Le Salaire de la peur

“Vous ne savez pas ce qu'est la peur, mais vous le verrez.
Et c'est contagieux comme la peste.
Et quand vous le prenez, c'est pour toujours”

El espectador de hoy cree conocer el miedo…
De hecho cree reconocer en las depuradas derivas del cine de terror, todo aquello que necesita saber del miedo:
El terror de impacto, el golpe de efecto, la brutalidad como credo visual, a veces hasta cierta erosión de la normalidad cotidiana, pero casi siempre la caducidad del desasosiego al llegar los créditos finales.
Sin embargo, una vez el miedo significó algo más, un tiempo en el que el horror no era prácticamente su único activo.
En aquel entonces, el miedo podía significar que el espectador vería rota su comodidad existencial cuando advirtiera, desde su butaca, que el hombre no era más que un pelele en manos de un sistema que lo podía destrozar a su antojo en cualquier momento.
Podía convertirlo en ceniza, reduciendo su vida a la nada en cuestión de segundos, o hacerlo temblar de desesperación mientras se ahogaba en el líquido en el que había puesto todas sus esperanzas de futuro.
La desesperación por lograr su objetivo, hará que los hombres queden cegados por su ambición, que no les importará hacer cualquier cosa para conseguir su propósito.
Y si se piensa en el cine francés, probablemente se piense en lirismo, humanismo, incluso romanticismo.
Nada de esto es especialmente relevante para Henri-Georges Clouzot, uno de los mejores directores/guionistas de los años de la guerra y la posguerra, pero también uno de los más olvidados.
Desde sus inicios en La Continental, productora que instalaron en París los nazis durante la ocupación; hasta su excomunión por parte de los miembros de “La Nouvelle Vague”, las obras del llamado “Maestro del Suspense francés” sugieren una particular visión del mundo carente de sentimentalismos y dominada por la capacidad humana para la crueldad, la envidia, la avaricia, el engaño y la violencia.
“Quand quelqu'un conduit, j'ai peur”
Le Salaire de la peur es una película de suspenso francesa, del año 1953, dirigido por Henri-Georges Clouzot.
Protagonizado por Yves Montand, Charles Vanel, Véra Clouzot, Peter van Eyck, Folco Lulli, William Tubbs, Dario Moreno, Jo Dest, entre otros.
El guión es de Henri-Georges Clouzot y Jérome Géronimi; basados en la primera novela de Georges Arnaud del mismo nombre, publicada en 1950, que contiene tintes autobiográficos del escritor, periodista y militante político llamado realmente Henri Girad, inspirado en su periplo por América del Sur, específicamente a través de las selvas del sur de Guatemala; de cuya azarosa vida personal, acusado del asesinato de su padre, su tía y una doncella en un caso que nunca se llegó a aclarar del todo y del que fue absuelto después de permanecer año y medio en prisión; acabó dilapidando su fortuna y vivió en precarias condiciones en Sudamérica durante 2 años, de cuya experiencia le sirvió para escribir esta novela.
Pero a diferencia del libro, el cineasta se muestra más interesado en potenciar el suspense del itinerario, que profundizar en los aspectos políticos, que también los tiene, en un suspense que consigue gracias al montaje y los insertos, a diferencia de Hitchcock que lo creaba a través de la puesta en escena y siempre dentro del plano; un “thriller” superdotado para triturar los nervios de un espectador acomodado a partir de un argumento desconcertantemente simple:
Es una obra insólita, por cuanto entiende el mundo y las reglas por las que se rige como una prolongación de la naturaleza depredadora de las personas, víctimas de un sistema que, valiéndose de su sueño de ascender socialmente, les obliga a desfilar sobre la muerte.
Un jurado presidido por Jean Cocteau, y del que hacían parte, entre otros, Abel Gance, René Lucot y Edward G. Robinson, le otorgó a Le Salaire de la peur La Palma d’Or en El Festival Internacional de Cine de Cannes; y una mención especial para Charles Vanel como Mejor Actor; siendo Le Salaire de la peur la primera película en ganar tanto La Palme d’Or como El Oso de Oro en El Festival de Cine de Berlín; siendo la película más premiada de Clouzot, que le dio fama internacional, y que le permitió dirigir “Les Diaboliques” (1955), se merecería todo el respeto como cineasta que le sería negado en los 60, con la irrupción de las nuevas olas, que consideraban su cine de poca importancia...
Y es cierto que nunca llegaría a igualar el nivel de Le Salaire de la peur, pero siendo éste uno de los mejores “thrillers” de la historia del cine, no es algo para echarle en cara; con una importancia histórica, ya que era una película extranjera que, sin ser doblada, fue lanzada ampliamente en Gran Bretaña.
Y es que a principios de los años 50, se sostuvo que las audiencias británicas no soportarían una película subtitulada, y las películas extranjeras rara vez pasaron de las grandes ciudades, excepto a través de medios especializados como las sociedades fílmicas.
Sin embargo, esta película fue un gran éxito de taquilla, y dio lugar a un breve período, cuando otras películas subtituladas recibieron un lanzamiento general en los cines británicos; y a Le Salaire de la peur le fue bien en la taquilla.
No obstante, grandes secciones del filme no contienen ningún diálogo, y muchas líneas están en inglés, ya que hay varios personajes estadounidenses, y tal vez esto haya sido parte del factor del éxito de la película.
