Le quattro giornate di Napoli

“Dopo Napoli la parola d'ordine dell'insurrezione finale acquistò un senso e un valore e fu allora la direttiva di marcia per la parte più audace della Resistenza italiana”

Nápoles, en italiano Napoli y en napolitano Napule, es la ciudad más poblada del sur de Italia, capital de la región de Campania y de la Ciudad metropolitana de Nápoles, situada a medio camino entre el monte Vesubio y otra área volcánica, Los Campos Flégreos; y da nombre al Golfo de Nápoles.
La ciudad tiene una gran riqueza histórica, artística, cultural y gastronómica, lo que llevó a La UNESCO a declararla Centro Histórico y Patrimonio de La Humanidad; pues griegos, romanos, bizantinos, normandos, franceses y españoles han dejado su huella en Nápoles; y estuvo brevemente bajo dominación austríaca en las primeras décadas del siglo XVIII, tras la cual se convirtió en el centro político del reino independiente de Nápoles y, posteriormente, de las Dos Sicilias, gobernado por Los Borbones; y en el año 1861, Nápoles pasó a formar parte del Reino de Italia.
Llama la atención su escudo, pues consiste en un escudo samnita dividido por mitad en 2 campos, el superior de color oro y el inferior de color rojo; y se encuentra timbrado con una corona mural.
Sus orígenes se pierden en la leyenda, y según una antigua tesis, los 2 colores simbolizan al Sol y a La Luna, cultos muy presentes en La Era Greco-romana de la ciudad; y el confalón está cortado de oro y rojo, cargado con el escudo municipal, con la inscripción en oro “Comune di Napoli”, y decorado con La Medalla de Oro al Valor Militar, por los sacrificios de la población y por las actividades en La Resistencia Antifascista durante la revuelta conocida como “Le Quattro giornate di Napoli”, fueron 4 días que tuvieron lugar del 27 al 30 de septiembre de 1943 en Nápoles; siendo un episodio histórico de insurrección popular que ocurrió en La Segunda Guerra Mundial, y que logró liberar la ciudad de Nápoles, en El Reino de Italia, de la ocupación nazi-fascista.
Y es que Nápoles fue la primera, entre las grandes ciudades europeas, en sublevarse con éxito contra la ocupación nazi; y la insurrección impidió a los alemanes el plan de deportación masiva organizado por El Coronel Schöll y la destrucción de la ciudad antes de la retirada ordenada por Hitler.
Ya desde 1940 a 1943, Nápoles sufrió fuertes bombardeos aliados, que causaron mucho daño y grandes pérdidas entre la población civil; y se calcula que 20,000 de sus habitantes fueron víctimas de estos ataques indiscriminados, más de 3,000 murieron en la redada del 4 de agosto de 1943, mientras que alrededor de 600 murieron y 3,000 resultaron heridos por la explosión del barco Caterina Costa, en el puerto, el 28 de marzo.
El patrimonio artístico y cultural de la ciudad también sufrió daños, como la destrucción parcial de la Chiesa di Santa Chiara el 4 de diciembre de 1942.
Con el avance aliado en el sur de Italia, los antifascistas en el área de Nápoles, incluidos Fausto Nicolini, Claudio Ferri y Adolfo Omodeo, comenzó a establecer contactos más cercanos con los comandantes aliados, y pidió la liberación de Nápoles.
Desde el 8 de septiembre de 1943, el día en que entró en vigor el armisticio de Cassibile, las fuerzas del ejército italiano en el área, sin órdenes, como la mayoría de las unidades en ese momento, se desplazaron hacia Nápoles.
Las cosas ya eran difíciles, gracias a los bombardeos incesantes y al desequilibrio de fuerzas, con 20,000 alemanes enfrentaban solo a 5,000 italianos en toda Campania.
La situación en Nápoles pronto se convirtió en un caos, con muchos altos funcionarios incapaces de tomar la iniciativa o incluso colaborando directamente con los nazis, que abandonan la ciudad, seguidos por las tropas italianas; y entre los que escaparon se encontraban:
Riccardo Pentimalli y Ettore Del Tetto, Los Generales encargados de la responsabilidad militar de Nápoles, que huyeron vestidos de civil.
Las últimas acciones de Del Tetto antes de huir, habían sido entregar la ciudad al ejército alemán, y publicar un decreto que prohibía las asambleas y autorizaba a los militares a disparar contra quienes incumplían esa prohibición.
Aun así, esporádicos pero sangrientos intentos de resistencia surgieron en todo el Cuartel Zanzur, hasta el cuartel Carabinieri en Pastrengo, y en el 21° Centro di Avvistamento, o Puesto de Detección Temprana de Castel dell'Ovo.
En los días posteriores al armisticio, se intensificaron los episodios de intolerancia y resistencia armada hacia los ocupantes alemanes en Nápoles, más o menos organizados, incluida la manifestación estudiantil del 1° de septiembre en Piazza del Plebiscito, y la primera reunión del Liceo Sannazaro en Vomero.
