Frost/Nixon

“400 million people were waiting for the truth”

Desde la primera “Charla al lado del hogar” de Franklin D. Roosevelt, emitida por la radio, en marzo de 1933, temas que van desde las crisis bancarias y la seguridad nacional, hasta la última guerra y/o conflicto han estado al alcance de un “público hambriento”
Hacía tiempo, que los políticos se esforzaban en controlar los medios, mediante mensajes perfectos, pero con la penetración de la televisión, nació un nuevo método para ganarse a la opinión pública.
Y es que los pensadores ilustrados del siglo XVIII, crearon el sistema aparentemente perfecto, de la separación de poderes del Estado.
Un marco teórico que se apoyaba en tres pilares:
El Poder Legislativo, El Ejecutivo y El Judicial.
Debido su supuesta independencia, nada ni nadie podría escapar de ellos.
Hipotéticamente hablando, ya que 200 años después, uno de los hombres más importantes del planeta, conseguiría burlarlos a todos.
Ante este flagrante malfuncionamiento del sistema, salió al rescate un 4º poder, que hasta entonces, estaba en la sombra:
Los medios de comunicación.
No en vano, nos encontramos en la época, donde la información es el bien más preciado.
La televisión, está gobernada por los caprichos de la estética, la audiencia, y los “sponsors”, vista no obstante, como la más potente fuente de denuncia que se pueda imaginar.
Con ello, nos trae la figura de Sir David Paradine Frost, OBE, un periodista, comediante, personalidad mediática, presentador de televisión, y escritor británico; precursor de los “juicios televisivos” que se convirtieron en un auténtico género.
Frost fue un popular presentador de programas de espectáculo, con poco prestigio en el periodismo serio o de investigación política, pero que sabe mucho de audiencias, y del mundo televisivo.
Después de graduarse en la Universidad de Cambridge, en 1962, saltó a la fama en su país, cuando fue elegido como presentador del programa satírico “That Was The Week That Was”
Durante la última parte de su carrera, llegó a ser conocido por sus entrevistas televisivas con figuras políticas; siendo la única persona que ha entrevistado a los 6 Primeros Ministros Británicos, que fungieron entre 1964 y 2007, y a los 7 Presidentes de Estados Unidos en funciones, entre 1969 y 2008.
Fuera de los asuntos mundiales, entrevistó a todo tipo de figuras:
Desde Orson Welles y Mohammed Alí, hasta Clint Eastwood, y presentó en su larga carrera, varios programas de televisión, entre ellos:
“Breakfast with Frost”, “That Was The Week That Was” y “Froston Sunday”
A la Premier Conservadora, Margaret Thatcher, consiguió ponerla furiosa, al preguntar por el hundimiento del buque argentino Belgrano, en La Guerra de las Malvinas, en 1982; pero antes, tuvo al ex Presidente de Estados Unidos, Richard Milhouse Nixon, en 1977, en una entrevista “de escándalo”
“Watergate” fue un escándalo político en los Estados Unidos, que ocurrió en 1972, durante el mandato de Richard Nixon, que culminó con la imputación de cargos, a algunos consejeros muy cercanos al presidente, y con la dimisión de éste, el 8 de agosto de 1974.
El escándalo, comenzó con el arresto de 5 hombres, por el allanamiento de la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, en el complejo de oficinas Watergate, en Washington, DC, el 17 de junio de 1972.
Nixon y su equipo, conspiraron para ocultar el allanamiento, sólo 6 días después de los hechos.
El viernes 19 de octubre de 1973, el propio Richard Nixon, pidió al procurador especial del caso, Archibald Cox, que se permitiera al senador John C. Stennis del Partido Republicano, que revisara y transcribiera las cintas, para entregar un “resumen” de ellas a los investigadores.
Cuando Cox rechazó este pedido esa misma tarde, Nixon ordenó al Fiscal General de los Estados Unidos, Elliot Richardson, destituir a Cox, para lo cual, llamó por teléfono a Richardson, en la noche del sábado 20 de octubre.
Richardson renunció de inmediato, tras recibir este pedido, considerando que se trataba de un abuso de autoridad, cometido por Nixon, por tratar de despedir a un procurador judicial de forma arbitraria, vulnerando las leyes de EEUU, sobre los límites del poder del Presidente.
Informado del pedido de Nixon, El Fiscal General Adjunto, William Ruckelshaus, y ayudante de Richardson, también renunció para no verse obligado a cumplir esa imprevista orden, en tanto, Ruckelshaus también consideraba el despido de Archibald Cox, como un acto ilegal, y un abuso del Presidente.
