Harry & Tonto
“Get a Lift”
¿Sabían que los gatos son los únicos animales que tienen dedicados 3 días festivos en el año en la agenda mundial?
Primeramente, el 8 de agosto fue fundado en 2002 por El Fondo Internacional para El Bienestar Animal (IFAW) y otros grupos de derechos de los animales; el otro día festivo se celebra el 29 de octubre, fundado Colleen Paige, una experta en el estilo de vida de mascotas para promover el bienestar animal; y el último día, el 20 de febrero, fecha que fue establecida por los usuarios de Internet después de la muerte de Socks, el gato de la familia del expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, que vivió junto a La Familia Presidencial entre 1993 y 2001; que al fallecer tenía unos 20 años, y tuvo que ser sacrificado debido al cáncer que padecía.
Todavía no hay un quorum internacional sobre “el día internacional del gato”, pero se sabe que desde épocas muy remotas los gatos se animaron a la aventura más grande:
Domesticar al hombre.
Y es que está en convivencia cercana al ser humano, data desde hace unos 9.500 años; y su población en todo el mundo supera los 500 millones y sigue creciendo; incluso hay más gatos que perros como mascotas domésticas; y lo mejor de su compañía es que, según parece, previene enfermedades cardíacas porque su presencia nos invita a relajarnos; así que tener un gato también puede mejorar la salud psicológica mediante el apoyo emocional y disipar los sentimientos de depresión, ansiedad y soledad.
Mucha gente cree, que los gatos no crean un vínculo emocional con sus humanos como los perros; totalmente falso, pues nada es tan tierno como cuando un gato se acerca para recibirte.
Otro gran mito, es que los gatos y los perros se odian…
Igual como pasa con los perros, todo depende del carácter, la crianza y la personalidad del gato y del perro en cuestión; pero hay muchísimos gatos y perros que conviven y “se quieren mucho”, por lo que el gato, junto con el perro, es la mascota o animal de compañía más popular del mundo.
En el cine y la televisión, los encontramos comúnmente satanizados, representando papeles tales como compañeros de los villanos o de las brujas, o destacando la capacidad de presentir “cosas extrañas”; por ejemplo, en películas como:
“Alien” (1979) en la cual aparecía Jonesy, la gata de la Teniente Ripley; en “The Godfather” (1972); en la saga James Bond, con el gato blanco que pertenecía al villano Blofeld; en “Ghost” (1990), “Men in Black II” (2002); y en la TV, en la serie Charmed, etc.
Por otro lado, Alfred Hitchcock, el director de películas de suspense, menciona en la película “To Catch a Thief” (1955) que John Robie (Cary Grant), es un ladrón de joyas retirado al que llamaban “El Gato” por trepar hábilmente por los tejados de las casas o joyerías en que robaba para huir…
Tal vez, uno de los personajes más memorables y protagonistas en la gran pantalla sea el famoso Chatrán de la película “子猫物語” (The Adventures of Milo and Otis – 1986); asimismo se destaca la obra de Disney, “The Aristocats” (1970); una aparición, si bien no en un rol protagonista, pero no por menos importante, es el de Jinxie de la película “Meet The Parents” (2000); o en “Shrek” (2001) que aparece una libre versión del Gato con Botas.
Otro gato muy destacado es Salem, perteneciente a la serie de televisión Sabrina, The Teenage Witch, o el gato CGS Ted Nudegent de Belfy, que apareció como Mr. Bigglesworth en 1997, en la película “Austin Powers – International Man of Mistery”; y también nombrado por la revista Cats, como “el gato del año 1999”
El mismo año apareció Snowbell, en la película “Stuart Little” (1999); del mismo modo, se puede hacer referencia a Mittens, coprotagonista de la película “Bolt”
(2008), así hay muchísimos ejemplos; y en la música encontramos numerosas menciones a gatos, pero ninguna tan explícita como el musical “Cats” de Andrew Lloyd Webber; al tiempo que el animal aparece también en muchas canciones populares o clásicas como “Duetto buffo di due gatti” de Rossini, etc.
“You never really feel somebody's suffering; you only feel their death”
Harry & Tonto es una comedia del año 1974, dirigida por Paul Mazursky.
Protagonizada por Art Carney, Ellen Burstyn, Chief Dan George, Geraldine Fitzgerald, Larry Hagman, Melanie Mayron, Joshua Mostel, Herbert Berghof, Michael McCleery, entre otros.
El guión es de Paul Mazursky y Josh Greenfeld; los cuales componen una entrañable película que cabalga sobre el drama, la comedia y la crítica social, la nostalgia y la esperanza, para dejar en su transcurso un poso de reconfortante optimismo, parejo al renacimiento espiritual del protagonista.
Paul Mazursky, fue uno de los cineastas claves en el nuevo cine hollywoodense de los 70, si bien su nombre usualmente suena poco cuando se piensa en esta corriente cinematográfica; en Harry & Tonto hay una conexión directa con “Umberto D.” de Vittorio de Sica; pues este era un filme emblema del neorrealismo italiano, sobre la pobreza y soledad que estaba representada en un anciano jubilado que pasaba las tardes junto a su perro Fluke; y la precariedad de una sociedad italiana de postguerra, era latente al igual que la sensación de intemperie y abandono de un hombre que lo pasa mal, padece hambre, enfermedades, la falta de trabajo y la ausencia de seres queridos.
Esos detalles tienen mucha similitud en esta producción hecha en el mejor momento de la carrera de Paul Mazursky, en esos años 70 que sirvieron para dinamitar, en el buen sentido, al cine estadounidense; y Harry & Tonto forma parte de esas películas que quizás han visto erosionar su contorno por el paso de los años, pero que igualmente conservan bien fresca su potente carga emocional y honestidad en su apasionado intento de aunar el reflejo del contexto histórico en el que se sitúa la trama:
Los EEUU de los 70, despojada de su superficial inocencia, con esa mirada melancólica y siempre existencialista que supone otorgar el protagonismo de la trama a un septuagenario al que le han despojado de sus posesiones, un vetusto apartamento neoyorquino al borde de la ruina; y al que únicamente le ampara la compañía de su tierna y fiel mascota, Tonto, un gato que le propicia el cariño que su familia no consigue dispensar.
Harry & Tonto obtuvo un premio Oscar al Mejor Actor (Art Carney), siendo ovacionado ante un auditorio de pie, recibiendo el galardón de manos de Glenda Jackson; a lo que Carney agradeció a Mazursky y a Josh Greenfeld “por esa gema de guion”, y a su agente que le aconsejó diciéndole simplemente “¡Hazlo!
Tu eres viejo”
Este gane fue un hito sin precedentes, pues Carney superó a sus rivales:
Albert Finney por “Murder On The Orient Express” (1974); Dustin Hoffman por “Lenny” (1974); Jack Nicholson por “Chinatown” (1974) y Al Pacino por “The Godfather: Part II” (1974); mientras que la película fue candidata al premio al mejor guion original.
El actor dijo en algún momento, que media estatuilla del Oscar pertenecía a su compañero de reparto:
Tonto, que se llevó el Premio Patsy, el equivalente al Oscar para los actores de 4 patas; sin embargo, la decisión no fue bien vista por todo el mundo…
Se puso en duda la legalidad de la votación, se habló de interferencia por parte de la productora, Fox Studios, y otros pensaban que el perro Higgins debía ser el ganador por interpretar a Benji en la película del mismo nombre.
Pero cualquiera que haya visto Harry & Tonto, estará de acuerdo en que Tonto se merecía el galardón.
Además, nos parece mucho más complicado convencer a un gato que a un perro para que se comporte de cierta forma delante de una cámara; pues ya sabemos que los gatos tienen su carácter...
La acción sigue a Harry Coombes (Art Carney), un anciano viudo que se ve obligado a marcharse de su apartamento del Upper West Side en New York cuando el edificio es clausurado.
En un principio, se queda a vivir con su hijo y su familia en las afueras, pero finalmente decide comenzar un viaje por todo el país junto a su gato, Tonto.
Durante su viaje, conocerá a muchas personas:
Un autoestopista al que le gusta citar textos de la Biblia (Michael Butler); Ginger (Melanie Mayron), una joven fugitiva; se encuentra de visita a su hija, Shirley Mallard (Ellen Burstyn) en Chicago; y finalmente encuentra a su joven hijo, Eddie (Larry Hagman) en Los Ángeles.
Pero Harry no está tan sólo, ya que sus 3 hijos, tanto cercanos como ingratos, de alguna forma están presentes en su vida.
Aquí lo que importa es la memoria de un anciano que cuenta sus días en los vacíos contemporáneos que son el crimen, la destrucción de vecindarios, la falta de cortesía y la incomunicación familiar.
