The Trial of Jeffrey Dahmer

“He killed those men because he wanted to kill the source of his homosexual attraction to them.
In killing them, he killed what he hated in himself”

El 11 de abril de 1961, el juicio del criminal de guerra nazi, Adolf Eichmann, fue el primero en ser televisado por completo; y poco antes de ser ejecutado en 1989, el asesino en serie convicto, Ted Bundy, cometió el asesinato de 30 mujeres en todo EEUU, entre 1974 y 1978, aunque algunos creen que el verdadero número es más que eso...
Guapo y carismático, el arresto de Bundy y su subsecuente exhibición en los titulares de todo el mundo, le asignaron 5 abogados nombrados por el tribunal, pero el ex estudiante de derecho insistió en liderar su propia defensa, hablar en tercera persona y todo...
Más de 250 periodistas de todo el mundo llegaron a Miami en el verano de 1979, cuando comenzaron los procedimientos en el caso de los asesinatos de Chi Omega, donde Bundy irrumpió en una casa de hermandad en la Universidad Estatal de Florida, y atacó a 4 mujeres en menos de 15 minutos, matando a 2 de ellas.
El juicio de Bundy, fue el primero en ser televisado a nivel nacional, y no terminó bien para él; un veredicto de culpabilidad, le trajo 2 condenas a muerte, y un 3º después de 6 meses, tras un juicio por separado en Orlando.
Cuando llegó el momento de que el asesino en serie y caníbal, Jeffrey Dahmer fuera juzgado por el asesinato de 15 hombres, el canal Court TV estaba allí, pero con un retraso de 10 segundos, para poder editar cuidadosamente aquellas exhibiciones y discusiones que podrían ser demasiado inquietantes para los espectadores.
El 17 de febrero de 1992, más de 60 organizaciones mundiales de noticias estuvieron presentes para transmitir el veredicto de culpabilidad.
Y fue sentenciado a 15 cadenas perpetuas consecutivas por sus crímenes; hasta que el 28 de noviembre de 1994, fue golpeado hasta la muerte por un compañero recluso.
Si esperas profundizar en una de las historias de asesinos en serie más oscuras que haya tenido lugar en los Estados Unidos, querrás ver no solo uno, sino todos los terroríficos documentales y películas de Jeffrey Dahmer; pero ten cuidado:
Necesitarás un estómago fuerte…
“If he had a compulsion to kill, he would not have to drink alcohol.
He had to drink alcohol to overcome his inhibition, to do the crime which he would rather not do”
The Trial of Jeffrey Dahmer es un documental de corte, del año 1992, escrito y dirigido por Elkan Allan.
Protagonizado  por Jeffrey Dahmer, E. Michael McCann, Gerald P. Boyle, Pat Kennedy, Dennis Murphy, Frederik Berlin, Carl Wahlstrom, Tracy Edwards, Park Dietz, Laurence C. Gram Jr., J.W. Smith, Stanley Miller, Shirley Hughes, Dorothy Straughter, Janie Hagen, entre otros.
Narrado por Elkan Allan, este documental de 93 minutos utiliza fragmentos del juicio de Jeffrey Dahmer, para contar las historias individuales de sus asesinatos; aunque en el fondo esto no es un documental, es igualmente convincente; pues presenta el juicio completo de 1992 en extractos puntuales, editados para crear una fluidez coherente.
Como resultado, Jeffrey Dahmer fue sentenciado a 940 años de prisión por el asesinato de 15 hombres; había hecho que su vida adulta consistiera en asesinato, violación, canibalismo, intentando hacer un zombi humano para su propio placer y satisfacción malvada; ya que dentro de su apartamento, los cajones del tocadiscos de la habitación estaban llenos de “polaroids” de partes del cuerpo y cadáveres mutilados, incluyendo un torso inyectado, que el ácido había comido desde los pezones...
Eso fue solo el comienzo de la pesadilla.
Dentro de un congelador, la policía encontró 3 cabezas humanas, más una variedad de órganos:
Intestinos, pulmones, hígados, riñones y un corazón.
Dahmer le dijo a la policía, que estaba guardando el corazón para “comerlo”
Se almacenó otra cabeza en el refrigerador junto a una caja abierta de bicarbonato de sodio; y se encontraron 7 cráneos y 5 esqueletos completos, que fueron escondidos en varios lugares alrededor del departamento, junto con otros restos:
Fragmentos de huesos, manos descompuestas, órganos sexuales en una olla...
La policía también encontró botellas de ácido, cloroformo y formaldehído, y 3 sierras eléctricas.
En total, estos espantosos trofeos, representaban los restos de 11 víctimas.
Dahmer, más tarde confesaría haber cometido 17 asesinatos en total.
Y es que la gran fantasía de Dahmer, recurrente desde su despertar sexual adolescente, era disponer de un amante sobre el que ejercer control total, y tenerlo a su lado tanto tiempo como fuera posible; pero era incapaz de conseguirlo de manera consensuada, así que su procedimiento estándar, o como él lo denominaba, su plan, consistía en captar a un hombre, llevárselo a casa, drogarlo para que perdiera el conocimiento, matarlo, tener relaciones sexuales con el cadáver, y ya; en ocasiones, comer partes de su cuerpo, o guardar trofeos con los que excitarse.
Además, solía hacer fotografías de todo el proceso:
La policía encontró en su apartamento, 83 polaroids con distintas fases del proceso de descuartizado y descomposición.
