Hellraiser

“It will tear your soul apart”

En la década de los 80, la literatura de terror, había caído en el ostracismo.
Solo Stephen King sobresalía por encima de una panoplia amplia de autores copia, o bien de otros que publicaban una sola novela, y caían en el olvido.
Las bases del terror moderno, basadas en los escritos del maestro Lovecraft, daban señales de agotamiento.
Hablar de vampiros, hombres lobo, o “psychokillers” ya estaba bastante trillado, y sólo Stephen King podía permitirse el lujo de hacer una novela de terror, sobre cosas tan inverosímiles, como un coche, una niña que echaba fuego por los ojos, o un perro rabioso... y encima, salir airoso.
En estos parcos contextos, suelen surgir los grandes revulsivos, o bien autores contracorriente, que imprimen carácter y marcan la diferencia.
Uno de estos autores, fue sin duda Clive Barker, que con una prosa ágil, cruda, y directa, vino a levantar una tremenda polvareda con sus “Books of Blood” (1984–1985) o la tan aclamada e imitada, “Hellraiser”
La obra de Barker, dotada de una fuerte combinación de crudo terror, erotismo, y evocaciones oníricas, ha sido traducida a más de 20 idiomas, y se ha ganado el respeto y la admiración, tanto de la crítica, como del resto de los autores del género.
Sus libros, como corresponde a una gran estrella literaria, son auténticos superventas mundiales.
“Hellraiser” con título original “The Hellbound Heart” es una novela de terror, escrita por Baker, y publicada originalmente como novela breve, en 1986; siendo nominada a la mejor novela del año en Inglaterra.
Todo inicia por una caja llamada “Caja de Lemarchand”, también conocida como “La Configuración del Lamento”, “La Caja Negra”, y es un rompecabezas de ficción, que aparece en las historias de terror de Clive Barker, o en las obras que se basan en sus historias originales.
La Configuración del Lamento, es un tipo de caja oriental ficticia, propia de la serie de películas de la saga “Hellraiser” y la novela de terror homónima.
La Configuración del Lamento, se cuenta, que fue creada en el siglo XVIII, por Paul Lemarchand, mencionado por primera vez en “Hellraiser”; luego renombrado Phillip “Toymaker” L'Merchant en “Hellraiser: Bloodline” (1996)
En esa película, el cubo es originalmente, un simple juguete, diseñado como un rompecabezas, y creado hace más de 2 siglos, el cual es utilizado por el hombre que lo encargara en una ceremonia de Magia Negra, transformándose así, en la puerta para dejar entrar a Los Cenobitas.
Posteriormente, sería robado por Lemarchand, y encargado a su esposa antes de morir.
Sin embargo, un demonio disfrazado como vagabundo, se encargaría hasta la actualidad, de buscar nuevos sujetos que fueran capaces de abrir la configuración.
En el relato original de Barker, si bien se reconoce como creador a Lemarchand, se deja ver que su intención al crear la caja, no fue hacer un juguete, sino directamente, crear una de tantas entradas entre ambos mundos, que existen disfrazadas como los diferentes objetos, estructuras, diagramas, y elementos que hay en el planeta.
Esta caja tiene forma cúbica, y en la misma, hay que resolver un rompecabezas muy complejo.
Cuando éste se resuelve, se produce una entrada espacio-tiempo, de los seres llamados “Cenobitas” al mundo donde se ha abierto la caja, o resuelto el puzle.
Aparece como un antiguo cubo negro lacado, estilísticamente inspirado en las cajas de rompecabezas de la antigua China, con una mano de obra sin precedentes.
La más conocida de estas cajas, porque hay muchas, es La Configuración del Lamento, que aparece de manera prominente, en la serie de películas iniciadas con Hellraiser.
Una caja de Lemarchand, es un dispositivo místico/mecánico, que como cité, actúa como una puerta, o como una clave de una puerta, a otra dimensión o plano de la existencia.
La solución del rompecabezas, crea un “cisma” o abre un camino a otras dimensiones, a través de las cuales, puede viajarse en cualquier dirección.
Los habitantes de estos otros reinos, Los Cenobitas, pueden parecer demoníacos a los seres humanos.
Un debate en curso en la serie de películas es, si el reino al cual se accede por medio de La Configuración del Lamento, es la versión cristiana del infierno, o simplemente, una dimensión genérica, determinada a través del dolor y el sufrimiento interminable.
Otras cajas de Lemarchand o similares a esta, aparecen en la saga de Hellraiser.
El Dr. Channard, es representado como un coleccionista en “Hellbound: Hellraiser II” (1988); donde se ve que tiene varias en exhibición en su estudio.
Más adelante, en la misma película, puede apreciarse a varios enfermos mentales que juegan con ellas, supuestamente con el fin de abrir puertas entre dimensiones para el Dr. Channard.
El anfitrión en “Hellraiser: Hellworld” (2008) también posee varias.
Según se explicara en “Hellraiser: Bloodline” (1996), sería Angelique, basándose en el diseño de Phillip Lemarchand, quien creara el resto de las cajas, en un intento de crear puertas similares a la configuración, aunque sin lograr el nivel logrado por Phillip.
La mayoría de las cajas vistas en las películas, no se nombran, ni usan en pantalla, por lo que su poder, si lo tienen, se desconoce.
Posiblemente, su poder, por lo que se infiere en “Hellbound: Hellraiser II” (1988) sea el mismo que el de La Caja Negra:
Abrir puertas a otras dimensiones.
En la segunda entrega de la saga, durante la persecución de Leviathan a Kirsty, es posible ver, como los pacientes del hospital, fueron obligados a abrirlas, y de ellas salen cadenas que los torturaban.
“The box.
You opened it.
We came.
Now you must come with us, taste our pleasures”
Los Cenobitas son un grupo de seres ficticios, que aparecen en las obras de Clive Barker, incluyendo la novela Hellraiser, y las películas de la saga homónima.
También, se los menciona en la novela “Weaveworld” (1987)
El objetivo de la orden de Los Cenobitas, también denominada “The Gash”, es conseguir nuevas almas para su dios, nuevos soldados para su ejército, pero no pueden salir de su dimensión, si no son convocados, y para tal efecto, fueron creadas las cajas puzle, para permitirles cruzar el cisma, entre el mundo de los mortales, y el suyo propio.
Una vez convocados, no podrán volver a sellar dicho cisma, a menos que arrastren con ellos “al Infierno” a la persona que los convocó.
Una vez de vuelta, Los Cenobitas torturarán a la víctima, utilizando las máquinas creadas para tal efecto por El Ingeniero.
Sin embargo, lo trágico y paradójico de estas criaturas, es que ellos también fueron, una vez, humanos.
