The Asphalt Jungle

“The City Under The City”

A lo largo de la vida, conocemos casos de personas que lograron el éxito a base de trabajo, esfuerzo, y mucho sacrificio.
Y hoy día, son reputadas en sus diferentes profesiones.
Sin embargo, hay otro grupo más minoritario, que prefiere obtener lo mismo, pero utilizando un camino más breve, y pasando por alto, leyes, autoridades, y todo lo que se les ponga ante ellos.
No solo hay acciones, también hay razones.
No hay solo luz o sombra en el corazón humano, hay luz o sombra según sean las circunstancias.
No pueden reducirse los hombres a los sesgados tópicos de buenos y malos, pues en cada hombre considerado malo, hay algo de bueno, y en cada hombre considerado bueno, hay algo que debería corregirse.
La condición para estar aquí en La Tierra, es que seas un ser imperfecto, en camino hacia la superación y la luz.
Así empieza el juego de la vida, y así se sostendrá hasta que, algún día, entendamos que lo único a lograr, y con lo que podremos ganar, es reconquistando la unicidad.
Las debilidades humanas por su parte, son los rasgos de la personalidad que nos llevan a sentirnos afligidos, angustiados, desesperados.
Por cada debilidad que nos provoque, inicialmente sentimos impotencia y ansiedad, generalmente permitimos que nos afecten de forma negativa.
Una de las debilidades humanas, que intranquilizan constantemente, es el miedo.
Miedo a quedarse solo, a las enfermedades, a la muerte.
Miedo a la pobreza, a lo desconocido, a la muerte de algún familiar.
Miedo a ser traicionado, al fracaso, a sentirnos frustrados.
Miedo al ridículo, a la mediocridad.
Miedo a volver a lo mismo, después de haber conocido y estar practicando un programa de prevención del dolor emocional, y las conductas compulsivas…
Participando activamente en la sociedad, hemos podido reconocer algunas de las debilidades humanas, como el resentimiento, la envidia, la cólera, el dinero, el poder, el prestigio, los celos, la vanidad, y sobre todo, el ser muy selectivo.
El alcoholismo y la drogadicción, así como toda la extensa variedad de conductas compulsivas, son también debilidades humanas.
Físicamente, las debilidades humanas más exigentes son:
La necesidad de comer y beber, de dormir, o de tener relaciones sexuales.
Existen otras como el frío, el calor, o en general, la necesidad de vivir con la capacidad de protegernos eficientemente del medio ambiente y el clima.
Las debilidades humanas con relación a la mente, las reconocemos cuando seguimos insistiendo en tener ideas, o pensamientos anticipantes, para satisfacer sobre todo, nuestros irracionales deseos personales.
Espiritualmente, las debilidades humanas se manifiestan cuando nos oponemos conscientemente a aceptar, o realizar la voluntad de Dios.
Identificar nuestras debilidades humanas, nos permitirá trabajar objetivamente, evitándonos realizar esfuerzos inútiles, para mejorar nuestra personalidad.
Las debilidades humanas siempre nos han impedido tomar decisiones maduras, hasta hoy, han sido la causa de nuestra mediocridad y cobardía.
En el plano histórico, en Estados Unidos hubo una crónica negra de hampa y gánsteres que se adueñaban de distritos enteros de grandes ciudades como Chicago, o Nueva York.
Por las calles que olían a lúgubre, retumbaban los disparos y corría la sangre.
El terror establecía una ley de silencio.
Nadie veía nada, nadie oía nada, nadie sabía lo que pasaba.
Todos eran mudos y sordos, ante las autoridades que de cuando en cuando, hacían como que trataban de solucionar algo en aquella jungla de fieras letales y escurridizas, como las panteras negras que en las selvas, trepan silenciosas por los troncos, y observan a sus presas sin ser vistas.
La policía, o al menos parte de ella, solía estar también metida en el ojo, por aquello de que si no puedes con tu enemigo, únete a él, o porque ser un policía corrupto y compinchado con los capos locales, rinde muchos más beneficios, y así no ponen precio a su cabeza por desbaratar los turbios planes.
Es más rentable, y mejor para el pellejo, llevarse bien con la mafia.
“Experience has taught me never to trust a policeman.
Just when you think one's all right, he turns legit”
The Asphalt Jungle es una película de suspense estadounidense de 1950, dirigida por John Huston.
Protagonizada por Sterling Hayden, Louis Calhern, Sam Jaffe, Jean Hagen, James Whitmore, John McIntire, Marc Lawrence, Marilyn Monroe, Barry Kelley, Anthony Caruso, Brad Dexter, Dorothy Tree, entre otros.
