Inside Llewyn Davis

“If it was never new, and it never gets old, then it's a folk song”

La música tradicional, o música folclórica, es la música que se transmite de generación en generación, por vía oral, y hoy día, también de manera académica, como una parte más de los valores y de la cultura de un pueblo.
Así pues, tiene un marcado carácter étnico, que normalmente no la hace fácil de comprender a escala internacional.
No obstante, existen excepciones notables, como:
El flamenco, la jota, el tango, la Cueca, la samba, cumbia colombiana y, en general, todos los ritmos latinos que hayan mantenido cierta entidad propia con el tiempo, y sean algo más que una moda.
Otros nombres, con los que se conoce a este tipo de música, son:
Música étnica, música regional, música típica, y en ocasiones, también música popular, o música folk, aunque estas 2 últimas denominaciones, pueden inducir a confusión al tener ya otro significado.
A partir de la década de los 50, 60, y 70, del siglo XX, surgió en numerosos países, un interés o “revival” por la música folclórica, que condujo a la formación y difusión de diversos conjuntos musicales de este género.
Algunos de ellos, produjeron formas modernizadas de esta música, que se conocen bajo el nombre genérico de “música folclórica contemporánea”, o más abreviadamente “música folk”
Esta música, aunque comparte en esencia la estética, y también los escenarios, con la música más tradicional, se alinea en muchos aspectos, como las vías de difusión y comercialización, o el tratamiento de los derechos de autor, con la moderna música popular.
La música folk, es un término de origen anglosajón, utilizado en lengua castellana, generalmente para referirse a la música folclórica moderna.
En algunos contextos, por influencia del sentido en lengua inglesa del “folk music”, su significado se extiende a toda la música folclórica, tanto la tradicional, como la más moderna, basada en aquella.
Los artistas de música folk, pueden emplear temas musicales folclóricos ya existentes, haciéndoles un arreglo musical, o bien tomar simplemente el estilo, y crear sus propios temas originales.
Es también característico de la música folk, emplear instrumentos típicos de cada región, como puede ser el banjo, el violín, o la armónica en Estados Unidos, el violín, y el “tin whistle” en Irlanda, la gaita en Escocia o en Galicia, el acordeón en Francia o en Italia, la gralla y la dulzaina en Valencia, la trikitixa en el País Vasco, etc.
La música folk, como movimiento dentro de la música popular moderna, surgió en EEUU, en los años 50 y 60 del siglo XX, tomando como base, la música tradicional, música folclórica, que había sido traída al nuevo continente, por los inmigrantes europeos.
Posteriormente, este movimiento tendría lugar también en otros países.
Con unos contenidos a menudo sociales, y de protesta política en sus canciones, la música folk de EEUU, se tocó en sus primeros tiempos, con instrumentos acústicos, pasando en los años 60, a incorporar con frecuencia, instrumentos eléctricos, en lo que se conoce como “folk-rock”
Representantes destacados de esta corriente son:
Bob Dylan y Joan Báez.
La música folk, tuvo su eco en Europa y Latinoamérica, a partir de finales de los 60, en 2 corrientes claramente diferenciadas:
La canción de autor, afín a la corriente de EEUU, de canción protesta, y que más tarde se abrió otras temáticas más líricas, con un mayor énfasis en el contenido de las letras que en los aspectos musicales.
Y la música folclórica contemporánea, enfocada en recuperar y adaptar la música tradicional folclórica a los nuevos tiempos, con especial atención a la música instrumental.
Esta corriente, es la que más se asocia en la actualidad, con el concepto, en español, de “música folk”
Entre las diferentes vertientes de la música folk, según países y regiones, la que más repercusión y alcance internacional tiene en la actualidad, es la correspondiente a las llamadas naciones celtas, cuya música folk, a veces adornada con influencias “new age” y que se conoce como música celta.
El concepto de música folk, se asocia principalmente con los países occidentales de Europa y América.
Cuando se quiere hacer referencia al conjunto de músicas folk de distintos lugares del mundo, se emplea normalmente, el nombre genérico de “world music” o “músicas del mundo”
Entre ellos, Dave Van Ronk (1936 - 2002) quien fue un cantante estadounidense de música folk, nacido en el condado de Brooklyn, en New York, EEUU, que se estableció en el barrio Greenwich Village, de la misma ciudad, donde fue apodado como “Mayor of MacDougal Street”
Participó de un cuarteto vocal desde 1949, pero los abandonó antes de terminar sus estudios secundarios, y paso los próximos años, vagando por el los barrios bajos de Manhattan, y embarcándose en 2 oportunidades en la Marina Mercante.
