The Legend of Valentino: A Romantic Fiction

“The World's Greatest Sex Symbol”

El “Star system” o “Sistema de Estrellato o de las estrellas”, era el sistema de contratación de actores en exclusividad y a largo plazo, utilizado por los estudios de Hollywood en la denominada Época Dorada de Hollywood para asegurarse el éxito de sus películas; siendo un método para crear, promover y explotar estrellas, donde los Estudios cinematográficos seleccionaban actores jóvenes prometedores, le darían glamour y crearían personajes para ellos, a menudo inventando nuevos nombres, e incluso nuevos orígenes...
Las estrellas de cine fueron creadas así por los propios Estudios como una mezcla entre actor y personaje, mitificados como dioses por el público; y esos personajes constituyeron en gran medida los cimientos del imaginario colectivo de la época, pues como se dijo:
“Actores célebres hacen espectáculos célebres”
El Sistema puso énfasis en la imagen más que en la actuación, aunque las clases discretas de actuación, voz y baile fueron una parte común del régimen.
Se esperaba que las mujeres se comportaran como mujeres y nunca dejaran la casa sin maquillaje y ropa elegante; y se esperaba que los hombres fueran vistos en público como caballeros; por lo que las cláusulas de moralidad eran una parte común de los contratos de Estudio de los actores, a fin de difundir “una imagen idealizada de las estrellas, y de explotar al máximo su rentabilidad”, creando una importante campaña publicitaria a través de revistas, club de fanes, etc.
Los Estudios definían la imagen y el atuendo de cada actor, llegando a condicionar su vida privada; e imponían contratos con duras condiciones, que forzaban a los actores a aceptar los papeles elegidos para ellos, e impedían su colaboración con otros Estudios.
Así fue como los ejecutivos de los Estudios, el personal de relaciones públicas y los agentes, trabajaron juntos con el actor para crear una personalidad estelar, por lo que trabajarían juntos para ocultar incidentes o estilos de vida que dañarían la imagen pública de la estrella; y era común, por ejemplo, organizar amoríos simulados entre estrellas masculinas y estrellas jóvenes para generar publicidad; además, los columnistas de tabloides y chismes, recibirían una notificación, y los fotógrafos parecerían capturar el momento romántico.
Al mismo tiempo, el uso de drogas de una estrella, problemas con la bebida, divorcio o adulterio, se cubrirían con dinero secreto con testigos o promesas de historias exclusivas, o la retención de historias futuras, a columnistas de chismes.
Pero si hubo una mujer que cambió el cine desde su mero principio, esa fue June Mathis.
Nacida June Beulah Hughes, fue una guionista estadounidense, que en 1919 se convirtió en la primera mujer ejecutiva de cine de la historia de Hollywood; y en 1926, fue votada por el AMPAS, como la 3ª mujer más influyente en Hollywood, tras Mary Pickford y Norma Talmadge; y también es recordada por haber descubierto a Rudolph Valentino.
Nacido como Rodolfo Guglielmi, fue actor italiano naturalizado estadounidense, siendo el primer “sex-symbol” del cine mundial y “latin lover” por excelencia.
Pero tras una etapa en el teatros, Mathis, en un viaje de su compañía a Los Ángeles, un amigo la animó a comenzar su carrera en el cine tras ver algunos de sus bocetos; y tras actuar en una mala comedia, decidió trasladarse a New York junto a su madre, decidida a realizar guiones de cine, ya que opinaba que las adaptaciones de la literatura no tenían suficiente clímax; y en 2 años dedicó al estudio diario, mientras veía películas por la noche.
Era una mujer bajita, de cabello castaño indomable, y amante de la moda parisina, también sería una de las primeras “escritoras-directoras”, y sentó las bases para el desarrollo posterior de los guionistas que se convirtieron en productores.
Era espiritualista con inclinaciones místicas, y no es casual que sus guiones presentaran a muchos héroes con un comportamiento parecido al de Cristo.
Era sin embargo, una creyente en la reencarnación, y siempre llevaba un anillo de ópalo cuando escribía, convencida de que atraía ideas.
Mathis, había sido relacionada románticamente con George Walsh y Rex Ingram; sin embargo, ella regresó de Italia, comprometida con un director de fotografía italiano llamado Sylvano Balboni, casándose el 20 de diciembre de 1924 en la Misión de Santa Cecilia, en Riverside, California.
