Elizabeth: The Golden Age
“Two Faiths.
Two Empires.
Two Rulers”
El cine es un poderoso vehículo para aprender sobre los hechos históricos y sus grandes personajes, de manera divertida y práctica.
Aunque no puede ser muy profundo, compensa agregando drama y romance, lo que hace que el espectador se involucre más con el relato.
Hablar de rigor histórico en el cine suele tratarse más bien de una cuestión de relajación de las exigencias que de verdaderamente ceñirse a lo que los expertos afirman que sucedió en un momento concreto.
Elizabeth Tudor, hija bastarda de Anne Boleyn, (la famosa cortesana que llegó a Reina al encamarse con el Rey Henry VIII), recibió una estricta educación que la hizo generar una aversión hacia los hombres, representados en la figura de su cruel padre Henry, que mandó decapitar a su esposa Anne Boleyn, madre de Elizabeth I.
No llegó nunca al matrimonio.
Tal vez esta inseguridad y esta insatisfacción secular la convirtió en una mujer dura en sus relaciones humanas y sobre todo en las relaciones diplomáticas internacionales, en las que el poderío español la hizo sentirse constantemente amenazada, de ahí su política hostil y agresiva.
Resulta que en 1558 murió Mary I de Inglaterra, también conocida como Bloody Mary (Mary la Sanguinaria) Reina de Inglaterra e Irlanda, Reina consorte de España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, Duquesa consorte de Milán, Duquesa titular consorte de Borgoña y Soberana consorte de los Países Bajos, casada con Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda, Duque de Milán, Soberano de los Países Bajos y Conde de Borgoña.
La boda había tenido lugar en 1554, un año después del acceso al trono de Mary I de Escocia, llamada Mary Stuart denominada popularmente como Mary, Reina de los Escoceses.
Sin embargo, el Parlamento Británico se negó a coronar a Felipe rey con su esposa.
Después de la muerte de la Reina, Felipe II intentó persuadir a su hermana y sucesora, Elizabeth I de Inglaterra, de la conveniencia de estrechar los lazos de ambas naciones a través de un nuevo matrimonio.
No obstante, su ofrecimiento nunca fue aceptado.
Las circunstancias que atraviesa Inglaterra no pueden ser más complicadas.
Felipe II de España ambiciona devolver la corona inglesa al dominio católico y tiene montado un complot, con ayuda de los católicos ingleses, para destronar a Elizabeth (reina impía e hija ilegítima, que encima osó desairar su propuesta de matrimonio), y colocar en su lugar a la prima de la reina, Mary Stuart, fiel a la religión de Roma, quien fue luego juzgada, sentenciada a muerte por traición y ejecutada en la Torre de Londres.
Por otro lado, La Armada Invencible (Grande y Felicísima Armada) es un término de origen inglés, para referirse a la Empresa de Inglaterra de 1588 proyectada por el monarca español para destronar a Elizabeth I de Inglaterra durante la Guerra anglo-española de 1585-1604.
Felipe II dispuso la formación de una flota que llamó “Grande y Felicísima Armada” cuya misión era facilitar el traslado desde Flandes a los Tercios españoles, los cuales serían los encargados de invadir la isla.
Esta invasión no pretendía la anexión de las islas británicas al Imperio Español sino la expulsión de Elizabeth I del trono inglés, y respondía a la ejecución de Mary Tudor, a su política anti-española de piratería y de la Guerra de Flandes.
La Armada estaba compuesta de 127 barcos que partieron de España, y de ellos, 122 barcos penetraron en el Canal de la Mancha.
La armada española fracasó en su misión fundamentalmente a causa del mal estado del mar durante su travesía de retorno, los medios y la cartografía de la época.
Sin embargo la tradición, fuertemente arraigada en el mundo anglosajón y popularizada por él, sostiene que fue directamente la flota inglesa quién derrotó la armada de España en combate, incluso aniquilándola, pero hoy se conoce que se trataron de naufragios en su mayoría ocasionados por la meteorología, y que tres cuartas partes de las naves (87 barcos) de la gran armada regresaron finalmente a salvo a puertos españoles, aunque efectivamente se frustró su misión de transportar desde Flandes los tercios españoles para la invasión de Inglaterra.
En Inglaterra, La Armada Invencible, es considerada uno de los momentos más brillantes de su historia, representa la superioridad moral y militar de la nación, la victoria del protestantismo y el liberalismo frente al oscurantismo romano.
Por su parte, la época isabelina es un nombre que se da normalmente al periodo de la historia inglesa que abarca el reinado de Elizabeth I, desde 1558 hasta 1603, y hasta la muerte de Jacobo I en 1625.
En este periodo Inglaterra vivió una fase intensa de desarrollo económico y cultural.
La política religiosa de la reina Elizabeth I fue vista como la consolidación del anglicanismo y la subordinación de la iglesia al poder monárquico.
En este ámbito cobró vigor el “Book Of Common Prayer”, texto de oración oficial, e hizo traducir la Biblia de modo acorde con la iglesia anglicana.
Con el Acta de supremacía anuló el regreso del catolicismo querido por Mary Tudor y consolidó la iglesia anglicana.
