Alexander

“When I was a child my mother thought me divine and my father weak...”

Probablemente, Alejandro III El Grande, Rey de Macedonia, Gran Rey de Media y Persia, y Faraón de la Dinastía Macedónica de Egipto, es el personaje que más ha influido en el rumbo de la humanidad; sin lugar a dudas, fue un hombre que llegó más allá de sí mismo, y que igualmente, fue víctima de sus pasiones.
Teniendo una vida intensa, al llegar al poder, Alejandro Magno actuó con sobriedad y el equilibrio en muchas ocasiones, fue una característica que lo llevaría a la grandeza.
Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la historia, destacó por su brillantez táctica, y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno; aunque fue valiente y generoso, Alejandro Magno supo ser cruel y despiadado, cuando la situación política lo requería.
Transliterado del griego como “Mégas Aléxandros” o “Aléxandros ho Mégas” fue el mayor de los iconos culturales de la Antigüedad, ensalzado como el más heroico de los grandes conquistadores, un segundo Aquiles, o vilipendiado como un tirano megalómano, que destruyó la estabilidad creada por los persas.
Su figura y legado, ha estado presente en la historia y la cultura, tanto de Occidente como de Oriente, a lo largo de más de 2 milenios, y ha inspirado a los grandes conquistadores de todos los tiempos, desde Gaius Iulius Caesar hasta Napoleón Bonaparte.
Alejandro Magno fue el Rey de Macedonia desde 336 a.C. hasta su muerte.
Hijo y sucesor de Philip II de Macedonia, su padre le había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar, y fue encomendando a Aristóteles para su formación intelectual.
Alejandro tenía el hábito de inclinar, ligeramente la cabeza, sobre el hombro derecho, era físicamente de hermosa presencia, de baja estatura, con cutis blanco, cabello ondulado de color castaño claro, y ojos heterócromos, uno marrón, el izquierdo, y otro gris, que no se sabe si eran así de nacimiento, o como consecuencia de un traumatismo craneal.
Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas, un austero y estricto maestro macedonio, que daba clases a los hijos de la más alta nobleza, que lo inició en la ejercitación corporal, pero también se encargó de su educación.
Sin embargo, a los 13 años, Alejandro fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, que sería su maestro en un retiro de la ciudad macedonia de Mieza, y le daría lecciones sobre política, elocuencia, y la historia natural.
Alejandro Magno se sabía de memoria los poemas homéricos, y todas las noches, colocaba “La Ilíada” debajo de su cama, él buscaba imitar a Aquiles, el héroe del poema de Homero.
También, Alejandro leyó con avidez a Heródoto, y a Píndaro.
Se cuentan numerosas anécdotas de su niñez, siendo la más referida, aquella que narra Plutarco:
“Philip II había comprado un gran caballo, al que nadie conseguía montar, ni domar.
Alejandro, aún siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra, y lo montó dirigiendo su vista hacia el Sol”
Tras domar a Bucéfalo, su caballo, su padre le dijo:
“Búscate otro reino, hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti”
Así fue, pues a los 20 años, Alejandro comenzó la expedición de conquista del Imperio Persa.
Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado, a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Philip para rebelarse.
Y enseguida, en el 334 a.C. lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir:
Una guerra de venganza de los griegos, bajo el liderazgo de Macedonia, contra los persas.
En enero del 331 a.C. Alejandro fundó la ciudad de Alejandría, en una zona costera muy fértil, al oeste del delta del Nilo.
Los motivos de la fundación eran tanto económicos, como la apertura de una ruta comercial en el mar Egeo, como culturales, en la creación de una ciudad al estilo griego en Egipto, cuya planificación se dejó en manos del arquitecto Dinócrates.
Se dice que su biblioteca contenía 1,100.000 manuscritos.
Los nobles y los aristócratas gustaban de rodearse de sabios, y las discusiones públicas, las reuniones en academias y las controversias, eran constantes.
A sus 32 años, el Imperio de Alejandro Magno se extendía hasta el valle del Indo por el Este, y hasta Egipto por el Oeste, donde fundó la famosa ciudad de Alejandría.
Fundador prolífico de ciudades, esta ciudad egipcia habría de ser con mucho, la más famosa de todas las Alejandrías fundadas por el también Faraón Alejandro.
