Transformers: Dark Of The Moon
“You cannot believe what we're seeing...”
A mí me cansa siempre oír lo de que no hay dos sin tres, porque nunca es plenamente satisfactorio y lo que iba para una simpática aventura de verano ha resultados ser definitivamente el aburrimiento moral y físico.
Técnicamente estas películas son grandiosas, eso nadie lo pone en duda, pero aparte de mucho ordenador y mucho marketing parece un simple proyecto de fin de carrera.
Desgraciadamente la franquicia ha caído en la evolución del mal.
Lo que ayer era insuperable hoy es un entrenamiento.
Y eso me deja un poco inquieto.
La serie original Transformers tenía algo que no tiene esta franquicia.
La franquicia ha decaído, espero que esta sea la última y que se quede ahí, en el lado oscuro de la luna.
Bueno, antes que muchos de los que lean este blog y se pregunten entonces:
¿Por qué analizo Transformers: Dark Of The Moon?
Primero, permítanme unos minutos para rasgarme yo mismo mis propias vestiduras…
Ahora que me encuentro desnudo, debo confesar que no analicé la primera entrega de Transformers porque pensé que no acabaría, quedaba mucho cabo suelto y como era de esperar, una horripilante secuela se vino, algo espantosamente común y ordinario en estos días, sacar el máximo dinero de los hambrientos espectadores, deseosos unos de películas inteligentes y darle a otros, ganado descerebrado, lo que quieren.
Pues espere y esperé hasta esta ocasión donde el dinero producido por Transformers: Dark Of The Moon me obligó a verla y bueno, ver y analizar que podía rescatar.
Transformers: Dark Of The Moon es una película norteamericana de acción y ciencia ficción del año 2011, dirigida por Michael Bay y producida por Steven Spielberg.
Es la secuela de Transformers y Transformers: Revenge Of The Fallen y la última, amén, cinta de la trilogía de imagen real Transformers.
Está protagonizada por Shia LaBeouf, Rosie Huntington-Whiteley, John Malkovich, Josh Duhamel, Patrick Dempsey, John Turturro, Frances McDormand, Ken Jeong, Peter Cullen, Tyrese Gibson, Kevin Dunn, Alan Tudyk, Lester Speight y Leonard Nimoy entre chatarras.
Su director, Michael Bay, afirmó que ésta sería su última película de la franquicia y el final de esta trilogía dirigida por él.
Aunque el mismo aseguró que la saga podría ser continuada o reiniciada por cualquier director.
Veamos algunos personajes, primero los humanos:
Shia LaBeouf como Sam Witwicky:
Es el personaje humano principal y amigo de los Autobots.
Pareciera que Sam poseyera un don para nunca salir herido y mucho menos quebrado al menos un dedo de la falange, me resulto un papel harto visto en muchas muchísimas películas y que acá llega al colmo del paroxismo.
Sam, a pesar de haber salvado al mundo por dos veces, no encuentra un trabajo que le vaya a medida.
Su medalla de honor del Congreso de los Estados Unidos solo le ha servido para ligarse a la Rosie Huntington-Whiteley, con lo que ya podría darse por satisfecho.
Rosie Huntington-Whiteley como Carly Spencer:
Es el nuevo interés amoroso de Sam, cuyo personaje estaba en la original serie animada de 1984.
Acá es el personaje florero principal, obligatorio para la trama romántica y besucona, el por qué de tanta lucha y la razón obligada cuan Código Hayes seria en otros años, de exigir una actriz femenina que resulta patética.
Originalmente estaba planeado que Megan Fox continuara con su papel de Mikaela Banes, pero luego de que la actriz comparara la ética laboral de Bay con Adolfo Hitler, Spielberg la despidió.
Acá, la sustituta Huntington-Whiteley es la nueva muñeca hinchable de Michael Bay, siendo justos no creo que realice una peor o mejor interpretación que su antecesora, y eso que era una interpretación mala malísima, simplemente sigue en la misma línea, de chica florero por excelencia multiplicada por diez, que nos muestra unos cuantos modelitos y hace pucheros a lo Angelina Jolie durante sus escenas.
Curiosamente, la chica lleva zapatos de tacón en toda la película, pero en varias escenas, cuando corre sobretodo lleva zapatos planos, un gran error para una película de esas características, ¿no?, si pueden ver alrededor de toda Transformers: Dark Of The Moon la rubia novia de Sam nunca se le ensucia el traje siempre limpio en cambio Sam llega lo mas asqueroso posible.
Josh Duhamel como el Teniente Coronel William Lennox, el líder de NEST, el cual repite su papel al igual que Tyrese Gibson como Robert Epps como meros rellenos.
John Turturro como Agente Seymour Simmons es el personaje cómico e irónico típico de este tipo de películas que formulan de tal manera que una vez presentados los personajes en los primeros 30 minutos de metraje ya se sabe la línea y discurso que toman.
Patrick Dempsey como Dylan Gould es el Jefe de Carly, es el único villano “orgánico” de la trama a la altura de los demás insoportables.
Kevin Dunn es Ron "Sparklug" Witwicky padre de Sam y Julie White es Judy Witwicky madre de Sam, ambos son los padres que no se dan a respetar por ese histérico hijo y que para peor viven una vida de excesos que no les llena, eso lo vemos en el discurso dentro del bus.
Siendo el hombre que es Ron se pudo divorciar de una mujer tan dominante como Judy, y Judy ser feliz con tanto dinero que tenia, pero aun así están juntos tal vez por masoquismo, pero fallidos como padres.
Alan Tudyk como Dutch es el asistente del agente Simmons, es el único personaje que rescato junto con John Malkovich como Bruce Brazos, el primer jefe de Sam y a la ganadora del Oscar Frances McDormand como la perra perrísima SEÑORA Charlotte Mearing, Directora de Inteligencia Nacional.