En la novela aparecen 4 cenobitas.
Se los describe con “cicatrices que les cubrían cada centímetro del cuerpo; la carne cosméticamente perforada, rebanada, e infibulada, y luego, empolvada con ceniza”, con un olor a vainilla, que disimulaba algo el hedor que los cubre.
Brillan con una fosforescencia azulada, pero son invisibles para quien no los haya invocado.
“Cenobita” es una palabra que significa “miembro de una orden religiosa comunitaria”
En la novela original, Los Cenobitas son llamados “Teólogos de La Orden de La Incisión” y también “Hierofantes”
Un hierofante, o gerofante, del griego, “el que hace aparecer lo sagrado”, es un rango dentro de los sacerdotes de la antigua religión griega, concretamente, El Sumo Sacerdote del culto de Eleusis, en el Ática, así como los de otros cultos mistéricos.
Se le consideraba un intérprete de los misterios sagrados, y era el encargado de instruir a los iniciados en dichos misterios.
Los Cenobitas pueden llegar a la realidad de La Tierra, sólo a través de una ruptura o “cisma” en el tiempo y el espacio, que se abre y cierra, mediante ciertos artefactos sobrenaturales.
La forma más común de estos artefactos, es una inofensiva caja china llamada “La Configuración del Lamento” o simplemente “Caja de Lemarchand”
Los Cenobitas tienen horribles mutilaciones, o perforaciones en su cuerpo.
El personaje más conocido de las películas, es Pinhead, quien aparece en todas ellas, y es interpretado por el actor Doug Bradley, y Stephan Smith Collins, en “Hellraiser: Revelations” (2011)
Pinhead tiene pinchos, o clavos martillados en el cráneo, en un patrón de cuadrícula, 6 heridas abiertas en la parte inferior del torso, con la carne desprendida, y también anzuelos incrustados en la parte posterior de la cabeza.
Su mayor característica, por la cual se ganó su sobrenombre, es la intrincada red de cicatrices que recorre su cabeza, con clavos atravesando cada una de las intersecciones, tan profundamente, que llegan a atravesarle el cráneo.
Viste una sotana monopieza de cuero negro, unida a su pálida piel lacerada mediante complejos mecanismos de tortura, ganchos, y cadenas, que hacen referencia al Santo Oficio que obra.
Otros, tienen mutilaciones más elaboradas.
Su nombre original, en el primer film de la saga, era “Lead Cenobite”, pero pronto el sobrenombre “Pinhead” sobresalió al ser estrenado, y se convirtió en la forma más común y conocida, de referirse al personaje.
¿Cómo llegó a ser mundialmente conocido por todos los aficionados como “Pinhead”?
Sencillamente, buena parte del éxito que tuvo la película Hellraiser en su estreno, se debió al personaje.
El propio Barker ha comentado en más de una ocasión, lo sorprendido que se quedó, cuando vio que la gente no dejaba de hablar del personaje, refiriéndose cariñosamente a él, a falta de un nombre mejor, como “el cabeza de clavos”, o “Pinhead” en inglés.
Él, que realmente no era sino un personaje secundario con poca presencia en la historia, se había convertido, por méritos propios, en un nuevo icono del cine de terror, y en la opinión del que esto escribe, en el más grande de todos ellos.
Se cree que era Elliot Spencer, Capitán del Ejército Británico durante La Primera Guerra Mundial; que tras las atrocidades, e intensas emociones allí vividas, el mundo que le rodeaba dejó de tener interés para él, y se aventuró a buscar otras realidades, recurriendo a sabidurías y leyendas ocultistas prohibidas.
Y cayó en sus manos, una antigua Caja-Puzle, fabricada por el francés Phillip Lemarchand, en 1784, por encargo de un burgués ocultista, el cual terminó de dar forma al instrumento llamado “La Configuración del Lamento”
La resolución de la Caja-Puzle, no dependía sólo de sus engranajes; el ingrediente más importante, corría a cargo del interesado, y no era otra cosa, que el deseo auténtico de nuevos placeres, o experiencias, lo cual Spencer tenía.
Su trastorno mental, a consecuencia de La Primera Guerra Mundial, y su aborrecimiento del mundo conocido, lo llevaron a la larga, a resolver el enigma de la caja.
Al hacerlo, se introdujo en un mundo paralelo al nuestro, confundido por muchos con el infierno, donde el dolor y el placer son indivisibles, y donde conceptos como el bien y el mal, escapan a definiciones certeras.
Su alma, se fundió con el espíritu de Xipe Totec, “El Pontífice Oscuro del Dolor”
Una eternidad saboreando los placeres de ese lugar, le condujo eventualmente, a ser líder de los llamados “Cenobitas”, seres que se encargaban de conceder el “placer prohibido”  a quienes lo buscaban.
El propio Spencer, desnaturalizado ya de su faceta humana, fue conocido entre los mortales como “Pinhead”, traducido literalmente como, “alfiletero” y doblado ocasionalmente al español, como “Acérico”
Pinhead, El Líder de Los Cenobitas, es para algunos una pesadilla, y para otros un sueño.
Aunque originalmente fue un fiel servidor de Leviathan, el dios regente de la dimensión de la que es nativo, sus últimas experiencias en nuestro mundo, despertaron en él, otro tipo de ambiciones.
Se fue impregnando de la personalidad humana, sobre todo, tras las fatales revelaciones que tuvo en su segundo encuentro con Kirsty Cotton, quien mientras intentaba huir del reino de Leviathan, le recordó su pasado humano, que ya había olvidado a él, y los otros cenobitas; nuevamente humanizado, junto a sus compañeros, se sacrificarían protegiendo a Kirsty del que hasta ese momento fuera su dios, sin embargo, los restos de su esencia oscura, pasarían a este mundo, en la forma de un pilar del dolor, a través de una puerta nacida en el colchón, donde muriera la madrastra de Kirsty, y fuera reinvocada.
A raíz de las nuevas emociones que despertaron en él, después de sus encuentros con Kirsty Cotton, su esencia se dividió en 2 entidades:
El alma de Elliot Spencer, encerrada en el mundo de los sueños y la guerra; y Pinhead, atrapado en el pilar del dolor, y liberado por un humano codicioso en este mundo, quien se dejó seducir por el pecado humano en sus diversas formas:
La codicia, el ego, la ira, la avaricia, etc.; disfrutándolo, aprendió de la naturaleza humana, y decidió usarlo a su favor, ya que al encontrarse sin su alma humana, se enajenó de su lealtad al infierno, y leyes que lo limitaban, intentando abrir de forma permanente, las puertas del mundo de Los Cenobitas, para poder unirlo con el mundo humano, y hacerse con el poder total.