De las 70 ciudades que fundó, 50 de ellas llevaban su nombre.
Con sus acciones, Alejandro Magno extendió ampliamente la influencia de la civilización griega, y preparó el camino para los reinos del período helenístico, y la posterior expansión romana.
Además, también fue un gran amante de las artes.
Alejandro era consciente del poder de propaganda que puede tener el arte, y supo muy bien controlar la reproducción de su efigie, cuya realización sólo autorizó a tres artistas:
Un escultor, Lisipo, un orfebre, y un pintor, Apeles.
Los biógrafos de Alejandro, cuentan que éste, tenía en gran aprecio al pintor, y que visitaba con frecuencia su taller y que incluso, se sometía a sus exigencias.
En su intento de mezclar la cultura persa y la griega, entrenó a un regimiento de muchachos persas, para combatir a la manera macedonia.
La mayoría de los historiadores creen que Alejandro adoptó el título real persa de “Shahanshah” o “Rey de Reyes”
Tras viajar a Ecbatana para recuperar lo que quedaba del tesoro persa, su amigo más íntimo, Hephaistion, murió a causa de una enfermedad, o envenenado, muerte que afectó mucho a Alejandro.
El 13 de junio del 323 a.C., según otros autores, Alejandro murió en el palacio de Nabucodonosor II de Babilonia.
Le faltaba poco más de un mes, para cumplir los 33.
Existen varias teorías sobre la causa de su muerte, que incluyen envenenamiento por parte de los hijos de Antípatro:
Cassander y Yolas, siendo éste último copero de Alejandro, u otros, como de enfermedad, se sugiere que pudo ser la fiebre del Nilo, o una recaída de la malaria que contrajo en el 336 a.C.
Se sabe que el 2 de junio, Alejandro participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa.
Tras beber copiosamente, inmediatamente antes, o después de su baño, le metieron en la cama por encontrarse gravemente enfermo.
Los rumores de su enfermedad circulaban entre las tropas, que se pusieron cada vez más nerviosas.
El 12 de junio, los generales decidieron dejar pasar a los soldados para que vieran a su Rey vivo por última vez, de uno en uno, ya que el Rey estaba demasiado enfermo como para hablar, les hacía gestos de reconocimiento con la mirada y las manos.
El día después, Alejandro ya estaba muerto.
Al morir sólo dijo esto:
“Preveo un gran funeral en mi honor”
Y respondió la última pregunta, unos minutos antes de morir:
“¿Cuál es tu testamento?”
“¿A quién se lo dejas?”, a lo que respondió:
“Al más digno”
El cuerpo de Alejandro Magno se colocó en un sarcófago antropomorfo de oro, que se puso a su vez, en otro ataúd de oro, y se cubrió con una capa púrpura.
Pusieron este ataúd junto con su armadura, en un carruaje dorado, que tenía un techo abovedado soportado por peristilos jónicos.
La decoración del carruaje era muy lujosa, y fue descrita por Diodoro, con gran detalle.
Claudius Aelianus cuenta que Ptolemy I, robó el cuerpo mientras lo llevaban a Macedonia, y lo trajo a Alejandría, donde se mostró hasta la Antigüedad Tardía.
Ptolemy IX, uno de los últimos sucesores de Ptolemy I, reemplazó el sarcófago de Alejandro por uno de cristal, y fundió el oro del original, para acuñar monedas, y saldar deudas que surgieron durante su reinado.
Los ciudadanos de Alejandría se mostraron horrorizados por esto, y poco después, Ptolemy IX fue asesinado.
Se dice que el Emperador romano Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus, Calígula, saqueó la tumba, robando la coraza de Alejandro para ponérsela.
Alrededor del 200 d.C., el Emperador Lucius Septimius Severus Pius Pertinax Augustus cerró la tumba de Alejandro al público.
Su hijo y sucesor, Caracalla, admiraba mucho a Alejandro, y visitó la tumba durante su reinado.
Tras esto, los detalles sobre el destino de la tumba son confusos.
Ahora se piensa que el llamado “Sarcófago de Alejandro”, descubierto cerca de Sidón, y ahora situado en el Museo Arqueológico de Estambul, pertenecía en realidad a Abdalónimo, a quien Hephaistion nombró Rey de Sidón, por orden de Alejandro.
