HAIR

“The draft is white people sending black people to make war on the yellow people to defend the land they stole from the red people!”

Cuando hablamos de los hippies, solemos hacerlo con total falta de respeto hacia su cultura, hacia sus costumbres; lo primero que viene a la mente es un tipo con pelos largos, pinta estrafalaria y fumando marihuana.
Y, si bien es cierto que uno de los aspectos que los caracterizan es este, hay muchos otros tantos que nos son conocidos sólo superficialmente.
Para mí, hablar sobre ellos es hablar de libertad en mayúsculas...
¿Qué más si no?
Ellos van más allá de lo espiritual y lo clasificable: liberan al amor, se desprenden de prejuicios, renuncian a la forma en que la mente percibe la realidad, se niegan a asentarse quedando tanto por conocer y tanto por vivir, son tu familia en el mismo instante en que los conoces y están dispuestos a dar el pellejo por ti; para ellos el consumismo es impensable porque son conscientes de cuán efímero es todo, a esto puede llamársele realmente filosofía.
Se llama hippie, hippy, jipi a un movimiento contracultural nacido en los años 1960 en Estados Unidos, así como también a los seguidores de dicho movimiento.
La palabra hippie deriva del inglés hipster que solía usarse para describir a la subcultura previa de los beatniks (no confundir con Generación Beat), que también tuvo como base importante la ciudad estadounidense de San Francisco (California) y su distrito Haight-Ashbury.
Esta nueva subcultura heredó algunos valores contraculturales de la Generación Beat y en menor grado del naturismo alemán.
Los hippies escuchaban rock psicodélico, groove y folk contestatario, abrazaban la revolución sexual y creían en el amor libre.
Algunos participaron en activismo radical y en el uso de marihuana y estupefacientes como el LSD y otros alucinógenos con la intención de alcanzar estados alterados de conciencia, en realidad una forma de rebelarse por la homogeneidad de conceptos que ofrece el Sistema.
También buscaron formas de experiencia poco usuales, como la meditación.
Debido a su rechazo al consumismo solían optar por la simplicidad voluntaria, ya sea por motivaciones espirituales-religiosas, artísticas, políticas, y/o ecologistas.
A finales de los años sesenta en EEUU los hippies constituyeron una corriente juvenil masificada, para después quedar pasada de moda (anticuada), pero las siguientes generaciones llamados neo-hippies mantendrían vivo al movimiento como una subcultura establecida en muchas formas y con nuevas generaciones hasta hoy.
En general se podría mencionar la tendencia de adoptar un modo de vida comunitario, basado en el amor y la paz.
Renegaban del nacionalismo y de la regulación estatal, de la mercantilización y burocratización de la vida cotidiana, y del consumismo y del capitalismo.
Se suele estar en desacuerdo con los valores tradicionales de la clase media y de la burguesía así como los de la burocracia.
Se considera el paternalismo gubernamental, el militarismo, las empresas multinacionales, y los valores sociales tradicionales como parte de un Sistema que, a sus ojos, guarda poca legitimidad o es esencialmente opresivo.
Otro rasgo asociable a los hippies es el gusto por viajar.
Así pues es común empacar un equipaje liviano y marcharse hacia algún festival o concierto alternativo, una demostración política o en si cualquier otro lado solo para experimentar cosas nuevas y conocer a nueva gente.
Es muy común el hacerlo a través de hacer dedo o como se le dice en otros lugares pedir aventón, etc.
En algunos casos la preocupación monetaria era nula o en todo caso menor que la del viajero habitual.
Los hippies en esta forma anticiparon la tendencia posterior de los mochileros, despreocupándose del alojamiento al utilizar tiendas de campaña o bien yendo a casa de algún conocido o a un centro social, etc. lo que origina el carácter psicodélico de la sinfonía o corriente hippie que querían ejecutar.
El continuo movimiento nómada de los hippies es una manifestación intrínseca de su esencia contradictoria con la sociedad.