Harry también deambula en medio de una época presa de nuevas modas sobre una sociedad de consumo que colinda con las drogas y el sexo sin restricciones.
Por lo que Harry & Tonto trata sobre lo que nos da la vejez, y lo que nos quita.
Hay satisfacción con lo logrado, lo vivido y lo aprendido, pero sin duda hay una gran nostalgia por lo que se fue ya… y nos muestra lo difícil que es para un adulto mayor adaptarse a los cambios, lo complejo que es desprenderse de rutinas y cosas ya probadas, y lanzarse a aventuras inesperadas.
En esta odisea, Harry & Tonto nos hará reflexionar sobre la amistad, los recuerdos, la familia, la vejez, y el vacío que dejan los que ya no están; en una historia triste y conmovedora, a la vez que vital y divertida; pero sobretodo bastante humana; pues pocas veces una película plasma de manera tan real aquella triste certeza.
“This is the first time in my life I've ever been in jail”
Tras un tiempo de pausa y de reflexión creativa en Roma, el director Paul Mazursky regresa a Estados Unidos, y termina el guión junto a Josh Greenfeld; y pese a un interés inicial de Warner Bros., Harry & Tonto empieza a dar tumbos de estudio en estudio, encontrando solo respuestas negativas…
Tantas, que incluso Mazursky dirige otro filme, “Blume in Love” (1973) mientras intenta conseguir la financiación para su proyecto; y por fin encuentra eco en Alan Ladd, Jr., un ejecutivo senior de Fox, que le ofreció $1 millón para rodar el largometraje, y Paul Mazursky aceptó encantado; siendo Harry & Tonto su 4° largometraje, que relata la historia de un anciano viudo, cuya única compañía es su gato llamado Tonto, que deben abandonar su departamento en New York, ya que es clausurado… pero en el fondo es un drama clásico de la vejez en cualquier parte del mundo; por lo que Harry decide iniciar un viaje por Estados Unidos junto a Tonto, que convierte la historia en una “road movie” que nos llevará a reflexiones, pues en el camino se encontrará con personajes que conmoverán nuestra mirada y percepción, con un gato como copiloto en la carretera.
Y es que Harry & Tonto es un recorrido vital y nostálgico por esos senderos de la vida, que se pueden recorrer a una avanzada edad o en la juventud, como nos lo muestra la película, ya sea con la experiencia de una vida, o con la peligrosa inocencia de la juventud; además del apego del ser humano a algo o alguien para afrontar la existencia.
Así conocemos a Harry Coombes, un viudo anciano y profesor jubilado que es obligado a abandonar su apartamento del Upper West Side en la ciudad de New York, porque su edificio va a ser derribado para poder construir un estacionamiento.
Inicialmente se queda con la familia de su hijo mayor, Burt (Cliff DeYoung Jr.), en los suburbios, pero finalmente opta por viajar a campo traviesa con su gato, Tonto.
Inicialmente planeaba volar a Chicago, pero Harry tuvo un problema con la revisión de equipajes, naturalmente debido a Tonto; por lo que decide irse en un autobús de larga distancia... pero la naturaleza es irrefrenable, y obliga al conductor del bus a parar para que Tonto haga sus necesidades, aunque Harry trató de convencer a Tonto de que use el inodoro del autobús, sin éxito… pero Tonto se le pierde, y el conductor del bus “deja tirado” a Harry, porque no puede esperar…
Harry luego compra un Chevrolet Bel Air, 1955; a un vendedor de autos usados, y se tira a la carretera...
Durante su viaje episódico, se hace amigo de un autoestopista de citas bíblicas, y una menor de edad huérfana, Ginger, con quien visita a un viejo amor, Jessie Stone (Geraldine Fitzgerald) en una casa de retiro, que solo lo recuerda a medias…
Harry & Tonto también visita a su hija, una propietaria de una librería en Chicago, con quien comparte una relación espinosa pero mutuamente admirable.
Ginger y el tímido nieto de Harry, que se suponía que lo traería de vuelta a New York, terminan yendo a la comuna juntos en el auto de Harry, con su bendición, por lo que él y Tonto están solos otra vez... sin auto y en el camino…
Continuando hacia el oeste, Harry acepta un paseo con un vendedor de alimentos saludables, Wade Carlton (Arthur Hunnicutt), conoce a una atractiva prostituta llamada Stephanie (Barbara Rhoades) en su camino a Las Vegas, y luego pasa una noche en la cárcel… con un amigable nativo americano, Sam Two Feathers (Chief Dan Jorge)
Eventualmente Harry & Tonto llegan a Los Ángeles, donde se queda con su hijo más joven, Eddie, un vendedor de bienes raíces con problemas financieros, antes de encontrar un lugar propio con Tonto, quien, al igual que Harry, trata lo mejor que puede con las dificultades de la vejez.
Lo inevitable hace acto de presencia y se muere Tonto… y después Harry se va a vivir solo en la costa del Océano Pacífico, haciendo nuevos amigos, disfrutando del clima… y cuando termina la película, Harry ve a un gato joven que se parece exactamente a Tonto, y lo sigue a la playa, donde una niña está construyendo un castillo de arena… de esa manera, juntos, comparten una sonrisa cuando se pone El Sol.
Harry es un anciano desamparado pero contestatario, que no se conforma con acabar con sus huesos entre las paredes del olvido, tratando de pelear dignamente por su lugar en el mundo; un mundo ácido y cruel para el que la vejez es una molestia que hay que ocultar.
Por ello Mazursky consigue imprimir un conmovedor cuento otoñal bajo el disfraz de un “road movie” en la que no hay cabida para “príncipes ni finales felices”, una oda que reivindica la madurez como vía de escape a la falta de libertad que atenaza a una sociedad temerosa de cuestionar sus cimientos.
Pues Harry & Tonto toca desde su levedad multitud de esferas y aristas, muchos temas por los que usted y yo afrontaremos en algún momento:
La soledad, la carencia de amor, el sentido existencial y de la misma muerte o la destrucción de los valores tradicionales en una sociedad contaminada de esquizofrenia.
La película avanza lentamente, como una especie de tragicomedia en la que existe tanto las risas como las lágrimas, explotando asimismo las oportunidades simbólicas de una epopeya de tintes filosofales u “homéricas”
Así, durante el transcurso del viaje que emprenderemos en compañía de Harry y de Tonto, descubriremos a toda una galería de variopintos personajes apresados por su inestabilidad emocional, como ese nieto hippie del protagonista, al que le da alergia la madurez; esa prostituta humanista que busca dar alegría a los desvalidos como Harry; esa autoestopista adolescente, que terminará emparejándose con el inocentón del nieto de Harry… o esa entrañable ex-novia de nuestro héroe aquejada de Alzheimer, que transitará en soledad sus últimos días en este mundo tras haber conocido tiempos mejores en su época de juventud como bailarina.
Todos ellos, personajes mimados hasta el más mínimo detalle por Mazursky, incluso los egoístas vástagos de Harry, unos adultos amargados que han olvidado sus raíces, fracasando tanto laboral como familiarmente; la carretera aparecerá por tanto, como un icono de libertad por un lado, y de muerte por otro.
Del final de una época, de la conclusión del itinerario sin haber logrado ninguno de los objetivos marcados, sino confirmando la indigencia que nos espera cuando las canas comiencen a aparecer en nuestro cabello, y ya no seamos útiles para la sociedad en términos económicos ni materiales.
Pero también el filme dejará un pequeño poso de esperanza, radiografiando la lucha de un anciano por seguir adelante pese a los incalculables obstáculos que halla en su camino, siempre en compañía de su mejor y más sincero amigo, ese gato llamado Tonto, que le entregará su apego sin solicitar nada a cambio.
Sin duda, Harry & Tonto amanece como un producto sentimental y triste, a la vez que hermoso y divertido, una obra a reivindicar en virtud a sus nobles y modestas intenciones; en donde el director neoyorkino nos mete en un recorrido vital y nostálgico por esos caminos que la vida nos tiene preparado, unos caminos que bien los puede recorrer un joven, o como en este caso una persona de edad avanzada, y nos lo va mostrando tanto por la rosa inocencia de la juventud, como por la gran experiencia de la vejez.
Una historia tan vital como reflexiva, y sobre todo humana, ya que queda plasmado de una manera tan real, la triste certeza de que la vejez y la muerte son 2 cosas inevitables.
Técnicamente poseedora de una preciosa fotografía a todo color, creada gracias a la pericia de Michael Butler, que hace de “autoestopista” un estupendo maestro fotográfico nacido en Chicago, y muy vinculado tanto al cine como a la televisión; con esta magnífica película de carretera, no muestra unas extraordinarias imágenes, la mayoría rodadas en escenarios naturales; y las tomadas en la ciudad de Batavia en el estado de Illinois, son de auténtico sombrerazo.