Pero a comienzos de 1915, Mathis se presentó a un concurso de realización de guiones, y aunque no ganó, recibió varias ofertas para comentar su carrera como guionista; siendo su primera oferta, de Edwin Carewe para realizar “The House of Tears” en 1915; que sería dirigida por él; y dio lugar a un contrato en 1918 con Los Estudios de Metro, que luego se fusionarían con MGM; siendo ella una de las primeras guionistas que incluyó detalles como:
Las instrucciones para el escenario y las configuraciones físicas, pues Mathis vio los escenarios como una forma de convertir las películas en una forma más artística.
De esa manera, gran parte de los estilos estándar de hoy en día sobre la escritura de guiones, se le pueden atribuir a ella; y más tarde, Mathis atribuyó su éxito a una fuerte concentración en la trama y el tema, diciendo:
“Ninguna historia que no haya tenido un tema, ha vivido realmente... Ocasionalmente, uno puede ganar dinero y tal vez ser popular durante un tiempo.
Pero al final muere”
Varias de sus siguientes trabajos en películas fueron con Carewe, por ejemplo:
“The Upstart”, “Her Great Price”, “God's Half Acre”, “The Dawn of Love”, “The Sunbeam” o “The Barricade” todas realizadas en 1916; y para 1917, ella aceptó un contrato con Metro Picture Corporation para realizar guiones, por lo que se trasladó junto a su madre hasta Hollywood, donde alcanzó la dirección del departamento de escenario, convirtiéndose en la primera mujer ejecutiva de cine de la historia de Hollywood, tras haber escrito para varias de las estrellas del momento como:
Francis X. Bushman, Viola Dana, Mae Murray y Alla Nazimova.
Su manera de trabajar fue innovadora, creando instrucciones detalladas y notas de localización en sus guiones; y durante sus primeros años, tuvo una estrecha relación con la estrella silenciosa, Alla Nazimova, que era lesbiana; y se puede decir que sus películas juntas, están marcadas por un exceso de sentimentalismo; donde, el pequeño elogio que recibieron estas películas, no se debió a la actuación de Nazimova, sino más bien a las historias románticas convencionales.
En plena Primera Guerra Mundial, Mathis escribió varios guiones para películas propagandísticas; y más adelante creó el guión de una de las primeras películas antibélicas:
“The Four Horsemen of The Apocalypse”
Todo inició cuando el jefe de la Metro, Richard A. Rowland, había conseguido los derechos de “The Four Horsemen of The Apocalypse”, novela escrita por Vicente Blasco Ibañez; un “best seller” épico que había sido considerado inadaptable por todos los grandes estudios, pero Rowland entregó el libro a Mathis para la adaptación, y quedó tan impresionado con su guión, que le pidió su opinión sobre el director y la estrella:
Mathis había visto a Rudolph Valentino en una pequeña parte en “Eyes of Youth”, y ella ejerció su influencia para elegir a Valentino.
Rodolfo Alfonso Raffaello Pierre Filibert Guglielmi di Valentina d'Antonguella, era hijo de una humilde familia italiana, nacido en Castellaneta, Tarento, Italia; pero sus tíos decidieron enviarlo a Estados Unidos para buscar suerte allí.
En 1913, Valentino se trasladó a New York a buscar fortuna; y después de dilapidar su dinero como de costumbre, pasó un tiempo viviendo en las calles y trabajando como jardinero, camarero, bailarín y gigoló.
Poco a poco hizo amistades entre la alta sociedad, y atrajo la atención de la aristócrata chilena, Blanca Errázuriz, conocida también como Bianca de Saulles por el apellido de su esposo.
No es seguro que ambos tuvieran una relación romántica, pero poco después Errázuriz se divorció de su marido, alegando la infidelidad de éste, siendo respaldada por Valentino.
Al final, el propio Valentino se vio envuelto en el escandaloso divorcio que acabó con Blanca, asesinando a su marido de un disparo.
Después de esto, Valentino decidió mudarse a Hollywood, y se cambió el nombre de Rudolph Guglielmi a Rudolph Valentino, en parte para dejar atrás lo sucedido con la heredera chilena, y en parte porque a los estadounidenses les habría resultado imposible pronunciar el apellido Guglielmi.
