Gardens Of Stone

“The peace loving people of Vietnam, My Ass.
A more bellicose race of people I have never known”

El Cementerio Nacional de Arlington, en Arlington, Virginia, EEUU, es un cementerio militar, establecido durante La Guerra de Secesión, en los terrenos de Robert E. Lee; situado cerca del Río Potomac, en las proximidades de El Pentágono.
Veteranos de todas las guerras, están enterrados en este cementerio, desde La Guerra de Independencia de los Estados Unidos, hasta las acciones militares en Afganistán, e Irak.
La Tumba de Los Desconocidos, conocida también como “La Tumba al Soldado Desconocido”, no ha recibido nunca un nombre oficial; está situada en la cima de una colina del Condado de Arlington, mirando hacia la ciudad de Washington DC.
La tumba, es uno de los sitios más populares del cementerio; y está hecha de 7 piezas de granito, con un peso total de 72 toneladas; fue abierta al público, el 9 de abril de 1932.
La tumba, tiene un guardia permanente, las 24 horas del día, todos los días del año.
Otros sitios visitados con frecuencia, es El Memorial Iwo Jima, y la tumba del Presidente John F. Kennedy.
Kennedy, está enterrado junto a su esposa, y algunos de sus hijos.
Su tumba, tiene una “Llama Eterna”
Muy cerca de ahí, está enterrado su hermano, El Senador Robert F. Kennedy, y ahora, recientemente, está enterrado su otro hermano, el senador Edward M. Kennedy.
Cientos de lápidas blancas iguales, que descansan sobre el verde del césped, dan una perspectiva de la grandeza del lugar.
No hay ostentación ni ángeles, y solo hay una cosa que diferencia a una lápida de otra,  su color, ya que las negras, pertenecen a Los Generales.
Este lugar, también cuenta con un anfiteatro, que se utiliza en los días que los veteranos rinden homenaje a sus compañeros, caídos en las contiendas.
Detrás del anfiteatro, está El Memorial al Transbordador Espacial Challenger, donde descansan los restos no identificados de los fallecidos en esa misión espacial, además de la del Columbia.
Con sus 320.000 lápidas, Arlington es el cementerio militar, más grande del mundo, como no podría ser de otra manera, la nación más poderosa armamentísticamente, también posee el mayor camposanto donde respetan a aquellos soldados que cayeron en la contienda.
Con  4 millones de visitantes cada año, es una visita obligatoria, si te encuentras en Washington DC.
“I am not a “peacenik”, Captain; I just don't agree with the reasons behind this particular war, and I feel if we're gonna fight it we oughtta goddamn fight it right”
Gardens Of Stone es una película dramática, de contenido bélico, del año 1987, dirigida por Francis Ford Coppola.
Protagonizada por James Caan, Anjelica Huston, James Earl Jones, D.B. Sweeney, Dean Stockwell, Mary Stuart Masterson, Dick Anthony Williams, Lonette McKee, Sam Bottoms, Elias Koteas, Laurence Fishburne, entre otros.
El guión es de Ronald Bass, basado en la novela del mismo título, de Nicholas Proffitt, sobre un sargento, que debe hacer frente a sus deseos, para salvar las vidas de soldados jóvenes enviados a Vietnam.
Francis Ford Coppola, atravesaba un doloroso momento personal, durante la concepción y rodaje de Gardens Of Stone.
El fallecimiento en accidente, de su hijo Gian-Carlo, terminó de resultar decisivo para la implicación del realizador italoamericano, en el proyecto de llevar a la gran pantalla, una novela autobiográfica de Nicholas Proffitt, veterano de La Vieja Guardia, El Cuerpo de Élite, destinado a custodiar al Presidente de los Estados Unidos, y a rendir honores militares a las víctimas de guerra, sepultadas en El Cementerio Nacional de Arlington, en Washington DC.
Una llamativa vuelta de tuerca, por así decirlo, a la idea de “Ministros de La Muerte” que el icónico sargento Hartman imprimía a sus atormentados reclutas, en la coetánea “Full Metal Jacket” (1987)
Vietnam, en Gardens Of Stone, es una guerra muy diferente desde esta retaguardia americana, para los soldados, familiares, y amigos.