Es la manera de renunciar a los patrones enraizados de las sociedades modernas, es una manera de cambiar el concepto familia, comunidad, sociedad, lugar de trabajo.
El ícono del hippie suele ser un hombre con el pelo y barba notablemente más largos que lo considerado «elegante» en la época.
Ambos sexos tendían a dejarse el cabello largo y algunos hippies caucásicos lo llevaban al estilo afro, imitando a los afroamericanos.
Una manera de romper con los patrones sociales existentes era algo tan simple como llevar los pantalones puestos fuera de su lugar, en el hip o cadera, haciendo lucir a la persona desaliñada.
De ahí una de las acepciones de la palabra hippie, el que lleva los pantalones a la cadera.
Entre las mujeres apareció la tendencia de no llevar sujetadores y de no afeitarse axilas o piernas.
Esto tendría influencia en el feminismo de décadas posteriores pero todavía fueron más trascendentes otros valores como el del amor libre, el cual argumentaba a favor del derecho al placer, evitando las restricciones de la familia nuclear y el Estado.
Esto se hacía en abierta rebeldía contra las construcciones de género de la sociedad basada en una estricta división de roles y comportamientos para los sexos.
También los hippies abrieron vía para la tolerancia y el respeto a la homosexualidad y las relaciones interraciales.
Para ambos sexos, tanto el cabello largo como su forma de vestir funcionaban como señal de pertenencia a esta contracultura y muestra de su actitud iconoclasta.
En la mayoría de ellos el uso de drogas como marihuana, hachís, y alucinógenos como el LSD y la psilocibina (extraída de hongos psilocibios), son algo habitual ya sea para diversión o para lograr una «expansión de la mente y la conciencia» mediante la «experiencia psicodélica»; algo predicado por Aldous Huxley, Allen Ginsberg y principalmente Timothy Leary a principios de los 60.
Posteriormente esto se asoció con perspectivas cercanas al chamanismo y a espiritualidad alternativa.
Los hippies también a veces suelen consumir drogas duras como alcohol, cocaína, etc.; aunque usualmente se prefiere las drogas psicodélicas e inclusive a veces se critica la tendencia del alcohol a provocar la violencia así como las consecuencias adictivas de drogas como la cocaína y la heroína.
La causa que llevó a muchos hippies a entrar en la protesta social fue la Guerra de Vietnam.
En agosto de 1969 tuvo lugar el famoso Festival de Woodstock con la asistencia de alrededor de 500,000 personas de todo EEUU.
Entre los artistas que se presentaron allí están Richie Havens, Joan Baez, Janis Joplin, Sly & The Family Stone, The Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, Crosby, Stills, Nash & Young, Santana, The Who, Jefferson Airplane, y Jimi Hendrix.
Se organizaron servicios médicos y de seguridad principalmente por el colectivo Hog Farm de Wavy Gravy.
Estos se habían aliado en la convención del partido demócrata de 1968 con los yippies y ya se encontraban viviendo comunalmente.
La comuna de Hog Farm se encuentra hasta hoy en existencia en California.
Este momento fue la cúspide del movimiento.
“This is the dawning of the age of Aquarius”
HAIR, subtitulado “The American Tribal Love/Rock Musical”, es una ópera beat sobre la cultura hippie de los años 1960 en los Estados Unidos, incluyendo el amor, la paz, la libertad sexual o el uso de drogas, todo lo cual produjo cierto impacto en la época, incluyendo los desnudos integrales de todos los actores en algunas escenas.
Más allá de todo esto, el musical HAIR ha dejado algunas de las canciones más conocidas en todo el mundo hasta hoy en día, como “Aquarius” o “Let the Sunshine in”, a pesar de que mucha gente no conoce el musical al que pertenecen.
La obra fue originalmente escrita por James Rado y Gerome Ragni (letras), y Galt MacDermot (música)
HAIR desafió muchas de las "normas" establecidas por la sociedad occidental en ese entonces y causó controversia desde su estreno, generando mucha publicidad el final del Acto I, en el que actores y actrices aparecían desnudos en el escenario.
