The Beach

“You hope, and you dream.
But you never believe that something's gonna happen for you.
Not like it does in the movies.
And when it actually does, you want it to feel different, more visceral, more real.
I was waiting for it to hit me, but it just wouldn't happen”

La necesidad de huir de nuestra aborrecible y predecible sociedad para vivir nuevas sensaciones; es de alguna manera, una búsqueda ciega del hedonismo sin importar, en principio, las consecuencias.
El término “mochilero” hace referencia, a una persona que viaja con su mochila a cuestas, y recorre el camino, o resuelve los problemas de su viaje de manera independiente, en vez de optar por tours, o agencias que lo hagan por él.
No obstante, es probable que haga uso de estos servicios en casos excepcionales, en lugares donde no se permite viajar solo, por ejemplo en lugares históricos, áreas protegidas, y reservas ecológicas.
Por lo general, el viaje de un mochilero, es de duración prolongada, no siendo esta una regla, pudiendo ser de días o semanas, pasando por varios meses, e incluso años.
Sus motivaciones son variadas; sin embargo, todos tienen en común, el deseo de conocer lugares, y gente de una manera diferente, escapando de los “tours organizados” y lugares o destinos muy turísticos.
Este turismo alternativo y económico, y de mínimo gasto, es la característica principal, y popularmente se conoce en ciertos lugares, como por ejemplo, en Ko Phi Phi Lee, o Ko Phi Phi Ley, una isla que se encuentra en el archipiélago Phi Phi, en el mar de Andamán; perteneciente a Krabi, una provincia al sur de Tailandia; la cual es la segunda isla más grande del archipiélago al que pertenece, siendo únicamente superada por Ko Phi Phi Don.
La isla consiste en anillos de roca sedimentaria, que crean una gran bahía, llamada Maya Bay.
Esta isla, era completamente virgen antes del 2004, después, comenzó a pertenecer en toda regla, al Parque National Phi Phi, y todo fue reordenado:
Construcción de baños, indicaciones, corte de parte de la vegetación autóctona, ceniceros por toda la playa, y planes de futuro de construir bungalows también; además de incluir una tarifa de entrada de 25 baht por persona.
Todo el encanto de la isla, ha desaparecido debido al turismo masivo de la zona.
Por no hablar de los corales que existían en Maya Bay, que están prácticamente destruidos, debido principalmente, a las numerosas lanchas y embarcaciones modernas, de gran tamaño, que atracan a diario en la propia playa.
Maya Bay, es muy popular para el buceo, y se ha vuelto aún más popular, después de la película The Beach, de 2000, que fue filmada allí.
Según la guía Lonely Planet de Tailandia, el tsunami de 2004, mejoró dramáticamente la apariencia de Maya Bay; esto se debió al hecho de que, las altas olas, habían limpiado la playa, y retiraron del paisaje, todo el equipo de producción que Fox había añadido.
A todo esto, existe una “filosofía mochilera” que consiste en las ansias de viajar, así como en las ganas de conocer otras culturas, mezclándose con la gente del lugar.
Los mochileros, son quienes han abierto el camino de destinos desconocidos, que luego se vuelven populares, y son ofrecidos con el pasar del tiempo, por las agencias de viajes.
¿Quién no ha pensado alguna vez, que vivimos en una sociedad capitalista, donde somos esclavos de los poderosos?
¿Abejas obreras al servicio del sistema, que nos ha obligado a vivir una vida sin emociones, y deprimente?
“Just keep your mind open and suck in the experience.
And if it hurts, you know what?
It's probably worth it”
The Beach es una película de aventura, del año 2000, dirigida por Danny Boyle.
Protagonizada por Leonardo DiCaprio, Tilda Swinton, Virginie Ledoyen, Guillaume Canet, Robert Carlyle, Hélène De Fougerolles, entre otros.
El guión es de John Hodge, basado en la novela homónima de Alex Garland, publicada en 1996, con tintes autobiográficos, que pronto se convirtió en El Reino Unido en un “best seller” y fue publicada en varios idiomas; además, está influenciada por las obras literarias:
“Heart Of Darkness” (1899) de Joseph Conrad, y “Lord Of The Flies” (1954) de William Golding, y las memorias anónimas de un prisionero australiano escapado.