“Los Jardines de Piedra” es uno de los nombres del Cementerio Nacional de Arlington, un camposanto con vastas y onduladas colinas, sembradas de lápidas de mármol.
En los últimos años, la mayoría de los soldados allí enterrados, proceden de La Guerra de Vietnam.
El Sargento Clell Hazard (James Caan) es un condecorado veterano, que entrena a los mejores reclutas, para convertirlos en soldados de La Guardia Nacional, un cuerpo cuyos hombres, marciales y orgullosos, tienen el honor de rendir homenaje a los soldados muertos en combate.
Sin embargo, Hazard se siente atrapado dentro de este mundo, hecho de rituales relacionados con la guerra, pero que nada tienen que ver con los campos de batalla.
Es 1968, un grupo de sargentos veteranos de La Guerra del Vietnam, se encarga de formar a jóvenes soldados, para servir en la unidad de ceremonial.
Su misión, lejos del frente, consistirá en enterrar y rendir honores, a las decenas de cadáveres, que cada día envían desde tierras vietnamitas.
Uno de los sargentos, Clell Hazard, se siente frustrado por su triste destino, pero su ilusión renace con la llegada de Jack “Jackie” Willow (D.B. Sweeney), un recluta cuyo mayor ideal, es llegar a combatir en el frente.
Y Hazard se encargará, personalmente, de proporcionarle una rígida formación castrense.
Sin embargo, debido a las circunstancias de la guerra, la unidad al completo, es enviada a ultramar…
Gardens Of Stone propone un retrato intimista y humano, del ejército a partir de la figura del sargento Clell Hazard, veterano oficial que sufre su semi-retiro, en este cuerpo ornamental, de patética solemnidad, con el profundo remordimiento de ver partir, una y otra vez, a nuevas hornadas de jóvenes, hacia la muerte segura en un conflicto insensato, donde “no hay nada que ganar, ni forma de hacerlo”
El cruel desmembramiento de su verdadera familia, por causas incomprensibles e injustificadas, será sobre la figura de ese padre simbólico, destrozado por la impotencia que le produce, no poder evitar el sacrificio absurdo de sus propios hijos, donde Coppola vuelque por completo su duelo.
La pesadumbre y la melancolía son, por tanto, las sensaciones que dominan el tono de Gardens Of Stone, en el que Coppola retornaba al cine marcial, desde una óptica diametralmente distinta, a aquellas que había desarrollado, tanto en su etapa de guionista, como de director, el megalómano, alucinado, y perturbador descenso a los infiernos de la sinrazón.
Se podría considerar, de hecho es algo que se menciona cada vez que se habla de Gardens Of Stone, que es una especie de versión en negativo de “Apocalypse Now” (1979), debido a que se sitúa durante La Guerra de Vietnam, y que en lugar de tener como entorno la jungla, y de mostrar combates de aquel horror, nos sitúa en la retaguardia, en uno de los múltiples cuarteles de entrenamiento estadounidense, auténticas factorías de producción, en las que no sólo se enseñaba a matar, sino que se preparaba a los jóvenes, para sacrificarse por su país…
Pero lo cierto es que, la aproximación a “Apocalypse Now” (1979) es sólo temática, y esto casi de forma anecdótica, pues no hay nada en ella, ni moral y anímicamente, que recuerde a aquella obra maestra de Coppola, quien filma la historia del sargento Clell Hazard, un muy interesante James Caan, sorprendentemente envejecido, sólo 15 años después de “The Godfather” (1972) con total dignidad, pero con una falta de chispa, y de imaginación alarmantes.
Hazard comienza una afectiva relación, con el hijo de un veterano, muy amigo suyo, y Coppola quiere emplear esto, para hablarnos sobre la emoción del ritual de iniciación militar.