Ya en Hollywood, Valentino se unió a una compañía de opereta que viajaba a Utah; y de allí, dejando la “troupe”, viajó a San Francisco, donde conoció al actor Norman Kerry; éste le instó a que probara suerte en el cine mudo…
Hasta entonces, Valentino sólo había hecho de extra en algunas películas mudas en New York; donde sus primeros papeles fueron de villano o gánster; pero el joven italiano era todo lo contrario al actor “de moda” por entonces:
Douglas Fairbanks, que era pálido, ojiazulado, étnicamente estadounidense.
Mientras que Valentino, con su exótica apostura, le permitió jugar la innovadora baza de “latin lover”
Así fue como lo eligió Mathis, pero los jefes de Estudio se resistieron a contratar a un actor desconocido para un papel principal; y a pesar de sus muchos otros logros, este “descubrimiento” se convertiría en su acto más conocido.
Y para la misma película, también por Mathis, se insistió en que El Estudio contratase a Rex Ingram como director.
Se produjo así “The Four Horsemen of The Apocalypse”, como una de las primeras películas con un tema contra la guerra.
Mathis, que era bisexual, también inyectó algunas representaciones tempranas de estilos de vida alternativos; como una escena con oficiales alemanes bajando las escaleras con ropa de mujer puesta…
“The Four Horsemen of The Apocalypse” fue un éxito, recaudando $4,500.000 en el país, convirtiéndose así en una de las películas mudas más exitosas comercialmente, y lanzando a Valentino al estrellato; incluso antes de su lanzamiento, Valentino recibía ofertas de otros estudios; y tomando el consejo de Mathis, se quedó con Metro para obtener otro rol sólido en su haber.
Pero esta fue la película más taquillera de 1921, superando a “The Kid” dirigida y protagonizada por Charles Chaplin; y consiguió recaudar $9 millones alrededor del mundo, siendo la 6ª película muda más taquillera de todos los tiempos.
Aunque probablemente Valentino y June se conocieron en 1918, esta película fue el comienzo de una larga y dura amistad entre ambos.
No obstante, la masculinidad de Valentino se vio cuestionada en múltiples ocasiones, además del hecho que Valentino había sido muy sensible acerca de su percepción pública; aun con ello, las mujeres lo amaban y lo consideraban el epítome del romance.
Sin embargo, los hombres estadounidenses estaban menos impresionados, saliendo de sus películas con disgusto…
Con el tipo de Fairbanks siendo el epítome de la hombría, Valentino fue visto como una amenaza para el “All American Man”
Era un hecho que “los hombres pudieron haber querido actuar como Fairbanks, pero copiaron la mirada de Valentino, con el pelo perfectamente engrasado”, que lo llegaron a llamar “Vaselino”
Algunos periodistas todavía cuestionaban su masculinidad, y hablaban largamente de su pelo encallecido, su ropa elegante, su trato hacia las mujeres, sus opiniones sobre las mujeres, y si era afeminado o no; y otros llegaron a protestar por la feminización de los hombres estadounidenses, y culpó al polvo de talco de Valentino y a sus películas; pero El Campeón de Peso Pesado, Jack Dempsey, que entrenó a Valentino y a otros notables de Hollywood de la época en el boxeo, dijo de él:
“Era el hombre más viril y masculino.
Las mujeres eran como las moscas a la miel… fue un tipo encantador y afortunado”
Pero con Mathis, nunca hubo una pregunta sobre la naturaleza de la relación con Valentino; y se llegó a decir que Valentino la miró de una manera maternal, llamándola “Pequeña Madre”
“Ella me descubrió, todo lo que he logrado, se lo debo a ella; a su juicio, a su consejo y a su infalible paciencia y confianza en mí”, dijo Valentino sobre Mathis en una entrevista de 1923 con Louella Parsons.
De hecho, Mathis cuidó del bienestar de Valentino durante su tiempo en la Metro, asegurándose de que obtuviera las mejores partes y se ocupase de él.
Cuando Valentino apareció en el plató de “The Conquering Power”, otro guión de Mathis con Rex Ingram a la cabeza, su estrellato recién descubierto llegó a su cima, junto con el resentimiento de trabajar por el mismo salario de $350 por semana…
La fricción entre él e Ingram, y su necesidad de más dinero para soportar las crecientes deudas, llevó a Valentino a firmar con Famous Players-Lasky, más tarde conocido como Paramount Pictures, por $1,000 a la semana.
