Nikita
“Monsieur, est-ce le paradis ici ou pas?”
El cine, desde sus comienzos, ha filmado con mucha dureza la violencia, que se ha visto acrecentada durante las últimas décadas.
La violencia filmada contra la mujer, refleja una actitud real de la sociedad, un documento fehaciente de la conducta humana, y al mismo tiempo, una denuncia contra esa misma situación, de indefensión psíquica, física, y cultural.
Si bien es cierto, que todo se ha filmado, incluso la justificación de esa violencia, lo más normal es que el cine, con sus duras imágenes, en muchas ocasiones, saque a flote una situación para que el espectador, por sí mismo, extraiga sus propias conclusiones, normalmente negativas, al maltrato a la mujer en lo que se refiere a la violencia física, no tanto, o mucho menos, cuando la violencia es sexual, o psicológica.
Desde los años 70 a la actualidad, los roles femeninos en el cine han dejado atrás a las mujeres sumisas, para demostrar que pueden ser tanto, o más duras, que ellos.
Cómo reflejo de los cambios sociales que se produjeron en las últimas décadas, el cine de Hollywood, comenzó a mostrar roles femeninos que distaban mucho de aquellas mujeres sumisas de la época dorada de los estudios.
No todos los personajes duros del cine son hombres.
Muchas mujeres también han debido enfrentar a los más temibles enemigos, superar cualquier clase de obstáculo, y han sabido salir siempre con vida.
“Vous savez cela pourrait dangereux”
Nikita es una película franco-italiana de 1990, del género acción policíaco, dirigida por Luc Besson.
Protagonizada por Anne Parillaud, Jean-Hugues Anglade, Tcheky Karyo, Jeanne Moreau, Jean Bouise, Jean Reno, Philippe Leroy-Beaulieu, Roland Blanche, Jacques Boudet, entre otros.
Nikita fue reeditada en Hong Kong como “Black Cat” (1991), y en Estados Unidos, como “Point Of No Return” (1993)
Además, sirvió como base para una serie de televisión por cable, bastante popular en EEUU, y en Nikita, la aparición de Jean Reno ejerciendo de “profesional”, provocó que más tarde, el director hiciera su versión masculina en la obra maestra “Léon” (1994)
Nikita revolucionó el género de acción, al tener a una mujer como protagonista.
Con algunas de las secuencias de acción más trepidantes vistas en la gran pantalla, Nikita dio un nuevo significado a la expresión “femme fatale”
Desde los créditos iniciales, hermosamente coreografiados, con el particular travelling de todas las películas de Besson, Nikita nos introduce en un oscuro submundo de violencia “junkie” parisina.
Y es que Nikita no sigue, en ningún momento, la estética de película de espías, pues no hay una trama, no hay un “malo”, no hay contraespionaje, no hay investigaciones...
Así vemos a una joven de 19 años llamada Nikita (Anne Parillaud) como una desarraigada, pandillera y adicta a las drogas, la cual es encarcelada después de haber cometido varios robos y asesinatos.
Pero las autoridades se dan cuenta, de que Nikita tiene algo especial, que la hace diferente a los demás, y que puede convertirse en un arma mortífera.
Por eso, la incluyen en un programa secreto de formación de sicarios, donde la entrenan con dureza, y le asignan una nueva identidad:
Josephine.
Desde ahora, su misión será matar en beneficio de los intereses del gobierno francés.
O sería la mejor, de no ser porque, a pesar de que el Gobierno la ha convertido en una fría y eficiente máquina de matar, en su interior, late aún un tibio, sentimental, y caliente corazón.
Ahora, Nikita deberá trabajar para una organización que no conoce la palabra “renuncia”, y además, no es la mafia, así es que no puede delatarlos, y luchar por tener una vida propia.
La carrera de Nikita como asesina va bien, hasta que una misión de robo de documentos en una embajada sale mal, lo que requiere que la Agencia envíe al asesino Viktor “The Cleaner” (Jean Reno) como apoyo, con el objetivo de destruir cualquier evidencia.
Lamentablemente, las cosas se complican aún más, cuando el personaje es herido por los guardias de la embajada, y muere durante la huida.
