うなぎ (The Eel)

“なぜあなたはウナギをペットとして飼っていますか?”
(¿Por qué tienes una anguila como mascota?)

El novelista y ensayista japonés, 吉村 昭 (Akira Yoshimura) toma un animal como “protagonista” metafórico en una de sus novelas:
“仮釈放” (On Parole – 1988) que es una novela que cuenta la historia de Shiro Kikutani, un hombre que cumple una sentencia de prisión indefinida por el asesinato de su esposa infiel; y después de 15 años le otorgan la libertad condicional por su buen comportamiento, y tras su liberación lucha por readaptarse a una sociedad que ya no reconoce.
La novela está escrita en el modo narrativo en 3ª persona, y está dividida en 13 capítulos que cuenta la vida de Kikutani, un maestro que es enviado a prisión por el asesinato de su esposa infiel, el apuñalamiento de su amante, así como un acto de incendio provocado contra la casa de la familia del hombre que resultó en la muerte de su madre.
Mientras está encarcelado, trabaja en la imprenta de la prisión, se comporta bien y en general, se mantiene solo.
Después de un lapso de 15 años, se le concede la libertad condicional y se muda a una casa intermedia.
Su oficial de libertad condicional, Kiyoura, toma algunas medidas básicas para reintroducir a Kikutani en la sociedad; pero Kikutani no está acostumbrado a su libertad recién descubierta, y tiene dificultades para hacer cosas básicas, como ir al baño sin pedir permiso, o caminar normalmente sin marchar de la manera en que él y sus compañeros fueron obligados a hacerlo en prisión.
Kiyoura le encuentra un trabajo en una granja de pollos, y le dice que pronto debe encontrar un departamento propio, y abandonar el centro de rehabilitación.
Debido a que la granja de pollos donde trabajará está muy lejos de su casa, le anima a encontrar un departamento cerca de su lugar de trabajo; y Kikutani duda si debe alejarse demasiado de la ciudad y de su oficial de libertad condicional, porque siente que hay un cierto grado de seguridad cerca del centro de rehabilitación, por lo que encuentra un departamento que está cerca, aunque esto requerirá un largo viaje diario a la ciudad.
Pero Kikutani se instala en su nueva vida, y se contenta con llevar a cabo su rutina diaria sin complicaciones; en particular, le complace tener poco o ningún contacto con otras personas, aparte de su visita mensual a su oficial de libertad condicional.
Un día, por casualidad, Kikutani pasa junto a una mujer en la calle que se parece mucho a su esposa...
Este encuentro lleva a Kikutani a regresar a la escena de su crimen, su antigua ciudad natal de Sakura, a altas horas de la noche sin ser notado; y le trae un poco de incienso para quemar en la tumba de la anciana que murió en el fuego, pero cuando llega al cementerio, se da cuenta de que no siente remordimiento por sus crímenes, y simplemente se va.
Él no le dice a su oficial de libertad condicional recientemente asignado, Takebayashi, de su viaje, y nada más viene del asunto.
Kikutani forma una amistad, bastante distante, con uno de sus compañeros de trabajo en la granja de pollos, y también recibe una carta de alguien que lo ha reconocido como un ex prisionero, y confiesa que él también es un ex convicto.
Los 2 comienzan una correspondencia, pero cuando deciden encontrarse, el otro hombre pierde sus nervios, y la relación se interrumpe abruptamente.
Durante una de las siguientes reuniones de libertad condicional de Kikutani, sorprendentemente, Takebayashi plantea la posibilidad de casarse, y explica que él y su esposa conocen a una mujer mayor a la que han contado sobre su pasado, y que sin embargo está dispuesta a conocerlo y considerar casarse con él.
Kikutani está sorprendido por la sugerencia, y reflexiona sobre la idea, pero no está particularmente dispuesto a volver a casarse.
Pero después de que Takebayashi muera, Kikutani lo reconsidera porque siente que esto es lo que otros quieren de él; y se casa con la mujer, Toyoko, y los 2 se establecen brevemente en una relación feliz en el departamento de Kikutani.
Aparentemente, sin embargo, aunque a Toyoko se le contó el pasado de Kikutan, no le dijeron que estaría en libertad condicional por el resto de su vida.