Valentino y June se desplazaron a Famous Players-Lasky, y siguieron trabajando juntos en los filmes:
“The Conquering Power” (1921), “Camille” (1921), “Blood and Sand” (1922), y “The Young Rajah” (1922)
Especialmente tuvo mucho éxito “Blood and Sand” (1922), que consiguió ser una de las 4 películas más taquilleras del año; y la película “The Spanish Cavalier” estaba prevista que también fuera interpretada en el papel principal por Valentino, pero finalmente se cambió de nombre a “The Spanish Dancer”; y el actor protagonista fue Pola Negri.
Para su siguiente película, lo forzaron a formar parte de una película B llamada “Uncharted Seas” en 1921; donde Valentino conoció a su segunda esposa, Natacha Rambova; que llegaría a ser una diseñadora de vestuario y de decorados, directora artística, guionista, productora cinematográfica y actriz ocasional de nacionalidad estadounidense, que trabajó en la época del cine mudo; y más adelante se dedicó al diseño de modas y a la egiptología.
De esa manera, Rambova, Mathis, Ivano y Valentino, comenzaron a trabajar en la película de Alla Nazimova, “Camille”
Valentino fue seleccionado para el papel de Armand, el interés amoroso de Nazimova; y la película, en su mayoría bajo el control de Rambova y Nazimova, fue considerada demasiado “avant garde” por la crítica y el público; siendo la última película de Valentino para Metro, “The Conquering Power”, la cual recibió la aclamación de la crítica, y tuvo un buen desempeño en la taquilla.
Después del estreno, Valentino hizo un viaje a New York, donde se reunió con varios productores franceses; y anhelando Europa, mejor pago y más respeto, Valentino regresó y abandonó rápidamente la Metro; y posteriormente se declaró en banca rota.
En lo personal, Rambova y Valentino compartían pasiones similares, pero eran muy diferentes en su concepción de la vida doméstica y personal.
Así, Valentino quería tener hijos, algo a lo que se negaba Rambova, la cual, según se dijo, habría tenido 3 abortos.
Rambova tampoco congeniaba con la familia y con los amigos de Valentino, y el matrimonio empezó a resentirse con motivo de las acusaciones que la prensa lanzó contra Rambova, culpándola de los fracasos de su marido.
De esa manera, Rambova dejó a Valentino al mes de que éste empezara el rodaje de “The Eagle”, anunciando la separación poco más tarde.
Fue June Mathis, una de las personas que ayudó a sacar a Valentino de la cárcel, cuando fue arrestado por bigamia, habiéndose casado con Natacha Rambova sin finalizar su divorcio con Jean Acker.
Aunque los 2 eran inseparables, la relación con Mathis se tensó durante el matrimonio de Valentino con Rambova; y a finales de 1924, cuando Mathis presentó un guión para “The Hooded Falcon”, uno de los proyectos favoritos de Valentino, la pareja lo consideró inaceptable, y pidió que lo reescribieran, lo que generó problemas en la producción; y Mathis lo tomó como un gran insulto, rompiendo todo contacto con Valentino…
Ambos no se volvieron a hablar en 2 años, hasta 1926.
Ese año, Valentino murió gravemente endeudado a los 31 años de edad.
Su muerte prematura, causó una histeria en masa entre sus fanáticas femeninas, y lo impulsó aún más a un estatus icónico.
Hoy, Rudolph Valentino es considerado la primera estrella de Hollywood, y por tanto, la primera del “Star-system”
Pero sobre todo, Valentino es lo que es gracias a June Mathis.
“This is Hollywood, we all eat dirt out here, if pays well”
The Legend of Valentino: A Romantic Fiction es un drama del año 1975, escrito y dirigido por Melville Shavelson.
Protagonizado por Franco Nero, Suzanne Pleshette, Judd Hirsch, Lesley Ann Warren, Milton Berle, Yvette Mimieux, Harold J. Stone, entre otros.
El guión trata de eventos de la vida real sobre el actor y “sex symbol” de los años 20, Rudolph Valentino, siendo transmitido por el canal ABC, el 23 de noviembre de 1975.