En paralelo a sus matanzas, con el fin de prolongar sus estimulantes sensaciones, buscaba nuevas experiencias:
Por un lado, guardaba trofeos como calaveras u órganos con los que después masturbarse y rememorar a sus amantes, e incluso comer algunos trozos “para que formaran parte de él”
En su detallada confesión que duró 6 semanas, y ocupó 159 páginas, incluso comentaba la textura y consistencia de las distintas partes que comía; por ejemplo, un muslo le resultó excesivamente duro, y tuvo que comprar un ablandador de carne para hacer masticable la carne de unos bíceps…
En su espiral de asesinatos, parejo a su pérdida de contacto con la realidad, Dahmer proyectaba construir en su apartamento un centro de poder, con 2 esqueletos completos y varias calaveras, a través del cual, acceder a un nuevo nivel de percepción…
Según contaba, estaba solo a 6 meses de materializarlo cuando la policía le detuvo.
Para el 22 de agosto de 1991, Dahmer había sido acusado de 15 cargos de asesinato; y en su juicio, que comenzó el 30 de enero de 1992, Dahmer presentó una declaración de culpabilidad, pero declarándose demente.
Así las cosas, The Trial of Jeffrey Dahmer incluye la confesión y la historia de la vida de Dahmer que se lee en la transcripción de La Corte y luego, una a una, se nombran las víctimas de Dahmer, y se presentan las horribles acciones relacionadas con él para que el jurado escuche y determine.
Entre las personas que participan en el juicio están:
E. Michael McCann de La Fiscalía; Gerald P. Boyle, abogado de La Defensa; Pat Kennedy y Dennis Murphy, Detectives del Departamento de Policía de Milwaukee; Frederik Berlin y Carl Wahlstrom, Psiquiatras de La Defensa; Tracy Edwards, sobreviviente de un ataque de Dahmer; Park Dietz, Psiquiatra de La Fiscalía; Laurence C. Gram Jr., como El Juez del juicio; J.W. Smith, hermano de una de las víctimas de Dahmer; Stanley Miller, tío de una de las víctimas de Dahmer; Shirley Hughes; Inéz Thomas, Marilyn Sears y Dorothy Straughter, madres de 4 de las víctimas de Dahmer; Janie Hagen y Rita Isbell, hermanas de 2 de las víctimas de Dahmer; Donald Drandehoft, hermano de una de las víctimas de Dahmer; y Jeffrey Connor, amigo de una de las víctimas de Dahmer.
Así las cosas, 2 semanas después, el 15 de febrero, el jurado lo encontró “cuerdo y responsable de sus acciones”
El tribunal impuso 15 condenas a cadena perpetua consecutivas, lo que obligó a Dahmer a cumplir un mínimo de 936 años; y durante su propia declaración final, Dahmer expresó su deseo de morir.
Y es que Dahmer pudo ser detenido en numerosas ocasiones, pero la poca pericia de la policía le permitió continuar con sus orgías necrófilas.
La inoperancia de la policía, ya entra en el campo de la caricatura, cuando el administrador de los apartamentos donde vivía Dahmer, requirió la presencia de las fuerzas de orden público, por el espantoso olor que había en la escalera…
La policía, tras llamar a la puerta, y no obtener respuesta, la echó abajo…
Lástima que entraran en un apartamento contiguo al de Jeffrey que, como sospecharán, era de dónde provenía el hedor a putrefacción.
Obviamente, no encontraron nada en casa del vecino; y muy probablemente, el apartamento fue allanado debido a que el habitante era de raza negra, y no como Dahmer, de raza blanca, lo que conlleva un elemento racista en toda la requisa.
Porque en una situación de máxima tensión, para Dahmer, fue capaz de mantener la calma en todos los momentos que se enfrentó a la policía.
Otro par de víctimas potenciales pudieron escapar de las garras de Dahmer, cuando ya estaban en su casa pero, sorprendentemente, en ambos casos, la policía no prestó interés a las denuncias, incluso cuando una de ellas dio la dirección de su apartamento y el nombre de su agresor.
Con estos antecedentes, no es difícil entender que Dahmer fuera relativamente condescendiente con las fugas de sus presas, ya que estaba visto que las denuncias no eran tenidas muy en cuenta por la policía.
Hasta que en julio de 1991, Tracy Edwards consiguió escapar del apartamento, esposado, y lograra parar a una patrulla de policía en las inmediaciones.
Esta vez, cuando entraron en la vivienda de Dahmer, descubrieron las fotografías y los restos humanos de 11 personas diferentes...
Jeffrey Dahmer, de 31 años, fue detenido por fin.
El descubrimiento de los horrores del apartamento de Dahmer, produjo conmoción.
No se trataba de un caso que había aterrorizado a la ciudad con un reguero de cadáveres por las esquinas como Jack “El Destripador”, con el que frecuentemente se le compara…
Lo más inquietante era que se habían producido todos esos perturbadores crímenes en el más absoluto anonimato e indiferencia popular.
La sensación era que nadie había echado en falta a sus 17 víctimas mortales, y no se había establecido ningún vínculo entre ellas que pudiera llevar hasta Dahmer.
La cuestión en el juicio era, que se declaraba culpable pero enajenado; mientras que la acusación buscaba una condena de culpabilidad sin enajenación.
Dentro de las leyes de Wisconsin, donde no hay pena de muerte, la diferencia estribaba en que, si bien Dahmer no iba a volver a pisar la calle nunca más, su reclusión se llevaría a cabo en una institución mental, si ganaba la defensa; o de lo contrario, en un centro penitenciario.
Hay extensa bibliografía especializada que trata de dilucidar lo que es estar enajenado, loco, no cuerdo, pero desde el punto de vista judicial, era sencillo:
Dahmer tenía que demostrar que tenía una enfermedad mental que le impedía diferenciar el bien del mal.
La defensa lo tenía muy complicado, puesto que su defendido había dado muestras de saber perfectamente lo que hacía, y sus implicaciones legales y morales; lo único que desconocía era de dónde provenía ese impulso.
Así, por 10 votos contra 2, Jeffrey fue declarado culpable sin enajenación.
