como dato, “Quexen” era un verbo muy extendido en el lenguaje coloquial, para referirse al sexo entre hombres adultos y jóvenes.
Algunos que habían querido ver en las actitudes anticristianas de los nacionalsocialistas, un comienzo de mayor libertad sexual, tuvieron que reconocer su error tras “La Noche de Los Cuchillos Largos” y el recrudecimiento del artículo 175.
Este recrudecimiento, llevó a decuplicar los juzgados, hasta llegar a los 8.000 anuales.
Sólo entre 1937 y 1939, 100.000 hombres fueron registrados por la “Reichszentrale zur Bekämpfung Der Homosexualität und Der Abtreibung” o “Central Imperial para La Lucha contra La Homosexualidad y El Aborto”
Aproximadamente, la mitad de los juicios fueron provocados por denuncias privadas de terceros no implicados, aproximadamente el 40%, y por empresas y autoridades, un aproximado del 10%.
Por otra parte, “La Lista Rosa” o “Rosa Liste” es la denominación que se da en Alemania, a una serie de listas y bancos de datos, recopiladas por Los Servicios de Seguridad, sobre homosexuales reales o supuestos.
No obstante, el término “Lista Rosa” no apareció, seguramente, hasta después de La Segunda Guerra Mundial, haciendo referencia al Triángulo Rosa que debían ponerse los homosexuales masculinos en los campos de concentración.
Además de las colecciones de datos habituales sobre los homosexuales, existían fichas especiales en las comisarías, como por ejemplo, las de chaperos.
Los chaperos eran considerados un peligro especial, ya que junto con otros, se les responsabilizaba de la “extensión” de la homosexualidad.
En 1939, poseían 33,000 fichas, en 1940, 42.000.
En el año de 1940, Heinrich Himmler, Comandante en Jefe de las SS, a la sazón Jefe de de La Policía Alemana, ordenó “detener de forma preventiva, tras el cumplimiento de su condena, a todos aquellos homosexuales que hayan seducido a más de un amante”, lo que a menudo significaba, un traslado a los campos de concentración, tras haber salido de la cárcel.
Los campos de concentración nazis, poseían un sistema de marcaje de prisioneros basado, principalmente en triángulos invertidos.
Los triángulos estaban hechos de tela, y se cosían sobre las chaquetas y camisas de los prisioneros.
Estas marcas eran obligatorias, y tenían significados concretos, que servían para distinguir las razones por las que el prisionero había sido ingresado en el campo.
La forma fue elegida por analogía con las señales de tráfico alemanas, indicando peligros para los conductores.
El invertido, es porque la punta del triángulo señala hacia abajo, y no hacia arriba como es habitual.
La base del código de marcado eran los colores.
Así, diferentes colores denotaban diferentes delitos o razones:
1. Amarillo para judíos.
2. Rojo para prisioneros políticos.
3. Verde para criminales comunes.
4. Azul para emigrantes.
5. Púrpura para Testigos De Jehová, Estudiantes de la Biblia, o Los Estudiantes Libres de La Biblia.
6. Rosa para hombres homosexuales.
7. Negro para mujeres asociales, mujeres homosexuales, prostitutas, vagos, maleantes, sin techo, inadaptados o “jóvenes del swing”, retrasados mentales, enfermos mentales, gitanos, algunos anarquistas, alcohólicos, y adictos a drogas.
8. Marrón, posteriormente utilizado para los gitanos.
Además del código de colores, algunos grupos tenían que poner una letra en el centro del triángulo, para denotar el país de origen.
Había muchas combinaciones posibles.
Un prisionero tenía habitualmente, por lo menos 2 marcas, que podían llegar a más de 6.
El Rosa/Homosexual era el escalón más bajo de la jerarquía de los campos de concentración, y era despreciado y maltratado por todos los demás prisioneros.
En 1941, Hitler emitió una orden secreta, por la que establecía la ejecución de todos los miembros de las SS, y de la policía que realizaran acciones “lujuriosas” con otro hombre, independientemente de la edad de ambos.
Con ello, Hitler sustraía a las SS, y a la policía del sistema judicial normal, y para casos que afectaran al 175 y 175a, introducía una legalidad específica en Tribunales Especiales.
El número de personas que fueron ejecutadas como consecuencia de esta orden, es desconocido.
La República Democrática Alemana retomó en 1950, la anterior versión del artículo 175; sin embargo, persistió en el uso del artículo 175a.