El 9 de septiembre, algunos ciudadanos se encontraron con las tropas alemanas en el Palazzo dei Telefoni, logrando escapar, y en Via Santa Brígida.
Este último episodio involucró a un Carabiniere, que abrió fuego para defender una tienda de los soldados alemanes que intentaban saquearla.
El 10 de septiembre, entre Piazza del Plebiscito y los jardines de abajo, se produjo el primer choque sangriento, con los napolitanos teniendo éxito en bloquear el paso de algunos vehículos de motor alemanes; en estas peleas, 3 marineros alemanes y 3 soldados alemanes murieron.
Los ocupantes lograron liberar a algunos de los encarcelados por los alborotadores, gracias a un mandato de un oficial italiano, que convocó a sus compatriotas a entregar algunos de sus rehenes y todas sus armas.
La represalia por los enfrentamientos de Piazza del Plebiscito se produjo rápidamente:
Los alemanes prendieron fuego a La Biblioteca Nacional, y abrieron fuego contra la multitud que allí se congregaba.
El 12 de septiembre, numerosos soldados fueron asesinados en las calles de Nápoles, mientras que unos 4.000 soldados y civiles italianos fueron deportados para realizar trabajos forzados.
Un anuncio del prefecto el 22 de septiembre decretó el trabajo obligatorio para todos los hombres de 18 a 33 años de edad, y estableció su deportación forzosa a los campos de trabajo en el norte de Italia y Alemania.
La población se negó a colaborar, y se levantó.
El mismo día, El Coronel Walter Schöll asumió el mando de los ocupantes militares en la ciudad, declarando el toque de queda y el estado de sitio, con órdenes de ejecutar a todos los responsables de acciones hostiles contra las tropas alemanas, y hasta 100 napolitanos por cada alemán asesinado, diciendo:
“Con una acción inmediata a partir de hoy, asumo el control absoluto con plenos poderes de la ciudad de Nápoles y las áreas circundantes.
Cada ciudadano que se comporta con calma, disfrutará de mi protección.
Por otro lado, cualquiera que actúe abierta o subrepticiamente contra las fuerzas armadas alemanas, será ejecutado.
Además, la casa del malvado y su entorno inmediato será destruida y reducida a ruinas.
Cada soldado alemán herido o asesinado, será vengado 100 veces”
De esa manera se ordenó un toque de queda de 8pm a 6am, además:
Solo en caso de alarma, se le permitirá usar la carretera para llegar al refugio más cercano; se proclama el estado de sitio; y dentro de las 24 horas, todas las armas y municiones de cualquier tipo, incluidas las escopetas, granadas de mano, etc., deben ser entregadas.
Cualquiera que, después de ese período, se encuentre en posesión de un arma, será ejecutado inmediatamente.
La entrega de armas y municiones, se hará a las patrullas militares alemanas; pero sobre todo “la gente debe mantener la calma y actuar razonablemente”
Las órdenes fueron seguidas por el tiroteo de 8 prisioneros de guerra en La Via Cesario Console, mientras que un tanque abrió fuego contra los estudiantes que comenzaban a reunirse en la Universidad cercana y varios marineros italianos frente a La Bolsa de Valores.
Un joven marinero fue ejecutado en las escaleras del Cuartel General, mientras miles de personas fueron obligadas a asistir por las tropas alemanas.
El mismo día, 500 personas fueron también deportadas por la fuerza a Teverola, cerca de Caserta, y obligadas a ver la ejecución de 14 policías que habían ofrecido resistencia armada a las fuerzas de ocupación.
Después de las ejecuciones indiscriminadas, el saqueo, el desalojo de la población civil, la pobreza y la destrucción de la guerra provocaron una rebelión espontánea en la ciudad, sin organización externa.
El 22 de septiembre, los habitantes del barrio de Vomero lograron capturar municiones de una batería de artillería italiana, mientras que el 25 de septiembre se robaron 250 rifles de una escuela, y el 27 de septiembre, los insurgentes capturaron algunas armas y depósitos de municiones.
Mientras tanto, las nuevas medidas represivas emitidas por El Coronel Schöll el 23 de septiembre, ordenaron la evacuación, dentro de las 20 horas del mismo día, de toda la zona costera hasta una distancia de 300 metros del mar:
Aproximadamente 240,000 personas se vieron obligados a abandonar sus hogares para permitir la creación de “una zona de seguridad militar” que parecía un preludio de la destrucción del puerto.
Casi al mismo tiempo, un manifiesto del Prefecto de la ciudad exigía el trabajo obligatorio de todos los hombres entre las edades de 18 y 30 años, en la práctica, una deportación forzada a campos de trabajo en Alemania.