Y era algo difícil de comprender, dada la naturaleza de los crímenes de Dahmer; hasta el psicópata John Wayne Gacy, condenado a muerte por la violación y asesinato de 33 jóvenes muchachos, y ejecutado mediante inyección letal en 1994, dijo:
“Si Jeffrey Dahmer no ha superado el test legal de la enajenación mental, que Dios bendiga al que la supere.
Si Jeffrey Dahmer no lo pasa, no lo pasa nadie”
Le dijo la sartén al cazo.
“Dahmer went to great lengths to be alone with his victim and to have no witnesses”
Nada más empezar, se desmorona todo el psicoanálisis convencional:
Jeffrey Dahmer declaró en numerosas ocasiones, que durante su infancia no hubo sucesos especialmente llamativos o fuera de lo común que justificaran sus acciones futuras; ni sufrió maltratos físicos, ni abusos sexuales.
Si los vemos por separado, que fuera un chico solitario, criado en una familia de clase media en “La América Profunda”, que le gustara diseccionar animales muertos “para ver cómo eran por dentro”, o que sus padres discutieran con frecuencia, y que acabaran divorciándose cuando Dahmer tenía 18 años; no parecen motivos suficientes para justificar un despertar homicida.
Tal vez lo más llamativo fuera su interés por los órganos internos y los huesos, que metía animales muertos en ácido para obtener los esqueletos, que luego guardaba en formol; si bien, grandes cirujanos también comenzaron así…
Es más, cualquiera que se haya criado en un pueblo, recordará la existencia de algún pequeño sádico en su barrio que lo más naif que hacía era arrancar con fruición el rabo a las lagartijas.
Eso sí, en Bath, Ohio; el pueblo donde Dahmer vivió su juventud, la homosexualidad era el máximo tabú, como en tantos otros lugares a mediados de los 70s, por otra parte.
Y es que Dahmer se sintió desamparado cuando empezó a despertarse en su interior una inclinación sexual hacia los hombres, ya que no conocía a nadie gay, pero también porque, en sus fantasías, sus amantes estaban inmóviles, inconscientes… muertos.
Sabía que eso no era normal, y le aterrorizaba, por lo que intentaba embotar sus pensamientos con alcohol.
Empezó a beber en grandes cantidades en el instituto, y sus borracheras fueron el motivo de su expulsión de la universidad y del ejército, donde se alistó por indicación de su padre.
Pero sus impulsos eran demasiado fuertes como para adormecerlos con cerveza y ron, o para engañarlos con sustitutos de cuerpos humanos inertes, como un maniquí, que escondía en el armario durante la temporada que vivió con su abuela…
Capturar vivo a un depredador así, causó conmoción en el mundillo de psicólogos y psiquiatras.
No eran pocos los que veían al “Carnicero de Milwaukee” como un objeto de estudio que podría confirmar las teorías que manejaban de antemano.
Pero atención, porque Dahmer se reafirmaba:
No sentía una especial ira, ni culpaba a sus padres o a la sociedad, y no sabía de dónde le habían surgido sus macabras fantasías que le impulsaron a matar; de hecho, durante muchos años pensó que jamás las haría realidad… Desgraciadamente, se equivocaba.
Después de su arresto, el 23 de julio de 1991, Jeffrey Dahmer había sido interrogado por la policía sobre la evidencia encontrada en su departamento.
Durante las siguientes 2 semanas, Dahmer pasó más de 60 horas confesando sus crímenes, renunciando a su derecho a un abogado, y agregó que deseaba confesar todo como lo había hecho, ya que “creé este horror, y solo tiene sentido poner fin a todo”
Admitió inmediatamente haber asesinado a 17 hombres jóvenes desde 1987.
De estas víctimas, 12 fueron asesinadas en su apartamento de la calle 25 Norte en Milwaukee.
Otras 3 víctimas fueron asesinadas y desmembradas en la residencia de su abuela, en West Allis, con su primera y segunda víctima asesinada en la casa de sus padres, en Bath, Ohio; y en el Hotel Ambassador en Wisconsin, respectivamente.
La selección del jurado comenzó 2 semanas más tarde, y la prueba propiamente dicha, comenzó el 30 de enero.
El juicio de Jeffrey Dahmer, comenzó ese 30 de enero de 1992; donde fue juzgado en Milwaukee por los 15 cargos de asesinato ante el juez Laurence Gram.
Al declararse culpable el 13 de enero de los cargos presentados contra él, Dahmer había renunciado a sus derechos a un juicio inicial para establecer la culpa, como se define en la ley de Wisconsin.
El tema debatido por los abogados opositores en el juicio de Dahmer, fue determinar si sufría de un trastorno mental o de personalidad:
La acusación alegaba que cualquier desorden no privó a Dahmer de la capacidad de apreciar la criminalidad de su conducta, o de privarle a él de la capacidad de resistir sus impulsos; mientras la defensa argumentaba que Dahmer sufría de una enfermedad mental, y estaba motivado por obsesiones e impulsos que no podía controlar.
Su “modus operandi” de determinó así:
Invitaba a las víctimas a ver pornografía o a sacarse unas fotos en paños menores, les ponía una droga en la bebida, los estrangulaba, tenía sexo, y se masturbaba encima del cuerpo.
Luego tomaba fotografías del cuerpo, y de cada etapa del desmembramiento.
Solía utilizar ácidos para deshacer la carne y los huesos, pero solía conservar la cabeza y los genitales como trofeo.
Otra de sus características, era comerse parte de sus víctimas, le daba la sensación de que “empezaban a formar parte de él”
Las víctimas de Dahmer fueron en total 17 hombres, de los cuales, sus 2 primeros asesinatos ocurrieron “sin planearlo”; y son las siguientes:
En 1978:
El 18 de junio, Steven Hicks, hombre blanco de 18 años, fue visto por última vez haciendo autostop tras un concierto de rock en Chippewa Lake Park.
