Mark Of The Vampire
“I admit I was a bit impatient...
I mean hungry for one of your wonderful meals”
A Mark Of The Vampire se le considera un film de poco interés, aunque tuvo bastante éxito.
Llegó a ser conocida como Vampiros de Praga, por situarse la historia en Checoslovaquia, pero la acción sucedía en un pueblo, no en la capital.
Mark Of The Vampire es una de las primeras películas en las que su director juguetea con el espectador de forma totalmente desvergonzada al hacerle partícipe de una broma personal, un intento de reírse de sí mismo por parte de Browning y su equipo de guionistas.
La víctima es un espectador totalmente inocente —incluso viendo Mark Of The Vampire hoy día— que se deja engañar maravillosamente por el realizador, que ha partido de un relato escrito por él, “The Hypnotist”, no acreditado, y que da muchas pistas de por dónde van los tiros.
Ayudado de un buen puñado de escritores, nada menos que cinco, Browning va llevando al espectador por el sendero de un cuento de horror en el que no falta de nada.
Incluso por momentos parece una especie de homenaje al “Dracula” de1931, y que va más allá de la puesta en escena.
A falta de diez o quince minutos del final, Browning sorprende con un giro de guión que ya les gustaría para sí a muchas series de televisión actuales basadas en el denominado “cliffhanger”, y el sentido de Mark Of The Vampire cambia por completo.
Ya no estamos ante un film de horror como creíamos hasta ese instante, sino ante una puesta en escena que une fondo y forma en un ejercicio casi adelantado a su época y que tal vez no es bien recibido por todos a la hora de sufrirlo.
Porque una cosa está clara: Browning logra engañar al cien por cien al espectador, y es éste último quien decide entrar o no en el juego propuesto por el realizador, quien descubre todas sus cartas a muy poco del final de Mark Of The Vampire, casi cuando no da tiempo a asimilarlo.
En un primer visionado algunos pensarán que estamos ante una tomadura de pelo, pero en los maravillosos segundos visionados que casi toda obra cinematográfica merece, podemos comprobar cómo el juego de Browning funciona a la perfección, pues más allá de todo el teatro montado en el interior de la trama, se pretende que el espectador se deje llevar disfrutando como el máximo cómplice de todo el relato.
Mark Of The Vampire es importante y diferente por varias razones:
Una porque no aplica todas las leyes que siempre rigen el mito ya que varias se omiten y otras directamente están cambiadas.
Aquí no hay ajo, ni cruces, ni estacas en el corazón, ni espejos...
Aquí temen a la luz y a unas ramas de espino.
Otra porque es un filme que si bien sigue una investigación de asesinato con muchos elementos paranormales dando vuelta donde el vampirismo es el más destacado, Mark Of The Vampire nos depara siempre sorpresas hasta llegar a un giro narrativo en el desenlace que nos deja con la boca abierta.
Ello es sin dudas uno de los principales méritos del filme.
Mark Of The Vampire es una película de 1935, su director es Tod Browning, en un guión de Guy Endore y Bernard Schubert principalmente.
Los intérpretes son un ENORME Bela Lugosi (El Conde Mora), Lionel Barrymore (Profesor Zelen), Elizabeth Allan (Irena Borotyn), Lionel Atwill (Police Inspector Neumann) y Jean Hersholt (Baron Otto Von Zinden), entre otros.
Los inolvidables James Wong Howe y Cedric Gibbons están a cargo de la fotografía y la dirección artística respectivamente, ayudan a conseguir una de esas atmósferas de horror en las que tan bien se movía Browning.
El maravilloso vestuario corre a cargo del nada menos GENIAL Adrian.
Mark Of The Vampire no sitúa en la Europa Central, concretamente, en un pequeño pueblo checo, donde en vísperas de la boda de su hija Irena, Sir Karell Borotyn es hallado muerto en su castillo con extrañas señales en el cuello.
La superstición popular culpa el fallecimiento al ataque de vampiros.