El sarcófago muestra a Alejandro Magno, y a sus compañeros, cazando y luchando contra los persas.
El ejército de Alejandro Magno se componía de 30 mil hombres de infantería, y 5 mil de caballería, según los que dicen menos.
Los que más, le dan hasta 34 mil infantes y 4 mil caballos.
A lo largo de su vida, Alejandro Magno se casó con varias princesas de los anteriores territorios persas, y fue padre de al menos 2 niños:
Heracles, nacido en el 327 a.C. de su concubina Barsine, hija del sátrapa Artabazo II de Frigia Helespóntica, y Alejandro IV de Macedonia, de Roxana, en el 323 a.C.
Sin embargo, generalmente se considera, que el mayor objeto de los afectos de Alejandro fue su compañero, comandante de caballería, y posible amante, Hephaistion, al que probablemente se hallaba unido desde la niñez, dado que ambos se educaron en la corte de Pella.
Hephaistion hace su aparición en la Historia, en el momento en que el conquistador alcanza Troya.
La cuestión de si Alejandro fue homosexual, bisexual, o incluso transformista, ya que durante las fiestas, ocasionalmente se vestía con el vestido plateado de Atenea, tomando para ello, su significado moderno, es controvertida.
Tales debates, de todos modos, son considerados anacronismos por los eruditos en ese período, quienes señalan que el concepto de homosexualidad no existía en la Antigüedad:
La atracción sexual entre hombres, era vista como normal, y parte universal de la naturaleza humana, ya que el hombre era atraído hacia la belleza, que era un atributo de la juventud, independientemente del sexo.
Si la vida amorosa de Alejandro Magno fue transgresora, lo fue no por su amor hacia jóvenes bellos, sino por su relación con hombres de su propia edad, en un tiempo en el que el modelo estándar del amor masculino, era el que relacionaba hombres mayores con otros mucho más jóvenes.
Como fuere el caso, la reorganización de aquel Gran Imperio, se inició con la unificación monetaria, que abrió las puertas a la creación de un mercado inmenso; se impulsó el desarrollo comercial con expediciones geográficas como la mandada por Nearcos, cuya flota descendió por el Indo, y remontó la costa persa del Índico, y del Golfo Pérsico, hasta la desembocadura del Tigris y el Éufrates.
También, se construyeron carreteras y canales de riego.
La fusión cultural, se hizo en torno a la imposición del griego como lengua común: koiné.
Y se fundaron unas 70 ciudades nuevas, la principal en Egipto, y otras en Siria, Mesopotamia, Sogdiana, Bactriana, India, y Carmania.
En su reinado de 13 años, Alejandro Magno cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, al conquistar el Imperio Aqueménida, y dio inicio a una época de extraordinario intercambio cultural, en la que lo griego se expandió por los ámbitos mediterráneos, y próximorientales, y es el llamado Período Helenístico, que inicia en el año 323 y finaliza en el año 30 a.C.
Tanto es así, que sus hazañas le han convertido en un mito, y en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.
Habiendo avanzado hasta la India, donde derrotó al Rey Poro en La Batalla del Hidaspes en el año 326, la negativa de sus tropas, de continuar hacia Oriente, le obligó a retornar a Babilonia, donde falleció sin completar sus planes de conquista de la península arábiga.
Con la llamada “política de fusión”, Alejandro promovió la integración de los pueblos sometidos a la dominación macedonia, promoviendo su incorporación al ejército, y favoreciendo los matrimonios mixtos, así como el matrimonio simultáneo de miles de macedonios con mujeres persas, de hecho, él mismo se casó con 2 mujeres persas de noble cuna.
Alejandro Magno, El Conquistador Macedonio, falleció en circunstancias oscuras, dejando un imperio sin consolidar.
Al morir, sin nombrar claramente un heredero, le sucedió su medio hermano Philip III Arrideo (323–17), que era deficiente, y su hijo póstumo Alejandro IV (323–9)
Pero el verdadero poder, estuvo en manos de sus generales, los llamados diádocos, o sucesores, que iniciaron una lucha despiadada por la supremacía, que conduciría al reparto del Imperio de Alejandro, y su fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales, acabarían imponiéndose:
El Egipto Ptolemaico, donde Ptolemy se convirtió, desde un primer momento, en gobernante de Egipto, y se mantuvo aislado y estable desde el principio.