Por la confesión de Dahmer, lo que llamó su atención de Steven Hicks haciendo autostop, fue el hecho de que el joven tenía el torso desnudo.
Para matarlo, fue golpeado con una pesa, y estrangulado, antes de ser desmembrado; y permanece pulverizado y esparcido en el bosque detrás de la casa de la infancia de Dahmer.
Tras su primer asesinato, se sintió culpable y asustado, intentó reprimir sus deseos sexuales-homicidas acudiendo a la iglesia, dejando el alcohol, y manteniéndose en estado de celibato.
Vivió así un tiempo, lo que explica que pasaran casi 10 años hasta su siguiente crimen; pero con el tiempo pensó que podía intentar satisfacer algunos de sus deseos sin hacerle daño a nadie, por lo que volvió a beber, y empezó a frecuentar lugares de ambiente gay.
En 1986, fue detenido por exhibicionismo público; y poco antes había querido desenterrar a un joven muerto hacía unos días, para disfrutar de su cuerpo...
En 1987:
El 20 de noviembre, Steven Tuomi, hombre blanco de 25 años, fue muerto en una habitación alquilada en el Hotel Ambassador.
Dahmer afirmó no tener ningún recuerdo de haber asesinado a Tuomi, aunque declaró que debe haberlo maltratado hasta matarlo en un estado de ebriedad.
Su cuerpo fue llevado al sótano de la casa de la abuela de Dahmer, y allí tuvo sexo con el cadáver, lo desmembró y lo tiró a la basura; pero se quedó con la cabeza, la hirvió y blanqueó, para después exponerla como trofeo en su habitación.
No se encontraron los restos.
En 1988:
El 16 de enero, James Doxtator, adolescente nativo americano de 14 años, conoció a Dahmer afuera de un bar gay en Wisconsin.
Doxtator fue atraído a West Allis con el pretexto de ganar $50 por posar para fotos de desnudos.
Dahmer lo estranguló, y mantuvo su cuerpo en el sótano durante una semana antes de desmembrarlo y tirar los restos a la basura.
No se encontraron los restos.
El 24 de marzo, Richard Guerrero, hispano de 22 años, fue drogado y estrangulado en la habitación de Dahmer en West Allis.
Dahmer desmembró el cadáver de Guerrero en el sótano, disolvió la carne en ácido, y se deshizo de los huesos en la basura.
Él blanqueó y retuvo el cráneo durante varios meses antes de deshacerse de él.
No se encontraron los restos.
En 1989:
El 25 de marzo, y mientras era procesado por abuso de menores en 1989, Dahmer conoció a Anthony Sears, de 24 años, siendo la última víctima drogada y estrangulada en la residencia de la abuela de Dahmer; y también fue la primera víctima de quien Dahmer retuvo permanentemente alguna parte del cuerpo.
Su cráneo preservado y sus genitales, fueron encontrados en un archivador en el 924 North 25th Street, luego del arresto de Dahmer en 1991.
Y es que Dahmer quería que sus amantes se quedaran en la casa, y ante la negativa de estos, los mataba.
Después de cumplir su condena por abuso, y de mudarse a su apartamento en Milwaukee, Dahmer asesinó a 12 personas más, hasta julio de 1991.
En 1990:
El 20 de mayo, Raymond Smith, de 32 años, fue la primera víctima muerta en el apartamento de Dahmer, en el 924 North 25th Street.
Smith era un hombre prostituido, a quien Dahmer encontró en una taberna.
Dahmer le dio a Smith un trago lleno de pastillas para dormir, y luego lo estranguló en el piso de la cocina.
Su cráneo fue pintado con spray, y retenido como adorno.
El 14 de junio, Edward Smith, de 27 años, era conocido de Dahmer, que fue visto por última vez en su compañía en una fiesta.
Dahmer acidificó el esqueleto de Smith; pero su cráneo fue destruido involuntariamente al colocarlo en el horno, en un esfuerzo por eliminar la humedad.
No se encontraron los restos.
El 2 de septiembre, Ernest Miller, de 22 años, era un estudiante de danza, a quien Dahmer encontró afuera de una librería.
Según Dahmer, se sintió especialmente atraído por el físico de Miller... y lo mató al cortarle la arteria carótida, antes de ser descuartizado en la bañera; y Dahmer guardó todo su esqueleto en el cajón inferior de un archivador, y su corazón, bíceps y partes de sus piernas en el congelador para su posterior consumo.
El 24 de septiembre, David Thomas, de 22 años; se encontró con Dahmer cerca del Grand Avenue Mall; y fue atraído al apartamento de Dahmer, con la promesa de dinero por posar desnudo.
Una vez que una bebida alcohólica había dejado a Thomas inconsciente, Dahmer decidió que “no era mi tipo”
No obstante, Dahmer estranguló a Thomas, tomando fotos Polaroid del proceso de desmembramiento.
No se encontraron los restos.
En 1991:
El 18 de febrero, Curtis Straughter, de 17 años, se acercó a Dahmer mientras esperaba en una parada de autobús, cerca de la Universidad de Marquette.
Dahmer atrajo a Straughter a su departamento, donde el joven fue drogado, esposado y estrangulado, antes de ser descuartizado en la bañera.
Su cráneo, manos y genitales fueron retenidos.
El 7 de abril, Errol Lindsey, de 19 años; fue la primera víctima sobre la que Dahmer practicó lo que describió más tarde a los investigadores como su “técnica de perforación”, un procedimiento en el que perforó el cráneo de la víctima, a través del cual, inyectó ácido clorhídrico en el cerebro.
Según Dahmer, Lindsey despertó después de esta práctica, después de lo cual quedó nuevamente inconsciente con un trago mezclado con sedantes, y luego estrangulado hasta la muerte.