The Asphalt Jungle está considerada como uno de los clásicos del cine negro, escrita por Ben Maddow y John Huston, basados en la novela homónima de W.R. Burnett.
The Asphalt Jungle estuvo nominada a 4 Premios Oscar:
Mejor director, actor de reparto (Sam Jaffe), guión adaptado y fotografía en B/N.
The Asphalt Jungle es el retrato desgarrado de las bajezas y las debilidades humanas, con un realismo sobrecogedor, es sobria, seca, dura, sin concesiones a la galería, y con todo el sabor del autentico cine clásico de calidad.
Huston ha sido acusado con reiteración, de ser un director de películas de perdedores.
El fatalismo forma parte del cine de este director, que dio un Oscar a su padre en 1948; y otro a su hija en 1985.
Quizás, Huston no sea más que un romántico fatalista, que dibujaba personajes tremendamente soñadores.
Innovadora en su género, The Asphalt Jungle prescinde de la habitual voz en “off”, reparte el protagonismo de la historia, y abandona la acostumbrada misoginia del “film noir”
The Asphalt Jungle es una muy seria puesta en escena, lúcida, de narración directa, sin distractores, inclusive, prescinde de banda sonora, cero músicas, la historia que se nos presenta es todo, es donde nuestra atención debe sestar centrada, y para ello, somos ayudados por el buen ritmo del que Huston dota a The Asphalt Jungle.
Por primera vez, un film de cine negro, adopta el punto de vista de los criminales, lo que permite al realizador, explicar las particularidades de sus situaciones personales y familiares, sus emociones, debilidades, y psicología.
The Asphalt Jungle tiene además, un valor documental de interés:
Muestra los bajos fondos, el submundo del crimen, y sus escenarios habituales en una ciudad media americana, de los últimos años 40.
El realizador nos introduce en el submundo de unos asaltantes, delincuentes que están a punto de dar lo que sería el mayor golpe de sus vidas, y uno de los mayores robos de la historia yanqui, cuando intenten robar una importante cantidad de valiosos diamantes de una joyería, un golpe planeado minuciosamente por un experimentado y curtido delincuente maduro, pero que verá cómo sus planes van saliendo cada vez peor, mientras un corrupto policía va investigando el caso, pero siempre velando por sus propios intereses.
Los personajes están construidos de modo excelente, una magistral radiografía de la condición humana, en unos pocos trazos, sabemos lo que sienten, transmiten sentimientos, son personajes tridimensionales, es un retrato coral sobre el mundo de los bajos fondos de una ciudad cualquiera, la cara oculta de una urbe, por ella circulan metódicos ladrones, pistoleros, jugadores, un jorobado, una rubia tonta, un abogado arruinado, policías corruptos, lo mejor de cada casa, y está la maestría de Huston, que es capaz de hacernos que empaticemos con ellos, que todos destilen sentimientos, que sus motivaciones de perdedores atrapados en una ciudad que les oprime, que es una prisión para ellos, ansían poder salir de ella para poder respirar.
Una espléndida fotografía, impregna a The Asphalt Jungle, con ese aire de romanticismo fatalista, tan característico del género de la época, para mostrarnos una ciudad solitaria, oscura, y amenazadora; solamente poblada de bares, garitos de apuestas, y habitaciones baratas.
Todo ello, esta reforzado con una verdadera sinfonía de primeros planos, llenos de brillo y fuerza, que nos muestran el más íntimo pensamiento de los personajes.
The Asphalt Jungle expone con una minuciosidad inusual, la preparación y ejecución de un plan de acción, a cargo de un grupo de personas que cuentan con tareas distintas y complementarias.
La distribución de las mismas y su coordinación, se explican con gran riqueza de detalles.
La acción se envuelve en un clima denso de suspense, y tensión, pocas veces superado.
Se ponen al servicio del mismo, una potente visualidad y, en los momentos culminantes, un silencio cerrado e inquietante, que hiela el alma.
El guión nos va presentando de una manera genial a los personajes, que van a formar parte de la banda de atracadores.
Cada uno de ellos, va engarzado con el siguiente personaje, de un modo fluido.
Primero nos presenta a Dix Handley (Sterling Hayden) que llega al bar de Gus Minissi (James Whitmore)
Más tarde vemos como Dix debe dinero a Cobby (Marc Lawrence), que es el que pone en contacto a los miembros de la banda.
Aparece Doc Erwin Reidenschneider (Sam Jaffe), y de casualidad, se encuentra con Dix, se entera de que es un pistolero, y además le cae bien.