Posteriormente, se encontraría con Joey, una nueva usuaria de la caja, quien lo fusiona otra vez con Elliot Spencer, y con ello, queda una vez más sometido a las leyes cenobitas.
Sin embargo, al enfrentar a uno de los descendientes de Phillip Lemarchand, creador del cubo en la época contemporánea, quien intentó crear un infierno en La Tierra, dándole a los seguidores de su secta, atributos cenobitas, se observa que sus actos no enfurecen a Pinhead, por aspirar a ser como él, sino por traer el infierno a este mundo, ya que en un momento de furia, increpa el atrevimiento de tal acto después que él se sacrificara, transformándose nuevamente en Pinhead, para mantener el balance.
Ya después de su separación y reunificación, conservó su conciencia humana, pero él mismo ha reconocido, que el mero hecho de ser Pinhead, lo sujeta a leyes estrictas, respecto a sus funciones y atributos.
Tras años de intentos reiterados por parte de sus enemigos, Pinhead parece ser destruido definitivamente, en el año 2127, por el Dr. Marchant, último descendiente vivo, de Phillip Lemarchand.
Aunque rara vez gusta de ser el primero de Los Cenobitas en tomar la acción, Pinhead posee un sinnúmero de facultades y conocimientos, que le valen su cargo como Sumo Sacerdote y Líder.
La más agresiva de ellas, y su favorita, es la capacidad para materializar gruesas cadenas con ganchos en sus extremos, desde cualquier espacio en que se manifieste una sombra.
Cuando Pinhead se presenta en algún lugar, estas aparecen colgando de paredes y techos a su alrededor, y sólo basta su deseo, para que ataquen como si fueran serpientes.
Mientras está en su dimensión, por lo general se le llama “infierno”, pero en realidad, es un plano físico diferente, que se entrelaza con otros mundos, incluyendo el humano, puede manipular La Caja de Lemarchand, recodificándola bajo nuevos patrones a su capricho.
También, como todo cenobita, una vez que se ha manifestado en esta dimensión, puede permanecer de forma invisible, hasta que pueda llevarse a su presa.
En el primer film, se ve que tras hacer el trato con Kirsty Cotton, sólo aparece después que Frank Cotton, reconoce ser un fugitivo.
Una habilidad que también posee, es la de cambiar de forma.
Suele llevar un cinturón, del cual cuelgan diversas armas blancas, y elementos corto-punzantes, pero estos son sólo herramientas a utilizar, en quienes lo invoquen.
Finalmente, la más peligrosa, y aterradora de sus habilidades, es la capacidad de transformar humanos en Cenobitas, por medio de la tortura y mutilación.
En este acto, muestra su especial sentido del humor, ya que sus víctimas se ven transformadas en monstruos, que representan alguna característica que los distinguía en vida.
“Explorers in the further regions of experience.
Demons to some.
Angels to others”
Cada Cenobita, es en sí mismo, una celebración macabra y grotesca de glamur repulsivo y dantesco.
Como acólitos de una religión que rechaza el caos de nuestra carne, estas criaturas han reconfigurado su cuerpo, mediante toda clase de laceraciones, incisiones, perforaciones, y mutilaciones.
Sus cuerpos, presentan automutilaciones imposibles, fruto de experimentaciones perturbadas en su propia carne, siguiendo parámetros distorsionados de aterradora y malsana precisión geométrica.
Clavos clavados en la piel, hasta hundirse en el mismo hueso, piel rajada, y fijada con garfios de hierro a otras partes de la anatomía, demenciales fusiones de carne y metal, heridas abiertas, y sin cicatrizar, y deformaciones totales o parciales de la anatomía, son algunas de las señas de identidad de estas criaturas, cada una en sí misma, un retrato del dolor y la tortura de la carne, llevados a extremos imposibles de concebir y tolerar.
Unamos a esta atroz remodelación del cuerpo humano, los abrigos negros de cuero, como túnicas sacerdotales, con los que están ataviados, y ya se evidencian las 2 inspiraciones clave en el diseño de las criaturas:
Por un lado, La Inquisición Española, y por otro, la cultura Sadomasoquista, llevada a su extremo más retorcido y enfermizo.
El Primer Cenobita; es quien primero le habla a Frank.
No se conoce su sexo:
“Sus ropas, algunas de las cuales estaban cosidas a la piel, atravesándola, escondían sus partes íntimas” y su voz, o sus rasgos desfigurados, no dan pistas.
Tiene anzuelos en el rabillo de los ojos, unidos por intrincadas cadenas que atravesaban carne y hueso, a otros anzuelos en su labio inferior.
También, es quien se le aparece a Kirsty en el hospital, cuando ella casualmente resuelve La Caja de Lemarchand, y acepta el trato de dejarla libre, o “no desgarrarle el alma” si le entrega a Frank en su lugar.
El Segundo Cenobita; tiene una voz ligera y jadeante.
“Cada centímetro de su cabeza estaba tatuado, formando una intrincada red; en cada una de las intersecciones de los ejes verticales y horizontales, tenía un alfiler enjoyado, clavado en el hueso.
Su lengua estaba decorada de manera similar”
El Tercer Cenobita, toda su cara esta tan llena de cicatrices hinchadas como globos, que sus ojos no se ven, y sus palabras salen deformadas de tan desfigurada que tiene la boca.
La Cenobita Mujer o Cuarto Cenobita; se conoce cuando se quita la capucha y la ropa, muestra un cuerpo de mujer, de piel gris pero fulgurante, labios ensangrentados, pubis elaboradamente escarificado.
Es quien saluda a Frank, después de mostrarle las sensaciones que obtendrá de ellos.
El Ingeniero; es el creador, su cabeza, es un cono refulgente de luz blanca.
Es quien construye los dispositivos de tortura, que Los Cenobitas usan en el infierno, y es posible que sea el creador de todo lo presente en el plano donde existen.
Se da a entender, que es el líder del grupo, y solo se presenta en ocasiones especiales.
Clive Barker declaró, que su inspiración para Los Cenobitas fueron los punks, el catolicismo, y sus visitas a los clubes sadomasoquistas de New York, y Ámsterdam.
Los Cenobitas, son relativamente diferentes a la caracterización del film, pero aun así representativos, hablan de un líder entre ellos, a quien incluso temen, el personaje conocido como “Pinhead” en el cine, es solo su portavoz, el cual es llamado “El Ingeniero” a un ser humanoide, cuya cabeza está hecha de luz.
Es posible, que este ser, fuera quien creara la caja bajo el nombre de Lemarchand, ya que al final del relato, la recompone, limpia, y le da mantenimiento, antes de entregarla a Kirsty, encomendándole la labor de ser su guardiana.