El Imperio Seléucida, Seleuco dominó después un territorio más amplio, ya que se adueñó del Asia que estaba en poder de Antigonous.
Y la Macedonia Antigónida, con el hijo de Antigonous Monoftalmos, y Demetrio como Rey; esta dinastía conquistó su reino a Cassander, y ocupó también Grecia.
La excepcionalidad de los logros de Alejandro Magno, su carismática personalidad, y su prematura muerte, dieron alas al mito de aquel que en vida, se había convertido en un héroe.
Divinizado a su muerte, recibía culto en su tumba de Alejandría, prestándose su imagen sobrehumana, a todo tipo de leyendas, que se fueron transmitiendo de generación en generación.
Convertido en arquetipo, su mito se desarrolló en múltiples relatos que, a partir de sus hazañas, se veían plagados de anécdotas y aventuras fantasiosas, tomando forma de epopeyas y fábulas, que llegaron a gozar de una extraordinaria popularidad.
Su imagen idealizada, adquirió nuevos matices, en ocasiones contradictorios, enriqueciendo, y alimentando el mito, que llegó a proyectarse con un éxito extraordinario, no sólo durante la Antigüedad, sino también en la Edad Media, y en la posteridad.
No en vano, algunos pobladores de las montañas afganas, remontan aún hoy su ascendencia a Alejandro Magno, y del Imperio que él creó, que fue el más grande que el mundo había conocido.
“In the end, all that matters is what you've done”
Alexander es una coproducción internacional de 2004, de Alemania, Estados Unidos, Países Bajos, Francia, y el Reino Unido, dirigida por Oliver Stone.
Protagonizada por Colin Farrell, Angelina Jolie, Anthony Hopkins, Val Kilmer, Jared Leto, Rosario Dawson, Jonathan Rhys-Meyers, Brian Blessed, Ian Beattie, Rory McCann, Elliot Cowan, Connor Paolo, Joseph Morgan, Gary Stretch, entre otros.
El guión está escrito por el propio director, en colaboración con Laeta Kalogridis y Chistopher Kyle.
La música está a cargo de Vangelis.
Magno fue Alexandros, y magna es esta colosal obra de Oliver Stone, director experto en detalladas biografías cinematográficas de larga duración.
¿Quién fue realmente Alejandro?
En sus relaciones con su ejército, con su pueblo, con su familia, con los amantes que tuvo, Oliver Stone deja caer esa pregunta, a través de conceptos elevados, como el honor, la venganza, la ambición, la traición, o la expiación máxima de un hombre que recorrió, y descubrió el mundo como pocos lo han conseguido.
Hay en Alexander, imágenes de un poder asombroso, que recuerdan la capacidad de Stone para pintar lienzos sobre las batallas y vidas definitivas.
Y Alexander es, por mucho que digan, una de las pocas películas sobre la cultura clásica, sino la única, que muestra de manera veraz, la clase de relaciones que había entre los hombres de aquella era, el papel que jugaban las mujeres que había detrás de esos hombres, y lo que significaba la guerra para ellos.
Sus batallas tienen pues, un peso en la historia tan importante, como los parlamentos de Alejandro antes de comenzarlas.
Alexander es grande, fiel, comprometida, inteligente, que sabe de lo que está hablando, concebida no solamente como un espectáculo, o una aventura, sino como una verdadera reflexión humana, sobre una figura determinante de la historia universal.
Robin Lane Fox ejerció como asesor histórico, y es el autor del exitoso libro “Alexander The Great”, y profesor de Historia clásica, del New College, en Oxford, desde 2002, trabajó estrechamente, con el director Oliver Stone tanto en el guion, como en la producción en general de Alexander, asesorando a los distintos jefes de departamento, acerca de una amplia gama de detalles históricos, y arqueológicos, desde el vestuario hasta las armas.
También, Stone pidió la ayuda de la profesora de dicción británica Catherine Charlton, para que trabajara con los actores, y ella a su vez, colaboró con el historiador Robin Lane Fox, para asegurar la correcta pronunciación de nombres y lugares.
El resultado final es, que mientras todos los griegos, incluyendo los macedonios, hablan inglés en Alexander, su acento se corresponde con el reino particular del que proceden los actores.
La producción de Alexander requirió la incorporación de múltiples disciplinas, a fin de crear con exactitud, el mundo de Alejandro Magno.