Minutos después, esa misma noche, El Presidente Nixon, habló por teléfono, con El Procurador General de los Estados Unidos, Robert Bork, para ordenarle que destituyera de inmediato a Archibald Cox, siendo que finalmente, Bork accedió a cumplir esta orden.
Este acto fue conocido como “Saturday Night Massacre” por la prensa de Estados Unidos, al sorprenderse de que la simple presión de llamadas telefónicas del Presidente, causara la vacancia de 3 altos cargos judiciales, en una sola noche.
Las noticias de estos ceses, causaron gran enojo en el Senado, al ser conocidas allí, el lunes 22 de octubre, en tanto mostraban un grave abuso de poder por parte de un Presidente de los Estados Unidos, pues se entorpecía maliciosamente una investigación del Senado, y se ordenaba el cese arbitrario de un funcionario judicial.
Después de 2 años reuniendo pruebas contra el entorno del Presidente, que incluía a miembros de su equipo testificando contra él, en una investigación del Senado de los Estados Unidos, se reveló que Nixon, tenía un sistema de grabación de cintas magnéticas en sus oficinas, y que había grabado una gran cantidad de conversaciones dentro de La Casa Blanca.
La comisión senatorial, llegó a la conclusión de que H.R. Haldeman y John Ehrlichman, junto con varios asesores, y consejeros de Richard Nixon, como John Mitchell y Charles Colson, eran culpables directos de los hechos acaecidos en el Edificio Watergate.
Finalmente se reveló, y se difundió por la prensa, que Nixon había mentido con el fin de ocultar su participación en el escándalo.
Asimismo, El Presidente había intentado sustraer a la investigación, las cintas magnéticas que contenían las grabaciones de todas las conversaciones que tuvieron lugar en El Despacho Oval.
Estas cintas, mostraron que había obstruido a la justicia, e intentado tapar el robo.
Estas conversaciones grabadas, serían conocidas como “The Smoking Gun”
Las cintas escuchadas por la comisión, y el juez Sirica, resultaban comprometedoras, pues mostraban que Richard Nixon estaba, al menos, enterado de los espionajes telefónicos contra El Partido Demócrata, e insistía en pagar sobornos a los acusados de irrumpir en el Hotel Watergate, para así evitar chantajes hacia sus consejeros, o asesores.
Tras una serie de batallas legales, La Corte Suprema de los Estados Unidos, decidió de forma unánime, que Nixon debía entregar las cintas; él al fin cedió.
Con la certeza de una acusación de parte de La Cámara de Representantes, y de una condena en El Senado, Nixon dimitió 10 días más tarde.
Se convirtió así en el único presidente estadounidense, que ha renunciado al cargo.
Su sucesor, Gerald Ford, en su primera acción oficial, le concedería a Nixon, un controvertido indulto, por cualquier delito federal que hubiera cometido durante su mandato.
Posteriormente, hacía 3 años que Nixon había dimitido de su cargo por el escándalo Watergate, y en aquel momento, estaba a punto de publicar sus memorias.
Nixon, en el momento que se realizan las famosas entrevistas con David Frost, es un ex presidente, con un alto índice de impopularidad, ha dimitido por el caso Watergate, tiene problemas de salud, y Ford al tomar el cargo de presidente, ha quitado toda posibilidad de que se le juzgue por actuaciones ilegales, en el ejercicio del poder; ahora Nixon es un hombre retirado, pero que no soporta la palabra jubilación, que no asume no estar en activo, y con el poder en sus manos, y ve en estas entrevistas, una posibilidad de limpiar de nuevo su imagen, y volver a resurgir de las cenizas.
La fuerza con que la televisión atacó a Nixon, pudo con los éxitos de 2 mandatos.
Pasaron los años, y las razones que le obligaron a dimitir, empezaron a olvidarse.
Para el 9 de agosto de 1974, el ex presidente empezó a buscar a través de su representante, el legendario hollywoodiense, Irving “Swifty” Lazar, la forma de recordar sus logros a sus compatriotas.
Nixon estaba dispuesto a dar otra oportunidad, al poderoso medio, para ayudarle o traicionarle.
Siempre y cuando, él pusiera las condiciones, y escogiera al que le parecía el oponente más débil.