Pero también tuvo su controversia, debido a la imagen negativa de la compañía petrolera estadounidense ficticia SOC, la película fue acusada de antiamericanismo, y se cortaron varias escenas para el estreno de Estados Unidos; siendo hasta 1999, que la Colección Criterion lanzó un DVD que incluía 21 minutos de película que había sido eliminados.
La película tiene lugar en América Central, precisamente en Guatemala, y Henri-Georges Clouzot originalmente quería filmar allí.
Un viaje a Río un tiempo antes, había convencido a Yves Montand y Simone Signoret de la miseria en América Latina; a lo que Montand se negó a ir a esta parte del mundo, juzgándolo de “indecente”; y Henri-Georges Clouzot le propuso entonces rodar la película en España, a lo que también se negó por puro disgusto con el régimen de Franco.
El director cedió, y filmó la película en el sur de Francia, construyendo decorados en la Camarga, y utilizando el bosque de bambú de Anduze por su exuberante vegetación; además, el pueblo visto en la película fue construido desde cero.
La filmación se llevó a cabo con problemas de presupuesto, siendo la primera gran película de un género que hasta entonces no existía:
“Road Movie”, por lo que narra la historia de un grupo de desplazados de todo tipo, que se refugian en una pequeña localidad sudamericana, repleta de delincuentes y prófugos, a la espera de encontrar trabajo en una empresa de EEUU que explota un campo de pozos petrolíferos.
Todos igual de pobres que los locales, salvo los de EEUU que explotan un yacimiento petrolífero vía la empresa Southern Oil Company (SOC), asentada en el llamado Campamento B-60, la única en kilómetros a la redonda; muchos dan la impresión de que viven porque no hay otra mejor cosa que hacer, pero la sensación de confinamiento y abandono, los ha hecho permeables a la desgracia, por lo que dentro de todo hay alegría y matices variados de existencia, orientados todos a un estado de alerta permanente que permita identificar, especialmente en el caso de los extranjeros, la oportunidad de hacerse de recursos suficientes para escapar para siempre de esa geografía olvidada, a la que nunca debieron dirigirse, y regresar a sus países de origen.
Mario (Yves Montand) resume la situación humana a Jo (Charles Vanel) en pocas palabras:
“Esto es como una prisión:
Entrar es fácil pero no hay salida.
Si te quedas, revientas”
El incendio de uno de los pozos, obliga a la empresa a planear una operación destinada a sofocar el incendio mediante la activación de una carga de nitroglicerina que mueva una masa suficiente de tierra para ahogar el fuego.
El explosivo está disponible en unos almacenes situados a gran distancia del lugar del siniestro; y para realizar el transporte, convocan a los voluntarios del lugar dispuestos a asumir los enormes riesgos de la misión.
Entre los que se presentan, eligen a los 4, para que conduzcan 2 camiones, que de modo más patente, carecen de familia, amigos y relaciones.
Mario y Jo en un camión.
Jo es un recién llegado de pasado sospechoso, pero francés como Mario, que llega ahí donde nadie tiene trabajo; si acaso, una pequeña ocupación de repente para poder comer y beber un trago.
Y el albañil italiano Luigi, (Folco Lulli) y Bimba (Peter van Eyck), en el otro camión.
Bimba es un piloto alemán, un hombre introvertido y tormentoso, del que conoceremos parte de su historia en el trayecto.
Todos, los 4, ya están condenados en vida, y para ellos morir es tan sólo, aparentemente, un asunto de tiempo; son 4 personajes unidos por una peligrosa misión de transportar una gran cantidad de bidones de nitroglicerina hasta unos pozos petrolíferos para hacerla estallar; en un camino lleno de peligros, debido al mal estado de la carretera, pero del que si salen victorioso, recibirán la astronómica cifra de $2.000 cada uno.
El azaroso viaje llena el segundo tramo del film, donde Clouzot va más allá, creando una aventura llena de suspense por ese viaje lleno de incidencias:
Curvas impracticables, desprendimientos que bloquean la carretera, vertidos de petróleo que impiden el paso de vehículos, etc., se convierte en una odisea de suspense que sumerge al espectador en una pesadilla de incertidumbre, tensión y angustia.
Y es por medio de la conversación entre las 2 parejas de conductores que se revela progresivamente la profundidad de las heridas personales, el miedo que soportan, la soledad que padecen, la tragedia de sus historias, y la desesperación en la que viven.
La combinación de las penurias del viaje y el desarraigo de los personajes, crea un clima terrible, de intensidad y sinceridad inimaginables.
El riesgo de que el cargamento explote con la menor sacudida, da a la misión, y por ende a la película, no sólo un grado de suspense memorable, sino también un tono existencial, nihilista en ocasiones, realmente emotivo.
Le Salaire de la peur es una obra que afortunadamente está cada vez más reivindicada; puesto que se trata ni más ni menos de uno de los mejores films de suspense de la historia por múltiples motivos, como la esmerada construcción de los personajes, lo atrayente de su premisa, la excelente puesta en escena de Clouzot para crear suspense, la recreación del asfixiante poblado, los pequeños cabos abiertos que nunca llega a cerrar…
¿Qué le ha sucedido al conductor que iba a acompañar a Mario?
¿Cómo pudo impedirle Jo, que acudiera a la cita?
¿Cómo murieron Luigi y Bilma?
Y ese estilo tan rudo y salvaje, sin compasión, que no pretende pulir las situaciones para hacerlas más digeribles al espectador.