Esto se convirtió en una cuestión legal cuando la representación salió de gira por los Estados Unidos, porque el desnudo teatral era aceptable en Nueva York en aquella época, pero era desconocido en otros sitios.
HAIR también fue acusada judicialmente por desprecio a la bandera americana y por el uso de lenguaje obsceno, llegando el caso hasta el Tribunal Supremo.
“Hair like Jesus wore it.
Hallelujah!
I adore it!
Hallelujah!
Mary loved her son.
Why don't my mother love me?”
HAIR es una película musical de 1979 basada en la obra de teatro musical del mismo nombre de 1967, cuya banda sonora ha sido editada posteriormente y que trata sobre la cultura hippie en los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. HAIR fue dirigida por Miloš Forman y tiene como protagonistas a John Savage, ENORME Treat Williams, Beverly D'Angelo, Joe Morton, Annie Golden, Dorsey Wright, Don Dacus, Nicholas Ray y Twyla Tharp, entre otros.
Con guion de Michael Weller y la música de Galt MacDermot.
En 1967, Claude (John Savage), un vaquero de Oklahoma, viaja a Nueva York para alistarse en el ejército con destino a la Guerra de Vietnam.
Cuando llega a la ciudad se encuentra con un grupo de hippies encabezados por Berger (Treat Williams) y con una mujer de clase alta Sheila (Beverly D'Angelo) de la que queda prendado y, sin proponérselo, participa durante unos breves días de la cultura y forma de vida hippie, incluyendo la iniciación en el LSD y en el pacifismo.
También, con ayuda de sus nuevos amigos, consigue entrar en contacto con Sheila y llegan a sentirse atraídos.
Entre otras peripecias son encerrados en la cárcel por alborotar durante una fiesta en casa de los padres de Sheila.
Pese a las discusiones pacifistas, Claude se alista en el ejército y realiza un duro periodo de entrenamiento militar.
Enterados sus amigos de que puede partir pronto hacia Vietnam, organizan un largo viaje desde Nueva York para verlo, pero en la base militar no les dejan ponerse en contacto con Claude, ante lo cual llegan a secuestrar a un oficial y Berger entra en la base haciéndose pasar por él.
Encuentra a Claude y lo sustituye como soldado, mientras Claude sale de la base vestido como oficial para encontrarse con el resto de amigos.
En esos momentos la base es movilizada y Berger es obligado a embarcar en un avión rumbo a Vietnam, donde muere.
HAIR está dedicada al flower power, al amor libre, a las drogas de tintes psicodélicas, al mundo oriental y a la comunión entre la naturaleza y el hombre, con una estética de melenas al viento y ornamentos de abalorios, camisas de colorines y flores en el pelo, como cantaba Scott McKenzie en su famoso tema "San Francisco".
Los hippies, un movimiento contracultural de esencia reivindicativa y juvenil que conoció su época de máxima expresión a finales de la década de los 60, vieron plasmado su mundo e ideales en un exitoso musical teatral escrito por James Rado, Gerome Ragni y Galt MacDermot, el cual serviría de cimiento unos años después para esta apreciable película.
Miloš Forman, el guionista Michael Weller y la coreógrafa Twyla Tharp aprovechan el material escénico y consiguen retratar con bastante fidelidad el contexto sociocultural de estos jóvenes contestatarios y rebeldes, desarrollando con suficiencia una historia generacional y antibelicista, que cuenta como agasajo cinéfilo con la breve intervención como actor del director Nicholas Ray.
George Berger, el auténtico protagonista de esta historia es un hombre con fe en sí mismo y en los demás, que cree en lo que hace y en lo que dice, que sigue una religión en la que confía y a la que se entrega, que es muchísimo más de lo que nosotros tendremos jamás.
Podemos considerarlo como un Mesías si se quiere.