Su agente editorial, le recomendó que accediera a ser entrevistado por David Frost, ya que le serviría para promocionar el libro; pero Nixon ignoraba, que iba a encontrarse con un periodista contumaz, cuyo objetivo era, hacerle confesar en primera persona, los delitos que le habían llevado a dimitir.
Frost no se acerca a Nixon para una entrevista de análisis político, sino como una posibilidad de alcanzar cotas de audiencia altísimas, y también por un cambio de prestigio en su trabajo, que se le considere como un periodista capaz de abordar una entrevista seria.
Al principio, aborda su trabajo como siempre, como espectáculo que mueve audiencias, pero poco a poco, al intimar con su adversario, y con los hombres de su equipo de producción y realización, se mete de lleno en una batalla intelectual, entre 2 cerebros que tienen mucho que ganar, y mucho que perder.
El Nixon político, además de lo ruin y maquiavélico que pudiera resultar, poseía un gran intelecto, todo lo contrario que Frost, a quien no le tomaban como un periodista serio, y que era muy inseguro intelectualmente.
Por el contrario, no es complicado sentir compasión por el Nixon humano.
Para él, la vida en sí, era difícil, no se fiaba de nadie, no tenía amigos íntimos, se sentía herido, estaba solo.
Mientras Frost era un comunicador nato, hacer amigos y caer bien, era marca de la casa.
Las 12 entrevistas, comenzaron el 23 de marzo de 1977, con 3 entrevistas por semana, durante 4 semanas.
Fueron grabadas durante 2 horas al día, los lunes, miércoles, y viernes, para un total de 28 horas y 45 minutos.
Las entrevistas, fueron administradas por el productor ejecutivo, Marvin Minoff, que era El Presidente de la de Frost David Paradine Productions, y por el británico productor, John Birt.
La grabación, tuvo lugar en una casa junto al mar, en Monarch Bay, California, que pertenece al Sr. Harold H. y Martha Lea Smith, que eran los 2 partidarios de Nixon desde hace mucho tiempo.
Este lugar, fue escogido en lugar de San Clemente, la casa de Nixon, llamada “La Casa Pacifica”, a causa de la interferencia con el equipo de redes de la televisión de la Guardia Costera de San Clemente.
Así, Frost alquiló la casa de Smith, por $6.000, sobre una base de medio tiempo.
Las entrevistas, fueron difundidas en los EEUU y en otros países, en 1977.
Fueron editadas en 4 programas, cada uno de 90 minutos de duración.
En las semanas anteriores a la entrevista con Nixon, David Frost fue entrevistado por Mike Wallace del programa “60 Minutes” de CBS, la misma organización de noticias, que Frost había “escogido” pero de la que fue negado a participar, pues la CBS, también había estado en negociaciones para entrevistar a Nixon, pero Frost logró superar la oferta.
Las entrevistas, fueron transmitidas en 4 partes, con una 5ª parte, contiene el material editado de las partes anteriores, de difusión meses después:
Parte 1: 4 Mayo 1977, sobre Watergate.
Parte 2: 12 Mayo 1977, sobre “Nixon y el mundo”
Parte 3: 19 Mayo 1977, sobre la guerra en el hogar, y en el extranjero.
Parte 4: 26 Mayo 1977, sobre “Nixon, el hombre”
Parte 5: 10 Septiembre 1977, un material adicional de las partes 1-4.
El episodio de estreno, atrajo a 45 millones de espectadores, la mayor audiencia de la televisión, para una entrevista de política en la historia.
Un récord que aún sigue en pie.
En la Parte 3, Frost preguntó acerca de la legalidad de las acciones del presidente.
Nixon respondió:
“Bueno, cuando El Presidente lo hace, eso significa que no es ilegal”, en el contexto de La Seguridad Nacional de Estados Unidos.
La Parte 5, se abrió con la pregunta contundente de Frost:
“¿Por qué no quemar las cintas?”
Como es sabido, Frost se salió con la suya.
Tras deshacer el enroque inicial de Nixon, que quería limitarse a vender su libro, y a rellenar con vaguedades, el resto de sus declaraciones, consiguió orientar la entrevista hacia el caso Watergate.
Nixon empezó a contestar a la defensiva, evidenciando un claro nerviosismo, y terminó por salirse de sus casillas.
Entonces, en un momento memorable de la historia de la televisión, Frost le preguntó, si había cometido alguna ilegalidad, mientras ejerció de presidente.
