August: Osage County

“Marriage is hard”

El teatro y el cine, no dejan de ser 2 medios tan distintos, como a la vez parecidos, lo que motiva una por lo general, extraña relación entre ambos, a la hora de adaptarse mutuamente.
Se apuesta por respetar su teatralidad, para intentar que la cámara moleste lo justo a los intérpretes, verdaderos protagonistas de una obra filmada, con buen gusto eso sí, en donde la imagen vale menos que mil palabras.
A partir de ahí, como quien dice, el gusto irá en función de la preferencia de cada cual, por cualesquiera de las 2 opciones, y su capacidad para aceptar que una, pueda ser el reflejo de la otra.
Dentro de la familia, por ejemplo, se producen los peores casos de abuso y maltrato, a la vez que se dan los mayores gestos de generosidad y sacrificio.
Las circunstancias y experiencias, tanto positivas como negativas, que vivimos durante la niñez, nos ayudan a construir nuestra personalidad.
El desarrollo normal del carácter, requiere la satisfacción de ciertas necesidades esenciales, como son:
El alimento, la seguridad, la protección, el calor humano y afecto.
Igualmente importante, es la presencia estable de adultos, que sirvan de modelos y proporcionen apoyo, ánimo, comprensión, y disciplina.
Bajo condiciones de abandono, privación, falta de afecto, y abuso físico, o psicológico, los niños adoptan un talante desconfiado, y temeroso.
Ante esas circunstancias adversas, muchos tienen dificultades para diferenciar el bien del mal, no adquieren la capacidad de auto crítica, o de remordimiento, ni sienten compasión hacia el sufrimiento ajeno.
Un entorno nocivo, además, altera la capacidad de controlar los impulsos, y trastorna las relaciones con los demás, la disposición para la intimidad, la habilidad para verbalizar sentimientos, y la aptitud para adoptar el punto de vista de otros.
El amor engendra más amor, y la violencia, engendra más violencia.
Ya lo dijo Tolstoi en “Anna Karénina”:
“Todas las familias felices se parecen, y las desgraciadas, lo son cada una a su manera”
Y la familia desgraciada, es el leitmotiv de varias obras de teatro memorables, así como parte central de buenos argumentos cinematográficos.
Dentro de la dramaturgia hollywoodense, la familia desgraciada, ha subido en numerosas ocasiones al escenario.
“I thought we were having a funeral dinner not a cockfight”
August: Osage County es una película del año 2013, de comedia y drama, dirigida por John Wells.
Protagonizada por Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper, Abigail Breslin, Benedict Cumberbatch, Juliette Lewis, Margo Martindale, Dermot Mulroney, Sam Shepard, Misty Upham, y Julianne Nicholson.
El guión, escrito por Tracy Letts, y basada en su obra homónima, ganadora en 2008, del premio Pulitzer, alcanzó un gran éxito, tanto en Broadway como en Londres, como en adaptaciones a otros idiomas, en diversas partes del mundo.
Con August: Osage County, nos encontramos con un tipo de obras, que a mí siempre me ha gustado mucho.
Recuerda mucho a las adaptaciones de las obras de Tennessee Williams, en las que los papeles femeninos, frecuentemente con desequilibrios mentales de diverso tipo, las drogas, el alcohol, en ambientes muy agobiantes, con el calor como coprotagonista en muchas ocasiones, son una constante.
Letts traslada al cine, su ideario conservando su poderío conceptual, un sugerente y a la vez ligero juego malabar, en donde cada miembro de los Weston & compañía, forma parte de la miseria de su descomposición, melodramática muestra de una naturalidad, siempre bajo control.
Se reconoce la teatralidad en su vertiente más cinematográfica, sin que esta resulte un lastre, salvo para aquellos a los que el peso de las tablas, les sea mayor que el del disfrute de una dram/edia con sustancia.
Los Weston viven en una gran mansión, en las afueras de Pawhuska, en Oklahoma, EEUU.
La desaparición del padre, en extrañas circunstancias, hace que la familia se reúna, y que todas sus miserias salgan a la luz.
August: Osage County está y producida por George Clooney, Jean Doumanian, Grant Heslov, Steve Traxler, y Bob y Harvey Weinstein; y obtuvo 2 nominaciones al Premio Oscar:
Mejor actriz principal (Meryl Streep), y actriz secundaria (Julia Roberts)
August: Osage County muestra el descarnado conflicto familiar, sin dar soluciones felices.
Es pura y dura; y es verídica, no tiene nada de ficción, por mucho que así lo sea en su naturaleza.