Y esta es una versión ficticia de la superestrella de La Era del Cine Mudo, Rudolph Valentino (Franco Nero), un joven y empobrecido inmigrante italiano, cuando es descubierto mientras roba la casa de la guionista, June Mathis (Suzanne Pleshette), una mujer algo mayor, que ya es toda una celebridad conocida en el mundo del cine.
Después de perdonar al joven por su falta, Mathis pronto reconoce su potencial como estrella, y lo lleva al mundo del cine.
Eventualmente, Valentino se convierte en el símbolo sexual masculino más grande de su tiempo; uno de los ídolos producidos en masa, olvidables o inmortales.
Pero el filme curiosamente está ligado a Mathis, y no solo como la mujer que lo descubrió, sino como el apoyo moral que tuvo Valentino en vida.
Al tiempo que el filme permite conocer el mundo del cine “tras bambalinas”, los secretos de los Estudios, y todo lo concerniente al “Star system”; por tanto, es un filme digno de repasar, porque su historia está llena de datos que van del hermetismo a la alucinación... y quizás con un tinte fantasioso, pero que subraya a esa idea del mito alrededor de Valentino, pues nunca sabremos si todo lo visto fue parte leyenda o una historia real... pero sí fue agradable y apasionante de analizar.
“All the dreams we had’ when small”
The Legend of Valentino: A Romantic Fiction bien pudo ser fácilmente descartada como una “basura”, pero en su defensa está la sofisticación y el reflejo del Hollywood más seductor, vista desde su interior; siendo una película hecha para la TV, sobre ese Hollywood como fábrica de sueños y como “Babilonia”
Melville Shavelson, el escritor y director, ha inventado “una ficción romántica”, como dice su subtítulo, sobre Rudolph Guglielmi, que como cualquier inmigrante italiano a quien Hollywood transformó en Rudolph Valentino, en el símbolo sexual extraordinario que fue, es y sigue siendo; un gigoló hambriento que fue descubierto en 1920 por June Mathis, una guionista; y que 6 años después, a sus 31 años de edad moría de lo que el forense llamó “úlceras perforadas”, pero que sus admiradores diagnosticaron como “sueños rotos”
Shavelson sostiene que, después de mucha investigación para elaborar el guión, no pudo separar el mito de la estrella de cine, de la realidad del hombre; y según varios registros, Valentino era un solitario o un tábano social, un amante infatigable de las mujeres, o un homosexual… por lo que Shavelson presenta todas las posibilidades, avalando o rechazando específicamente ninguna de ellas, dejando que el espectador también se enamore de él, no es casual que el más guapo entonces, sea Franco Nero, aunque muy mayor para el papel de Valentino; cuyas ambiciones se convierten en “todos los sueños que tuvimos cuando éramos pequeños”; y lo que emerge aquí es un retrato de los inocentes contra las fuerzas corruptoras del comercio y la vulgaridad.
Alguien gruñe:
“Esto es Hollywood, todos comemos tierra aquí, pero solo si se paga bien”; y otros dicen que, para ser una estrella “significa que me puedo acostar con el director de reparto”
El director de “The Sheik”, consciente de su presupuesto y entre gemidos dice:
“¿Sabes lo que cuesta hoy en día una película?”
De esa manera, el filme, además de ser una ficción sobre Valentino, es una realidad sobre Hollywood, la manera de trabajo de Los Estudios, los ejecutivos, las mismas estrellas, los fanáticos y las mismas producciones de películas, donde aquí se agradece la dramatización de las mejores escenas de filmes reales de Valentino, hechas por Nero.
Así pues, la impresión general es como se esperaba, de un desfile inmenso y lujoso del estilo de vida de los años 20, con un hermoso decorado, vestuario, maquillaje y peluquería, representado de una manera precisa y entretenida, donde el objetivo de la historia es la relación entre Valentino y su amiga, compañera y asesora, June Mathis, que, como sucede a menudo, recibió pocas recompensas por el hecho de que ella le facilitó la mayor parte de su carrera; pues mientras él se hizo rico y famoso de la noche a la mañana; terminó siendo cada vez más pobre, solitario y olvidado, y todavía ella no le guarda rencor, siendo devota y probable e irremediablemente enamorada de él.