Dahmer desolló el cuerpo de Lindsey, y retuvo la piel durante varias semanas.
Su cráneo fue encontrado luego del arresto de Dahmer.
El 24 de mayo, Tony Hughes, de 31 años, era un sordomudo al que Dahmer atrajo a su apartamento, con la promesa de posar desnudo para tomar fotografías.
Como Hughes era sordo, él y Dahmer se comunicaron usando notas manuscritas; siendo estrangulado; y su cuerpo dejado en el suelo de la habitación de Dahmer durante 3 días, antes de ser desmembrado, con Dahmer fotografiando el proceso de desmembramiento.
Su cráneo fue retenido, e identificado a partir de registros dentales.
El 27 de mayo, Konerak Sinthasomphone, de 14 años; era el hermano menor un muchacho que Dahmer había atacado en 1988.
Sinthasomphone, fue drogado, tras lo cual, Dahmer le inyectó ácido clorhídrico en su cerebro, antes de que Dahmer dejara al joven desatendido cuando salía del apartamento para comprar cerveza.
Cuando regresó, descubrió a Sinthasomphone desnudo y desorientado en la calle, con 3 jóvenes angustiadas tratando de ayudarlo.
Cuando llegó la policía, Dahmer los persuadió de que él y Sinthasomphone eran amantes, y que el joven simplemente estaba intoxicado…
El muchacho no podía hablar, porque estaba aturdido por el ácido que Dahmer le había inyectado. 
Los policías los acompañaron hasta el apartamento, y creyeron su historia.
Si hubiesen revisado el apartamento, habrían encontrado un cadáver en una de las habitaciones, además de miles de pruebas de otros asesinatos.
Y es que la policía junto con Jeffrey, depositaron al moribundo joven en una silla, tras encontrarlo moribundo en la calle.
Ni siquiera registraron ni vieron el santuario macabro que tenía en la casa, y salieron corriendo ante el hedor que desprendía el interior.
Posteriormente dijo, que se aficionó a crear un zombi, porque quería un amante silencioso, que hiciera todo lo que él le pedía, y que se quedara haciéndole compañía.
Cuando la policía dejó Sinthasomphone con Dahmer en su apartamento, Dahmer inyectó de nuevo ácido clorhídrico en el cerebro de Sinthasomphone, y esto resultó fatal.
Sinthasomphone fue estrangulado, su cabeza fue retenida en el congelador, y su cuerpo desmembrado.
Konerak Sinthasomphone era de origen laosiano, y tenía en aquel momento catorce años, por lo que Dahmer declaró posteriormente que pensaba que era mayor de edad; y se da la casualidad de que era hermano de Keison Sinthasomphone, del que 3 años atrás, Dahmer también abusó.
Entonces, Keison denunció los hechos tras escapar corriendo del apartamento, cuando Jeff comenzó a tocarle; y Dahmer fue condenado a un año de prisión por abuso sexual a un menor, ya que Keison tenía 13 años; siendo el año que cumplió en régimen semiabierto.
Una vez más, Dahmer no fue investigado a fondo, y mientras estaba a la espera de condena, en libertad bajo fianza, mató a otro hombre; porque recordar que Dahmer quería tener control sobre sus víctimas, y su intención al realizar las trepanaciones, era convertirlos en una especie de zombis. 
El 30 de junio, Matt Turner, de 20 años, conoció a Dahmer cuando asistió al Desfile del Orgullo de Chicago.
En una parada de autobús, se encontró con Turner, y lo persuadió para que lo acompañara a Milwaukee para posar para una sesión de fotos.
Turner fue drogado, estrangulado, y luego descuartizado en la bañera.
Su cabeza y órganos internos, se colocaron en el congelador, y su torso se colocó posteriormente en el tambor de 57 galones que Dahmer compró el 12 de julio.
El 5 de julio, Jeremiah Weinberger, de 23 años; conoció a Dahmer en un bar gay en Chicago, y acordó acompañarlo él a Milwaukee por el fin de semana.
Dahmer perforó el cráneo de Weinberger, e inyectó agua hirviendo en la cavidad.
Más tarde recordó, que la muerte de Weinberger fue excepcional, ya que fue la única víctima que murió con los ojos abiertos.
El cuerpo decapitado de Weinberger, se mantuvo en la bañera durante una semana, antes de ser desmembrado; su torso fue colocado en el tambor de 57 galones.
El 15 de julio, Oliver Lacy, de 24 años, era un entusiasta del culturismo, a quien Dahmer atrajo con la promesa de dinero por posar para fotografías.
Lacy fue drogado y estrangulado con una correa de cuero, antes de ser decapitado, con su cabeza y corazón siendo colocados en el refrigerador.
Su esqueleto fue conservado para adornar un lado del santuario privado de calaveras y esqueletos que Dahmer estaba creando, cuando fue arrestado una semana después.
El 19 de julio, Joseph Bradehoft, de 25 años, es la última víctima conocida de Dahmer.
Bradehoft era padre de 3 niños de Minnesota, que estaban buscando trabajo en Milwaukee en el momento de su asesinato.
Permaneció en la cama de Dahmer durante 2 días después de su asesinato, y el 21 de julio, fue decapitado.
Su cabeza fue colocada en el refrigerador, y su torso en el tambor de 57 galones.
Los expertos en la defensa argumentaron que Dahmer estaba loco, debido a su impulso necrófilo, es decir, su compulsión de tener encuentros sexuales con cadáveres.
El experto en la defensa, Dr. Fred Berlin, testificó que Dahmer no pudo conformar su conducta en el momento en que cometió los crímenes, porque sufría de parafilia o, más específicamente, de necrofilia.
La Dra. Judith Becker, profesora de Psiquiatría y Psicología, fue la segunda testigo experta en la defensa; y también diagnosticó a Dahmer con necrofilia.