Desborda realidad por todos los costados:
Realidad paternal, progenitora, postromántica, prenupcial, hormonal, o anciana.
Es una demostración, de que el cine, también puede ser divulgativo y didáctico, pues se pueden sacar muchas lecciones de la multitud de mensajes que tiene en su trasfondo.
Y las miserias, tardan poco en emerger, en esta intimidad compartida, y ahí la ópera de la humanidad, explota para abrir heridas, y subtramas arrebatadores, en una lectura global, aunque a ratos, dominadas por la afectación, y el desate total.
Eso sí, asumiendo cada uno de los personajes, lo que son, lo que han sido, y la lucha por tirar hacia adelante, cada uno a su manera.
Secretos de familia, adicciones, engaños matrimoniales, desencuentros entre hermanos, drogas, y adolescencia, esquizofrenia, traumas infantiles…
Así pues, nos encontramos, como indica el título, en un caluroso mes de agosto, en el condado de Osage, Oklahoma, en Las Grandes Llanuras de EEUU.
En casa de los Weston, vive el matrimonio, muchos años juntos ya.
Él, Beverly Weston (Sam Shepard), un poeta de cierto éxito, alcohólico.
Ella, Violet (Meryl Streep), una matriarca de fuerte carácter, sufre un cáncer en la boca, avanzado, y es una adicta consumidora de fármacos y drogas.
Tras traer a la casa a Johnna Monevata (Misty Upham), una nativa de una reserva cercana, como ayuda en la casa, Beverly sale a navegar con su barca, y ya no volverá.
Aparecerá ahogado.
Con motivo del funeral, se reunirá toda la familia.
Por supuesto, las 3 hijas del matrimonio.
La mayor, Barbara Weston-Fordham (Julia Roberts), casada con Bill Fordham (Ewan McGregor), y con una hija de 14 años, Jean (Abigail Breslin) que les trae de cabeza, por haberla encontrado formado hierba, en alguna ocasión.
La mediana, Ivy (Julianne Nicholson), una discreta mujer, solterona, la única que vive en la proximidad de sus padres.
Y la pequeña, Karen (Juliette Lewis), que viene de Florida, donde vive en un aparente estado de falsa juventud perpetua, y superficialidad, con su último novio, su “prometido”, el vividor, Steve Heidebrecht (Dermot Mulroney)
Y también, la familia de la hermana de Violet:
Mattie Fae Aiken (Margo Martindale), con su marido, Charles Aiken (Chris Cooper) y su apocado hijo, “Little Charles” Aiken (Benedict Cumberbatch)
El funeral y la comida posterior, será el catalizador para que salgan a la luz, todas las disfuncionalidades, y miserias familiares.
El fallecimiento, permite que las hijas del matrimonio, Barbara, Karen e Ivy, que no se han visto en años, puedan reunirse en la casa donde crecieron.
Sin embargo, el carácter violento de Violet, sumado al rencor que guardan algunas de sus hijas, harán que esta reunión familiar, se convierta en un infierno.
Las decisiones que han tomado sus hijas, la adicción a las pastillas que tiene Violet, o lo que ocurrirá tras la muerte del patriarca de la familia, son algunos de los temas que volarán de un lado a otro, en esta casa de campo, durante el sofocante verano de Oklahoma.
El reencuentro, servirá para hacer aflorar todos los conflictos y reproches soterrados por el tiempo.
La madre, gravemente enferma, y las 3 hijas, cada una de las cuales, con una vida sentimental desastrosa, centrarán el conflicto.
Si hay algo que les une, a parte de los lazos de sangre, es la incapacidad de poder ser felices.
Parece que viven para hacerse daño, por un motivo u otro, queriendo o sin querer, están condenadas a vivir solas.
La soledad, es la principal característica de esta familia.
Una familia rota, que juega a unirse con lazos inexistentes.
Una familia que odia con la misma intensidad que ama.
Que guarda secretos que no quiere develar, que no otorga perdón alguno, que no siente compasión.
Una familia egoísta, que no se preocupa de los demás.
Y una familia que vive sólo para ella misma.
August: Osage County es una historia, sobre lo nocivos que pueden llegar a ser los lazos familiares, estos vínculos que uno no ha escogido, y que son imborrables sin importar lo que hagamos.
Está lejos de ser una película optimista, debido al aire envenenado que rodea a la casa donde está ambientada la historia, pero es un golpe de realidad poderoso, que a veces debemos experimentar.