Los personajes humanos son:
Kirsty; como la mejor amiga de Rory, llamado Larry, su padre en la película, protagonista de la novela.
Ella tiene una tensa relación con Julia, que se va haciendo cada vez más distante.
Es una mujer muy joven, y Frank la describe como poco llamativa, pero solo porque su actitud disimula sus reales atractivos.
Presenció la muerte de Rory a manos de Frank, y huyó con La Caja.
Rory Cotton es el amigo de Kirsty, y su secreto amor, marido de Julia, hermano menor de Frank.
Su sangre derramada accidentalmente, permite que Frank regrese a este mundo; pero su hermano acaba asesinándolo, para robarle la piel.
Julia Cotton, es la esposa de Rory, joven y hermosa, mantuvo una fugaz pero intensa aventura con Frank, lo que trastocó sus sentimientos, y le hizo perder el aprecio por Rory, al que en comparación con su hermano, ve como un hombre insípido.
Se hace bastante perversa a lo largo de la historia.
Atrae con engaños a 3 hombres, para que Frank consuma sus cuerpos, y recupere el suyo propio.
Frank Cotton, es el hermano de Rory, quien mantuvo un romance con Julia.
Es el antagonista principal de la novela.
Tiene un carácter ambicioso y violento.
Adquiere el cubo, en busca de sensaciones y placeres nuevos, ya que tantos años de actitud hedonista y viciosa, han hecho que los placeres del mundo, pierdan brillo ante sus ojos; fue desgarrado y mutilado mediante cadenas, garfios, ganchos y ganzúas por Los Cenobitas, al resolver el acertijo de La Configuración del Lamento, y llevado al plano en que ellos existen.
Pero consiguió escapar, y volver a este mundo, al convencer a Julia, que asesinara personas, y usarlas para restaurar su forma física.
“We have such sights to show you!”
Hellraiser es una película británica de terror, del año 1987, escrita y dirigida por Clive Barker.
Protagonizada por Andrew Robinson, Clare Higgins, Ashley Laurence, Sean Chapman, Oliver Smith, Robert Hines, Anthony Allen, Leon Davis, Michael Cassidy, Frank Baker, Kenneth Nelson, Doug Bradley, Nicholas Vince, Simon Bamford, Grace Kirby, Oliver Parker, entre otros.
Hellraiser está basada, en la aclamada novela homónima de Clive Barker; la cual está considerada, tanto una película de culto, como un clásico del género cinematográfico y literario; y pronto se convirtió, en una saga, actualmente compuesta por 9 partes, y un plan de remake.
“Hellbound” (1987), “Hellbound: Hellraiser II” (1988), “Hellraiser III: Hell On Earth” (1992), “Hellraiser: Bloodline” (1996), “Hellraiser: Inferno” (2000), “Hellraiser VI: Hellseeker” (2002), “Hellraiser: Deader” (2005), “Hellraiser: Hellworld” (2008), y “Hellraiser: Revelations” (2011)
En 1988, fue publicada por primera vez, Hellraiser como novela, y en 1991 fue traducida al español.
“The Hellbound Heart” es un relato corto, de no más de 140 páginas, publicado originalmente, como parte de la antología de relatos terroríficos, bajo el título de “Night Visions”
Un año más tarde, Harper Collins volvería a editar el relato, esta vez en solitario, gracias al éxito de la película Hellraiser.
La novela, hace referencias a temas como el sadomasoquismo, al unirse el placer con el dolor, el amor y la desesperación, el deseo, la muerte y la sangre, trazando metáforas sobre esos temas.
Como novela, es desgarradora, y que habla sobre el corazón humano, y todos los grandes terrores y éxtasis que alberga en su reino infinito.
Habla de la codicia y el amor, de la falta de amor y la desesperación, del deseo y la muerte, de la vida y el cautiverio, de campanas y sangre.
Y es que Hellraiser no se anda por las ramas, ni se pierde en amplios desarrollos descriptivos; más bien, es una fuerte y directa patada a las morales estrictas y almas bien pensadas, que con su lectura, pueden sentirse profundamente desasosegadas.
Los tiempos pasan, evidentemente, y no es lo mismo leer, o al caso, ver la película, esta novela en los tiempos que corren, que en 1986, así que hay que hacer un poco de ejercicio mental, para imaginarnos sus crudas escenas, y planteamientos, ante una crítica literaria, totalmente adormecida; crítica literaria que no conocía de medias tintas, ya que, o bien enardecía el trabajo de Barker, o bien lo vilipendiaba, cual vulgar autor de serie B provocador.
Conceptos como Los Cenobitas o La Orden de La Hendidura, serán reconocidos por muchos, y es que el cine tiene el poder visual de generar recuerdos, en aquellos que no quieren aventurarse, por la más farragosa empresa de la lectura.
Como dato, Clive Barker debutó como director en el cine con Hellraiser, antes sólo había rodado un par de cortos; esto se debió, a que no le gustaron muchos las primeras adaptaciones de sus obras, y prefirió hacerlo él mismo; y del cual hace que aparezca el nombre de “Pinhead” hasta las posteriores secuelas.
Fue el debut también en el cine, de la actriz Ashley Laurence, y el actor Doug Bradley.
La Mujer Cenobita, fue interpretada por Grace Kirby, prima de Clive Barker.
Y es que lo de Clive Barker es muy curioso:
Ha sido tanto uno de los principales participes de lo que se denominó “New Flesh”, como el principal impulsor de la estética neo-gótica, que a mi entender ha sido el final de esa “nueva carne” al popularizarla.
Y después de todo eso, deja de escribir novelas de terror, para dedicarse a la simple fantasía…
Es por tanto, parte y final de una corriente que al ser abandonada él y por su máximo exponente, David Cronenberg, se ha quedado huérfana.
Hellraiser también titulada “Clive Barker’s Hellraiser” tuvo como título original:
“Sadomasochists From Beyond The Grave”
A la productora New World, no le gustaba que la película se llamase “Hellraiser”, por lo que Barker estuvo abierto a sugerencias; y una mujer le sugirió el título de:
“What a women will do for a good fuck”
La acción, viene dada por las decisiones y acciones de los personajes, que se mueven en un entorno igualmente reducido, una casa señorial en el #55 de la calle Lodovico en Londres.
Dicha casa, actúa como un microcosmos personal, en que se desarrolla la historia principal, y todos sus argumentos secundarios, que no son tampoco demasiados.
Frank Cotton (Sean Chapman), es un hombre joven, violento, y ambicioso de experiencias personales, adquiere una caja china, procedente de un bazar oriental, y dotada de poderes.
Según antiguas leyendas, es una especie de puerta a seres de otra dimensión.