Buscó un compromiso religioso que tendiera sobre todo a reforzar la autoridad del estado y al tiempo frenase la insubordinación social y política de los puritanos. Como resultado, en 1570 Elizabeth fue excomulgada por el papa Pío V.
Durante su reinado se reforzó la potencia de la flota militar y mercantil del país: gracias a la colaboración de corsarios como Sir Francis Drake, cartografió las colonias españolas, y acumuló grandes riquezas minando la hegemonía española, derrotando a la conocida como Armada Invencible en 1588.
En su honor se fundó en América del Norte una colonia: Virginia.
Y, finalmente, constituyó la Compañía Británica de las Indias Orientales.
El reinado de Elizabeth no sólo selló la aparición de Inglaterra como gran potencia en la escena europea, sino que estuvo caracterizado por un gran desarrollo cultural y civil, que ha pasado a la historia como "Época Isabelina" o “Era Dorada”.
Tal florecimiento se dio en la literatura y principalmente en el teatro, sobre todo con William Shakespeare, Christopher Marlowe, Ben Jonson, John Webster, John Ford y otros.
Gran desarrollo tuvo también la música (William Byrdito, John Bull) y la arquitectura, influida por la cultura renacentista italiana y de la flamenca.
“I, too, can command the wind, sir!
I have a hurricane in me that will strip Spain bare when you dare to try me!”
Elizabeth: The Golden Age es una película histórica del año 2007, ganadora de un Oscar al mejor diseño de vestuario y nominada como mejor actriz (Cate Blanchett) y secuela del filme Elizabeth.
Está protagonizada por una ENORME Cate Blanchett, Clive Owen, Geoffrey Rush, Tom Hollander, Abbie Cornish, Samantha Morton, Eddie Redmayne, Jordi Mollà, Adam Godley, Jazz Dhiman, Dave Legeno, Robert Cambrinus y Jeremy Barker, entre otros.
Está basada en los acontecimientos que tuvieron lugar durante el reinado de Elizabeth I de Inglaterra.
Elizabeth: The Golden Age está escrita por William Nicholson y Michael Hirst, producida por Working Title Films y dirigida por Shekhar Kapur.
La música fue compuesta por Craig Armstrong y A. R. Rahman.
Elizabeth: The Golden Age cuenta la historia de una época, la historia de la batalla que libró una mujer para huir del amor, aplastar a sus enemigos y reafirmar su posición como símbolo del mundo occidental.
El siguiente aspecto que se puede gozar de Elizabeth: The Golden Age es el lujo y la elegancia de lo que ocurre en la corte.
Todo lo que transcurre en palacio está rodado de forma muy bella, con interesantes movimientos de cámara, con un tremendo alarde de grúas, figurantes, decorados y vestuarios.
Curiosamente, el metraje no aborda ni la prosperidad económica, ni la fuerza militar, ni el esplendor artístico y social, eso hace que Elizabeth: The Golden Age tenga muchos puntos en contra, inclusive, no hace alarde de su título como película.
En donde Elizabeth: The Golden Age se eleva es en su núcleo central, en el enfrentamiento entre las contradicciones internas de una soberana condenada a la soledad por las obligaciones de su cargo, y que muy en el fondo de la parafernalia de la corte y sus intrigas sigue siendo una mujer de carne y hueso.
Es en ese contexto en el que Elizabeth: The Golden Age brilla en todo su esplendor, algo que se relaciona, una vez más, con la extraordinaria interpretación de una Cate Blanchett que vuelve a demostrar por qué es una de las mejores actrices de su generación, y que sabe dotar a su personaje de una madurez que le insufla una vida que le aleja del estereotipo o el mero disfraz.
Cate Blanchett vuelve a vestir el traje real de Elizabeth I y demuestra que el papel está hecho a su medida.
Su aire de majestuosidad desborda la pantalla y convierte al espectador en un súbdito más.
De ahí que todos los demás flotasen a su alrededor, como marionetas, y uno solo espera volver a ver a Blanchett en la pantalla.
Clive Owen, como el pirata Sir Walter Raleigh, brinda una actuación pusilánime y desastrosa: Elizabeth: The Golden Age se desconecta de sí misma cada vez que aparece este actor, tan mala su actuación en el entretejido amoroso y melodramático de la trama política.
En contraste con el excelente actor de carácter español Jordi Mollà personifica al príncipe heredero.
Sus intensos ojos transmiten el fervor de un hombre que se cree depositario de la verdad; pero su caminar raquítico traiciona la base endeble de su causa.
En Elizabeth: The Golden Age La "Reina Virgen", como se le conoce, debe enfrentar enemigos internos y foráneos.
Cualquier otro soberano hubiera tambaleado, pero Elizabeth es una mujer con un sentido político y estratégico excepcional, además de ser poseedora de un espíritu favorable a la libertad de culto y de pensamiento, inusual para la época.
A Elizabeth: The Golden Age le reconocemos el valor escenográfico como recurso de la narración histórica y su audacia conceptual al señalar el peligroso papel de la religión (la que sea) cuando es entendida como ideología, como visión totalizante de la vida, cuando la religión se convierte en un fin en sí mismo y en instrumento acrítico, del poder establecido.