Entre los numerosos decorados, había recreaciones detalladas de palacios lujosos, la extraordinaria Biblioteca de Alejandría, y la magnífica ciudad de Babilonia, incluyendo sus legendarios Jardines Colgantes, una de las 7 maravillas del mundo antiguo.
El guión de Oliver pregunta de dónde vino Alejandro Magno, cuáles eran sus grandes pruebas, y sufrimientos, cómo le formó su entorno cultural, qué ocurrió cuando se encontró con otras culturas, y situaciones aparentemente imposibles.
Alexander no es sólo una clase de historia, sino un guión sobre un hombre con quien nos podríamos identificar, un hombre con muchos problemas de nuestro tiempo.
Alexander muestra algunos momentos clave de su juventud, y su invasión del poderoso Imperio Persa, hasta su trágica y misteriosa muerte.
Destaca sobre todo, la turbulenta relación que éste tuvo con su padre, Philip II, y su madre Olympias, la conquista del Imperio Persa en el 331 a. C., tras La Batalla de Gaugamela, así como sus planes de renovar los nuevos territorios conquistados, para después, intentar alcanzar el confín del mundo.
“And the greatest of these is the one they now... call “Megas Alexandros” the greatest Alexander of them all”
Alexander cuenta la historia de uno de los personajes históricos más importantes de la humanidad.
Un hombre que a pese a su juventud, fue uno de los mejores estrategas, y conquistadores que ha conocido el mundo.
Alexander nos cuenta la relación de Alejandro (Colin Farrell) con su cruel padre, el Rey Philip (Val Kilmer), y con su ambiciosa madre, la Reina Olympias (Angelina Jolie)
Alexander comienza con la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a.C. 40 años después, su amigo y general, Ptolemy I (Anthony Hopkins), va narrando su vida.
Primero habla de su infancia y adolescencia, marcadas por las continuas disputas de sus progenitores, y de cómo su tutor, Aristóteles, le enseñó conceptos tales como el honor, el amor puro, y el mito.
Posteriormente, Philip II murió asesinado por su guardaespaldas Pausanias, cuando Alejandro contaba 20 años.
A partir de aquí, Ptolemy resume sus campañas por Asia menor, hasta llegar a la espectacular batalla de Gaugamela.
Tras vencer al Rey persa Darius III (Raz Degan), se convirtió en Rey del Imperio.
Su primera decisión, fue dar caza al fugitivo Darius, que murió asesinado por sus propios súbditos, a quienes posteriormente, Alejandro persiguió y ajustició.
Después, Alejandro invadió Sogdiana y Bactriana, donde conoció a su futura esposa, Roxana (Rosario Dawson), una mujer misteriosa, y de fuerte carácter.
Alejandro no se conformó con estos territorios, y prosiguió su marcha hacia la India, cruzando las cumbres del Hindu Kush, donde combatió contra el Rey Poros, y sus elefantes en La Batalla del Hidaspes.
Tras resultar herido por una flecha en el pulmón, hecho que no ocurrió en esta batalla en la realidad, Alejandro escuchó a las súplicas de sus generales, de que volvieran a casa.
Tras cruzar el desierto de Gedrosia, donde Alejandro perdió 3/4 partes de su ejército, regresó a Babilonia, donde posteriormente murió, se sugiere que fue envenenado en un banquete, el 13 de junio del 323 a.C.
Alexander termina con una última narración de Ptolemy, relatando las guerras de los diádocos, la venganza de Cassander sobre la familia de Alejandro, y resumiendo la importancia que tuvo Alejandro para el mundo occidental.
También, entre otras cosas, Alexander detalla la relación ambigua entre Alejandro y Hephaistion, su gran compañero de lucha y, según textos históricos, su amante.
Se relata que al morir Hephaistion, Alejandro mandó crucificar al médico a cargo de su salud.
Alejandro Magno conquistó el mundo, no sólo porque fue un genio militar, sino también gracias a la convicción de sus ideas.
Lo que consiguió en sus casi 33 años, marcaría la historia de los siglos siguientes, y aún influye en la vida de las tierras que conquistó, hace más de 2 mil años.
Aunque fue un auténtico guerrero, Alejandro tenía alma de explorador:
En su marcha de 35.000 kilómetros, no buscó destruir, sino reinventar la sociedad conforme a su visión de un nuevo mundo, y quizás incluso, un destino nuevo para la humanidad.