Sus primeras presentaciones profesionales, fueron con bandas tradicionales de jazz en New York, sobre las que luego diría:
“Queríamos tocar jazz tradicional en la peor de las formas... ¡y lo hicimos!”
Sin embargo, el revival del jazz, no prendió, y Van Ronk se volcó al blues que disfrutaba hacía tiempo de artistas como Furry Lewis y Mississippi John Hurt.
Van Ronk fue una importante figura del renacimiento del folk acústico de los años 1960; tanto que su trabajo abarcaba desde las antiguas baladas inglesas, hasta los versos de Bertolt Brecht, pasando por el blues, el góspel, el rock, el jazz de New Orleans, y el swing.
También, Dave Van Ronk fue conocido por usar su guitarra para interpretar música ragtime, especialmente, las transcripciones que hizo de “St. Louis Tickle” y “Maple Leaf Rag” de Scott Joplin.
Van Ronk fue reconocido como el hombre amigable de Greenwich Village, presidiendo la cultura del folk de cafetería, y siendo amigo de diversos artistas, inspirándolos, ayudándolos, y promoviéndolos.
Entre estos se encuentran:
Bob Dylan, Tom Paxton, Patrick Sky, Phil Ochs, Ramblin' Jack Elliott, y Joni Mitchell.
En diciembre de 1997, Van Ronnk recibió el premio Lifetime Achievement Award de parte de la American Society of Composers, Authors and Publishers.
Su muerte llegó 5 años después, el 10 de febrero de 2002, cuando sufrió una falla cardiopulmonar, durante un tratamiento posoperatorio, por un cáncer de colon, en un hospital de New York.
“I had a partner... he threw himself off the George Washington Bridge”
Inside Llewyn Davis es una película musical con drama, escrita y dirigida por los hermanos Joel & Ethan Coen, en el año 2013.
Protagonizada por Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman, Ethan Phillips, Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Max Casella, F. Murray Abraham, Jeanine Serralles, Stark Sands, Jerry Grayson, Robin Bartlett, Adam Driver, entre otros.
El guión narra la historia de un cantautor, que recorre la escena musical folk de New York en 1961.
Está parcialmente basada, en las memorias “The Mayor of MacDougal Street” del músico y activista Dave Van Ronk, publicadas de manera póstuma, en 2005.
Ambientada en 1961, Inside Llewyn Davis, está inspirada en la disparidad cultural de la escena musical de New York, donde las canciones parecían provenir de todos los lugares de Estados Unidos, excepto New York, pero cuyos intérpretes incluían a los brooklynenses:
Dave Van Ronk, y Ramblin' Jack Elliott.
La filmación se complicó, por la llegada prematura de la primavera en New York, lo que lo interfirió con la inhóspita atmósfera invernal que prevalece a lo largo de la trama; el rodaje comenzó en Queens, New York, el 6 de febrero de 2012.
Inside Llewyn Davis está nominada para los Oscar como:
Mejor fotografía y sonido; y es una mirada seria y veraz, que habla de algo que cualquiera que haya pasado por el negocio del entretenimiento conoce bien:
La sensación de no estar, de no contar, de no ser escuchado, de no ser entendido, y pagar el precio de la pobreza, el desamor, la inestabilidad, la enfermedad, y la tristeza por ello.
Una búsqueda aparentemente absurda, de un éxito que no se sabe ni lo que es, transitado por auténticos suicidas emocionales y fracasados sin remedio, locos artistas.
Inside Llewyn Davis, de tono dramático, y situada en el New York de 1961, nos presenta a Llewyn Davis (Oscar Isaac), un joven cantante de folk, que vive de mala manera en el Greenwich Village.
Con su guitarra a cuestas, sin casa fija, y sin apenas dinero durante un gélido invierno, Llewyn lucha por ganarse la vida como músico.
Sobrevive cantando en pequeños clubes a cambio de la voluntad del público y, sobre todo, gracias a la ayuda de unos pocos amigos, que le prestan su sofá para pasar las frías noches.
De los cafés del Village, Llewyn decide viajar a Chicago, buscando la oportunidad de hacer una prueba, para el magnate de la música, Bud Grossman (F. Murray Abraham)
Llewyn Davis es golpeado en el oscuro callejón tras suscitar un altercado en una presentación de música Folk.
En su peculiar forma de ver las cosas, la mujer que canta, haría mejor bajando del escenario…
Así se rompe la narrativa convencional, y regresamos en la vida de nuestro personaje principal, antes de ser golpeado por el esposo de la cantante.
Llewyn Davis es una mezcla de vida bohemia, y verdadera mala suerte en el día a día.