Al abrirla, Cotton convoca a estas criaturas, Los Cenobitas, procedentes de un infierno fantástico, pero éstas sólo le infringirán tormentos, hasta acabar con él.
Resulta que años después, 2 nuevos inquilinos, se instalan en la vieja casa de Frank:
Su hermano Larry (Andrew Robinson), y su esposa Julia (Clare Higgins)
La aparición del espíritu de Frank, es el principio de una vorágine de horror en estado puro, que enloquecerá a sus familiares, incluida Kirsty (Ashley Laurence), la hija de Larry, sobrina de Frank.
Bastará una gota de sangre, vertida casualmente por su hermano, sobre el suelo del desván, como el desencadenante de la tragedia.
Frank, para poder retomar su antigua forma, necesitará sangre de seres humanos que le proporcionará, secretamente, la mujer de su hermano.
Uno de los puntos fuertes de Hellraiser, es la absoluta seriedad a la hora de presentar y dibujar a los personajes, de los que conocemos sus pasiones y debilidades, en pocos minutos.
Por una parte, están Frank y Julia, presentados como 2 amantes despiadados y enloquecidos, que no dudarán en hacer lo que sea, para conseguir su propósito.
Por otro, tenemos a las víctimas, Larry y su hija Kirsty Cotton, quien tendrá que descubrir, qué se esconde tras la dimensión infernal; y por último, tenemos al nexo de unión entre ellos:
Los Cenobitas, cuyo único deseo es seguir aumentando la “familia” y que el infierno se llene de seres como ellos, seres que una vez estuvieron tan abandonados al placer de la carne, que abrieron La Configuración del Lamento, o La Caja de Lemarchand.
Este puzle, en forma de cubo, es el elemento de unión entre todos los personajes y escenarios.
Es el punto intermedio entre ambos mundos, y supone la rendición ante el dolor, o la fuerza para seguir luchando por sobrevivir.
Hellraiser, es un film con una estética marcada por el sadomasoquismo, y los “placeres” de la llamada “nueva carne”
Tan solo hay que ver el vestuario de Los Cenobitas, repletos de garfios, piercings imposibles, y acupunturas variadas, como las de Pinhead, es todo un mito del dolor.
La historia de Frank, buscando nuevas experiencias más allá de las humanas, mediante la misteriosa caja, es solo el principio de una serie de acontecimientos que aumentan la tensión por momentos.
Desde su resurrección, una especie de nacimiento infernal con toque gore, pasando por los asesinatos de sus víctimas, con la ayuda de su amante, hasta llegar al clímax final, donde Los Cenobitas hacen acto de presencia, y cobran facturas.
Todo es un canto al dolor, tanto del alma como de la carne, evitando el terror más puro, para mostrar algo más detallista y sofisticado.
No exagero, Barker es un gran creador de imágenes.
Los decorados y situaciones que envuelven la historia, son tan cuidadosamente pensados, para provocar esa sensación general de malestar que impregna Hellraiser.
Su trabajo es más que notable, y su habilidad para crear esa macabra mitología en un solo film, hace de Hellraiser, una ópera prima que, pese a sus errores, es un clásico entre los clásicos del terror moderno.
“There are no limits”
Todo aquel que haya leído la obra del escritor británico Clive Barker, sabe que hay una serie de temas que se repiten constantemente:
Realidades paralelas, estética sadomasoquista, y la inevitable e indisoluble unión del sexo con la violencia física, y la perversión moral.
Todos esos temas, están presentes en su primer, y hasta la fecha, mejor esfuerzo como director, Hellraiser de 1987, innegable clásico ochentero, y una de las películas de terror, más paradigmáticas de todos los tiempos.
Hellraiser explora, como he repetido, temas tales como el sadomasoquismo, la relación entre el dolor y el placer, y la moralidad de personajes sometidos al temor y la tentación.
Es la primera entrega de una saga, que llega hasta el año 2011, y presenta al personaje Pinhead, el cual pronto se convirtió en un icono del cine de terror.
“Butterball” (Simon Bamford) es uno de los más antiguos integrantes de La Orden de Gash, un viejo filósofo conocido y respetado por su sabiduría.
Obeso e imponente como resultado de toda la grasa añadida a partir de almas torturadas, es también mudo, y sus orejas han sido cortadas.
Detrás de sus gafas oscuras, se esconden unos ojos cosidos, y por tanto, inútiles.
Sin embargo, tampoco puede decirse que éste los eche en falta, ya que es su instinto, el que guía sus movimientos.
Sus principales “distracciones” son, en primer lugar, mantener afiladas sus cuchillas y garfios, para asegurar la consecución del placer mediante el dolor, y, en segundo lugar, hurgarse en la herida abierta que tiene en su vientre, como si esto le produjese algún tipo de enfermizo placer sexual.
“Fabricado” por el Ingeniero, “Chatterer” (Nicholas Vince) es otro cenobita, privado del don del habla, aunque sus víctimas pueden escuchar, su incesante y escalofriante castañeteo de dientes.
Estos se muestran abiertamente en todo momento, junto con las encías, debido a 4 garfios clavados a cada lado de la boca, y que estiran y separan toda la piel que la rodea.
Dichos garfios, están unidos a unos alambres que rodean toda la cabeza.
Sus orejas, también han sido amputadas, al igual que la nariz, mientras que sus ojos se encuentran sepultados bajo una gruesa capa de piel arrugada y deformada.
Como ya se ha comentado con anterioridad, la nueva configuración anatómica de muchos Cenobitas, así como también sus “dones” o “facultades específicas”, hacen referencia a rasgos de la vida pasada que estos llevaran, antes de ser transformados por Leviathan.
En el caso de “Chatterer”, el hecho de no tener boca ni labios, resalta y congela su dentadura en un eterno “rictus sardónico y burlón” que evoca la más tétrica y cadavérica de las sonrisas... lo cual no es fortuito, ya que en su anterior vida, El Cenobita Chatterer, era uno de esos cómicos que entretienen a su audiencia de pie o sentado en lo alto de un escenario, contando chistes o anécdotas inspiradas en la vida cotidiana, “stand-up”
Como puede comprobarse una vez más, El Ingeniero posee un macabro sentido del humor.
“Female Cenobite” (Grace Kirby) según cuenta la leyenda, su verdadero nombre es tan horroroso e infame, que jamás debe ser mencionado, bajo pena de sufrir la más agónica de las torturas.
Se trata de La Alta Sacerdotisa del Infierno, un violento demonio virgen, con un corazón de alquitrán, incapaz de conocer cualquier emoción relacionada con la conmiseración o el amor.
Su ansia de sangre, es tan incontrolable, que ni sus propios superiores son siempre capaces de frenar su ciego, impaciente, e implacable apetito, por los actos de tortura más salvajes, jamás concebidos por el hombre.