El experto en la defensa final en testificar, el psiquiatra forense, Dr. Carl Wahlstrom, diagnosticó a Dahmer con un trastorno límite de la personalidad, un trastorno esquizotípico de la personalidad, necrofilia, dependencia del alcohol, y un trastorno psicótico.
La fiscalía rechazó el argumento de la defensa, de que Dahmer estaba loco.
El psiquiatra forense, Dr. Phillip Resnick, testificó que Dahmer no sufría de necrofilia primaria, porque prefería parejas sexuales vivas como lo demuestran sus esfuerzos por crear parejas sexuales sumisas y sin resistencia, desprovistas de pensamiento racional, de cuyas necesidades no tenía que atender.
Otro experto en el juicio en testificar, Dr. Fred Fosdel, dio su creencia de que Dahmer no tenía enfermedad o defecto mental en el momento en que cometió los asesinatos; y describió a Dahmer como un individuo calculador y astuto, capaz de diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, con la capacidad de controlar sus acciones.
Aunque Fosdel expresó su creencia de que Dahmer sufría de parafilia, su conclusión fue que Dahmer no era un sádico.
El testigo final para comparecer ante la fiscalía, el psiquiatra forense, Park Dietz, comenzó su testimonio el 12 de febrero; y dijo que no creía que Dahmer padeciera ninguna enfermedad o defecto mental en el momento en que cometió los crímenes, afirmando:
“Dahmer hizo todo lo posible para estar a solas con su víctima, y no tener testigos”
Explicó que había amplia evidencia de que Dahmer preparó de antemano cada asesinato, por tanto, sus crímenes no fueron impulsivos.
Aunque Dietz admitió que, cualquier adquisición de una parafilia no era una cuestión de elección personal, también afirmó su creencia de que el hábito de Dahmer de intoxicarse antes de cometer cada uno de los asesinatos, era significativo, declarando:
“Si tuviera la obligación de matar, no tendría que beber alcohol.
Tenía que beber alcohol para vencer su inhibición, para cometer el crimen que preferiría no hacer”
Dietz también señaló que Dahmer se identificaba fuertemente con los personajes malvados y corruptos de los filmes que veía regularmente:
“STAR WARS: Episode VI - Return Of The Jedi” (1983), y “The Exorcist III” (1990); particularmente el nivel de poder de los personajes malvados centrales:
El Emperador y el demonio.
Explicando la importancia de estas películas en la psique de Dahmer, y muchos de los asesinatos cometidos en los Apartamentos Oxford; y explicó que Dahmer, ocasionalmente veía escenas de estas películas antes de buscar a una víctima; y diagnosticó Dahmer con trastorno por uso de sustancias, parafilia y trastorno esquizotípico de la personalidad.
Y es que Dahmer nunca ocultó su pasión por STAR WARS, y en especial le resultaba fascinante el personaje del Emperador Palpatine, que encarnaba a la perfección su fantasía de poseer control absoluto, hasta se compró unas lentillas amarillas parecidas a las que llevaba en las películas.
Y en el delirante centro de poder que proyectaba, las lámparas de globos azules que lo iluminarían, tenían que dotar al ambiente de “una atmósfera misteriosa y oscura… como en las películas del Jedi.
Por cierto, no hay evidencias de que se influyeran mutuamente Dahmer y Hannibal Lecter...
Las novelas en las que Lecter apareció en aquel tiempo, “Red Dragon” (1981) y “The Silence Of The Lambs” (1988) fueron anteriores a que Jeff se aficionara a la antropofagia, pero no influyeron en su comportamiento.
Y la versión cinematográfica de esta última, se estrenó pocos meses antes del arresto de Dahmer.
Resulta casi cómico que, en marzo de 1992, 8 meses después de la detallada y mediática confesión de Dahmer, a la entrada de la ceremonia de entrega del Oscar, un grupo de activistas homosexuales, denominado Queer Nation, se manifestaran contra Jonathan Demme, el director del oscarizado filme, porque a su entender, en el film, daban una imagen distorsionada de los gais con el personaje de Buffalo Bill.
Vamos, venían a decir que rodar una película donde había un psicópata homosexual, era atacar a la comunidad gay.
Y como se suele decir, resulta que la realidad superaba a la ficción…
En el juicio, 2 profesionales de salud mental nombrados por el tribunal, testificaron independientemente de la acusación o la defensa, y fueron el psiquiatra forense, George Palermo; y el psicólogo clínico, Samuel Friedman.
Palermo declaró que los asesinatos fueron el resultado de “una agresión reprimida dentro de Dahmer mismo.
Él mató a esos hombres, porque quería matar a la fuente de su atracción homosexual hacia ellos.
Al matarlos, mató lo que odiaba en sí mismo”
Palermo concluyó, que Dahmer era un sádico sexual con un trastorno antisocial de la personalidad, pero legalmente sensato.
Mientras Friedman testificó que era un anhelo de compañerismo lo que causó que Dahmer matara; y declaró:
“El señor Dahmer no es psicótico”
Habló amablemente de Dahmer, describiéndolo como “amable, agradable, cortés, con sentido del humor, convencionalmente apuesto y encantador.
Era y sigue siendo un joven brillante”
Él diagnosticó a Dahmer con un trastorno de la personalidad no especificado de otra manera que presenta rasgos límite, obsesivo-compulsivo y sádico.
Por último, hubo un momento en que familiares, amigos y conocidos tomaron la palabra para dirigirse al Jurado y al propio Dahmer, donde destaco 5 momentos en general durante el juicio:
Fueron 9 familiares de las víctimas de Dahmer que hablaron en el estrado para describir el dolor que han soportado debido a las acciones del asesino en serie.
Las declaraciones fueron desgarradoras, pero nada más que la de Rita Isbell.