En la inmediatez de su estructura formal, el filme está muy relacionado al estilo improvisado de John Cassavettes.
“Harry & Tonto es hermosa para mí, porque no tiene trucos.
En otras palabras, no hay montaje elaborado, no hay cámara lenta, no hay sonidos de ecos.
Esos son trucos.
No hubo tiempo para eso.
Hicimos tomas directas.
Ese es mi estilo”, explicaba Paul Mazursky; y por eso la película luce tan auténtica, tan sincera; donde hasta algunos de los extras miran desprevenidamente a la cámara, por lo que estamos seguros que otras personas que ahí aparecen, ni siquiera se dieron cuenta que estaban siendo filmadas…
Y en el fondo, Mazursky creó en Harry & Tonto un “road movie” sobre la vida crepuscular y de la consciencia en torno al pasado, uno que para Harry es el recuerdo de su endeble vida, si bien aún tiene la oportunidad de salirse con la suya, ya sea infringiendo la ley, echando un polvo en el camino… y viendo como sus maduros hijos todavía siguen siendo irresponsables, malos padres y tercos.
Con el guión original del propio Mazursky, que inclusive hace un cameo como prostituto; y de Josh Greenfeld, realizan un estupendo fresco de los EEUU de la época, en esta historia donde se funden comedia y drama, con el telón de fondo de un argumento de carretera, un retrato vitalista de las personas mayores, siendo el reflejo este Harry que es capaz de cruzar el país por carretera con un gato, y que le suceden varias aventuras enternecedoras, bebiendo claramente del neorrealismo italiano de post-guerra, aunque también recuerda a David Lynch, en aquel filme en que un hombre mayor cruza EEUU, simplemente porque cree que es lo que debe, compartiendo por el camino dulces momentos con gente que también busca su sitio en el mundo.
Pero el viaje de Harry se convierte en una odisea existencialista, en la que a través de los diferentes personajes con los que se cruza, conforma un peculiar puzle de EEUU, rezumando por los fotogramas una tremenda nostalgia, sobre todo cuando se unen su veterana vejez, y la desorientación inocente de la juventud.
Mazursky compone situaciones de las que brota la dulzura, pero con la inteligencia de no caer en la sensiblería, sabe no caer en lo facilón, e incluso no usa a Tonto, el gato, como elemento sobrecargado de azúcar, y sabe bordear esta peligrosa línea trasluciendo con calado una oda a la alegría de vivir.
Además, este desplazamiento de costa a costa es adornado bellamente por la fotografía de Butler, en un sentido homenaje a las personas que en el ocaso de la vida buscan todavía su lugar en el mundo, en una narración en la se reflexiona sobre la familia, la amistad, los recuerdos, la perdida de los seres queridos, y sobre todo en la vejez, siendo extraordinaria la actuación de Art Carney para hacer entrañable el relato.
Del reparto, a James Cagney originalmente se le ofreció el papel de Harry, pero el actor de 74 años no había protagonizado una película desde 1961, y no quería salir de su retiro.
Otras personas consideradas para el papel fueron:
Sir Laurence Olivier y Cary Grant, antes de que Art Carney finalmente fuera elegido.
Las palabras de Paul Mazursky a Carney fueron:
“Vas a ganar un Oscar”, que resultó ser profético.
Y es que inicialmente Fox presionaba por una gran estrella como Laurence Olivier o Frank Sinatra, pero en vez de eso, Mazursky pensó en un actor que se había hecho muy popular por una comedia televisiva que se exhibió a mediados de los años 50, llamada “The Honeymooners” protagonizada por Jackie Gleason.
El mejor amigo de Gleason, en ese seriado, era interpretado por un actor llamado Art Carney, quien también había tenido éxito en Broadway actuando en “The Rope Dancers”
Sin embargo, el nombre y el prestigio de Carney era ante todo el de un actor de la televisión que había ganado 5 premios Emmy a lo largo de su trayectoria y que venía de una seguidilla de problemas personales con el alcohol y las drogas, y que sufrió un colapso nervioso cuando sus adicciones obligaron a su esposa a divorciarse de él…
Cuando Mazursky le propuso el rol de Harry, Carney solo tenía 55 años.
Y a él mismo no le parecía que pudiera encajar en el papel de un hombre 2 décadas mayor, pero necesitaba un trabajo como este para enderezar su rumbo.
A Fox, la opción de utilizarlo les gustaba, pues si la cinta no funcionaba en los cines, podrían usarla en televisión, donde el reconocimiento de Carney era enorme.
Así las cosas, al actor le encanecieron el pelo, se dejó crecer el bigote, utilizó el audífono que jamás quiso que su público supiera que usaba, y dejó de disimular la cojera que le dejó una metralla que se le alojó en una pierna durante La Batalla de Normandía:
“No lo dirigí, simplemente lo puse ahí”, explicaba Mazursky al hablar de un actor que le dio lo que necesitaba, y lo que el guión pedía.
Y cuando Art Carney inicialmente le dijo a Paul Mazursky que amaba el guión, pero sentía que era demasiado joven para jugar con Harry, Mazursky le señaló a Carney que ya tenía una caminata natural con las piernas arqueadas debido a sus heridas de La Segunda Guerra Mundial, y podría pasar fácilmente como un hombre mayor, de esa manera, aumentando la sensación de fragilidad, transpirando ganas de vivir, curiosidad por el mundo que le rodea, adornando a su Harry de humanidad, de empatía, de autenticidad…
El maquillaje que le aplicaron lo hizo lucir siempre realista, pero la convicción del personaje que interpretó, no se debe a efectos especiales, sino a la propia vida del actor:
Carney tuvo una reconocida carrera en la radio y en la televisión estadounidense, la que comenzó a fines de la década del 30; siendo un protagonista del clasicismo artístico y de los grandes estrenos con “frac y corbata” hasta llegar a la contrarrevolución cultural de fines de los 60 y de los 70.
Es así que su vida como artista tuvo algunos paralelismos con la de Harry.
Pero cabe señalar que Art Carney, nacido el 4 de noviembre de 1918, no tenía edad suficiente, 12 años y medio, para haber sido el padre de Philip Bruns, nacido el 2 de mayo de 1931, que retrató a su hijo Burt; ni lo suficientemente mayor, 13 años, 10 y medio meses para haber sido el padre de Larry Hagman, nacido el 21 de septiembre de 1931, quien interpretó a su hijo Eddie; ni lo suficientemente mayor, 14 años, 1 mes para haber sido el padre de Ellen Burstyn, nacida el 7 de diciembre de 1932 , quien interpretó a su hija Shirley.
En realidad, los 3 que retrataron a los hijos de Harry, nacieron a 19 meses el uno del otro.
En el mismo tema, Philip Bruns no tenía la edad suficiente, 13 años, 9 meses para haber sido el padre de Cliff DeYoung, nacido el 12 de febrero de 1945, quien interpretó al hijo mayor de Burt, Burt, Jr.
Pero creo que tanto Gene Hagman como Ellen Burstyn están muy desaprovechados, muy livianamente construidos sus personajes; pero ambos, en pocos minutos en pantalla, les da tiempo a edificar sus personajes, sobre todo Hagman como un petulante y vanidoso tipo que termina por caer ante su padre, es un pusilánime, y exhibe con estremecedora autenticidad su patetismo, magnífico.
Hilarante Chief Dan George como el chamán, desborda veracidad, manteniendo un sugestivo “tour de forcé” con Art.
Herbert Berghof está espléndido en su poco metraje, achacando los males del mundo al capitalismo.
Y como curiosidad, se cuenta de la producción, que Paul Mazursky tomaba un taxi para encontrarse con el director de “casting”, y su taxista hablaba tanto que pensó que ella podría ser buena en la película…
Ella tenía su parqueo en la oficina del director de “casting” y dejó el medidor funcionando mientras ella entraba y leía por la pieza.
Ella es Muriel Beerman, y obtuvo el papel de taxista; mientras que Dolly Jonah que hace de Elaine Coombs, tiene aquí su único papel cinematográfico, aunque tuvo una extensa carrera en el teatro, como escritora y actriz.
La niña del final, construyendo el castillo de arena, fue interpretada por la hija de Paul Mazursky, Jill; y los 2 niños pequeños que estaban sentados en el porche mientras Art Carney estaba siendo sacado del edificio, eran niños locales elegidos como extras, y pagaron $5 por “sus esfuerzos” ese día.
Pero lo más enternecedor de Harry & Tonto, es la relación de su protagonista con su inseparable y leal gato.
Ambos se acompañan el uno al otro en una relación incondicional en medio de una sociedad ajena, fría y distante.
Harry disfruta de los descuentos, en especial de aquel que es más sabio y de quien lo ha visto y hecho todo.