Sin embargo, solo 150 napolitanos de los 30,000 planeados respondieron a la llamada, lo que llevó a Schöll a enviar soldados a la ciudad para acorralar e inmediatamente ejecutar a los ciudadanos morosos.
En respuesta a esto, a partir del 26 de septiembre, una multitud desarmada se lanzó a los caminos contra las redadas nazis, liberando a los jóvenes de la deportación.
A los alborotadores se les unieron algunos ex soldados italianos que se habían mantenido ocultos hasta el momento.
Los 4 días de Nápoles fueron los siguientes:
El 27 de septiembre, grandes grupos de tropas alemanas capturaron a unos 8,000 napolitanos, mientras que 400 a 500 manifestantes armados comenzaron ataques armados contra ellos.
Uno de los primeros brotes de combates se produjo en el barrio de Vomero, donde un grupo de hombres armados detuvo un automóvil alemán, y mató al conductor de la suboficial alemana.
Durante el día se produjeron enfrentamientos feroces en diferentes áreas de la ciudad entre los insurgentes y los soldados alemanes.
Los alemanes habían comenzado las operaciones de evacuación, estimulados por las noticias, que luego se demostró eran falsas, de un inminente desembarco aliado en Bagnoli.
Un teniente italiano, Enzo Stimolo, lideró un grupo de 200 insurgentes que atacaron un depósito de armas en Castel Sant'Elmo, que fue capturado por la noche, no sin derramamiento de sangre, luego de que los refuerzos alemanes llegaran desde las áreas de Villa Floridiana y Campo Sportivo del Littorio.
Al mismo tiempo, un grupo de ciudadanos se trasladó al Bosco di Capodimonte, donde, según algunos rumores que circulaban en la ciudad, los alemanes estaban ejecutando prisioneros.
Se ideó un plan para evitar que un grupo de ingenieros alemanes instalaran minas en El Ponte della Sanità para cortar el centro de la ciudad.
Esto se logró al día siguiente por un escuadrón de marineros.
Por la noche, los insurgentes también atacaron y saquearon las tiendas de armas en los cuarteles de Via Foria y Via San Giovanni a Carbonara.
El 28 de septiembre, la lucha aumentó después de que más ciudadanos napolitanos se unieran a los disturbios.
En el distrito de Materdei, una patrulla alemana, que se había refugiado en un edificio civil, fue rodeada y mantenida bajo asedio durante horas, hasta la llegada de refuerzos.
Al final, 3 napolitanos habían perdido la vida en la batalla.
En Porta Capuana, un grupo de 40 hombres, fundados con rifles y ametralladoras, establecieron una especie de barricada, matando a 6 soldados enemigos y capturando a 4, mientras que estallaron otros enfrentamientos en otras partes del Maschio Angioino, en Vasto y en Monteoliveto.
Los alemanes lanzaron otras incursiones, esta vez en el Vomero, reuniendo a numerosos prisioneros dentro del Campo Sportivo del Littorio, lo que provocó un asalto al campo de deportes por un partido dirigido por Enzo Stimolo, y la liberación de los prisioneros al día siguiente.
El 29 de septiembre, el 3° día de disturbios, las calles de Nápoles presenciaron feroces enfrentamientos.
Como no se pudo establecer una conexión con las organizaciones nacionales antifascistas como El Fronte Nazionale, una rama del Comité de Liberación Nacional, la insurrección todavía no tenía una dirección central, las operaciones estaban en manos de los líderes locales.
En La Plaza Giuseppe Mazzini, un importante partido alemán reforzado por tanques atacó a 50 rebeldes, matando a 12, e hiriendo a más de 15 de ellos.
El barrio obrero de Ponticelli sufrió un fuerte bombardeo de artillería, después de lo cual, las unidades alemanas cometieron varias masacres indiscriminadas entre la población.
Otros combates tuvieron lugar cerca del aeropuerto de Capodichino y Piazza Ottocalli, en el que murieron 3 aviadores italianos.
En las mismas horas, en la sede alemana en Corso Vittorio Emanuele, que fue atacada repetidamente por los insurgentes, se entablaron negociaciones entre Schöll y Stimolo, para devolver a los prisioneros de Campo Sportivo a cambio de la retirada libre de los alemanes de Nápoles.
Y el 30 de septiembre, mientras las tropas alemanas ya habían comenzado la evacuación de la ciudad antes de la llegada de las fuerzas angloamericanas de Nocera Inferiore, Antonio Tarsia en Curia, un profesor de secundaria, se proclamó a sí mismo jefe de los rebeldes, y asumió todos los poderes civiles y militares.
Entre otras cosas, emitió disposiciones con respecto a los horarios precisos para las tiendas y la disciplina de los ciudadanos.
Pero la lucha no cesó, y las armas alemanas en las alturas de Capodimonte bombardearon el área entre Port'Alba y Piazza Mazzini durante todo el día.