Dahmer mató a su hermano, Errol Lindsey, y el dolor de Isbell estalló en un arrebato emocional:
“¡Cualquiera que sea tu nombre, Satanás!
¡No quiero ver nunca a mi madre pasar por esto!
¡Nunca Jeffrey!
¡Jeffrey, te odio!”, le gritó a Dahmer.
Luego arremetió contra el asesino, y tuvo que ser llevada fuera del recinto por alguaciles.
Cuando Dahmer abogó por los 2 policías para recuperar sus empleos, pues en su declaración, Dahmer expresó remordimiento por las víctimas y sus familias; y también expresó remordimiento por hacer que ellos perdieran sus trabajos.
Esos oficiales fueron los que llevaron al laosiano-estadounidense de 14 años que sangraba, y que quería su ayuda; y fue regresado al departamento de Dahmer, donde luego lo mató; a lo que Dahmer dijo:
“Espero y rezo para que puedan recuperar sus empleos, porque sé que hicieron todo lo posible, y simplemente los engañé”
Otro momento es cuando un policía explicó cuánto se tardó Dahmer en hervir una cabeza…
El detective Pat Kennedy, describió la confesión de Dahmer en el tribunal; y en su impactante testimonio, dijo que tardó alrededor de una hora en hervir una cabeza humana, según Dahmer.
O cuando el mismo policía habló sobre la cabeza en el refrigerador:
Durante ese mismo testimonio, Kennedy habló sobre una cabeza perteneciente a otra de las víctimas de Dahmer.
“Con respecto a la cabeza en el refrigerador, dice que lo conoció:
Era un hombre negro de unos 25 años”, dijo.
Continuó describiendo cómo otras víctimas fueron descuartizadas y fileteadas por Dahmer.
Afirma que hace aproximadamente un mes, compró un tambor industrial de 57 galones, y comenzó a colocar partes del cuerpo en él”
Dahmer no testificó en el juicio, pero leyó una declaración después de su condena:
“Su señoría, todo ha terminado, nunca quise la libertad, francamente quiero la muerte para mí mismo.
Lo que hice no fue por razones de odio, no odio a nadie, yo no sabía que estaba enfermo o que era maligno.
Ahora sé que estaba enfermo, los doctores me han hablado acerca de mi enfermedad y ahora tengo algo de paz.
Sé cuánto daño he causado... y le doy gracias a Dios que no podré hacer más daño.
Creo que sólo el señor Jesucristo puede salvarme de mis pecados.
No pido ninguna consideración.
Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familias, y comprendo su merecido odio.
Asumo toda la culpa por lo que hice.
He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho.
Debería haberme quedado con Dios, lo intenté y fallé, y creé un holocausto”
El juicio duró 2 semanas; y el 14 de febrero, las partes entregaron sus argumentos finales al jurado.
A cada abogado se le permitió hablar durante 2 horas:
El abogado defensor, Gerald Boyle, argumentó primero.
Recurriendo repetidamente al testimonio de los profesionales de la salud mental, casi todos los cuales habían acordado que Dahmer padecía una enfermedad mental, Boyle argumentó que los asesinatos compulsivos de Dahmer, habían sido el resultado de “una enfermedad que descubrió, no eligió”; y describió a Dahmer como un individuo desesperadamente solitario y profundamente enfermo “tan fuera de control, que ya no podía conformar su conducta”
Tras el argumento de cierre de 75 minutos del abogado defensor, Michael McCann, pronunció su argumento final para la fiscalía; describiendo a Dahmer como un hombre cuerdo, con pleno control de sus acciones, que simplemente se esforzó por evitar la detección.
McCann argumentó, que el acto de asesinato fue cometido en hostilidad, enojo, resentimiento, frustración u odio, y que las 15 víctimas por cuyo asesinato fue juzgado, “murieron simplemente para brindarle a Dahmer un período de placer sexual”; y además argumentó que, al declararse culpable pero loco por los cargos, Dahmer estaba tratando de escapar de la responsabilidad por sus crímenes.
El 15 de febrero, el tribunal se volvió a reunir para escuchar el veredicto:
Se dictaminó que Dahmer estaba sano, y no padecía un trastorno mental en el momento de cada uno de los 15 asesinatos por los que fue juzgado, aunque en cada cargo, 2 de ellos los 12 miembros del jurado manifestaron su desacuerdo.
En los 2 primeros cargos, Dahmer fue sentenciado a cadena perpetua más 10 años, con los 13 cargos restantes con una sentencia obligatoria de cadena perpetua más 70 años.
La sentencia de muerte no era una opción que el juez Gram pudiera considerar en la fase de sanción, ya que el estado de Wisconsin había abolido la pena capital en 1853.
El jurado escuchó 2 semanas de testimonios horribles sobre los asesinatos, mutilaciones y necrofilia; deliberaron durante 5 horas antes de encontrar que Dahmer estaba sano cuando cometió estos crímenes.
Después del veredicto, un ministro aconsejó a los miembros de las víctimas.
Las familias le dijeron al Chicago Tribune:
“Creo esto será el comienzo de una curación”
Al enterarse de la sentencia de Jeffrey, su padre Lionel y su madrastra Shari, solicitaron una reunión privada de 10 minutos con su hijo, antes de ser trasladado a la Institución Correccional de Columbia, en Portage, para comenzar su sentencia.
Esta solicitud fue concedida, y el trío intercambió abrazos y buenos deseos antes de que Dahmer fuera escoltado; y 3 meses después de su condena por 15 asesinatos en Milwaukee, Dahmer fue extraditado a Ohio, para ser juzgado por el asesinato de su primera víctima, Steven Hicks.
En una audiencia judicial que duró solo 45 minutos, Dahmer nuevamente se declaró culpable de los cargos, y fue condenado a un 16° período de cadena perpetua, el 1 de mayo de 1992.
“Mr. Dahmer is not psychotic.