Por medio de Gus, entra en juego el reventador de cajas fuertes que es Louis Ciavelli (Anthony Caruso)
De fondo, y por encima de todos ellos, como al margen, está la figura egregia de Alonzo D. Emmerich (Louis Calhern), que parece ser la persona que debe manejar el dinero para la operación, aunque en el fondo, no sea más que un abogado con problemas de dinero, que engaña a su mujer con una joven amante, Angela Phinlay, una radiante Marilyn Monroe al comienzo de su carrera.
Curiosamente, la mayoría de todos los atracadores parecen tener nombre extranjero:
Alemán e italiano.
John Huston fue un innovador en este sentido.
Hasta entonces, las películas de atracadores ó gánsteres, mostraban a tipos duros y sin sentimientos, con una especie de “Parkinson avanzado” en el dedo índice, que les hacía apretar el gatillo con más frecuencia de lo deseable.
Los malos eran rematadamente malos, odiosos, tanto que, cuando se “cargaban” a uno, la sala aplaudía.
Pero Huston supone un punto de inflexión, y consigue con su dibujo de personalidades y sentimientos, que nos solidaricemos con ellos, con "Herr Doctor", con el pistolero que sueña caballos y granjas, con el destripa-cerraduras con sueño y falta de descanso por las fiebres de su bebé, y con el pobre jorobado, dueño del bar, amante de los gatos y chofer en sus ratos “libres”
Y nos solidarizamos tanto, que deseamos fervientemente, que las cosas salgan bien, que se lleven los diamantes.
¿Seremos cómplices por pensar así?
“One way or another, we all work for our vice”
La acción tiene lugar en una ciudad mediana de EEUU, parecida a Cincinnati, entre 1949 y 1950, a lo largo de unas semanas.
The Asphalt Jungle se inicia cuando un asalto a una bodega ha sido perpetrado, la policía busca identificar al culpable, pero el afectado, temeroso, no acusa a quien sabe es el responsable, Dix Handley.
Paralelamente, el legendario cerebro criminal, Erwin Reidenschneider, apodado “Herr Doctor” y “Doc”, acaba de salir de prisión, y sin perder tiempo, empieza a planear un gran golpe que tenía en mente desde hace tiempo.
Busca financiamiento para ello, y recurre al magnate Alonzo D. Emmerich, mientras Dix también busca un trabajo acorde a sus habilidades, matón y ladrón experimentado, que recibe la visita de un antiguo amor, Doll Conovan (Jean Hagen), a quien hospeda unos días.
Mientras tanto, el Doctor va formulando su plan, planea los detalles con Emmerich, necesita, además de financiamiento, personal y transporte, el magnate acepta, mientras mantiene un idilio con su amante, una impresionante rubia, Angela Phinlay, que podría ser su nieta.
El corrupto teniente de policía Ditrich (Barry Kelley), permite que todo el plan siga adelante, mientras Dix recuerda su pasado en Kentucky.
Pero el magnate Emmerich, está en banca rota, y está planeando estafar a los asaltantes, quedarse con el botín entero, y escapar.
Mientras, van reclutando a su equipo, un hábil conductor, Gus Minissi, un experto en abrir cajas fuertes, Louis Ciavelli, y el propio Dix.
Van planeando el atraco, y el Doctor sospecha que Emmerich planea algo en su contra, y Dix se vuelve su hombre de confianza, mientras Louis enfrenta problemas con su creciente familia, su hijo recién nacido.
Llega la hora de la acción, y operan con precisión, pero una alarma es activada durante el robo, y aunque logran escapar con los diamantes, Louis resulta gravemente herido.
Al reunirse con el magnate financiador, se dan con la sorpresa, que no tiene el dinero pactado por los diamantes, que pretende quedarse con todo, pero Dix elimina a su secuaz, y recupera el botín, resultando herido también.
La policía empieza a buscar por todos los lugares aledaños, Dix y el Doctor van a refugiarse con un conocido de Gus, que cuida a Louis, mientras Emmerich asegura su coartada con la hermosa Angela.
Dix y el Doctor continúan huyendo, moviéndose, pero un taxista que los transportó, y otros indicios, acercan a la policía a su rastro, y Ditrich, asegurando el silencio de los que lo conocen, obtiene la confesión de un secuaz, la policía va a buscar a Emmerich, que descubierto, se mata.
Louis muere, y Gus es encerrado, el Doctor se separa de Dix, y huye con las joyas, pretende escapar en taxi, pero por distraerse viendo a una joven bailar, es atrapado por la policía.
