Qvo Vadis

“To Nero, Emperor of Rome, Master of the World, Divine Pontiff.
I know that my death will be a disappointment to you, since you wished to render me this service yourself.
To be born in your reign is a miscalculation; but to die in it is a joy.
I can forgive you for murdering your wife and your mother, for burning our beloved Rome, for befouling our fair country with the stench of your crimes.
But one thing I cannot forgive - the boredom of having to listen to your verses, your second-rate songs, your mediocre performances.
Adhere to your special gifts, Nero - murder and arson, betrayal and terror.
Mutilate your subjects if you must; but with my last breath I beg you - do not mutilate the arts.
Fare well, but compose no more music.
Brutalize the people, but do not bore them, as you have bored to death your friend.
The late Gaius Petronius”

El título Qvo Vadis en latín, significa ¿Adónde vas? y hace referencia a un encuentro apócrifo entre San Pedro y Jesús (Resucitado) en la Vía Appia.
Según Los Hechos de Pedro, Pedro, escapando de la persecución a que eran sometidos los cristianos por el emperador Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus tuvo una visión de Cristo donde Pedro le preguntó:
"Qvo Vadis Domine?" (¿Adónde vas Señor?).
A lo que Jesús le contestó:
"A Roma la ciudad que tu abandonas para hacerme crucificar de nuevo"
Pedro interpretó que esto quería significar que Jesús se dirigía de regreso a Roma para ser crucificado nuevamente.
En realidad, Jesús, habla a través de Nazario, un niño de unos doce años, acompañante de Pedro, quién cae de hinojos al ver un extraño resplandor entre los árboles, y a Nazario, de cuya boca surgen las palabras del Maestro.
Pedro, guiado por su propia fe, regresó a Roma y fue inmolado.
Absorto ante la eventualidad de ser crucificado como Su Señor, fue crucificado cabeza abajo, al pie de la Colina Vaticana en el sitio donde se yergue hoy la Basilica Sancti Petri en Roma.
Hasta que los cristianos no fueron reconocidos oficialmente por el emperador Flavius Valerius Aurelius Constantinus Augustus (Constantino I El Grande) con el Edicto de Milán en el año 313, sus cultos eran practicados secretamente ante el temor de ser perseguidos y condenados a muerte.
Uno de sus más famosos persecutores fue el cruel Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, personaje cuyo momento histórico aparece recogido en el libro Qvo Vadis de Henryk Sienkiewicz llevado a la gran pantalla con el habitual despliegue de medios de la Metro Goldwyn Mayer.
Qvo Vadis se realizó en una época en la que se rodaron varias películas que situaban el cristianismo en el periodo romano, se hace una confrontación entre el paganismo romano y el cristianismo, que eran opuestos, ya que los seguidores de Cristo creían en un solo Dios, y tenían como ideal la paz y la igualdad, frente al mundo romano de guerras y esclavos.
“E N O R M E” Qvo Vadis es una película estadounidense de 1951, del género histórico, y es la cuarta versión cinematográfica de la novela del escritor polaco, premio Nobel de Literatura, Henryk Sienkiewicz, publicada en 1895.
Las tres anteriores de Zecca (1902), Guazzoni (1912) y D’Annuzio-Jacoby (1925) todas ellas mudas, fueron producciones europeas.
El título Qvo Vadis procede de un hecho apócrifo, no registrado en los Evangelios, de la vida de San Pedro según el cual éste, huyendo de las matanzas de cristianos en Roma, se encontró en la Vía Appia con el propio Jesucristo.
Qvo Vadis está dirigida genialmente por Mervyn LeRoy, y protagonizada por Robert Taylor, Deborah Kerr, E N O R M E Peter Ustinov, E N O R M E Leo Genn, Patricia Laffan, Finlay Currie, Abraham Sofaer, Buddy Baer, Marina Berti, Felix Aylmer, Nora Swinburne, Elizabeth Taylor, Sophia Loren y Carlo Pendersoli, más conocido como Bud Spencer.
Con guión de S. N. Behrman, Sonya Levien y John Lee Mahin y una producción de Sam Zimbalist.