Nixon, furioso, espetó así:
“Si el presidente lo hace, entonces no ilegal”
En décimas de segundo, lo vemos en su cara de horror,  Nixon comprendió, que se había quedado en calzoncillos, ante 45 millones de espectadores; pero ya era tarde; y Frost había ganado el desafío.
Una encuesta de Gallup, realizada después de las entrevistas emitidas, mostró que el 69% del público, cree que Nixon estaba todavía, tratando de encubrir; el 72% todavía pensaba que era culpable de obstrucción a la justicia, y el 75% pensaba, que no se merece algún papel más, en la vida pública.
Por otro lado, se esperaba que Frost ganara $1 millón, por parte de las entrevistas; y Nixon alrededor de $600.000
Pasaron los años, y Frost se hizo famoso a raíz de las entrevistas “Frost/Nixon”, hasta el 31 de agosto de 2013, cuando falleció a los 74 años de edad, a bordo del crucero “Queen Elizabeth”, en el que había sido contratado para dar un discurso.
La importancia histórica de estas entrevistas de Frost a Nixon, es que ahí, el ex presidente confesó, que había realizado durante su mandato, actos ilegales, y también mostró arrepentimiento por todo lo que había sucedido.
Fue un combate de boxeo, una partida de ajedrez, entre 2 hombres enfrentados, cada uno con su equipo detrás.
Una batalla entre 2 mentes, en la que cada uno luchaba por salvar su vida profesional, y en la que sólo puede haber un vencedor.
Y como telón de fondo, la innegable influencia, y borrosa responsabilidad del 4º poder, la televisión, a la hora de influir en la opinión pública.
“Are you really saying the President can do something illegal?”
Frost/Nixon es una película dramática, del año 2008, dirigida por Ron Howard.
Protagonizada por Frank Langella, Michael Sheen, Rebecca Hall, Toby Jones, Kevin Bacon, Matthew Macfadyen, Oliver Platt, Sam Rockwell, Andy Milder, Gabriel Jarret, Kate Jennings Grant, Patty McCormack, Jim Meskimen, Clint Howard, entre otros.
El guión es de Peter Morgan, sobre su propia adaptación de la obra de teatro homónima del año 2006, basada en la serie de 4 entrevistas realizadas por el periodista David Frost, al ex presidente Richard Nixon, en1977.
El poder del medio y su influencia en la política, fascinó a Peter Morgan, que lo convertiría en el tema principal de la obra.
El dramaturgo, era consciente de que se examinaría el medio televisivo; pues mientras redactaba la obra, se entrevistó en repetidas ocasiones con Sir David Frost, y con muchas de las personas que participaron en esas entrevistas, y que aparecen representadas en la obra de teatro, que se estrenó en el West End de Londres.
Tal como dijo a Gareth McLean en la entrevista que publicó el Guardian, en agosto de 2006:
“Cada uno, me contaba la historia a su manera.
Incluso, las personas que estuvieron presentes en las entrevistas, tienen versiones diferentes.
No hay una sola verdad, acerca de lo que pasó detrás de la cámara, o entre bambalinas.
No me preocupó que mi imaginación participara en la historia”
La serie, obtuvo la mayor audiencia de un programa político en la televisión estadounidense.
Los 45 millones de espectadores que siguieron la primera parte, son un récord que aun sigue vigente.
Ese legendario enfrentamiento, revolucionó el arte de la entrevista, cambió el aspecto de la política, e hizo admitir algo al ex presidente, que sorprendió a muchos, y a él mismo.
Fue una entrevista muy controvertida, y más en el contexto político en la que fue rodada.
La obra “Frost/Nixon” tuvo un gran éxito en Londres y Broadway, y Universal Studios compró los derechos para llevar a cabo la adaptación al cine.
La dirección corrió a cargo de Ron Howard, que aceptó el encargo, con la condición de que los protagonistas, fueran los mismos que en el teatro:
Michael Sheen como David Frost, y Frank Langella como Richard Nixon.
Era muy importante, que David Frost apoyara el proyecto.
El periodista, es el propietario de los derechos de las entrevistas, y de cualquier interpretación creativa de las mismas, incluso en el escenario.
Para asegurarse de que “Frost/Nixon” fuera una obra de teatro, y no una biografía autorizada, David Frost entendió, que no debería ejercer control editorial sobre la obra.
Sin embargo, se le pidió que asesorase los hechos en su contexto histórico, y reconoce que quedó bastante satisfecho con los resultados.
Peter Morgan, se puso a trabajar como guionista para Frost/Nixon, y recuerda:
“Mientras escribía, viajé a Washington DC para hablar con Jim Reston y Bob Zelnick.