Esta constatación la inquieta, y ella comienza a presionar a Kikutani para que comience a mostrar abiertamente pesar por sus crímenes cometidos, con la esperanza de que se le conceda el perdón.
Un día, Kikutani regresa a casa, y descubre que Toyoko había establecido 2 pequeños altares a sus víctimas; él se enfurece, pierde el control de sí mismo, arroja a Toyoko escaleras abajo, y la mata.
En la escena final, Kikutani regresa impotente a la casa de transición, preparado para confesarle a Kiyoura lo que ha hecho.
En sus obras, Yoshimura suele analizar con un estilo preciso, casi científico, lo que parece la imposibilidad de sus personajes de disponer de sus vidas, como si estuvieran abocados a un destino inexcusable, y fueran incapaces de ejercer el libre albedrío por carecer de una voluntad firme, o haber renunciado a la existencia.
“仮釈放中の男についてこのような噂があるのは悪いですか?”
(¿Es malo tener tales rumores sobre un tipo en libertad condicional?)
うなぎ (The Eel) es una comedia japonesa del año 1997, dirigida por Shōhei Imamura.
Protagonizada por Kōji Yakusho, Misa Shimizu, Mitsuko Baisho, Akira Emoto, Hiroyuki Konishi, Sho Aikawa, Fujio Tokita, Sabu Kawahara, Tomorō Taguchi, Etsuko Ichihara, Sanshō Shinsui, Kōichi Ueda, Ken Mitsuishi, Shōichi Ozawa, Sei Hiraizumi, entre otros.
El guión es de Shōhei Imamura, Motofumi Tomikawa y Daisuke Tengan; basados libremente en la novela “仮釈放” (On Parole – 1988) del célebre autor Akira Yoshimura, combinada con elementos de la película “The Pornographers” (1966) del mismo director; por lo que la hace una comedia absurda, un drama sobre la redención, un poema surrealista sobre estados de conciencia, un “thriller” sobre celos y venganza, o todo lo anterior; con las consecuencias de la pérdida instantánea de control que moldean esta historia en la forma en que se desarrollan las circunstancias de la vida, lentamente, e Imamura sabe cómo llevarnos con él, en este extraño cuento, haciendo una pausa aquí y allá para las secuencias surrealistas y oníricas que pueden alterar nuestras percepciones de la realidad.
うなぎ (The Eel) ganó y compartió La Palme d'Or en El Festival Internacional de Cine de Cannes con “طعم گیلاس” (Taste of Cherry)
El premio hizo de Shōhei Imamura, el único director japonés que ha ganado 2 Palme d'Or, siendo la primera ganada por “楢山節考” (The Ballad of Narayama – 1983); y está considerado como el director de cine más destacado de Japón tras la muerte de Akira Kurosawa, y uno de los grandes representantes de “La Nueva Ola Japonesa de los años 60”; y uno de los 4 directores que ha obtenido en 2 ocasiones La Palme d’Or, junto a Francis Ford Coppola, Bille August y Emir Kusturica.
Los críticos han subrayado siempre su humanismo e inconformismo, su amor por los personajes desheredados, olvidados y marginales en el poderoso Japón que resurgió de las cenizas tras La Segunda Guerra Mundial, pero también su deseo de revelar las paradojas y los aspectos más oscuros e irracionales de la sociedad japonesa que había comenzado a cambiar la tradición por el consumismo.
“Soy un apasionado de los seres humanos, casi me siento devorado de pasión por ellos”, declaró Imamura en Cannes tras alzarse con el mayor galardón del certamen con うなぎ (The Eel)
La acción sigue a Takuro Yamashita (Kōji Yakusho) que regresa a su casa temprano y encuentra a su esposa en la cama con otro hombre, al cual asesina.
Por el crimen es condenado a prisión; y 8 años más tarde se le concede la libertad condicional.
Tiene idea de abrir una peluquería para trabajar, en un rincón perdido de la región de Tokio; y rehaciendo un antiguo caserón con sus propias manos, Yamashita consigue dar cuerpo a su objetivo, y el salón abre rápidamente.
Poco tiempo después, salva, completamente por casualidad, la vida de una joven Keiko Hattori (Misa Shimizu) tras una tentativa de suicidio.
Tras su recuperación, ella le pedirá trabajar a su lado; y a pesar de su aprehensión, Yamashita aceptará, y la joven aportará a la austera peluquería ese toque de alegría y de feminidad que faltaba.