A través de sus acciones, Alejandro unió temporalmente Occidente con Oriente, extendiendo el pensamiento y cultura helenos por todo Oriente, con efecto duradero.
Desde cualquier punto de vista, sus logros fueron realmente asombrosos.
Su imperio abarcó una extensión, que actualmente incluye países como Grecia, Albania, Turquía, Bulgaria, Egipto, Libia, Israel, Jordania, Siria, Líbano, Chipre, Irak, Irán, Afganistán, Uzbekistán, Pakistán y la India.
En 323 a.C., el año de su muerte, cubría más de 5 millones de kilómetros cuadrados.
“Did such a man as Alexander exist?
Of course not! 
We idolize him; make him better than he was”
Como dato, Oliver Stone también sacó a la venta, 2 ediciones más de Alexander.
Estas fueron “Director's Cut” y “Alexander Revisited: The Final Cut”, mucho debido al tema sexual del protagonista histórico como por llenar algunos cabos sueltos y desarrollarlos mejor.
Alexander es especialmente brillante, sobre todo por su vestuario, su fotografía, y su ambientación, que nos transportan a una época brutal y sanguinaria.
El supervisor de efectos visuales, John Scheele, trabajó durante meses con la innovadora empresa de efectos visuales, BUF Compagnie de París, y la Moving Picture Company de Londres, con el fin de perfeccionar los efectos digitales en La Batalla de Gaugamela, y otras secuencias.
De hecho, La Batalla a Gaugamela se filmó con 2 unidades completas, utilizando hasta 8 cámaras para abarcar toda la acción, y más de mil extras en el campo el día del rodaje.
El artista Steve Mitchell, con la ayuda de un solo asistente, pintó el ciclorama de 50 metros de largo, y 13 de alto, que retrataba con detalles microscópicos, una vista panorámica de Babilonia, desde las terrazas del palacio, un paisaje de ciudad lleno de rascacielos del mundo antiguo, puentes, jardines, y calles pavimentadas:
Una civilización en la cima de su desarrollo.
El armero Richard Hopper, recibió el encargo de preparar la enorme variedad de armas utilizadas por las fuerzas macedonias, persas, indias, y bactrianas en los multitudinarios enfrentamientos de los distintos ejércitos.
En ocasiones, Hopper y su equipo, tuvieron que armar a 1.500 soldados en un solo día, requiriendo la creación de 15.000 piezas de equipo:
Aproximadamente 1.000 sarissas, 2.000 escudos, 2.000 espadas, 750 arcos y 9.000 flechas.
La mayoría de las armas, se hicieron de metal, con realistas versiones en plástico para las escenas con especialistas y caballos.
No es, de todas formas, sólo la fidelidad a la Historia, lo que la hace una gran película, sino también las actuaciones.
¿Cómo selecciona el director al actor para un papel heroico?
En el caso de Alejandro, significó buscar a un actor muy humano, pero sin embargo, con un físico imponente, y con la capacidad de ofrecer un retrato completo de un personaje complejo.
Stone encontró a su hombre en Colin Farrell.
Farrell está realmente metido en Alejandro, tremendamente bello y ambiguo, una ambigüedad altamente atractiva y estudiada por este actor, que le salió muy pero muy bien, tal vez, Alexander sea su mejor papel hasta este momento.
Colin Farrell interpreta a un Alejandro complejo, con toques de grandeza, y de locura, dominado por las pasiones, y por la ambición, dividido entre el amor, y el odio hacia las 2 grandes figuras femeninas de Alexander, su madre Olympias y su esposa Roxana.
Colin Farrell pasó una larga temporada, antes del rodaje, en una finca de Madrid, para aprender a montar a caballo de la mano de Ricardo Cruz Moral, uno de los mejores domadores, y especialistas de caballos del mundo.
De hecho, 12 caballos de pura de raza española, y 4 frisones negros holandeses, en el papel de Bucéfalo, propiedad de Cruz, fueron protagonistas de Alexander.
Otro actor que recibió instrucción de Cruz Moral, fue Connor Paolo, un chico de 13 años que encarna a Alejandro de pequeño.