Otros enfrentamientos ocurrieron en el área de Porta Capuana; mientras los alemanes que huyeron dejaron atrás incendios y masacres, incluida la quema de Los Archivos Estatales de Nápoles, que causaron una gran pérdida de información y documentos históricos.
Unos días más tarde, hubo una explosión en El Palazzo delle Poste, Nápoles, atribuida a explosivos alemanes.
Entre las bajas, destacó Gennaro Capuozzo, también conocido por el diminutivo “Gennarino”, un partisano italiano que murió a la edad de 11 años durante los combates durante los 4 días en Nápoles, siendo uno de los insurgentes más jóvenes que participó en las luchas contra los alemanes.
Él murió debido a la explosión de una granada enemiga, en la batalla de La Vía Santa Teresa degli Scalzi, mientras arrojaba granadas de mano contra los tanques alemanes desde la terraza del instituto de los Maestros Pie Filippini.
Por este heroico acto de coraje, póstumamente fue galardonado con La Medalla de Oro por El Valor Militar; pero también hubo otros niños como:
Filippo Illuminato de 13 años; Pasquale Formisano de 17 años; y Mario Menichini de 18 años, entre otros.
Muchos de estos muchachos eran los llamados “scugnizzi” o niños de la calle, a algunos de los cuales fue otorgada La Medalla de Oro al Valor Militar.
De esos 4 días de Nápoles, también se le dio una interpretación alternativa a la actual, que pretende subrayar la naturaleza de la resistencia civil y popular, y de un ejemplo concreto y noble de defensa social y no violenta, ampliamente utilizada en técnicas no violentas como la no colaboración, el boicot, el sabotaje, el rechazo a la militarización de la vida civil y la creación de cuerpos paralelos; gracias a lo cual, una ciudad entera, sola con sus ciudadanos, pudo liberarse del ocupante invasor.
A la rebelión de los 4 días, han sido dedicadas al menos 3 películas:
La primera “'O sole mio” (1945) de Giacomo Genilomo; “Le quattro giornate di Napoli” de Nanni Loy; y más recientemente, “Bruciate Napoli” (2016) de Arnaldo Delehaye.
El episodio histórico ha sido también reconstruido en el final de la película “Tutti a casa” (1960) de Luigi Comencini, y en el musical “Quando a Napoli cadevano le bombe” (2009) de Aldo De Gioia.
“Viene proclamato uno stato d'assedio”
Le quattro giornate di Napoli es una película bélica italiana, del año 1962, dirigida por Nanni Loy.
Protagonizada por Regina Bianchi, Aldo Giuffrè, Lea Massari, Jean Sorel, Franco Sportelli, Charles Belmont, Gian Maria Volontè, Frank Wolff, Luigi de Filippo, Pupella Maggio, Georges Wilson, Raffaele Barbato, Dominico Formato, Anna Maria Ferrero, entre otros.
El guión es de Nanni Loy, Carlo Bernari, Pasquale Festa Campanile, Massimo Franciosa y Vasco Pratolini; inspirados en el libro de Aldo De Jaco, “La città insorge: le quattro giornate di Napoli” (1956) que cuenta el hecho histórico de la resistencia del pueblo común de Nápoles contra los nazis, que ocuparon la ciudad en 1943, después de la caída de Mussolini.
La película fue producida por Goffredo Lombardo a través de Titanus Distribuzione; y Nanni Loy toma el título del nombre de este popular levantamiento, por lo que es una película patriótica, dedicada a la gente de Nápoles; cine del heroísmo, de héroes desinteresados, del bien contra el mal.
Esto probablemente no sonó tan ridículo hace más de 50 años, y debemos destacar que la película no ha envejecido, y se adapta a nuestro entorno moderno; por lo que la película está dedicada a La Medalla de Oro otorgada al niño de 11 años, por su valor militar: Gennaro Capuozzo.
El estreno provocó controversia en Italia y Alemania, que también involucró al entonces Embajador alemán en Italia, Manfred Klaiber.
Al tiempo que la película estuvo nominada al Premio de La Academia como:
Mejor película extranjera y guión original.
Loy crea una gran y real sensación de realismo, pues el espectador se siente como si estuviera allí, entre los napolitanos, haciendo todo lo posible para deshacerse de los matones vestidos de esvástica; y lo que le sucede al chico homenajeado, resume bastante de lo que se trata la guerra; y esta es una gema que no mucha gente conoce, lo que es una pena, pues es una película que necesita una revolución en la mente de los cineastas en todas partes, y que merece ser vista y analizada; ya que cinematográficamente es un drama bien diseñado, pensado para ser tomado en serio, a diferencia de muchas películas de guerra italianas que seguirían unos años más tarde; tan inspirador y lleno de coraje y determinación, que definitivamente es una visita obligada para cualquier fanático de las películas de guerra, o el cine italiano.