Si bien la película fue candidata a ocho Premios Óscar, no obtuvo ninguno.
Es incomprensible que el musical "An American In Paris" fuese la triunfadora por excelencia de esa gala, arrebatándole a Quo Vadis premios como "mejor fotografía", "mejor dirección artística" o "mejor vestuario”
Quo Vadis es una absoluta joya visual, una historia de violencia y amor a partes iguales desarrollada en una lujosa y deslumbrante puesta en escena.
E N O R M E Peter Ustinov obtuvo la candidatura al Oscar por su interpretación de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus , así como el E N O R M E Leo Genn como Petronius bajo el mismo rubro, también estuvo nominada como mejor dirección artística, cinematografía color, vestuario color, edición, música y mejor película.
Quo Vadis fue la primera gran superproducción rodada en los estudios Cinecittá de Roma.
Estos famosos estudios fueron fundados por el dictador fascista Benito Mussolini como parte de su megalómana estrategia para propagar las "glorias" del fascismo.
Después de la guerra, los cineastas americanos descubrieron que sus instalaciones ofrecían gigantescos platós, una magnífica luz natural la mayor parte del año y, sobre todo, mano de obra italiana muy barata, por lo que Cinecittá fue el escenario de innumerables superproducciones de trasfondo histórico (péplum) durante los años 50 y 60.
Por motivos de coste el rodaje se sitúa en Roma, lo que permite contratar a precios razonables a más de 32.000 extras y construir espectaculares y grandiosos escenarios a cielo abierto.
Lo mejor de Qvo Vadis, además de la dirección artística y la música de Miklós Rózsa, es la participación de Leo Genn en el papel del escritor Petronius, consejero y crítico del emperador, y, sobre todo, el trabajo del extraordinario Peter Ustinov, interpretando, mejor dicho, parodiando (hasta le hace parecer simpático) la figura del orondo e inclemente Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus.
Hay que hacer una mención especial al gran duelo interpretativo y fotogénico de las dos actrices principales.
Por un lado, Deborah Kerr, en el papel de Lydia, comedida y de una belleza casi etérea; y por otro, Patricia Laffan, espectacular, haciendo sentir una atracción casi enfermiza, representando la erótica del poder.
Muestra cómo el maníaco emperador Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus ordena incendiar la ciudad de Roma a fin de "recibir la inspiración" para componer sus versos y canciones con mayor "realismo y creatividad"
Con base romántica, Qvo Vadis aborda asuntos de poder, esclavitud y libertad dentro de un contexto sobre los primeros pasos del cristianismo y los cristianos, quienes en los tiempos del pirómano Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus eran vistos como una secta peligrosa, sirviendo sus fieles componentes como banquete para hambrientos leones ante las miradas extasiadas de la agitada muchedumbre romana.
La gran imagen que se ofrece desde el balcón de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus ante el desfile del triunfal Marco no tiene parangón.
No hay trampa ni cartón: si hay 5000 personas en el foro, eran realmente 5000 figurantes.
Otro momento en el Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus muestra a su corte un modelo a escala que ilustran sus planes para la reconstrucción de Roma es histórico.
Este modelo fue construido originalmente por el gobierno de Mussolini para una exposición de 1937 de la arquitectura romana, los productores de Qvo Vadis lo tomó prestado del gobierno italiano de la postguerra.
Qvo Vadis abrió el camino de un cine muy popular en la década de los 50 y principios de los 60: las superproducciones histórico-religiosas, proyectadas en Technicolor y Cinemascope, la época del cine histórico clásico.
A pesar de que existen licencias históricas, como todas las películas que llegaron posteriormente similares a esta, todo el mundo cree que fue Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus el que incendió Roma y se debe a Qvo Vadis.
Sin embargo, es algo que no queda claro.
La concepción de la obra y su realización se ajustan a las condiciones de la postguerra que sigue a la II Guerra Mundial.
Los EEUU, que salen de la contienda convertidos en la primera potencia mundial y en los líderes del mundo occidental, se veían reflejados en el espejo del Imperio Romano.