A esto le podemos agregar sus 7 vidas, como si de un gato se tratara, que parecen agotarse tras cada tropiezo.
El personaje, carga la derrota sobre sus hombros, acude al desencuentro emocional con los que lo rodean, y no parece tener mucho interés, en lograr salir adelante.
Inside Llewyn Davis es una película sobre perdedores, sobre uno de esos perdedores, a los que se les coge un cariño poco justificable, si no nos escudamos en el hecho de que se trata de “nuestro perdedor”, ese al que estamos siguiendo la pista desde que recibe el primer golpe en el minuto uno, física y psíquica, de un “loser”, que tiene en su carácter, tantos rasgos nuestros, la mayoría exagerados, y la minoría fotocopiados, y que no podemos evitar sentir cierta identificación inmediata, aunque mantengamos la distancia hipócrita, diciendo:
“A mí eso no me pasaría”, cuando en el fondo, es uno de los nuestros.
Los hermanos Cohen son unos magos, no sólo en contar historias de perdedores, sino en crear personajes increíbles.
Obviamente, al tratarse de una película de los hermanos Coen, asistimos por enésima vez a la epopeya lírica y humorística, del descenso a los abismos de un personaje, un perdedor, claro, que carece de familia, sólidas relaciones, o éxito profesional.
Este es el personaje que, cuando los Coen son creadores de sus propios guiones, nos cuentan una y otra vez.
Ellos han creado a un personaje detestable, capaz de humillar a una mujer que como él, busca ganarse la vida como cantante, y que se aprovecha de la gratitud de sus conocidos:
El matrimonio de los Gorfein, y sobre todo, su amigo Jim Berkey (Justin Timberlake) y su mujer Jean (Carey Mulligan), con la que Llewyn se acostó, y que le anuncia que está embarazada, y quiere que le pague el aborto sin que Jim se entere.
Con las hechuras del “Gran Sueño Americano”, este músico incomprendido, se aparece ante nosotros, como modelo de antihéroe, incapaz de empatizar con nada, ni nadie, de lo que le rodea.
Hecho a base de golpes, y modelado por el infortunio de su destino, Davis es prisionero de su música; esclavo de un público que reniega de su talento; víctima de su propia vorágine de autodestrucción.
Pese a ser tan ruin, interesado, y miserable, le surge una oportunidad que le puede cambiar su vida como cantante:
Con 2 conocidos de Al Cody (Adam Driver), un cantante que conoce cuando su amigo Jim  le llama para cantar una canción sobre el presidente Kennedy, van a Chicago, y necesitan a un tercero para pagar la gasolina.
En Chicago, se encuentra el productor Bud Grossman, que puede llevar a la fama a Llewyn, si le gustan las canciones de su disco en solitario “Inside Llewyn Davis”
Con ello, los hermanos Coen, puede que hayan rodado su película más triste y emotiva, un retrato cruel e intimista, de un músico sin rumbo.
Inside Llewyn Davis es de las películas más serias de los hermanos, pese a que no faltan sus habituales toques de humor, y momentos divertidos, los diálogos inteligentes, y por supuesto, un amplio repertorio de secundarios carismáticos y pintorescos.
“It takes two to tango?”
A nivel técnico, Inside Llewyn Davis es exquisita, destacando el buen uso de planos y encuadres, la poderosa fotografía de tonalidades frías, y con una imagen muy disfrutable en formato digital, y una sobresaliente ambientación ese New York de comienzos de los años 60; filmada con lentes de gran angular de entre  21 mm y 27 mm, y sólo las escenas al estilo “road-movie” están filmadas a 40 mm y 50 mm, por razones prácticas.
La puesta en escena es muy sencilla y clásica, se cuenta la historia a través del personaje, y de sus emociones, la cámara en ningún momento, intenta ser el protagonista, sino, el mejor medio para unir al espectador con el personaje.
La sensación gélida de un invierno en New York, se siente en cada plano:
El dolor de haberte perdido, de estar sin lugar donde descansar, del frio entrando por tu chaqueta…
La tentación de entrar en la vida que no quieres vivir, y renunciar a tus sueños por un abrigo emocional.
De todo esto nos habla Inside Llewyn Davis, donde no vemos la luz del sol, todo transcurre sobre un pesado cielo nublado, sobre la fría nieve.
Esa tristeza que transmite el clima, y la falta de luz, está filmada de una manera magnifica, a través de una luz muy suave, con un contraste muy ligero, en la que sólo resalta Llewyn Davis.
Y es que uno de los distintivos del cine de los Coen, es la fantástica fotografía, y la ambientación de sus películas, que forman parte íntegra de la historia que cuentan.