Y por último el súper celebre Ken Jeong como Jerry Wang, el personaje más simpático sin caer en el ridículo, de toda Transformers: Dark Of The Moon.
Pero en general las interpretaciones son flojas, y eso que Transformers: Dark Of The Moon tiene actores de primer nivel como los últimos mencionados.
El lado humano sigue siendo el eslabón débil en Transformers: Dark Of The Moon, y es por esta razón que se puede ver a los graciosos, pero caricaturescos personajes en situaciones que aunque pueden hacer reír, realmente no terminan de cuadrar con el tono de los acontecimientos en el cual no debería haber espacio para la comedia.
Curiosamente, cuando caen por los cristales y los rompen para entrar en el edificio tropiezan con el suelo... que está en la misma dirección paralelo a los cristales!!!?
¿Alguien ha visto un edificio así?
El suelo está en perpendicular a la pared exterior, además, ninguno sale herido de esa escena???
Por otra parte, "los hombres cohetes voladores" mucho más rápidos que los Decepticons que a full gas, con armas de fina puntería… no aciertan???
¿Es normal que un humano aguante un golpe de un Decepticon y después de recibirlo además siga corriendo como si nada?
De los Autobots solo diré que ninguno cuando se transforman en autos, ninguno y repito ninguno, aparece con el vidrio roto o golpeado o averiado, eso es un golpe terrible para el espectador exigente e inteligente que va al cine para entretenerse de manera coherente.
Por cierto, no deberían tener al menos un Autobot ambulancia aunque sea florero, y supondría, si lo pusiesen, seria femenino????
Increíble que algunos hayan desarrollado cabello y que hasta sangre?!
Porque en ocasiones cuando los golpeaban les salía por la boca y no por las partes donde algunos miembros eran arrancados.
Sobre los Decepticons, bueno, una lástima que por ser tan avanzados no se logre ver el detalle de su anatomía, considero que se pierde lo que podría hacer valer mucho a Transformers: Dark Of The Moon, además, me parece muy pero muy irreal que un pequeño Mercedes SLS AMG se convierta en un gigantesco monstruo mecánico con armas de alto poder.
Por otro lado, eso de ver Transformers alados con algo parecido a plumas, o ver a Megatron cansado caminando por lo que parece ser un desierto luchado para abrirse paso contra el viento vistiendo una túnica como árabe me resulto insoportable.
Se supone, que los Autobots, al igual que algunos Decepticons, llegan a la tierra con su forma de robot, solo robot, y luego adaptan forma de vehículo.
Pero Sentinel Prime, ya estaba en forma de vehículo, ya estaba con la forma de un camión de bomberos…
La incongruencia más grande de la historia de los Transformers, es que si vienen de Cibertron, un planeta muy avanzado en tecnología, por qué la forma de transformarse es en un automóvil?
Sobre todo en un automóvil de época...
No tiene sentido, solo en la mente de los juguetes para niños.
¿¿Que la magia??...
Bueno la magia es hacer creíble lo increíble y acá no sucede, no hay magia.
Ni hablar de la presentación, que mezcla ciencia ficción con un hecho histórico, es algo poco original, recurso fácil y nada más que introductorio, después se pierde y se olvida de su rigor.
Michael Bay no se arriesga, nos deja una trama pobre y únicamente un espectáculo pirotécnico y ruidoso, no por eso es malo, pero se propone mucho detallismo en los diseños de los robots que hacen que su apariencia estética esté muy sobrecargada de adornos, los cuales nunca pueden ser disfrutados por el espectador debido a la rapidez y al vertiginoso ritmo narrativo con que se intentan exponer tantas florituras técnicas y estéticas.
No me resultó eficaz el fallido humorismo que hay en los diálogos, los personajes me parecieron espeluznantemente tontones, no me importó nunca el conflicto narrativo que se propuso en la trama, los diálogos y las situaciones que se dan entre el héroe principal y su chica son para que merezcan ser masacrados a los 45 minutos del film de la manera más insoportable, me escandalizó ver cuánto desperdicio de recursos económicos y técnicos al servicio de la nada argumental más aberrante.
Pero bueno Michael Bay es un director experto en el género de acción más visual de los últimos tiempos, y es un hombre bastante particular.
Un cineasta peculiar.
De hecho, en su filmografía podemos encontrar obras tan variadas y distantes entre sí en cuanto a temática, como idénticas a la hora de plasmarse en la pantalla de manera visual.
Su autoría y estilo propio, son tan patentes, que cuando hablamos de sus películas, es bastante común encontrar dos públicos bien diferenciados.
Los que lo odian, y los que lo aman.
Bay es uno de los directores que más polarizan a los aficionados, críticos y espectadores, y quizás, por eso, es tan especial para unos pocos, como se suele decir, una “abrumadora minoría”
Cuando nos enteramos de que Hasbro, propietaria de la línea de juguetes Transformers, criaturas mecánicas de procedencia extraterrestre que trasladan su batalla a nuestro planeta escondiéndose en los más variados vehículos y objetos, vendía los derechos para hacer películas a la productora de Spielberg (DreamWorks) y que la Paramount ponía en la manos de Michael Bay semejante proyecto, la gran mayoría nos quedamos ligeramente tranquilos.
Realmente, no había nadie mejor para capitanear semejante proyecto.
Y nos explicamos:
Bay siempre irá enlazado al género de películas comerciales que todos conocemos como “blockbusters”
Productos fabricados, ideados y concebidos, con el único objetivo de entretener y recaudar todo lo posible en taquilla.
En eso, Bay suele ser un maestro.
Pero, y parafraseando el título de Transformers: Dark Of The Moon, Michael Bay, también posee un “lado oscuro” que lo hace fracasar de vez en cuando en sus proyectos.