La efervescencia de los sentimientos religiosos que se vive en el país en los primeros años de la posguerra encaja bien con la exaltación de las creencias y prácticas de los primeros cristianos y primeros mártires, como Simón Pedro de Betsaida y Saulo convertido después en Pablo de Tarso.
Así mismo, se adaptaban bien a las creencias predominantes las referencias esquemáticas a los ideales humanistas que se atribuyen a los cristianos romanos: condena de la guerra, igualdad de todas las personas, solidaridad con los necesitados, defensa de la paz...
En realidad, en la novela, a través de las persecuciones de los cristianos en la Roma imperial, Sienkiewicz quiso hacer una denuncia de los sufrimientos del pueblo polaco, cuyo país había sido ocupado simultáneamente por alemanes, rusos y austríacos en vida del escritor.
Una de las intenciones más inmediatas del autor es el retrato de la opresión estatal que tuvo lugar en Polonia cuando ésta desapareció del mapa de Europa en el año 1795.
Los territorios polacos quedaron divididos entre Prusia, el Imperio ruso y el Imperio austrohúngaro, y el país no volvió a aparecer como tal hasta 1918, tras el final de la Primera Guerra Mundial.
Sienkiewicz asemeja el sufrimiento que padecieron los cristianos a aquel que sufrieron los polacos e intenta, de este modo, transmitir al lector una súplica por la humanidad.
Esta filosofía interna queda reflejada ya en el propio título al relacionar la frase «Qvo Vadis, Domine?» con la de «Qvo Vadis, Homo?» («¿Adónde vas, hombre?»)
Las preguntas clave que plantea el autor se podrían formular, por ende, de la siguiente manera:
¿A dónde quiere llegar el ser humano sin humanidad?
¿Dónde acabaremos si olvidamos la faceta que más nos debería caracterizar?
En innumerables ocasiones se relaciona esta novela con el Premio Nobel de Literatura que recibió Henryk Sienkiewicz en 1905.
Sin embargo, se trata de un dato erróneo ya que el autor fue galardonado con el prestigioso premio por «sus logros en la narración épica» y no por la novela Qvo Vadis.
El argumento principal de la novela se centra en la historia de amor entre Marcus Vinicius y Lygia, dos personas que pertenecen a mundos completamente diferentes.
Marcus Vinicius es un patricio romano mientras que Lygia, que desciende de un antiguo pueblo bárbaro, es cristiana y rehén en una familia romana.
La trama amorosa, ficticia en su totalidad, influye decisivamente en el desarrollo de la acción en la que destaca la huida de Lygia, la búsqueda de su amada por parte de Marcus Vinicius, el intento de secuestro, la transformación y el bautismo de Marcus Vinicius, y la milagrosa salvación de Lygia en el circo.
El punto de culminación de la trama es el enfrentamiento de Ursus con el toro.
La victoria del hombre frente al animal en la arena del circo simboliza un final feliz de la trama ya que, a partir de entonces, Lygia, Marcus Vinicius y el propio Ursus están en manos del pueblo romano.
Se trata de un acontecimiento clave ya que, en ese mismo momento, el pueblo da la espalda a Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus y se declara a favor de los cristianos.
Otro argumento de la novela, de carácter histórico, se centra en el personaje de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, su afán de perseguir a los cristianos y la expansión de la fe cristiana.
Son tiempos muy duros.
Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus es un mal emperador.
Sus trastornos mentales y sus excesos están llevando a Roma al caos y la ruina.
Está rodeado tanto de hombres competentes: el elegante, epicúreo e inteligente Petronius y el gran filósofo Lucius Annaeus Seneca, que tratan de insuflarle algo de cordura, como de hombres ambiciosos que sólo buscan el propio reconocimiento.
Los delirios de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus perfilan una amenaza que no tardará en hacerse realidad.
Toda Roma pagará un altísimo precio.
Tanto el incendio que devorará la ciudad, como el arresto y exterminio de muchos cristianos que convivían pacíficamente con el resto de la población, marcarán una época funesta.
Este drama épico es reflejo de una era en que el cristianismo se había expandido enormemente y ya comenzaba a sufrir las consecuencias de constituir una forma de culto religioso que en Roma aún se veía con suspicacia.