Conocí a Kissinger, pero me limité a la Costa Este”
Para documentarse, debería viajar más lejos.
“No había visto la Costa Oeste”, dice.
“No conocía el lugar donde se habían rodado las entrevistas en el condado de Orange, en California.
No había estado en el Museo Nixon, ni en la Biblioteca Nixon, ni en la Fundación Nixon.
No había visto el helicóptero, no conocía a la gente que trabajaba con él.
No había estado en el republicano condado de Orange, ni en San Clemente.
Fue genial verlo todo, y además, me acompañó Ron Howard, después de comprometerse a dirigir Frost/Nixon”
Como dato, Frost/Nixon es la única película, que ha obtenido permiso para rodar en los espléndidos jardines y patios que rodean La Casa Pacífica, la mansión de Nixon en San Clemente, California, situada a 2 horas de Los Angeles, y construida en la costa, en 1927.
Frost/Nixon obtuvo 5 Nominaciones al premio Oscar:
Mejor película, director, guión original, actor (Langella), y banda sonora.
Durante los 3 años que siguieron a su salida de La Casa Blanca, Richard Nixon (Frank Langella) permaneció en silencio.
Sin embargo, cuando en el verano de 1977, concedió una entrevista para hablar de su mandato, y del caso Watergate, sorprendió a todos, al escoger a David Frost (Michael Sheen)
Incluso, el equipo del periodista no estaba muy seguro del éxito de la entrevista:
¿Podría Nixon, eludir las preguntas acerca de su papel, en uno de los casos más escandalosos en que se había visto implicada La Casa Blanca?
¿Podría Frost, arrancar respuestas claras, a un hombre que era un maestro de la evasiva, y el subterfugio?
Durante la entrevista, cada uno revela sus inseguridades, personalidad, e inesperadas reservas de dignidad, para llegar por fin, a una asombrosa exhibición de sinceridad.
Frost/Nixon no sólo recrea la entrevista televisada, sino las semanas precedentes de negociaciones y maniobras entre los 2 hombres y sus equipos, en las que se llegó a acuerdos, y se revelaron secretos, hasta el momento cumbre en que ambos se sentaron ante la opinión pública.
El final:
Verdad y justicia triunfan sobre los corruptos que se creen por encima de la ley.
Sin embargo, en el fondo, quedamos fascinados por la figura del poderoso, del que no teme tomar decisiones, saltarse la ley cuando es necesario hacerlo, o mentir al pueblo, cuando es por un bien mayor.
Quedamos fascinados por el aspecto teológico de la política, aquel en el que la voluntad de uno, se convierte automáticamente en ley.
El acercamiento que hace a una de las personalidades más importantes de la historia contemporánea, es impecable.
Consigue despertar odio, simpatía, terror, e incluso, lástima.
El abrumador peso de la culpa, y la soledad se ven reflejados en las torpes gesticulaciones, y en los incongruentes pero geniales monólogos, la conversación telefónica antes de la última entrevista pone los pelos de punta, de un político a caballo entre la genialidad y el más desgarrador patetismo.
Lo mismo le pasa a Frost/Nixon, prueba evidente de que ha calado perfectamente no sólo la figura de Richard Nixon, sino también el complejo mundo del periodismo y los “mass media”
Frost/Nixon, pone de manifiesto 2 aspectos básicos para la buena salud de cualquier democracia:
La necesidad de asunción de responsabilidades políticas, y de la dimisión, cuando se ha quebrado la confianza de la opinión pública, o vulnerado la legalidad, y no el despotismo apoltronado que entiende la política,  como un ejercicio ególatra lleno de privilegios cuando no desprecios a los ciudadanos, y la obligación de los medios de comunicación, de mostrarse incisivos, y no serviles, con el poder político.
Frost/Nixon es una especie de “juicio público informal”, donde se intenta por parte del entrevistador, sonsacar información y confesiones, formando una opinión pública negativa, sobre la reputación, la imagen, y las acciones de gobierno de un presidente, ya muy cuestionado en su mandato.
Los cargos presentados y negados eran:
La deshonestidad, corrupción, abuso de poder, manipulación, y mentira, traición, defraudación, obstrucción de la justicia por encubrimientos, robos, y actividades ilegales, crímenes, espionaje político, sabotajes, falseo de la información, invasión ilegal de la privacidad, etc.