Probablemente, esta es una historia de amor exagerada, pero encaja bien en la película; y de hecho, casi todo es sobre Valentino como actor y como persona privada, que parece ser una leyenda, con la mordaza de mercadotecnia, una muestra de un hombre, un culto a la personalidad; y es donde Franco Nero pone todo su carisma, al ser un actor muy limitado, sale muy bien parado, en lugar de deconstruir el mito, que hace un buen trabajo en la leyenda de Valentino.
Así encontramos escenas memorables:
La noche de bodas, cuando Valentino tiene una pelea feroz con su esposa, Natacha Rambova (Yvette Mimieux), la ex Winifred Shaughnessy de Salt Lake City, donde ella llega a decir:
“Soy una artista.
No fui hecha para tener bebés”
A lo que él responde:
“¿Por qué te casaste con un católico si no quieres bebés?”
O en la escena del tren, cuando una joven histérica acosa a Valentino; pero él rechaza sus avances; y ella brutalmente dice:
“Tus fotos apestan”
Y él responde:
“¿Y qué, trabajas para The New York Times?”
En fin, aquí hay suficiente material para permitirse lo que la gente llama “una experiencia gratificante”
Del resto del reparto:
El Jesse Lasky del gran Milton Berle, como el principal productor de Hollywood; y Nazimova, la desvanecida estrella de Hollywood en Alicia Bond, se encuentran entre los cameos más intrigantes.
Y de los roles clave, se han llenado espléndidamente:
Suzanne Pleshette, al igual que June Mathis, establece un centro de cordialidad para la locura que prevalece; y Judd Hirsch está deliciosamente inexpresivo como Jake Auerback, el manager de Valentino.
Finalmente, Valentino es interpretado por Franco Nero, cuyo acento italiano es real; y aunque mayor, y no se parece mucho al ídolo de la pantalla, su actuación es convincente, en los niveles de estrella glamorosa y víctima patética.
Curiosamente, sobre The Legend of Valentino: A Romantic Fiction, vale la pena digerir que hubo otro filme televisivo posterior sobre el “latin lover”, dirigido por Ken Russell, con Rudolf Nureyev en el papel, pero analizando lo irracional, la fuerza insondable que encuentra un “Galahad” o “un personaje ficticio” para cada generación.
Esa película biográfica de Russell, fue lanzada apenas 2 años después de esta película de televisión, de igual manera como cuando la versión de “Isadora” de Karel Reisz en 1968, llegó muy cerca de la película de Russell para la pantalla pequeña, 2 años antes.
Pero “Valentino” (1977) de Russell con Nureyev, se basa muy vagamente en la vida de Valentino, tal como se relata en el libro “Valentino, an Intimate Exposé of The Sheik”, escrita por Chaw Mank y Brad Steiger; y tras su lanzamiento, fue un fracaso crítico y comercial, que más tarde Russell describiría su decisión de convertirla en el mayor error de su carrera.
Pero no necesariamente la peor producción de Ken Russel; y en comparación, es difícil decir cuál de ellos es mejor, y/o peor, pues ambas tienen defectos y cualidades; y a menudo es difícil decir, cuál es la mejor de dos películas, simplemente porque cada película tiene su estilo distintivo y, por tanto, es difícil decir qué es mejor o peor, es solo estilo.
Del reparto, Franco Nero es un Valentino más creíble que Nureyev, en comparación con el bailarín de ballet ruso, incluso tiene un acento italiano genuino, además de que se ve más italiano, es apasionado y guapo, y quizás menos expresivo, pero más convencionalmente bueno; mirando a Nureyev lo suficiente como para ser el mejor amante, “una vez” del mundo.
Por otro lado, esta versión no es tanto una película de arte cómica como la versión de Ken Russell, aunque no le faltan escenas simbólicas y metafóricas, no en el estilo inimitable de Russell, solo para agregar un ligero toque de clase y misterio.
Al igual que esos 2 “biopics”, existen las similitudes esperadas, pero también las principales diferencias entre cada versión:
Los antecedentes de Shavelson en escritura de guiones, le sirven en buena medida, especialmente entregado por Suzanne Pleshette, interpretando a una guionista ella misma, es decir, June Mathis, a quien se le atribuye darle a Valentino su gran ascenso.