“My family didn't treated each other that way”
John Wells se mete entre los engranajes que articulan la dinámica familiar:
Hijos predilectos, amores incestuosos… todo aquello que los modismos niegan, pero que no nos engañemos, existen.
Los personajes, son el reflejo de los silencios guardados durante años, y de ese extraño y cancerígeno sentido del respeto, que misteriosamente suele imperar en la familia media.
El mismo sentido del respeto, que convierte a sus miembros en esclavos de lo que no les dejaron ser, en títeres movidos por un mente torturada, o torturadora.
Se conforman con lo que les ha tocado vivir, esperando tal vez, que alguien de un puñetazo en la mesa durante una comida, y diga toda la verdad.
El mundo de las apariencias en el que felizmente habían vivido entonces, se resquebraja, y surgen los monstruos, monstruos llenos de neurosis, resentimientos y vacíos.
Wells demuestra una gran mano desde la silla de director, con planos muy cuidados, que favorecen el paisaje, y a la notable fotografía, y con un gusto exquisito por las escenas, donde el reparto se persone a modo de coro.
Los paisajes, que de vez en cuando aparecen, son meros justificantes de que estamos ante el formato cine.
Ante un espectáculo que también ha utilizado los pertinentes exteriores, buscando calidades estéticas, queriendo ser reflexivo y valiente, a la hora de mostrarnos el lado oscuro de la familia del medio oeste estadounidense, tantas veces expuesto en su teatro, y que en el cine ha sido reflejado y adaptado para la gran pantalla, como Tennessee Williams, y Arthur Miller, serían dramaturgos muy queridos en Hollywood, y antecedentes de este regusto por analizar la estructura familiar.
En August: Osage County, uno puede notar, que estamos ante una adaptación de una obra de teatro, gracias al número limitado de locaciones, la gran presencia de diálogos, y el estilo plano, con el que es tratado el lenguaje cinematográfico.
No hay “travellings”, ni planos secuencia, ni montaje paralelo, ni nada que nos aleje demasiado de lo que veríamos, si estuviésemos ante un escenario con actores en vivo y en directo.
Es cierto que hay escenas donde los personajes viajan en automóvil, y están en el exterior, en un medioambiente real, lo que no podría lograrse en un escenario, pero estos son detalles, sin demasiada relevancia.
Lo importante es, que la utilización de los planos y del montaje, no logra aprovechar el potencial de este nuevo medio, al que ha sido adaptada la obra.
Resulta imposible, no sentirse identificado en algún momento, con un personaje, o no ver a algún familiar caracterizado, como uno de los actores de August: Osage County.
Las premisas están claras.
La desaparición del cabeza de familia de los Weston, brillantemente recreado, muy poco por desgracia, por Sam Shepard, un hombre culto, paciente, amante de T.J. Eliot, y sabio, un señor reconocible a la legua para resumirlo en una frase, reúne a todos los componentes de la familia en la vieja y nostálgica casa de Oklahoma, en pleno y caluroso mes de Agosto; pero ojo, esconde un turbio pasado, hasta cuando muere.
Y es que August: Osage County podría ser perfectamente, un fin de semana de cualquier familia.
La realidad se adueña de la pantalla, y todo lo que ven nuestros ojos, conecta en línea directa con nuestro cerebro, para hacernos olvidar que lo que estamos viendo es pura ficción.
Es difícil decidir si, August: Osage County es más una obra detallada sobre la retorcida, oscura, y a veces divertida naturaleza de la familia, o simplemente, una buena plataforma para presentar grandes interpretaciones de su reparto.
August: Osage County es interesante como retrato abrasivo de una familia destrozada, que no puede reconstruirse; que atrapa y se beneficia de las interpretaciones estelares de su reparto.
Por tanto, lo que sujeta a August: Osage County, y lo que le da vida, son las actuaciones; ya que está construida sobre confrontaciones, siendo las fuerzas más grandes dentro de ella, los personajes femeninos, principalmente, los interpretados por Meryl Streep y Julia Roberts.
Como ya es costumbre, Streep no desentona, y demuestra que todos los reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera, son merecidos.
La actriz está a cargo de un personaje difícil, cuyas emociones van desde los ataques iracundos, hasta el patetismo de hacerse la víctima.
Se trata de un personaje despreciable, cínico, y malintencionado, pero que también, tiene un lado más frágil.
Y es que parece ser, que la única manera de que la actriz sorprenda al público, a estas alturas, es que haga “un mal trabajo”
Violet es despreciable, pero Streep se nutre de los irónicos, divertidos, tristes y  venenosos juegos de manipulación del personaje.