Y aunque la película se desarrolla en Nápoles, algunas escenas se rodaron en Salerno, por ejemplo, en Vomero, en lo sucesivo en El Estadio Arturo Collana, que se ve en las secuencias, a la que en realidad se llevó a cabo en el rastrillo de la napolitana, que en la realidad era El Estadio Donato Vestuti de Salerno con la plaza delantera.
Del mismo modo, la escena del tiroteo del marinero Leghorn, ocurrió en realidad en los escalones de la Universidad de Nápoles “Federico II” en Corso Umberto I, que fue en cambio convertido en frente de La Academia de Bellas Artes de Nápoles, en Via Bellini; por lo que Le quattro giornate di Napoli parece que fue hecha justo después de la guerra; y eso es porque muchos edificios muestran daños de bombas, y todo el realismo de la puesta en escena es para ponerse de pie y verlo así durante las 2 horas de metraje, porque la película definitivamente tiene el aspecto correcto.
Le quattro giornate di Napoli narra la humilde y heroica epopeya del pueblo napolitano que, sin jefes y sin tácticas pre-organizadas, se une durante el mes de septiembre de 1943, durante La Segunda Guerra Mundial, para combatir una batalla improvisada contra la invasión alemana.
La revuelta dura 4 días, a pesar de un armamento ridículo y rudimentario, los rebeldes logran liberar la ciudad de los nazis, antes de la llegada de las tropas aliadas.
En la película, Loy describe que el levantamiento estalló espontáneamente en Nápoles, después del ataque con disparos a unos marineros italianos el 28 de septiembre de 1943, y en los 4 días siguientes, los derrotaron, haciendo que las tropas alemanas se fueran de la ciudad antes de la llegada de los aliados.
La película es coral, y hay episodios únicos, mezclados con personajes populares, protagonistas de la revuelta; así vemos cómo algunos chicos se escaparon del reformatorio para unirse a la insurrección, como el pequeño Gennarino Capuozzo (Domenico Formato), que muere con una bomba en su mano, dispuesto a hacerla estallar contra tanques nazis, así como muchos otros personajes de ambos bandos, pero sobre todo los napolitanos.
Y es debido a que esta fue una batalla para salvar la ciudad, está compuesta con muchos personajes cuyas historias comienzan, y en la mayoría de los casos quedan sin resolver, en medio de la lucha, la locura y la sinrazón.
Algunos son muy convincentes, como los chicos de la escuela reformista que se van para unirse a la lucha, muchos parecen tener solo 10 años, o incluso menos.
Otros son más extraños, ya que hay toneladas de mujeres que corren gritando y se interponen en el camino de la lucha; y otros que exigen atenciones absurdas, como que le vean los dientes….
Lo único que no sonó cierto en estas historias, fue cuando mostraron a un par de personas sacando los alfileres de las granadas con los dientes, algo que solo ocurre en las películas, pues se perderían los dientes haciéndolo.
Al tiempo que se mezcla la bufonada de algunos de los personajes, la cobardía de unos pocos, y la valentía de mucha gente.
Algunos momentos provocan lágrimas, mientras otros ríen.
La forma en que las personas se unen para luchar contra los nazis, que todavía ejercen su poder brutalmente, incluso cuando las fuerzas aliadas marcharon hacia el norte en Italia, es una poderosa declaración de la voluntad de los ciudadanos italianos comunes, que es digan de admirar y valorar; pues el enfrentamiento que mantuvo la población de Nápoles frente a la temible Wehrmacht, fue una de las grandes victorias de la resistencia europea; una gesta que nada tiene que envidiar al levantamiento del Gueto de Varsovia tantas veces llevado al cine, donde los alemanes tuvieron que aceptar una retirada humillante, y escapar con las orejas gachas para que el ridículo no fuese más espantoso.
Y es que pocas veces un ejército no regular, llamémoslo “civil”, les puso las cosas tan claras a los soldados alemanes.
Sorprendentemente, Nanni Loy se interesó por el tema, y lo llevó al cine, y creó un film que impactó mucho en su estreno, y sigue impactando al espectador por su tremendo realismo; y probablemente es de lo mejor que se haya filmado en Italia sobre La Segunda Guerra Mundial, por sus ecos neorrealistas, intensidad y dramatismo para una poderosa película que hoy parece olvidada.
¡No es justo!
“Ogni singolo cittadino che si comporta con calma godrà della mia protezione.
D'altra parte, chiunque agisca apertamente o surrettiziamente contro le forze armate tedesche sarà giustiziato.
Inoltre, la casa del miscredente e dei suoi immediati dintorni sarà distrutta e ridotta in rovina.
Ogni soldato tedesco ferito o ucciso verrà vendicato cento volte”
A mitad de camino entre el cine histórico y el drama popular, Le quattro giornate di Napoli de Nanni Loy, con la colaboración de Vasco Pratolini en el guión, se centra en la rebelión de los napolitanos contra la ocupación alemana de la ciudad, después de que El General Badoglio firmara un armisticio con el ejército aliado.