En este caso, la responsabilidad de plasmar la visión de los Coen, ha recaído en el director de fotografía, Bruno Delbonnel.
Delbonnel ha querido plasmar la soledad y la tristeza, con unos tonos apagados que tienen que ver con la historia que vive Llewyn.
Bruno Delbonnel, pudo tener más que merecida, su 4ª nominación a los Oscar, por este intenso trabajo artístico, por conseguir esa melancolía y nostalgia, que se encuentra en todas las grandes canciones de folk que el protagonista interpreta.
Con el folk de los 60 flotando en el aire, y con Bob Dylan esperando a la vuelta de la esquina, Joel y Ethan, nos presentan a su última perla:
“El hermano idiota del Rey Midas, que convierte en mierda, todo lo que toca”
Llewyn Davis, de pelo rebelde, es un patético rebelde, peleado con el mundo.
Es un desgraciado de enciclopedia.
Peor aún, es un “loser”
Mientras rasga las cuerdas, las de su instrumento y las vocales, intenta averiguar, en qué sofá podrá dormir esa noche, con quién tendrá que gritarse o zurrarse, cuando baje del escenario, y cómo demonios se engañará, para no apagar el sueño de mantener vivo a su arte.
Oscar Isaac, genial en las broncas, en los comentarios incisivos, en las canciones, en definitiva, en la auto-fustigación, va al apartamento de Carey Mulligan, quien se deja el alma en cada palabrota que sale de su boca, especialmente en las 7 letras que resultan en “asshole”, puñal que se muestra aquí, en su esencia más pura.
Compartiendo las mismas paredes, está Justin Timberlake, quien vuelve a hacernos creer, que es actor.
Y además, si John Goodman tiene 15 minutos haciendo del John Goodman que tanto gusta, habitual en cintas de los Coen; y la breve aparición de F. Murray Abraham; y Ethan Phillips y Robin Bartlett, como el matrimonio de profesores Gorfein, que dan cobijo a Davis, y que vivirán un momento bochornoso con él, en plena cena con invitados…
Otro secundario llamativo, es el gato que acompaña al protagonista durante gran parte del metraje, un felino llamado “Ulises” en referencia a “La Odisea”, propiedad de los Gorfein.
La inclusión del gato, como un elemento que permite dar cierto sentido de movimiento a la historia, es curiosa.
Salen 3 gatos en Inside Llewyn Davis:
El primero, lo lleva a cuestas sin querer; el segundo lo abandona conscientemente.
Al tercero, lo atropella, y no lo socorre.
Los gatos son animales egoístas y traicioneros, a los que solo les importa ellos mismos.
Como los artistas.
Como esos músicos precarios, que se desnudan en cada estrofa, rasgándose la voz y las vestiduras, sin recibir nada a cambio, más que una mirada displicente del representante.
Pudiera parecer a primera vista que Inside Llewyn Davis es el relato de un fracaso a nivel artístico, que perseguir el éxito en disciplinas que requieren esfuerzos a largo plazo, es campo abonado para el fracaso.
Llewyn lo intenta, pero fracasa una y otra vez, y parece que no despega.
Puede parecer que el tema de fondo es ese, el de:
“Por mucho que perseveres en aquello que se te da bien, si no da ingresos, mal vas.
Mejor dedícate a algo que de dinero, que te asegure la vida, y da gracias por ello”
Tal y como llega a insinuar en alguna ocasión su hermana, o la decisión final de enrolarse en un barco, para empezar a ganar dinero de verdad…
Pero Isaac no fracasa en ese sentido.
Él no consigue tirar adelante, porque fracasa como persona, como ser humano.
No consigue levantar cabeza, no se entrega con toda su alma, no se permite evolucionar.
No ha superado el suicidio de su compañero, y se ha enterrado en una profunda depresión, de la que no logra salir.
No es capaz de mantener una relación personal, buen ejemplo es la que mantiene con Jean; tampoco le interesa, tal y como demuestran las escenas de cuando abandona el gato, cuando más tarde lo atropella, y no corre a socorrerlo, o cuando decide pasar de largo, y no ir a Ankor, donde sabe que tiene un hijo...
Se ha embarcado en una apatía de la que no puede ni quiere salir.
Cuando viaja a Chicago, y consigue audiencia con el dueño del local, éste le propone participar en un trío, para que mejore, y saque lo mejor de sí, una opción que a todas luces representaría un paso adelante, para el protagonista y para despegarse de los malos recuerdos, y de la espiral autodestructiva en la que se halla sumido.
Pero lejos de aceptar, rechaza la oferta, negándose a evolucionar como persona.