The Beach fue filmada completamente, en la isla tailandesa de Koh Phi Phi; y representó, el regreso como protagonista de Leonardo DiCaprio, el actor mejor pagado entonces en Hollywood, después del megahit “TITANIC” (1997)
Si bien no se destaca especialmente por su interpretación, The Beach a muchos agradó, y consiguió llenar las salas de cine de todo el mundo.
El británico Danny Boyle fue el cineasta encargado de llevar a cabo, este ambicioso proyecto de la Fox; en una exótica historia de intriga y aventuras, filmada en Tailandia, atrayente desde el comienzo, para todo el equipo implicado.
La estética propia del thriller, con el acompañamiento de elementos diferentes, hizo el resto.
The Beach habla de la necesidad de experimentar vivencias interesantes, y de saber que se ha encontrado algo único, que nadie más conoce; además, nos cuenta la historia de un joven mochilero, con instintos de nómada, que tiene la gran suerte, de caer en su propio paraíso, como bien le podría haber ocurrido a cualquiera.
El sueño de muchos.
El hallazgo y la protección irracional de un adorado paraíso natural así, como un amor tan casual como afortunado.
Es así como impulsado por el deseo de vivir experiencias y emociones apasionantes, Richard (Leonardo DiCaprio), un joven mochilero, se va a Tailandia.
En Bangkok, se aloja en un hotel de mala muerte, donde conoce a una pareja de franceses:
Étienne (Guillaume Canet) y Françoise (Virginie Ledoyen)
Y también conoce a Daffy (Robert Carlyle), un viajero consumido por años de sol y drogas, y que está de vuelta de todo.
Daffy, un ser tortuoso y paranoico, le cuenta a Richard, una historia fantástica sobre una isla paradisíaca, que nunca ha sido profanada por los turistas.
Allí, en la increíble isla tailandesa en la que se desarrolla, y el despecho con el que el director mezcla los conceptos de infierno y paraíso; los paisajes naturales son una auténtica maravilla, y se ven acompañados de una música genial, aunque tal vez más, compuesta por canciones que por banda sonora.
La premisa de The Beach es interesante:
Se trata de una crítica a todos esos “hippies” aunque en su grupo se encuadran bastantes subculturas, y tipos de individuos y “personajes” que se marchan a países “cool” es decir, con fama de ser lugares excelentes para encontrar “la iluminación”, la droga perfecta, o el paraíso artificial más guay, a vivir según sus reglas, en una sociedad que creen perfecta, pero que acaba cayendo en los mismos errores que la sociedad que ellos repudian.
¿Quién tendría derecho a permanecer en El Paraíso?
Después de todo:
¿Es el cielo terrenal por lo privado y elitista que es, no?
No queremos que se convierta en el vertedero que ahora es La Tierra, por eso, sólo unos pocos que saben, no deben nunca hablar de La Playa.
Sólo para los que se eligió ese lugar, va dirigida esa recomendación.
The Beach nos muestra un mensaje claro:
¿Existe el lugar perfecto?
Ahí, para gustos…
Cargada de violencia, aventuras, e intriga, The Beach hace que te relajes, mientras todo parece estar en calma.
El espectador entra en un utópico mundo perfecto, y si algo nos ha enseñado la historia, es que “después de la calma, viene la tormenta” y viceversa, los ciclos de la vida si se quiere llamar así.
La tesis final, a la que llega The Beach, es que el paraíso, no está en un lugar concreto, si no en las personas que lo llenan.
Es decir, The Beach habla de que, por muchos bellos y sorprendentes parajes que se puedan conocer, no se debe olvidar, que la felicidad la integran momentos únicos que hacen las personas; las mismas que también son capaces de crear las mayores miserias y desgracias.
En The Beach destaca la preciosa escena en la que vemos la playa por primera vez, con la canción “Porcelain” de Moby.