Eso es lo más valioso de Elizabeth: The Golden Age y lo que lo salva de una calificación baja.
A destacar: la batalla de La Armada Invencible es realmente espectacular.
A pesar de… Elizabeth: The Golden Age ni profundiza en la psicología de la reina ni presenta la dinámica de las relaciones de poder entre las dos potencias (Inglaterra y España) que están en conflicto.
La historia no es lo que pasó sino aquello que los historiadores quieren que se recuerde.
La lucha por los recuerdos está supeditada a la influencia con que cada país es capaz de publicitar sus éxitos.
Y en esto el mundo anglosajón ha sido siempre hábil en hacer prevalecer una “Leyenda Negra” (que lleva ya casi cinco siglos de existencia) respecto a España y su historia como:
«Opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI y como opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada»
“Woman.
Warrior.
Queen”
Como en “Elizabeth”, algunos de los hechos y detalles históricos en Elizabeth: The Golden Age fueron cambiados por los guionistas para adecuarlos al argumento.
En relación a ello, la actriz principal, Cate Blanchett, comentó:
"Es terrible que se crezca con este montón de niños ignorantes, a quienes, de alguna manera, se les enseña que una película es un hecho cuando, de hecho, es sólo invención.
Afortunadamente, una película histórica inspira a algunas personas a leer sobre historia.
Pero, al final, es sólo un trabajo de historia y selección"
Todas las Academias de la Historia expresaron con unanimidad que Elizabeth: The Golden Age carecía del menor rigor histórico, excepto la británica.
Entre los cambios artísticos que se incluyen en la cinta cabe destacar los siguientes:
William Cecil, el 1er Barón de Burghley y uno de los más leales consejeros de la Reina, fue omitido en Elizabeth: The Golden Age.
Al igual que tampoco hay ninguna mención a Robert Dudley, Sir Robert Cecil, o Robert Devereux, todos los cuales fueron mucho más significativos al final del Reinado de Elizabeth I que Raleigh.
La reina Elizabeth I de Inglaterra se muestra en Elizabeth: The Golden Age como una persona tolerante con las creencias religiosas.
Sin embargo, en realidad, mientras que ordenó que no se persiguiera a los fieles católicos, no hizo lo mismo con sus sacerdotes los cuales podían ser colgados, arrastrados y descuartizados sólo por el hecho de ser lo que eran.
Algo que incluso fue codificado en varias leyes entre las cuales cabe mencionar la “Act against Jesuits, seminary priests and such other like disobedient persons” de 1585.
Cuando Sir Walter Raleigh entró en la corte isabelina, la soberana tenía cerca de 53 años, por lo que no podía ser tan fascinante como Cate Blanchett con sus 38 años.
Tampoco es posible, en consecuencia, que recibiera a numerosos pretendientes con el objeto de casarse y tener descendencia, tal y como se muestra al principio de Elizabeth: The Golden Age.
De hecho, Erik de Suecia anuló su propuesta matrimonial después de que su viaje a Inglaterra fuera interrumpido por la muerte de su padre en 1560, cuando Elizabeth sólo tenía 27 años de edad.
Por no mencionar que el mismo Erik falleció el año 1577, bastante antes de la fecha en la que nos sitúa Elizabeth: The Golden Age.
Algo que también aconteció a Iván el Terrible en 1585.
Y, por otro lado, Carlos II de Austria no era aún un adolescente en 1585 sino que ya tenía unos 45 años y era un hombre casado con once hijos a su cargo.
Estas escenas, en cambio, sí que tuvieron lugar al principio del Reinado de Elizabeth.
Raleigh se presenta ante la reina anunciando su descubrimiento de los territorios de Virginia y comenta haberlos bautizado con tal nombre en su honor. Efectivamente, ello sucedió en 1585, pero el ingreso de Raleigh en la corte inglesa fue un año más tarde.
Además Raleigh se presenta ante la reina con una ofrenda de patatas o papas (Solanum tuberosum), cuando en realidad fue Thomas Hariot hacia 1586 el que llevó ejemplares del tubérculo a Inglaterra.
Raleigh nunca partió al encuentro de la Armada Invencible, tal y como se hace creer en Elizabeth: The Golden Age.
El papel de Raleigh en la defensa contra la Armada española fue relativamente menor a la que se nos enseña.
En cambio, el que sí tuvo un papel esencial en la victoria inglesa y en cambio, prácticamente no se puede apreciar en Elizabeth: The Golden Age fue Sir Francis Drake, una de las figuras clave en la batalla.
La Armada española, en realidad, se dirigió al norte de Europa con el objetivo de apoyar a sus tropas estacionadas en Holanda y no para atacar directamente a Inglaterra como viene a sugerir Elizabeth: The Golden Age.
Por lo tanto, no es posible que la flota inglesa fuera torpedeada por la Armada tal y como da a entender Lord Howard en un momento culminante de Elizabeth: The Golden Age.
Howard, además, comenta:
“Estamos perdiendo demasiados buques”.
Sin embargo, en la práctica, ni un solo buque inglés fue perdido durante el conflicto.
