The Great Caruso

Hay vidas de famosos que tienen más bien poco interés en llevarlas al cine, no porque no fueran grandes artistas sino porque sus vidas privadas fueron más bien insulsas y es complicado sacar un buen guión de ellas.
Eso es lo que le pasa a Enrico Caruso, uno de los mejores tenores líricos de todos los tiempos, si no el mejor, pero que tampoco su historia más allá de los escenarios es digna de una película.
Y eso se nota en el argumento de The Great Caruso que, que básicamente gira en torno a cuatro elementos:
Su historia de amor, su buena relación con sus amigos y con la familia, su catolicismo y por supuesto la ópera, auténtica estrella del filme.
Y para que todo ello suene aún más a convencional le añaden un populismo casi revolucionario de cercanía a la gente de la calle, en contra del mito de los divos de esa profesión, y un interesante patriotismo americano, con el mensaje de que el país recibe bien a los de fuera y que si se trabaja duro se alcanza el éxito.
Como se puede ver, ya lo hemos visto en muchas ocasiones.
Como no podía faltar tenemos el típico cazatalentos que descubre en un bar a Caruso y un final que no contaré pero que adultera la historia verdadera para darle mayor dramatismo.
En fin, lo de casi siempre si no fuera por Mario Lanza un magnífico cantante, no digo tenor porque a mi entender, el tenor es quien canta óperas en un teatro.
Vayamos por partes…
Enrico Caruso (1873 –1921) fue un tenor italiano, siendo el tenor más famoso del mundo en la historia de la ópera, y para muchos el mejor.
Caruso fue también el cantante más popular en cualquier género durante los primeros veinte años del siglo XX y uno de los pioneros de la música grabada.
Su gran éxito de ventas y una voz extraordinaria, aclamada por su potencia, belleza, riqueza de tono y técnica superlativa, lo convierten en el más grande cantante masculino de ópera de la historia.
Con su estilo de canto, Enrico Caruso fijó un estándar, influyendo en prácticamente todos los tenores en los repertorios italianos y franceses.
Su carrera abarcó desde 1895 hasta 1920 e incluyó un récord de 863 apariciones en el Metropolitan Opera de Nueva York.
Asimismo, tenía un repertorio de unas 500 canciones, desde canciones napolitanas y tradicionales de Italia hasta temas populares de la época.
Durante su carrera realizó cerca de 260 grabaciones y ganó millones de dólares con la venta de sus discos de 78 rpm.
El 8 de abril de 1904, grabó Mattinata, una canción de Ruggiero Leoncavallo, la que se considera como la primera canción compuesta exclusivamente para ser grabada.
Caruso y la industria fonográfica hicieron mucho para promoverse en las dos primeras décadas del siglo XX.
Su registro de 1902 de Vesti La Giubba, del Pagliacci de Leoncavallo, fue el primer disco con un millón de ejemplares.
A pesar de su éxito, Enrico Caruso muere en 1921 de una complicación de pleuresía, y fue enterrado en Nápoles, tenía tan solo 48 años.
Por su parte, Alfredo Arnoldo Cocozza, conocido como Mario Lanza, (1921 — 1959) fue un cantante “lírico” y actor estadounidense.
Lanza fue uno de los cometas del firmamento cinematográfico de Hollywood que, con mayor brillantez resplandeció en su momento cumbre de gloria y que igualmente con una facilidad pasmosa desaparecieron de la pantalla.
El éxito de Lanza fue prácticamente instantáneo y deslumbrante.
Pero sería su propio ego inflado el que le haría echar por la borda su carrera, cuando exageró sus pretensiones con el estudio Metro-Goldwyn-Mayer.
La MGM había coqueteado con la idea de llevar a la pantalla la biografía de Enrico Caruso a finales de los treinta con Nelson Eddy a la cabeza del reparto; pero el proyecto nunca cristalizó.
Sin embargo Mario Lanza convenció a Mayer de que él, y sólo él, podría dar vida en la pantalla a Caruso, ya que era tan o mejor que el propio biografiado.
El éxito de taquilla de The Great Caruso y la excesiva publicidad complaciente que recibió la película de los publicistas y periodistas a sueldo de la MGM, llevaron a una gran parte del público y al propio Mario Lanza a creerse que definitivamente era mejor que el legendario Caruso.
Los conocedores del bel canto siempre han estado dispuestos a rechazar tal disparate.
De hecho Lanza posee una pésima dicción en el fraseo, mal empleo de la armonía y era muy escandaloso en los finales de las canciones o arias que interpretaba, eso lo hacía para dar emoción al publico que lo escuchaba, ese detalle le pasó factura.
Si no fuera por los reiterados reestrenos de The Great Caruso, las generaciones actuales de cinéfilos ignorarían casi toda referencia a Mario Lanza, quien en 1951 alcanzara el cenit de la popularidad, al grado que la exagerada publicidad de la MGM y de la grabadora RCA Víctor, así pretendieron venderle al público la falsa idea de que Mario Lanza cantaba tan fuerte y tan bien como Enrico Caruso, como para poderlo considerar a la misma altura, si no es que mayor que la alcanzada por ese mítico divo de la ópera de principios de siglo.