Un año después, cuando Irena y su novio Fedor regresan al lugar del desgraciado suceso y se alojan en casa del tutor de ella, el barón Von Zinden, para celebrar su pospuesto enlace, comenzarán a reanudarse misteriosos acontecimientos.
El fallecido Conde Mora y su hija Luna deambulan por los campos, Fedor es atacado, Irena parece sometida a un influjo maligno, el cadáver de Sir Karell desaparece de su tumba.
Esta vez, el inspector Neumann, encargado de la investigación necesitará de la mano del profesor Zelen para sacar este terrible suceso en claro.
Mark Of The Vampire es un esplendido espectáculo gótico y fantasmal que posee todo el encanto de las producciones de antaño en materia de terror de monstruos. Hacía cuatro años que Lugosi había cooperado con Browning en la magistral “Drácula” y esta vez el papel que le correspondió al actor de origen húngaro, no distó de esa magnífica interpretación del señor de la noche.
En los primeros cincuenta minutos de Mark Of The Vampire, podemos ver una trama interesante, divertida por sus actores y curiosa, por su montaje y graciosos efectos especiales.
Se puede ver un desarrollo normal, donde Mark Of The Vampire va llegando a su final y en apenas diez minutos, pues te imaginas que debe solucionarse todo y si no, porque lo decidiera el director, dejarla tal como iba.
Pero no amigos/as, de golpe y porrazo, por arte de magia o por los más misteriosos rituales satánicos y oscuros que existan.
Somos testigos, me atrevería decir, que sino de otra película totalmente diferente, si, de otro guión.
Mark Of The Vampire está muy bien realizado y dentro de la hora de duración no sólo tenemos una historia de terror puro, sino que Browning se da maña de construir un relato policiaco de venganzas y envidias, ya que tras la muerte del viejo millonario la fortuna es heredada por su única hija, lo que claramente será una tentación para los que la rodean, empezando por su novio y su tutor.
La dirección de Mark Of The Vampire está impregnada de un buen ritmo, primeros planos, profundidad de campo, secuencias tenebrosas, sustentadas en la elevada fotografía en blanco y negro, que hace aun más expresiva las actuaciones de los protagonistas y construyen geniales escenas como la aparición de Luna transformándose de vampiro a ser humano, los recorridos por el cementerio y las apariciones en la mansión del rico asesinado.
Lugosi, casi como una copia de su “Drácula” unos años antes, está divino como el vampiro siniestro con un hilo de sangre que mana desde su sien y Borland, sin duda, ya está dentro de las féminas más terroríficas de la historia con una figura débil e inexpresiva.
Como dato, decir que originalmente Mark Of The Vampire dejaba entrever una relación incestuosa entre el conde Mora y su hija, desde donde provendría la maldición que los volvería vampiros, pero los productores se opusieron a ello y eso quedó solamente en un deseo truncado de Browning.
Por desgracia, gran parte de la culpa del resultado final se explica debido a que Mark Of The Vampire sufrió censura y su metraje fue reducido de 75 a 60 minutos, parece ser que para aligerar la sugerencia incestuosa que Browning había establecido entre el Conde Mora y su hija.
La historia oculta que nos escamoteó el tijeretazo, concierne al origen sobrenatural de la transformación de los dos vampiros.
La idea era que Mora y Luna tuvieron relaciones incestuosas -o al menos lo pretendieron- y eso provocó la maldición que sobrevino tras sus muertes, después de que Mora matara a su hija y después se suicidara.
Cuando la MGM obligó a Browning a borrar toda referencia a esta malsana relación entre familiares, mucha gente se pregunta el origen de esa extraña cicatriz sangrante que luce Lugosi en la sien, sin saber que es el agujero del disparo que se practicó el mismo a consecuencia de sus actos.
El caso es que las primeras copias listadas en los primeros pases aseguran que la versión original duraba 80 minutos, lo cual justificaría el hecho de que algunos actores listados no aparezcan en la copia final, habiendo sido sus personajes completamente eliminados.
Así y todo, Mark Of The Vampire es una muestra del buen cine de terror de los treinta, que transformó a su director en uno de los más importantes de la historia, más encima el final es completamente sorpresivo y deja al espectador como si hubiese recién despertado de una fantasmal pesadilla.