Julia Roberts, por su parte, interpreta a la hija mayor de Violet, que se fue de su hogar en el campo, para vivir en la ciudad.
La relación entre madre e hija, no es sencilla, debido al carácter fuerte de ambas.
Las acusaciones son lanzadas de un lado a otro de la casa, como si se tratara de un partido de tenis, y los gritos se hacen cada vez más fuertes.
Esto puede llegar a molestar un poco, pero eventualmente, se logra una especie de equilibrio con el resto de los personajes, que son algo más sobrios.
De todas maneras, hay algunos momentos, donde las peleas entre Roberts y Streep, llegan a niveles exagerados, como ese:
“eat the fish, bitch!”, los que provocan más risa que preocupación.
August: Osage County tiene momentos, en los que incluso, asombra de lo puramente cierta que es, como la extraordinaria comida de 20 minutos, con toda la familia reunida, donde hay un absoluto show interpretativo, de todos sus personajes, en donde los masculinos quedan patetizados ante los femeninos:
El enorme miedo transformado en limitada valentía de Benedict Cumberbatch.
El saber estar, y convicción que denota el personaje de Ewan McGregor como padre y esposo.
La estupenda presencia, y alma pacífica de Chris Cooper.
La comicidad puntual y divertida, con cachondeo pedófilo de Dermot Mulroney.
El talento brillante de Julia Roberts como madre dolida y con carácter, o Meryl Streep, que es de otro planeta, y por supuesto, merece estar al menos, en otro párrafo diferente de cualquier “review”
Es notorio, ver a la veterana Margo Martindale, una actriz de fuerte carácter, tremendamente eficaz, que lo vuelva a demostrar, haciendo un papelón con su personaje secundario, pero fundamental, corto pero totalmente necesario.
Cada uno tiene sus momentos imprescindibles, individualmente y por grupos.
Así el matrimonio formado por Mattie Fae, hermana de Violet y el tío Charles cuentan otra historia maravillosa que desemboca en su frágil hijo Charles.
Así como los conflictos de la pareja Weston-Frodham; y los medios hermanos enamorados…
Así como las 3 hermanas, que protagonizan una reunión nocturna, que nos habla de manera magistral, de las relaciones entre ambas, y de su historia.
Ningún personaje ni actor, queda fuera de la ecuación, incluyendo a la muy silenciosa Misty Upham, o un Sam Shepard, que arranca la trama, con su genial monólogo con la frase de T.S. Eliot:
“La vida es demasiado larga”
Las relaciones que se tejen entre los personajes, crean un universo familiar claustrofóbico, pero a la vez, lleno de matices, complejidades, y detalles.
Y también, posibilitan escenas de una sensibilidad y hermosura extrema, como la que protagonizan Cumberbatch y Nicholson, frente un piano.
En cualquier caso, me llama la atención, el relativo ninguneo, porque de lo que he visto ha sido de lo mejor.
Y en algunos aspectos, sobre todos los interpretativos, lo mejor.
Y para terminar, nada más que decir que, además de una nominación a Mejor Guión Adaptado, August: Osage County también debió haber tenido una, como Mejor Película, en vez de otras sobre barcos secuestrados, y gravedades espaciales…
Pienso que este reparto, lo hace mejor que el de “American Hustle”, de la cual, rescataría a Christian Bale, Amy Adams, y un poco a Jennifer Lawrence.
No sé cómo demonios nominaron a Bradley Cooper... y no a Chris Cooper en August: Osage County.
Lo que hace de este reparto mejor, es que la química conflictiva familiar, es más que convincente, y cada actuación en particular, está por sobre la media o, en su defecto, es consistente con el personaje que interpreta.
Considero que August: Osage County es una película imprescindible, sobre la que no entiendo muy bien, por qué está pasando desapercibida, con respecto a otras producciones, ciertamente notables y más vistosas, pero no necesariamente de tanta calidad.
Solo el duelo en escena, con Julia Roberts, es una absoluta delicia para los amantes del cine interpretativo, y de los papeles dramáticos.
Por otro lado, el epílogo protagonizado por la misma, es un añadido cinematográfico:
El final de la obra, si no estoy equivocado, es con Meryl Streep, sentada en la escalera, algo que “se intuye” y que tiene mucho más valor dramático... pero claro, no sería un final “esperanzador”
De ahí el cambio.
El problema de August: Osage County, que lo tiene, desde mi punto de vista es muy sencillo:
No hace ni una sola concesión al optimismo.