Se trata de un filme de aliento épico, como una canción de gesta, una obra en la que junto a secuencias conmovedoras, como la muerte en una barricada del pequeño Gennarino Capuozzo, existen otras de marcada tonalidad melodramática o de un heroísmo simplemente retórico; donde Loy parece tener muchas habilidades en ajustar las dosis necesarias de lirismo y realismo, y sobre todo en la impresionante puesta en escena.
Hacia finales de diciembre, cuando los alemanes empezaron con “las razias” de hombres por las calles, a los que cargaban sobre sus camiones con el fin de llevárselos a Alemania como cuadrillas de esclavos, el pueblo napolitano, incitado y liderado por grupos de mujeres enfurecidas que gritaban:
“Li ommene no!”, se arrojó sin armas contra los alemanes, los acorraló y masacró en los callejones, aplastándolos desde lo alto de los tejados con avalanchas de tejas, piedras, muebles y agua hirviendo.
Pandillas de muchachos animosos se lanzaban contra los Panzer, sujetando gavillas de paja en llamas, y morían prendiendo fuego a aquellas tortugas de acero.
Muchachas de aspecto inocente, ofrecían con una sonrisa racimos de uva a los alemanes asediados, encerrados en el vientre de los tanques, caldeados por El Sol; y en cuanto éstos levantaban la escotilla de la torreta y se asomaban para recoger el cordial obsequio de los racimos, pandillas de muchachos emboscados, los exterminaban con una lluvia de granadas de mano, arrebatadas a los enemigos muertos.
Fueron muchos los muchachos y niñas que dejaron la vida en esas crueles y generosas estratagemas…
Y lo más interesante de esta película, es que el director Loy sigue muchos personajes y subtramas, y a menudo no los resuelve, porque se pierden en el caos de la batalla, casa por casa, dentro de la ciudad.
Pero se logra seguir a algunos, como a Salvatore (Frank Wolff), que ama a Maria (Lea Massari) a pesar de que se ha casado con un hombre rico; y los 2 terminan peleando uno al lado del otro.
El Capitán Stimolo (Gian Maria Volontè) que ayuda a organizar una resistencia partidista; o Pitrella (Aldo Giuffre), un miembro de una unidad de artillería italiana que se ve envuelto en el asedio; y Valente (Enzo Turco) que es hecho prisionero a pesar de sus convicciones fascistas.
Cada miembro del reparto es apasionado y completamente convincente; y muchos eran prácticamente desconocidos en el momento de la producción, y unos se convirtieron en grandes estrellas en Italia en los próximos años, mientras otros si acaso eran actores o ciudadanos del mismo Nápoles.
La película comienza con la celebración, con una procesión religiosa...
Poco después, las noticias anuncian el final de la guerra; y la euforia inicial de la libertad, solo dura hasta que los alemanes maten a un marinero inocente que regresa de la guerra, Livornese (Jean Sorel), como una advertencia en contra de no colaborar.
Los napolitanos soportan muchas humillaciones, pero la gota que se derrama es cuando los alemanes comienzan a reclutar hombres para enviarlos a Alemania para realizar trabajos forzados.
El levantamiento es un acontecimiento espontáneo, que deflagra inconexamente en varias partes de la ciudad al mismo tiempo.
Algunos hombres intentan rescatar a rehenes cautivos en un estadio; y en algún otro lugar, los soldados italianos ocultos organizan y desentierran armas que escondieron antes de la llegada de los alemanes; mientras en las calles estrechas, las tropas alemanas son emboscadas por familias que dejan caer muebles sobre ellos, y chocan contra las paredes arruinadas.
Y los niños de las correccionales forman sus propias milicias; de pronto todos están involucrados en el esfuerzo de guerra.
La trama se desvía de una situación a otra, tan impredecible como el patrón de vuelo de una mariposa; y no hay estrellas aquí, porque toda la población de Nápoles es la estrella; eso no significa que no haya algunas caras reconocibles para los fanáticos del cine italiano, pero nadie ocupa un lugar central.
La cámara de Loy, opta por ofrecer una vista panorámica de la ciudad, filmada principalmente en Nápoles, casi 20 años después de los eventos representados en la película, con la ciudad que todavía mostraba muchos edificios abandonados, y parecía el sitio de una batalla reciente; por lo que Loy hace un uso espléndido de este paisaje de escombros, especialmente cuando filma calles angostas y anchas.
Esta quietud antes de la pelea, a veces es más sofocante que la acción; y la película depende mucho del suspense, pues seguimos esperando el brote, y Loy nos obliga sádicamente a esperar y esperar… y cuando comienza el levantamiento, somos como la población de Nápoles, incapaces de aguantar más; porque la película es violenta, con grandes dosis de realismo, y muestra no solo violencia dirigida al cuerpo, sino que también ataca los sentimientos y valores de los personajes; con escenas intensas de lucha, pero son los momentos tranquilos los que revelan la brutalidad de la guerra:
Como cuando una madre le da su último alimento a su hijo; cuando las personas buscan a sus seres queridos entre los cadáveres; cuando las familias se destrozan… se separan o ven morir… y la película funciona tan bien, porque muestra por qué la guerra es física y psicológicamente repulsiva.