Atrás quedaba la historia, bien sencilla, o los personajes, un Shia LaBeouf que vería como su carrera se proyectaba hasta el infinito, que eran meros secundarios o floreros, como en el caso de la malograda Megan Fox.
Los protagonistas absolutos eran los robots.
Como funcionó bien, y la taquilla respondió con ganas de más, no se tardó mucho en aprobar una secuela.
Mencionar al villano es quitarle el factor sorpresa a la entrega pues Megatron pasa a segundo término y mencionar a Shockwave pues es hablar de un aliado que hace un trabajo devastador de grandes proporciones que el mismísimo Devastator.
En fin, el plan que se traza para iniciar la guerra es realmente bueno pero recordemos que no contábamos con la astucia de los héroes por lo tanto al llegar el momento más bélico del asunto no tienes ojos y menos si es en 3d, ojo pueden salir con un poco de dolor de cabeza.
Así pues, hace un par de años, Transformers: Revenge Of The Fallen prometía lo que toda buena secuela de ciencia ficción y acción debe prometer: el doble de todo lo visto en la primera parte.
Con todo lo bueno y malo que ello implica.
Sí, teníamos más ración de robots, mayores y mejores batallas, pero también veíamos como los momentos humorísticos y ridículos se desataban por doquier, con escenas largas y absurdas, dos gemelos robots del bando de los Autobots cargando al espectador con estúpidas bromas cada pocas escenas, o con unos secundarios que parecían perdidos a lo largo de las más de dos horas y media que duraba la secuela.
Una película, que lejos de refinar el simple e ingenuo concepto de la primera, lo ataba irremediablemente a los excesos de Bay, que parecía perder el norte entre un guión confuso y un argumento de base que se cogía con pinzas.
Transformers: Dark Of The Moon sigue derrochando inútilmente dinero con secuencias de acción grandilocuentes y efectos especiales al por mayor, sin nada de estilo ni contundencia.
Y digo que es inútil porque por más que esta entrega sea la más dinámica y pirotécnica con ello no se consigue emocionar al espectador.
Es obvio que la acción por la acción misma no garantiza emotividad y entretenimiento, pues depende de cuán pensado esté el vértigo que se ofrece, y en este caso hay muy poca lucidez en el argumento como para absorber la atención del espectador.
El hecho de recurrir a hechos históricos crea una atmósfera interesante sobre la cual se empieza a desarrollar esta historia, la cual no será digna de reconocimientos, e inclusive aún pide desconectarse bastante, pero definitivamente sirve para darle sentido a toda la destrucción que está por venir.
El guión es solo una excusa para mostrar el avance de la tecnología pareciera, porque la verdad es que sacando eso, Transformers: Dark Of The Moon es pobrísima.
La trama carece de sentido y se dan explosiones y golpes por doquier, casi cuesta entender que pasa.
Transformers: Dark Of The Moon está más que trabajado para tratarse del producto que nos están vendiendo, la historia y el argumento son una mera excusa para hacernos viajar a todo tren por un masivo y completo espectáculo visual, donde las batallas, persecuciones y escenas de acción entre robots y humanos, estarán a la orden del día.
Las líneas de diálogo lapidarias, las conversaciones simples o las situaciones de humor absurdo vuelven, no nos engañemos, pero siempre bajo un prisma mucho más comedido y acorde con la situación de lo que veíamos en la segunda entrega.
Curiosamente, cuando el personaje de Ken Jeong habla con Sam del encubrimiento de lo que encontraron en el lado oscuro de la Luna en un momento dice "alarma, código Pink Floyd", haciendo referencia al disco The Dark Side Of The Moon de la banda Pink Floyd.
La primera escena de Shockwave recuerda a Dune con el tema de los gusanos de las arenas.
La música me pareció como salida de tono, por un lado cantos gregorianos en luchas futuristas en la Ciudad de Chicago y al cambiar el plano, canciones pop en situaciones románticas, me parecieron fuera de lugar.
Que me gustó… ver a Chicago destruido, ya que Los Angeles les pertenece a los E.T, y New York a Godzilla y a los terroristas…
El noventa por ciento del filme, es una paja mental para adolescentes espectacular, y no por ello deja de ser una película entretenida.
Cuando sale un adulto representa a la pérfida autoridad y sus maquineas restricciones.
En fin, encontramos gags de otras películas que hacen de esta, una rutina en conjunto patética, predecible y poco original, con toques de The Island, Matrix, Black Hawk Down, Dune, entre otras…
Me temo que la gente debería revisar en el diccionario el significado de guión, pero es tan sencillo como decir que se trata de una historia.
Si, ya sabes, introducción, presentación de los personajes, desarrollo, nudo o punto de giro, obstáculos, 2º punto de giro, clímax, final y desenlace...
Michael Bay no es director de cine, es un técnico de fuegos artificiales muy caros.
Su cine, no es cine, se acabó, no hay discusión.
Me enerva el mero hecho de leer a ciertas personas defendiendo esta obra como si fuera una película.
No es una película, porque Bay no hace cine.
El guión es la esencia del cine.
Acá hay un culto a la tecnología sin excusas razonables, existe solamente para sí mismo, y su relación con la realidad o con una narración mínimamente articulada es anecdótica.
En la saga Transformers, que apunta ya a la cuarta entrega, la imagen 3D y la espectacularización que lleva aparejada han vivido su proceso de autodeterminación.
Hasta tal punto que resulta agotador intentar un análisis que trascienda lo puramente formal o tecnológico, es decir, un análisis que vaya más allá de lo anecdótico.
Sospecho que incluso en este tipo de análisis Transformers: Dark Of The Moon saldría malparada, aunque sólo sea por confundir lo anecdótico con lo fundamental, por hacer que el medio se convierta en mensaje.