Yamashita seguirá sin embargo recluido en su mutismo, no confiando más que en una anguila, recogida cuando estaba en la cárcel.
Y cuando la vida comienza a sonreírle, se encuentra con un antiguo compañero de cárcel… y Yamashita comprende que toda la lucha por convertirse en un hombre nuevo, podría desmoronarse si su pasado es revelado; sobre todo teniendo en cuenta el interés de los excéntricos habitantes del pequeño pueblo, por conocer más del nuevo barbero…
うなぎ (The Eel) es un canto que reafirma los nuevos comienzos, pero para llegar a ello se explora el pasado de gran violencia, tormento y angustia; tocando temas como:
La reinserción fallida de los presos a la sociedad; la lucha encarnizada del capitalista que trata de enriquecerse a toda costa; la valía de la moralidad social; etc.
Todo envuelto por unos toques de surrealismo, en lo referente a lo que el protagonista imagina; y la bella cotidianeidad vivida por unos personajes de lo más entrañables; sin olvidar ciertas pinceladas de magia redentora en un ambiente tranquilo y natural, alejado de los humos de la ciudad, donde cada personaje vive, al final, para pagar sus errores.
En sí, うなぎ (The Eel) es eso, una historia de segundas oportunidades, de redención, de cómo los celos y las malas decisiones pueden llevar a una persona a cometer una atrocidad como es el asesinato, pero a la vez es una historia de cómo la sociedad puede juzgarlo todo, quiere estar enterado de todo, y como se dice, “conocedor de nada y aprendiz de todo”
“人々は、彼らがしているダメージを認識せずに多くを話す...”
(La gente habla mucho sin darse cuenta del daño que hacen…)
Entre “La Nueva Ola Japonesa” que comenzó hace 4 décadas, Shōhei Imamura es, junto con Nagasi Oshima, uno de los 2 cineastas que causó una fuerte impresión en Occidente; por lo que ver una película de Imamura es enfrentarse a lo desconocido, y supone un esfuerzo por asimilar rarezas, como que súbitamente aparezca uno de esos momentos mágicos e inesperados que de repente lo cambia todo.
Y no es de extrañar que no sea un cine para todos, pues aquel que no esté dispuesto a asimilar las actitudes extrañas de los personajes, mejor que no se acerque a Imamura, y en concreto con うなぎ (The Eel)
Con las dotes de humanista y antropólogo que le acompañan durante toda su carrera, Imamura se esfuerza en iniciar un diálogo en torno a las atrocidades que pueden llegar a cometerse en una comunidad cuestionando la validez de los métodos que ésta aplica:
¿Tiene una persona derecho a recuperar su vida y su orgullo después de haber cometido un terrible asesinato?
¿Podemos cualquiera de nosotros convertirnos en homicidas en determinadas circunstancias?
¿Debe tener esa persona una segunda oportunidad?
¿Tiene el asesino, derecho a ser feliz después de haber matado y terminado con la vida de otra persona?
Sobre estas circunstancias tan complejas y difíciles de resolver reflexiona esta emocionante, en ocasiones violenta, y en ocasiones dulce historia basada en correspondencias y contrastes; entre el paisaje y la sociedad, el hombre y la naturaleza, entre pasivo y activo, la muerte y la vida, la cordura y la locura, lo reprimido y lo desenfrenado, la sexualidad y la abstinencia, la comedia y la tragedia, la alienación y la redención.
Los muchos hilos de estos temas se entrelazan en un patrón complejo que desafía el análisis completo; sin embargo, うなぎ (The Eel) tiene buen ritmo y es fácil de ver.
La acción está ambientada en Japón, el más disciplinado y obediente de los países, donde se exploran los límites y las limitaciones de la conformidad y el control.
El comportamiento se controla, las emociones se mantienen hacia adentro; sin embargo, cuando las personas miran hacia adentro, encuentran un hervor que aterroriza.
El paisaje aquí es un litoral húmedo, sin rasgos distintivos, deslavado, exquisitamente grabado en una paleta tenue que encarna el tema de la película.
La gente también es generalmente tranquila, gentil, y en apariencia “buena ciudadana”; sin embargo, la violencia y la perturbación irrumpen en sus vidas a medida que las normas se rompen.