“La vie ne vaut rien; la vie ne vaut rien…”
El director Henri-Georges Clouzot tenía 46 años cuando se propuso realizar Le Salaire de la peur, cuyo guión escribió él mismo junto a Jérome Géronimi, el seudónimo de su hermano Jean Clouzot; a partir de una novela del mismo nombre escrita por Georges Arnaud, y que el propio Alfred Hitchcock quería adaptar; pues trató de hacerse infructuosamente con los derechos del libro que finalmente se quedaría Clouzot; y que este se le adelantó una 2ª vez cuando hiciera lo propio con los de “Celle qui n’était plus”, novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac que daría pie a “Les Diaboliques”, lo que curiosamente propició que Boileau y Narcejac escribieran “D’entre les morts” pensando en Hitchcock, que acabaría adaptándola en “Vertigo” (1958)
Sea cierto o no, el suspense insostenible practicado por Clouzot en la película, justificaba la comparativa a lo largo de casi 2 horas y media de atmósferas cargadas de sudor y suciedad, tensión a punto de explotar, y una completa gama de las peores manifestaciones humanas; pues pocas películas han descrito de manera tan eminente el drama humano de la miseria y el tormento de los desheredados, perseguidos y excluidos; en este 7º largometraje de Henri-Georges Clouzot, y uno de los mejores y más oscuros filmes de suspenso que el cine recuerde.
Y es que Clouzot es un prodigioso artífice de la imagen, y un extraordinario constructor de narraciones y de su ritmo.
Trabajó sus guiones hasta lograr el acabado perfecto, y después dibuja la mayoría de las escenas, con sus planos sucesivos, como si se tratara de la película misma; y antes de comenzar a filmar, puede decirse que está hecha; pero era un tiránico director de los intérpretes, de los cuales se sirve como de cosas, sujetándolos por completo a su idea; y a veces filmó después la misma escena, dejando al actor en libertad para elegir la más conveniente.
Así logra películas de una gran solidez arquitectónica, siempre muy complejas, a las que su extraordinaria maestría en el ritmo da un aire de simplicidad, característico de la obra lograda, que hizo de Clouzot, uno de los grandes maestros del cine contemporáneo.
El microcosmos de esta película, es una babel turbulenta donde franceses, hispanos, italianos, norteamericanos y alemanes se toleran con dificultad, atrapados en un pueblucho marginado llamado Las Piedras, del que no pueden escapar:
No hay trabajo, no hay dinero, hay deudas con la justicia en otro sitio…
Están allí por conveniencia, adormilados por el calor, atontados por el paludismo, tambaleantes por el licor... con cucarachas, moscas, arañas, vendedores ambulantes, mujeres de ojos tristes, niños solicitando una limosna…
Amarga, intensa y precisa, es la descripción que Clouzot hace de este lugar de paso, y gracias a ella tenemos claro de dónde vienen los protagonistas, ya que sabemos porque quieren irse, y podemos anticipar de lo que les va a ocurrir.
Todos tienen en común el ser unos buscavidas que sueñan con escapar de ahí, cuando consigan el dinero para el billete de avión.
Los franceses, Mario y Jo, el alemán Bimba y el italiano Luigi, están atrapados en Las Piedras, acaso primera pista del devenir... rodeados de desierto, en una ciudad que está unida al mundo exterior solo por un pequeño aeropuerto, pero el precio del pasaje aéreo está más allá de los medios de los hombres.
Hay pocas oportunidades de empleo, aparte de la corporación estadounidense que domina la ciudad, Southern Oil Company (SOC), que opera los campos petrolíferos cercanos, y posee un complejo amurallado dentro de la ciudad.
El SOC, es sospechoso de prácticas poco éticas, tales como la explotación de trabajadores locales, y la toma de la ley en sus propias manos, pero la dependencia de la gente del pueblo es tal que sufren en silencio.
Mario es un playboy corso sarcástico, que trata a su devota amante, Linda (Véra Clouzot), con desdén.
Jo es una ex-gánster que se está quedando atrapado en la ciudad; Bimba es un hombre intenso y callado, cuyo padre fue asesinado por los nazis, y él mismo trabajó durante 3 años en una mina de sal; y Luigi, el compañero de cuarto de Mario, es un hombre jovial y trabajador, que acaba de enterarse de que se está muriendo de polvo de cemento en los pulmones.
Mario se hace amigo de Jo, debido a su experiencia común de haber vivido en París, pero se desarrolla una disputa entre Jo y los otros habituales de la cantina debido a su personalidad combativa y arrogante.
Mientras tanto, se produce un incendio masivo en uno de los campos petroleros de SOC; y la única forma de extinguir las llamas y tapar el pozo, es una explosión causada por la nitroglicerina.
Con poco aviso y falta de equipo adecuado, debe ser transportado dentro de bidones ubicados en 2 camiones grandes desde la sede del SOC, a 300 millas de distancia; y debido al mal estado de las carreteras y la naturaleza altamente volátil de la nitroglicerina, el trabajo se considera demasiado peligroso para los empleados de SOC sindicalizados; por lo que el capataz de la compañía, Bill O'Brien (William Tubbs), recluta conductores de camiones de la comunidad local.
A pesar de los peligros, muchos lugareños son voluntarios, atraídos por el alto salario:
$2.000 por conductor.
Esto es una fortuna para ellos, y el dinero es visto por algunos como la única forma de salir de sus vidas sin salida.