Pese a todo, me gustaría centrar la atención en ciertos puntos que me resultaron especialmente desagradables:
La separación sexual:
De entrada, debería producirnos un rechazo visceral cualquier película que pretenda comparar a una mujer con la carrocería de un coche.
Pero llevemos el análisis un poco más lejos.
Se dice que el 90% de las películas americanas se puede entender en clave sexual.
Así tomada, esta afirmación explicaría porque el protagonista acaba venciendo al que supone su competidor por el amor de Rosie Huntington-Whiteley y que, además, es parte interesada en un complot por esclavizar al ser humano.
Por cierto que la propia Rosie lucha a su manera contra la temible invasión.
Consigue despertar sentimientos de recelo entre los Decepticons.
Unos modos contrapuestos a la lucha física, noble y valerosa de su novio.
La ausencia de imágenes:
En realidad, creo que no existen imágenes en Transformers: Dark Of The Moon.
Por lo menos, no existen imágenes que puedan desvincularse del artificio.
Esto sucede, seguramente, porque la imagen necesita un mínimo trasfondo de realidad y un cierto tiempo para constituirse.
Sin embargo, en Transformers: Dark Of The Moon los espacios y los seres que los habitan se desdibujan en movimientos de cámara innecesarios, extraños, que sólo se entienden en base a cierto efecto visual que no es propiamente una experiencia estética sino un proceso agotador.
Sobra decir que el ritmo del pensamiento no se corresponde con la velocidad de las imágenes.
Tengo dudas de si el ritmo de la percepción puede abarcarlas todas.
La ausencia de diálogos:
Quizá los seguidores de la saga ya intuyesen que la historia sólo serviría como excusa para ofrecer una sucesión de interminables batallas en tecnología 3D.
Lo que me pareció sorprendente es que los diálogos, nunca más de cinco o seis réplicas cargadas de sentimentalismo y simplificadas al máximo, también desaparecieran.
En realidad, la personalidad de los intérpretes se puede reducir a un puñado de frases lapidarias, escasamente ingeniosas, en situaciones de prolongado dramatismo.
Opino que la ciencia-ficción como género ha cosechado grandes películas desde Stalker a Matrix pasando por Blade Runner, sobretodo porque en sus mundos imaginarios existía un fondo de realidad que, si bien en ocasiones no podíamos definir, tocaba algo de nosotros mismos que intuíamos o con lo que nos identificábamos.
Transformers ha abandonado este sendero para convertirse en una parodia de sí misma.
La hipérbole de la hipérbole.
En fin, Transformers: Dark Of The Moon es un espectáculo visual recargado, que en vez de estimularte te aturde, te desorienta y te pierde.
Pero además te escandaliza de ver la cantidad de dinero que se despilfarra inútilmente y te irrita debido a la fallida comicidad que se quiere proponer en sus diálogos y en las interacciones de los personajes.
Hay tanto abuso y tanta negligente utilización del ruido y de lo visual que terminas aturdido, además nunca terminas sorprendido por todo aquello que está hecho para ese fin.
Cierto, Transformers: Dark Of The Moon es una gran película, efectos alucinantes, grandes robots y escenas de destrucción, cabe destacar la matanza de humanos y de Transformers buenos y malos, pero en algo estamos seguros: Transformers: Dark Of The Moon dejo de ser para niños.
Transformers: Dark Of The Moon es muy poco recomendable, se hace extremadamente aburrida y lo único por lo que uno no se siente tan estafado es por los efectos especiales.
Hay que reconocer que realizar un guión basado en unos juguetes que causaron furor mediático a finales de los 90, por la cantidad de anuncios audiovisuales que anegaron de cortes publicitarios los espacios televisivos, resulta bastante difícil, y hay que partir de la base y aceptar la inverosimilitud del proyecto desde el punto de vista argumental.
Por eso, el sentido del humor desplegado al principio, proyectar este tipo de película como una comedia era el camino fácil a seguir para resaltar su calidad y no sólo a través del 3D.
Sin embargo, la producción con Bay a la cabeza, cometió el error de cambiar el tono de la película al dotar a los Autobots, los buenos y a los otros cacharros, los malos Decepticons, de una seriedad dramática que por su inconsistencia termina con la esperanza de contemplar un film que podría haber sido un clásico de la comedia fantástica.
Si bien es cierto ese dramatismo y la beligerancia desplegada es una buena coartada para dar cabida a unos sensacionales efectos especiales que describen con abundante realismo las secuencias más catastrofistas de Transformers: Dark Of The Moon.
Haciendo una crítica de cine:
Las 3 películas podrían ser una sola película de 01:30 hora.
Si le quitas los efectos especiales, ciertamente sería mala.
Fuera del aspecto visual Transformers: Dark Of The Moon no tiene nada que ofrecer y ciertamente el drama, historia y creatividad es superada por la serie en sí, aunque se le quiso dar un toque más maduro con la incorporación cruda de escenas de muerte no termina de convencer, por no decir que el único objetivo de Transformers: Dark Of The Moon es mostrar escenas 3D y efectos especiales, sin ningún o muy poco valor fílmico para la historia pero siendo honestos tampoco busca llegar a tenerlo.
¿Por qué no me ha gustado?
Bueno:
1º no me gustó mucho en general.
2º específicamente fue un despropósito en guión, personajes, historia…
3º al menos se salva en parte por el intento de querer explicar medianamente una historia, por ese prólogo… pero no fue suficiente.
Como sus robots, Transformers: Dark Of The Moon al poco rato se transforma y “adiós guión”, “hola sinsentido”
Tiene un poco de sus dos predecesoras, la formula definitivamente ya se ha agotado y no tengo más ganas de ver robots.