La táctica del entrevistador, es la agresiva estrategia verbal para desequilibrar el ánimo del presidente, y así quebrar los efugios usados por su hermética defensa que quiere lograr inmunidad e impunidad, frente a la opinión pública, tapando de esa manera, las solapadas pruebas que atenten contra sus intereses.
“I'm saying that when the President does it, it's not illegal!”
Frost/Nixon es un magnífico documento político y periodístico, que nos relata uno de los hechos más importantes de la historia reciente de EEUU, de manera brillante y elegante.
Frost/Nixon es narrada en manera de documental, y en retrospectiva.
Esto la hace por demás comprensible, pues se enfatiza en llevar a la mano al público que no está familiarizado con el tema, y a las nuevas generaciones para las cuales, Vietnam es una guerra más.
Howard plantea Frost/Nixon, como un combate dialéctico en el que el representante de la transparencia, la verdad, y la democracia, se enfrenta al hombre de Estado, que ha caído bajo la influencia del lado oscuro del poder.
Y nos centramos pues, en uno de los personajes clave, para entender la historia del gran gigante del siglo XX.
Un hombre que a pesar de demostrarse su papel central en una de las mayores estafas políticas jamás perpetuadas, fue indultado por El Presidente Gerald Ford.
De ahí que el argumento de Frost/Nixon, gira en torno a las entrevistas que el periodista David Frost, mantuvo con el ex presidente Richard Nixon en 1977.
Este había sido obligado a dimitir de su cargo por el escándalo Watergate.
Había quedado probado, que Nixon utilizó los recursos de La Casa Blanca, para espiar a sus rivales del Partido Demócrata, en el complejo de oficinas Watergate.
Además, su popularidad estaba por los suelos, por haber masacrado a la población civil de Vietnam y Camboya, con con los bombardeos de los temibles B-52.
Y para intentar regresar al mundo de la política activa, se ofreció a realizar una serie de entrevistas televisivas, con un presentador inexperto, David Frost.
Nixon confiaba, en que de este modo, podría imponerle a la nación, su particular visión de la historia.
Frost/Nixon es a la vez, un combate dialogado emocionante, en el que se cruzan no pocos intereses.
Por parte de Nixon, volverse a ganar la simpatía de sus compatriotas.
Por parte de Frost, relanzar su carrera televisiva, que en aquel entonces agonizaba.
Y por parte del equipo, Renton / Zelnick, juzgar públicamente a la persona que había cometido el crimen político más grave en la historia de los Estados Unidos.
Y ahí recae el verdadero mensaje de Frost/Nixon.
Siendo una adaptación teatral, el 90% del peso del metraje, se centra en los 2 personajes principales, y por supuesto, su complejidad se eleva, al darle una relevancia extrema a los diálogos, Frost/Nixon es una película de actuaciones.
Los diálogos son complejos, y hay que seguirles de cerca la pista, pues la cantidad de información que se le arroja al espectador, es impresionante, haciéndola un largometraje de periodismo puro.
Pero sin lugar a dudas, el momento culminante de la obra, las entrevistas, es el más complejo, y el mejor logrado.
Con Frost/Nixon nos encontramos, ante todo, con una película basada en pequeños gestos, en miradas casi imperceptibles, y que interesa no solo en la medida que trata con seriedad y meticulosidad, un episodio que significa un periodo muy convulso de la historia reciente de EEUU.
Por encima de esta circunstancia, y con ser muy importante la misma, si el Frost/Nixon de Howard, llega en no pocos momentos a resultar apasionante, es por la perfecta delimitación que plantea, por el auténtico duelo psicológico que describe de 2 personajes que, en sí mismos, representan sendos y antagónicos modelos de buscar el éxito en sus trayectorias vitales.
Uno lo ha logrado, presidiendo la nación, pese a resultar, y asumirlo él mismo, un ser desagradable, que provoca el rechazo entre sus semejantes, y a tener que asistir a una auténtica inmolación pública de su propio poder.
Por su parte, Frost nunca dejará de suponer un arribista, un joven que utiliza su encanto y capacidad de seducción, para alcanzar con la definitiva defenestración de Nixon, un sujeto que sirva para su definitivo reconocimiento personal.
Las actuaciones de ambos actores, cumplen el objetivo de manera soberbia.
Frank Langella presenta a un Nixon, tal y como se le recuerda:
Fuerte, cínico, astuto, mientras que Michael Sheen, muestra a un Frost tímido, y a la deriva.
