Indecent Proposal

“I thought he was the better man.
I know now he's not.
Just got more Money”

¿Todo tiene un precio?
Es una pregunta con muchos matices en las respuestas, ya lo sé, pero yo pienso que sí, que todo es cuestión de saber:
¿Cuánto nos costaría, o por qué precio, ojo, no tiene por qué ser dinero efectivo; nos dejaríamos “sobornar” para un determinado fin?
De inicio, el concepto de cónyuge, nos lleva a la idea de 2 llevando el yugo, como los pares de bueyes en las labores de campo.
Es proverbial la fidelidad de un buey para con su compañero.
Como observa Umberto Eco, si son separados, uno busca con la mirada al otro.
Por otra parte, los bueyes no tienen pereza por el trabajo, y en días de lluvia, están inquietos por no poder salir a la labor.
De esta observación, el ser humano extrajo este par de cualidades:
El sentido de fidelidad y trabajo parejo, para definir la expresión de deseo para una pareja en el matrimonio, pero…
¿Qué harías, sin una moneda en el bolsillo, y de golpe y porrazo, un millonario caprichoso, le ofrece la nada despreciable suma de $1,000.000, por acostarse con tu pareja?
Se admiten respuestas.
“I thought we were invincible.
But now I know that the things that people in love do to each other, they remember.
And if they stay together, it's not because they forget.
 It's because they forgive”
Indecent Proposal es una película dramática estadounidense, del año 1993, dirigida por Adrian Lyne.
Protagonizada por Robert Redford, Demi Moore, Woody Harrelson, Oliver Platt, Seymour Cassel, Billy Bob Thornton, Rip Taylor, Billy Connolly, entre otros.
El guión es de Amy Holden Jones, basada en la novela homónima de Jack Engelhard.
El director, Adrian Lyne, se erigió en los 80s, como figura revolucionaria del cine, en el que se supone, el sexo era bastante tabú.
Desde su estreno, Indecent Proposal fue un filme controvertido por su tema, por lo que logró una gran taquilla.
De hecho, toda la filmografía de Lyne, se desarrolla en torno a los rincones más tabúes del sexo, en lo que concierne en las relaciones humanas, entre lo que es correcto e incorrecto, y siempre a la búsqueda de polémica.
Indecent Proposal es un curioso dilema, si un billonario se nos acerca y nos dice que nos dará “X” cantidad de dinero, por tan sólo una noche con mi pareja.
Este dilema, se incrementará notablemente, si por encima, nos encontramos en bancarrota; pero el dilema es el que quiso resolver el guionista, mejor dicho, el que escribió el libro en el cual está inspirado la historia, dando lugar a una desconocida historia, que sirvió de inspiración para Indecent Proposal, un drama que entremezcla ambición, ilusiones, sentimientos, dudas, celos, desilusión... en un matrimonio, formado por David (Woody Harrelson) y Diana Murphy (Demi Moore) el cual atraviesa apuros económicos.
Y por ello, deciden acudir a un casino para probar suerte, y multiplicar el poco dinero que conservan.
Al principio, consiguen ganar bastante dinero, pero más tarde, pierden casi todo lo ganado anteriormente.
Es cuando el multimillonario John Gage (Robert Redford) que también se encuentra en el casino, se encapricha con Diana, y ofrece al matrimonio, un millón de dólares por pasar una noche con ella.
Lo que al principio parece que iba a solucionar todos los problemas económicos de los protagonistas, complica todas las cosas, y acaba por destruir el matrimonio.
Los problemas empiezan, cuando los 2 protagonistas deciden, bastante estúpidamente, jugarse todo el dinero que poseen en Las Vegas.
Y no solo eso, sino que no tienen la madurez para afrontar decisiones, que ellos mismos han tomado, lo que carga en exceso el mensaje, con un tufillo bastante conservador:
“El dinero no da la felicidad.
El amor todo lo puede.
No todo está en venta”
Son frases manidas hasta la saciedad, a las que Indecent Proposal da una importancia en exceso.
Si bien, Indecent Proposal es original y plantea con su trama, un debate muy bueno sobre lo moral y lo inmoral; acceder a dicha proposición, es cargarte tu relación de pareja.