Me quedaría con muchos momentos, pero una de los que más me impactó, fue cuando Richard y Sal (Tilda Swinton) salen de la playa para comprar en la ciudad, tremendo cambio, Paraíso/Infierno, más bien retratado.
No obstante, para la adaptación del libro, Boyle cometió varias licencias, permitidas siempre por Garland, que aunque no firmaba en el guión, estuvo en la retaguardia.
Y esas licencias, quitaron la esencia del libro:
Richard se ligó a Françoise, el final lo cambiaron, aunque en el DVD se puede ver un final alternativo, que es más fiel al libro; y olvidaron la adicción compulsiva, simplemente lo capearon de mala manera, de Richard a ciertos videojuegos, que luego le hubieran dado “más credibilidad”, o al menos, “comprensión”, a la parte final de The Beach.
Y es por ello, que The Beach no es una película para todo tipo de público, pues decae de lo oscuro y preciosista, a lo simplemente oscuro, y es llevado de forma tristemente irregular.
Lo que no me gustó, es que todos los personajes fliparan, viendo la plantación de marihuana, pues no había ninguno que estuviera en contra de las drogas; cayendo en ese abismo que hablo al no buscar “la iluminación” y la responsabilidad con el entorno, lo que da más la impresión del estereotipo del mochilero a esos productos.
“I told myself spreading news was part of a traveller's nature, but if I was being completely honest, I was just like everybody else:
Shit-scared of the great unknown.
Desperate to take a little piece of home with me”
Pues un mochilero, intenta ofrecer sentido a su vida, buscando un paraíso hedonista, para ello, se aleja de su mundo cotidiano, y viaja hasta la lejana Tailandia.
En Bangkok, se encuentra con un chiflado, que le muestra la manera de enfocar su existencia, a través de un mapa de una playa perdida, que podría convertirse en la llave de esa “anhelada ventura”
En The Beach, se plantea una búsqueda utópica, con crítica al mundo moderno, con empleo de contrastes, paraíso-pesadilla, y ubicaciones en campos de marihuana, blancas arenas, aguas cristalinas…
Todo propiedad exclusiva, pues ya que no permiten la entrada a nadie, en tal idílica situación, a no ser por recomendación, de una comunidad neo hippie de varias nacionalidades, con miembros amantes de la pesca, el cricket, y el Game Boy...
Y es que para ser un “rebelde occidental”, como le pasa al personaje de DiCaprio, hay que tener bastante dinero, tiempo libre, y egoísmo.
Lo que tiene el personaje de DiCaprio, que le falta a la mayoría de los “progresistas” reales, es el coraje, la coherencia, y probablemente, la sensación de invulnerabilidad que otorga tener muchísimo dinero, necesaria para llevar sus ideas hasta el extremo, para realizar una búsqueda verdadera de ese ideal.
Y al final de la búsqueda, como en todo viaje iniciático, se acaba descubriendo la respuesta a la pregunta, en éste caso:
¿Dónde puedo ser libre?
The Beach responde, que en ninguna parte, porque tu concepto de libertad es absurdo.
¿Y qué hago ahora?
Vuelve a donde te has educado, que es la selva que conoces, y en la que te puedes mover mejor.
Una segunda lectura de The Beach nos dice que:
La historia, habla de la creación de una sociedad, en la cual el principal pilar, es la búsqueda del placer, y aunque en un principio no existe ninguna norma, ni ninguna ideología; sí que existen; y conforme va avanzando el metraje, te vas dando cuenta, que las reglas que existen en esa sociedad, no son tan diferentes de las del mundo habitual, incluso, en cierto modo, más drásticas.
Hablan de que no creen en líderes, pero sí existe un líder:
Sal, y todos acatan sus normas, ya que todo grupo de personas, necesita que alguien les dirija, aunque piensen que no.
The Beach resulta interesante, ya que todas las personas queremos un mundo perfecto, donde no existan obligaciones, ni pensamientos negativos, pero se demuestra que, todo ser humano no puede vivir sin eso.
En lo personal, creo que The Beach es tan perfecta, como irreal.