Langella, aunque físicamente no tiene similitud alguna con Nixon, lo que restringe su poder de evocación del período y del propio caso, dota de dignidad y melancolía al suyo; y presenta un gran atractivo, que no sabemos si poseía el personaje real, como persona, con un alto nivel intelectual, y con un conocimiento amplio de la persuasión, el debate, y la manipulación.
Es tal el poder de seducción que irradia, que en toda su complejidad, el espectador termina compadeciendo, y entendiendo a una figura compleja, y más gris de lo que es el personaje cinematográfico.
Langella consigue plasmar un hombre con todos sus defectos, y también virtudes, y logra representar a un interesante personaje político, que sinceramente, no creo que sea cercano al original.
Pero nos regala escenas inmensas, como esa explosión de sinceridad en una llamada telefónica a Frost, que luego no recuerda...
Por supuesto, que ambas actuaciones están a la altura, y a pesar que Langella ha sido el más reconocido, no se puede hacer menos, de ninguna manera, la de Sheen.
El reparto, de igual manera, brilla aunque sea de manera discreta pero efectiva.
Mención especial para Kevin Bacon, y para Sam Rockwell, al interpretar a los 2 personajes que más influyen en el rumbo de las entrevistas, con Nixon y Frost respectivamente.
Lástima, que le faltara tiempo para ahondar más, en los incontables obstáculos que tuvo que afrontar el equipo de periodistas, comandado por David Frost, para poder realizar esa hazaña, pero al final, es una carencia que queda holgadamente compensada por el espectáculo que supone ver a 2 personas, dejándose la piel por sus ideales.
Un aspecto crucial y dramático en Frost/Nixon, se muestra a partir del punto en el cual, el ex presidente de Estados Unidos, le hace una llamada telefónica a media noche, al periodista David Frost.
Esta llamada, se podría clasificar como extraordinaria y emocional, poco veraz, mismo que sugiere al público, cierta duda, que hace que se cuestione la verdadera esencia, y la razón de esta llamada.
El biógrafo de Richard Nixon, Jonathan Aitken, escribió un texto en el Daily Mail, el 24 enero 2009, en el cual señala, que una llamada así, nunca pudo tener lugar.
Especifica, que se trata de una licencia artística, que se tomó el guionista del largometraje.
Por otro lado, la línea de preguntas de la última entrevista, de Frost/Nixon, acorralan al ex presidente, dejándole poco espacio para escapar de sus respuestas, y su verdadera personalidad y puntos de vista.
Según el biógrafo, anteriormente citado, esto nunca pasó en la situación real, ya que, el entonces Presidente de Estados Unidos, nunca se vio sometido a una situación de culpa, ya que el ex presidente confesó, en la situación verídica, en cuanto al escándalo de Watergate, fue cuidadosamente planeado, antes de la entrevista.
Fue únicamente, a través de ayuda considerable y consejos dirigidos y cuidadosos por parte de sus adversarios, lo que hizo posible para Frost, llevar a cabo un acercamiento más delicado, y una actitud determinista, y segura.
Finalmente, mencionar que las consecuencias de las entrevistas realizadas, en las cuales, se vieron involucrados estos 2 personajes, fueron muy diferentes a como se muestra en la última secuencia de Frost/Nixon, la cual establece que “el ganador se lo lleva todo”
Hubo muchas complicaciones, que llevaron el futuro, la reputación, y la vida, tanto del periodista británico, como del ex presidente estadounidense, a ponerse en juego, y arriesgarse al límite.
Nixon se quedó en quiebra, y a raíz de esta crisis económica.
Frost se ofreció a darle cierta cantidad generosa de dinero, a cambio de cierta cantidad de material de sus entrevistas, a lo que posteriormente, Nixon accedió, lo cual llevó a su vez, a Frost a un desastre periodístico, en cuanto a la publicación de este material periodístico referente a Nixon.
Esto demuestra, que hay que ser sumamente precavidos, a la hora de publicar algo de forma abierta a la sociedad, y a los medios, ya que estos pueden llegar a manipular, y tomar control de la información a su beneficio, dejando por fuera, los principios fundamentales de la gente directa, e indirectamente involucrada e interesada.
La banda sonora corre a cargo de Hans Zimmer, repleta de partituras con tensión y opresión, que desprenden una atmósfera inquietante.
“An epic battle for the truth”
Uno de los fenómenos más curiosos, e interesantes, que está ofreciendo el cine de Hollywood de los últimos años, es el revisionismo que en diversas de sus películas, las más influyentes, está realizando sobre diversos episodios, que configuraron su devenir en la década de los 70.