El grupo de solicitantes se reduce a 4 conductores elegidos a dedo:
Mario, Bimba y Luigi son elegidos, junto con un alemán llamado Smerloff (Jo Dest)
Pero Smerloff no aparece en el día señalado, por lo que Jo, que conoce a O'Brien de sus días de contrabando, es sustituido en su lugar.
Los otros conductores sospechan que Jo intimidó a Smerloff de alguna manera para facilitar su propia contratación…
Jo y Mario transportan la nitroglicerina en un vehículo; mientras Luigi y Bimba en el otro, con 30 minutos separándolos para limitar posibles bajas…
Y en el camino, los conductores se ven obligados a lidiar con una serie de obstáculos físicos y mentales, incluyendo un tramo de carretera extremadamente difícil llamado “tabla de lavar”, una barricada de construcción que los obliga a balancearse alrededor de una plataforma podrida sobre un precipicio, y una roca bloqueando la carretera.
Jo descubre que sus nervios ya no son lo que solían ser, y los otros confrontan a Jo sobre su creciente cobardía.
Finalmente, el camión de Luigi y Bimba explota sin previo aviso, matándolos… por lo que Mario y Jo llegan a la escena de la explosión, solo para encontrar un gran cráter que se llena rápidamente con aceite de una tubería rota en la explosión.
Jo sale del vehículo para ayudar a Mario a navegar a través del cráter lleno de petróleo; el camión, sin embargo, corre el riesgo de atascarse y, durante sus frenéticos intentos de evitar que se atasque, Mario atropella a Jo.
Aunque el vehículo finalmente se libera del estiércol, Jo está mortalmente herido; y a su llegada al campo petrolero, Mario y Jo son aclamados como héroes, pero Jo está muerto, y Mario se derrumba por agotamiento.
Tras su recuperación, Mario se dirige a casa en el mismo camión, ahora liberado de su carga peligrosa; y recolecta el doble del salario después de la muerte de sus amigos, y rechaza el chofer designado que ofrece el SOC.
Mario conduce jubiloso por un camino de montaña, mientras se celebra una fiesta en la cantina de la ciudad, donde los amigos de Mario esperan ansiosamente su llegada; pero Mario se desvía imprudentemente e intencionalmente, habiendo engañado a la muerte tantas veces en el mismo camino; toma una esquina demasiado rápido, y se zambulle a través de la barandilla hasta su muerte.
Linda, bailando en la cantina, parece desmayarse… presagiando la tragedia.
La película tiene 2 partes bien diferenciadas:
Una primera hora, un tanto lenta y extensa, en la que conocemos a los personajes, las circunstancias en las que malviven y los efectos que supone la aparición de Jo, especialmente en Mario, quién desde un principio admira al veterano mafioso.
En los siguientes 80 minutos, la tensión, el miedo y el suspense se apoderan del espectador, y no le dejan pestañear.
Los protagonistas se reparten por parejas en los camiones, por lo que las vivencias comunes entre ellos juegan un rol importante en el desarrollo de los sucesos.
Mientras Bimba y Luigi se entienden a la perfección y forman un equipo casi perfecto, sorteando toda clase de problemas trabajando conjuntamente; Mario y Jo verán como su amistad se verá en peligro debido a la cobardía de uno de ellos.
El filme tiene un cierto mensaje anticapitalista y, asimismo, contra las grandes corporaciones, representadas éstas en la empresa extractora del petróleo que contrata a los personajes, los cuáles se verán obligados a embarcarse en un trabajo que muy probablemente les cueste la vida, ya que si no lo hacen, otros ocuparan su lugar, y no tendrán la posibilidad de recibir el suculento salario.
Aunque identificada como un drama situado en el cine de acción, Le Salaire de la peur también es una película neorrealista, especialmente en su primera parte; y en su conjunto, es un film de denuncia que, quizás sin proponérselo, acaba siendo político.
El paso del neorrealismo a una suerte de “road movie” lo establece Clouzot a partir de algo que puede suceder en cualquier momento, cuando con lo que se trabaja es con la extracción de petróleo, y la tecnología con la que se cuenta es la de principios de los 50 del siglo pasado.
El primer aspecto que llama la atención, es que Clouzot y Georges Arnaud, coautor del guión, dedican un tiempo inusualmente largo a la presentación de los personajes, en concreto, el tema del transporte de la nitroglicerina que no surge hasta los 40 minutos de película, y el viaje en camión no empieza hasta que el film lleva 1 hora; y sin embargo, con sus 140 minutos de duración, Le Salaire de la peur no se hace nada aburrida, lo cual es uno de los grandes méritos de Clouzot.
El hecho de que dedique tantísimo tiempo a presentar los personajes, muestra la enorme importancia que dan Clouzot y Arnaud a las relaciones entre ellos y a establecer la psicología de cada uno.
Aunque la premisa de los camiones de nitroglicerina es suficientemente poderosa por sí misma, Clouzot se esmera en complementarla con un cuidado estudio de personajes, de forma que lo que vemos en el tramo central, no es solo una historia de suspense, sino el desmoronamiento de la relación entre Mario y Jo.
Éste es uno de los factores determinantes que hacen de Le Salaire de la peur una obra maestra por encima de muchos otros films del género.
También resulta crucial la forma de retratar el decadente pueblo en que viven los protagonistas, hasta el punto que no es un mero telón de fondo, sino que el espectador acaba sintiéndolo como un entorno real.