El director, graba su película con un estilo documental, sin embargo, algunas tomas están bien elaboradas, y brindan a la audiencia una nueva perspectiva de la acción, inmersamente.
Una larga toma desde un tejado, desde el que los partisanos disparan contra los alemanes, muestra cómo los hombres se mueven de una calle a otra sin ningún tipo de corte; con una hermosa cinematografía en blanco y negro, que es absolutamente fantástica; y los primeros planos de rostros ofrecen todo el drama que el diálogo simplemente no puede transmitir; por ello, la película lleva al espectador al interior de la ocupación y la resistencia de la población civil de una ciudad; y en un momento dado, los alemanes expulsan a los ciudadanos de un cuarto para que puedan ocuparlo, lo que obliga a las personas a mudarse con extraños al otro lado de la ciudad, todo montado de una manera tan real y moderna que sorprende que “sea ficción” y no documento real filmado.
Más tarde, intentan reclutar hombres italianos en su fuerza de trabajo, que es lo que provoca el levantamiento; allí la cámara los sigue a los hogares individuales y las situaciones familiares, que están desgarradas por los efectos de la guerra.
Luego nos lleva a multitudes masivas, mientras se amotinan en las calles.
El alcance de la batalla, está excelentemente capturado, al igual que los estrechos callejones y salas desde donde los ciudadanos deben luchar; como una serie de viñetas destacadas también están:
Cuando los napolitanos arrojan muebles desde sus ventanas sobre las cabezas de los soldados nazis en un estrecho callejón; una secuencia en la que varios adolescentes escapan de una escuela reformada para unirse a la lucha; una escena de negociación de prisioneros, en la que las cosas van inesperadamente, y varios civiles italianos quedan atrapados en un fuego cruzado; la escena en la que los hombres italianos son llevados en camiones para ser reclutados, solo para que sus esposas abrumen a los guardias alemanes…
Todas estas escenas transmiten un espíritu de libertad, ayudado por una increíble banda sonora de Carlo Rustichelli.
Y es que la pasión y el buen hacer de Loy es obvia en todas partes, es una mirada poco sentimental a la famosa resistencia guerrillera de una ciudad contra los nazis; y aunque fue filmado en el lugar, en Nápoles, con algunas tomas filmadas en Salerno, 20 años después del final de la guerra, las cicatrices de batalla aún son evidentes en las gloriosas y empobrecidas murallas de esta ciudad; por lo que la película construye un poderoso documento de muchas maneras, en todos los sentidos, incluyendo el uso de napolitanos en lugar de actores profesionales para muchos roles, pero lo más significativo es el trabajo de cámara y la edición, que en conjunto, crean un ritmo que alterna la intimidad con los individuos; y toma más amplia las confrontaciones armadas y las escenas de batalla completas.
Una escena inolvidable los combina, cuando los jóvenes llevan los cuerpos de los combatientes muertos por las calles, incitando a sus conciudadanos a unirse a la batalla épica para liberar a la ciudad de la ocupación nazi, es simplemente poderosa.
Del reparto, todos los actores aceptaron no ser acreditados en honor a los civiles que murieron durante el levantamiento, y permanecieron sin reconocimiento oficial; con no actores interpretando las partes de los ciudadanos; y si bien la película podría haber sido como una epopeya estadounidense, llena de estrellas, en cambio, la gente real hizo que todo cobre vida, como si realmente estuviéramos viendo las batallas desplegarse, con muchísimo realismo, muertes realistas, heroísmo, cobardía ocasional, realismo de principio a fin.
Como dato, el Panzer alemán, y el cañón utilizado por los napolitanos, son de hecho de fabricación aliada; de hecho, el tanque es una producción estadounidense, M47 Patton, reconocible por la forma de torreta, desde el freno de boca, con la ametralladora Browning M1919, cal 0.30 o 7,62mm en la parte superior de la torreta; y una contraparte inglesa de 25 libras.
En 1962, ambos estaban en uso en el ejército italiano, aunque en la torreta el M47 montaba preferiblemente el Browning cal. 0,50 o 12,7mm
Entonces:
¿Puedes encontrar al personaje principal?
No, porque es la ciudad de Nápoles el personaje principal.
Sin ninguna falta de respeto para los hombres y mujeres de Nápoles que enfrentaron al ejército alemán, es como si la ciudad misma se convirtiera en un perro sacudiéndose las pulgas mortales; y es el ejemplo del pueblo de Nápoles en tiempos de guerra, cuando estaba al borde de la caída del sudeste asiático, que habló profundamente de lo que la humanidad debe esforzarse por lograr mediante el avance de su comportamiento y su carácter, porque todos hemos visto películas de guerra, pero las mejores no son los que tienen la mejor edición de sonido o las escenas de acción más convincentes.