No se puede decir, que ese aspecto sea nuevo en sus pantallas.
Ya en la década de los 60, se plantearon de manera más críptica, situaciones emanadas de la política existente en aquellos años, mientras que años después, se siguió por dicho sendero, especialmente por parte de los cineastas que forjaron la denominada “generación de la televisión”, bien fuera bajo argumentos, más o menos hipotéticos, o quizá bajo el sendero de la reconstrucción, más o menos fiel.
Por su parte, el escritor Peter Morgan, intentó descubrir hasta qué punto, el medio televisivo había afectado a la idea que se tenía de Frost y de Nixon.
Le sorprendió ver, hasta qué punto les cambió la televisión, y cómo sabían manejar el medio.
En numerosas ocasiones, la televisión había sido la enemiga de Nixon durante su carrera, pero también, había sido su gran aliada en su ascenso al poder.
En septiembre de 1952, la había usado con maestría, durante el “Checkers Speech”, un discurso sentimental, para defenderse del escándalo ético en el que estaba metido, y que casi le impidió presentarse como vicepresidente de la candidatura republicana.
Se mostró austero y directo, un auténtico producto de su educación cuáquera.
A petición de Eisenhower, en marzo de 1954, el entonces vicepresidente, manipuló con brillantez a los medios, con su poderoso discurso, durante la comisión de investigación a McCarthy, haciendo tambalear a un hombre que muchos consideraban sin tacha.
Pero la televisión no siempre fue su aliada.
Los debates entre Nixon y Kennedy, emitidos en 1960, marcaron el principio de una nueva era, en la que los políticos podían presentar un mensaje que sería analizado por los expertos.
Nixon, sudoroso y con el maquillaje corrido, fue el gran perdedor, ante un JFK impecable y tranquilo.
A partir de ese día, no se juzgaría a los candidatos por su experiencia, sino por su “atractivo televisivo”
Con el tiempo, Nixon acabó ganando el sillón presidencial.
Desde su reunión con el presidente Nguyen Van Thieu en Vietnam del Sur, en julio de 1969, hasta la otra histórica reunión con el presidente Mao Zedong, Richard Nixon se esforzó en ser lo más televisivo posible.
Pero entonces, salió a la luz el caso Watergate...
“His most lasting legacy is that today any political wrongdoing is immediately given the suffix “-gate” dijo el escritor y periodista, James Reston, Jr.
Y fue a partir de este escándalo, que ese sufijo “-gate” se comenzó a utilizar para nombrar a otros casos de corrupción, no solo en Estados Unidos, sino también, en otros países, como por ejemplo:
“Pemexgate” (México), “Climagate” (Inglaterra), “Moggigate” (Italia), “EREgate” (España), “Angolagate” (Francia y Angola), “Piñeragate” y “Mopgate” (Chile), “Petrogate” (Perú), “Railgate” (Canadá), etcétera.
Cuando se emitió el especial de las entrevistas “Frost/Nixon”, la clase política se dio cuenta, del terrible poder de un primer plano, y de la presión aplicada a Nixon para hacerle confesar.
A partir de ese día, ya no se usó la pequeña pantalla, para mandar mensajes, sino para ofrecer un paquete “personalidad más físico”, que a menudo, sustituiría un discurso serio.
Y es que Frost/Nixon es un documento, que gana valor en parte, por describir de forma indirecta e impecable, cómo ve el pueblo de EEUU, a los líderes de su nación.
Es una radiografía de los mecanismos de una sociedad, que ha visto siempre la política, como un término/sinónimo de su tan apreciado “showtime”
Es por eso, que se decide adaptar dicho evento mediático, primero a una obra de teatro, y luego a una película.
Un reflejo que marca la tendencia del ciudadano de EEUU, de siempre valorar su acervo cultural, y llevarlo a las masas.
Difundir  un mensaje de “humildad” y del cómo se aprende de los errores.
Ante todo, plasmar un anti nacionalismo, que al final del día, termina por ser un nacionalismo más altivo, y más controversial.
Las entrevistas Frost/Nixon, según el guionista James Reston, “siguen siendo el programa político, más visto en la historia de la televisión”, con más de 45 millones de telespectadores; y fue la última aparición televisiva de Richard Nixon, antes de su muerte, en abril de 1994.

“That's our tragedy, you and I Mr. Frost.
No matter how high we get, they still look down at us”



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