I Love You Phillip Morris

“Love sure is a funny thing.
Makes you happy, makes you sad, makes you do all sorts of things you never thought you'd do before.
In fact, love's the reason I'm laying here dying”

Un proverbio árabe dice:
“La primera vez que me engañes será culpa tuya.
La segunda, será culpa mía”
Steven Jay Russell, es un estadounidense, maestro del disfraz, y un impostor que logró escapar de prisión en varias ocasiones; tanto, que llegó a tener apodos como “Houdini”, y “King Con” y a través de los años, Russell tuvo más de 14 alias distintos.
Durante sus escapes, se disfrazó de juez, médico, oficial de policía, o “handyman”, por nombrar algunos.
Desde 1992, cuando lo detuvieron por el cargo relativamente menor de estafa por un seguro, Steven Russell se las ingenió para escapar 4 veces de diferentes cárceles de Texas en tan solo 5 años.
La vida de Russell tiene mucho de ficción impensable:
Su coeficiente intelectual es de 163, mayor según parece, que el de Albert Einstein, Charles Darwin, o Bill Gates...
Sus correrías fueron impulsadas por su amor obsesivo, hacia un compañero preso llamado Phillip Morris, al que conoció en la cárcel en 1995.
Como dato, todas las huidas de Russell, siempre fueron un viernes 13, día en que nació Morris.
Steven Jay Russell fue adoptado al nacer, por una familia conservadora, en Virginia Beach, EEUU.
En la década de 1970, Russell fue oficial de policía, y hombre de familia en Virginia.
Pasó parte de su tiempo, con éxito en busca de su madre biológica mediante aplicación de la ley, sobretodo:
La Ley Nacional de Ejecución de Servicio de Telecomunicaciones, y La base de datos del Centro Nacional de Información Criminal, y aprendió a utilizarlos de manera efectiva.
Después de aprender estas habilidades, estafó a su manera, en un trabajo como Gerente de Ventas de Servicios de Alimentación en The White Swan, en Houston, al convencer a Ronald Elmquist, El Director General por aquella la época, que habían títulos avanzados en la gestión de servicio de alimentos frescos.
Cuando se reveló que Russell era gay, él perdió su trabajo en The White Swan, y se las arregló, para convencer a los presidentes de 2 empresas de servicio de alimentos, de otros de sus títulos, antes de ser finalmente descubierto como un fraude.
Russell fue detenido por los delitos conducta lasciva, en un parque de Houston, conocido como un lugar de encuentro para hombres homosexuales.
El 21 de mayo de 1993, Russell escapó de la cárcel del Condado de Harris, en Houston, Texas, usando ropas de civil, que consiguió dentro de la prisión.
Al poco tiempo de salir, y este fue uno de sus mayores “meritos”, luego de falsificar credenciales, y su propio currículo, consiguió el cargo de Asesor Financiero de la North American Medical Management.
5 meses más tarde, Russell se había hecho con $800 mil, gracias a una cuenta paralela, a su gran coeficiente, y sus pocos escrúpulos a la hora del fraude; antes de ser atrapado por la policía.
Después siguió la fuga:
El tipo accedió a una línea telefónica externa al sistema penitenciario, llamó a la fiscalía, se hizo pasar por abogado, y redujo su fianza de $900 mil a $45 mil.
Cuando la mentira fue descubierta, él y su novio Phillip Morris, ya manejaban rumbo a Florida, aunque fue encontrado, y arrestado nuevamente.
Ese mismo año, Russell encontró una nueva forma de salirse con la suya:
Comenzó a tomar unas clases de arte que ofrecía la cárcel, y cada vez que acudía, robaba un marcador verde, que escondía debajo de su colchón.
Al obtener los suficientes, y luego de hacerse con una credencial de médico, que logro gracias a un buen golpe de otro interno, y una noche en la enfermería, solo le basto, teñir su blanco uniforme de preso, con la ayuda del inodoro de su celda, y sus preciados marcadores.
Como los médicos de la prisión usaban uniformes verdes, Russell salió de la cárcel, vestido de doctor, y por la puerta grande.
Esta vez, la libertad le duró 10 días.
Fue arrestado en Biloxi, Mississippi, y trasladado una vez más a Texas.
En 1998, de nuevo en la prisión del condado de Harris, y cumpliendo una sentencia de 45 años por hacerse con los $800 mil de la North American Medical Management, más 20 años por haberse fugado de la cárcel.
“Al principio fue deseo”, dice Russell.
“No lo creía posible:
Estábamos en la cárcel”, concluye...