Por ello, hay 2 cosas por las que hacen de Hellraiser un clásico:
La primera de ellas, es sin duda su estética, un elemento muy cuidado en todas las películas de Clive Barker.
Desde la enigmática forma de La Configuración, ya en sí misma, todo un icono del género fantástico, hasta la apariencia sexualmente ambigua y fetichista, de Los Cenobitas, el mundo de Hellraiser, se nos presenta como un lugar oscuro, pero a la vez hermoso.
La obsesión por los piercings, la profanación de la carne por el metal, y la plasmación visual del dolor constante, es algo que está presente en toda la saga, y ciertamente, ayuda mucho el hecho de que, incluso, tras casi 30 años de su estreno, los efectos especiales sanguinolentos, están muy bien hechos, la secuencia en la que vemos a Frank Cotton regenerarse, a partir de una mancha de sangre en el suelo, sigue siendo tan increíble como entonces, si bien algunos efectos digitales del final, como rayos eléctricos más que nada, son sumamente cutres.
Pero sin duda, el centro neurálgico de Hellraiser, lo constituye el inmenso Doug Bradley, que interpreta al líder de Los Cenobitas, “Pinhead”, para los fans, auténtico ídolo del cine de terror, y la mayor presencia de toda la saga, a pesar de que en Hellraiser, su presencia es mínima.
Bradley, amigo de Barker de toda la vida, ha hecho de este personaje, una auténtica gloria para siempre asociada a él, siendo el único personaje que se ha mantenido a lo largo de las 8 entregas.
Otra de las señas de identidad de Hellraiser, es el maquillaje y el gore, que siguen siendo destacables tantos años después.
El otro elemento que define el éxito de Hellraiser es su genuina perversidad.
Desde el inicio de la historia, lo que nos muestra Clive Barker, es una situación doméstica, en la que 2 personas inocentes, Larry Cotton y su hija Kirsty, son auténticas presas del mal, un mal que sólo puede ser combatido por medio de la intercesión de uno mayor.
Los personajes de Frank y Julia, son auténticas plagas humanas, seres pervertidos y malévolos, sin ningún tipo de lealtad, más que hacia su sadomasoquista relación, el carácter del sadomasoquismo es crucial para Hellraiser, ya que desde el principio, hemos visto como el principal atractivo que Julia ve en Frank, es el hecho de que él la trata como basura.
Es obvio que todo el esfuerzo narrativo de Clive Barker, está centrado en estos 2 personajes, ya que los “héroes” Kirsty y su novio, son un par de tortolitos atolondrados, cuya única posibilidad de éxito, yace en su alianza con las fuerzas de las tinieblas.
Una diferencia importante entre el libro y las versiones del cine, aparte del nombre, es que la versión cinematográfica de La Caja, se retuerce en nuevas alineaciones, o formas, mientras que la versión de la novela, se desmonta y monta completamente.
La versión cinematográfica, también está acabada en bronce u oro, y parece haber símbolos arcanos grabados en su superficie.
La versión de la novela es completamente lisa, y no tiene diseños evidentes, con la excepción de un casi imperceptible grabado a lo largo de las costuras, entre las piezas, pero que parece mostrar los rostros de sus víctimas, en la reflexión de la luz sobre sus superficies.
Otro dato es que Clive Barker, tuvo que realizar varios cortes del montaje original, para que consiguiera el certificado de “R-Rating” menores de 17 años acompañados de adulto.
Las censuras corresponden a unos cuantos martillazos de Julia, cuando mata a su primera víctima, cuando sale sangre del cuello de Frank, como monstruo (Oliver Smith), un plano de unos dedos que se introducen en la carne, y escenas de sexo.
“Jesus wept”
“El Advenimiento del Infierno” es un original planteamiento para una película, que se presiente como una revisión moderna del mito de La Caja de Pandora, y que sustrae en su esencia, elementos del género fantástico como:
Las casas encantadas, las madrastras malvadas, el sadomasoquismo, el bíblico Caín y Abel, el “grand guignol” acompañado del inevitable empleo de la sangre, y la violencia desencadenadas aquí, como una maldición desatada, y los cuentos de hadas.
Usualmente, en los relatos de vampiros, los humanos que se alían al lado oscuro, suelen movilizarse por poder, o el deseo de eternidad.
Aquí las cosas son mucho más terrenales, y todo pasa por el deseo sexual y la perversión.
Pues Julia consigue llevar víctimas a su casa, para que Frank las masacre, y se reconstituya, es sólo una labor de amor, para recrear a su amante perfecto, al estilo “Frankenstein”
Lo que al principio le plantea repulsión y temor, está violando sus propios límites, termina por transformarse en rutina.
Es tan buena la actuación de Clare Higgins, que sin ella, el relato sería simplemente una historia hueca, su Julia, pasa por todos los estadios, hasta llegar a la amoralidad absoluta.
El hecho de que la sexualidad de Julia esté regida por un personaje horrible, que ha de vivir escondido en el ático, puede que sea una sublimación de la situación personal de Barker, como homosexual, que por aquel entonces, no había salido aún del armario.
No obstante, los personajes principales de Hellraiser, son 2 mujeres:
Julia y su hijastra Kirsty, y sobre ellas recae casi la totalidad de la trama.
En Hellraiser vemos los ochenta-chillón en Julia:
Pelo corto, pendientes enormes, maquillaje estrambótico, uñas pintados de rojo, etc.
Y por otro, los ochenta-clásicos en Kirsty:
Pelo largo, camisetas blancas, chaquetas tejanas, zapatillas deportivas, jerséis con el cuello vuelto, apenas maquillaje, etc.
Quizá gusta el primero, porque tiene unas connotaciones progresistas.
En este caso, la mujer Julia, ejerce un rol masculino, agresivo, y feminista.
En cambio, en el clásico, decididamente conservador, se transmite pureza, feminidad y romanticismo, de ahí el predominio del blanco.
Los hombres de Hellraiser, o bien son horribles monstruos, o alfeñiques como el marido de Julia, o perversos sexuales como Frank, o castigadores como Los Cenobitas, incluyendo a una Fémina Cenobita, sea lesbiana o transexual.
La primera parte de Hellraiser, narra el rito de invocación de Los Cenobitas por parte de Frank Cotton, un personaje odioso y desarraigado, codicioso, incapaz de establecer ningún vínculo emocional o afectivo con nadie, debido a su nihilismo, egocentrismo, y avaricia sin límites.
Esa avaricia, lo convierte en un personaje incapaz de formar parte de una comunidad o familia.