Sin embargo, aquí se supone que debemos creer que el actor interpretado por Franco Nero, como un compañero italiano guapo, al menos, pero que logró trascender la imagen de “latin lover” desde el principio; que se convirtió en una estrella instantánea al entrar en la industria del cine cuando realmente languideció en el medio por unos buenos 7 años antes de hacer “The Four Horsemen Of The Apocalypse” (1921)
Con esto en mente, su papel principal en la película se describe como pequeño pero significativo, y lo que es más, desde que es capturado por Pleshette, quien inmediatamente nota sus cualidades magnéticas y posibilidades icónicas, robando su casa en su primera línea de diálogo, de hecho, es la palabrería italiana “stronza!”, en vez ella simula un trasfondo aristocrático para él.
Al igual que con la versión de Russell, el guión juega con la cronología de los eventos, con “The Eagle” (1925), incongruentemente mostrado en un montaje a través de fragmentos del genuino metraje de Valentino; y “Blood and Sand”, realizado 3 años antes.
Por cierto, a juzgar por los títulos que se mencionan, uno pensaría que la estrella no hizo más que clientes exóticos, cuando claramente este no es el caso, y que sabía de antemano qué propiedades le vendrían bien, ya que tan pronto como se lanza “The Four Horsemen Of The Apocalypse”, ya estaba discutiendo la adquisición de “Camille”, como el líder junto a Alla Nazimova.
Además, su futura esposa, Natacha Rambova había sido una colaboradora cercana de ella, y posiblemente incluso su amante mientras se rodaba “Blood and Sand” y “Monsieur Beaucaire”
La Rambova se muestra supersticiosamente influenciada por las runas en la imagen de Ken Russell, mientras aquí convence a Valentino para que asista a una sesión para comunicarse con su madre, que falleció durante el rodaje de “Camille”, según esta versión; y se dijo que ella murió mientras estaba en “The Four Horsemen Of The Apocalypse”, en el filme de Russell.
Mientras que él también se muestra involucrado con sus protagonistas, este comete el pecado capital de hacer que Rambova, interpretada por una Yvette Mimieux de pelo oscuro, sea totalmente antipática; mientras que Michelle Philips de la película posterior, puede que no se parezca, pero como tampoco lo hizo Rudolf Nureyev; su apariencia impactante al menos nos hace aceptar su dependencia de ella.
De hecho, Pleshette se ve mucho mejor, con la mejor escena de la película, que no aparece en la película biográfica de Russell, y es probablemente una invención completa; siendo el final, cuando Nero presenta a Mathis de Pleshette como la verdadera fuerza detrás de la imagen Valentino.
Una escena que cambia totalmente la idea del filme que se supone gira en torno a Valentino, cuando gira alrededor de June.
Me pareció fenomenal.
Y a pesar de que algunos de los directores de Valentino aparecen aquí, notablemente Rex Ingram, no son interpretados por caras reconocibles como en la película de Russell, pero conseguimos a Milton Berle como el jefe Paramount, Jesse L. Lasky; y Judd Hirsch en el personaje interpretado por Seymour Cassel en 1977.
Además, cuando se menciona el afeminamiento del actor, “finocchio”, por extraño que parezca, se omite el combate de boxeo celebrado para defender su hombría, como es el caso del año sabático de 2 años, que tomó de la realización de películas después del fracaso del costoso “The Young Rajah” (1922; que lamentablemente no está disponible para su evaluación.
“A starlet “means I get to sleep with the casting ditiector”
La posición de June Mathis en la Metro, fue llamada por Los Angeles Times:
“El trabajo más responsable jamás realizado por una mujer”; y podría decirse que fue una de las mujeres más poderosas de Hollywood, incluso se dice que es casi tan poderosa como Mary Pickford.
Y es que La Mathis tuvo influencia sobre el “casting”, la elección del director y muchos otros aspectos de la producción; y su fuerza radicaba en la cuidadosa preparación del guión de rodaje junto con el director, eliminando los residuos en la producción, y al mismo tiempo, agudizando la continuidad narrativa.
Después de haber pasado 7 años en Metro, Famous Players-Lasky pudo atraerla lejos con la promesa de que podría continuar escribiendo para su protegido, Valentino.
Y cuando Valentino se mudó a Goldwyn Pictures, ella también lo hizo, esta vez obteniendo el control soberano; y ella continuó sobreviviendo en Hollywood a pesar de estar involucrada en 2 de los mayores fiascos de la década de 1920:
Cuando Erich von Stroheim presentó Goldwyn Pictures con su obra maestra “Greed”, siguiendo muy de cerca la novela “McTeague” de Frank Norris, fueron 42 carretes y 10 horas de duración.