Incluso, la verborrea de Harry tiene algunas cualidades quijotescas, porque se trata de un hombre que todavía se hace el tiempo para ser idealista, y también para observar a su entorno con curiosidad y satisfacción... como si el mismo Harry también fuera un gato…
En aquel entonces, Carney señaló que antes de su trabajo en Harry & Tonto
“No me gustaban los gatos hasta hacer esta película, pero Tonto es un gato impresionante.
Tenía 2 dobles, otros 2 gatos que se le parecían como 2 gotas de agua, por si se cansaba o se ponía enfermo, pero es un profesional de pies a cabeza.
Nunca requirió los servicios de los dobles”, y esto acabó llevándose bien con el gato de la película.
Betty Schumacher, la adiestradora, dijo en una ocasión, que el actor trataba al gato como a un igual, y que por eso Tonto se llevaba bien con él.
Tonto, acreditado realmente así, y nombrado por el indio acompañante del Llanero Solitario, era un gato pelirrojo, que es realmente el coprotagonista de la película, ya que aparece en más de la mitad de las secuencias; y al no ridiculizar a Harry y ponerse de su lado, Mazursky logró captar la simpatía de miles de personas que se veían enteramente reflejados en Harry.
¿Y Tonto?
La película nunca olvida que está frente a un gato, con la libertad y el desparpajo que eso implica, no frente a una simpática atracción circense, siendo el filme un claro homenaje a los gatos, un ciclo que tiene como excusa la presencia felina, pero que también tiene relación con los sentimientos humanos, los fieles compañeros maulladores, siempre son vigilantes de nuestras acciones, y a veces saben más de nosotros que nuestros amigos más cercanos.
Según Paul Mazursky, se le ocurrió que Harry paseara a Tonto con correa por las calles de New York, porque su madre tenía un gato pelirrojo al que paseaba por el Village; y en la película, Tonto es la razón por la que Harry acaba cruzando Estados Unidos:
El hijo del profesor, le lleva al aeropuerto para que vuele a Chicago, pero Harry se resiste a que Tonto pase por la máquina de rayos X, y decide coger el autobús.
Harry no consigue convencer a Tonto para que use el lavabo del autobús, y pide al conductor que detenga el vehículo, pero Tonto se escapa, y el autobús se va; Harry encuentra a Tonto, y compra un coche de segunda mano para llegar a Chicago; y posteriormente, sigue camino hacia Los Ángeles.
Mazursky también dijo que su plano favorito es el de Tonto en el piso de Harry, al principio de la película, cuando la cámara está a la altura del gato andando.
Para conseguirlo, la adiestradora de Tonto se tumbó en una manta con la cámara, mientras 2 personas tiraban de la manta delante del gato.
Además de Tonto, el protagonista, que son 2 animales… hay más más en la película:
Cuando Harry & Tonto aún están en New York y salen a hacer la compra, Tonto se fija en una gata de una tienda de ultramarinos; y hacia el final, Harry está sentado solo en un banco en la playa de Venice, California, cuando llega una mujer mayor para alimentar a varios gatos callejeros que aparecen de pronto.
En esa misma escena, Harry ve a un gato anaranjado en la playa, y corre hacia él...
Se supo que una vez finalizada la película, la entrenadora de los 2 gatos que hacían de Tonto, les ofreció tanto al coescritor como al director Paul Mazursky para que se quedaran con ellos, pero no pudo porque su esposa era alérgica a los gatos… y se cuenta que le colocaron trozos de hígado alrededor de Art Carney para atraer a los gatos que interpretaban a Tonto, a abrazar a Carney en escenas cruciales.
Paul Mazursky afirmó que la película funcionó muy bien en Japón, debido al gran amor de los gatos en ese país, y que la audiencia durante el estreno en Tokio estaba llorando tanto después de que Harry se despidió de Tonto, que no se pudo escuchar ningún otro diálogo por el resto de la película.
Un error puede ser que cuando Tonto muere, Harry menciona que murió a los 11 años de edad, que es algo joven para un gato.
Sin embargo, también menciona que Tonto tenía 77 años, lo que sería en años de perro, ya que la relación de gato a humano es de 5 gatos por año; y la proporción perro-hombre es de 7 años perro, a 1 año humano.
En la realidad, Tonto fue puesto a dormir a la edad de 11 años.
Esto significa que nació aproximadamente el mismo año en que Art Carney repitió el papel de Ed Norton para la segunda serie The Honeymooners en 1962.
Si se le puede achacar algo a Harry & Tonto, es que se siente demasiado idealizado, nada malo le pasa a ambos en el viaje, todos los personajes van de los buenos a lo cándido, dejando la sensación episódica de anécdotas sin mucha profundidad, todo se ve muy agradablemente, pero sin punzarnos por la hondura dramática, se siente el relato lineal, todo bañado de buenísmo, que llega a ser casi una fantasía.
Tampoco se entiende el comportamiento de Harry cuando lo desalojan a la fuerza, no encaja con la personalidad que después vemos, como tampoco se entiende por qué no deja en el aeropuerto que miren dentro de la caja del gato, confuso este proceder... a menos que haya creído que los rayos X afectarían a Tonto de alguna manera no deseada…. Pero hay unos cuantos momentos apreciables:
Los ententes de Harry con su amigo Jacob sobre la política, o cuando Harry visita a un antiguo amor en un geriátrico, conmovedor; o cuando a Harry lo recoge con su auto una prostituta de lujo, divertido; o el tramo en la celda donde se encuentran el chamán indio y Harry, su charla televisiva es descacharrante, derivando en la bursitis de Harry que el chamán le curará por una batidora, para lo cual el indio bailará una danza tribal sanadora, delirante; o el segmento que tiene con su hijo Eddie, compendio de cómo en pocos segundos vemos evolucionar a un fantoche hasta derrumbarse, soberbio.
Como dato, la poesía que Harry grita en el coche que casi lo atropella es de Percy Bysshe Shelley y se llama “Epipsychidion” que dice:
“Una esperanza en 2 voluntades, una debajo de 2 mentes que oscurecen, una vida, una muerte, un cielo, un infierno, una inmortalidad y una aniquilación.
¡Ay de mí!
Las palabras aladas en las que mi alma penetraría en la altura del Universo raro del Amor, son cadenas de plomo alrededor de su vuelo de fuego, jadeo, me hundo, tiemblo.
¡Expiro!
... y luego de ser asaltado, recita a Shakespeare del “Rey Lear” diciendo:
“Cielos, dame esa paciencia, paciencia que necesito.
Me ven aquí, dioses, un pobre anciano, tan lleno de dolor como de edad, miserable en ambos”
Por último, la banda sonora está compuesta por Bill Conti, un hombre con una impresionante carrera musical, ya que a los 7 años comenzó a estudiar piano y contando en su haber la dirección musical de la entrega del Oscar durante varios años; y aquí no escatimó en nada, ya que escribió unas partituras tan tiernas como intimistas, y en donde destacan “La Canción de Annie” y “El Vals de Jesús”, 2 melodías verdaderamente maravillosas.
“You know, the strangest thing about being old is... all your friends are dead”
Harry & Tonto es un filme que se encuadra en un contexto particularmente propicio para celebrar esta búsqueda interior a través de un viaje de carretera:
El género “road movie” que constituirá una de las enseñas del Nuevo Hollywood, que hallaba en el asfalto solitario e interminable, el último espacio de libertad dentro de un tiempo, la década de los 70, en el que los Estados Unidos había sido desnudado a sangre y fuego de su pretendida inocencia y sus radiantes ideales.
Eran años de decepción, desconcierto y profundo cambio.
Ahí están los “Easy Rider” y demás filmes que buscaban un escape; donde el asesinato de Martin Luther King, el homicidio de Robert Kennedy, Charles Manson y su Familia, la resaca de la edad del amor libre y las drogas, los conflictos raciales, la inseguridad callejera, Vietnam, el resurgimiento del conservadurismo con Richard Nixon, el escándalo del Watergate… llenaban los noticieros y diarios.
Pero allí también estaba Harry, un hombre con las puertas de la muerte y el olvido ante su rostro, siendo en cierto modo, el resultado de esta desoladora corrupción y decadencia
Imagino que, en realidad, el paso de los años tampoco aporta demasiadas certezas a la existencia humana, más aún a medida que uno va encontrándose sin asideros a los que agarrarse frente a la presencia cada vez más cercana de la muerte.
Por ello mismo, el final del camino parece un período tan bueno como cualquier otro para emprender un periplo iniciático, a través del cual, reencontrar el lugar al que se pertenece, para descubrirse a uno mismo.
Pues los caminos de la vida no sabemos dónde nos llevan, pero solo lo descubriremos recorriéndolos.
“I still know a lot of people around here, Tonto.