Por su parte, Dix, que escapa con Doll, empeora su herida, viaja como puede hasta su natal Kentucky, donde se arrastra agonizante, y donde muere, rodeado de equinos, como en su infancia.
Impresionante la definición del status de cada personaje:
Sterling Hayden/Dix Handley: Es un pistolero a sueldo, de aspecto triste y solitario, su rostro refleja la mala vida y la desesperación.
Louis Calhern/Alonzo Emmerich: Es un hombre poderoso económicamente, actualmente arruinado, con una esposa enferma, y con la única posibilidad del gran atraco como única forma de no ir a la bancarrota.
Jame Whitmore/Gus Minissi: Es un barman, sin alicientes en la vida.
Se rodea de amigos conflictivos, pero esto no le impide ayudarlos en los momentos más delicados.
Sam Jaffe/Doctor Erwin Riedenschneider: Es un experto en montar grandes golpes, y su estrategia a seguir, es quien lleva la manija de todo el plan.
Marc Lawrence/Cobby: Es la mano derecha del señor Emmerich, se encarga de llevar los negocios ilegales, y pagar a policías corruptos para que hagan la vista gorda de su local.
Anthony Caruso/Louis Ciavelli: Es especialista en abrir todo tipo de puertas, cajas fuertes, y todo aquello que se le resiste a poder adquirir algo de valor.
Es el más humano del grupo, preocupado por su mujer y su hijo.
Sobre las mujeres:
Jean Hagen dibuja un personaje entrañable, antítesis de la mujer fatal, entregada sin condiciones a un amor no correspondido, que nos deparará secuencias memorables en su relación con el protagonista.
Como también lo son las que dan testimonio del amor marchito entre Emmerich y su postrada esposa, evocadoras de la nostalgia de un pasado feliz.
Por último hacer mención a un personaje antológico, el llamado Doc, cerebro del grupo, sosegado, imperturbable, desconfiado, y astuto, pero que encontrará su némesis en su ineludible talón de Aquiles, una joven mujer.
Nadie es perfecto.
Pues hablando de momentos inolvidables, la primera aparición de Marilyn retozándose en el sofá ante su amante Emmerich, es deslumbrante y mágica.
Cuanta belleza en un solo rostro.
Y Sterling Hayden encendiendo una cerilla con un chasquido de dedos... difícil es englobar en un mismo gesto:
Belleza, rudeza y clase.
La secuencia final, de Sterling Hayden muriendo entre los caballos de esa granja, es un ejemplo claro de que los duros como Huston, también tenían su vena poética.
La música incidental de Miklós Rózsa, envuelve a la historia en una atmósfera perfecta, de oscuridad, e intriga sin límites.
“After all, crime is only... a left-handed form of human endeavor”
En su tiempo, The Asphalt Jungle causó indignación en sectores de la crítica, los cuales consideraron de mal gusto, que se buscara esta empatía emocional con delincuentes.
Huston replicó:
“Las personas que consideran inmoral The Asphalt Jungle, tienen miedo de lo que la película despierta en ellos.
Se sienten criminales porque comprenden el estado de ánimo y las motivaciones de los criminales”
Radicalmente innovadora en su época, en muchos aspectos, pero sobretodo, debido al cambio de mentalidad que supuso el tratamiento de los delincuentes; ya que estos aparecían como personajes de carne y hueso, intensamente humanos, al contrario que los policías y la gente que defiende la ley.
El espectador acaba poniéndose de su parte, haciéndonos participar de sus pensamientos, de sus asuntos familiares, comprendiendo sus motivos y preocupaciones.
Deseando que no suene la alarma en el robo.
Al fin y al cabo “todos trabajamos para pagarnos un vicio”, y aunque ese trabajo sea delictivo, eso no quita su profesionalidad.
“El crimen es solo la consecuencia de un concepto equivocado de la vida” pero el único que tienen.
El resultado fue tan duro y anticonformista, que Huston se vio obligado a añadir la escena de las radios, casi al final, para “exaltar la labor de la policía”, pero de la que Huston se salió inteligentemente airoso.
The Asphalt Jungle es una de las mejores películas del género “Noir”, muestra una exanimación profunda sobre cómo funciona el “modus operandi” de los criminales en el bajo-mundo.
Inolvidable clásico del cine negro, donde por primera vez en el género de robos, se explora el personal mundo de los antihéroes, los asaltantes de banco, o joyería en este caso, y el director nos muestra el personal perfil de cada uno de ellos, sus dilemas, así veremos:
Al abridor de cajas fuertes, Louis, con sus problemas financieros para mantener a su mujer y su hijo recién nacido.