A fines de los años 1950, se dejó de castigar la homosexualidad entre adultos, pero en 1968, La República Democrática Alemana, creó su propio Código Penal en el cual, dentro del artículo 151, donde se condenaban las relaciones homosexuales con menores, tanto para hombres como para mujeres.
En 1988, este artículo se eliminó completamente.
Durante 2 décadas, La República Federal de Alemania mantuvo las versiones de los artículos 175 y 175ª, de igual forma que durante la época del nacionalsocialismo.
En 1969, se realizó una reforma, y en 1973, otra.
A partir de ese momento, sólo eran sancionables, los actos homosexuales con jóvenes varones menores de 18 años, y tras un intento fallido de “La Alianza 90/Los Verdes”, en alemán, “Bündnis 90/Die Grünen” (GRÜNE) partido político alemán que defiende la ecología política; el artículo fue definitivamente eliminado en 1994, con la adaptación de las legislaciones de ambas Alemanias.
Popularmente, la denominación para homosexuales se convirtió en “los 175” o “175er” y se consideraba el 175, como “La Fiesta de Los Maricones”
La norma jurídica 175, estuvo vigente en Alemania, desde el 1 de enero de 1872, hasta el 11 de junio de 1994.
“It isn't happening…”
Berlín se convirtió durante esta época, en una de las Mecas Gays de Europa, junto con París y Londres, a pesar del artículo 175.
Magnus Hirschfeld, médico y sexólogo judío alemán, afirmaba que en Berlín, había más lugares de encuentro homosexual que en otras ciudades, tanto en barrios obreros como en el centro.
El local más conocido fue “Eldorado”, que realizaba espectáculos de travestís, y al que acudían estrellas de la talla de Marlene Dietrich.
Poco más tarde, en 1930, el Völkischer Beobachter, órgano oficial del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, también traducido como “Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei” (NSDAP), o Partido Nacionalsocialista Alemán de Los Trabajadores, comparaba a los homosexuales, con lo peor del alma de los judíos, y recomendaba tratarlos como criminales aberrantes.
Curiosamente, ni en el programa del NDSAP, ni en el libro de ideología nazi escrito por Hitler “Mein Kampf” se encuentran frases explícitas, en contra de la homosexualidad.
La actitud de los primeros años del NSDAP, se puede dividir en 3 corrientes principales:
La primera abogaba por la aceptación de la homosexualidad, y la eliminación del artículo 175, cuya cabeza visible más conocida, era Ernst Röhm, Jefe de las “Sturmabteilung” (SA) o “Sección de Asalto”, y él mismo homosexual.
La segunda corriente sería la representada por Hitler mismo, que personalmente no parecía tener nada en contra los homosexuales, mientras fueran discretos.
Finalmente, estaban aquellos que eran profundamente homófobos, entre los que se cuenta Heinrich Himmler, que llegaría a ser Jefe de las SS.
La homosexualidad de Röhm, fue empleada en estos primeros años por la oposición, para atacar al NSDAP.
Unos 100.000 homosexuales serán detenidos por los nazis, entre 1933 y 1945.
De estos, 50,000 serán enviados a centros de reeducación, y cárceles comunes, unos 10.000 a 15.000, irán para los campos de exterminio, de los cuales muy pocos se salvarán.
La homofobia, fue empleada de nuevo entre 1936 y 1938, para debilitar el poder de La Iglesia Católica en los llamados “Klosterprozesse” o “Procesos de Los Conventos”; en concreto, se trató de la persecución de curas, monjes, legos católicos, y miembros de la “Bündische Jugend” o “Juventud Federal” bajo la acusación de homosexualidad.
En una campaña consciente, diversos religiosos y creyentes, fueron acusados de homosexualidad, y algunos incluso, condenados.
La “Reichszentrale” se creó el 10 de junio de 1936, por un decreto especial del “Reichsführer SS” Heinrich Himmler, dentro de la reorganización del “Reichskriminalpolizeiamt”, a la vez que se creaba la “Kriminalpolizei” o “KriPo”, o “Policía Criminal”
Su creación, fue la señal de la reactivación de la persecución de los homosexuales, tras la relativa calma durante Los Juegos Olímpicos de 1936.
La tarea de la “Reichszentrale” fue la recolección de datos sobre los homosexuales.