La tormenta que destruyó la flota española los sorprendió en la costa oeste de Irlanda cuando estaban intentando volver a sus puertos de origen.
Por otro lado, Felipe II tuvo tres hijas: Elizabeth Clara Eugenia y Catalina Micaela (nacidas respectivamente el 1566 y el 1567), y Mary, quien nació en 1580 pero murió a los tres años de edad.
Por lo tanto, la princesa que sale en Elizabeth: The Golden Age no puede ser otra que Elizabeth Clara Eugenia aunque, en aquella época, ella no era una adolescente sino ya una veinteañera.
Felipe II, como se percibe en los retratos de Tiziano, tenía los ojos castaños y el pelo rubio.
En cambio, el actor que lo interpreta, Jordi Mollà, tiene los ojos claros y el pelo castaño.
Además fue un monarca caracterizado por la prudencia y nunca dio muestras de debilidad o derrota.
Se muestra al monarca español como un ser fanático, despótico, criminal, imperialista y genocida, en la línea de la historiografía inglesa.
Por otro lado, muy curioso, en una escena inicial de Elizabeth: The Golden Age se entrevé un ejemplar de West Highland White Terrier, raza canina introducida en Europa hacia el año 1870, siendo cerca de tres siglos más tarde de los eventos narrados en la historia.
El retrato de Iván el Terrible que se muestra a la reina al principio de Elizabeth: The Golden Age, fue de hecho pintado por Víktor Vasnetsov en 1897.
Sir Francis Walsingham sólo era un año mayor que la Reina, por lo que no es posible que hubiera la diferencia de edad que hay entre Cate Blanchett y Geoffrey Rush.
Tampoco es posible que descubriera el complot para matar a la Reina gracias su hermano, William Walsingham, ya que, en la vida real, William nunca existió.
Elizabeth: The Golden Age muestra una impresionante escena en la que se ve a la Reina guiando a sus tropas en Tilbury sentada a horcajadas encima de un corcel blanco y llevando armadura y espada.
Históricamente, sin embargo, la imagen dada por la Reina fue poco menos que agraciada y mucho menos la imagen de Reina guerrera que se observa en Elizabeth: The Golden Age ya que, a la hora de la verdad, Elizabeth I sólo montó a sentadillas llevando un garrote.
Ella misma lo comentó en su discurso a las tropas de Tilbury utilizando, probablemente, una de sus frases más célebres:
“Sé que tengo el cuerpo de una débil y enclenque mujer, pero tengo el corazón y el estómago de un rey”
Una frase que, por cierto, se omite en la ficción.
Asimismo, Elizabeth: The Golden Age muestra a los representantes españoles y otros miembros de la Corte llevando espadas durante sus audiencias con Elizabeth.
No obstante, debido a los numerosos intentos de asesinato a los que tuvo que hacer frente, sólo los miembros de la Guardia Real tenían permitido llevarlas cerca de ella.
Los retratos contemporáneos de Elizabeth I son testimonio de que la Reina había heredado los ojos color ámbar de su madre.
No obstante, debido a cierta sensibilidad visual de Cate Blanchett, que no le permitió utilizar lentes de color, el personaje de Elizabeth acaba teniendo los ojos azules ya que éstos son los ojos naturales de la actriz.
En el inicio de Elizabeth: The Golden Age, Elizabeth y sus acompañantes cruzan el Puente de los Suspiros del St John's College, de Cambridge, el cual, en realidad, no fue construido hasta 1831.
En la cinta, Anthony Babington se encara a Elizabeth en el altar de la Antigua Catedral de San Pablo con un arma de fuego llena de pólvora, aunque no la llegó a disparar.
El verdadero complot Babington contra la Reina, sin embargo, fue desmantelado mientras era planeado.
El embarazo de Bess Throckmorton, el cual condujo a una boda secreta con Sir Walter Raleigh y el nacimiento de su hijo Damerei, en realidad ocurrió el verano de 1591, tres años después de la Armada invencible, no inmediatamente antes.
Poco después de su nacimiento, el bebé fue puesto al cargo de una ama de crianza quien no pudo impedir su fallecimiento después de eso.
Por último cabe señalar que Mary de Escocia fue, desde luego, proclamada reina, descendiente de la realeza francesa y escocesa y madre de Jacobo VI de Escocia (posteriormente conocido también como Jacobo I de Inglaterra), como prima real de la Reina Elizabeth (ambas descendían de Henry VII) Mary, en la práctica, tenía un derecho legítimo al trono inglés, convirtiéndose en un auténtico desafío para Elizabeth ya que contaba con el apoyo de un importante grupo de ingleses católicos.
Elizabeth: The Golden Age puede que no sea un título adecuado para proyectarlo en una clase de Historia; pero es, desde luego, un eficaz artefacto narrativo en el que se nos relata la lucha interior de una mujer a la que en ocasiones la corona pesa de manera insoportable.
Queda en manos del espectador decidir a qué carta prefiere quedarse, y cuáles son sus principales intereses.
“Fear creates fear.
I am not ignorant of the dangers, sir.
But I will not punish my people for their beliefs.
Only for their deeds.
I am assured that the people of England love their Queen.