Para empezar, estamos hablando de una familia de miserables, con todas las letras, en la que, la que no es una cínica, es una amargada, el que no es alcohólico o adúltero, es un chulo pedófilo o drogadicto… y lo peor, es que para 2 buenas personas que nos muestran en August: Osage County, uno es un cornudo, y el otro medio tonto.
Y la cosa no mejora, cuando intenta ser graciosa, ya que su sentido del humor, aunque en ocasiones efectivo, se apoya en el cinismo, y en el pesimismo de los personajes.
Lo que sí que es cierto, es que lo intenta, y en mi opinión logra, que sea cual sea la situación familiar del público, tarde o temprano este reflexione; y es que con tantos conflictos diferentes en pantalla a la vez, creo que sería difícil, que alguno entre todos ellos, no le resulte cercano al espectador.
¿O en que familia no ha vivido algún conflicto de herencias, algún divorcio, alguna enfermedad terminal, el típico debate para decidir que se hace con los mayores, o simplemente, algún adolescente “en la edad del pavo” que no deja de dar por culo?
Y claro está, August: Osage County deja muchas interrogantes sobre el tapete…
No es concluyente con ninguno de sus personajes, tanto así, que nunca se supo de qué murió el patriarca…
Tal vez eso no es lo importante, cuando la visión de lo que se tiene, es lo que priva, allá cada uno haga con su saco lo que tenga que hacer…
Aun con todo, es uno de los casos, en que se debería ver en versión original, sobre todo, por la escena en la cena, en donde es importante el idioma.
Igualmente fantástica, la banda sonora del multipremiado, Gustavo Santaolalla.
“You better not say anything about my family right now, I mean it!”
Aristóteles definió la catarsis, como la facultad de la tragedia de redimir al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra:
Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, y contemplar el castigo, merecido e inevitable de éstas, pero sin experimentarlo él mismo.
La familia:
Causa de alegrías y lamentos, gritos y peleas, amor y odio, resentimiento y gratitud, dolor y compasión…
El perdón, proveniente de alguien que queremos, y que está frente a nosotros, es un bálsamo revitalizador.
August: Osage County juega con ello.
Juega con la idea, de que estamos ante una catarsis familiar, producto de todo lo que estamos viendo, pero lo que parece catarsis, deviene en algo mucho menos alentador.
La familia siempre será familia, y si la familia significa problemas, entonces los problemas nunca terminarán.
El pecado de unos, es robar dinero, el de otros es mentir, y hay muchos más pecadores, con sus respectivos pecados por enumerar…
De esta forma, August: Osage County es una reflexión, sobre los lazos familiares que no trata del perdón a la familia por ser, precisamente, familia.
No, claro que no.
La visión de Letts, es mucho menos indulgente y compasiva de lo que estamos mal/acostumbrados; por el contrario, es mucho más cínica y pesimista de lo que otros muchos no quieren aceptar.
La familia es familia, sin duda, nadie se puede quejar, te toca lo que te toca; pero ser familia, no es sinónimo de redención y perdón automático.
No, Letts nos dice, que eso se gana, y que si actúas mal, recibirás en consecuencia.
Cuanto más decimos que la familia está al borde del colapso, más en realidad, se fortalecen sus lazos.
Hay más interdependencia, emocional, no estoy hablando de cuestiones económicas, entre nuestros padres y nosotros, que la que hay entre ellos y nuestros abuelos, y seguramente, menos de la que habrá entre nosotros y nuestros hijos, si es que algún día, esta generación alcanza la suficiente estabilidad económica para tenerlos.
Esta cuestión, la toca de pasada August: Osage County, durante la fabulosa secuencia de la cena familiar.
Ante las quejas de sus hijas por el trato que les dispensó su madre durante su infancia, esta responde hablando de la suya, de la terrible relación con su madre, ya no de la frialdad de su relación, sino directamente, de la agresividad que la presidía.
A modo circular, se crean bucle familiares, y la historia se repite constantemente…
Más adelante, el personaje de Meryl Streep les dice a sus 3 hijas, lacónicamente, que quizás eso es lo que ha heredado de su madre.
Esa maldición/necesidad de devorar a sus crías.
Y quizás su hija mayor, Barbara, lo haya heredado también.
Quizás toda esa fuerza volcánica, ese odio, ese rencor, es una maldición familiar que corre por los genes, y se traspasa de generación en generación, creando madres que de tanto amar a sus hijos, los asfixian en sus ansias de control.
Y al final, el que busca algo, termina encontrándolo, aunque no fuese precisamente lo que buscaba.

“I'm so glad one of my girls stayed close to home.
In my day, family stuck together”



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