Con Morris, que cumplía una condena por no devolver un auto alquilado, junto con Russell, fueron liberados bajo palabra, en 1995.
Se fueron a vivir juntos a Houston, adonde Russell fue en busca de dinero para gastar en su enamorado.
Convenció a una compañía de seguros, de que lo contratara como responsable del área financiera.
A los 5 meses, malversó $800 mil, de cuentas sin movimiento, para financiar el estilo de vida glamoroso de la pareja, con autos Mercedes-Benz, Jet Ski y relojes Rolex.
Russell hasta se arregló la dentadura, y se hizo cirugía estética en los ojos.
Pero eso no es nada, Russell tenía bajo la manga, su más brillante y arriesgado plan.
En la biblioteca de la prisión, Russell se ocupó de leer, todo cuanto debía saber sobre el virus del SIDA:
Dejar de comer, tomar laxantes, provocarse vómitos, coimear a los enfermeros, y cambiar los resultados de un análisis de sangre.
Todo eso hizo Steven Russell, para que lo tomaran por portador de HIV, y lo internaran en la enfermería de la cárcel; y con una sobredosis de pastillas, que lo llevó a un coma de casi 4 días; los médicos se convencieron, de que tenía las horas contadas, y lo trasladaron a una clínica privada, en San Antonio.
Desde ahí, Russell telefoneó a las autoridades carcelarias, y fraguó su propia muerte.
Una vez más, era un hombre libre.
El 20 de marzo de 1998, Russell se hizo pasar por un millonario, y trato de obtener un préstamo de $75 mil del NationsBank de Dallas.
Los oficiales del banco sospecharon, y lo denunciaron a las autoridades, pero Russell fingió sufrir un infarto, y fue derivado a una clínica.
Bajo la custodia del mismísimo FBI, Russell se las arregló, para hacerse pasar por un agente del FBI por medio de una llamada de su celular, y fue lo suficientemente convincente, para que los guardias que lo custodiaban, lo dejaran ir.
La búsqueda de Steven Jay Russell comenzaba una vez más.
El 7 de abril de ese mismo año, en Fort Laurderdale, Russell fue arrestado mientras caminaba hacia su auto.
De vuelta en la prisión de Texas, recibió una sentencia de 144 años, con una única hora por día para ducharse, y salir al patio.
En 2011, sus crímenes fueron presentados en el programa de televisión “I Almost Got Away With It” en el episodio “Got A Boyfriend To Support”
Russell es conocido, por ser el único artista de la estafa en el mundo, que cumple cadena perpetua.
Un documental sobre sus crímenes, fue transmitido en la televisión, en 2005, en el episodio “Run King Of Cons” en Discovery Channel.
“Enough romance.
Let's fuck!”
I Love You Phillip Morris es una película que mezcla comedia y drama, escrita y dirigida por Glenn Ficarra, y John Requa, en el año 2009.
Protagonizada por Jim Carrey, Ewan McGregor, Antoni Corone, Leslie Mann, Rodrigo Santoro, Nicholas Alexander, Michael Beasley, Tony Bentley, Allen Boudreaux, Sean Boyd, Brennan Brown, Marcus Lyle Brown, Michael Showers, entre otros.
I Love You Phillip Morris está basada en la vida real del estafador e impostor, Steven Jay Russell; siendo también una adaptación de la novela de Steve McVicker “I Love You Phillip Morris: A True Story Of Life, Love, And Prison Breaks”
Cabe resaltar, que I Love You Phillip Morris gira bastante en torno a la homosexualidad, ya que Russell era gay en la vida real, siendo una historia que debemos conocer por la genialidad de Russell, y las hazañas tan inimaginables e increíbles que realizó, al burlar completamente la seguridad, y las empresas estadounidenses, que resultan ser fascinantes, y hasta un tanto admirables.
I Love You Phillip Morris se presentó en El Festival de Cine de Sundance, en enero de 2009, y fue hasta julio de 2010, que fue estrenada comercialmente, en Estados Unidos, debido a que ningún distribuidor quería hacerse cargo de ella, y la calificaron de “riesgosa” debido a que las escenas de sexo homosexual de Carrey, podrían ser mal vistas, y afectar la imagen de comediante familiar del actor.
De hecho I Love You Phillip Morris tuvo que ser re editado, tuvieron que eliminar varias escenas polémicas, en donde Jim Carrey tiene sexo con otros hombres, para poder ser exhibido en las salas de cine estadounidenses.
I Love You Phillip Morris, socava mediante una parodia inicial, las creencias y valores sociales, morales, y religiosos norteamericanos, a los que luego ataca y da por perimidos u obsoletos.