Siguiendo el consejo de una nota anónima, Takuro Yamashita regresa a su casa temprano una noche, para encontrar a su esposa en la cama con otro hombre.
Él la mata, y luego se entrega a la policía.
Después de ser liberado de la prisión, abre una barbería y trae una anguila con la que él “habla”, ignorando la conversación con los demás.
Y tras instalarse, ayuda a salvar a Keiko Hattori de un intento de suicidio, lo que la obliga a trabajar en la tienda; y ella comienza a desarrollar sentimientos románticos por él, pero él actúa indiferente, y rechaza los almuerzos en caja que prepara para él cuando va a cazar anguilas con el pescador del lugar.
Takuro reconoce al recolector de basura local de la prisión, y este comienza a acechar a Takuro y Keiko, creyendo que Takuro no se arrepiente lo suficiente de sus crímenes.
Intenta violar a Keiko, y deja una carta que revela el pasado de Takuro en la puerta de su peluquería, pero Takuro lo bota…
Posteriormente Keiko descubre que está embarazada del bebé de Eiji Dojima (Tomorowo Taguchi), un usurero, y que es demasiado tarde para un aborto.
Una noche, el recolector de basura va a la tienda de Takuro, y le da un sermón, acusándolo de matar a su esposa por celos; y los 2 entran en un altercado.
Keiko regresa a su antigua compañía, donde es vicepresidenta, y recupera la libreta de ahorros de su madre; esto ocasiona que Dojima vaya a la peluquería furioso, junto con un secuaz, y la acusa de robo, ya que planeaba reinvertir los fondos en su negocio.
Dojima se pelea con Takuro por Keiko, y esta revela que está embarazada pero de Takuro; y la policía descubre que la madre de Keiko nunca firmó documentos de poder para Dojima, pero una reunión de violación de libertad condicional para Takuro, hace que lo envíen a la cárcel por 1 año.
Takuro finalmente deja ir a su anguila, y acepta un almuerzo en caja de Keiko, que promete esperarlo con su bebé.
Shōhei Imamura, el director astuto, sutil y aparentemente poco convencional de la película, crea el asesinato inaugural con lo que está en el primer nanosegundo de reacción agravante y rápidamente reconocido como un pequeño efecto brillante.
Mientras el personaje principal mata a puñaladas a su esposa infiel después de cortar a su amante adúltero y atemorizado, la sangre se esparce por toda la cámara, la escena se torna sesgada y borrosa a través de la lente ensangrentada, lo que nos obliga naturalmente a mirar alrededor, para ver con la misma claridad si podemos la violencia que el personaje continúa cometiendo el crimen.
Y en ese punto nos damos cuenta, como es la intención de Imamura, que somos voyeurs que anticipamos tan mal cosas como la matanza apasionadamente vindicativa de un amante frío y adúltero; y a partir de ahí, Imamura explota la debilidad que él sabe que tenemos, pero de ninguna manera puede predecirse, con una película de contrastes, a veces especialmente en su inicio, violenta y enérgica, mientras que en otros puntos es sosegada, y discurre a modo de comedia melancólica.
También contrastan sus reflexiones y profundos dilemas sobre la vida con el carácter alocado y grotesco de los personajes que van desfilando por la pantalla:
Personajes esperpénticos, residuales en su mayoría, y que van desde una mujer mayor que sueña con ser bailaora flamenca, un cazador de OVNIS, un mafioso de barrio, un sacerdote budista, un violador en potencia, y por su puesto el protagonista, que tiene como mascota una anguila...
Ante la sencillez del planteamiento, aunque sea raro es sencillo, la variedad de temas sobre los que uno puede reflexionar es indudable:
Hablamos de un homicida que no parece arrepentirse, alguien que también parece tener visiones confusas sobre los hechos que no lo hacen más inocente, y una sociedad que puede desatar la violencia y ser cruel de forma inmediata e inesperada.
Hablamos de soledad, de amor, de amistad también, de situaciones límite, e incluso de un humor fino que sólo directores como Imamura son capaces de atreverse a juntar.
Rarezas, como la de tener una mascota que es una anguila, ser barbero en un rincón apartado de un pueblo apartado, y encontrar el amor en una chica rara que por casualidad arrastra más rarezas.
El resultado puede fácilmente no convencer.