El archivo central de datos, permitió a la “Reichszentrale” introducir y coordinar la persecución, y el castigo de homosexuales.
Para ello, tenía a su disposición, comandos especiales móviles, que también podían actuar de forma ejecutiva.
El Director hasta 1938, fue el oficial de las SS, Josef Meisinger.
Más tarde lo sería, el consejero criminalista, Erich Jacob.
A partir de julio de 1934, Jacob pasó a ser director criminólogo, y a su lado, como director científico, se nombró al psiquiatra y neurólogo, Carl-Heinz Rodenberg.
Ambos tenían a disposición, una plana de 17 trabajadores.
La colección de fichas, que se cree que eran unas 100.000, fue destruida con toda probabilidad, en los últimos días de La Segunda Guerra Mundial.
La persecución de los homosexuales bajo el régimen nazi, a pesar de los esfuerzos de una parte de los dirigentes del partido, sobre todo Himmler, de extenderla y aumentarla, nunca llegó a tener el carácter sistemático, ni los métodos a gran escala, que se emplearon para la eliminación de otros grupos, sobre todo, comparado con el caso de los judíos.
No existió un plan generalizado de asesinato de todos los homosexuales, y solo una pequeña proporción de homosexuales, acabó detenido, o en los campos de concentración.
Otra diferencia con el caso judío, es que los homosexuales, solo fueron perseguidos en el Reich y los territorios anexados, no en los territorios ocupados.
Existen diversas razones para ese proceder:
Por una parte, el régimen perseguía “actos”, aunque fuesen supuestos, y no “tendencias”, distinguiendo claramente entre los homosexuales “seducidos”, que se podían “curar” por castración u otros métodos, y los “irrecuperables”
En 1940, ya poseían datos de unos 41.000 homosexuales, tanto sospechosos como condenados.
Ya no es posible calcular su número exacto, pero muchos de los homosexuales que habían sido detenidos, encarcelados, o trasladados a campos de concentración, fueron liberados y enviados al frente, ya que la situación de guerra total, obligaba al empleo de todos los hombres.
En el caso de los homosexuales, se empleó a menudo la castración o “Entmannung” literalmente “deshombramiento”, como gustaba decir a los nazis.
El objetivo, no era evitar la reproducción, sino eliminar el impulso homosexual, es decir, “la cura”
A pesar de que todavía no había una base legal, muchos médicos se ofrecieron a “tratar” a homosexuales en bien de la comunidad, aceptando como mal menor, las posibles consecuencias en la salud de los “pacientes”
De los castrados, según la ley de 1933, a finales de 1940, sumaban 2000 hombres.
El caso más extremo, es del Dr. Carl Vaernet, SS Sturmbannführer, y endocrinólogo danés.
Vaernet, que afirmaba poder curar la homosexualidad con una glándula patentada por él, consiguió el apoyo del jefe de La Cruz Roja alemana, el Prof. Dr. Ernst Robert Grawitz, y del propio Himmler, para realizar una serie de experimentos con presos del campo de concentración de Buchenwald.
Vaernet, implantaba cápsulas con hormonas sintéticas, preparadas por él, con “aires de masculinidad”, las cuales les implantaba a los homosexuales, practicando una escisión en el ano, y también, en la parte inferior del abdomen derecho, todo para invertir la sexualidad.
Los experimentos se llevaron a cabo a partir del verano de 1944, implantándose en la zona de la ingle, a 15 presos, la mayoría homosexuales, una glándula que liberaba una hormona sexual masculina artificial.
De 15, 2 de los presos murieron por complicaciones posteriores.
Consecuencias:
Miles de muertes, secuelas físicas y psíquicas, 0 curaciones.
Se calcula, que fueron enviados a campos de concentración por delitos de homosexualidad unos 5.000 a 15.000 hombres, una minúscula parte del total de presos que se calcula en más de 4 millones.
En octubre de 1938, se les aisló en un bloque propio, rodeado de alambre de espino, en una compañía de castigo propia, y tenían que trabajar en la cantera, el trabajo más duro.
La mezcla de personas de muy diferente origen, incluyendo criminales, dentro del bloque, hacía la vida especialmente difícil, puesto que las SS tendían a dar el puesto de “Kapo” a los más sádicos.
Los vigilantes de las SS, a veces declaraban como “homosexuales” a presos a los que querían perjudicar, y contra los que no podían emplear otras razones:
La simple sospecha de homosexualidad bastaba, y era prácticamente equivalente a la pena de muerte.