Treat Williams borda el papel de Berger quedando John Savage más en segundo plano como Claude, mientras que el resto del reparto cumple bien sus respectivos papeles ya que prácticamente se limitan a acompañar a Berger en su camino hacia la libertad mientras Beverly D'Angelo hace de la niña bien pero que también tiene su punto rebelde.
La música…
EXCELENTE.
Por ejemplo, cómo no elevarse y casi viajar astralmente cuando uno contempla el lindo y dramático contenido de HAIR, cómo no trascender escuchando y viendo a la hermosa y angelical Cheryl Barnes cantando “Easy to be hard”.
Sepan, que antes de esta actuación, Cheryl Barnes era una desconocida joven que trabajaba como sirvienta en un motel de Maine, y que cuando se presentó al casting de audición en HAIR, con su espléndida voz y encanto personal cautivó de una vez a Miloš Forman y a su equipo que la contrataron y dieron el papel de novia de Hud (interpretado por el actor afroamericano Dorsey Wright).
El papel de Cheryl es secundario, pero con el tiempo la escena donde ella canta con una excelencia sorprendente “Easy to be hard” (fue filmada en una sola toma, de tan bien que lo hizo) se ha convertido en uno de los momentos más maravillosos de HAIR, una auténtica delicia e instante-diamante en bruto de toda la película.
Y esto, sabiendo que el musical cuenta además con otras magníficas y exitosas canciones como “Aquarius” (un homenaje a la simbólica “Era de Acuario” que comenzaba); la imantadora “Good morning starshine”, cuya simpatía sonora podría volver hippie al más trajeado o repeinado de los ejecutivos bancarios; y por supuesto la reivindicativa canción final “Let the Sunshine in”, todo un clamor de multitud de jóvenes dirigido a los gobernantes, políticos, militares, banqueros u hombres de corazón cuadriculado de aquella época para que “dejaran salir el sol”.
HAIR nos vuelca bocanadas de frescura y ganas de vivir, amar y soñar con la paz.
Hace que la utopía hippie tenga sentido, al menos en la ficción, y consigue entretener con absorbentes canciones.
Maravillosa de principio a fin, con un final sublime.
HAIR debe su supervivencia al tiempo a una música fabulosa que lo ha convertido en clásico.
Una puesta en escena magnífica, un guión excepcionalmente crítico, una música de ensueño que hace fluir todos los sentimientos.
Mágica!!
Ingeniosa!!
Capaz de tratar un tema muy duro, de una forma alegre y sincera.
HAIR propone un mensaje homogeneizador de culturas, ideologías y razas; muy divertido y "revolucionario"
Sobran las palabras a la hora de valorar este largometraje.
Absolutamente genial.
Se "tiene de mencionar" el final, uno de los mejores finales que se pueden apreciar en el género, con sutil crudeza y melancolía que marca un ritmo estridente y emocionante.
Crítica absoluta a la guerra del Vietnam.
Te transporta a una época en que había personas que tenían un ideal de amor, libertad, paz, alegría...
Lejos de lo impuesto por la sociedad, la política y la falsa moral.
¿Qué queda hoy de la obra primitiva?
Restan una serie de números cuyo valor perdura fundamentalmente por la música y un esbozo de historia arreglada por el realizador para que enlacen sin llegar a pesar demasiado.
También se halla en pie el testimonio de un momento de EEUU que hace aplaudir a los jóvenes con entusiasmo nostálgico, en tanto los menos jóvenes arrugan un tanto el ceño, más tranquilos que entonces por aquello de que todo lo borra el paso de los años.
Dado que el cine acostumbra a autocensurarse cuando se trata de intereses comerciales, esta púdica versión no ofenderá seguramente los ojos de los espectadores de cualquier edad.
A fin de cuentas, desde Chaplin a acá, atacar a los ricos y alabar a los pobres siempre fue buen negocio, sobre todo si se lleva a cabo en términos generales.

"Let the sunshine, let the sunshine in, the sun shine in..."


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