Paolo tuvo que aprender las técnicas necesarias, para el profético primer encuentro de Alejandro, con el salvaje semental Bucéfalo, un hito en la vida del joven, al que consigue dominar, y así obtiene de forma dramática, la aprobación de su padre.
Nativo de Nueva York, Paolo nunca había montado a caballo.
Cruz Moral le entrenó todos los días, durante 2 meses, y cuando llegó el día del rodaje, montaba como un auténtico príncipe macedonio.
Los caballos resultaron más problemáticos, pero extrañamente, el caballo de Alejandro, el gran Bucéfalo, fue el más tranquilo, y hasta se enfrentó a un elefante subido en las patas traseras, sin pizca de miedo.
Esta dramática toma de Alexander es real, y no hay nada en ella, de efectos digitales.
Una parte esencial del personaje de Alejandro, son las expectaciones que tiene de él su madre, la intensa Olympias, y las creencias que le ha inculcado.
Stone explica que parte de Alexander, habla del acuerdo que tiene Alejandro con su madre:
“En el guión, Olympias le dice a Alejandro:
“Llevas en ti la luz del mundo.
Tus compañeros serán sombras del infierno, pero tú serás el único, siempre joven, siempre inspirador.
Nunca habrá otro Alejandro como tú, Alejandro Magno”
Olympias le dio a Alejandro, la idea de que él mismo tenía el mismo destino que Aquiles, y como Aquiles, moriría joven.
Ese fue el trato.
Mucha fama pero una muerte temprana, en vez de una larga vida, pero de poca gloria”
En cuanto a la mencionada Jolie, si bien su actuación es impecable, debieron poner a otra actriz mayor, para hacer el rol de Olympias.
Hay que considerar que Jolie nació en 1975, y Farrell en 1976.
Aunque nadie, realmente sabe la edad que tenía Olympias cuando dio a luz a Alejandro, Robin Lane Fox supone que, conforme a las tradiciones de la época, tendría unos 16 o 17 años.
Por consiguiente, en las pocas escenas que Jolie comparte con Farrell, ella, con la ayuda del maquillaje y la peluquería, aparenta un poco más de edad.
Su papel fue dado por la apariencia de Jolie, intrigante y algo “malintencionada”
Como suele hacer, Jolie se lanzó de cabeza a la preparación de su personaje.
Como devota de Dionisio, la Reina macedonia estaba acostumbrada a estar rodeada de serpientes, y Jolie tuvo que adaptarse rápidamente, a las serpientes que a menudo colgaban de su cuello, y se retorcían a sus pies durante el rodaje.
Para preparar sus papeles, todos los actores que daban vida a soldados, incluyendo los protagonistas, Colin Farrell y Jared Leto, tuvieron que aprender estrategias de guerra, y a manejar las armas de la época.
El alcance de las batallas recreadas en Alexander, es verdaderamente épico:
La Batalla de Guagamela, donde las fuerzas de Alejandro, muy inferiores en número, obtuvieron una victoria sonada sobre el enorme ejército persa, y otro descarnado enfrentamiento en los bosques de la India, donde las tropas se enfrentan a gigantescos elefantes, es la mejor acción épica.
“I am not my father!”
Las vicisitudes con las que debe lidiar Alejandro, son la trama principal de Alexander, siendo las más importantes, las relaciones que mantiene con su madre Olympias, tal vez un incesto velado, su esposa Roxana, de carácter fuerte, su padre Philip, y sobre todo con su general, amigo, amante Hephaistion.
Para el director, la búsqueda de Alejandro por todo el mundo, es la búsqueda de un ideal, una utopía, como bien ha demostrado la historia tras su muerte, y una búsqueda del amor en sus más diversas formas.
En el caso del conquistador, la maldición acerca de la soledad del Emperador es cierta, porque como el protagonista afirma en un momento de Alexander, ha fracasado.
No encuentra consuelo en los brazos de Roxana, su amor con Hephaistion parece prohibido, la turbulenta relación con su padre, sigue marcándole aún muchos años después de su muerte, queriendo probar siempre, que ha llegado mucho más lejos que él, y es mejor de lo que Philip fue jamás, y por último, la compleja relación con su madre, que en Alexander, nos deja una visión de una bruja, una arpía conspiradora, que ama a su hijo por encima de todo, y cuya ambición porque sea coronado Rey, le impulsará a hacer cualquier cosa, y cuyo fantasma, no podrá desprenderse de Alejandro, ni en el momento en que éste muera.