Las condiciones fueron similares en el campo de concentración de Dachau.
Los primeros presos homosexuales del campo, provenían de redadas realizadas en Baviera, basadas en los datos de “Las Listas Rosas”
Se ha podido demostrar, que del total de presos de Dachau, 585 eran homosexuales, un 0,25%; pero solo 386 llevaban El Triángulo Rosa.
Las durísimas condiciones de vida, el aislamiento de los demás presos, y los trabajos forzados, especialmente duros, fueron las causas principales de muerte, pero también, hubo muertes debidas a los experimentos médicos, de los que no se conserva mucha documentación; de los experimentos sobre malaria se han conservado los informes, que muestran que, si de entre los “presos normales”, se seleccionaba a 1 de cada 200 para la realización de estos experimentos, de los presos con El Triángulo Rosa, se seleccionaba a 1 de cada 30.
Y a pesar de todo, Dachau es el campo de concentración que muestra una mayor tasa de supervivencia de entre los presos con El Triángulo Rosa, un 40%.
La persecución no sólo ocurrió en Alemania y Austria, se extendió por todos los países conquistados por Hitler, especialmente en Francia.
Pierre Seel, fue uno de los primeros sobrevivientes en romper en silencio, y dar a conocer su testimonio como homosexual durante El Holocausto.
A mediados de los 80, publicó en Francia su libro “Moi, Pierre Seel, Déporté Homosexuel”
En este libro, Seel cuenta que, después de que los alemanes anexaron la región francesa de Alsacia en 1940, él fue arrestado tras haber denunciado un robo en un club homosexual.
Fue brutalmente sometido a malos tratos en los campos de Schirmeck y de Struthof.
En el primero, fue obligado a trabajar en la construcción de un crematorio.
En el segundo, fue violado, y su cuerpo fue utilizado como blanco humano, mientras los nazis le arrojaban jeringas, en vez de dardos.
Debido a que muchos homosexuales fueron torturados y asesinados por su origen judío, es difícil dar cifras concretas de este grupo.
Sin embargo, se puede estimar su cantidad entre unas 5.000 y 15.000 personas.
El grupo de internos con El Triángulo Rosa, tuvo una tasa de mortandad del 60%, una cifra por encima de la media para prisioneros “no judíos”
La razón, podría estar en que a menudo estaban aislados, a veces evitados, y mantenidos a distancia por los demás reclusos, por estar marcados como “diferentes”; esto a pesar de que las relaciones homosexuales eran mayoritarias en los campos que estaban estrictamente separados por sexos.
Periódicos extranjeros, exiliados, o intelectuales, emplearon la estrategia, como Bertolt Brecht, que en versos, se burlaba de que Hitler se había deshecho el 30 de junio de 1934, de un antiguo amante.
El tema de la homosexualidad de Hitler, ha sido retomado posteriormente por el historiador alemán, Lothar Machtan en su libro “El Secreto de Hitler” (2001), que ha sido criticado como dudoso, por otros historiadores como, Hans Mommsen e Ian Kershaw.
Sólo un 40% de los aproximadamente 10.000 hombres que acabaron en campos de concentración, por detenciones preventivas o incondicionales, y que fueron marcados con un Triángulo Verde o Rosa sobrevivieron.
Los homosexuales, al igual que otros presos, fueron liberados de los campos de concentración, por Los Aliados en 1946.
La suerte de los homosexuales, dentro de los campos de concentración, apenas ha tenido tratamiento dentro de la literatura especializada, continuando una tradición de discriminación, que no se interrumpió tras La Segunda Guerra Mundial.
En 2 monografías sobre los campos de concentración editadas en 1993, ambas de más de 350 páginas, solo se menciona a los homosexuales, en 4 líneas de una de ellas.
No fue hasta la primavera de 2000, que se realizó la primera exposición sobre los presos homosexuales en Alemania, en este caso, en el campo de concentración de Sachsenhausen.
Tras La Segunda Guerra Mundial, existe un testimonio que ha relatado en primera persona, sus experiencias en los campos de concentración; y fue Heinz Heger, el primero en editar su historia en 1972, cuando el tema todavía era desconocido para el público.
“We have to move rocks”
Bent es una película dramática británica, del año 1997, bélica con temática LGBT, dirigida por Sean Mathias.