Durante la primera parte del film, Clouzot consigue que sintamos el calor, la suciedad y la pobreza en que viven los personajes, de este modo, cuando éstos aceptan la peligrosa oferta, podemos entenderlos perfectamente:
Esa es su única escapatoria del infierno.
Otro detalle especialmente logrado, es su retrato de la negritud, de formas diríase que primitivas y altamente rítmicas de la música y la danza colectiva, del papel de la religiosidad y la santería.
Por contraparte, el papel que juega un amuleto como expresión de ánimo y esperanza en el caso de Mario, en su boleto de acceso a un lugar en el legendario barrio de Pigalle en París...
El resto del film, que abarca todo el viaje de los 2 camiones, es una muestra ejemplar de cómo crear situaciones de suspense tan al límite que rozan lo insoportable, de hecho, según parece, en su época había espectadores que abandonaban la sala a mitad de proyección por no poder soportar por más tiempo la tensión.
Y es que cada una de las secuencias principales se basa en algún obstáculo insondable que los protagonistas deben superar:
Una carretera mal pavimentada, un giro casi imposible en una montaña, o una roca obstruyendo el camino; pero lo que cabe destacar en estos momentos, es la forma como Clouzot planifica cuidadosamente hasta el más mínimo detalle para alargar la tensión al límite.
Un ejemplo perfecto es la escena en que deben tomar un giro difícil por una montaña:
Luigi y Bimba son los primeros en realizarlo, y descubren que el pequeño soporte de madera que hay tiene maderas podridas, así que lo indican y siguen adelante.
Una vez llegan Jo y Mario, el suspense está garantizado al conocer el espectador lo difícil que ha sido la maniobra para el camión anterior.
Jo, ya convertido en un cobarde, abandona a Mario a su suerte... y éste ha de enfrentarse a múltiples problemas:
Las ruedas resbalan y le llevan hacia las tablas podridas, una vez ahí no puede moverse; a continuación el camión se engancha a una cuerda que soporta las tablas, y la va royendo.
Todo el avance del camión se va mostrando poco a poco, plano a plano, alargando la tensión hasta que Mario consigue salir indemne casi por milagro.
La fotografía de Armand Thirard, habitual colaborador del realizador, alcanza su máxima expresión en este segundo tramo, radicalmente distinto al primero, y sin embargo también muy descriptivo.
Si en la primera parte, la película alcanza cotas de relato costumbrista en el que se nos dibuja una forma de vida; en el segundo tramo Clouzot combina con envidiable destreza, aventura y suspense, poniendo en vilo al espectador ante cada uno de los obstáculos que los personajes se encontrarán en su infernal camino.
Con un ritmo muy acertado, la película no cansa a pesar de su larga duración, y un montaje que envidiaría el mismísimo Hitchcock, Clouzot construye varios “set pieces”, donde el más difícil todavía fluye con absorbente convicción.
Es imposible no sentir inquietud y nerviosismo en instantes tan poderosos como los de la carretera de amianto, el casi choque entre los 2 camiones lleva al límite al espectador; la voladura de una gran roca en el camino, el sorteo de un barranco maniobrando encima de suelo de madera podrido, o el impresionante paso por una charca llena de petróleo…
Instantes llenos de una gran tensión, y en los que se marca con fuerza la naturaleza del ser humano; y entre los resortes que utiliza Clouzot para narrar su historia, llama la atención el fuera de campo, utilizado en ambos tramos de forma muy distinta, y con sorprendentes resultados.
Uno es aquél en el que Jo, que en principio no es elegido para conducir uno de los camiones, hace acto de presencia a la hora de salida con la esperanza de que el elegido no aparezca.
Curiosamente se preguntan dónde está, y el último que le vio, fue precisamente Jo.
Con el gesto que éste hace, y tras describirle como alguien que no es de fiar, el espectador enseguida sabe que Jo ha tenido algo que ver con dicha desaparición...
Otro se produce en un inesperado momento, en el que Jo se lía un cigarro a bordo de uno de los 2 camiones, y un misterioso viento le lleva el tabaco, cambio de plano a una explosión en el horizonte, y enseguida sabemos qué destino ha tenido el primer camión…
La crueldad reside en todo el relato, y la visión esperanzadora, aquella puesta en una vida mejor, está representada finalmente por un vals que anima a levantarse a celebrar la vida misma, un don que algunos desgraciados tienen que ganarse.
El complemento a estos momentos de suspense, es el ver cómo evoluciona la relación de los personajes:
Jo, que en el poblado alardeaba y consiguió acobardar al bonachón Luigi, en una situación de riesgo auténtica, acaba convertido en un penoso cobarde.
Los otros hombres le pierden entonces el respeto, y pasa de ser el supuesto cabecilla, a ser su objeto de burla.
Una vez que destruyen una roca del camino con nitroglicerina, los 3 festejan su éxito abrazándose, felicitándose mutuamente y, de una forma tan masculina, orinando juntos...
Jo, marginado, se queja de que debe orinar solo, ya que no forma parte del grupo...
¿Acaso es por ser homosexual?
El último tramo del viaje entre Jo y Mario, supone la reconciliación final después de que Jo se vea obligado a pasar por una dura prueba que compensa toda su cobardía.
Ayudando a Mario a cruzar un pequeño lago de petróleo provocado por la explosión, queda atrapado, y Mario se ve forzado a pasar por encima suyo, a riesgo de quedarse atrapado.
Es un momento de una fisicidad terrible, en que Clouzot consigue que sintamos el dolor de Jo, siendo atravesado por el camión.