You know people… that’s home”
¿Sabían que los gatos son los únicos animales que tienen dedicados 3 días festivos en el año en la agenda mundial?
Primeramente, el 8 de agosto fue fundado en 2002 por El Fondo Internacional para El Bienestar Animal (IFAW) y otros grupos de derechos de los animales; el otro día festivo se celebra el 29 de octubre, fundado Colleen Paige, una experta en el estilo de vida de mascotas para promover el bienestar animal; y el último día, el 20 de febrero, fecha que fue establecida por los usuarios de Internet después de la muerte de Socks, el gato de la familia del expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, que vivió junto a La Familia Presidencial entre 1993 y 2001; que al fallecer tenía unos 20 años, y tuvo que ser sacrificado debido al cáncer que padecía.
Todavía no hay un quorum internacional sobre “el día internacional del gato”, pero se sabe que desde épocas muy remotas los gatos se animaron a la aventura más grande:
Domesticar al hombre.
Y es que está en convivencia cercana al ser humano, data desde hace unos 9.500 años; y su población en todo el mundo supera los 500 millones y sigue creciendo; incluso hay más gatos que perros como mascotas domésticas; y lo mejor de su compañía es que, según parece, previene enfermedades cardíacas porque su presencia nos invita a relajarnos; así que tener un gato también puede mejorar la salud psicológica mediante el apoyo emocional y disipar los sentimientos de depresión, ansiedad y soledad.
Mucha gente cree, que los gatos no crean un vínculo emocional con sus humanos como los perros; totalmente falso, pues nada es tan tierno como cuando un gato se acerca para recibirte.
Otro gran mito, es que los gatos y los perros se odian…
Igual como pasa con los perros, todo depende del carácter, la crianza y la personalidad del gato y del perro en cuestión; pero hay muchísimos gatos y perros que conviven y “se quieren mucho”, por lo que el gato, junto con el perro, es la mascota o animal de compañía más popular del mundo.
En el cine y la televisión, los encontramos comúnmente satanizados, representando papeles tales como compañeros de los villanos o de las brujas, o destacando la capacidad de presentir “cosas extrañas”; por ejemplo, en películas como:
“Alien” (1979) en la cual aparecía Jonesy, la gata de la Teniente Ripley; en “The Godfather” (1972); en la saga James Bond, con el gato blanco que pertenecía al villano Blofeld; en “Ghost” (1990), “Men in Black II” (2002); y en la TV, en la serie Charmed, etc.
Por otro lado, Alfred Hitchcock, el director de películas de suspense, menciona en la película “To Catch a Thief” (1955) que John Robie (Cary Grant), es un ladrón de joyas retirado al que llamaban “El Gato” por trepar hábilmente por los tejados de las casas o joyerías en que robaba para huir…
Tal vez, uno de los personajes más memorables y protagonistas en la gran pantalla sea el famoso Chatrán de la película “子猫物語” (The Adventures of Milo and Otis – 1986); asimismo se destaca la obra de Disney, “The Aristocats” (1970); una aparición, si bien no en un rol protagonista, pero no por menos importante, es el de Jinxie de la película “Meet The Parents” (2000); o en “Shrek” (2001) que aparece una libre versión del Gato con Botas.
Otro gato muy destacado es Salem, perteneciente a la serie de televisión Sabrina, The Teenage Witch, o el gato CGS Ted Nudegent de Belfy, que apareció como Mr. Bigglesworth en 1997, en la película “Austin Powers – International Man of Mistery”; y también nombrado por la revista Cats, como “el gato del año 1999”
El mismo año apareció Snowbell, en la película “Stuart Little” (1999); del mismo modo, se puede hacer referencia a Mittens, coprotagonista de la película “Bolt”
(2008), así hay muchísimos ejemplos; y en la música encontramos numerosas menciones a gatos, pero ninguna tan explícita como el musical “Cats” de Andrew Lloyd Webber; al tiempo que el animal aparece también en muchas canciones populares o clásicas como “Duetto buffo di due gatti” de Rossini, etc.
“You never really feel somebody's suffering; you only feel their death”
Harry & Tonto es una comedia del año 1974, dirigida por Paul Mazursky.
Protagonizada por Art Carney, Ellen Burstyn, Chief Dan George, Geraldine Fitzgerald, Larry Hagman, Melanie Mayron, Joshua Mostel, Herbert Berghof, Michael McCleery, entre otros.
El guión es de Paul Mazursky y Josh Greenfeld; los cuales componen una entrañable película que cabalga sobre el drama, la comedia y la crítica social, la nostalgia y la esperanza, para dejar en su transcurso un poso de reconfortante optimismo, parejo al renacimiento espiritual del protagonista.
Paul Mazursky, fue uno de los cineastas claves en el nuevo cine hollywoodense de los 70, si bien su nombre usualmente suena poco cuando se piensa en esta corriente cinematográfica; en Harry & Tonto hay una conexión directa con “Umberto D.” de Vittorio de Sica; pues este era un filme emblema del neorrealismo italiano, sobre la pobreza y soledad que estaba representada en un anciano jubilado que pasaba las tardes junto a su perro Fluke; y la precariedad de una sociedad italiana de postguerra, era latente al igual que la sensación de intemperie y abandono de un hombre que lo pasa mal, padece hambre, enfermedades, la falta de trabajo y la ausencia de seres queridos.
Esos detalles tienen mucha similitud en esta producción hecha en el mejor momento de la carrera de Paul Mazursky, en esos años 70 que sirvieron para dinamitar, en el buen sentido, al cine estadounidense; y Harry & Tonto forma parte de esas películas que quizás han visto erosionar su contorno por el paso de los años, pero que igualmente conservan bien fresca su potente carga emocional y honestidad en su apasionado intento de aunar el reflejo del contexto histórico en el que se sitúa la trama:
Los EEUU de los 70, despojada de su superficial inocencia, con esa mirada melancólica y siempre existencialista que supone otorgar el protagonismo de la trama a un septuagenario al que le han despojado de sus posesiones, un vetusto apartamento neoyorquino al borde de la ruina; y al que únicamente le ampara la compañía de su tierna y fiel mascota, Tonto, un gato que le propicia el cariño que su familia no consigue dispensar.
Harry & Tonto obtuvo un premio Oscar al Mejor Actor (Art Carney), siendo ovacionado ante un auditorio de pie, recibiendo el galardón de manos de Glenda Jackson; a lo que Carney agradeció a Mazursky y a Josh Greenfeld “por esa gema de guion”, y a su agente que le aconsejó diciéndole simplemente “¡Hazlo!
Tu eres viejo”
Este gane fue un hito sin precedentes, pues Carney superó a sus rivales:
Albert Finney por “Murder On The Orient Express” (1974); Dustin Hoffman por “Lenny” (1974); Jack Nicholson por “Chinatown” (1974) y Al Pacino por “The Godfather: Part II” (1974); mientras que la película fue candidata al premio al mejor guion original.
El actor dijo en algún momento, que media estatuilla del Oscar pertenecía a su compañero de reparto:
Tonto, que se llevó el Premio Patsy, el equivalente al Oscar para los actores de 4 patas; sin embargo, la decisión no fue bien vista por todo el mundo…
Se puso en duda la legalidad de la votación, se habló de interferencia por parte de la productora, Fox Studios, y otros pensaban que el perro Higgins debía ser el ganador por interpretar a Benji en la película del mismo nombre.
Pero cualquiera que haya visto Harry & Tonto, estará de acuerdo en que Tonto se merecía el galardón.
Además, nos parece mucho más complicado convencer a un gato que a un perro para que se comporte de cierta forma delante de una cámara; pues ya sabemos que los gatos tienen su carácter...
La acción sigue a Harry Coombes (Art Carney), un anciano viudo que se ve obligado a marcharse de su apartamento del Upper West Side en New York cuando el edificio es clausurado.
En un principio, se queda a vivir con su hijo y su familia en las afueras, pero finalmente decide comenzar un viaje por todo el país junto a su gato, Tonto.
Durante su viaje, conocerá a muchas personas:
Un autoestopista al que le gusta citar textos de la Biblia (Michael Butler); Ginger (Melanie Mayron), una joven fugitiva; se encuentra de visita a su hija, Shirley Mallard (Ellen Burstyn) en Chicago; y finalmente encuentra a su joven hijo, Eddie (Larry Hagman) en Los Ángeles.
Pero Harry no está tan sólo, ya que sus 3 hijos, tanto cercanos como ingratos, de alguna forma están presentes en su vida.
Aquí lo que importa es la memoria de un anciano que cuenta sus días en los vacíos contemporáneos que son el crimen, la destrucción de vecindarios, la falta de cortesía y la incomunicación familiar.