En todo caso es indudable que Lanza fue un cantante de voz poderosa, rica en tonalidades, a la cual le faltó un poco más de disciplina y de estudio, para que realmente pudiera equipararse a la voz de Enrico Caruso.
Además sus detractores siempre le estuvieron señalando que solamente se había concretado a representar las arias y canciones de solución fácil y vistosa para los cantantes tenores, pero que nunca buscó liarse con las de textura difícil y complicadas.
Aunque parezca paradójico, Mario Lanza, nunca llegó a hacer lo que realmente quería, ni para lo que creía haber nacido.
Lo que él deseaba era representar en los mejores teatros del orbe y ante distintas audiencias, a los grandes maestros de la ópera y recibir el aplauso de exigentes públicos y la admiración de la crítica.
Era lo que ansiaba desde su niñez; él sabía que su voz era un don del cielo y Enrico Caruso su mentor celestial.
Cantó solamente una ópera completa en público, una sola vez, en abril de 1948, dos actuaciones de Madama Butterfly de Puccini en el Teatro de la Ópera de Nueva Orleans.
Con The Great Caruso acercó la ópera a toda una nueva generación y audiencia que, por diversos motivos, no había tenido acceso a ese mundo.
En abril de 1959, Lanza sufrió un ataque cardíaco, seguido de una neumonía doble en agosto.
Murió en Roma el 7 de octubre de 1959 a los 38 años de una embolia pulmonar. La maldición Lanza:
Su viuda, Betty Cocozza, se trasladó a Hollywood con sus cuatro hijos, y utilizó barbitúricos para suicidarse cinco meses más tarde.
Marc, el más joven de sus dos hijos, murió en 1993 de un ataque al corazón a la edad de 37 años.
Seis años más tarde, Colleen, la hija mayor, murió a los 48 años, al ser atropellada en una autopista.
Damon Lanza, el hijo mayor de la pareja, murió en agosto de 2008 a los 55 años de edad, de un ataque al corazón.
La corta carrera de Mario Lanza abarca arias de ópera, radio, conciertos, grabaciones y películas.
Fue el primer artista de RCA Victor Red Seal que recibió un Disco de Oro.
También fue el primer artista en vender dos millones y medio de álbumes, el soundtrack de The Great Caruso fue el primero en superar el millón de copias vendidas.
Lanza inspiró la carrera de las sucesivas generaciones de cantantes de ópera, incluidos Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras, así como las de cantantes aparentemente con diferentes antecedentes e influencias.
En 1994, el tenor José Carreras rindió homenaje a Lanza en una gira de conciertos por todo el mundo llamado “With A Song In My Heart”, y declaró:
«Si soy cantante de ópera, es gracias a Mario Lanza»
The Great Caruso (1951) está dirigida por Richard Thorpe y protagonizada por Mario Lanza, Ann Blyth, Dorothy Kirsten, Jarmila Novotna, Richard Hageman, Carl Benton Reid, Eduard Franz, Argentina Brunetti y George Chakiris.
The Great Caruso es la biografía del famoso tenor italiano Enrico Caruso, que pasó de ser un cantante callejero a obtener un enorme prestigio internacional en el mundo de la ópera.
Más que correcto biopic del famoso tenor, que llegó a convertirse en el tenor más famoso de la historia, tras haber malvivido cantando en las calles.
The Great Caruso, basada en dos libros escritos por la esposa del tenor, está bien resuelta en su apartado técnico y logró el Oscar al mejor sonido, además de otras dos nominaciones, al mejor diseño artístico y mejor banda sonora.
The Great Caruso recibió la más grande cantidad de cartas de las fans de Mario Lanza que ninguna película recibió en la historia de la MGM.
La firma "Columbia Concerts" programó una gira por veintidós ciudades del tenor, en conciertos emblemáticos que alcanzaron records de recaudación y el álbum de canciones y arias de RCA se agotaba en el momento de su aparición.
Mario Lanza había cumplido la ambición de su vida, representar en la pantalla a su idolatrado Enrico Caruso.
Este hecho fue la época más feliz de su existencia y su entusiasmo fue tal que vestía las ropas de principios del siglo veinte, a la usanza del gran tenor napolitano, hasta fuera del plató, y hablaba adoptando el acento de Caruso.
The Great Caruso es una de las grandes películas de la historia del cinematógrafo. La paternaire de Mario Lanza fue la deliciosa actriz, Ann Blyth, y arroparon al tenor las más grandes figuras de la ópera del Metropolitan Opera House de Nueva York, como Dorothy Kirsten, el escenógrafo Nicola Moscona, Jamila Novotna y Blanche Trebom quienes dieron cabida a los veintisiete números operísticos que interpreta el genio de Filadelfia con su voz maravillosa y sus grandes dotes de actor dramático; todo ello ensamblado en una historia muy al estilo "Made in Hollywood" sobre la vida social y la obra cantora de uno de los más grandes tenores de la historia del bel canto.
Fue de tal magnitud la popularidad de The Great Caruso que prácticamente no hubo, en aquellos años, aficionado al cine que no tarareara “La Donna E Mobile” o el fragmento “Vesti La Giubba” y algunos audaces se atrevieran a “destrozarlas” cantándolas.

“Zapatero a tus zapatos”


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