My constant endeavor is to earn that love”
Two Empires.
Two Rulers”
El cine es un poderoso vehículo para aprender sobre los hechos históricos y sus grandes personajes, de manera divertida y práctica.
Aunque no puede ser muy profundo, compensa agregando drama y romance, lo que hace que el espectador se involucre más con el relato.
Hablar de rigor histórico en el cine suele tratarse más bien de una cuestión de relajación de las exigencias que de verdaderamente ceñirse a lo que los expertos afirman que sucedió en un momento concreto.
Elizabeth Tudor, hija bastarda de Anne Boleyn, (la famosa cortesana que llegó a Reina al encamarse con el Rey Henry VIII), recibió una estricta educación que la hizo generar una aversión hacia los hombres, representados en la figura de su cruel padre Henry, que mandó decapitar a su esposa Anne Boleyn, madre de Elizabeth I.
No llegó nunca al matrimonio.
Tal vez esta inseguridad y esta insatisfacción secular la convirtió en una mujer dura en sus relaciones humanas y sobre todo en las relaciones diplomáticas internacionales, en las que el poderío español la hizo sentirse constantemente amenazada, de ahí su política hostil y agresiva.
Resulta que en 1558 murió Mary I de Inglaterra, también conocida como Bloody Mary (Mary la Sanguinaria) Reina de Inglaterra e Irlanda, Reina consorte de España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, Duquesa consorte de Milán, Duquesa titular consorte de Borgoña y Soberana consorte de los Países Bajos, casada con Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda, Duque de Milán, Soberano de los Países Bajos y Conde de Borgoña.
La boda había tenido lugar en 1554, un año después del acceso al trono de Mary I de Escocia, llamada Mary Stuart denominada popularmente como Mary, Reina de los Escoceses.
Sin embargo, el Parlamento Británico se negó a coronar a Felipe rey con su esposa.
Después de la muerte de la Reina, Felipe II intentó persuadir a su hermana y sucesora, Elizabeth I de Inglaterra, de la conveniencia de estrechar los lazos de ambas naciones a través de un nuevo matrimonio.
No obstante, su ofrecimiento nunca fue aceptado.
Las circunstancias que atraviesa Inglaterra no pueden ser más complicadas.
Felipe II de España ambiciona devolver la corona inglesa al dominio católico y tiene montado un complot, con ayuda de los católicos ingleses, para destronar a Elizabeth (reina impía e hija ilegítima, que encima osó desairar su propuesta de matrimonio), y colocar en su lugar a la prima de la reina, Mary Stuart, fiel a la religión de Roma, quien fue luego juzgada, sentenciada a muerte por traición y ejecutada en la Torre de Londres.
Por otro lado, La Armada Invencible (Grande y Felicísima Armada) es un término de origen inglés, para referirse a la Empresa de Inglaterra de 1588 proyectada por el monarca español para destronar a Elizabeth I de Inglaterra durante la Guerra anglo-española de 1585-1604.
Felipe II dispuso la formación de una flota que llamó “Grande y Felicísima Armada” cuya misión era facilitar el traslado desde Flandes a los Tercios españoles, los cuales serían los encargados de invadir la isla.
Esta invasión no pretendía la anexión de las islas británicas al Imperio Español sino la expulsión de Elizabeth I del trono inglés, y respondía a la ejecución de Mary Tudor, a su política anti-española de piratería y de la Guerra de Flandes.
La Armada estaba compuesta de 127 barcos que partieron de España, y de ellos, 122 barcos penetraron en el Canal de la Mancha.
La armada española fracasó en su misión fundamentalmente a causa del mal estado del mar durante su travesía de retorno, los medios y la cartografía de la época.
Sin embargo la tradición, fuertemente arraigada en el mundo anglosajón y popularizada por él, sostiene que fue directamente la flota inglesa quién derrotó la armada de España en combate, incluso aniquilándola, pero hoy se conoce que se trataron de naufragios en su mayoría ocasionados por la meteorología, y que tres cuartas partes de las naves (87 barcos) de la gran armada regresaron finalmente a salvo a puertos españoles, aunque efectivamente se frustró su misión de transportar desde Flandes los tercios españoles para la invasión de Inglaterra.
En Inglaterra, La Armada Invencible, es considerada uno de los momentos más brillantes de su historia, representa la superioridad moral y militar de la nación, la victoria del protestantismo y el liberalismo frente al oscurantismo romano.
Por su parte, la época isabelina es un nombre que se da normalmente al periodo de la historia inglesa que abarca el reinado de Elizabeth I, desde 1558 hasta 1603, y hasta la muerte de Jacobo I en 1625.
En este periodo Inglaterra vivió una fase intensa de desarrollo económico y cultural.
La política religiosa de la reina Elizabeth I fue vista como la consolidación del anglicanismo y la subordinación de la iglesia al poder monárquico.
En este ámbito cobró vigor el “Book Of Common Prayer”, texto de oración oficial, e hizo traducir la Biblia de modo acorde con la iglesia anglicana.
Con el Acta de supremacía anuló el regreso del catolicismo querido por Mary Tudor y consolidó la iglesia anglicana.