Aborda la dimensión que cobran los traumas, no resueltos de la infancia, y las limitaciones que provocan en la plenitud de una pareja, más aun cuando esta pareja no es aceptada por el medio social, al ser homosexual; la cual es tratada de modo muy natural y simpático.
I Love You Phillip Morris sigue a Steven Jay Russell (Jim Carrey) quien lleva una existencia, aparentemente ordinaria:
Es organista de la iglesia local, felizmente casado con Debbie (Leslie Mann) y es miembro del cuerpo de policía local.
Hasta que sufre un grave accidente de coche, que lo lleva a experimentar la epifanía definitiva:
Es gay, y piensa disfrutar al máximo de la vida, aunque tenga que violar la ley para conseguirlo.
Es así como Steven adopta un estilo de vida extravagante, recurre a estafas y fraudes para llegar a fin de mes, y acaba encerrado en la penitenciaría del estado, donde conoce al amor de su vida, un chico sensible y de voz suave, llamado Phillip Morris (Ewan McGregor)
Su devoción por liberar a Phillip de la cárcel, y construir juntos una vida perfecta, lo lleva a intentar, y a menudo conseguir, una estafa imposible detrás de otra.
I Love You Phillip Morris orbita en torno a la idea de la imposibilidad de cambiar a alguien, ni siquiera por amor, y de la resolución de este mismo amor hacia el otro, a pesar de sus defectos.
Por un lado, los directores intentan dotar su hilarante historia, de un aire de tragicomedia, cuasi existencial, que invite a la reflexión, o que pretenda vender una lectura seria, mientras que por otro, alardea de vulgaridad, de chistes fáciles, de bromas más bien tontas, y lo peor de todo, de una obsesiva fijación por revolcarse en todos y cada uno de los tópicos, y estereotipos del mundo gay:
La frivolidad, la promiscuidad, el gusto por el escándalo y las estéticas, y los comportamientos asociados a ello.
De la misma manera, el apartado técnico es muy correcto:
La fotografía deslumbrante, con un muy Miami muy chic, a juego con el supuesto espíritu festivalero que se le atribuye a la comunidad homosexual.
I Love You Phillip Morris pivotada casi en exclusiva, en torno al personaje de Steven Russell, en un Jim Carrey que lo dota de una amoral y convincente dimensión humana, un estafador gay “bon vivant” cuyo amor por Phillip Morris, rivaliza con su amor por el verde del dólar, al que cuesta querer de la misma manera, que resulta difícil no prestarle atención, y que permite un devenir narrativo, jalonado por un soterrado sentido del absurdo, que depara más de una sorpresa por el camino.
Llámese comedia con ribetes dramáticos, o drama con brotes de humor negro, I Love You Phillip Morris no deja de ser una tragicómica visión, sobre la compleja simpleza humana de una vida, ante la que nunca sabemos si reír o llorar.
I Love You Phillip Morris es un soplo de aire fresco para la cartelera, aunque sólo sea por apuntar ideas y maneras hacia un “algo distinto”, gustosa pero temible valentía dentro del cine de consumo, que inmisericorde, dispersará su impacto en todas las direcciones posibles, como adalid del “allá usted” y “no se fíe de lo que digan”, recopilando opiniones que copen todo el espectro posible, entre el bien y el mal, y un poco más allá.
“C'est l'amour!!”
“Pardon my french.
My mother smoked during pregnancy”
I Love You Phillip Morris nos muestra a una persona enamorada, capaz de hacer cualquier cosa, para poder estar con la persona a la que ama:
Mil peripecias, sorpresas, giros, y humor a raudales inundan I Love You Phillip Morris.
Basada en una novela de Steve McVicker, todavía inacabada en el momento en que los realizadores tomaron primer contacto con el texto, este desconcertante romance gay, quizá se entienda mejor, como estado de ánimo cambiante, y como espiral infinita en la que no pueden pretenderse demasiadas conclusiones:
Steven no aprende a dejar de mentir por amor.
Phillip no aprende a dejar de amar al mentiroso, y es presumible que ambos iban a continuar así, tanto como su historia se prolongara.
El protagonista, cala a su personaje en su profundidad, en su lúbrica liviandad, en su inicial frustración homosexual, en su descarada falsedad laboral y familiar, en su irrechazable carisma indomable… en su extraordinaria complejidad humana, arriesgada en un dibujo fácilmente rechazable por algunos, y que costó ser estrenada en salas en Estados Unidos, así están las cosas a día de hoy, en “El País de La Libertad”, en lo tocante a la sexualidad más o menos explícita, pero que no bosqueja sino la búsqueda del amor final y definitivo, objetivo tan loable como reprobable, en el camino elegido para conseguirlo.