Por si esto fuera poco, Marco (Jean-Hugues Anglade), pareja de Nikita, descubre la verdadera identidad de “la femme” y le convence de abandonar la Agencia, y desaparecer.
Nikita comienza con buen ritmo, y tras una secuencia inicial muy bien lograda dentro de lo que cabe, se mantiene hasta aproximadamente la mitad del metraje, justo hasta el momento en que la protagonista sale a la calle, y comienza a realizar sus misiones de asesina a sueldo de la policía.
A partir de ese instante, la historia de Nikita se lía en un tándem de amor-violencia, que Besson no acierta a desenmarañar; la narración se hace cada vez más confusa, y falta de ritmo, logrando a la larga, que el espectador termine perdiendo el interés.
A primera vista, la moraleja de Nikita, parece ser la misma que la de la serie de “James Bond, 007”
Matar, en sí, no es tan malo, pero hay que saber a quién se mata, y hacerlo con elegancia.
No obstante, conforme va transcurriendo el metraje, el espectador se percata de que la intencionalidad del director, es justo la contraria; no pretende en absoluto, hacer una apología de la violencia, igual que otras películas de similar factura, sino que se muestra intencionadamente crítico, ante las situaciones violentas que describe.
Nikita es una historia de redención, del descenso a los infiernos de una mujer perdida, y sin rumbo en la vida, que deberá redimirse de su violento pasado, trabajando para una agencia del servicio secreto francés, encargada de las tareas más sucias y oscuras.
Nikita luchará por vivir una nueva vida, integrada en la sociedad, a pesar de llevar una doble existencia, una vida paralela, llena de brutalidad, asesinatos, desengaños, mentiras y traiciones.
Nikita pasa de ser así, una “adolescente” antisocial, a una mujer fatal, capaz de sentir amor, capaz de quebrarse, y que rechaza su nuevo destino impuesto.
Tal vez, Nikita hubiese preferido morir en prisión, que sentirse atormentada, y asfixiada por su nuevo rol , uno que ni ella misma comprende, sólo se limita a seguir ordenes, sin saber todo lo que viene tras de ello.
Anne Parillaud ES Nikita, la cual está llena de toda la intensidad, dulzura, violencia y humanidad que el personaje debe poseer, con su físico desgarbado y macilento, ayuda poderosamente a crear la idea, de un protagonista desvalido, y fácilmente aplastable por su entorno.
Sin embrago, Parillaud pega unos gritos que irritan, y sobre actúa monstruosamente.
Su personaje, Nikita, no es sexy, ni seductora, y ni siquiera, me parece guapa, ni por sus 19 años, 23 durante el transcurso del film, y no los aparenta, de hecho, yo le ponía 30 y algo...
Además, en Nikita vemos la manera en cómo ella es sacada de la miseria y las drogas, pero la vida que se le da, tampoco la satisface, el hecho de no poder desarrollar el aspecto amoroso de su vida, por ser incompatible con el nuevo trabajo secreto como asesina profesional, las infelicidades, los vacíos afectivos, y todo los conceptos que quieran encontrarle; hacen que Nikita posea al menos, un clima opresivo, y medio sentimental, dentro de lo ilógico de la trama en general.
Por un lado, el entrenamiento me parece fuera de todo lugar, antiprofesional, tratándose de un personaje como Nikita.
Me parece una soberbia tontería:
¿La escena del ratón?
¿O la escena del bocado en la oreja al instructor?
¿O el examen final con la ventana tapiada?
¿O las medidas de seguridad del edificio, en el que una cualquiera entra en él, dándole una patada en la cara al de seguridad, y va el otro y le abre la puerta?
La primera misión: la hago hasta yo.
Y es que nadie le dice nada, nadie le explica nada, nadie le dice qué tiene que hacer, nadie le dice quién es el malo.
Simplemente, toma, coge una bandeja, y llévala a la habitación...
Cuando aparece el personaje de Reno:
¿Por qué se vuelve loco, y ella empieza a gritar como una perra en celo?