En uno de sus numerosos viajes alrededor del mundo, buscando placeres con los que saciar su voraz apetito por experimentar nuevas sensaciones, Frank acaba por encontrar lo que supuestamente es, la llave a una nueva dimensión del placer.
Frank ha probado todo lo que la humanidad podía ofrecer, viviendo siempre al filo de la navaja, ganándose la vida a base del robo, asesinato, contrabando de drogas, y saciando su insaciable búsqueda de placeres con prostitutas, e incluso, con la mujer de su hermano, a la que prácticamente violó, con el consentimiento de ésta, pero no deja de ser casi un acto de violación, por el modo en el que lo hizo, con la consecuente traición a su hermano, el cual nunca llegaría a enterarse, horas antes de su boda.
Toda una vida dedicada a la búsqueda y consumación del placer, y sin embargo, Frank necesita algo más, porque los placeres mundanos, no son capaces de consumar su enfermizo apetito.
Y ahí es donde entra Kircher, un Guardián, el cual, a cambio de unos favores, le entrega a Frank en Düsseldorf, La Configuración Lemarchand, también conocida como La Configuración del Lamento.
Los Cenobitas entablan una conversación con Frank, y es en esta parte, en donde se explican cuestiones que en la película Hellraiser quedan en el aire.
He de añadir, que éste es uno de los momentos más destacables y emocionantes de la novela, y también de los más impactantes.
Es una pena, que la película lo abordase de un modo tan precipitado:
Frank buscaba placer.
Los Cenobitas iban a darle las llaves del placer, o eso creía Frank.
Porque su error, como él mismo comentó más adelante en la obra, fue no darse cuenta, de que Los Cenobitas tenían una concepción distinta de lo que era el placer.
Lo que para ellos era placer, para los humanos es sufrimiento llevado al extremo más insoportable e insufrible.
Sin embargo, ambos términos, placer y sufrimiento, como parece sugerir no sólo el relato y la película, sino toda la mitología desarrollada a partir de dicha historia, están inequívocamente unidos.
Ambos constituyen el anverso y el reverso de una misma realidad, como caras distintas de una misma moneda, y que por tanto, no pueden separarse.
Comprender que, para entender lo que Los Cenobitas iban a proporcionarle, para entender el sufrimiento y placer ilimitados al que iban a darle acceso, sus sentidos debían estar completamente receptivos, despiertos.
El recuerdo de todas las mujeres con las que mantuvo relaciones, hizo que Frank tuviera una erección... y cuando terminó de masturbarse, y eyaculó en el suelo de la habitación, Frank estaba listo para jugar con ellos.
Este detalle, que puede parecer fuera de lugar o absurdo, tiene su sentido, y es otro aspecto que no aparece en la película, y que sin embargo, es tremendamente importante para comprender lo que ocurrirá más adelante.
Cuando un humano es llevado al Infierno de Leviathan, sólo puede escapar, si antes ha dejado en su plano, algún rastro, alguna esencia de su corporeidad:
Sea semen, saliva, sangre... los cuales actúan de llave, que permite el tránsito del Infierno, al plano del que fue tomado.
Cuando Rory, Larry en la película, vierte más adelante, su sangre en el suelo, el contacto de ésta con el rastro de la esencia de Frank, permitirá que éste pueda ponerse en contacto con Julia, y que por tanto escape, temporalmente, de los emisarios infernales.
Lógicamente, todo esto constituye un aspecto demasiado escabroso, para que pudiera quedar reflejado en una película, pero en cualquier caso ahí está, y en el relato, se explica a la perfección.
La relación entre Julia y Rory, está muy fielmente reflejada en la película.
Rory es un hombre débil, infantil, cariñoso, sediento de amor y cariño, y que ama a su mujer por encima de todo.
Por otro lado, Julia, interpretada por una excelente Clare Higgins, es una mujer insatisfecha, en cierto modo, igual que Frank, y ciertamente, el personaje más complejo, y humanamente más horroroso de toda la obra.
En un principio, enamorada de Rory, se vio sin embargo atraída por ese salvaje encanto de Frank, un hombre que es completamente distinto a Rory, un hombre que busca la aventura y el riesgo, y no la estabilidad familiar.
En cierto modo, Julia ve en Frank, la encarnación de ese ideal de amor pasional y salvaje, que Rory no puede darle.
Antes de su boda con Rory, ella y Frank hacen el amor.
Después, Frank la abandona, y se marcha de viaje por el mundo.
El motivo:
El desapego de Frank, hacia cualquier cosa o persona.
Julia fue una salvaje aventura, una experiencia sexual placentera, pero no por ello, iba a estar él dispuesto a compartir su vida con ella para siempre.
Por otro lado, tampoco le interesaba granjearse la enemistad de su hermano, por lo que se “limitó” a acostarse con su futura esposa, antes de la boda.
Durante la ceremonia nupcial, no obstante, Julia interpretará realmente muy bien su papel de esposa fiel y devota.
Es de suponer, que no tenía ninguna otra opción, ya que, bien pensado, Rory no era mal partido para ella.
En cualquier caso, su relación con su marido, irá enfriándose paulatinamente desde entonces, aunque el ingenuo de Rory no será apenas consciente de ello.
Él vive en su particular mundo feliz, uno en donde figuran él con su amada esposa, su flamante casa nueva, y sus amigos.
No es capaz de interpretar las señales, en buena parte, porque no quiere, precisamente por su fragilidad emocional.
Y aquí entra Kirsty, amiga de Rory en la novela, por el que siente probablemente, algo más que amistad, y que en la película, sin embargo, es presentada como la hija de Rory/Larry, fruto de su anterior relación, de modo que no es hija de Julia, en lo que supone, otro interesante punto de divergencia, con respecto al relato.
En cualquier caso, Kirsty sí captará las señales que evidencian el lado oscuro de Julia, a la cual Frank le pedirá sangre, para poder encarnarse de nuevo en un cuerpo humano.
Y será Kirsty, la que hará lo que Rory debería haber hecho.
No deja de ser significativo, que en este libro, sean Kirsty y Julia, los personajes más activos y atractivos, y sobre los que recae todo el peso de la narración, mientras que los personajes masculinos, o bien son completamente ineptos e incapaces de llevar las riendas de la acción, o bien, son seres mezquinos que maquinan en la sombra.
Frank convence a Julia, de que seduzca a pobres infelices, los lleve a la habitación prometiéndoles sexo, para al final, acabar entregándoles un destino mucho más horrible que la muerte.
Como ya hemos comentado anteriormente, Kirsty empieza a sospechar, aunque al principio, sus sospechas se reducen a la infidelidad de Julia, y no a su complicidad en un triple asesinato, y en una conspiración para traer a Frank de nuevo al plano de los vivos.