¿Acaso una relación sexual entre ellos?
A partir de ahí, Jo ya no es más que un despojo cubierto de petróleo, una sombra de sí mismo, los restos que quedan del arrogante Jo que llegó al poblado.
Mario, entonces se compadece de él, prometiéndole que sobrevivirá y recibirán su recompensa, pero Jo muere antes de llegar al destino.
Al recibir Mario la noticia de que su compañero estaba muerto, se desmaya y los obreros del pozo petrolífero comentan lo unidos que estaban.
Como último toque macabro, Mario, el único superviviente, muere en el camión durante el regreso al poblado en una escena muy bien planteada, en que se muestra en paralelo a él y Linda bailando la misma melodía de la radio.
Al final, ninguno de los 4 pudo beneficiarse de la recompensa que da título al film.
Cabe señalar que la producción comenzó el 27 de agosto de 1951, y estaba programada para 9 semanas; pero numerosos problemas plagaron el rodaje:
El sur de Francia tuvo una temporada inusualmente lluviosa ese año, causando que los vehículos se atasquen, las grúas caigan y se arruinaran.
El director Henri-Georges Clouzot se rompió el tobillo; Véra Clouzot cayó enferma; y la producción fue de 50 millones de francos por encima del presupuesto.
A fines de noviembre, solo se había completado la mitad de la película; y con los días cada vez más cortos desde el invierno, la producción se cerró durante 6 meses; y la segunda mitad de la película finalmente se completó en el verano de 1952.
Pero en su estreno en EEUU, en total se excluyeron 43 minutos, que corresponden al 20% del filme, en una verdadera muestra de la intolerancia, prejuicios y temores con los que se vivía en ese instante, con el rojo fantasma del comunismo a la espalda; además, el final fue alterado, pues una historia sin final feliz, al parecer, no era aceptable para el público de ese país, que acompañó masivamente con su presencia a la película; pero el éxito económico, no compensa el fracaso estético que implica alterar el final de una cinta, simplemente por pensar que el espectador europeo y el norteamericano son diferentes.
El mensaje de Le Salaire de la peur queda trunco sin su final original, convirtiéndose entonces en una narración convencional y plana.
De los personajes centrales, que en algo evocan a los protagónicos de “The Treasure Of The Sierra Madre” (1948) de John Huston, tienen ese tinte de aventureros y valientes; de ese llegar al límite prudente y más allá.
Sólo así se alcanza la redención.
La vida a cambio de un sueño, de un recuerdo, de lo que anega la nostalgia… a fin de cuentas, un fuego petrolero y existencial que se apaga con aguas y vaivenes de un Danubio Azul.
Semejante drama existencial se refleja de manera exacta en cada uno de los protagonistas, títeres del destino:
Mario permanece impasible, sin aliados ni amigos; Jo se sumerge en el vértigo del miedo, y los otros 2 hacen planes ilusorios, como sin notar que ya fueron juzgados, que llevan la muerte consigo.
Jo, que representaba al poder que da el dinero, se derrumba ante nuestros ojos, sin que una gota de compasión aparezca en sus compañeros de viaje.
En realidad, cada uno viaja solo, cargando con sus fantasmas y sus culpas.
Por eso no hay lazos, sólo comparten el espacio físico de los camiones, nada más, pues una enorme soledad los consume.
¿A qué aferrarse… y para qué vivir?
El concepto que Clouzot quería dejarnos, era el de la imposibilidad de escapar a las culpas, que la maldad necesariamente es castigada; y el carácter moral se refleja en la imaginería religiosa católica que vemos en el filme, presidiendo en silencio los sitios que frecuentan los protagonistas.
Estos personajes a su vez ejemplifican Los 7 Pecados Capitales:
Jo es el orgullo, Luigi la envidia, Mario la codicia, Linda la lujuria, y todos en conjunto muestran la pereza, la ira y la glotonería.
Así, Las Piedras es una metáfora del infierno, al que han llegado por sus errores y pecados.
De allí no hay escape.
Antes del viaje, abundan las imágenes con líneas verticales o con sombras que las crean.
Están en tras las rejas de una cárcel, y el final original del filme es consecuente con esta línea de pensamiento.
Pero la versión presentada en Estados Unidos echa al suelo la construcción circular que Clouzot había diseñado, y traiciona su visión pesimista y abatida.
Del reparto, este fue el debut cinematográfico de Véra Clouzot, esposa del director Henri-Georges Clouzot, que actuó en solo 3 películas, todas para su esposo.
También este fue el primer papel dramático de Yves Montand.
Se cuenta que en un principio, el papel de Jo fue propuesto a Jean Gabin, pero éste lo rechazó creyendo que interpretar el papel de un cobarde, podría manchar su carrera...
Como dato, Yves Montand y Charles Vanel, contrajeron conjuntivitis después de filmar en un charco de petróleo crudo y estar expuestos a los humos de gas.
Y aunque la tragedia está planteada como un hecho individual, no olvidemos que la película fue concebida, elaborada y estrenada durante La Guerra de Corea, y puede entonces ser vista como una metáfora de la reinante ansiedad nuclear colectiva.
La explosión final que purgaría las culpas del mundo, no era necesariamente la de un camión… pero donde sí es radical la posición del director, es en el tono de denuncia de los abusos de la explotación norteamericana del campo petrolero local, que mantiene sumida en la pobreza a la región, mientras obtiene pingües ganancias.