Hasta ellos mismos lo dicen en su momento:
“You have made a grave mistake”
A mí me cansa siempre oír lo de que no hay dos sin tres, porque nunca es plenamente satisfactorio y lo que iba para una simpática aventura de verano ha resultados ser definitivamente el aburrimiento moral y físico.
Técnicamente estas películas son grandiosas, eso nadie lo pone en duda, pero aparte de mucho ordenador y mucho marketing parece un simple proyecto de fin de carrera.
Desgraciadamente la franquicia ha caído en la evolución del mal.
Lo que ayer era insuperable hoy es un entrenamiento.
Y eso me deja un poco inquieto.
La serie original Transformers tenía algo que no tiene esta franquicia.
La franquicia ha decaído, espero que esta sea la última y que se quede ahí, en el lado oscuro de la luna.
Bueno, antes que muchos de los que lean este blog y se pregunten entonces:
¿Por qué analizo Transformers: Dark Of The Moon?
Primero, permítanme unos minutos para rasgarme yo mismo mis propias vestiduras…
Ahora que me encuentro desnudo, debo confesar que no analicé la primera entrega de Transformers porque pensé que no acabaría, quedaba mucho cabo suelto y como era de esperar, una horripilante secuela se vino, algo espantosamente común y ordinario en estos días, sacar el máximo dinero de los hambrientos espectadores, deseosos unos de películas inteligentes y darle a otros, ganado descerebrado, lo que quieren.
Pues espere y esperé hasta esta ocasión donde el dinero producido por Transformers: Dark Of The Moon me obligó a verla y bueno, ver y analizar que podía rescatar.
Transformers: Dark Of The Moon es una película norteamericana de acción y ciencia ficción del año 2011, dirigida por Michael Bay y producida por Steven Spielberg.
Es la secuela de Transformers y Transformers: Revenge Of The Fallen y la última, amén, cinta de la trilogía de imagen real Transformers.
Está protagonizada por Shia LaBeouf, Rosie Huntington-Whiteley, John Malkovich, Josh Duhamel, Patrick Dempsey, John Turturro, Frances McDormand, Ken Jeong, Peter Cullen, Tyrese Gibson, Kevin Dunn, Alan Tudyk, Lester Speight y Leonard Nimoy entre chatarras.
Su director, Michael Bay, afirmó que ésta sería su última película de la franquicia y el final de esta trilogía dirigida por él.
Aunque el mismo aseguró que la saga podría ser continuada o reiniciada por cualquier director.
Veamos algunos personajes, primero los humanos:
Shia LaBeouf como Sam Witwicky:
Es el personaje humano principal y amigo de los Autobots.
Pareciera que Sam poseyera un don para nunca salir herido y mucho menos quebrado al menos un dedo de la falange, me resulto un papel harto visto en muchas muchísimas películas y que acá llega al colmo del paroxismo.
Sam, a pesar de haber salvado al mundo por dos veces, no encuentra un trabajo que le vaya a medida.
Su medalla de honor del Congreso de los Estados Unidos solo le ha servido para ligarse a la Rosie Huntington-Whiteley, con lo que ya podría darse por satisfecho.
Rosie Huntington-Whiteley como Carly Spencer:
Es el nuevo interés amoroso de Sam, cuyo personaje estaba en la original serie animada de 1984.
Acá es el personaje florero principal, obligatorio para la trama romántica y besucona, el por qué de tanta lucha y la razón obligada cuan Código Hayes seria en otros años, de exigir una actriz femenina que resulta patética.
Originalmente estaba planeado que Megan Fox continuara con su papel de Mikaela Banes, pero luego de que la actriz comparara la ética laboral de Bay con Adolfo Hitler, Spielberg la despidió.
Acá, la sustituta Huntington-Whiteley es la nueva muñeca hinchable de Michael Bay, siendo justos no creo que realice una peor o mejor interpretación que su antecesora, y eso que era una interpretación mala malísima, simplemente sigue en la misma línea, de chica florero por excelencia multiplicada por diez, que nos muestra unos cuantos modelitos y hace pucheros a lo Angelina Jolie durante sus escenas.
Curiosamente, la chica lleva zapatos de tacón en toda la película, pero en varias escenas, cuando corre sobretodo lleva zapatos planos, un gran error para una película de esas características, ¿no?, si pueden ver alrededor de toda Transformers: Dark Of The Moon la rubia novia de Sam nunca se le ensucia el traje siempre limpio en cambio Sam llega lo mas asqueroso posible.
Josh Duhamel como el Teniente Coronel William Lennox, el líder de NEST, el cual repite su papel al igual que Tyrese Gibson como Robert Epps como meros rellenos.
John Turturro como Agente Seymour Simmons es el personaje cómico e irónico típico de este tipo de películas que formulan de tal manera que una vez presentados los personajes en los primeros 30 minutos de metraje ya se sabe la línea y discurso que toman.
Patrick Dempsey como Dylan Gould es el Jefe de Carly, es el único villano “orgánico” de la trama a la altura de los demás insoportables.
Kevin Dunn es Ron "Sparklug" Witwicky padre de Sam y Julie White es Judy Witwicky madre de Sam, ambos son los padres que no se dan a respetar por ese histérico hijo y que para peor viven una vida de excesos que no les llena, eso lo vemos en el discurso dentro del bus.
Siendo el hombre que es Ron se pudo divorciar de una mujer tan dominante como Judy, y Judy ser feliz con tanto dinero que tenia, pero aun así están juntos tal vez por masoquismo, pero fallidos como padres.
Alan Tudyk como Dutch es el asistente del agente Simmons, es el único personaje que rescato junto con John Malkovich como Bruce Brazos, el primer jefe de Sam y a la ganadora del Oscar Frances McDormand como la perra perrísima SEÑORA Charlotte Mearing, Directora de Inteligencia Nacional.