También es el reflejo del final del primer período imperial que sucedió a la república romana, con la transición intermedia de Gaius Iulius Caesar.
La caída de la belleza pasada, de una gloria pretérita que se consume en las llamas y se desvanece con el humo.
Los sufridores protagonistas, ocasionalmente acosados por el poder romano, durante y después del gobierno de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, tras el reconocimiento de la cristiandad con el Edicto de Milán mostraron una gran disposición para la persecución; fomentaron el antisemitismo, se erigieron en acérrimos enemigos de intelectuales y librepensadores, amén de las masacres derivadas del fervor religioso de las cruzadas y las inquisiciones.
Y nos siguen aleccionando desde su superioridad moral.
Ya nada será igual.
“sic semper tyrannis”
Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus (15 de diciembre del 37 – 9 de junio del 68), fue emperador del Imperio romano entre el 13 de octubre de 54 y el 9 de junio de 68, último emperador de la dinastía Julio-Claudia.
Nacido del matrimonio entre Gnaeus Domitius Ahenobarbus y Julia Augusta Agrippina, accedió al trono tras la muerte de su tío Tiberius Claudius Caesar Augustus Germanicus, quien anteriormente lo había adoptado y nombrado como sucesor en detrimento de su propio hijo, Tiberius Claudius Caesar Britannicus.
El reinado de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus se asocia comúnmente a la tiranía y la extravagancia.
Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus pasó su vida personal entre amores tanto con mujeres como de hombres, entre ellos: Poppaea Augusta Sabina, Dioforo, Claudia Acte, Statilia Messalina, Esporo y Aulus Plautius.
Se le recuerda por una serie de ejecuciones sistemáticas, incluyendo la de su propia madre y la de su hermanastro Britannicus, y sobre todo por la creencia generalizada de que mientras Roma ardía él estaba componiendo con su lira, además de como un implacable perseguidor de los cristianos.
Estas opiniones se basan fundamentalmente en los escritos de los historiadores Publius (o Gaius) Cornelius Tacitus, Gaius Suetonius Tranquillus y Lucius Cassius Dio Cocceianus.
Pocas de las fuentes antiguas que han sobrevivido lo describen de manera favorable, aunque sí hay algunas que relatan su enorme popularidad entre el pueblo romano, sobre todo en Oriente.
Históricamente Qvo Vadis es significativa ya que en ella aparecen las figuras de los Augustinos que eran las personas más cercanas al emperador, eran como consejeros.
Los Patricios quienes eran descendientes de familias nobles romanas y miembros del Senado, aquellos que forman parte del gobierno y participan en las batallas de guerra.
Ciudadanos romanos como el pueblo libre, no especialmente adinerado como los comerciantes, artesanos y pobres libres.
Los esclavos en su mayoría rehenes de guerra sin ningún tipo de derechos; entre ellos destacan los gladiadores.
Aparece Lucius Annaeus Seneca el famoso filósofo romano, estoico, antiguo maestro de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus.
Así como los apóstoles Pedro y Pablo, curiosamente el de Tarso era ciudadano romano pese a ser hijo de judíos.
El otrora Saulo había perseguido a los cristianos hasta que en el año 36, cuando se dirigía a Damasco, Dios frenó su camino repentinamente y se acabó convirtiendo en uno de sus discípulos más importantes.
Murió decapitado, también durante el mandato de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus.
Una figura clave de la obra literaria es Petronius: patricio romano y consejero cercano de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus que constituye un ejemplo de gusto y elegancia de la Antigüedad clásica.
Petronius era un patricio romano, poeta, epicúreo y esteta.
Hombre bueno y de honor, personaje que constituye la esencia de las características positivas de la época pagana.
En la obra, fue el tío de Marcus Vinicius.
Petronius simboliza la cultura clásica del pasado, grandiosa en comparación con la que reina durante el gobierno de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, una cultura en constante decadencia.
A lo largo de una lucha constante entre la vida y la muerte, Petronius critica la idea del emperador y pierde.