Por eso, Isaac brilla tanto por el dramatismo que se transpira con cada una de sus miradas, como por todos esos temas que interpreta junto a su inseparable guitarra.
Una sensacional actuación, que fue ninguneada en los Oscars.
Aunque los Coen endulcen la crudeza de la vida de Llewyn, con hilarantes gags, Inside Llewyn Davis sabe a monótona en muchas fases, y es, siguiendo el patrón de “La Odisea” de Ulises, e incluso, mencionándola y representándola a pequeña escala en una forma un tanto, digamos, minina, y esto es una absoluta genialidad, un bucle del que Oscar Isaac intenta escapar, cantando guitarra en mano.
Es un viaje circular, en el que la carretera es el dramatismo, los árboles aislados son la comicidad, y donde el sol es la música, que francamente es donde cimenta su éxito.
Inside Llewyn Davis, no deja de ser un relato dramático muy interesante, amparado en la figura de sus creadores, en una gran actuación de Oscar Isaac, que aunque parezca imposible, canta aquí mejor que actúa, y en una enorme joya para la música folk, y por supuesto, para la historia de las bandas sonoras cinéfilas, pero nada más allá de esto.
“Folk singer with a cat.
You queer?”
Inside Llewyn Davis no es la primera película, en la que los hermanos Coen tratan la música.
En “O Brother, Where Art Thou?” (2000) la música era el motor de la trama, y en ese sentido, los 2 filmes se parecen, pero el trato de la música es diferente.
En aquella, se usaba la música de un modo más convencional, con extractos durante la película, mientras que en Inside Llewyn Davis, las canciones suenan de manera completa, de principio a fin, es entendible ya, que es una película donde la música, es de gran importancia, es a lo que se dedica el protagonista.
La música de Inside Llewyn Davis, terminó de ser grabada por el elenco, en enero de 2012.
Isaac, Timberlake, Mulligan, Driver, y otros, grabaron música en vivo, la cual consiste en versiones completas de viejas canciones folk, como “Dink's Song”
La música de Dave Van Ronk, sirvió de punto de partida, cuando los Coen se encontraban escribiendo el guion, y muchas de las canciones designadas, eran de Van Ronk.
El co-autor del libro de Van Ronk, Elijah Wald, dijo que el personaje de Llewyn Davis:
“No es del todo Dave, pero sí la música”
Entre los álbumes de Van Ronk, hay uno titulado “Inside Dave Van Ronk”
Otras canciones, surgieron de conversaciones entre los Coen y T-Bone Burnett, quien fue el productor de la música en asociación con Marcus Mumford.
Burnett, había hecho lo mismo para “O Brother, Where Art Thou?” (2000), la cual vendió 8 millones de copias en los Estados Unidos; siendo la 4ª colaboración de los hermanos Coen.
La brillante banda sonora, en la que uno se podría quedar a vivir sin problema alguno, es lo más destacado indudablemente.
Canciones como la inicial, una proeza artística que logra la conexión homogénea del artista con el instrumento, y que Isaac tan perfectamente ejecuta, llamada “Hang Me, Oh Hang Me”, o ese “Fare Thee Well” tan rítmico y vivo, esa maravilla tan profunda y directa al alma, llamada “The Death Of Queen Jane”, la extraordinaria y picaresca colaboración de Timberlake e Isaac en “Please Mr. Kennedy” con una voz en coro de lo más peculiar, la pegadiza y también sentimental “Five Hundred Miles” en la que Mulligan nos abre las puertas del cielo con su voz, etc.
“Everything you touch turns to shit, you're like king Midas's idiot brother”
Después de disfrutar, y tolerar, infinidad de biopics, reales, o imaginarios, sobre artistas del mundo de la música, sobre sus triunfos, sus ascensos, y sus caídas, es para empezar, refrescante, encontrarse con Inside Llewyn Davis, por ser algo completamente diferente:
Una elegía a la figura del fracaso, pero sin tremendismos, ni búsqueda de redención.
Lo que aquí vemos, es cómo lidiar con los sueños, cuando estos se convierten en el peso que llevamos encima, día tras día.
Llewyn se moja los pies, yendo a buscar un destino que le ningunea, y se le escapa.
Se le escapa como el gato.
Y como el gato, Llewyn regresa siempre al mismo punto, y comete los mismos errores.
Se lleva los mismos golpes, se cansa el mismo número de veces, se harta tanto de su vida y de sus compañeros muertos, que a cada vuelta de tuerca, se acaba enamorando más de sí mismo.
¿Es que no ves, que el final es el principio?

“That's what you feel bad about?”



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