Sin embargo, el triangulo amoroso de Nikita, con Bob su jefe, y Marco, el cajero de súper, está bien manejado, hasta bonito diría yo.
Los dos la aman, pero una la conoce y no puede estar con ella, mientras que el otro, no la conoce pero esta con ella.
Así las cosas, el personaje de Nikita no me gustó, la considero demasiado estrambótica, y no sé qué se puede ver de particular, en una yunkie, para convertirla en una agente.
Por lo demás, me encantaron las actuaciones de Tcheky Karyo como Bob, y sobre todo la de Jean Reno, que interpreta a un despiadado asesino llamado Viktor “The Cleaner”
La banda sonora merece también atención aparte, cortesía de Eric Serra, siempre interesante, creando bandas sonoras electrónicas, muy habitual en los trabajos de Luc Besson.
En resumen, Nikita trata, y fracasa, de promocionar la acción y la crueldad en manos de la figura de la mujer, a manera de contraste, con la sensibilidad femenina.
Voy a establecer algunas reglas básicas, sobre lo que hace que una mujer sea “dura” en el cine.
En primer lugar, nuestra heroína tiene que ser capaz de salvarse a sí misma, ya sea contra un hombre, una máquina, o cualquier otra cosa.
En segundo lugar, la actriz debe interpretar el papel, de una manera que sea a la vez, memorable y original.
Por último, la estética cuenta.
Ellas no tienen que ser una modelos de pasarela, pero si van a ponerse sus zapatos, y patear traseros, hay que lucir bien haciéndolo.
Nikita es, en cierto sentido, un exponente de una mentalidad de cambio histórico, un personaje que inaugura la década de 1990, recargada de héroes nihilistas, y oprimidos por un sistema, que bajo la publicidad de las lindas modelos con siliconas, y bulimia, aplasta y oprime al individuo que busca expresar su propia manera de sentir, y ver el mundo, y que veía como el triunfo de Occidente sobre el “Imperio del Mal” no traía consigo la libertad, sino sólo, un tipo diferente de opresión, ahora sin contestación posible.
“Il ya deux choses qui sont infinies:
La féminité et les moyens d'en profiter”
El cine, desde sus comienzos, ha filmado con mucha dureza la violencia, que se ha visto acrecentada durante las últimas décadas.
La violencia filmada contra la mujer, refleja una actitud real de la sociedad, un documento fehaciente de la conducta humana, y al mismo tiempo, una denuncia contra esa misma situación, de indefensión psíquica, física, y cultural.
Si bien es cierto, que todo se ha filmado, incluso la justificación de esa violencia, lo más normal es que el cine, con sus duras imágenes, en muchas ocasiones, saque a flote una situación para que el espectador, por sí mismo, extraiga sus propias conclusiones, normalmente negativas, al maltrato a la mujer en lo que se refiere a la violencia física, no tanto, o mucho menos, cuando la violencia es sexual, o psicológica.
Desde los años 70 a la actualidad, los roles femeninos en el cine han dejado atrás a las mujeres sumisas, para demostrar que pueden ser tanto, o más duras, que ellos.
Cómo reflejo de los cambios sociales que se produjeron en las últimas décadas, el cine de Hollywood, comenzó a mostrar roles femeninos que distaban mucho de aquellas mujeres sumisas de la época dorada de los estudios.
No todos los personajes duros del cine son hombres.
Muchas mujeres también han debido enfrentar a los más temibles enemigos, superar cualquier clase de obstáculo, y han sabido salir siempre con vida.
“Vous savez cela pourrait dangereux”
Nikita es una película franco-italiana de 1990, del género acción policíaco, dirigida por Luc Besson.
Protagonizada por Anne Parillaud, Jean-Hugues Anglade, Tcheky Karyo, Jeanne Moreau, Jean Bouise, Jean Reno, Philippe Leroy-Beaulieu, Roland Blanche, Jacques Boudet, entre otros.
Nikita fue reeditada en Hong Kong como “Black Cat” (1991), y en Estados Unidos, como “Point Of No Return” (1993)
Además, sirvió como base para una serie de televisión por cable, bastante popular en EEUU, y en Nikita, la aparición de Jean Reno ejerciendo de “profesional”, provocó que más tarde, el director hiciera su versión masculina en la obra maestra “Léon” (1994)
Nikita revolucionó el género de acción, al tener a una mujer como protagonista.