Desde un principio su actitud es un suicidio y así precisamente finaliza el patricio: “suicidándose entre los brazos de su amada Eunice”
Según Lucius Cassius Dio Cocceianus, al morir Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, exclamó:
"Que gran artista pierde el mundo"; de este modo, o algo por el estilo.
En la película este personaje no emitió ninguna exclamación parecida.
Durante la noche del 19 de julio de 64, estalló en Roma un incendio que devastó la ciudad.
El fuego se inició en el sureste del Circus Maximus, donde se localizaban unos puestos que vendían productos inflamables.
Según Publius (o Gaius) Cornelius Tacitus , el fuego se extendió rápidamente y duró cinco días.
Se destruyeron por completo cuatro de los catorce distritos de la ciudad y otros siete quedaron muy dañados.
El único historiador que describe el incendio de entre los que vivían en esa época, es Gayo Plinio Cecilio Segundo (Plinio el Viejo), mientras que los demás historiadores de la época Titus Flavius Josephus (Joseph ben Matityahu), Dio Chrysostom, Lucius Mestrius Plutarchus y Epictetus, no mencionan el acontecimiento en sus obras.
No está realmente claro cuál fue la causa del incendio, si fue un accidente o fue premeditado.
Gaius Suetonius Tranquillus y Lucius Cassius Dio Cocceianus defienden la teoría de que fue el propio Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus quien lo causó con el objetivo de reconstruir la ciudad a su gusto.
Publius (o Gaius) Cornelius Tacitus menciona que los cristianos se declararon culpables del delito, aunque no se sabe si esta confesión fue inducida bajo tortura.
Lo cierto es que los incendios accidentales fueron comunes en la Antigua Roma.
Bajo los reinados de Aulus Vitellius Germanicus Augustus y de Titus Flavius Caesar Vespasianus Augustus estallaron otros dos más.
Según Gaius Suetonius Tranquillus y Lucius Cassius Dio Cocceianus, mientras Roma ardía, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus estaba cantando el “Iliupersis” cuyo significado es "Sack of Ilium" (El saqueo de Ilión), era una poesía épica perdida de la literatura griega arcaica.
Esta obra pertenecía al ciclo troyano y relataba parte de la leyenda de la guerra de Troya.
Sin embargo, según Publius (o Gaius) Cornelius Tacitus, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus estaba en Antium, distante aproximadamente 42 km. de Roma, durante el incendio y, al tener noticias del mismo, viajó rápidamente a Roma para encargarse del desastre, utilizando su propio tesoro para entregar ayuda material.
Tras la catástrofe, abrió las puertas de su palacio a las personas que habían perdido su hogar y abrió un fondo para pagar alimentos que serían entregados entre los supervivientes.
A raíz del incendio, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus desarrolló un nuevo plan urbanístico dentro del cual proyectó la construcción de un nuevo palacio, conocido como la Domus Aurea, en unos terrenos que el fuego había despejado.
Para conseguir los fondos necesarios para la construcción del suntuoso complejo, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus aumentó los impuestos de las provincias imperiales.
Publius (o Gaius) Cornelius Tacitus relata que tras el incendio, la población buscó un chivo expiatorio para desatar su ira, y empezaron a circular rumores de que Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus era el responsable.
Para alejar de sí las culpas, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus acusó a los cristianos y ordenó que a algunos se les arrojara a los perros mientras que otros fueron quemados vivos y crucificados.
Tras varias luchas por el poder, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus había recuperado el control militar del Imperio, pero esto fue utilizado en su contra por sus enemigos en Roma.
En junio de 68, el Senado votó que Galba, gobernador de Hispania Tarraconense (Lucius Livius Ocella Servius Sulpicius Galba) fuera proclamado como emperador y este declaró enemigo público a Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus utilizando para ello a la Guardia Pretoriana, que había sido sobornada, y a su prefecto Gaius Nymphidius Sabinus, que ambicionaba convertirse en emperador.
Sin embargo, a pesar de haber huido, Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus se preparó para suicidarse con ayuda de su secretario Epafrodito, que lo apuñaló cuando un soldado romano se aproximaba.
