Crazy Heart

La sureña geografía USA siempre ha encontrado en los arruinados ídolos caídos de su propia historia americana un género expandido que, puntualmente, y al menos una vez al año, vuelve a recordarlo con sus leyendas.
Los últimos outsider del mapa polvoriento de territorios secundarios y ambientes rurales se resisten a desaparecer, y con ellos la esencia “indie” de las estrellas country que en el cine han escrito con sus lamentos parte fundamental del poético sonido popular del hemisferio yanqui.
El vaquero que lame sus heridas con alcohol y autodestrucción empieza en el western clásico y continúa a día de hoy en títulos como Crazy Heart.
El Country es toda una cultura que va más allá de la música, pudiéramos decir que es una forma o estilo de vida cuyos signos visibles son el sombrero vaquero, las botas, el acento sureño y las grandes camionetas.
La súper modernidad ni siquiera ha podido acabar con ésta esfera de vida que tiene unos cuantos adeptos y cultores.
Crazy Heart (2009) es una película de drama musical, escrito y dirigido por Scott Cooper y basada en la novela de Thomas Cobb.
Está protagonizada por Jeff Bridges, Maggie Gyllenhaal, Robert Duvall, Colin Farrell, Sarah Jane Morris, Beth Grant, Annie Corley, Tom Bower, Alexandria Morrow, Luce Rains, Therese Olson, Josh Berry, Jack Nation y Ryan Bingham.
Crazy Heart obtuvo 2 Oscar como Mejor actor principal (Jeff Bridges) y mejor canción, de 3 nominaciones incluyendo mejor actriz de reparto (Maggie Gyllenhaal)
Bridges quien interpreta a un cantante de música country, se enamora de una joven periodista, la actriz Maggie Gyllenhaal, en medio de una caída en su carrera como compositor, y el cambio en su vida que de ella deriva.
Jeff Bridges en el papel de Bad Blake, y Bad Blake reencarnado en un Jeff Bridges que no sólo interpreta al personaje, sino que interpreta con voz propia sus propias canciones.
No es de extrañar que Scott Cooper dijera de él:
“Cada gesto que hace es sincero, cada cosa que hace es auténtica y yo ya sabía que era un músico de talento”
Jeff Bridges no cae en la tentación de sobredimensionar al hombre de vida disipada y promiscua bajo una soledad terrible que sólo las canciones logran alentar.
Hombre de talento musical innato vive en el extravió y apenas tiene voluntad para revertir semejante situación.
Al final logra su propio reencuentro dentro de una extraña conversión tardía.
Quizás es porque me parece más complicado y complejo en registros el papel de un cínico que en el fondo esconde el corazón dañado de un perdedor solitario, que el papel de un alcohólico solitario que encuentra esperanza para seguir adelante sin cinismos, por lo que creo que el Oscar que este año fue a parar a Jeff Bridges debió recabar en manos de Colin Firth por "A Single Man", además porque este último personaje así como la película en sí misma están más laboriosamente escritos y contados.
La escena donde Jeff Bridges y Robert Duvall están pescando en un bote está genial, que pedazo de encuadre de dos magníficos actores.
Crazy Heart es una interesante cinta sobre la crisis personal de un cantante de música country que está devastado por los efectos del alcohol.
Es una película muy realista, de ritmo lento que bien podría estar basada en hechos reales ya que historias de hundimiento como éstas hay y muchas en la vida cotidiana.
Los temas principales son: el tocar fondo por la adicción a las bebidas y el tratar de darse una segunda oportunidad en el amor.
Crazy Heart es un filme bastante profundo en su aspecto discursivo: el mostrar cómo un ser humano talentoso se hunde por causa del alcohol, el fracaso en el matrimonio, el no poder rehacer la vida sentimental y laboral ya que la imagen está deteriorada, el sentirse acorralado y sin salida.
Aunque la historia tiene un meritorio mensaje de que es más saludable ver la botella medio lleno que medio vacía, cosa que el protagonista se toma al pie de la letra, lo más notable es la forma de retratar a Bad Blake.
Jeff Bridges nos hace vivir y sufrir en sus carnes el declive de un alcoholizado cantante de country en horas bajas (Bad Blake), y nos consigue motivar cuando aparece en escena Jean (Maggie Gyllenhaal), que entrará en su corazón como las grandes baladas, provocando algún desgarro.
Scott Cooper hace un análisis psicológico directo y minucioso, con austeridad y sin grandes ambiciones, y con un final tan vulgar como perfecto para cerrar la obra con nota y credibilidad.
El saber ceñirse a la esencia de la historia sin hacer alardes gratuitos es, en estos tiempos, un mérito en sí mismo.
Uno aprende del otro y viceversa, sin excepción, y a ambos les sirve como lección de vida, a uno para curarse de sus cíclicos problemas y hacer las paces con el pasado, y a otro para buscar una deseada pero escurridiza estabilidad que le permita afrontar el futuro con esperanza.
Tenemos eso mismo, pero a pequeñas escala, en el personaje de Tommy Sweet, un cada vez más sorprendente Colin Farrell, en plena progresión, alumno aventajado que supera al maestro, y a pesar del inevitable rencor, característica diferencial del duelo entre lo viejo y lo nuevo en la música, le devuelve de alguna manera el favor, cuando éste más lo necesita.
Crazy Heart en lo que a música popular se refiere, me resulta de lo más interesante la recuperación de las formas folk y del rock americano clásico.
En ese sentido, Crazy Heart no solo es sugestiva por sus méritos cinematográficos, sino por ofrecer con enorme actualidad los entresijos de una pata de la silla: la de Hank Williams, Van Zandt, sonido Nashville, de esta evolución musical que con los años, e interactuando con el rollo Mellencamp, Gram Parsons, Tom Petty o Steve Earle, etc., ha provocado una reciente y creciente repercusión de un country-folk alternativo, y en ocasiones matizadísimo por unas pretensiones indies cuestionables, a lo Ryan Adams, Jayhawks, Gilliam Welch, Wilco, etc.
Es decir, Crazy Heart es para disfrutar por lo musical para aquellos aficionados al country, impagables las escenas de backstage, pero no es siquiera un biopic a lo grande como seria la historia de la Parton o Garth Brooks, y ahí está la piedra en el zapato.
La trama es archiconocida, súper predecible y la actuación de Bridges me dejo un sabor de boca, hizo falta algo mas para que Crazy Heart lograra sobresalir.
Mil veces la misma historia protagonizada mil veces por grandes actores, Crazy Heart me quedó debiendo, y sobre todo Bridges en un registro fácil, y mucho más por haber recibido un premio tan codiciado y meritorio como un Oscar de Mejor Actuación Masculina para un papel protagónico, es decir, faltó!
Crazy Heart es una película que tarda mucho en tomar cuerpo, en la que muchos diálogos son mediocres, no es rotunda ni definitiva, es una historia del montón con geniales actuaciones y con algunos detalles, pero que tampoco me consigue transmitir el mensaje de ahogo propio de esta música, no suena en vivo, sino en estudio, sólo al final este drama cotidiano consigue desgarrar en alguna situación, pero se aleja mucho de la naturaleza autodestructiva de las personas, el lamento interior siempre es más fuerte que la voluntad, la lucha es muy desigual pero en Crazy Heart es muy superficial, es lo que el deprimido público americano busca y aquí encuentra.


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