Sin duda, esta película no siempre parece una comedia; sin embargo, siguiendo la apertura tensa, oscura y salvaje, Imamura modula el tono de la película a una leve ligereza, preparándonos para la resolución cómica; y curiosamente, el heraldo de esto es un personaje secundario, un joven que se hace amigo de Takuro; el benigno doble del mafioso, que está genialmente obsesionado con los OVNIS, y ha construido en su remoto puesto, una elaborada exhibición para atraer extraterrestres, que están convencidos de que están en camino...
Y cuando el mafioso está a punto de atacar a Keiko y Takuro en la tienda, el joven es lo suficientemente flexible como para darse cuenta de que los alienígenas, el mafioso y sus secuaces, han aterrizado, y no son amistosos; entonces se apresura a traer ayuda.
El resultado de esa escena es un frenesí al estilo del Hollywood clásico.
Otro dato es que aquí se juega mucho con lo visual:
Keiko es muy similar a la esposa muerta de Takuro, de hecho, Misa Shimizu interpreta ambas partes espléndidamente; y sabemos, aunque ella no sabe, que este extraordinario parecido es lo que atrae a Takuro; también sabemos, aunque ella no sabe, que es con su esposa muerta que Takuro sigue enamorado…
Un pasado que no puede ni debe, olvidar que le acompañará toda su vida pero que intenta olvidar, y una vida nueva donde reinsertarse.
Es complicado, pues esta temática da mucho que hablar, y hay opiniones muy distintas.
¿Se merece realmente una segunda oportunidad?
¿Por qué sale a relucir su lado oscuro en una situación puntual, y en otras no? Como dicen en la cinta, y por poner un símil, “las anguilas son capaces de ir hasta el ecuador, y luego volver al fango donde vivían…”
Y toda una metáfora, la historia paralela que hay en este drama:
La de la anguila.
La anguila es el protagonista, al final termina libre, libre igual que el protagonista humano.
Libre de prejuicios, pues ya no vemos tan sólo los que la sociedad tiene hacia un ex-convicto, sino los del propio ex-convicto; y libre para amar.
La anguila es su mascota, pero también su puerta al dialogo y a la interacción con otros seres vivos.
Desde que mató a su mujer, él mismo se describe como que también murió con ella, pues no quería aceptar a nadie más; de ahí que Imamura juegue a mostrarnos una especia de 2 universos paralelos, el real y el onírico, el de su subconsciente, en el que se sumergen los protagonistas para sacar a relucir sus miedos, sus inquietudes y expresar sus sentimientos.
La anguila, es una parábola reveladora de la conducta diferente de los hombres, y en la que se relata la historia de un oficinista que mató a su esposa en un arrebato de celos, que aprende a relacionarse con otras personas tras rescatar a una joven que intenta suicidarse, y que tiene como única compañía a una anguila…
Pero también esta es una película sobre la sexualidad humana, claramente simbolizada en la anguila con motivo fálico, es decir, la anguila misma, “una serpiente húmeda” que simboliza la sexualidad, y cuando ésta sexualidad está confinada, está bajo control; y cuando se suelta, es oscura, profunda y misteriosa, como el pasado del protagonista.
La técnica del director Shōhei Imamura, es a veces laboriosa y llamativa a los demás; y sus mujeres son sexualmente agresivas aunque parezcan niñas pequeñas, mientras que sus hombres pueden ser brutales, sus emociones, confinadas por la sociedad como la anguila, está confinada por su tanque, y a veces explotaron violentamente.
En うなぎ (The Eel), se rinde pues también un homenaje a su padre, al tratar con una mirada comprensiva y dura la medicina y sus formas de ejercerla, por lo que el cineasta japonés aborda personajes comunes en permanente situación de inestabilidad, y el filme investiga meticulosa y furtivamente la extraña progresión de una persona… donde destacan las interpretaciones de sus 2 protagonistas principales:
Kōji Yakusho borda un papel espectacular, un personaje lleno de matices interiores; y Misa Shimizu hace lo propio para compensar con el papel de la nueva chica que hace acto de presencia en su vida.
Ambos vendrían a ser anguilas a su modo, con pasados oscuros que buscan segundas oportunidades.
A priori うなぎ (The Eel) es una sencilla historia pero con bastantes desventajas al estar desordenada y ciclotímica, con fugaces cambios de un estado a otro que suponen un verdadero lío; por lo que también es muy difícil de seguir por no saber cómo empatizar en cada momento ante tanto cambio en el estado de ánimo de sus personajes, curiosos pero inestables.