Según Lucius Cassius Dio Cocceianus, las últimas palabras de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus demostraron su amor a las artes:
“¡Qué artista muere conmigo!”
A su muerte desapareció la Dinastía Julio-Claudia y el Imperio se sumió en una serie de guerras civiles conocidas como el Año de los cuatro emperadores:
Lucius Livius Ocella Servius Sulpicius Galba, Marcus Salvius Otho Caesar Augustus, Aulus Vitellius Germanicus Augustus y Titus Flavius Caesar Vespasianus Augustus.
La tradición cristiana ve a Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus como el primer perseguidor de los cristianos y como el asesino de Pedro y Pablo.
También existe la creencia de que Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus es el Anticristo.
La Ascensión de Isaías es el primer texto que sugiere que Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus es el Anticristo.
Las similitudes entre los dos son claras, ya que:
«Un rey sin ley, asesino de su madre, llegará a este mundo con todos los poderes, y todo el mundo accederá a lo que desee»
El concepto de Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus como el Anticristo es la creencia central sobre la que gira la escatología del preterismo.
Me pareció curiosa esa similitud Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus y Hitler durante la marcha militar del principio de la película; no sé si me traicionó el subconsciente, el gesto “Hail” (“ave”) lo emplearon las SS para saludar a Hitler, o si fue voluntaria.
Ahora, el preterismo es una variación de la escatología cristiana, sobre las "realidades últimas" profesadas por el cristianismo y por lo tanto sobre las esperanzas en las que se sostiene, que mantiene que algunas o todas las profecías Bíblicas concernientes a los Últimos Días o Tiempos Finales, se refieren a eventos que en realidad ocurrieron durante el primer siglo luego del nacimiento de Cristo.
El término preterismo viene del latín “praeter”, que significa "pasado".
Qvo Vadis tiene todo lo que se espera del 7º arte, entretenimiento, cultura, arte, acción, amor, épica, esperanza…
Los actores, en su sitio; la narración no decae; el espectáculo, garantizado; las expectativas, satisfechas…
Cine en estado puro.
La música, de Miklós Rózsa, aporta una partitura de 15 cortes, con un tema principal romántico (Love Theme).
Añade fanfarrias, marchas, danzas e himnos (“Himno de la fertilidad”, “Himno de las vestales”...), que se basan en una investigación de los sonidos romanos originales.
Sobresale por su dramatismo la música descriptiva del incendio de Roma.
Con esta partitura, Miklós Rózsa sienta las bases de lo que será la música de este nuevo tipo de cine.
Son tres los elementos básicos que el compositor utiliza para Qvo Vadis.
Por un lado tenemos el sinfonismo basado en el metal, que simboliza el esplendor de Roma.
En segundo lugar, representando a la fe, los coros, inspirados en antiguos himnos judíos.
Como anécdota en el apartado musical, cabe decir que el compositor decidió trasladarse a Roma para investigar, en textos antiguos y bajorrelieves, cómo eran los instrumentos de aquella época.
Construyó similares y compuso para ellos, ya que no quedan referentes reales de la música de la Roma Imperial.
Finalmente, en tercer lugar, música romántica que subraya la historia de amor entre Marco y Lygia.
Rózsa incluyó en su partitura melodías para danzas exóticas para ambientar los pantagruélicos banquetes.
El momento de Qvo Vadis:
La última cena de Petronius, dictando la que será su última misiva al emperador Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, donde le concede el permiso de asesinar, extorsionar y chantajear, pero le suplica que no torture más con sus cantos.
Concluyo:
En realidad dentro de la gran mayoría de los cristianos católicos hay mucha falta de compromiso empezando consigo mismos; de asumir el desarrollo integral como una vocación a ser auténticos, considerando nuestras realidades inmanentes, aquí y ahora, y trascendente:
“Llamados a vivir en comunión con Dios”
Pero los ciclos siempre se renuevan, y nuevas vidas y nuevas ilusiones seguirán caminando por el sendero de los tiempos: buenos y malos, pero cíclicos, desgraciadamente, nunca aprenderemos, de ahí que se sigue cuestionando:

“Qvo Vadis?"


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