Eso es solo una mejora técnica... creo que las mejores películas de guerra son las que, paradójicamente, muestran los valores humanos eternos.
Los mejores, como Le quattro giornate di Napoli nos involucran con ideas sobre la dignidad humana, la amistad, la libertad y el altruismo.
Por ese motivo, Le quattro giornate di Napoli es una obra de arte absoluto del espíritu humano, y eterno del cine.
“Entro 24 ore tutte le armi e le munizioni di qualsiasi tipo, inclusi fucili a pompa, bombe a mano, ecc., devono essere consegnate.
Chiunque, dopo quel periodo, si trovi in possesso di un'arma verrà inmediatamente giustiziato.
La consegna di armi e munizioni deve essere fatta alle pattuglie militari tedesche”
A las 09:30am el 1° de octubre de 1944, las patrullas blindadas de Los Guardias de Dragoon del Rey, fueron la primera unidad aliada en llegar a Nápoles, seguidas de Los Grises Escoceses Reales reforzados por las tropas de La 82° División Aerotransportada; y al final del día, El Comandante en Jefe alemán en Italia, Generalfeldmarshall Albert Kesselring, consideró que la retirada concluyó con éxito; y oficialmente, el 11 de Octubre de 1944, Los Aliados ya eran dueños de toda la región de Nápoles cuando unidades del 7° Ejército Británico conquistaron Vinchiaturo, y aseguraron las orillas del Río Biferno en la zona costera.
Al mismo tiempo, El 5° Ejército Estadounidense hacía lo mismo con la orilla meridional del Río Volturno.
Pero todavía se contabilizarían las últimas bajas de La Batalla por Nápoles, cuando 18 soldados estadounidenses murieron accidentalmente en la ciudad por la explosión de una bomba con temporizador.
La Conquista de Nápoles había finalizado con éxito, aunque la alegría por el triunfo les duró poco...
A continuación estaba el Río Volturno, y lo que era peor, Montecassino.
Sería a partir de ese punto, cuando empezase la verdadera Batalla por Italia.
Pero las estadísticas de los 4 días de Nápoles varían, según algunos autores:
168 alborotadores y 159 ciudadanos desarmados, fueron asesinados; de acuerdo con La Comisión Ministerial de La Posguerra para El Reconocimiento de Víctimas Partidarias, las víctimas ascendieron a 155; mientras que los registros del cementerio de Poggioreale, enumeraron 562 muertes.
Cabe señalar que, a diferencia de otros episodios de resistencia en Italia después del armisticio del 8 de septiembre, que también involucró a los fascistas italianos, la mayoría de los combates ocurrieron entre italianos y alemanes.
La revuelta en realidad evitó que los alemanes organizaran una resistencia en Nápoles contra la ofensiva aliada o, como el mismo Adolf Hitler había ordenado, de convertir la ciudad en ruinas, antes de la retirada alemana.
Unos meses más tarde, el 22 de diciembre, Los Generales Riccardo Pentimalli y Ettore Del Tetto, que habían abandonado la ciudad a los alemanes después de los acontecimientos del 8 de septiembre, fueron condenados por El Tribunal Superior de Justicia, a 20 años en prisión militar por su colaboración activa con los alemanes.
Domenico Tilena, Jefe de La Sección Provincial fascista durante los disturbios, fue sentenciado a 6 años y 8 meses.
Por estos acontecimientos, la ciudad entera ha sido decorada con La Medalla de Oro al Valor Militar, por los sacrificios de la población y por las actividades en La Resistencia antifascista; y a esos 4 días, se han dedicado La Plaza Quattro Giornate en el barrio de Vomero, donde empezó la lucha armada de la población y se produjeron muchos de los enfrentamientos en esos 4 días.
En la misma Plaza, fue construida en 2001, la parada “Quattro Giornate” de la línea 1 del Metro de Nápoles.
En definitiva, Le quattro giornate di Napoli es una película obligatoria, que exige ser vista, inspiradora, terrorífica y esperanzadora.

“Appena dodicenne durante le giornate insurrezionali di Napoli partecipò agli scontri sostenuti contro i tedeschi, dapprima rifornendo di munizioni i patrioti e poi impugnando egli stesso le armi.
In uno scontro con carri armati tedeschi, in piedi, sprezzante della morte, tra due insorti che facevano fuoco, con indomito coraggio lanciava bombe a mano fino a che lo scoppio di una granata lo sfracellava sul posto di combattimento insieme al mitragliere che gli era al fianco.
Prodigioso ragazzo che fu mirabile esempio di precoce ardimento e sublime eroismo.
Napoli, 28-29 settembre 1943”



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