Y por último el súper celebre Ken Jeong como Jerry Wang, el personaje más simpático sin caer en el ridículo, de toda Transformers: Dark Of The Moon.
Pero en general las interpretaciones son flojas, y eso que Transformers: Dark Of The Moon tiene actores de primer nivel como los últimos mencionados.
El lado humano sigue siendo el eslabón débil en Transformers: Dark Of The Moon, y es por esta razón que se puede ver a los graciosos, pero caricaturescos personajes en situaciones que aunque pueden hacer reír, realmente no terminan de cuadrar con el tono de los acontecimientos en el cual no debería haber espacio para la comedia.
Curiosamente, cuando caen por los cristales y los rompen para entrar en el edificio tropiezan con el suelo... que está en la misma dirección paralelo a los cristales!!!?
¿Alguien ha visto un edificio así?
El suelo está en perpendicular a la pared exterior, además, ninguno sale herido de esa escena???
Por otra parte, "los hombres cohetes voladores" mucho más rápidos que los Decepticons que a full gas, con armas de fina puntería… no aciertan???
¿Es normal que un humano aguante un golpe de un Decepticon y después de recibirlo además siga corriendo como si nada?
De los Autobots solo diré que ninguno cuando se transforman en autos, ninguno y repito ninguno, aparece con el vidrio roto o golpeado o averiado, eso es un golpe terrible para el espectador exigente e inteligente que va al cine para entretenerse de manera coherente.
Por cierto, no deberían tener al menos un Autobot ambulancia aunque sea florero, y supondría, si lo pusiesen, seria femenino????
Increíble que algunos hayan desarrollado cabello y que hasta sangre?!
Porque en ocasiones cuando los golpeaban les salía por la boca y no por las partes donde algunos miembros eran arrancados.
Sobre los Decepticons, bueno, una lástima que por ser tan avanzados no se logre ver el detalle de su anatomía, considero que se pierde lo que podría hacer valer mucho a Transformers: Dark Of The Moon, además, me parece muy pero muy irreal que un pequeño Mercedes SLS AMG se convierta en un gigantesco monstruo mecánico con armas de alto poder.
Por otro lado, eso de ver Transformers alados con algo parecido a plumas, o ver a Megatron cansado caminando por lo que parece ser un desierto luchado para abrirse paso contra el viento vistiendo una túnica como árabe me resulto insoportable.
Se supone, que los Autobots, al igual que algunos Decepticons, llegan a la tierra con su forma de robot, solo robot, y luego adaptan forma de vehículo.
Pero Sentinel Prime, ya estaba en forma de vehículo, ya estaba con la forma de un camión de bomberos…
La incongruencia más grande de la historia de los Transformers, es que si vienen de Cibertron, un planeta muy avanzado en tecnología, por qué la forma de transformarse es en un automóvil?
Sobre todo en un automóvil de época...
No tiene sentido, solo en la mente de los juguetes para niños.
¿¿Que la magia??...
Bueno la magia es hacer creíble lo increíble y acá no sucede, no hay magia.
Ni hablar de la presentación, que mezcla ciencia ficción con un hecho histórico, es algo poco original, recurso fácil y nada más que introductorio, después se pierde y se olvida de su rigor.
Michael Bay no se arriesga, nos deja una trama pobre y únicamente un espectáculo pirotécnico y ruidoso, no por eso es malo, pero se propone mucho detallismo en los diseños de los robots que hacen que su apariencia estética esté muy sobrecargada de adornos, los cuales nunca pueden ser disfrutados por el espectador debido a la rapidez y al vertiginoso ritmo narrativo con que se intentan exponer tantas florituras técnicas y estéticas.
No me resultó eficaz el fallido humorismo que hay en los diálogos, los personajes me parecieron espeluznantemente tontones, no me importó nunca el conflicto narrativo que se propuso en la trama, los diálogos y las situaciones que se dan entre el héroe principal y su chica son para que merezcan ser masacrados a los 45 minutos del film de la manera más insoportable, me escandalizó ver cuánto desperdicio de recursos económicos y técnicos al servicio de la nada argumental más aberrante.
Pero bueno Michael Bay es un director experto en el género de acción más visual de los últimos tiempos, y es un hombre bastante particular.
Un cineasta peculiar.
De hecho, en su filmografía podemos encontrar obras tan variadas y distantes entre sí en cuanto a temática, como idénticas a la hora de plasmarse en la pantalla de manera visual.
Su autoría y estilo propio, son tan patentes, que cuando hablamos de sus películas, es bastante común encontrar dos públicos bien diferenciados.
Los que lo odian, y los que lo aman.
Bay es uno de los directores que más polarizan a los aficionados, críticos y espectadores, y quizás, por eso, es tan especial para unos pocos, como se suele decir, una “abrumadora minoría”
Cuando nos enteramos de que Hasbro, propietaria de la línea de juguetes Transformers, criaturas mecánicas de procedencia extraterrestre que trasladan su batalla a nuestro planeta escondiéndose en los más variados vehículos y objetos, vendía los derechos para hacer películas a la productora de Spielberg (DreamWorks) y que la Paramount ponía en la manos de Michael Bay semejante proyecto, la gran mayoría nos quedamos ligeramente tranquilos.
Realmente, no había nadie mejor para capitanear semejante proyecto.
Y nos explicamos:
Bay siempre irá enlazado al género de películas comerciales que todos conocemos como “blockbusters”
Productos fabricados, ideados y concebidos, con el único objetivo de entretener y recaudar todo lo posible en taquilla.
En eso, Bay suele ser un maestro.
Pero, y parafraseando el título de Transformers: Dark Of The Moon, Michael Bay, también posee un “lado oscuro” que lo hace fracasar de vez en cuando en sus proyectos.