Es inevitable que luego surjan las preguntas y los celos.
Acostarte con alguien que no es tu pareja, no es “una cosa sin importancia”
Yo me sentiría muy ofendido, si mi pareja estuviera dispuesta a venderme.
Yo, ni por toda la riqueza del mundo, dejo que un millonario se acueste con mi pareja.
Y pese a que Indecent Proposal no es una historia de verdadera infidelidad, ya que aquí no hay engaño, sino una infidelidad consentida por parte de todos los implicados, lo cierto es que resulta interesante, en la medida en que explora cómo la garantía de recursos, activa ciertos resortes que pueden dar la vuelta a los principios morales de una mujer, en este caso.
Yo en lo personal, me impactó la actitud de David; por muchos apuros económicos que pase, yo con mi pareja, si este accede a que yo me acueste con un millonario a cambio de dinero; me da igual, puede ser todo el dinero del mundo, mi dignidad no tiene precio, directamente lo mando a la mierda.
Y si nos referimos a la pareja, pues podemos decir que entre lo que hace y la prostitución, no hay ninguna diferencia.
Pero es muy interesante el conflicto, por la falsa importancia que siempre se les da al sexo, como asunto moral y social, y al dinero como cumbre de todas nuestras dificultades, pero en realidad, aquí desde la proposición, a cómo se encara la manera de afrontarla... colma de morboso deseo, un mundo sensual que los personajes no se atreven a confesar, y por supuesto, gana Diana, la más valiente, la que de verdad anda loquísima por tirarse a David y John, que huele a perfume costoso, combinado con trajes de lujo, y aroma de dinero bien usado.
Es por eso que Indecent Proposal, sirve como reflexión, para conocerse a uno mismo, y recordar su escala de valores.
“I guess there's limits to what money can buy”
Indecent Proposal plantea algunos dilemas morales en base al dinero, al poder, y al sexo, y refleja lo fácil que es perder la dignidad, por una necesidad bien gratificada.
Dentro de lo común del argumento, quizás esta historia se quede pequeña a Robert Redford, e incluso a Demi Moore.
Pero la actuación de Woody Harrelson ha sido excepcional, y el tacto con el que el director ha tratado este tema tan controvertido.
En este caso, hay diversos alicientes, uno de los más llamativos, además del consabido:
“¿Y usted qué haría si...?”
Es el enfoque diverso, según se contempla a través de un prisma masculino o femenino:
Ellas suelen valorar la actitud del personaje de Redford, al dejar ir a quien sabe que no le ama, mientras que ellos, cargan las tintas contra el propio Redford, la proposición no sólo es indecente, es repugnante; o Harrelson, quien pasa primero por un pobre insensato, para rehabilitarse después.
Nueva lección moralista:
El valor de la autoestima, que Harrelson resume en una frase:
“El no vale más que yo, sólo tiene más dinero”
Como también es moralista, y sobradamente manido, sobre todo en el cine, lo de que “el dinero no da la felicidad, ni compra el amor”, aplicables a Indecent Proposal.
Aunque la intención es buena, se queda un poco corta, y peca de prestar más atención a las reacciones de los actores, que a las situaciones donde éstos se encuentran, aparte de que no hay una escena mínimamente erótica, donde se pueda ver realmente, qué pasó durante esa noche crucial, que tantos quebraderos de cabeza dio al personaje interpretado por Woody Harrelson.
A modo de curiosidad, la modelo Amy Roche, sustituyó a Demi Moore en las escenas eróticas; y la estrella porno Randy West, fue doble de cuerpo de Robert Redford.
Destaco la escena de David, cuando lo llevan a su casa borracho, cómo “se lo come” su perro, así como la de las fotos que rompe, y luego pega… aww
¿Se terminan enamorando Diana y John?
No se sabe…
¿Cuál es la verdad?
La verdad es que a ella, John Gage le atrae sexualmente, y esa verdad es el peor miedo de David.
Pese a sus reticencias iniciales, Diana disfruta del sexo esa noche.