Hay momentos brillantes, como uno de los ataques de Mora, que enfila sus fauces directo a la cámara; en general, el ambiente de Mark Of The Vampire es 100% gótico; las actuaciones son más que correctas.
Sin embargo Mark Of The Vampire sufre de un problema narrativo importante: lo que se inicia en el campo del terror sobrenatural, luego muta a la intriga policial, quedando en el medio algunos hechos sin explicación, especialmente aquellos referidos a las etéreas presencias de Mora e hija.
La trama se sustenta por esos detalles atípicos tan logrados, la sugerencia lésbica de los ataques de Luna hacia el personaje de Hersholt, y el cómico final sorpresa que deja lugar incluso para la auto parodia en el caso del Sr. Lugosi, que según dicen no estaba muy contento con la explicación racional del desenlace, pero que imprimió un genial sello de humor a su última intervención en la cinta.
Otras escenas de gran calado son las concernientes a las apariciones de la Borland en su inquietante papel, especialmente la escena en la que la vemos volando con unas enormes alas de murciélago.
La propuesta de Mark Of The Vampire es interesante porqué expone a la ilusión, al entretenimiento y al acto de asustar de una forma casi irónica.
Esto en el caso de Bela Lugosi, quien en la última toma le advierte a su compañera de trabajo lo maravilloso que fue haciéndose el vampiro.
Es, gracioso, triste y hasta cosquilloso pensar en cómo este mismo fantasma lo persiguió por toda su carrera y hasta después de su propia muerte hoy convirtiéndose en el mito que es.
Y es por eso que quizás Mark Of The Vampire vale pena… aunque probablemente sería aún más grande si no se hubiera preocupado por un misterio sin sentido y su trama hubiera tratado de ese actor y de su compañera.
Para finalizar, la música “tenebrosa” cuando aparece Mora y su hija, es un primor.
I mean hungry for one of your wonderful meals”
A Mark Of The Vampire se le considera un film de poco interés, aunque tuvo bastante éxito.
Llegó a ser conocida como Vampiros de Praga, por situarse la historia en Checoslovaquia, pero la acción sucedía en un pueblo, no en la capital.
Mark Of The Vampire es una de las primeras películas en las que su director juguetea con el espectador de forma totalmente desvergonzada al hacerle partícipe de una broma personal, un intento de reírse de sí mismo por parte de Browning y su equipo de guionistas.
La víctima es un espectador totalmente inocente —incluso viendo Mark Of The Vampire hoy día— que se deja engañar maravillosamente por el realizador, que ha partido de un relato escrito por él, “The Hypnotist”, no acreditado, y que da muchas pistas de por dónde van los tiros.
Ayudado de un buen puñado de escritores, nada menos que cinco, Browning va llevando al espectador por el sendero de un cuento de horror en el que no falta de nada.
Incluso por momentos parece una especie de homenaje al “Dracula” de1931, y que va más allá de la puesta en escena.
A falta de diez o quince minutos del final, Browning sorprende con un giro de guión que ya les gustaría para sí a muchas series de televisión actuales basadas en el denominado “cliffhanger”, y el sentido de Mark Of The Vampire cambia por completo.
Ya no estamos ante un film de horror como creíamos hasta ese instante, sino ante una puesta en escena que une fondo y forma en un ejercicio casi adelantado a su época y que tal vez no es bien recibido por todos a la hora de sufrirlo.
Porque una cosa está clara: Browning logra engañar al cien por cien al espectador, y es éste último quien decide entrar o no en el juego propuesto por el realizador, quien descubre todas sus cartas a muy poco del final de Mark Of The Vampire, casi cuando no da tiempo a asimilarlo.
En un primer visionado algunos pensarán que estamos ante una tomadura de pelo, pero en los maravillosos segundos visionados que casi toda obra cinematográfica merece, podemos comprobar cómo el juego de Browning funciona a la perfección, pues más allá de todo el teatro montado en el interior de la trama, se pretende que el espectador se deje llevar disfrutando como el máximo cómplice de todo el relato.