Buscó un compromiso religioso que tendiera sobre todo a reforzar la autoridad del estado y al tiempo frenase la insubordinación social y política de los puritanos. Como resultado, en 1570 Elizabeth fue excomulgada por el papa Pío V.
Durante su reinado se reforzó la potencia de la flota militar y mercantil del país: gracias a la colaboración de corsarios como Sir Francis Drake, cartografió las colonias españolas, y acumuló grandes riquezas minando la hegemonía española, derrotando a la conocida como Armada Invencible en 1588.
En su honor se fundó en América del Norte una colonia: Virginia.
Y, finalmente, constituyó la Compañía Británica de las Indias Orientales.
El reinado de Elizabeth no sólo selló la aparición de Inglaterra como gran potencia en la escena europea, sino que estuvo caracterizado por un gran desarrollo cultural y civil, que ha pasado a la historia como "Época Isabelina" o “Era Dorada”.
Tal florecimiento se dio en la literatura y principalmente en el teatro, sobre todo con William Shakespeare, Christopher Marlowe, Ben Jonson, John Webster, John Ford y otros.
Gran desarrollo tuvo también la música (William Byrdito, John Bull) y la arquitectura, influida por la cultura renacentista italiana y de la flamenca.
“I, too, can command the wind, sir!
I have a hurricane in me that will strip Spain bare when you dare to try me!”
Elizabeth: The Golden Age es una película histórica del año 2007, ganadora de un Oscar al mejor diseño de vestuario y nominada como mejor actriz (Cate Blanchett) y secuela del filme Elizabeth.
Está protagonizada por una ENORME Cate Blanchett, Clive Owen, Geoffrey Rush, Tom Hollander, Abbie Cornish, Samantha Morton, Eddie Redmayne, Jordi Mollà, Adam Godley, Jazz Dhiman, Dave Legeno, Robert Cambrinus y Jeremy Barker, entre otros.
Está basada en los acontecimientos que tuvieron lugar durante el reinado de Elizabeth I de Inglaterra.
Elizabeth: The Golden Age está escrita por William Nicholson y Michael Hirst, producida por Working Title Films y dirigida por Shekhar Kapur.
La música fue compuesta por Craig Armstrong y A. R. Rahman.
Elizabeth: The Golden Age cuenta la historia de una época, la historia de la batalla que libró una mujer para huir del amor, aplastar a sus enemigos y reafirmar su posición como símbolo del mundo occidental.
El siguiente aspecto que se puede gozar de Elizabeth: The Golden Age es el lujo y la elegancia de lo que ocurre en la corte.
Todo lo que transcurre en palacio está rodado de forma muy bella, con interesantes movimientos de cámara, con un tremendo alarde de grúas, figurantes, decorados y vestuarios.
Curiosamente, el metraje no aborda ni la prosperidad económica, ni la fuerza militar, ni el esplendor artístico y social, eso hace que Elizabeth: The Golden Age tenga muchos puntos en contra, inclusive, no hace alarde de su título como película.
En donde Elizabeth: The Golden Age se eleva es en su núcleo central, en el enfrentamiento entre las contradicciones internas de una soberana condenada a la soledad por las obligaciones de su cargo, y que muy en el fondo de la parafernalia de la corte y sus intrigas sigue siendo una mujer de carne y hueso.
Es en ese contexto en el que Elizabeth: The Golden Age brilla en todo su esplendor, algo que se relaciona, una vez más, con la extraordinaria interpretación de una Cate Blanchett que vuelve a demostrar por qué es una de las mejores actrices de su generación, y que sabe dotar a su personaje de una madurez que le insufla una vida que le aleja del estereotipo o el mero disfraz.
Cate Blanchett vuelve a vestir el traje real de Elizabeth I y demuestra que el papel está hecho a su medida.
Su aire de majestuosidad desborda la pantalla y convierte al espectador en un súbdito más.
De ahí que todos los demás flotasen a su alrededor, como marionetas, y uno solo espera volver a ver a Blanchett en la pantalla.
Clive Owen, como el pirata Sir Walter Raleigh, brinda una actuación pusilánime y desastrosa: Elizabeth: The Golden Age se desconecta de sí misma cada vez que aparece este actor, tan mala su actuación en el entretejido amoroso y melodramático de la trama política.
En contraste con el excelente actor de carácter español Jordi Mollà personifica al príncipe heredero.
Sus intensos ojos transmiten el fervor de un hombre que se cree depositario de la verdad; pero su caminar raquítico traiciona la base endeble de su causa.
En Elizabeth: The Golden Age La "Reina Virgen", como se le conoce, debe enfrentar enemigos internos y foráneos.
Cualquier otro soberano hubiera tambaleado, pero Elizabeth es una mujer con un sentido político y estratégico excepcional, además de ser poseedora de un espíritu favorable a la libertad de culto y de pensamiento, inusual para la época.
A Elizabeth: The Golden Age le reconocemos el valor escenográfico como recurso de la narración histórica y su audacia conceptual al señalar el peligroso papel de la religión (la que sea) cuando es entendida como ideología, como visión totalizante de la vida, cuando la religión se convierte en un fin en sí mismo y en instrumento acrítico, del poder establecido.