Atrás quedaba la historia, bien sencilla, o los personajes, un Shia LaBeouf que vería como su carrera se proyectaba hasta el infinito, que eran meros secundarios o floreros, como en el caso de la malograda Megan Fox.
Los protagonistas absolutos eran los robots.
Como funcionó bien, y la taquilla respondió con ganas de más, no se tardó mucho en aprobar una secuela.
Mencionar al villano es quitarle el factor sorpresa a la entrega pues Megatron pasa a segundo término y mencionar a Shockwave pues es hablar de un aliado que hace un trabajo devastador de grandes proporciones que el mismísimo Devastator.
En fin, el plan que se traza para iniciar la guerra es realmente bueno pero recordemos que no contábamos con la astucia de los héroes por lo tanto al llegar el momento más bélico del asunto no tienes ojos y menos si es en 3d, ojo pueden salir con un poco de dolor de cabeza.
Así pues, hace un par de años, Transformers: Revenge Of The Fallen prometía lo que toda buena secuela de ciencia ficción y acción debe prometer: el doble de todo lo visto en la primera parte.
Con todo lo bueno y malo que ello implica.
Sí, teníamos más ración de robots, mayores y mejores batallas, pero también veíamos como los momentos humorísticos y ridículos se desataban por doquier, con escenas largas y absurdas, dos gemelos robots del bando de los Autobots cargando al espectador con estúpidas bromas cada pocas escenas, o con unos secundarios que parecían perdidos a lo largo de las más de dos horas y media que duraba la secuela.
Una película, que lejos de refinar el simple e ingenuo concepto de la primera, lo ataba irremediablemente a los excesos de Bay, que parecía perder el norte entre un guión confuso y un argumento de base que se cogía con pinzas.
Transformers: Dark Of The Moon sigue derrochando inútilmente dinero con secuencias de acción grandilocuentes y efectos especiales al por mayor, sin nada de estilo ni contundencia.
Y digo que es inútil porque por más que esta entrega sea la más dinámica y pirotécnica con ello no se consigue emocionar al espectador.
Es obvio que la acción por la acción misma no garantiza emotividad y entretenimiento, pues depende de cuán pensado esté el vértigo que se ofrece, y en este caso hay muy poca lucidez en el argumento como para absorber la atención del espectador.
El hecho de recurrir a hechos históricos crea una atmósfera interesante sobre la cual se empieza a desarrollar esta historia, la cual no será digna de reconocimientos, e inclusive aún pide desconectarse bastante, pero definitivamente sirve para darle sentido a toda la destrucción que está por venir.
El guión es solo una excusa para mostrar el avance de la tecnología pareciera, porque la verdad es que sacando eso, Transformers: Dark Of The Moon es pobrísima.
La trama carece de sentido y se dan explosiones y golpes por doquier, casi cuesta entender que pasa.
Transformers: Dark Of The Moon está más que trabajado para tratarse del producto que nos están vendiendo, la historia y el argumento son una mera excusa para hacernos viajar a todo tren por un masivo y completo espectáculo visual, donde las batallas, persecuciones y escenas de acción entre robots y humanos, estarán a la orden del día.
Las líneas de diálogo lapidarias, las conversaciones simples o las situaciones de humor absurdo vuelven, no nos engañemos, pero siempre bajo un prisma mucho más comedido y acorde con la situación de lo que veíamos en la segunda entrega.
Curiosamente, cuando el personaje de Ken Jeong habla con Sam del encubrimiento de lo que encontraron en el lado oscuro de la Luna en un momento dice "alarma, código Pink Floyd", haciendo referencia al disco The Dark Side Of The Moon de la banda Pink Floyd.
La primera escena de Shockwave recuerda a Dune con el tema de los gusanos de las arenas.
La música me pareció como salida de tono, por un lado cantos gregorianos en luchas futuristas en la Ciudad de Chicago y al cambiar el plano, canciones pop en situaciones románticas, me parecieron fuera de lugar.
Que me gustó… ver a Chicago destruido, ya que Los Angeles les pertenece a los E.T, y New York a Godzilla y a los terroristas…
El noventa por ciento del filme, es una paja mental para adolescentes espectacular, y no por ello deja de ser una película entretenida.
Cuando sale un adulto representa a la pérfida autoridad y sus maquineas restricciones.
En fin, encontramos gags de otras películas que hacen de esta, una rutina en conjunto patética, predecible y poco original, con toques de The Island, Matrix, Black Hawk Down, Dune, entre otras…
Me temo que la gente debería revisar en el diccionario el significado de guión, pero es tan sencillo como decir que se trata de una historia.
Si, ya sabes, introducción, presentación de los personajes, desarrollo, nudo o punto de giro, obstáculos, 2º punto de giro, clímax, final y desenlace...
Michael Bay no es director de cine, es un técnico de fuegos artificiales muy caros.
Su cine, no es cine, se acabó, no hay discusión.
Me enerva el mero hecho de leer a ciertas personas defendiendo esta obra como si fuera una película.
No es una película, porque Bay no hace cine.
El guión es la esencia del cine.
Acá hay un culto a la tecnología sin excusas razonables, existe solamente para sí mismo, y su relación con la realidad o con una narración mínimamente articulada es anecdótica.
En la saga Transformers, que apunta ya a la cuarta entrega, la imagen 3D y la espectacularización que lleva aparejada han vivido su proceso de autodeterminación.
Hasta tal punto que resulta agotador intentar un análisis que trascienda lo puramente formal o tecnológico, es decir, un análisis que vaya más allá de lo anecdótico.
Sospecho que incluso en este tipo de análisis Transformers: Dark Of The Moon saldría malparada, aunque sólo sea por confundir lo anecdótico con lo fundamental, por hacer que el medio se convierta en mensaje.