Richard tiene un extraño sueño al inicio, que se hace más palpable, desde el momento en que bebe el veneno de la serpiente, y una vez ahí, no sabemos si sueña, camina por sendas peligrosas, o está hiperdrogado el resto de su aventura.
Lo que sí es cierto, es que se encamina a la locura, aventura, y desenfreno, desde el mismo momento en que Dios/Daffy aparece.
Y lo hace en forma de “loco chiflado” que le ofrece marihuana.
De nuevo, el protagonista se pasa al lado oscuro de la mente, y no será la última, como no es la primera vez que lo hace.
Así vemos como la suerte, siempre está de su lado, que a él le suceden cosas buenas, en fin, todo The Beach gira en torno a él en control de todas las situaciones, como en un sueño.
La isla, es solo una excusa para llegar a un paraíso que tiene a su lado:
Françoise, la joven francesa.
Porque, eso sí, no nos engañemos, Boyle está haciendo una adaptación de “Romeo y Julieta”, rodeando las escenas de amores y odios, de una insulsa serie de personajes, de lo más pintorescos, y de los que se salvan unos pocos.
Que decir tiene, que en todo paraíso, hay problemas, y este no iba a ser menos que otros.
La verdad se abre de forma trágica:
Hemos llegado a cotas de las que ya no vamos a poder librarnos, una vez que Richard copia el mapa, y deja las huellas del rebelde, de lo más clarividentes.
Nuestros actos tienen terribles consecuencias, es otra de las claves de The Beach; incluyendo a los tiburones, primero animales y luego hombres con rifles, que estarán esperándonos a la vuelta de la esquina, para destruir el paraíso.
Pero El Paraíso en La Tierra no existe, ese parece ser el mensaje de The Beach, es un sueño, una ilusión, porque la codicia y el deseo humanos, no tienen límites, y siempre queremos más.
No nos conformamos nunca, aunque bien pensado, uno no tiene que irse al otro confín del mundo, para encontrar la felicidad, y baste simplemente con bajar un poco el listón de nuestras miras.
El inicio de The Beach es potente, transmite el olor de la aventura, y del viaje iniciático, y los paisajes que muestra son espléndidos, así como queda en él, bien patente, la habilidad de Boyle para presentar un mundo oculto, en pinceladas exactas.
Sin embargo, sobre la mitad, empieza todo a descuadrarse, y para mostrar el lado “oscuro” que tiene el mundo perfecto de los protagonistas, el mencionado Boyle, se dedica a enredarlo todo, en escenas gratuitamente escabrosas, y a atosigar al espectador con efectismo, como DiCaprio metido dentro de un videojuego, es interesante como recurso, pero no creo que sea el más apropiado para The Beach, porque el dato de la adicción del protagonista al Game Boy del libro, es borrado completamente.
También, se le va de las manos, el supuesto mensaje filosófico/político/social, que supuestamente contiene The Beach, que acaba perdida en pedanterías, o en obviedades que tratan de pasar por profundas.
Ejemplos como:
Los del moribundo abandonado, para seguir con su utopía egoísta, o el hecho de que la líder de la comunidad, caiga en el mismo error que pretendían evitar, la del retorno a la injusticia dictatorial, con normas y leyes no anarquistas, porque al parecer, el ser humano no tiene remedio, así como su escena final, serían los mayores aciertos de esa irregular parte de The Beach.
Así como sorprende, que sean, absolutamente todos, los que abandonan la isla, a sabiendas que ya tenía 4 años viviendo ahí, bajo las mismas normas, y posibles consecuencias.
Por ello, realmente The Beach va mucho más allá del paraíso:
Habla de del ser humano y su naturaleza, de dónde está realmente El Paraíso.
Quizás, la moraleja sea que, allá donde esté el hombre, no podrá estar El Paraíso.
Y es que lo tenían todo:
Una isla desierta, víveres, compartían el ideal de los no-ideales.
Eran felices; pero al final, aflora la naturaleza del individuo, con la llegada de un “mesías revolucionario” en el que “hacer cualquier cosa” era necesario para mantener la perfección, y eso es incompatible con la perfección misma.