Harry también deambula en medio de una época presa de nuevas modas sobre una sociedad de consumo que colinda con las drogas y el sexo sin restricciones.
Por lo que Harry & Tonto trata sobre lo que nos da la vejez, y lo que nos quita.
Hay satisfacción con lo logrado, lo vivido y lo aprendido, pero sin duda hay una gran nostalgia por lo que se fue ya… y nos muestra lo difícil que es para un adulto mayor adaptarse a los cambios, lo complejo que es desprenderse de rutinas y cosas ya probadas, y lanzarse a aventuras inesperadas.
En esta odisea, Harry & Tonto nos hará reflexionar sobre la amistad, los recuerdos, la familia, la vejez, y el vacío que dejan los que ya no están; en una historia triste y conmovedora, a la vez que vital y divertida; pero sobretodo bastante humana; pues pocas veces una película plasma de manera tan real aquella triste certeza.
“This is the first time in my life I've ever been in jail”
Tras un tiempo de pausa y de reflexión creativa en Roma, el director Paul Mazursky regresa a Estados Unidos, y termina el guión junto a Josh Greenfeld; y pese a un interés inicial de Warner Bros., Harry & Tonto empieza a dar tumbos de estudio en estudio, encontrando solo respuestas negativas…
Tantas, que incluso Mazursky dirige otro filme, “Blume in Love” (1973) mientras intenta conseguir la financiación para su proyecto; y por fin encuentra eco en Alan Ladd, Jr., un ejecutivo senior de Fox, que le ofreció $1 millón para rodar el largometraje, y Paul Mazursky aceptó encantado; siendo Harry & Tonto su 4° largometraje, que relata la historia de un anciano viudo, cuya única compañía es su gato llamado Tonto, que deben abandonar su departamento en New York, ya que es clausurado… pero en el fondo es un drama clásico de la vejez en cualquier parte del mundo; por lo que Harry decide iniciar un viaje por Estados Unidos junto a Tonto, que convierte la historia en una “road movie” que nos llevará a reflexiones, pues en el camino se encontrará con personajes que conmoverán nuestra mirada y percepción, con un gato como copiloto en la carretera.
Y es que Harry & Tonto es un recorrido vital y nostálgico por esos senderos de la vida, que se pueden recorrer a una avanzada edad o en la juventud, como nos lo muestra la película, ya sea con la experiencia de una vida, o con la peligrosa inocencia de la juventud; además del apego del ser humano a algo o alguien para afrontar la existencia.
Así conocemos a Harry Coombes, un viudo anciano y profesor jubilado que es obligado a abandonar su apartamento del Upper West Side en la ciudad de New York, porque su edificio va a ser derribado para poder construir un estacionamiento.
Inicialmente se queda con la familia de su hijo mayor, Burt (Cliff DeYoung Jr.), en los suburbios, pero finalmente opta por viajar a campo traviesa con su gato, Tonto.
Inicialmente planeaba volar a Chicago, pero Harry tuvo un problema con la revisión de equipajes, naturalmente debido a Tonto; por lo que decide irse en un autobús de larga distancia... pero la naturaleza es irrefrenable, y obliga al conductor del bus a parar para que Tonto haga sus necesidades, aunque Harry trató de convencer a Tonto de que use el inodoro del autobús, sin éxito… pero Tonto se le pierde, y el conductor del bus “deja tirado” a Harry, porque no puede esperar…
Harry luego compra un Chevrolet Bel Air, 1955; a un vendedor de autos usados, y se tira a la carretera...
Durante su viaje episódico, se hace amigo de un autoestopista de citas bíblicas, y una menor de edad huérfana, Ginger, con quien visita a un viejo amor, Jessie Stone (Geraldine Fitzgerald) en una casa de retiro, que solo lo recuerda a medias…
Harry & Tonto también visita a su hija, una propietaria de una librería en Chicago, con quien comparte una relación espinosa pero mutuamente admirable.
Ginger y el tímido nieto de Harry, que se suponía que lo traería de vuelta a New York, terminan yendo a la comuna juntos en el auto de Harry, con su bendición, por lo que él y Tonto están solos otra vez... sin auto y en el camino…
Continuando hacia el oeste, Harry acepta un paseo con un vendedor de alimentos saludables, Wade Carlton (Arthur Hunnicutt), conoce a una atractiva prostituta llamada Stephanie (Barbara Rhoades) en su camino a Las Vegas, y luego pasa una noche en la cárcel… con un amigable nativo americano, Sam Two Feathers (Chief Dan Jorge)
Eventualmente Harry & Tonto llegan a Los Ángeles, donde se queda con su hijo más joven, Eddie, un vendedor de bienes raíces con problemas financieros, antes de encontrar un lugar propio con Tonto, quien, al igual que Harry, trata lo mejor que puede con las dificultades de la vejez.
Lo inevitable hace acto de presencia y se muere Tonto… y después Harry se va a vivir solo en la costa del Océano Pacífico, haciendo nuevos amigos, disfrutando del clima… y cuando termina la película, Harry ve a un gato joven que se parece exactamente a Tonto, y lo sigue a la playa, donde una niña está construyendo un castillo de arena… de esa manera, juntos, comparten una sonrisa cuando se pone El Sol.
Harry es un anciano desamparado pero contestatario, que no se conforma con acabar con sus huesos entre las paredes del olvido, tratando de pelear dignamente por su lugar en el mundo; un mundo ácido y cruel para el que la vejez es una molestia que hay que ocultar.
Por ello Mazursky consigue imprimir un conmovedor cuento otoñal bajo el disfraz de un “road movie” en la que no hay cabida para “príncipes ni finales felices”, una oda que reivindica la madurez como vía de escape a la falta de libertad que atenaza a una sociedad temerosa de cuestionar sus cimientos.
Pues Harry & Tonto toca desde su levedad multitud de esferas y aristas, muchos temas por los que usted y yo afrontaremos en algún momento:
La soledad, la carencia de amor, el sentido existencial y de la misma muerte o la destrucción de los valores tradicionales en una sociedad contaminada de esquizofrenia.
La película avanza lentamente, como una especie de tragicomedia en la que existe tanto las risas como las lágrimas, explotando asimismo las oportunidades simbólicas de una epopeya de tintes filosofales u “homéricas”
Así, durante el transcurso del viaje que emprenderemos en compañía de Harry y de Tonto, descubriremos a toda una galería de variopintos personajes apresados por su inestabilidad emocional, como ese nieto hippie del protagonista, al que le da alergia la madurez; esa prostituta humanista que busca dar alegría a los desvalidos como Harry; esa autoestopista adolescente, que terminará emparejándose con el inocentón del nieto de Harry… o esa entrañable ex-novia de nuestro héroe aquejada de Alzheimer, que transitará en soledad sus últimos días en este mundo tras haber conocido tiempos mejores en su época de juventud como bailarina.
Todos ellos, personajes mimados hasta el más mínimo detalle por Mazursky, incluso los egoístas vástagos de Harry, unos adultos amargados que han olvidado sus raíces, fracasando tanto laboral como familiarmente; la carretera aparecerá por tanto, como un icono de libertad por un lado, y de muerte por otro.
Del final de una época, de la conclusión del itinerario sin haber logrado ninguno de los objetivos marcados, sino confirmando la indigencia que nos espera cuando las canas comiencen a aparecer en nuestro cabello, y ya no seamos útiles para la sociedad en términos económicos ni materiales.
Pero también el filme dejará un pequeño poso de esperanza, radiografiando la lucha de un anciano por seguir adelante pese a los incalculables obstáculos que halla en su camino, siempre en compañía de su mejor y más sincero amigo, ese gato llamado Tonto, que le entregará su apego sin solicitar nada a cambio.
Sin duda, Harry & Tonto amanece como un producto sentimental y triste, a la vez que hermoso y divertido, una obra a reivindicar en virtud a sus nobles y modestas intenciones; en donde el director neoyorkino nos mete en un recorrido vital y nostálgico por esos caminos que la vida nos tiene preparado, unos caminos que bien los puede recorrer un joven, o como en este caso una persona de edad avanzada, y nos lo va mostrando tanto por la rosa inocencia de la juventud, como por la gran experiencia de la vejez.
Una historia tan vital como reflexiva, y sobre todo humana, ya que queda plasmado de una manera tan real, la triste certeza de que la vejez y la muerte son 2 cosas inevitables.
Técnicamente poseedora de una preciosa fotografía a todo color, creada gracias a la pericia de Michael Butler, que hace de “autoestopista” un estupendo maestro fotográfico nacido en Chicago, y muy vinculado tanto al cine como a la televisión; con esta magnífica película de carretera, no muestra unas extraordinarias imágenes, la mayoría rodadas en escenarios naturales; y las tomadas en la ciudad de Batavia en el estado de Illinois, son de auténtico sombrerazo.