El plan de Frank, por otro lado, es el de reemplazar a Rory, usurpar su puesto, y quedarse con Julia.
Ya ha aprendido el precio que ha tenido que pagar por su búsqueda del hedonismo más exacerbado, y su deseo es volver a ceñirse a los límites del placer mundano.
El mensaje de la obra, es por tanto claro:
Cuidado con lo que deseas, porque la búsqueda de algo que se desconoce, puede acabar de un modo imprevisto, e igualmente trágico.
Cuando Kirsty se cuela en la casa para inspeccionar, y descubre el amasijo de carne y músculos que es Frank, succionando la esencia de una de sus víctimas, consigue escapar, no sin antes, robarle a Frank la caja-puzle y, conmocionada, es llevada a un hospital.
En el hospital, Kirsty, igual que en la película, resolverá La Configuración del Lamento.
Lógicamente, llegados a este punto, uno puede hacerse la siguiente pregunta:
¿Cómo es posible, que Frank tardara tanto tiempo en resolver el enigma, y si lo hizo, fue gracias a su deseo y su maldad, y sin embargo, la dulce e inocente Kirsty, lo consigue en apenas unos minutos?
Según el relato, esto se debe a restos de la sangre de Frank en el cubo.
En su huida, Kirsty usó la caja para golpear a Frank, que la había atacado, y por este motivo, las caras del puzle quedaron manchadas de sangre.
Pese a que en el hospital limpiaron la caja, quedaron algunos restos que permitieron a Kirsty, descubrir los entresijos de la caja, las ranuras, y puntos de presión, que le permitieron resolverlo fácilmente.
Y, nuevamente, al resolver el puzle de la caja, volverán a aparecer Los Cenobitas.
Al igual que en la película, Kirsty hará un trato con ellos:
Ella los llevará ante Frank, el cual había osado huir del Infierno, si la dejaban marchar a ella.
En la película, se ve cómo Kirsty se adentra en los pasadizos del Infierno, y es perseguida por una bestia parecida a un escorpión, El Ingeniero, pese a que esta escena no aparece en la obra literaria.
En el relato que nos ocupa, El Ingeniero aparece sólo al final, y es caracterizado de un modo bien distinto, como se verá más adelante en la saga.
Frank mata a Rory, y le roba la piel, haciéndose pasar por él, tal y como puede verse también en la película.
Y, al igual que en la película, Kirsty le hará confesar su verdadera identidad, cuando éste iba dispuesto a matarla, provocando una nueva aparición de Los Cenobitas, los cuales volverán a apresarlo, desollarlo, y arrastrarlo a su Infierno delirante.
La frase final pronunciada en la película por Frank, bajo la piel de Larry, antes de morir, “Jesus wept” en referencia a las lágrimas vertidas por Jesús, frente a la tumba de Lázaro, fue improvisada por el actor Andrew Robinson.
Al final, en la película, Kirsty encuentra a un Guardián de la caja, el cual recupera La Configuración del Lamento, de entre unos escombros para transformarse en un dragón de huesos, y llevar así, la caja irá a otro explorador de emociones prohibidas, más carne fresca para el dios Leviathan, y su Orden de Gash.
Si se quiere, Hellraiser no es más que una historia de adicciones, Frank buscando el placer supremo; Julia movilizada por el incontrolable deseo hacia Frank, en donde el orgasmo no es el fin, sino el principio.
Nadie tiene sus deseos satisfechos, pues la vida sexual de Julia, no es para nada excitante; y Frank ya se ha pasado de rosca, de manera tal, que sólo puede encontrar placer en el dolor extremo, razón por la cual, se aventura a abrir puertas hacia dimensiones que esconden horrores inimaginables, y en su carrera por aplacar el deseo, violan todos los límites posibles.
Quizás el detalle de Hellraiser pase porque intelectualmente es brillante, pero resulta algo tibia en otros aspectos.
Es una historia de terror muy inteligente, donde uno asiste como espectador, a la creación y evolución del mal, pero carece de un héroe, u oponente válido, con el cual identificarse.
El otro punto flaco, es la parafernalia de demonios que viven en esos portales dimensionales, propios de Lovecraft.
El diseño es terrible, y a veces patético, eran necesarios más caracteres como el famoso Pinhead de Doug Bradley, seres humanos flagelados, en vez de una galería de prótesis, y muñecos ridículos mal animados.
El bicho que castañetea los dientes, es una decisión creativa abominable…
Con todo, Hellraiser es terror sólido e inteligente, más allá de sus fallas.
El gore en abundancia, impacta a los más sensibles, pero no asusta a la audiencia veterana del horror.
Funciona mucho más en un sentido intelectual.
“Ah, the suffering.
The sweet, sweet suffering”
La idea de Hellraiser, arranca de una premisa básica:
El peligro de dejarnos llevar por nuestros más bajos instintos.
Una premisa, a priori, trillada, pero que Barker, en su enseñanza moral, si es que la hay, utiliza para trascender la simple muestra de las atrocidades humanas, y dejar bien claro, que el infierno es el infierno, y que estamos tan cerca de tocarlo, que da pavor.
En cualquier caso, uno no puede evitar preguntarse:
¿Cómo había quedado la película, si Barker hubiera contado con una absoluta libertad creativa, para plasmar sus pesadillas, sin ningún tipo de restricciones ni censuras, tanto en lo sangriento, como en lo sexual?
Como vemos, un terror con altas connotaciones sexuales, sadomasoquistas diría yo.
También se utiliza la sangre y el sexo, como elementos regenerativos, ya que éste es el medio por el que Julia Cotton, ayuda a su otrora amante Frank:
Pues la mujer tienta a los hombres, hasta atraerlos a donde pervive el espíritu que los devora para reconstituirse.
Aquí se vuelven a repetir todos los cánones conservadores de este género tan reaccionario, desde los sueños premonitorios, hasta la decencia en el terreno sexual.
Obsérvese por otra parte, que Kirsty duerme sola en la cama, y el novio de ella, está tirado en un sofá, o en algún sitio parecido que no se ve bien.
Por no hablar de toda la trama de Julia, en la que la condena a la promiscuidad, no puede ser más clara.
De hecho, el propio argumento de Hellraiser tiene un sabor muy clásico, que recuerda al viejo concepto griego de la Hybris, especie de soberbia, que hacía creer al hombre que carecía de límites, o que podía alcanzar todo lo que sus apetencias le dijeran.
En este caso, el deseo de llegar a los confines del placer.
Abriendo un nuevo camino en el terror, con una época que estuvo marcada por los “slasher” y “zombies”, se nos ofrece un producto muy entretenido, con una estética original, y que se ha convertido en todo un clásico imprescindible para los amantes del género.

“This isn't for your eyes!”



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