Pero consigue engañarse, y rechaza repetidamente esa verdad, aferrándose a la idea, de que ha aceptado la proposición, por el bien de la pareja, y convirtiendo su atracción hacia Gage en odio aparente, hasta que el millonario le espeta la verdad, que ella misma no se permite aceptar:
“No me odias, desearías odiarme”
A Diana le disgustan sus maneras, pero no le disgusta él.
De no ser así, jamás hubiera cedido ante la insistencia conquistadora de Gage, algo que curiosamente sí sucede.
Esto abre un peliagudo debate, en un terreno peligroso, en cuyo centro se encuentra el valor real, práctico, de la verdad.
Qué es preferible:
¿Ocultar la verdad y vivir en paz con todo el mundo; o destapar la verdad y que el sistema salte por los aires?
Tras siglos de experiencia, seguimos practicando el adulterio en secreto, precisamente porque no estamos preparados para la verdad.
Y ciertamente David, representativo de muchos maridos de hoy en día, no lo está:
No puede soportar la idea, de que a su mujer le atraigan sexualmente otros hombres, es decir; que su mujer esté interesada en la variedad sexual, quizá tanto como lo está él, aunque por otros motivos.
Si nunca hubieran hablado del tema, como Diana sugería, quizá el matrimonio no se hubiera roto; pero David insiste en saber, y debido a ello, el sistema explota.
Pese a todo:
¿Es el conocimiento de la verdad, lo único que provoca que la pareja se rompa?
¿Qué hubiera sucedido, si nunca hubieran hablado del tema, pero Gage hubiera perpetrado igualmente, su magnífico despliegue de medios ante Diana?
¿Hubiera sobrevivido el matrimonio a ese reto?
Puede ser interesante ponerlo en duda.
Con todo, Indecent Proposal está muy lejos de ser una película moralmente desafiante, ya que durante el visionado, asistimos a un buen número de maniobras dirigidas a ensalzar el poder del amor verdadero, y los valores de la pareja fuerte y unida, y especialmente, a transmitir la idea de que, el amor no se puede comprar.
Pero lo bueno de estas carencias, tan poco interesantes, es que nos llevan a hacernos preguntas, que sí son interesantes, y a plantearnos entre otras cosas:
¿Cuál hubiera sido el desenlace, de haber prescindido de 2 detalles especialmente tramposos a nivel moral?
El primer detalle es el contexto vital de David y Diana:
La pareja se halla en una situación económica, realmente desesperada.
Acreedores por doquier, deudas, créditos por devolver, y la amenaza de embargo de todas sus propiedades, incluida la casa donde viven.
En este contexto, la aparición de un tipo, con un millón de dólares bajo el brazo, invita al menos, a reflexionar sobre lo que tiene por ofrecer, y justifica moralmente, la aceptación de la proposición ante el espectador.
El segundo detalle, más reprobable que el anterior, tiene lugar al final:
Diana finalmente abandona a Gage y vuelve con David, su “amor verdadero”; no sólo eso, sino que, como colofón final, Gage además admite, que la deja marchar porque se ha dado cuenta, de que no podía comprar su amor.
Se trata de un desenlace algo repentino, contradictorio, en relación al curso de la historia, y sin duda, encaminado a reafirmar los valores morales de partida que se han intentado poner en duda a lo largo del metraje.
Indecent Proposal sería quizás, más reveladora, si prescindiéramos de estos 2 detalles:
Por un lado, podría ser un buen experimento, poner en escena a una pareja en una situación económica, mucho menos apremiante, con una vida sin lujos, pero sin penalidades.
En este nuevo contexto:
¿Hubiera aceptado la pareja la proposición de Gage?
Quizás le hubieran dado un par de vueltas más, ya que la necesidad no hubiera sido tan evidente; pero al fin y al cabo:
¿Quién le hace ascos a un millón de dólares?
Ante todo, discrepo totalmente de la actitud del personaje de Diana, dudo mucho que una pareja real, diera otra oportunidad como hace David.