Con algunas de las secuencias de acción más trepidantes vistas en la gran pantalla, Nikita dio un nuevo significado a la expresión “femme fatale”
Desde los créditos iniciales, hermosamente coreografiados, con el particular travelling de todas las películas de Besson, Nikita nos introduce en un oscuro submundo de violencia “junkie” parisina.
Y es que Nikita no sigue, en ningún momento, la estética de película de espías, pues no hay una trama, no hay un “malo”, no hay contraespionaje, no hay investigaciones...
Así vemos a una joven de 19 años llamada Nikita (Anne Parillaud) como una desarraigada, pandillera y adicta a las drogas, la cual es encarcelada después de haber cometido varios robos y asesinatos.
Pero las autoridades se dan cuenta, de que Nikita tiene algo especial, que la hace diferente a los demás, y que puede convertirse en un arma mortífera.
Por eso, la incluyen en un programa secreto de formación de sicarios, donde la entrenan con dureza, y le asignan una nueva identidad:
Josephine.
Desde ahora, su misión será matar en beneficio de los intereses del gobierno francés.
O sería la mejor, de no ser porque, a pesar de que el Gobierno la ha convertido en una fría y eficiente máquina de matar, en su interior, late aún un tibio, sentimental, y caliente corazón.
Ahora, Nikita deberá trabajar para una organización que no conoce la palabra “renuncia”, y además, no es la mafia, así es que no puede delatarlos, y luchar por tener una vida propia.
La carrera de Nikita como asesina va bien, hasta que una misión de robo de documentos en una embajada sale mal, lo que requiere que la Agencia envíe al asesino Viktor “The Cleaner” (Jean Reno) como apoyo, con el objetivo de destruir cualquier evidencia.
Lamentablemente, las cosas se complican aún más, cuando el personaje es herido por los guardias de la embajada, y muere durante la huida.
Por si esto fuera poco, Marco (Jean-Hugues Anglade), pareja de Nikita, descubre la verdadera identidad de “la femme” y le convence de abandonar la Agencia, y desaparecer.
Nikita comienza con buen ritmo, y tras una secuencia inicial muy bien lograda dentro de lo que cabe, se mantiene hasta aproximadamente la mitad del metraje, justo hasta el momento en que la protagonista sale a la calle, y comienza a realizar sus misiones de asesina a sueldo de la policía.
A partir de ese instante, la historia de Nikita se lía en un tándem de amor-violencia, que Besson no acierta a desenmarañar; la narración se hace cada vez más confusa, y falta de ritmo, logrando a la larga, que el espectador termine perdiendo el interés.
A primera vista, la moraleja de Nikita, parece ser la misma que la de la serie de “James Bond, 007”
Matar, en sí, no es tan malo, pero hay que saber a quién se mata, y hacerlo con elegancia.
No obstante, conforme va transcurriendo el metraje, el espectador se percata de que la intencionalidad del director, es justo la contraria; no pretende en absoluto, hacer una apología de la violencia, igual que otras películas de similar factura, sino que se muestra intencionadamente crítico, ante las situaciones violentas que describe.
Nikita es una historia de redención, del descenso a los infiernos de una mujer perdida, y sin rumbo en la vida, que deberá redimirse de su violento pasado, trabajando para una agencia del servicio secreto francés, encargada de las tareas más sucias y oscuras.
Nikita luchará por vivir una nueva vida, integrada en la sociedad, a pesar de llevar una doble existencia, una vida paralela, llena de brutalidad, asesinatos, desengaños, mentiras y traiciones.
Nikita pasa de ser así, una “adolescente” antisocial, a una mujer fatal, capaz de sentir amor, capaz de quebrarse, y que rechaza su nuevo destino impuesto.
Tal vez, Nikita hubiese preferido morir en prisión, que sentirse atormentada, y asfixiada por su nuevo rol , uno que ni ella misma comprende, sólo se limita a seguir ordenes, sin saber todo lo que viene tras de ello.