Pero no hay emoción, sólo una vasta melancolía…
Lo que La Guerra de Vietnam, supuso de locura castrense, de tipos sordos al universal lamento, de gentes salidas de madre, apenas sentían en la pituitaria, el olor de una sangre barata y despreciada, ya quedó allí impostado para siempre.
Nadie más duro que este Coppola, a la hora de sacar los colores a la nación americana, que era capaz de engendrar monstruos, tan sanguinolentamente divertidos, como los comandantes del bombardeo a ritmo de música wagneriana.
El personaje principal, James Caan, es un ejemplo perfecto de personaje “coppoliano”
Dividido en su interior entre su familia, el ejército, y sus ideas sobre Vietnam, que en el fondo, más que políticas, son emotivas.
Pero los temas de la familia y la guerra, no son los únicos temas recurrentes que aparecen, pues el personaje vuelve a ser un hombre solo, luchando contra un gigante, como es la jerarquía militar.
Así, Coppola sortea, lo que de otro modo sería, la previsible crónica de la adopción, tutelaje, y pérdida de otro novato, soldado nato, y vocacional, por parte del frustrado y escarmentado sargento Hazard; al mismo tiempo, condena al relato, a inscribirse dentro de una estructura circular, que en definitiva, actúa como la sangrante conformación de ese luctuoso fatalismo anunciado desde un principio, más triste y lacerante aún si cabe, dado su carácter preconocido.
La sombra de la muerte, pegajosa y helada, planea así al acecho, sobre todo el metraje.
Una cariñosa y estimable composición, que se extiende en consecuencia a la naturalidad y simpatía de sus relaciones con otras antiguallas anacrónicas y decepcionadas del pelotón, como “Goody” Nelson (James Earl Jones), que establece una excelente química con el anterior, y en menor medida, a su insuficiente resarcimiento emocional, por medio del romance con una periodista del Washington Post, Samantha Davis (Anjelica Huston), dueña de una visión todavía más crítica del conflicto en el sudeste asiático, contraste que no termina de explotarse, más allá de un acercamiento más bien complaciente.
Coppola realizó Gardens Of Stone casi de forma aséptica... sin alardes, en la que la sobriedad de las imágenes, son la mejor escritura para un relato interior.
De la guerra, apenas si tenemos otra cosa, que las imágenes de los informativos de televisión.
Coppola  renuncia así, a gran parte de su personal producto.
No le interesa la ráfaga de los combates.
Ya lo hizo una vez, y para siempre.
Le interesa esta especie de ambigüedad interior, que va minando la moral de quienes todavía, no tienen la experiencia de la guerra, o de quienes acumulan contra ella, todas las desesperanzas.
Como dato, durante el rodaje de Gardens Of Stone, el hijo predilecto de Francis, moría trágicamente de un accidente de moto acuática, a los veinte pocos años.
Bien sabido que el director, está más que dispuesto a incluir su vida real en sus películas, el ataúd de las escenas finales, es el de su propio hijo…
Pero no basta para exorcizar sus demonios.
El dolor por la muerte del hijo amado, ya no lo abandonará por varios años.
Creo que la muerte de su hijo Gio, influyó muchísimo en la historia y el tono de “The Godfather: Part III” (1990), inclusive.
De esta manera, el comienzo no podía ser otro, que un emotivo funeral, el cual registra sin embargo, una muerte en la que la posible gloria, el supuesto heroísmo, tan solo aparece como un frágil eco que se pierde al instante en el viento y el olvido.
Decididamente antibélica y desprovista de ardores guerreros, Gardens Of Stone presenta no obstante, una mirada del todo comprensiva, y compasiva, hacia el estamento castrense, derivada más del aprecio a los férreos lazos humanos, forjados por la convivencia en el microcosmos del cuartel, y en el trauma de la batalla, que por la presunta respetabilidad que emanaría la institución misma; un ente, como casi todos aquellos constructos supraindividuales de la sociedad, cada vez más alejado del rostro humano, que debiera poseer a causa de intereses espurios, egoístas, e innobles.
Indignos negocios saldados en este caso, para mayor desgracia, a cambio de preciosas vidas.