En la inmediatez de su estructura formal, el filme está muy relacionado al estilo improvisado de John Cassavettes.
“Harry & Tonto es hermosa para mí, porque no tiene trucos.
En otras palabras, no hay montaje elaborado, no hay cámara lenta, no hay sonidos de ecos.
Esos son trucos.
No hubo tiempo para eso.
Hicimos tomas directas.
Ese es mi estilo”, explicaba Paul Mazursky; y por eso la película luce tan auténtica, tan sincera; donde hasta algunos de los extras miran desprevenidamente a la cámara, por lo que estamos seguros que otras personas que ahí aparecen, ni siquiera se dieron cuenta que estaban siendo filmadas…
Y en el fondo, Mazursky creó en Harry & Tonto un “road movie” sobre la vida crepuscular y de la consciencia en torno al pasado, uno que para Harry es el recuerdo de su endeble vida, si bien aún tiene la oportunidad de salirse con la suya, ya sea infringiendo la ley, echando un polvo en el camino… y viendo como sus maduros hijos todavía siguen siendo irresponsables, malos padres y tercos.
Con el guión original del propio Mazursky, que inclusive hace un cameo como prostituto; y de Josh Greenfeld, realizan un estupendo fresco de los EEUU de la época, en esta historia donde se funden comedia y drama, con el telón de fondo de un argumento de carretera, un retrato vitalista de las personas mayores, siendo el reflejo este Harry que es capaz de cruzar el país por carretera con un gato, y que le suceden varias aventuras enternecedoras, bebiendo claramente del neorrealismo italiano de post-guerra, aunque también recuerda a David Lynch, en aquel filme en que un hombre mayor cruza EEUU, simplemente porque cree que es lo que debe, compartiendo por el camino dulces momentos con gente que también busca su sitio en el mundo.
Pero el viaje de Harry se convierte en una odisea existencialista, en la que a través de los diferentes personajes con los que se cruza, conforma un peculiar puzle de EEUU, rezumando por los fotogramas una tremenda nostalgia, sobre todo cuando se unen su veterana vejez, y la desorientación inocente de la juventud.
Mazursky compone situaciones de las que brota la dulzura, pero con la inteligencia de no caer en la sensiblería, sabe no caer en lo facilón, e incluso no usa a Tonto, el gato, como elemento sobrecargado de azúcar, y sabe bordear esta peligrosa línea trasluciendo con calado una oda a la alegría de vivir.
Además, este desplazamiento de costa a costa es adornado bellamente por la fotografía de Butler, en un sentido homenaje a las personas que en el ocaso de la vida buscan todavía su lugar en el mundo, en una narración en la se reflexiona sobre la familia, la amistad, los recuerdos, la perdida de los seres queridos, y sobre todo en la vejez, siendo extraordinaria la actuación de Art Carney para hacer entrañable el relato.
Del reparto, a James Cagney originalmente se le ofreció el papel de Harry, pero el actor de 74 años no había protagonizado una película desde 1961, y no quería salir de su retiro.
Otras personas consideradas para el papel fueron:
Sir Laurence Olivier y Cary Grant, antes de que Art Carney finalmente fuera elegido.
Las palabras de Paul Mazursky a Carney fueron:
“Vas a ganar un Oscar”, que resultó ser profético.
Y es que inicialmente Fox presionaba por una gran estrella como Laurence Olivier o Frank Sinatra, pero en vez de eso, Mazursky pensó en un actor que se había hecho muy popular por una comedia televisiva que se exhibió a mediados de los años 50, llamada “The Honeymooners” protagonizada por Jackie Gleason.
El mejor amigo de Gleason, en ese seriado, era interpretado por un actor llamado Art Carney, quien también había tenido éxito en Broadway actuando en “The Rope Dancers”
Sin embargo, el nombre y el prestigio de Carney era ante todo el de un actor de la televisión que había ganado 5 premios Emmy a lo largo de su trayectoria y que venía de una seguidilla de problemas personales con el alcohol y las drogas, y que sufrió un colapso nervioso cuando sus adicciones obligaron a su esposa a divorciarse de él…
Cuando Mazursky le propuso el rol de Harry, Carney solo tenía 55 años.
Y a él mismo no le parecía que pudiera encajar en el papel de un hombre 2 décadas mayor, pero necesitaba un trabajo como este para enderezar su rumbo.
A Fox, la opción de utilizarlo les gustaba, pues si la cinta no funcionaba en los cines, podrían usarla en televisión, donde el reconocimiento de Carney era enorme.
Así las cosas, al actor le encanecieron el pelo, se dejó crecer el bigote, utilizó el audífono que jamás quiso que su público supiera que usaba, y dejó de disimular la cojera que le dejó una metralla que se le alojó en una pierna durante La Batalla de Normandía:
“No lo dirigí, simplemente lo puse ahí”, explicaba Mazursky al hablar de un actor que le dio lo que necesitaba, y lo que el guión pedía.
Y cuando Art Carney inicialmente le dijo a Paul Mazursky que amaba el guión, pero sentía que era demasiado joven para jugar con Harry, Mazursky le señaló a Carney que ya tenía una caminata natural con las piernas arqueadas debido a sus heridas de La Segunda Guerra Mundial, y podría pasar fácilmente como un hombre mayor, de esa manera, aumentando la sensación de fragilidad, transpirando ganas de vivir, curiosidad por el mundo que le rodea, adornando a su Harry de humanidad, de empatía, de autenticidad…
El maquillaje que le aplicaron lo hizo lucir siempre realista, pero la convicción del personaje que interpretó, no se debe a efectos especiales, sino a la propia vida del actor:
Carney tuvo una reconocida carrera en la radio y en la televisión estadounidense, la que comenzó a fines de la década del 30; siendo un protagonista del clasicismo artístico y de los grandes estrenos con “frac y corbata” hasta llegar a la contrarrevolución cultural de fines de los 60 y de los 70.
Es así que su vida como artista tuvo algunos paralelismos con la de Harry.
Pero cabe señalar que Art Carney, nacido el 4 de noviembre de 1918, no tenía edad suficiente, 12 años y medio, para haber sido el padre de Philip Bruns, nacido el 2 de mayo de 1931, que retrató a su hijo Burt; ni lo suficientemente mayor, 13 años, 10 y medio meses para haber sido el padre de Larry Hagman, nacido el 21 de septiembre de 1931, quien interpretó a su hijo Eddie; ni lo suficientemente mayor, 14 años, 1 mes para haber sido el padre de Ellen Burstyn, nacida el 7 de diciembre de 1932 , quien interpretó a su hija Shirley.
En realidad, los 3 que retrataron a los hijos de Harry, nacieron a 19 meses el uno del otro.
En el mismo tema, Philip Bruns no tenía la edad suficiente, 13 años, 9 meses para haber sido el padre de Cliff DeYoung, nacido el 12 de febrero de 1945, quien interpretó al hijo mayor de Burt, Burt, Jr.
Pero creo que tanto Gene Hagman como Ellen Burstyn están muy desaprovechados, muy livianamente construidos sus personajes; pero ambos, en pocos minutos en pantalla, les da tiempo a edificar sus personajes, sobre todo Hagman como un petulante y vanidoso tipo que termina por caer ante su padre, es un pusilánime, y exhibe con estremecedora autenticidad su patetismo, magnífico.
Hilarante Chief Dan George como el chamán, desborda veracidad, manteniendo un sugestivo “tour de forcé” con Art.
Herbert Berghof está espléndido en su poco metraje, achacando los males del mundo al capitalismo.
Y como curiosidad, se cuenta de la producción, que Paul Mazursky tomaba un taxi para encontrarse con el director de “casting”, y su taxista hablaba tanto que pensó que ella podría ser buena en la película…
Ella tenía su parqueo en la oficina del director de “casting” y dejó el medidor funcionando mientras ella entraba y leía por la pieza.
Ella es Muriel Beerman, y obtuvo el papel de taxista; mientras que Dolly Jonah que hace de Elaine Coombs, tiene aquí su único papel cinematográfico, aunque tuvo una extensa carrera en el teatro, como escritora y actriz.
La niña del final, construyendo el castillo de arena, fue interpretada por la hija de Paul Mazursky, Jill; y los 2 niños pequeños que estaban sentados en el porche mientras Art Carney estaba siendo sacado del edificio, eran niños locales elegidos como extras, y pagaron $5 por “sus esfuerzos” ese día.
Pero lo más enternecedor de Harry & Tonto, es la relación de su protagonista con su inseparable y leal gato.
Ambos se acompañan el uno al otro en una relación incondicional en medio de una sociedad ajena, fría y distante.
Harry disfruta de los descuentos, en especial de aquel que es más sabio y de quien lo ha visto y hecho todo.