Anne Parillaud ES Nikita, la cual está llena de toda la intensidad, dulzura, violencia y humanidad que el personaje debe poseer, con su físico desgarbado y macilento, ayuda poderosamente a crear la idea, de un protagonista desvalido, y fácilmente aplastable por su entorno.
Sin embrago, Parillaud pega unos gritos que irritan, y sobre actúa monstruosamente.
Su personaje, Nikita, no es sexy, ni seductora, y ni siquiera, me parece guapa, ni por sus 19 años, 23 durante el transcurso del film, y no los aparenta, de hecho, yo le ponía 30 y algo...
Además, en Nikita vemos la manera en cómo ella es sacada de la miseria y las drogas, pero la vida que se le da, tampoco la satisface, el hecho de no poder desarrollar el aspecto amoroso de su vida, por ser incompatible con el nuevo trabajo secreto como asesina profesional, las infelicidades, los vacíos afectivos, y todo los conceptos que quieran encontrarle; hacen que Nikita posea al menos, un clima opresivo, y medio sentimental, dentro de lo ilógico de la trama en general.
Por un lado, el entrenamiento me parece fuera de todo lugar, antiprofesional, tratándose de un personaje como Nikita.
Me parece una soberbia tontería:
¿La escena del ratón?
¿O la escena del bocado en la oreja al instructor?
¿O el examen final con la ventana tapiada?
¿O las medidas de seguridad del edificio, en el que una cualquiera entra en él, dándole una patada en la cara al de seguridad, y va el otro y le abre la puerta?
La primera misión: la hago hasta yo.
Y es que nadie le dice nada, nadie le explica nada, nadie le dice qué tiene que hacer, nadie le dice quién es el malo.
Simplemente, toma, coge una bandeja, y llévala a la habitación...
Cuando aparece el personaje de Reno:
¿Por qué se vuelve loco, y ella empieza a gritar como una perra en celo?
Sin embargo, el triangulo amoroso de Nikita, con Bob su jefe, y Marco, el cajero de súper, está bien manejado, hasta bonito diría yo.
Los dos la aman, pero una la conoce y no puede estar con ella, mientras que el otro, no la conoce pero esta con ella.
Así las cosas, el personaje de Nikita no me gustó, la considero demasiado estrambótica, y no sé qué se puede ver de particular, en una yunkie, para convertirla en una agente.
Por lo demás, me encantaron las actuaciones de Tcheky Karyo como Bob, y sobre todo la de Jean Reno, que interpreta a un despiadado asesino llamado Viktor “The Cleaner”
La banda sonora merece también atención aparte, cortesía de Eric Serra, siempre interesante, creando bandas sonoras electrónicas, muy habitual en los trabajos de Luc Besson.
En resumen, Nikita trata, y fracasa, de promocionar la acción y la crueldad en manos de la figura de la mujer, a manera de contraste, con la sensibilidad femenina.
Voy a establecer algunas reglas básicas, sobre lo que hace que una mujer sea “dura” en el cine.
En primer lugar, nuestra heroína tiene que ser capaz de salvarse a sí misma, ya sea contra un hombre, una máquina, o cualquier otra cosa.
En segundo lugar, la actriz debe interpretar el papel, de una manera que sea a la vez, memorable y original.
Por último, la estética cuenta.
Ellas no tienen que ser una modelos de pasarela, pero si van a ponerse sus zapatos, y patear traseros, hay que lucir bien haciéndolo.
Nikita es, en cierto sentido, un exponente de una mentalidad de cambio histórico, un personaje que inaugura la década de 1990, recargada de héroes nihilistas, y oprimidos por un sistema, que bajo la publicidad de las lindas modelos con siliconas, y bulimia, aplasta y oprime al individuo que busca expresar su propia manera de sentir, y ver el mundo, y que veía como el triunfo de Occidente sobre el “Imperio del Mal” no traía consigo la libertad, sino sólo, un tipo diferente de opresión, ahora sin contestación posible.
“Il ya deux choses qui sont infinies:
La féminité et les moyens d'en profiter”
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