Mark Of The Vampire es importante y diferente por varias razones:
Una porque no aplica todas las leyes que siempre rigen el mito ya que varias se omiten y otras directamente están cambiadas.
Aquí no hay ajo, ni cruces, ni estacas en el corazón, ni espejos...
Aquí temen a la luz y a unas ramas de espino.
Otra porque es un filme que si bien sigue una investigación de asesinato con muchos elementos paranormales dando vuelta donde el vampirismo es el más destacado, Mark Of The Vampire nos depara siempre sorpresas hasta llegar a un giro narrativo en el desenlace que nos deja con la boca abierta.
Ello es sin dudas uno de los principales méritos del filme.
Mark Of The Vampire es una película de 1935, su director es Tod Browning, en un guión de Guy Endore y Bernard Schubert principalmente.
Los intérpretes son un ENORME Bela Lugosi (El Conde Mora), Lionel Barrymore (Profesor Zelen), Elizabeth Allan (Irena Borotyn), Lionel Atwill (Police Inspector Neumann) y Jean Hersholt (Baron Otto Von Zinden), entre otros.
Los inolvidables James Wong Howe y Cedric Gibbons están a cargo de la fotografía y la dirección artística respectivamente, ayudan a conseguir una de esas atmósferas de horror en las que tan bien se movía Browning.
El maravilloso vestuario corre a cargo del nada menos GENIAL Adrian.
Mark Of The Vampire no sitúa en la Europa Central, concretamente, en un pequeño pueblo checo, donde en vísperas de la boda de su hija Irena, Sir Karell Borotyn es hallado muerto en su castillo con extrañas señales en el cuello.
La superstición popular culpa el fallecimiento al ataque de vampiros.
Un año después, cuando Irena y su novio Fedor regresan al lugar del desgraciado suceso y se alojan en casa del tutor de ella, el barón Von Zinden, para celebrar su pospuesto enlace, comenzarán a reanudarse misteriosos acontecimientos.
El fallecido Conde Mora y su hija Luna deambulan por los campos, Fedor es atacado, Irena parece sometida a un influjo maligno, el cadáver de Sir Karell desaparece de su tumba.
Esta vez, el inspector Neumann, encargado de la investigación necesitará de la mano del profesor Zelen para sacar este terrible suceso en claro.
Mark Of The Vampire es un esplendido espectáculo gótico y fantasmal que posee todo el encanto de las producciones de antaño en materia de terror de monstruos. Hacía cuatro años que Lugosi había cooperado con Browning en la magistral “Drácula” y esta vez el papel que le correspondió al actor de origen húngaro, no distó de esa magnífica interpretación del señor de la noche.
En los primeros cincuenta minutos de Mark Of The Vampire, podemos ver una trama interesante, divertida por sus actores y curiosa, por su montaje y graciosos efectos especiales.
Se puede ver un desarrollo normal, donde Mark Of The Vampire va llegando a su final y en apenas diez minutos, pues te imaginas que debe solucionarse todo y si no, porque lo decidiera el director, dejarla tal como iba.
Pero no amigos/as, de golpe y porrazo, por arte de magia o por los más misteriosos rituales satánicos y oscuros que existan.
Somos testigos, me atrevería decir, que sino de otra película totalmente diferente, si, de otro guión.
Mark Of The Vampire está muy bien realizado y dentro de la hora de duración no sólo tenemos una historia de terror puro, sino que Browning se da maña de construir un relato policiaco de venganzas y envidias, ya que tras la muerte del viejo millonario la fortuna es heredada por su única hija, lo que claramente será una tentación para los que la rodean, empezando por su novio y su tutor.
La dirección de Mark Of The Vampire está impregnada de un buen ritmo, primeros planos, profundidad de campo, secuencias tenebrosas, sustentadas en la elevada fotografía en blanco y negro, que hace aun más expresiva las actuaciones de los protagonistas y construyen geniales escenas como la aparición de Luna transformándose de vampiro a ser humano, los recorridos por el cementerio y las apariciones en la mansión del rico asesinado.