Los intentos de los personajes secundarios, de ir más allá del cumplimiento febril y el silencio, proporcionan humor pero poco consuelo:
La danza española de la madre de Keiko, no es más que una manifestación de su locura, y el amigo de Yamashita solo busca lo inalcanzable y absurdo, en su obsesión por contactar OVNIS.
Los momentos de ironía y humor, generalmente se introducen con un toque ligero, pero la transición es menos satisfactoria en la pelea culminante en la peluquería.
Este momento crucial, cuando Yamashita lucha contra Dojima y sus matones por  su pasado y el suyo, es filmado como una bufonada.
Al final hay redención, pero el contraste de lo convencional con lo rebelde se resuelve, una vez más, en silencio, casi sumisamente.
Yamashita, con su libertad bajo palabra, regresa a la cárcel por 1 año; mientras Keiko espera el nacimiento de su hijo, y su liberación.
La armonía se restaura en la superficie; y en el fondo, como si fueran los sentimientos y las emociones representadas en la anguila, por fin, son o es liberada.
Muy logrado está el paralelismo que el director trata de realizar entre el protagonista y su mascota, que después de viajar 2.000 kilómetros vuelve a casa para vivir en el barro, como se encarga de recordar en una escena...
Y ante lo absurdo e incomprensible, Imamura ha dicho:
“Sí, mis películas son desordenadas, esto probablemente se deba al hecho de que no me gusta un cine demasiado perfecto”
Sé que las cosas no siempre son prolijas, y nuestras vidas a menudo son una mezcla de drama y farsa, pero la extraña mezcla de extraños personajes y elementos muy dispares, evita que se una como un todo satisfactorio; y hay una sugerencia de que el personaje principal está loco...
Hay alucinaciones, y el comportamiento de Keiko también es un poco oscuro a veces; pero como el núcleo es el melodrama, los aspectos surreales solo se insinúan; y eso deja una ligera sensación de falta de logros, y muchísimos cuestionamientos, sobre todo morales en un Japón tremendamente conservador:
¿Por qué el personaje principal merece la felicidad al final de la película?
¿El protagonista realmente había matado a su esposa, o era una alucinación?
¿Insinúa el director sobre la inminencia de otra tragedia?
¿Es acaso un “flash forward” de los eventos, y la historia nos lo cuenta de atrás para adelante…?
Por otro lado, si es la convicción del director, de que el crimen despiadado cometido por el personaje principal es perdonable después de solo 8 años de prisión, no da pistas suficientes para justificarlo.
Nunca tenemos la oportunidad de escuchar el juicio de la esposa asesinada…
De la poca información que obtenemos acerca de la esposa asesinada, parece, si no fiel, es decir, si el adulterio sucedió, al menos era una ama de casa atenta y competente, y no hubo ningún conflicto serio entre ella y el principal personaje, que ningún motivo justifica su asesinato; pues el tipo cometió femicidio, y a los 8 meses… todo olvidado y perdonado.
¿Es eso lo que nos quiere decir el director?
¿Qué causó la transformación de la mujer salvada, siendo desesperada y suicida antes, y de repente es optimista y fuerte en acción después?
¿Cómo es que ella, como hija de una familia rica, tiene experiencia trabajando en una barbería?
Y lo más importante:
¿Qué le provocó su afecto hacia el personaje principal, además que él llamó a la policía, por lo que indirectamente le salvó la vida?
Si la unión del dedo cortado se puede considerar como una especie de configuración para el desarrollo de esta trama, entonces es tan abrupta como todos los desarrollos de la película.
La preocupación del personaje principal distante sobre ese dedo cortado, se siente repentina y de la nada.
¿Olvidó el director, que su personaje está decidido a encerrarse y mantenerse alejado de todos los demás, especialmente de las mujeres?
La protagonista femenina, inexplicablemente prefiere lavar el pelo de los viejos, y hacer que el almuerzo de su jefe, siendo una exitosa empresaria en la ciudad.
うなぎ (The Eel) también muestra que Japón sigue siendo una sociedad muy dirigida por hombres, y que las mujeres tienen un estatus más bajo.