Y lo denuncia cuando se produce un accidente en el pozo petrolero que explota la compañía gringa y opera con elementos mínimos de seguridad para quienes ahí laboran.
Los paganos, como siempre, son trabajadores del lugar, con un saldo de 4 muertos, 13 heridos y 8 quemados.
Tanto entonces como hoy, en la realidad y la ficción, queda exhibida la corrupción, la colusión de las autoridades locales y los sindicatos con la empresa, más preocupada por las pérdidas que arroja el pozo en llamas, porque no pueden seguir succionándolo, que por el tributo humano o el daño ecológico evidente que se está produciendo.
Ante la falta de equipo especial para sofocar la conflagración y habida cuenta que los caminos que conducen al campamento donde está el pozo, son en su mayoría de terracería y en un estado lamentable, quienes están a cargo de la compañía, lanzan la convocatoria para osados que estén dispuestos a jugarse la vida, a cambio de una paga extraordinaria, transportando en desgastados camiones y sin mayor protección una gran cantidad de nitroglicerina.
Sólo así, estiman los expertos de la organización petroquímica, podrá sofocarse el fuego.
Tras “un riguroso reclutamiento” de los que se presentan, son seleccionados 4 aspirantes, uno de los cuales a última hora no se presenta Smerloff, el antipático alemán, caracterizado por Jo Dest, mediada una “mano negra” que se sugiere pero nunca se aclara en el contexto del film...
La imagen del Jo de Charles Vanel, agonizando y hundiéndose en el petróleo, no podría ser más explícita a la hora de subrayar el carácter pernicioso de un capitalismo que ha convertido la mano de obra en carne de cañón.
Y la tragedia que se intuye en cada curva pedregosa alimenta el germen del miedo en cualquiera de esas vidas que ha claudicado ante un relato oficial que se impone como único e irrecusable.
Como dato, al menos un camión tiene un letrero que dice “no fumar” dentro de los 50 pies del camión, pero están fumando cerca de los camiones todo el tiempo e incluso en los taxis, Mario también fuma mientras se prepara la carga para explotar la roca… todos juegan con la muerte, y ésta los encuentra.
Otro dato, es que el gran camión que Mario y Jo conducen para transportar los explosivos, es un White 666…
¡El número de la bestia bíblica!
Como curiosidad, el recuento total de cuerpos es de:
5 en la pantalla, más 13 en el desastre del pozo de petróleo, según lo explicado por uno de los personajes.
Por otro lado, la narración contiene un espíritu eminentemente masculino, al contrario de lo que suele ocurrir en el resto de la obra de Clouzot, los escasos personajes femeninos sirven como una mera muestra de contraste que destacará por su limpieza y frescura, en ambos sendos.
La única mujer con cierto peso en la narración es Linda, interpretada por la propia esposa del director, Véra Clouzot, cuya intervención es tangencial, reducida prácticamente a delimitar algunos rasgos de la personalidad de uno de los protagonistas, Mario.
Esta ausencia tan natural podría hallar su justificación en el efecto empático hacia los protagonistas que el director desea y consigue estimular en el espectador.
Las notas que ponen de relieve, que los personajes masculinos han perdido hasta la última gota de lujuria, se encuentran por doquier, a veces incluso en segundo plano.
Aunque en ocasiones pueden entreverse guiños a relaciones cercanas a la homosexualidad entre ellos, más bien creo que lo que se pretende expresar es la preferencia por contar con “la amistad de alguien duro y físicamente fuerte en quien apoyar la espalda”
En un microcosmos en el que la individualidad es la ley de supervivencia, la asociación con otro individuo supone casi duplicar las posibilidades de éxito.
Realmente se tratan de “socios”, con todo lo que suele implicar esta expresión en los westerns o en las películas de cine negro, y no de “amigos” en sentido estricto, si bien queda claro que la única manera de que la mentalidad llana acepte una relación de ese estilo, es teñirla de cariño.
Esto lo veremos en Mario y Jo, los 2 personajes franceses, y en el italiano Luigi; pero aunque lo compensará con un extraordinario y admirable sentido de la lealtad, no encontraremos ninguna muestra sentimental hacia sus socios en Bimba, un judío de origen centroeuropeo…
Por lo que también podemos encontrar fuertes ataques misóginos que se concentran en el papel de Linda, que se arrastra sumisa y sensual por el piso para besar las manos de Mario, la mismas manos que más tarde la golpearán, en una actitud machista que ella misma parece haber promovido.
O bien la actitud de las mujeres negras, o las maneras hacia los indígenas, etc.
Charles Vanel e Yves Montand, utilizan frases tan poco sutiles como:
“Nosotros no estamos hechos para las chicas” o “Estaban muy unidos”, en los celos del compañero de piso de Montand cuando este empieza a frecuentar a Vanel, en que pasan la noche en la misma habitación tras la discusión en el bar, en el nulo interés que demuestran por el género femenino...
Y después de sortear mil y un inconvenientes, el protagonista y único sobreviviente de la empresa encomendada, Mario, con sus bolsillos llenos de la esperada recompensa, decide que la mejor forma de volver a casa con su “amada”, las comillas son porque la trata como a un perro durante toda la película.
Por ello, esta película insulta mucho a las mujeres, con comentarios como:
“Eres peor que una mujer”; y de toda la fauna que habita el lugar, se puede decir que los norteamericanos son malos y codiciosos, los nativos holgazanes y corruptos, los europeos, machistas y racistas...