Protagonizada por Clive Owen, Lothaire Bluteau, Ian McKellen, Mick Jagger, Brian Webber, Nikolaj Coster-Waldau, Jude Law, Rachel Weisz, Paul Bettany, entre otros.
El guión de Bent que significa en inglés “torcido” o “chueco”, aplicado a los homosexuales; es de Martin Sherman, basado en su obra de teatro homónima de 1979, a su vez inspirada en “The Men With The Pink Triangle: The True Life-And-Death Story Of Homosexuals In The Nazi Death Camps”, el testimonio del superviviente a los campos de concentración, Heinz Heger, que relata sus experiencias como superviviente de Dachau.
Este libro, trata de un aspecto poco conocido de la barbarie nazi:
La persecución de los homosexuales.
A diferencia de los numerosos relatos existentes de judíos que sobrevivieron a los campos de exterminio, no hay casi testimonio de homosexuales encarcelados durante esta época.
El motivo es muy sencillo:
Al finalizar La Segunda Guerra Mundial, la homosexualidad seguía estando mal vista en Europa, e incluso, castigada en muchos países, por lo que los ex prisioneros del Triángulo Rosa, no se atrevían a publicar sus experiencias, temerosos de avergonzar a sus familiares, y de sufrir nuevas penalidades.
Aún hoy, no hay datos fidedignos, del número de gays y lesbianas que murieron en los campos de concentración nazis.
Bent sólo, y nada más y nada menos, habla del amor, y de la imposibilidad de encarcelar, someter, o esclavizar el alma, los sentimientos, o la imaginación de los hombres, por muy prisioneros físicos que sean, o por mucho que quieran cambiar, o castigar una orientación sexual, una forma de querer a otro ser humano.
El autor denuncia, de manera desoladora y profundamente poética, El Holocausto y la persecución que sufrieron los gays en la Alemania nazi, y explica al mismo tiempo, el origen del Triángulo Rosa o “Lambda” como símbolo del activismo gay; letra del alfabeto griego, elegida primer símbolo gay por La Alianza Activista Gay, pocos meses después de los sucesos de Stonewall, y que desde 1974, se reconoce oficialmente, como Símbolo Internacional de Los Derechos de Gays y Lesbianas.
Bent cuenta la persecución de homosexuales en El Tercer Reich, a partir de los sucesos de la “Nacht der Langen Messer”, “Operación Colibrí” o “Noche de Los Cuchillos Largos”, una purga que tuvo lugar en Alemania, entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, cuando el régimen nazi, llevó a cabo una serie de asesinatos políticos; y el asesinato del líder nazi, Ernst Julius Günther Röhm, un militar alemán, cofundador y comandante de las “Sturmabteilung” (SA) o “Sección de Asalto”, y Ministro Sin Cartera del gabinete de Adolf Hitler, de tendencia homosexual.
Röhm se creó enemigos poderosos entre sus mismos círculos.
Su segundo al mando, Heinrich Himmler, Günther von Kluge, Hermann Göring, y además ,su apadrinado Reinhard Heydrich, conspiraron en conjunto en su caída; se lo involucró en un supuesto, y falso plan junto con Gregor Strasser, para derrocar a Hitler, lo que sumado a su condición homosexual, incompatible con los ideales nazis, provocó la ruptura definitiva con la facción mayoritaria del NSDAP.
Röhm fue detenido por orden expresa de Hitler, el 30 de junio de 1934, en El Hotel Hanselbauer, en Bad Wiessee, y confinado en la prisión de Stadelheim.
Mientras, el líder nazi se deshacía de sus opositores internos en la llamada “Noche de Los Cuchillos Largos”
Gran parte de esos opositores, pertenecían a las SA, o a la llamada “Ala Izquierda” del NSDAP, como los hermanos Otto y Gregor Strasser.
Adolf Hitler, pasada la tensión del episodio, sopesó un tanto la situación de su ex camarada, y trató de alguna manera, de salvarle la vida, en virtud de los pasados y leales servicios prestados por este.
Sin embargo, Hermann Göring y Heinrich Himmler lo convencieron de la inutilidad de su defensa.
Hitler le ofreció la posibilidad de un suicidio honroso, pero Röhm no aceptó, y fue asesinado a balazos, por 2 agentes de las SD, Theodor Eicke y Michael Lippert, en su propia celda.