Al duro Sterling Hayden, interpretando a un campesino que añora su juventud, sueña con su infancia en Kentucky, rodeado de la paz del campo, y de un magnífico caballo, semental que se estropeó, al igual que todo ese mundo suyo.
Y al arruinado magnate Emmerich, casado con una esposa de la que está aburrido, y manteniendo a una joven amante, su mundo se derrumba por culpa de sus propios excesos, de su pomposo estilo de vida.
A través de la investigación policíaca, también nos muestra el corrupto mundo de la ley, corrupción de la que ellos son conscientes, pero que no mucho pueden hacer al respecto.
Como en toda película de cine negro, la gama de personajes secundarios enriquece aún más la trama.
Espléndida aportación de Jean Hagen en el papel de Doll, que intenta exprimir a lo largo de toda su actuación algo de ternura en Dix.
Grandioso el personaje de Gus, el dueño del bar, amigo de sus amigos, y que conoce tanto a Dix como a Louis.
Por eso reacciona con ira, cuando coge por el cuello al soplón en la escena final en la cárcel.
“Qué portento de criatura” dice Louis Calhern, sobre una Marilyn, que en apenas 3 escenas, anticipa su gran nivel de actriz, solamente ensombrecida por su leyenda, en cuanto a sus comportamientos durante los rodajes.
Incluso, los detalles están tremendamente cuidados.
Por ejemplo, en la rueda de reconocimientos del inicio, se dice que uno de los detenidos que no usa corbata, porque trató de ahorcarse con ella.
Huston, en detalle de gran director, al hacer la panorámica por él, le hace atusarse el cuello de la camisa, como si aún sintiera la marca del intento en su cuello.
Mención especial para Sam Jaffe en su espléndido papel.
Su presentación es un ejemplo de maestría por parte de la puesta en escena de Huston.
Primero vemos sus fotos en la ficha de la cárcel.
Luego llega en un taxi al local de Cobby, y Huston no nos lo enseña hasta que avanza por el pasillo, girándose para marcar la misma silueta que en las fotos policiales.
Y en una escena sin subrayado, nos enseña lo más importante de su personalidad.
Le vemos mirando en primer término, un almanaque donde aparece una “pin-up”, de fondo, llega a la habitación Dix.
Con una sola toma, nos va a dar un dato sobre las aficiones de Doc, y mete en el asunto del robo a Dix.
Apoya la escena del calendario un poco más adelante, en una línea de diálogo de Sam Jaffe, cuando dice que si sale bien el robo, se marchará a México a disfrutar de la compañía de las jóvenes bellezas del lugar.
Estos 2 detalles, que parecen olvidados en la mente del espectador, salen a flote a borbotones, cuando vemos de qué manera le detienen al final, por quedarse a contemplar en un bar, el baile de una joven mujer.
Él es así, y no lo puede evitar, grandioso personaje sin duda.
En el final, veremos cómo el gradual fracaso de sus planes, desemboca en la muerte de casi todos, el único sobreviviente va a prisión, y el protagonista, Dix, se arrastra intentando alcanzar aquel mundo donde fue feliz, tratando de alcanzar su infancia.
The Asphalt Jungle es un film amargo y pesimista como pocos, trufado de momentos inolvidables, destaca con luz propia la secuencia final, de un lirismo sobrecogedor, en el que sin duda, es uno de los más hermosos, tristes, y bellos finales de la historia del cine, donde un Huston trasgresor, subvierte el discurso oficial con las sublimes, e inolvidables imágenes que nos muestra, y que se erigen en demoledora metáfora de la dignidad de los perdedores, y de la libertad.
En definitiva, The Asphalt Jungle es una película sobre la fatalidad y el destino, o sobre el destino fatal, que persigue a sus personajes, heridos por la vida, pero no perdedores, característicos de Huston, sino perdidos, en un mundo equivocado que les ahoga, y no les deja respirar, y en el que han fracasado antes de empezar.
Pero es un fracaso digno, con la cabeza bien alta, un fracaso incluso luminoso y bello, como lo es el final donde Dix va a morir:
En plena naturaleza, entre árboles y caballos, entre sus sueños de infancia, lejos de aquella ciudad que les asfixiaba, lejos de aquella jungla de asfalto.

“People are being cheated, robbed, murdered, raped.
And that goes on 24 hours a day, every day in the year.
And that's not exceptional, that's usual.
It's the same in every city in the modern world.
But suppose we had no police force, good or bad.
Suppose we had... just silence.
Nobody to listen, nobody to answer.
The battle's finished.
The jungle wins.
The predatory beasts take over”



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