Jim Carrey muestra su versatilidad de actor, y en I Love You Phillip Morris, pasa por unas cuantas de sus facetas:
El bufón, el neurótico, el canchero, el ridículo, el romántico, el depresivo…
Ewan McGregor, vuelve a demostrar que la sutileza bien entendida, genera veracidad, emoción, y honestidad, como perfecto anhelo inocente y angelical.
Es para admirar el trabajo de Ewan McGregor, en un personaje bastante logrado en muchos detalles, sin ser explosivo:
Gestos, posturas corporales, tonos de voz…
Ellos realizan 2 personajes totalmente creíbles, sin sobreactuar, un poco Jim Carrey, pero es su estilo, y no queda mal; sin quedarse cortos, además, solventan muy bien las escenas homosexuales “comprometidas”
Y es que no creo que sea fácil para cualquier heterosexual, mirar a la cara a un nombre, y llorar mientras le dice que le quiere.
La negativa a la evolución de ambos personajes no es, sin embargo, menoscabo de una cinta que más bien se empeña en asociar amor con ilusión, y en la que sus 2 actores principales, más allá de lo llamativo del emparejamiento, quedan lejos de sus mejores versiones.
Entendido como ese juego de espejos, I Love You Phillip Morris es un interesante esbozo de un Jim Carrey, capaz de emborronar su propia identidad, desde la mentira patológica, o una válida reflexión de la forma en que esas mentiras pueden ser fruto, o consecuencia de un amor incondicional.
I Love You Phillip Morris se toma muy en serio, su descripción de una felicidad construida desde el espejismo, o el miedo a la decepción:
Pese a un inicio, que ofrece pistas falsas que apuntan a una recuperación del producto al servicio del histrión Carrey, pronto desarma, y deja al descubierto su músculo para la tragicomedia más seria, una incluso, capaz de mostrar sin tapujos las consecuencias últimas del SIDA, y paradójicamente, también dispuesta a utilizar sin escrúpulos la enfermedad, como engranaje de su más descabellado giro.
Claro que en I Love You Phillip Morris hay un poco de cada cosa, pues por un lado se muestran muchas bromas ligeras, referidas a lo sexual, en las relaciones entre gays, y a la picardía que habita de las constantes estafas del personaje principal; mientras que por otro lado, se exhiben algunos toques más serios, que apuntan a analizar la complejidad del amor verdadero entre homosexuales:
La tragedia, el desamor, la pérdida, y el dolor; además de dejar algunas sutiles críticas hacia el sistema legal estadounidense.
A este último aspecto, I Love You Phillip Morris ha creado una gran polémica porque no se ha estrenado comercialmente en EEUU, y no es tanto por la homofobia, como apuntan algunos, como que I Love You Phillip Morris es bastante “anti comercial” porque ni es una comedia burra de Carrey, ni un drama arrebatador, pese a estar basado en hechos reales, y hay amoríos, sexo guarro, cárceles, y juicios; siendo I Love You Phillip Morris un film difícil de vender y rentabilizar.
Y resultar que el mayor problema que tiene I Love You Phillip Morris, es su total indefinición:
Cuando leí sobre la problemática de su estreno, debido a su temática, me imaginaba alguna escena quizás un poco subida de tono, para lo que es habitual en “la moral estadounidense”, pero esa sería, si acaso, una donde el personaje de Carrey está enculando a su pareja, y que transcurre al principio, del resto, dudo que tenga alguna imagen que soliviante el sentido común del posible espectador…
¿Es que alguien se escandalizó con “Brokeback Mountain” (2005) o con “The Kids Are All Right” (2010)?
Pues lo mismo en I Love You Phillip Morris.
Algunas partes de la producción, fueron filmadas en La Penitenciaría Estatal de Luisiana, también conocido como “Angola” en West Feliciana Parish, Louisiana.
Un blogger cristiano, declaró que el director Burl Cain, no permitió una escena de sexo entre 2 reclusos que se filmará en la prisión.
Y es que en I Love You Phillip Morris, hay momentos algo cachondos, según se vea, como:
La escena donde Russell nos confiesa su homosexualidad, mientras se folla a un hombre “de perrito” gritándole:
“Llena mi culo, llena mi culo!” jajaja…
Pero no seamos puercos, con solo esa escena…
I Love You Phillip Morris que combina el dramatismo con la comedia, y no deja de ser un ejercicio de cine “indie” mezclado imposiblemente, con la faceta cómica de una mega-estrella como Carrey.