¿Acaso “Duel” (1971), aquel filme de Spielberg, utilizó este final hasta con el camión y muchos de esos planos finales hasta el sonido mismo?
Parece como si en esta historia de perdedores no hubiera cabida para un mínimo “happy end”, no me quedó claro si al final, el protagonista se suicida por la pena de perder a sus amigos, o porque ha perdido un poco la cordura después de su viaje de pesadilla; o simplemente es que iba haciendo el tonto por la carretera, y se mata porque sí…
Si es lo primero vale, pero si es lo segundo, me parece un final un tanto absurdo.
Por último, vale decir que años después, Stanley Kubrick utilizaría el mismo vals de Strauss para hablar del triunfo del ser humano a través de los avances tecnológicos, haciendo bailar literalmente a 2 naves en el infinito espacio sideral, mientras en Le Salaire de la peur, Mario hace bailar su camión antes de llegar al provechoso futuro que le espera gracias al dinero que acaba de cobrar, pero el destino le demostrará lo irónica y lo hija de puta que puede ser la vida a veces, sobre todo con aquellos que no tienen esperanza, mostrando el final que nos espera a todos, hayamos sorteado una gran cantidad de peligros, o bailado sonrientes.
Para Clouzot, la vida es dolor, y la alegría se encuentra encerrada en pequeñas dosis, y para conseguirla, hay que sufrir.
Y no dura.
La música de Georges Auric es sobrecogedora, puntúa las acciones con creciente intensidad, y queda unida a muchas de las escenas.
“Partout où il y a de l'huile, il y a des américains”
Las tareas de alto riesgo son todas las actividades que por su naturaleza o lugar donde se realiza, implica la exposición o intensidad mayor a las normalmente presentes en la actividad rutinaria, las cuales pueden causar accidentes laborales severos, y en muchas ocasiones, mortales.
Es un hecho constatado que ciertos sectores y ocupaciones son más peligrosos que otros; y proteger a los trabajadores en condiciones peligrosas, en los a menudo denominados trabajos sucios, difíciles y peligrosos, es por tanto, un objetivo principal de La Organización Internacional del Trabajo (OIT); y se da prioridad a los trabajadores que se encuentran en los sectores y ocupaciones más peligrosos, como la agricultura, la construcción, la minería o el desguace de buques; a los trabajos en los que las relaciones o condiciones de trabajo conllevan riesgos específicos, tales como la exposición a agentes peligrosos, como las sustancias químicas o la radiación; o a los trabajos de la economía informal.
Los países en desarrollo pagan un precio especialmente alto en fallecimientos, lesiones y enfermedades relacionados con el trabajo, puesto que un gran número de trabajadores se concentran en las actividades primarias y extractivas mencionadas anteriormente.
También sucede a menudo que estos países carecen de unas capacidades técnicas y económicas adecuadas para mantener sistemas nacionales eficaces en materia de Seguridad y Salud Ocupacional, en particular mecanismos reguladores y de control de la aplicación.
Por otra parte, en los países industrializados de la economía de mercado hay una tendencia general decreciente en el número de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, un reflejo de la disminución de los riesgos “tradicionales”, asociada a un cambio en la distribución del empleo, que pasa de los sectores de alto riesgo al sector de los servicios.
En todos los países, el cambiante mundo del trabajo está produciendo un aumento en el número de pequeñas empresas, cambios en las características de las organizaciones, cambios en el tiempo y la organización del trabajo, un aumento de los empleos y los contratos de trabajo no convencionales, y cambios en la composición de la fuerza de trabajo, con un aumento del porcentaje de trabajadores de edad más avanzada y mujeres trabajadoras.
Las herramientas tradicionales de prevención y control de riesgos y peligros, pueden todavía ser eficaces pero tienen que complementarse con estrategias diseñadas para prever, identificar, evaluar y controlar los riesgos derivados de la adaptación constante a un mundo laboral que cambia rápidamente, y que puede estar dando lugar a nuevos riesgos.
En este contexto, La OIT emplea su amplia experiencia en la promoción de normas, repertorios de recomendaciones prácticas, guías técnicas y materiales de formación, y desarrolla medidas prácticas para la protección de los trabajadores en condiciones de trabajo peligrosas.
Ha elaborado una serie de fichas internacionales de riesgos por ocupación, en colaboración con el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo de Israel y otros centros de información sobre seguridad y salud en el trabajo de todo el mundo.
Una ficha internacional de riesgos por ocupación, es un recurso informativo polivalente que contiene información sobre peligros y riesgos, así como nociones de prevención, relacionadas con trabajos específicos.
Las fichas enumeran en un formato estándar, los diferentes riesgos a los que puede estar expuesto un trabajador en el desempeño habitual de su trabajo, y presentan una serie de medidas para la prevención de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales; y por tanto, debe prestarse especial atención al ámbito del trabajo peligroso de los niños y los trabajadores jóvenes.
¿Cuánto vale la vida por realizar un trabajo?

“Quand j'étais gosse, je voyais des hommes se lancer dans ce genre de travail... et ne pas revenir.
Quand ils l'ont fait, ils étaient des épaves.
Leurs cheveux étaient devenus blancs et leurs mains tremblaient comme une paralysie!
Vous ne savez pas ce que c'est que la peur.
Mais vous verrez.
C'est attraper, c'est attraper comme une petite vérole!
Et une fois que vous l'obtenez, c'est pour la vie!
Tellement longtemps, les garçons et bonne chance”



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