Röhm no ocultaba su homosexualidad, que expresaba de manera viril, lo que en la “Noche de Los Cuchillos Largos” fue un argumento más para asesinarlo, e hizo que Hitler, ordenase la ejecución de los máximos dirigentes de las Sturmabteilung (SA) o “Sección de Asalto”
Hitler argumentaba, que él no se enteró de la homosexualidad de Röhm, uno de sus más íntimos colaboradores, hasta 1934.
Un chiste de la época cuenta, que Hitler se mostró tan escandalizado, al enterarse de la homosexualidad de Röhm, este era uno de los pocos amigos que lo tuteaban, que la gente se preguntaba:
“¿Cómo se escandalizará cuando se entere, de que Göring es gordo, y de que Goebbels cojea?”
Un tiempo después del asesinato de Röhm, aumentó selectiva y drásticamente, la persecución de los homosexuales en Alemania.
Se agravaron las penas del artículo N°175 del Código Penal alemán en 1935, cuyo contenido, penaba las relaciones homosexuales entre personas de sexo masculino.
De hecho, desde 1935, el Párrafo 175b, hasta 1969, abarcaba incluso, los “actos contra natura con animales”
En total, unos 140.000 hombres fueron procesados bajo las diferentes versiones de este artículo.
“Forrest”, “Jungle”
Max (Clive Owen) es un homosexual de vida promiscua de Berlín, que lleva muy a pesar de su novio Rudy (Brian Webber), a un guapo miembro de Sturmabteilung (SA) o “Sección de Asalto”, llamado Wolf (Nikolaj Coster-Waldau) a su casa, después de una fiesta de la transformista Greta (Mick Jagger)
Allí, el guapo invitado es asesinado por la SA, en una campaña de Hitler por eliminar a homosexuales de su ejército.
Freddie (Ian McKellen), tío de Max, también homosexual, aunque con una vida más discreta contratando chaperos, le ofrece a Max, papeles nuevos para salvarse, pero los rechaza, porque no quiere abandonar a Rudy.
La pareja, posteriormente es arrestada por La Gestapo, y enviada en tren, al campo de concentración de Dachau.
En el tren, Rudy es golpeado hasta la muerte por los guardias, y Max es forzado a mantener relaciones sexuales, con el cadáver de una adolescente, para probar que no es homosexual.
Max miente a los guardias, diciéndoles que es judío, ya que ve mayores posibilidades de supervivencia con La Estrella Amarilla, asignada a los prisioneros judíos, que con El Triángulo Rosa, asignado a los homosexuales.
En Dachau, Max conocerá a Horst (Lothaire Bluteau), un enfermero homosexual, que como tal, debe llevar El Triángulo Rosa, por el que comenzará a tener sentimientos, a pesar de todos los obstáculos que implica su entorno, y soñarán juntos, un paraíso donde poder ser felices.
Serán amantes, sólo a través del pensamiento y sus palabras.
Pero Horst es asesinado por los guardias, y Max se suicida, vestido con el uniforme de Horst, en la cerca electrificada.
Sean Mathias, en su única película como director, nos introduce en un mundo de alcohol, mujeres guapas, hombres pintados, bailarines, soldados, atentos a una fugaz aparición de Jude Law, sexo a 2 o 3 bandas, pero todo de forma muy estilosa, y coreografiada, muy teatral, incluso, operística.
Un mundo oculto y desviado “bent”, fuera de las normas en el Berlín de la pre-guerra
En ese inframundo de vicio y evasión, se desenvuelve como pez en el agua, Max, que parece llevar una vida alocada, de excesos, y que para más INRI para aquella época, es gay y vive con un bailarín.
La Gestapo los encuentra, casi por casualidad, pero él y su amante huirán, y tendrán que esconderse durante un tiempo, manteniendo oculta su orientación sexual.
Una noche, La Gestapo los detiene, introduciéndoles en un tren con destino al campo de concentración de Dachau, en donde Max conocerá a Horst.
Lo importante son ellos, Max y Horst, las miradas que se dirigen, y las que no, los silencios, las conversaciones que mantienen, mientras ambos luchan por sobrevivir, por no rendirse, por no dejar doblegar su mente, ni su corazón.
Se enamoran, a pesar de la situación tan contraria a sentir cualquier cosa, a pesar de verse prisioneros de ese lugar horrible, donde se torturan los cuerpos, se destruyen las mentes, y marchitan los corazones.
“Hate me!
Hate me!”