He is amiable, pleasant to be with, courteous, with a sense of humor, conventionally handsome, and charming in manner.
He was, and still is, a bright young man”
Lo que demuestra El Caso Dahmer, es que las penas para las personas acusadas de delitos sexuales, deben de ser más duras, y sobre todo, se debería de llevar un seguimiento intenso de todas ellas, porque escasas veces, estos delitos quedan atrás para los que lo cometen, casi siempre... repiten, y en la mayoría de las ocasiones, de manera más grave.
Existen cientos de estudios en los que numerosos expertos en psiquiatría y psicología, no logran de ninguna manera reinsertar a este tipo de personas, y si es así, deben de estar aislados.
Dahmer fue detenido en más de una ocasión, si se hubieran tomado otro tipo de medida, se habrían evitado todas esas muertes.
No obstante, tras su condena, varias mujeres se ofrecieron a Dahmer en matrimonio, ante la imagen atractiva y angelical que mostró en sus comparecencias ante el tribunal.
En un más difícil todavía, del nadie es perfecto, no solo les daba igual que fuera homosexual, sino que también obviaban que era asesino, caníbal y necrófilo confeso.
El amor es ciego...
También, Dahmer se solía indignar cuando le llamaban racista, porque la mayoría de sus víctimas eran de raza negra.
Quería dejar claro, que no tenía nada contra los negros y si mató, violó, torturó, etc., a hombres de esta etnia, fue simplemente porque eran los más numerosos en los bares de ambiente donde se movía cuando su actividad asesina se desbocó.
No confundamos las cosas, venía a decir:
“Llamadme de todo pero racista no, por favor”
Es más, su ideal de amante era “un hombre blanco bien desarrollado y complaciente”
Y apostilla:
“Habría preferido tenerlos vivos”
Curiosamente, en la recurrente “The Silence Of The Lambs”, cuando El FBI elabora el perfil psicológico de Buffalo Bill, se dice que, como sus víctimas son blancas, el asesino es blanco, “porque los asesinos reincidentes, suelen matar dentro de su propio grupo étnico”
Pero dentro de la prisión, la idea de que sus crímenes eran raciales había calado hondo...
En la cárcel, Dahmer rechazó ofertas de custodia de protección a pesar de las muchas amenazas contra su vida.
El 3 de julio de 1994, Osvaldo Durruthy, otro convicto, y de raza negra, intentó degollarlo en la capilla de la prisión; pero Dahmer salió del incidente con apenas rasguños menores, y se negó a presentar cargos.
Según la familia de Dahmer, él había estado listo durante mucho tiempo para morir, y aceptó cualquier castigo que pueda soportar en prisión.
Además de que su padre y su madrastra mantenían contacto regular, la madre de Dahmer, Joyce, mantenía contacto regular con su hijo, aunque antes de su arresto, los 2 no se habían visto desde La Navidad de 1983.
Joyce Dahmer relató que en sus llamadas telefónicas semanales, siempre que expresaba preocupación por el bienestar físico de su hijo, a lo que Dahmer respondía con comentarios sobre el efecto de:
“No importa, mamá.
No me importa si algo me sucede”
Y 5 meses después, el 28 de noviembre, y tras 3 años después de su encarcelamiento, su compañero recluso, y de raza negra, Christopher Scarver de 25 años, quien también fue un asesino convicto que cumplía varias sentencias de cadena perpetua; y Dahmer, estaban limpiando el baño del gimnasio de la prisión, y cuando los guardias se volvieron, Scarver golpeó a Jeffrey Dahmer hasta la muerte.
Y la razón… increíblemente nada que ver con el comportamiento horrible de Dahmer antes de la prisión, pero sí causándole la muerte instantáneamente.
Scarver alega que inmediatamente antes de asesinar a Dahmer, lo había arrinconado, presentándole un artículo de periódico que detallaba los crímenes de Dahmer, y exigió que Dahmer respondiera si el relato era cierto.
Scarver alegó además, que se había revelado por los crímenes de Dahmer, y que Dahmer había sido abiertamente impenitente por sus crímenes; que Dahmer se burló de los empleados de la prisión y compañeros reclusos, al moldear su comida carcelaria, en imitaciones de extremidades amputadas, junto con “kétchup” para simular salpicaduras de sangre; y que el personal de la prisión, sabedor del odio de Scarver hacia Dahmer, había dejado deliberadamente a los 2 hombres sin supervisión para que pudiera matarlo.
Además, Scarver declaró que a Dahmer no le gustaban tanto los reclusos, que necesitaba una escolta personal de al menos un guardia cada vez que salía de su celda, para evitar que los reclusos lo atacaran.
Dahmer había declarado en su testamento, que no deseaba que se realizaran servicios, y que deseaba ser cremado.
Pero antes, su cerebro se conservó en formol para su posterior estudio, como hacía el joven Jeff con los animales que encontraba muertos al lado de la carretera; aunque el cerebro fue incinerado por orden judicial tiempo después.
Y en septiembre de 1995, el cuerpo de Dahmer fue cremado, y sus cenizas divididas entre sus padres.
Aquel 28 de noviembre de 1994, su historia quedó cerrada casi como empezó.
Y es perfectamente posible que nunca comprendamos la mente de alguien que podría cometer tales actos sádicos.
Sin embargo, la más espeluznante de las historias y las películas conocidas, basadas o inspiradas en hechos reales, son aquellas que, en lugar de sensacionalizar aún más la historia, se centran en el elemento humano, lo que sugiere que Jeffrey Dahmer se salvó con sus crímenes durante mucho tiempo, simplemente porque pudo funcionar a un nivel “normal”, en su vida diaria.

“Whatever your name is, Satan!
I don’t ever want to see my mother go through this again!
Never Jeffrey!
Jeffrey, I hate you!"


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