El propio Stroheim se dio cuenta de que la versión original era demasiado larga, por lo que la redujo a 24 rodillos, unas 6 horas, con la esperanza de que la película se pudiera filtrar con interrupciones en 2 noches consecutivas.
Pero los ejecutivos de Goldwyn exigieron más recortes; y Stroheim permitió que su amigo cercano, Rex Ingram, lo redujera a 18 carretes, unas 4½ horas.
Sin embargo, en medio de la producción, Goldwyn se había fusionado con Metro, y Louis B. Mayer Pictures para formar Metro-Goldwyn-Mayer; y sacó “Greed” de las manos de Stroheim y se lo dio a Mathis, con órdenes de cortarlo aún más, que asignó a un cortador de rutina, Joseph W. Farnham.
Finalmente la película se redujo a 13 carretes, unas 2½ horas de largo; y en el proceso, se eliminaron muchos caracteres clave, lo que dio lugar a grandes lagunas de continuidad.
También se especula sobre, si Mathis participó en el corte real; sin embargo, por razones contractuales, su nombre figuraba en los créditos como escritora, y era ella a quien se culparía por lo que Stroheim y sus admiradores llamarían, “alterar su genio”
De hecho, Mathis ya había trabajado con Stroheim, y le gustaban sus temas, por lo que era poco probable que “matara” innecesariamente su película.
El otro ojo de la tormenta para Mathis fue la producción de 1924 de “Ben Hur”
Mathis luchó contra el estudio sobre el “casting” y la producción durante muchos meses.
Fue su idea filmar el guión de $1 millón en Italia; y que finalmente vendría en poco menos de $4 millones.
Y cuando llegó el director original, Charles Brabin, en sus propias palabras, se negó a dejarla “interferir”
Los problemas de producción fueron numerosos y, debido a problemas políticos que envolvieron a Italia en ese momento, se produjeron disputas y permisos demorados…
MGM heredó la producción cuando asumió el control de los estudios Goldwyn; con la película por encima del presupuesto y fuera de control, el estudio detuvo la producción, y reubicó el rodaje de Italia a California, bajo la supervisión de Irving Thalberg; y antes de que hubieran regresado de Italia, MGM despediría a Mathis, a Brabin y a los protagonistas:
George Walsh y Gertrude Olmstead.
MGM los reemplazó con el director Fred Niblo, los guionistas Bess Meredyth y Carey Wilson, siendo los protagonistas:
Ramon Novarro y May McAvoy.
Después de su regreso, First National la contrató como directora editorial; y también escribió varias exitosas películas de Colleen Moore.
Mathis permaneció en First National durante 2 años, pero lo dejó debido a las limitaciones y firmó con United Artists; y con su marido, ella hizo una película para ellos, “The Masked Woman”; y “The Magic Flame” (1927) sería su última película, una de las mejores, debido en parte a la actuación de Ronald Colman y la dirección de Henry King.
Después de que el matrimonio de Valentino con Rambova terminó en 1925, él y June se reconciliaron en el estreno de “Son of The Sheik” cuando Valentino vio a Mathis con sus amigos.
Pero el 26 de julio de 1927, cuando Mathis acudió junto a su abuela, Emily Hawks, a la obra teatral “The Squall”; en medio de la función ella gritó:
“¡Madre, me estoy muriendo!”, y cayó al suelo por un infarto agudo de miocardio, muriendo a la edad de 40 años.
El año anterior había muerto su amigo, Rudolph Valentino, al cual cedió su cripta familiar temporalmente en el Hollywood Forever Cemetery.
Y al fallecer ella también repentinamente, no estaba preparado el cambio del cuerpo, por lo que ambos fueron enterrados en la misma cripta.
Al no tener firmado su último testamento, su marido ganó el juicio por su herencia, y volvió a Italia para ser director del gobierno de Mussolini.
En los años 30, Balboni vendió la cripta a la familia de Valentino.
June Mathis y Rudolph Valentino, descansan lado a lado hasta el día de hoy.

“Here was a young man who was living daily the dream of millions of other men.
Here was one who was catnip to women.
Here was one who had wealth and fame.
And here was one who was very unhappy”



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