Es decir, en el momento en el que se hacen cosas terribles por permanecer en El Paraíso, deja de ser El Paraíso.
Es por eso, por lo que Richard y los demás, acaban yéndose de la isla, porque se dan cuenta de que:
Sí hay que matar, para poder permanecer en el paraíso.
¿Es eso El Paraíso?
¿O realmente se han convertido en todo aquello que les exaspera de la civilización?
El hombre de ciudad no es malo, ni el hombre paradisíaco bueno.
El hombre puede ser bueno, y malo, esté en un sitio u en otro.
El problema es, que a la larga, no dejamos de ser “animales instintivos” y pasionales, lo que hace imposible, la existencia de ese ansiado “Paraíso”
Y sólo se podrá disfrutar, cuando dejemos de ser “humanos”
The Beach es una sutil crítica al sistema de valores, los cuales, ni siquiera en el rincón más bello, más tranquilo, y más hipnótico del mundo, somos capaces de crear una sociedad legal, ya que el poder corrompe, pero nuestra propia naturaleza también, por eso, por mucho que tratemos de vivir un sueño, será imposible, y nos llevará de nuevo, a vivir una realidad.
Por otro lado, el complicado rodaje de The Beach, en la isla de Phi Phi Lee, de Tailandia, estuvo rodeado de polémica, debido a las protestas de diferentes grupos ecologistas, que se quejaban de la plantación de 100 cocoteros, y el traslado de arena de la playa, para crear 2 enormes dunas, que protegieran al equipo de rodaje.
El asunto llegó a los tribunales en 2006, cuando La Corte Suprema, condenó a la 20th Century Fox, y a su representante en Tailandia, Santa International Film, a restaurar el medioambiente en la isla.
Tras el estreno de The Beach, una legión de asociaciones ecologistas, jueces, políticos, y vecinos de la isla, llevaron ante la justicia a 20th Century Fox, nuevamente, por alterar el paisaje original de la cala, para ampliar la playa, y plantar cocoteros adicionales.
Por otra parte, The Beach estuvo a punto de ser prohibida en los cines tailandeses, por presuntas ofensas al budismo, y ofrecer una imagen del país, como un paraíso para el consumo de drogas.
Fueron $3 millones lo que le costó a la productora, la indemnización por los daños causados al ecosistema.
El destino quiso, que poco después, se produjera el devastador tsunami de 2004, que dejara como una broma, los destrozos causados por The Beach, así que la sentencia, jamás llegó a cumplirse.
Para resumirlo en una sola frase:
Antes de The Beach, los turistas viajaban a esta isla, atraídos por su belleza, ahora lo hacen para visitar el lugar donde se rodó The Beach.
Phi Phi Lee, sigue siendo un lugar paradisíaco, aunque ya ha perdido el encanto de lo inaccesible, y lo salvaje.
Ahora, Maya Bay, nombre real de la playa en la que un bronceado DiCaprio se bañaba entre aguas cristalinas, cuenta ya con espacios reservados para camping, baños públicos, un camino señalizado, rutas de evacuación en caso de tsunami, cubos de plástico para tirar basura, e incluso, un bar que sirve a los turistas, cerveza fresca para contemplar el atardecer.
No es lo que llamaríamos, “una playa virgen” precisamente.
La forma de llegar a Phi Phi Lee, es tomando un catamarán; y navegar las aguas del Indico por 30 minutos.
El pasaje cuesta 350 bahts, unos 7 euros aproximadamente.
También, se puede ir desde Krabi, y ahorrarse 150 bahts.
Por último, puedes pedirle a alguno de los locales, que te acerquen con sus embarcaciones, al lugar donde se filmó The Beach.
Lo bueno de tomar a una embarcación de un local, es que, si está dispuesto, puede mostrarte lugares escondidos, a los que los grandes contingentes no son llevados.
Y hacer paradas en el viaje, para hacer un poco de snorkel, ya que las hermosas y cristalinas aguas, son ideales para eso.