La mano negra del responsable de marketing, también se deja ver en la insufrible moralina barata que Gage nos regala en la escena:
“Nunca me mirará como le mira a él”
Se trata de un razonamiento inconsistente, con un personaje que se nos ha presentado durante todo el visionado, como amoral, impertérrito, manipulador, y experimentado, y no es más, que un intento desesperado de vender la idea, de que el amor no se puede comprar.
Pero la falsedad de esta frase en boca de Gage, invita precisamente a cuestionar la idea que defiende:
¿Seguro que el amor no se puede comprar?
¿No se va Diana con Gage?
¿No es ella quien solicita el divorcio?
¿No es ella quien, tras ver a David, y firmar los papeles del divorcio, se marcha tan tranquila con Gage?
¿No es Gage, quien casi tiene que echarla de su coche, para que ella se decida a correr a los brazos de su “amor verdadero”?
¿No hubieran seguido las Dianas de este mundo, a Robert Redford en su limusina con chófer, hasta el fin del mundo, o más concretamente, hasta su espléndida mansión de $30 millones?
Aquí la queda mal parada es Diana, ya que lo indecente no es la proposición, sino la aceptación de ésta.
Y de segundo David, que permitió el juego, y tercero, el abogado, que de ser por él, se acostaría él mismo con Gage, por mucho menos dinero.
Absurdo, desde el momento en que si aceptas un trato así, es que ya te has planteado las consecuencias morales.
Absurdo, desde el momento en que si tienes problemas económicos, no te vas a Las Vegas a fundirte lo poco que te queda, y para más inri, ganan una gran cantidad que no tenía, pero insisten en jugarla, y claro, la acaban perdiendo; y sobretodo, Indecent Proposal es tramposa, ya que no es lo mismo, una relación con el guapo Robert Redford, que con alguien realmente repugnante, con el cual tener un affaire, fuera realmente desagradable.
Por otra parte, la banda sonora original es típica de John Barry, y me recuerda a otros trabajos suyos, sobre todo a uno que cuenta con el mismo Robert Redford.
“The dress is for sale.
I'm not”
Seamos sinceros:
Todo el mundo aceptaría mantener relaciones sexuales con quien fuera, por un millón de dólares.
Incluso aquellos que expresan lo contrario, porque nunca han tenido semejante oportunidad al alcance de la mano.
Pensar de otro modo, supone sobrevalorar el sexo, sacralizarlo, atribuirle una capacidad de generación ética de la que carece.
El sexo, sin más aditamentos, incluso en el seno de una pareja estable, es una necesidad fisiológica más.
Cobrar por llevarla a cabo, debería resultar sólo inaceptable, si el partenaire en cuestión, fuera rechazable por pura repugnancia, y en ello no podemos incluir a Redford.
Por otro lado, el verdadero problema, es el precio, y ahí es donde Indecent Proposal ya supera el esperpento.
Para decirlo con claridad:
Yo, que soy varón, mantendría relaciones con Robert Redford por la mitad, al igual que el abogado, por la cuarta parte, e incluso, la décima parte de la “indecentemente” propuesta.
¿Negarse a algo tan nimio y banal, renunciando así al salario medio de varios años?
Increíble y risible.
Ahora, sobre:
¿Fidelidad del cuerpo o de la mente?
¿Perdón en la pareja?
¿Fidelidad o lealtad?
Las crisis de pareja, son la auténtica prueba para saber, si lo que hay entre ellos es auténtico o no, si el amor que existe, es capaz de superar una prueba como la que plantea Indecent Proposal.
Si es así, bravo, el amor que existe, es bastante real, y profundo.
No hay que pensar, que el erotismo es el protagonista de Indecent Proposal, sino un drama pasional, sobre la ruptura y posterior intento de reconstrucción de una pareja.
Melodrama sobre los cimbronazos que el dinero y la opulencia económica puede ocasionar, incluso al amor verdadero y desinteresado.
Un ejercicio que pone a prueba, la capacidad de perdonarse a sí mismo, por errores cometidos, venciendo los celos, y el tortuoso reproche de conciencia.
Alguien dijo una vez:
“Si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad.
Si vuelve a ti, será tuyo para siempre.
Si no regresa, no te pertenecía desde el principio”

“Have I ever told you I love you?”



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