Eso es lo más valioso de Elizabeth: The Golden Age y lo que lo salva de una calificación baja.
A destacar: la batalla de La Armada Invencible es realmente espectacular.
A pesar de… Elizabeth: The Golden Age ni profundiza en la psicología de la reina ni presenta la dinámica de las relaciones de poder entre las dos potencias (Inglaterra y España) que están en conflicto.
La historia no es lo que pasó sino aquello que los historiadores quieren que se recuerde.
La lucha por los recuerdos está supeditada a la influencia con que cada país es capaz de publicitar sus éxitos.
Y en esto el mundo anglosajón ha sido siempre hábil en hacer prevalecer una “Leyenda Negra” (que lleva ya casi cinco siglos de existencia) respecto a España y su historia como:
«Opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI y como opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada»
“Woman.
Warrior.
Queen”
Como en “Elizabeth”, algunos de los hechos y detalles históricos en Elizabeth: The Golden Age fueron cambiados por los guionistas para adecuarlos al argumento.
En relación a ello, la actriz principal, Cate Blanchett, comentó:
"Es terrible que se crezca con este montón de niños ignorantes, a quienes, de alguna manera, se les enseña que una película es un hecho cuando, de hecho, es sólo invención.
Afortunadamente, una película histórica inspira a algunas personas a leer sobre historia.
Pero, al final, es sólo un trabajo de historia y selección"
Todas las Academias de la Historia expresaron con unanimidad que Elizabeth: The Golden Age carecía del menor rigor histórico, excepto la británica.
Entre los cambios artísticos que se incluyen en la cinta cabe destacar los siguientes:
William Cecil, el 1er Barón de Burghley y uno de los más leales consejeros de la Reina, fue omitido en Elizabeth: The Golden Age.
Al igual que tampoco hay ninguna mención a Robert Dudley, Sir Robert Cecil, o Robert Devereux, todos los cuales fueron mucho más significativos al final del Reinado de Elizabeth I que Raleigh.
La reina Elizabeth I de Inglaterra se muestra en Elizabeth: The Golden Age como una persona tolerante con las creencias religiosas.
Sin embargo, en realidad, mientras que ordenó que no se persiguiera a los fieles católicos, no hizo lo mismo con sus sacerdotes los cuales podían ser colgados, arrastrados y descuartizados sólo por el hecho de ser lo que eran.
Algo que incluso fue codificado en varias leyes entre las cuales cabe mencionar la “Act against Jesuits, seminary priests and such other like disobedient persons” de 1585.
Cuando Sir Walter Raleigh entró en la corte isabelina, la soberana tenía cerca de 53 años, por lo que no podía ser tan fascinante como Cate Blanchett con sus 38 años.
Tampoco es posible, en consecuencia, que recibiera a numerosos pretendientes con el objeto de casarse y tener descendencia, tal y como se muestra al principio de Elizabeth: The Golden Age.
De hecho, Erik de Suecia anuló su propuesta matrimonial después de que su viaje a Inglaterra fuera interrumpido por la muerte de su padre en 1560, cuando Elizabeth sólo tenía 27 años de edad.
Por no mencionar que el mismo Erik falleció el año 1577, bastante antes de la fecha en la que nos sitúa Elizabeth: The Golden Age.
Algo que también aconteció a Iván el Terrible en 1585.
Y, por otro lado, Carlos II de Austria no era aún un adolescente en 1585 sino que ya tenía unos 45 años y era un hombre casado con once hijos a su cargo.
Estas escenas, en cambio, sí que tuvieron lugar al principio del Reinado de Elizabeth.
Raleigh se presenta ante la reina anunciando su descubrimiento de los territorios de Virginia y comenta haberlos bautizado con tal nombre en su honor. Efectivamente, ello sucedió en 1585, pero el ingreso de Raleigh en la corte inglesa fue un año más tarde.
Además Raleigh se presenta ante la reina con una ofrenda de patatas o papas (Solanum tuberosum), cuando en realidad fue Thomas Hariot hacia 1586 el que llevó ejemplares del tubérculo a Inglaterra.
Raleigh nunca partió al encuentro de la Armada Invencible, tal y como se hace creer en Elizabeth: The Golden Age.
El papel de Raleigh en la defensa contra la Armada española fue relativamente menor a la que se nos enseña.
En cambio, el que sí tuvo un papel esencial en la victoria inglesa y en cambio, prácticamente no se puede apreciar en Elizabeth: The Golden Age fue Sir Francis Drake, una de las figuras clave en la batalla.
La Armada española, en realidad, se dirigió al norte de Europa con el objetivo de apoyar a sus tropas estacionadas en Holanda y no para atacar directamente a Inglaterra como viene a sugerir Elizabeth: The Golden Age.
Por lo tanto, no es posible que la flota inglesa fuera torpedeada por la Armada tal y como da a entender Lord Howard en un momento culminante de Elizabeth: The Golden Age.
Howard, además, comenta:
“Estamos perdiendo demasiados buques”.
Sin embargo, en la práctica, ni un solo buque inglés fue perdido durante el conflicto.