Y aunque la trama se reviste de tragedia, en más de una ocasión, los matices románticos que le aplica la pareja protagonista, no tienen desperdicio, como:
La escena del traslado a otra prisión, con McGregor persiguiendo a su amado, y Carrey gritando el título de la cinta desde el ómnibus; generando empatía desde la secuencia en la biblioteca, hasta esas excelentes discusiones de pareja en los momentos de quiebre del guión.
Esa escena en que los separan, y Phillip corre detrás de él, con “To Love Somebody” de Bee Gees, mítica balada romántica, es conmovedora.
Y es que no importa el sexo, u orientación sexual, y dónde se estaba desarrollando la escena... I Love You Phillip Morris es amor sin barreras.
El desenlace es lo mejor para mi, la última media hora es genial en lo dramático y en lo cómico, no sabes cuándo llorar, o cuando reír.
Además, el final me ha sorprendido, ya que uno pensaba que Steve estaba realmente muerto, no solo por que tuviera SIDA, si no porque ya debería estar desesperado en sus numerosos intentos de fuga de la cárcel, los cuales son desternillantes y originales, todos y cada uno de ellos, y sus respectivos fracasos, añadiendo el odio de Philip Morris hacia Steve, por haberle hecho cómplice…
Pero no, cuando todo el mundo piensa que Steve ya no existe, aparece como abogado de Philip, aunque no sirva de mucho, porque lo encierran otra vez, y Philip no saldrá de la cárcel hasta 2006.
Y es que Steve lo sabía todo el tiempo, sabía que su vida no podía seguir siendo lo que era:
Se liberó, fue valiente, se enamoró, cayó; se enamoró, cayó, murió, resucitó, y ahora vive en soledad.
“Fucking Texas”
I Love You Phillip Morris no es una reflexión idealizada del vividor, pues queda bastante en entredicho, por la trivialización de su relación con su esposa e hijos, yo la entiendo como una demostración, de que uno, por más que lo intente, no puede dejar de ser lo que es.
I Love You Phillip Morris es una comedia irreverente y sin tabúes, sobre algunos de los temas más sensibles en la moderna sociedad:
El amor gay, la promiscuidad, la vida en la cárcel, la mentira que sostiene el modelo de familia medio burguesa, el fraude, las apariencias, y la importancia de la opulencia económica, pero no lleva a ser contestataria, en ninguno de estos aspectos.
Si bien I Love You Phillip Morris fue objeto de atención, por unas declaraciones de Carrey, en las que admitía que había tenido que enfrentarse a sus propios prejuicios homófobos para interpretar su papel; y seguramente, el meollo es la controversia que presenta entre el Cristianismo y la homosexualidad, que en un principio, deja todo más que claro, de donde esta parada I Love You Phillip Morris, del lado de la mentira del cristiano.
También, deja en claro las fallas de la seguridad, y de las políticas carcelarias del sur de Los Estado Unidos, con una crítica más que fuerte, sobre lo fácil que es entrar y salir de esas prisiones, con un poco de inteligencia y persuasión.
Actualmente, Steven Jay Russell, está condenado por 144 años de prisión por hacer justicia; al sacarles dinero a las financiadoras, a las compañías de tarjetas de créditos, y a los bancos, todas instituciones basadas en una libertad de mercado, que además, nunca es del todo tal, que les garantiza estafar impunemente a las personas, jugando con cumplir deseos que ellos mismos crean.
A pesar de su situación desesperada, Russell insiste, en que su historia no es un relato desalentador de crimen y castigo.
Si se le pregunta por qué está aquí, encarcelado y solo, responde sin pestañear, que “ha sido un tonto enamorado”
En sus palabras:
“Esto es una historia de amor”, dice.
“Es lo que hace alguien que está enamorado, que no puede distinguir el bosque de los árboles”
Con una apariencia poco excepcional, Russell de 56 años, parece poseer una capacidad extraordinaria, para transformarse y pasar inadvertido.
Sus fugas nunca fueron violentas, pero sí muy ingeniosas.
Sin embargo, en 2 oportunidades, simplemente salió por el portón principal.
Dice que está “muy feliz”, pero al final de sus frases, hay un vacío, una pequeña exhalación de tristeza, una inclinación en la comisura de sus cansados ojos que sugieren lo contrario.
Su fecha de liberación de prisión es fechada 12 y no 13, de julio del año 2140.

“Being gay is really expensive”



Comentarios

Entradas populares