Nos encontramos ante una historia realmente dura, pero eso no es nada nuevo, ya que todas las historias que tratan este tema, el nazismo, suelen serlo.
En esta ocasión, la crudeza de Bent es contrarrestada, gracias a las maravillosas escenas de pasión entre los 2 protagonistas.
Bent se revela como un canto al amor en un mundo cruel, injusto, sin sentido, representado por ese inútil trabajo de llevar piedras de un lado a otro sin ningún fin concreto.
No obstante, Bent no pierde su plena teatralidad, a pesar de ser traducida al lenguaje cinematográfico, pues hasta es reconocible en los diálogos, el verdadero fuerte de Bent.
Bent es calificada como “un puñetazo en la tripa, y un beso en los labios”, debido a su dureza, sobre todo, en el asesinato de Rudy por parte de los guardias en el tren, y a la dulzura del trato de la historia de amor de los protagonistas, un amor esperanzador, en medio de la desesperación del campo de concentración.
El trabajo de los actores no deja indiferente, ya que el trabajo de los protagonistas resulta soberbio, al igual que la aparición sorprendente del vocalista de The Rolling Stones, Mick Jagger, en el papel de un artista transformista llamado Greta, en clara alusión a La Garbo.
Es de lo más curioso ver, uno de los primeros trabajos de Clive Owen en el cine, y el primero de Paul Bettany como El Capitán, el cameo de Jude Law como soldado, a Rachel Weisz como una prostituta.
El terror está presente en Bent de muchas maneras:
En los silencios y los callejones oscuros, en las palizas y actos inhumanos que se llevaron a cabo con cualquier ser, en el absurdo de la tortura constante y sutil de cargar piedras, de un lado a otro, hasta que el frío, la sed, y el dolor, derrumbe los cuerpos.
Son especialmente duras, las escenas en que Max trata de negar su homosexualidad, siendo “obligado” a matar a su pareja, y a demostrar su orientación sexual, acostándose con una mujer ante la atenta mirada de sus supervisores.
Ello le llevará a ser etiquetado como judío, en lugar de gay, puesto que así sabe que la degradación será menor, aunque provoque el consiguiente malestar de Horst, quien luce con “orgullo” su etiqueta de homosexual.
Hay varias que me han parecido un prodigio de sentimientos:
Max en el tren, mientras escucha los gritos de Rudy.
También cuando lo arrojan fuera.
La escena en la que Max y Horst “hacen el amor” a apenas unos centímetros de distancia, sin poder tocarse, jugando tan sólo con su poderosa, y no prisionera imaginación, que puede volar libre, y recordarles que aún son seres humanos.
Una escena muy similar, se desarrolla por al final, con la misma fuerza, pero rodada de forma totalmente diferente; otro ejemplo de la riqueza de esta obra.
Son largas horas al día, las que pasan juntos de aquí para allá, cargando piedras y aunque no pueden parar, ni tocarse, ni siquiera mirarse, lo que si pueden es hablar y decirse cosas, y es así como acaban desembocando en una de las mejores escenas de sexo que he visto nunca, probablemente la mejor.
O la escena en la que Horst confiesa su amor, y el signo en su rostro que se lo hace demostrar.
La dura escena del final, que es el broche perfecto para lo que significa amar, proteger, y sentir.
Cuando Horst se toca la ceja izquierda, diciéndole a Max que le quiere, sabiendo ambos que va a morir.
También, cuando Max se cambia la camisa, por una con la estrella rosa, por la de Horst, y pone las manos en la valla electrificada; en un acto de rebeldía, decide ponerle fin a su propia muerte, sin dejar que los nazis elijan por él, y sigan sometiéndole.
Realmente, esto demuestra que la peor tortura es la psicológica, la privación sensorial, y por supuesto, la falta de libertad, lo que acaba con cualquier atisbo de felicidad de los personajes.
“Yes, Sir”
La homosexualidad en Alemania, ha estado caracterizada, especialmente durante la persecución nazi, y las 2 décadas tras la creación de La República Federal de Alemania, por una legislación discriminatoria, y persecutoria.
Durante los años 1999 a 2005, bajo el gobierno de coalición de verdes y socialdemócratas, Alemania se ha convertido en un país relativamente tolerante, en el reconocimiento de la igualdad de derechos para los homosexuales.