Cuando los barcos de turistas llegan a Maya Bay, por los altavoces empieza a sonar la música de “Pure Shores”, la canción del grupo británico All Saints, convertido en tema de culto, gracias a The Beach.
A pesar de todo, muchos turistas siguen llegando cada día, a Maya Bay, soñando con emular al protagonista de The Beach, que abandona su vida urbana, y viaja a Tailandia en busca de una cala secreta, que sólo ha visto en un mapa, donde encontrará su paraíso terrenal privado.
Al final, cabe preguntarse:
¿Por qué si la felicidad de vivir aislados, literalmente, cuando Richard regresa a la ciudad, todos le piden comprar suministros que le son “dispensables”?
Así pues The Beach tiene diversos planteamientos remarcables, que se reflejan en buenas frases de guión de John Hodge.
Además de la bella fotografía de Darius Kondhji, y las evidentemente espectaculares localizaciones de la isla Phi Phi Lee de Tailandia, en el Océano Indico, son un valor añadido.
Mención destacada, se debe de hacer también, finalmente de la banda sonora, con piezas musicales que fueron auténticos hits de radio fórmula.
Canciones de:
Leftfield, Moby, Underworld, Faithless, Asian Dub Foundation, The Chemical Brothers, New Order y Orbital; que se combinan con otros no menos brillantes temas de:
Dario G o Sugar Ray.
“We all travel thousands of miles just to watch TV and check in to somewhere with all the comforts of home, and you gotta ask yourself, what is the point of that?”
El mismo concepto de “Sociedad Perfecta” requiere definición.
Si es allí donde cada uno puede hacer su libre voluntad, entonces no existe, salvo dentro de “The Matrix” (1999)
Toda sociedad, como la realidad misma, implica restricciones a la libertad social, pero también natural, como la gravedad que nos impide volar:
La libertad “pura” sólo existe en nuestra imaginación.
Sociedad es organización, y cuando optamos por uno u otro modelo, optamos por uno u otro modelo de restricciones a la libertad, de dominación, y de opresión.
The Beach plantea de un modo interesante, y en 2 tiempos, la realidad de las personas “rebeldes” y de los movimientos “progre-alternativos” que buscan escapar de ésta verdad, encontrando un lugar “fuera del mundo” en el que librarse de las coacciones sociales, y “ser verdaderamente libres”
O sea, como la opción “Robinson Crusoe” no es muy satisfactoria, como comprueba DiCaprio, y hay que acabar viviendo en sociedad, la libertad consiste en imponer otro orden social, el nuestro, que haga posible la realización de aquellos deseos que, en un contexto distinto, considerábamos “necesarios” para ser felices, computador, o tecnología incluida.
Creo que lo único que sacas en claro, al ver The Beach, que no es poco, es que vivimos en una sociedad contaminada, consumista, enfermiza, y obsesionada con unas determinadas “normas correctas”, y un modo de pensar “correcto”
El intentar huir de ello, como hacen los protagonistas, es totalmente lícito y admirable, todo espectador siente, en algún momento de la escapada, cierta envidia de “yo quiero hacer eso algún día”
Es una sociedad utópica, pero:
¿Quién no la querría?
¿Quién no querría vivir con lo básico, con lo esencial, con lo que te llena el espíritu?
Disfrutar de la existencia de uno, comer sólo cuando tengas hambre, no saber qué hora es, ni que te importe, hacer lo que quieras hacer, y cuando te apetezca hacerlo, vestirte solo para cubrir tu cuerpo, y no para aparentar...
¿Quién no lo querría?
Porque The Beach es más que una simple película, es un viaje de emociones, de sentimientos que suelen tener los jóvenes, y no tan jóvenes, respecto a unas vacaciones inolvidables.
The Beach es todo aquello que nos gustaría vivir... ir a una isla preciosa, enamorarte, hacer el amor bajo la luna y las estrellas en la playa, fumar marihuana, compartir experiencias, y juegos con nuevos amigos, en general...
Pasarlo en grande.

“I still believe in Paradise”



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