Es significativo, que La Guerra de Vietnam esta siempre narrada a través de imágenes en la TV, que unas veces aparecen en primer plano, pero que otras muchas, aparecen de fondo, solo perceptibles para el espectador atento, y que siempre buscan plasmar, esa sensación de irracionalidad que ya aparecía en “Apocalipsis Now” (1979), pero que sobre todo, crea un distanciamiento visual de los protagonistas, para con el conflicto armado, haciendo más comprensible el drama interno del protagonista, y de toda una sociedad.
Al fin y al cabo, Gardens Of Stone es un film sobre la guerra, vista desde el otro lado, desde el país que manda a sus hijos y amigos a luchar, en una guerra en la que ni siquiera creen, y desde un punto de vista mucho más cercano a las experiencias personales de Coppola.
Pero ante todo, Gardens Of Stone es todo un manual práctico, de lo que significa el punto de vista en el cine, recuperando al Coppola estudioso y trasgresor del lenguaje cinematográfico.
“Oh, great.
Let's see... you got my money, you got my car.
I guess now you need my dick to seal the deal!”
Gardens Of Stone es Vietnam desde dentro, o desde fuera, pero siempre desde el “Home Front”
Desde el último capítulo o reducto, donde los muertos en combate son enterrados con todos los honores, y desde una perspectiva liberal, pero sin dar concesiones al pacifismo militante, son los aspectos más característicos de éste drama de Coppola, con una interesante reflexión, sobre lo que se considera, la retaguardia de un conflicto armado:
El país de origen de los soldados enviados a luchar.
El director pretende contar la historia contrapuesta del sargento experimentado y veterano en Vietnam, junto con la del ambicioso y joven, dispuesto a morir por su patria.
Ambos, forman parte de La Guardia Nacional, un cuerpo del ejército, famoso por ser equiparable a un conjunto de marionetas dedicadas únicamente a desfilar, y a enterrar a los combatientes que han salido mal parados de la guerra contra el comunismo.
El Coppola que hace Gardens Of Stone vuelve a un Vietnam distinto.
Es un Vietnam de ceremonia.
Es un Vietnam de funeral y nostalgia.
Un Vietnam de “al día siguiente de grandes batallas”:
Como cuando llegan hasta El Cementerio de Arlington, ese “Jardín de Piedra”, los jóvenes cadáveres de jóvenes oficiales, que llegaron a soñar alucinadamente con una guerra lejana, en la que tenía que quedar a salvo el honor de los EEUU.
El veterano sargento que estuvo en esa Guerra del Vietnam, es el sargento que forma ahora los pelotones que rinden honores a los muertos en este Cementerio de Arlington.
Es un “tipo” de sentimientos encontrados.
No reniega de lo que fue, de lo que es, la guerra, pero siente asco de la muerte insensata, que llena de restos funerarios, los parterres del jardín de Arlington.
Tiene conciencia de que su deber, ahora, es cantar “las cuarenta” a los jóvenes soldados que llegan a La Academia, y son puestos a sus órdenes:
Que no vayan engañados a Vietnam.
Y que sí, a la postre, han de ir, que vayan con la mejor instrucción posible.
La Guerra de Vietnam, no es la guerra de los ejercicios militares, ni de los desfiles entre los féretros, ni de los honores rendidos a los héroes que llegan en bolsas de plástico…
Es la guerra de la trampa, de la miseria, de la mentira, y de las astucias.
Una guerra para la que el veterano sargento se propone formar, especialmente, al joven “Jackie” Willow, el hijo de otro sargento, que no pudo conseguir en Vietnam, la categoría de los héroes.
La guerra, con un frío y espantoso cablegrama, que da cuenta de la muerte del joven Willow, dejará en Arlington, una vez más, su tarjeta de visita.
Rachel Feld, una joven viuda embarazada (Mary Stuart Masterson), casada con Willow, casi “in articulo mortis”, será una vez más, la víctima de la locura de las guerras.

“Well, here's to us and those like us.
Damn few left”



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