Lugosi, casi como una copia de su “Drácula” unos años antes, está divino como el vampiro siniestro con un hilo de sangre que mana desde su sien y Borland, sin duda, ya está dentro de las féminas más terroríficas de la historia con una figura débil e inexpresiva.
Como dato, decir que originalmente Mark Of The Vampire dejaba entrever una relación incestuosa entre el conde Mora y su hija, desde donde provendría la maldición que los volvería vampiros, pero los productores se opusieron a ello y eso quedó solamente en un deseo truncado de Browning.
Por desgracia, gran parte de la culpa del resultado final se explica debido a que Mark Of The Vampire sufrió censura y su metraje fue reducido de 75 a 60 minutos, parece ser que para aligerar la sugerencia incestuosa que Browning había establecido entre el Conde Mora y su hija.
La historia oculta que nos escamoteó el tijeretazo, concierne al origen sobrenatural de la transformación de los dos vampiros.
La idea era que Mora y Luna tuvieron relaciones incestuosas -o al menos lo pretendieron- y eso provocó la maldición que sobrevino tras sus muertes, después de que Mora matara a su hija y después se suicidara.
Cuando la MGM obligó a Browning a borrar toda referencia a esta malsana relación entre familiares, mucha gente se pregunta el origen de esa extraña cicatriz sangrante que luce Lugosi en la sien, sin saber que es el agujero del disparo que se practicó el mismo a consecuencia de sus actos.
El caso es que las primeras copias listadas en los primeros pases aseguran que la versión original duraba 80 minutos, lo cual justificaría el hecho de que algunos actores listados no aparezcan en la copia final, habiendo sido sus personajes completamente eliminados.
Así y todo, Mark Of The Vampire es una muestra del buen cine de terror de los treinta, que transformó a su director en uno de los más importantes de la historia, más encima el final es completamente sorpresivo y deja al espectador como si hubiese recién despertado de una fantasmal pesadilla.
Hay momentos brillantes, como uno de los ataques de Mora, que enfila sus fauces directo a la cámara; en general, el ambiente de Mark Of The Vampire es 100% gótico; las actuaciones son más que correctas.
Sin embargo Mark Of The Vampire sufre de un problema narrativo importante: lo que se inicia en el campo del terror sobrenatural, luego muta a la intriga policial, quedando en el medio algunos hechos sin explicación, especialmente aquellos referidos a las etéreas presencias de Mora e hija.
La trama se sustenta por esos detalles atípicos tan logrados, la sugerencia lésbica de los ataques de Luna hacia el personaje de Hersholt, y el cómico final sorpresa que deja lugar incluso para la auto parodia en el caso del Sr. Lugosi, que según dicen no estaba muy contento con la explicación racional del desenlace, pero que imprimió un genial sello de humor a su última intervención en la cinta.
Otras escenas de gran calado son las concernientes a las apariciones de la Borland en su inquietante papel, especialmente la escena en la que la vemos volando con unas enormes alas de murciélago.
La propuesta de Mark Of The Vampire es interesante porqué expone a la ilusión, al entretenimiento y al acto de asustar de una forma casi irónica.
Esto en el caso de Bela Lugosi, quien en la última toma le advierte a su compañera de trabajo lo maravilloso que fue haciéndose el vampiro.
Es, gracioso, triste y hasta cosquilloso pensar en cómo este mismo fantasma lo persiguió por toda su carrera y hasta después de su propia muerte hoy convirtiéndose en el mito que es.
Y es por eso que quizás Mark Of The Vampire vale pena… aunque probablemente sería aún más grande si no se hubiera preocupado por un misterio sin sentido y su trama hubiera tratado de ese actor y de su compañera.
Para finalizar, la música “tenebrosa” cuando aparece Mora y su hija, es un primor.
¿Qué significa ese final? ¿Eran vampiros o no? ¿Fueron contratados por el profesor y el inspector para descubrir al asesino?
ResponderBorrarA propósito...muy buena explicación del filme, pero me quedo con la duda de ese final en la que Luna se está peinando y hacen mofa de algo que dicen...
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