Y es que en algún momento Yamashita se da cuenta que tal vez no había carta sobre el adulterio de su esposa…
Que él lo imaginó:
¿Se imaginó el adulterio también, y mató a su esposa solo por sus frustraciones consigo mismo?
La sensualidad de su esposa, al igual que la de Keiko, está profundamente contrastada con la falta de calidez e incapacidad de conexión de Yamashita.
Su torturador afirma que no pudo cumplir con sus obligaciones matrimoniales; y si eso es cierto, podría haberlo vuelto loco; pero nunca escuchamos sobre el juicio, el otro hombre, etc.
Todos los acertijos, no dan respuestas satisfactorias; y tal vez el mayor enigma es:
¿Cómo diablos ganó esta basura en Cannes ese año?
Lo mejor de うなぎ (The Eel) es su reflexión sobre la reinserción social de un criminal, recordando en cierto modo y a su manera al filme “Psycho II” (1983), a la hora de abordar la mente del protagonista, un Norman Bates nipón, con sentido del bien y del mal; y su gran talón de Aquiles, lo encontramos en la manera tan oriental, lógico, de expresar, o no hacerlo, en los sentimientos.
Por último, la banda sonora es recurrente y sostenida, con una serie repetida de solo un puñado de melodías que son muy memorables.
“¡Ore, Ore, Ore!”
El nivel de confianza, armonía e interdependencia que un japonés tiene con cada uno de los diferentes grupos a su alrededor, determina la personalidad que éste muestra al exterior.
En otras palabras, dependiendo del grupo o contexto en el que un japonés se encuentre, su “yo” será diferente.
Para nosotros “los occidentales”, es el entorno el que cambia a nuestro antojo, mientas que para los japoneses, el elemento que cambia es uno mismo, su “yo”
Desde el punto de vista religioso, en Japón podemos encontrar diferentes conceptos para definir el “yo”; por ejemplo, el budismo contempla un “yo superior”, con el que el individuo tiene una gran capacidad de sentir compasión por los demás y un alto grado de responsabilidad; y un “yo inferior”, con el que el individuo se ha rendido ante el deseo.
Además, según el budismo zen, cuando el individuo alcanza la iluminación, se desprende de todo origen de sufrimiento, y con ello, también se desprende del “yo”
Centrándonos en el punto de vista sociológico, podemos distinguir en los japoneses, al menos, 2 tipos de “yo”:
Por un lado, encontramos a un “yo” que busca mantener la armonía con todas las relaciones personales que éste tiene fuera de su mundo privado, lo que en Japón se denomina “soto”
Este se apoya en el comportamiento que tiene el individuo contando con lo que la sociedad espera de él, “tatemae”
Y por otro lado, encontramos un “yo privado”, conocido como “watashi”, y que sólo es mostrado en su entorno más cercano, lo que se denomina como “uchi”
Este “yo” no se basa en la norma social, sino en la personalidad más pura del individuo “honne”, y que es mostrada sólo en contextos privados o de confianza.
De esa manera, los actos injustos contra la dignidad de los seres humanos no se desvanecen con el paso del tiempo.
No sólo son una pieza de la crónica histórica y de la estadística de la barbarie.
Siguen vivos, porque, desgajándose de los inventarios sociales, la memoria personal de los sucesos que rompieron la vida de quien los narra, escapa de su dominio privado hacia otro círculo más amplio, en un diálogo entre generaciones donde los crímenes de los verdugos y el sufrimiento de sus víctimas adquieren una dimensión que compromete, convirtiendo el pasado en instancia moral vigente, la conducta de toda persona de bien.
Veamos el papel de Japón en La Segunda Guerra Mundial, en うなぎ (The Eel), representándose en la anguila, el pasado de Japón en la guerra…
Por lo que la transmisión de algunos recuerdos puede alcanzar, incluso, la condición de emblema del sufrimiento humano que, aún renovado todos los días por la guerra, el hambre o las enfermedades evitables y actuales, debería ser desterrada del comportamiento político y social; de la actividad de todos nosotros.
Hoy, la culpa y la responsabilidad están dando paso, si bien todavía minoritariamente, al sentimiento de pérdida de parte de la propia identidad.

“ウナギはいつも私の言うことを聞いて、聞きたくないことは言わない”
(La anguila siempre me escucha, y no dice lo que yo no quiero oír)



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