Pese a todo, me gustaría centrar la atención en ciertos puntos que me resultaron especialmente desagradables:
La separación sexual:
De entrada, debería producirnos un rechazo visceral cualquier película que pretenda comparar a una mujer con la carrocería de un coche.
Pero llevemos el análisis un poco más lejos.
Se dice que el 90% de las películas americanas se puede entender en clave sexual.
Así tomada, esta afirmación explicaría porque el protagonista acaba venciendo al que supone su competidor por el amor de Rosie Huntington-Whiteley y que, además, es parte interesada en un complot por esclavizar al ser humano.
Por cierto que la propia Rosie lucha a su manera contra la temible invasión.
Consigue despertar sentimientos de recelo entre los Decepticons.
Unos modos contrapuestos a la lucha física, noble y valerosa de su novio.
La ausencia de imágenes:
En realidad, creo que no existen imágenes en Transformers: Dark Of The Moon.
Por lo menos, no existen imágenes que puedan desvincularse del artificio.
Esto sucede, seguramente, porque la imagen necesita un mínimo trasfondo de realidad y un cierto tiempo para constituirse.
Sin embargo, en Transformers: Dark Of The Moon los espacios y los seres que los habitan se desdibujan en movimientos de cámara innecesarios, extraños, que sólo se entienden en base a cierto efecto visual que no es propiamente una experiencia estética sino un proceso agotador.
Sobra decir que el ritmo del pensamiento no se corresponde con la velocidad de las imágenes.
Tengo dudas de si el ritmo de la percepción puede abarcarlas todas.
La ausencia de diálogos:
Quizá los seguidores de la saga ya intuyesen que la historia sólo serviría como excusa para ofrecer una sucesión de interminables batallas en tecnología 3D.
Lo que me pareció sorprendente es que los diálogos, nunca más de cinco o seis réplicas cargadas de sentimentalismo y simplificadas al máximo, también desaparecieran.
En realidad, la personalidad de los intérpretes se puede reducir a un puñado de frases lapidarias, escasamente ingeniosas, en situaciones de prolongado dramatismo.
Opino que la ciencia-ficción como género ha cosechado grandes películas desde Stalker a Matrix pasando por Blade Runner, sobretodo porque en sus mundos imaginarios existía un fondo de realidad que, si bien en ocasiones no podíamos definir, tocaba algo de nosotros mismos que intuíamos o con lo que nos identificábamos.
Transformers ha abandonado este sendero para convertirse en una parodia de sí misma.
La hipérbole de la hipérbole.
En fin, Transformers: Dark Of The Moon es un espectáculo visual recargado, que en vez de estimularte te aturde, te desorienta y te pierde.
Pero además te escandaliza de ver la cantidad de dinero que se despilfarra inútilmente y te irrita debido a la fallida comicidad que se quiere proponer en sus diálogos y en las interacciones de los personajes.
Hay tanto abuso y tanta negligente utilización del ruido y de lo visual que terminas aturdido, además nunca terminas sorprendido por todo aquello que está hecho para ese fin.
Cierto, Transformers: Dark Of The Moon es una gran película, efectos alucinantes, grandes robots y escenas de destrucción, cabe destacar la matanza de humanos y de Transformers buenos y malos, pero en algo estamos seguros: Transformers: Dark Of The Moon dejo de ser para niños.
Transformers: Dark Of The Moon es muy poco recomendable, se hace extremadamente aburrida y lo único por lo que uno no se siente tan estafado es por los efectos especiales.
Hay que reconocer que realizar un guión basado en unos juguetes que causaron furor mediático a finales de los 90, por la cantidad de anuncios audiovisuales que anegaron de cortes publicitarios los espacios televisivos, resulta bastante difícil, y hay que partir de la base y aceptar la inverosimilitud del proyecto desde el punto de vista argumental.
Por eso, el sentido del humor desplegado al principio, proyectar este tipo de película como una comedia era el camino fácil a seguir para resaltar su calidad y no sólo a través del 3D.
Sin embargo, la producción con Bay a la cabeza, cometió el error de cambiar el tono de la película al dotar a los Autobots, los buenos y a los otros cacharros, los malos Decepticons, de una seriedad dramática que por su inconsistencia termina con la esperanza de contemplar un film que podría haber sido un clásico de la comedia fantástica.
Si bien es cierto ese dramatismo y la beligerancia desplegada es una buena coartada para dar cabida a unos sensacionales efectos especiales que describen con abundante realismo las secuencias más catastrofistas de Transformers: Dark Of The Moon.
Haciendo una crítica de cine:
Las 3 películas podrían ser una sola película de 01:30 hora.
Si le quitas los efectos especiales, ciertamente sería mala.
Fuera del aspecto visual Transformers: Dark Of The Moon no tiene nada que ofrecer y ciertamente el drama, historia y creatividad es superada por la serie en sí, aunque se le quiso dar un toque más maduro con la incorporación cruda de escenas de muerte no termina de convencer, por no decir que el único objetivo de Transformers: Dark Of The Moon es mostrar escenas 3D y efectos especiales, sin ningún o muy poco valor fílmico para la historia pero siendo honestos tampoco busca llegar a tenerlo.
¿Por qué no me ha gustado?
Bueno:
1º no me gustó mucho en general.
2º específicamente fue un despropósito en guión, personajes, historia…
3º al menos se salva en parte por el intento de querer explicar medianamente una historia, por ese prólogo… pero no fue suficiente.
Como sus robots, Transformers: Dark Of The Moon al poco rato se transforma y “adiós guión”, “hola sinsentido”
Tiene un poco de sus dos predecesoras, la formula definitivamente ya se ha agotado y no tengo más ganas de ver robots.
Hasta ellos mismos lo dicen en su momento:
“You have made a grave mistake”
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