La tormenta que destruyó la flota española los sorprendió en la costa oeste de Irlanda cuando estaban intentando volver a sus puertos de origen.
Por otro lado, Felipe II tuvo tres hijas: Elizabeth Clara Eugenia y Catalina Micaela (nacidas respectivamente el 1566 y el 1567), y Mary, quien nació en 1580 pero murió a los tres años de edad.
Por lo tanto, la princesa que sale en Elizabeth: The Golden Age no puede ser otra que Elizabeth Clara Eugenia aunque, en aquella época, ella no era una adolescente sino ya una veinteañera.
Felipe II, como se percibe en los retratos de Tiziano, tenía los ojos castaños y el pelo rubio.
En cambio, el actor que lo interpreta, Jordi Mollà, tiene los ojos claros y el pelo castaño.
Además fue un monarca caracterizado por la prudencia y nunca dio muestras de debilidad o derrota.
Se muestra al monarca español como un ser fanático, despótico, criminal, imperialista y genocida, en la línea de la historiografía inglesa.
Por otro lado, muy curioso, en una escena inicial de Elizabeth: The Golden Age se entrevé un ejemplar de West Highland White Terrier, raza canina introducida en Europa hacia el año 1870, siendo cerca de tres siglos más tarde de los eventos narrados en la historia.
El retrato de Iván el Terrible que se muestra a la reina al principio de Elizabeth: The Golden Age, fue de hecho pintado por Víktor Vasnetsov en 1897.
Sir Francis Walsingham sólo era un año mayor que la Reina, por lo que no es posible que hubiera la diferencia de edad que hay entre Cate Blanchett y Geoffrey Rush.
Tampoco es posible que descubriera el complot para matar a la Reina gracias su hermano, William Walsingham, ya que, en la vida real, William nunca existió.
Elizabeth: The Golden Age muestra una impresionante escena en la que se ve a la Reina guiando a sus tropas en Tilbury sentada a horcajadas encima de un corcel blanco y llevando armadura y espada.
Históricamente, sin embargo, la imagen dada por la Reina fue poco menos que agraciada y mucho menos la imagen de Reina guerrera que se observa en Elizabeth: The Golden Age ya que, a la hora de la verdad, Elizabeth I sólo montó a sentadillas llevando un garrote.
Ella misma lo comentó en su discurso a las tropas de Tilbury utilizando, probablemente, una de sus frases más célebres:
“Sé que tengo el cuerpo de una débil y enclenque mujer, pero tengo el corazón y el estómago de un rey”
Una frase que, por cierto, se omite en la ficción.
Asimismo, Elizabeth: The Golden Age muestra a los representantes españoles y otros miembros de la Corte llevando espadas durante sus audiencias con Elizabeth.
No obstante, debido a los numerosos intentos de asesinato a los que tuvo que hacer frente, sólo los miembros de la Guardia Real tenían permitido llevarlas cerca de ella.
Los retratos contemporáneos de Elizabeth I son testimonio de que la Reina había heredado los ojos color ámbar de su madre.
No obstante, debido a cierta sensibilidad visual de Cate Blanchett, que no le permitió utilizar lentes de color, el personaje de Elizabeth acaba teniendo los ojos azules ya que éstos son los ojos naturales de la actriz.
En el inicio de Elizabeth: The Golden Age, Elizabeth y sus acompañantes cruzan el Puente de los Suspiros del St John's College, de Cambridge, el cual, en realidad, no fue construido hasta 1831.
En la cinta, Anthony Babington se encara a Elizabeth en el altar de la Antigua Catedral de San Pablo con un arma de fuego llena de pólvora, aunque no la llegó a disparar.
El verdadero complot Babington contra la Reina, sin embargo, fue desmantelado mientras era planeado.
El embarazo de Bess Throckmorton, el cual condujo a una boda secreta con Sir Walter Raleigh y el nacimiento de su hijo Damerei, en realidad ocurrió el verano de 1591, tres años después de la Armada invencible, no inmediatamente antes.
Poco después de su nacimiento, el bebé fue puesto al cargo de una ama de crianza quien no pudo impedir su fallecimiento después de eso.
Por último cabe señalar que Mary de Escocia fue, desde luego, proclamada reina, descendiente de la realeza francesa y escocesa y madre de Jacobo VI de Escocia (posteriormente conocido también como Jacobo I de Inglaterra), como prima real de la Reina Elizabeth (ambas descendían de Henry VII) Mary, en la práctica, tenía un derecho legítimo al trono inglés, convirtiéndose en un auténtico desafío para Elizabeth ya que contaba con el apoyo de un importante grupo de ingleses católicos.
Elizabeth: The Golden Age puede que no sea un título adecuado para proyectarlo en una clase de Historia; pero es, desde luego, un eficaz artefacto narrativo en el que se nos relata la lucha interior de una mujer a la que en ocasiones la corona pesa de manera insoportable.
Queda en manos del espectador decidir a qué carta prefiere quedarse, y cuáles son sus principales intereses.
“Fear creates fear.
I am not ignorant of the dangers, sir.
But I will not punish my people for their beliefs.
Only for their deeds.
I am assured that the people of England love their Queen.
My constant endeavor is to earn that love”
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