Por otra parte, a pesar de las condiciones adversas, Alemania es el origen del movimiento LGBT en las primeras décadas del siglo XX, años en los que se creó una floreciente subcultura gay y lésbica, que tendría una gran influencia en los movimientos LGBT posteriores.
Una perspectiva de la historia LGBT alemana, se puede ver en el Schwules Museumde Berlín, una institución única en el mundo, dedicada a la conservación y difusión de la historia LGBT.
El símbolo de la “Gay Activists Alliance” era la letra minúscula griega “Lambda” (λ)
El símbolo Lambda, undécima letra del alfabeto griego, es uno de los símbolos cuyo origen es polémico, sobre cómo se escogió, y por qué simboliza el orgullo gay.
La mayoría de los investigadores apuntan, que por el año 1970, La Unión de Activistas Gay de Nueva York, lo eligió como símbolo de representación de su comunidad.
Posteriormente, en el año 1974, se adoptó por El Congreso de Derechos de Los Gay, celebrado en Edimburgo, Escocia.
Por aquellos años, Lambda se hizo internacionalmente popular; incluso, se creó una bandera de fondo blanco simple, con una lambda minúscula en su centro.
Pero donde acaba la historia, empieza la especulación.
Los que difieren, piensan que el símbolo fue escogido por el entorno de liberalidad que vivieron los griegos, respecto de cuestiones homosexuales.
Otros opinan, que lambda es símbolo de energía, la energía que todos tenemos, cuando trabajamos en conjunto.
Lambda también puede ser, que denote sinergia del movimiento gay, con la idea de que el todo es mayor que las partes.
Lambda también puede representar la balanza y el equilibrio, y la fuerza que impide cualquier adversidad.
Los espartanos griegos consideraban la lambda, como símbolo de unidad, siendo la letra lambda mayúscula, impresa en los escudos de los hoplitas lacedemonios, y la primera letra de la palabra “Lesbos”
En física y en otros campos, representa la longitud de onda (λ)
En una reacción química, indica que se necesita la intervención de un catalizador en la reacción…
Una bandera de batalla con la letra, era llevada por los fieros combatientes griegos, conocidos como El Batallón Sagrado de Tebas, en griego antiguo ἱερὸς λόχος / hieròs lókhos, una unidad de élite griega, formada por 150 parejas de amantes, todos masculinos, que iban a la guerra con sus jóvenes amantes masculinos.
La motivación para el uso del “ejército de amantes” en batalla lo expresa Plutarco:
“Para hombres de la misma tribu o familia, hay poco valor de uno por otro, cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad, basada en el amor, nunca se romperá, y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados, y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos, se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros”
Cerrando, Bent es sin duda, una muy buena película, que aborda el siempre amargo y duro tema del Holocausto nazi, desde la perspectiva de un homosexual, en vez de un judío, que hasta ahora, es lo más habitual en cine.
La historia refleja muy bien, la crudeza, y la difícil y clandestina vida del homosexual en aquellos años y lugar, con escenas impactantes y duras, pero también, dejando paso a otras románticas y tiernas, sin falsas reacciones ni adornos.
La privación de cualquier placer o estímulo, puede tener unas consecuencias que muchos de nosotros no nos podemos ni imaginar, cómo de horroroso puede llegar a ser.
En 1973, La Asociación Americana de Psiquiatría (APA), elimina la homosexualidad del “Manual de Diagnóstico de Trastornos Mentales” (DSM), condenando así, toda la legislación en contra de los homosexuales.
En 1990, La Organización Mundial de la Salud (OMS), retira la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
A partir de 1986, luego de la publicación del libro “El Triángulo Rosa” de Richard Plant, los hechos empezaron a reconocerse.
Pero, es hasta diciembre del 2000, tras 55 años de la derrota de Alemania, que La Cámara Baja presentó públicas disculpas por los gays, lesbianas, y travestis perseguidos por el nazismo, dándoles indemnizaciones por lo sucedido.
En 2001, la ONU reconoce a los homosexuales como víctimas del nazismo, y se les establecen indemnizaciones económicas, de dinero en bancos suizos, que se les habían incautado a los nazis.
Creo que películas como Bent son necesarias:
Primero para mostrar una realidad que ocurrió, y que no siempre es mostrada.
Y segundo, para cerrar algunas de esas bocas que se llenan diciendo, que no entienden como se puede estar orgulloso de ser homosexual…

“I love you...
What's wrong with that?”



Comentarios

Entradas populares