Incluso, la verborrea de Harry tiene algunas cualidades quijotescas, porque se trata de un hombre que todavía se hace el tiempo para ser idealista, y también para observar a su entorno con curiosidad y satisfacción... como si el mismo Harry también fuera un gato…
En aquel entonces, Carney señaló que antes de su trabajo en Harry & Tonto
“No me gustaban los gatos hasta hacer esta película, pero Tonto es un gato impresionante.
Tenía 2 dobles, otros 2 gatos que se le parecían como 2 gotas de agua, por si se cansaba o se ponía enfermo, pero es un profesional de pies a cabeza.
Nunca requirió los servicios de los dobles”, y esto acabó llevándose bien con el gato de la película.
Betty Schumacher, la adiestradora, dijo en una ocasión, que el actor trataba al gato como a un igual, y que por eso Tonto se llevaba bien con él.
Tonto, acreditado realmente así, y nombrado por el indio acompañante del Llanero Solitario, era un gato pelirrojo, que es realmente el coprotagonista de la película, ya que aparece en más de la mitad de las secuencias; y al no ridiculizar a Harry y ponerse de su lado, Mazursky logró captar la simpatía de miles de personas que se veían enteramente reflejados en Harry.
¿Y Tonto?
La película nunca olvida que está frente a un gato, con la libertad y el desparpajo que eso implica, no frente a una simpática atracción circense, siendo el filme un claro homenaje a los gatos, un ciclo que tiene como excusa la presencia felina, pero que también tiene relación con los sentimientos humanos, los fieles compañeros maulladores, siempre son vigilantes de nuestras acciones, y a veces saben más de nosotros que nuestros amigos más cercanos.
Según Paul Mazursky, se le ocurrió que Harry paseara a Tonto con correa por las calles de New York, porque su madre tenía un gato pelirrojo al que paseaba por el Village; y en la película, Tonto es la razón por la que Harry acaba cruzando Estados Unidos:
El hijo del profesor, le lleva al aeropuerto para que vuele a Chicago, pero Harry se resiste a que Tonto pase por la máquina de rayos X, y decide coger el autobús.
Harry no consigue convencer a Tonto para que use el lavabo del autobús, y pide al conductor que detenga el vehículo, pero Tonto se escapa, y el autobús se va; Harry encuentra a Tonto, y compra un coche de segunda mano para llegar a Chicago; y posteriormente, sigue camino hacia Los Ángeles.
Mazursky también dijo que su plano favorito es el de Tonto en el piso de Harry, al principio de la película, cuando la cámara está a la altura del gato andando.
Para conseguirlo, la adiestradora de Tonto se tumbó en una manta con la cámara, mientras 2 personas tiraban de la manta delante del gato.
Además de Tonto, el protagonista, que son 2 animales… hay más más en la película:
Cuando Harry & Tonto aún están en New York y salen a hacer la compra, Tonto se fija en una gata de una tienda de ultramarinos; y hacia el final, Harry está sentado solo en un banco en la playa de Venice, California, cuando llega una mujer mayor para alimentar a varios gatos callejeros que aparecen de pronto.
En esa misma escena, Harry ve a un gato anaranjado en la playa, y corre hacia él...
Se supo que una vez finalizada la película, la entrenadora de los 2 gatos que hacían de Tonto, les ofreció tanto al coescritor como al director Paul Mazursky para que se quedaran con ellos, pero no pudo porque su esposa era alérgica a los gatos… y se cuenta que le colocaron trozos de hígado alrededor de Art Carney para atraer a los gatos que interpretaban a Tonto, a abrazar a Carney en escenas cruciales.
Paul Mazursky afirmó que la película funcionó muy bien en Japón, debido al gran amor de los gatos en ese país, y que la audiencia durante el estreno en Tokio estaba llorando tanto después de que Harry se despidió de Tonto, que no se pudo escuchar ningún otro diálogo por el resto de la película.
Un error puede ser que cuando Tonto muere, Harry menciona que murió a los 11 años de edad, que es algo joven para un gato.
Sin embargo, también menciona que Tonto tenía 77 años, lo que sería en años de perro, ya que la relación de gato a humano es de 5 gatos por año; y la proporción perro-hombre es de 7 años perro, a 1 año humano.
En la realidad, Tonto fue puesto a dormir a la edad de 11 años.
Esto significa que nació aproximadamente el mismo año en que Art Carney repitió el papel de Ed Norton para la segunda serie The Honeymooners en 1962.
Si se le puede achacar algo a Harry & Tonto, es que se siente demasiado idealizado, nada malo le pasa a ambos en el viaje, todos los personajes van de los buenos a lo cándido, dejando la sensación episódica de anécdotas sin mucha profundidad, todo se ve muy agradablemente, pero sin punzarnos por la hondura dramática, se siente el relato lineal, todo bañado de buenísmo, que llega a ser casi una fantasía.
Tampoco se entiende el comportamiento de Harry cuando lo desalojan a la fuerza, no encaja con la personalidad que después vemos, como tampoco se entiende por qué no deja en el aeropuerto que miren dentro de la caja del gato, confuso este proceder... a menos que haya creído que los rayos X afectarían a Tonto de alguna manera no deseada…. Pero hay unos cuantos momentos apreciables:
Los ententes de Harry con su amigo Jacob sobre la política, o cuando Harry visita a un antiguo amor en un geriátrico, conmovedor; o cuando a Harry lo recoge con su auto una prostituta de lujo, divertido; o el tramo en la celda donde se encuentran el chamán indio y Harry, su charla televisiva es descacharrante, derivando en la bursitis de Harry que el chamán le curará por una batidora, para lo cual el indio bailará una danza tribal sanadora, delirante; o el segmento que tiene con su hijo Eddie, compendio de cómo en pocos segundos vemos evolucionar a un fantoche hasta derrumbarse, soberbio.
Como dato, la poesía que Harry grita en el coche que casi lo atropella es de Percy Bysshe Shelley y se llama “Epipsychidion” que dice:
“Una esperanza en 2 voluntades, una debajo de 2 mentes que oscurecen, una vida, una muerte, un cielo, un infierno, una inmortalidad y una aniquilación.
¡Ay de mí!
Las palabras aladas en las que mi alma penetraría en la altura del Universo raro del Amor, son cadenas de plomo alrededor de su vuelo de fuego, jadeo, me hundo, tiemblo.
¡Expiro!
... y luego de ser asaltado, recita a Shakespeare del “Rey Lear” diciendo:
“Cielos, dame esa paciencia, paciencia que necesito.
Me ven aquí, dioses, un pobre anciano, tan lleno de dolor como de edad, miserable en ambos”
Por último, la banda sonora está compuesta por Bill Conti, un hombre con una impresionante carrera musical, ya que a los 7 años comenzó a estudiar piano y contando en su haber la dirección musical de la entrega del Oscar durante varios años; y aquí no escatimó en nada, ya que escribió unas partituras tan tiernas como intimistas, y en donde destacan “La Canción de Annie” y “El Vals de Jesús”, 2 melodías verdaderamente maravillosas.
“You know, the strangest thing about being old is... all your friends are dead”
Harry & Tonto es un filme que se encuadra en un contexto particularmente propicio para celebrar esta búsqueda interior a través de un viaje de carretera:
El género “road movie” que constituirá una de las enseñas del Nuevo Hollywood, que hallaba en el asfalto solitario e interminable, el último espacio de libertad dentro de un tiempo, la década de los 70, en el que los Estados Unidos había sido desnudado a sangre y fuego de su pretendida inocencia y sus radiantes ideales.
Eran años de decepción, desconcierto y profundo cambio.
Ahí están los “Easy Rider” y demás filmes que buscaban un escape; donde el asesinato de Martin Luther King, el homicidio de Robert Kennedy, Charles Manson y su Familia, la resaca de la edad del amor libre y las drogas, los conflictos raciales, la inseguridad callejera, Vietnam, el resurgimiento del conservadurismo con Richard Nixon, el escándalo del Watergate… llenaban los noticieros y diarios.
Pero allí también estaba Harry, un hombre con las puertas de la muerte y el olvido ante su rostro, siendo en cierto modo, el resultado de esta desoladora corrupción y decadencia
Imagino que, en realidad, el paso de los años tampoco aporta demasiadas certezas a la existencia humana, más aún a medida que uno va encontrándose sin asideros a los que agarrarse frente a la presencia cada vez más cercana de la muerte.
Por ello mismo, el final del camino parece un período tan bueno como cualquier otro para emprender un periplo iniciático, a través del cual, reencontrar el lugar al que se pertenece, para descubrirse a uno mismo.
Pues los caminos de la vida no sabemos dónde nos llevan, pero solo lo descubriremos recorriéndolos.
“I still know a lot of people around here, Tonto.
You know people… that’s home”
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