En cuanto al tema de la homosexualidad de Alejandro, pues si bien con su supuesto amante Hephaistion, enorme Jared Leto como amante gay, no intercambia más que miradas apasionadas, queda bien clara, la naturaleza de su relación, creo que está bien tratado en Alexander, sin muchas estridencias, y cero plumas.
Si bien, Alexander llamó bastante la atención del público, por tener a un protagonista gay, Oliver Stone lo presenta simplemente, como una faceta más de Alejandro Magno.
Curiosamente, un grupo de abogados griegos, amenazó con demandar a Warner Bros, y al director Oliver Stone, por insinuar la bisexualidad de Alejandro Magno, aunque renunció a hacerlo tras asistir un pase privado.
Al actor Colin Farrell comenta, que en ese periodo, compartir entre hombres experiencias intelectuales y físicas, era algo muy puro:
“Era Eros, el amor puro, y trataba de crecer, compartir y educar.
No existía la idea de la “homosexualidad” ni la “bisexualidad”
La sexualidad era simplemente, algo inevitable.
Hephaistion era un amigo de Alejandro, con quien creció, y que nunca actuó por interés.
Fue el único verdadero compañero y amigo de Alejandro, que sólo quería lo mejor para él”
“Creo que entre Alejandro y Hephaistion, surgió una comprensión y fraternidad, que trascendía la amistad”, añade Jared Leto.
“Se querían, pero su amor no se basaba en lo físico, sino en lo espiritual.
Cado uno jugó un papel importante en el destino del otro, lo cual fue una fuente de tensiones entre Hephaistion y Olympias, y después entre él y Roxana”
Resulta cómico que la película más fiel, sobre una de las personalidades más controvertidas de la historia, haya sido dirigida por uno de los cineastas más controvertidos del cine norteamericano, protagonizada por una de las estrellas más controvertidas de la industria de Hollywood, y producida por la industria menos controvertida, más conservadora, y menos arriesgada de la cinematografía mundial.
Paradojas del cine.
“I was here this day at Gaugamela... for the freedom... and glory... of Greece!”
La identificación entre Stone/Alejandro está total comprobando, en ciertas ocasiones del metraje, que las palabras que surgen de la boca del protagonista no son sino, la extrapolación de las ideas del cineasta, y ahí radica quizás, la mayor virtud de Alexander.
La modernidad y la actualidad, que rezan la política, y sobre todo, los ideales de Alejandro que aboga por una conjunción total entre pueblos, lenguas, y razas, dejando de lado, cualquier atisbo de posible intento de creerse superior a cualquier otro pueblo.
El sueño de Alejandro, de conseguir un mundo unitario, y lo más alejado posible de la tiranía, se puede aplicar hoy en día, a cualquier conflicto armado, o político, que nos salpica continuamente día a día, también y una vez más, la historia nos demuestra, como las ideas y los hechos que tuvieron lugar hace miles de años, se ajusta a la actualidad, e importancia en nuestros días.
Lo increíble de Alejandro Magno, es que conocía todos los mitos griegos, y se puso a hacerlos realidad en su propia vida.
Tenía muchos de los demonios que tenemos hoy en día, y espero que la historia pueda dar sentido a otras épocas y lugares, a imperios que dominaron el mundo, y a hombres visionarios con grandes sueños.
Todo el mundo, y especialmente los jóvenes, deben tener un sentido de la historia, y darse cuenta de las posibilidades del idealismo, que nunca debe corromperse.
Alejandro configuró el mayor imperio antes del español, aunque la razón de su no conocimiento, por parte del espectador, es que no duró los 2 milenios del Imperio Romano, desde el siglo VII a.C. al siglo XV con la caída del Imperio Bizantino, sólo fueron unos años, y un sueño como el de Roma, no dura toda la vida.
Gran parte de esa cultura, se evoca en Alexander.
Es una lástima, que la gente no sepa valorar la edad antigua:
La de griegos y romanos, este género necesita más apoyo y más recursos.
Sin ellos, Europa no sería lo que es ahora, y sus consecuencias en los “nuevos mundos” no serian los mismos.

“Conquer your fear, and I promise you, you will conquer death”



Comentarios

Entradas populares