Showgirls

“You have great tits”

Las Vegas es la ciudad más grande del estado de Nevada en los Estados Unidos; y uno de los principales destinos turísticos del país, gracias a sus zonas comerciales y vacacionales, pero sobre todo, gracias a sus casinos.
Debido a ello, es conocida como “La Capital del Entretenimiento Mundial”, “La Ciudad del Pecado” o “La Capital de las Segundas Oportunidades”
Las Vegas es conocida en ocasiones, como “Sin City” debido a la popularidad del juego y apuestas legales, la disponibilidad de bebidas alcohólicas a cualquier hora del día, como en toda Nevada, la legalidad de la prostitución en los condados vecinos, las leyes de Nevada prohíben la prostitución en los condados de más de 400,000 habitantes.
El gobierno local, y los promotores turísticos de la ciudad, usan la frase:
“Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”
La imagen glamurosa de la ciudad, le ha hecho escenario de diversas películas y series televisivas, además de los Miss Universo 1991, 1996, 2010 y 2012, que sorpresa...
Por su parte, el Stardust Resort & Casino, fue un Casino y centro vacacional histórico, de 63 acres, ubicado en la famosa Las Vegas Strip de la ciudad.
Stardust es una palabra que combina 2 palabras del idioma inglés:
“Star” y “dust”, traducidas literalmente como “estrella” y “polvo”, o “polvo de estrella”; refiriéndose a la cola del polvo que dejan los cometas o meteoros.
El Stardust cerró sus puertas en la media noche del 01 de noviembre de 2006.
Después de eso, tanto su fachada, como sus cristales, fueron desmantelados y luego con explosivos fue “implosionado” el 13 de marzo de 2007, a las 02:33 de la mañana, con fuegos pirotécnicos, acompañados por una muchedumbre y turistas.
Su tema arquitectónico era el espacio/ciencia ficción.
Para cualquier visitante no ludópata, lo mejor de Las Vegas son, sin duda, los distintos espectáculos:
Le Cirque du Soleil, magos como David Copperfield, y artistas como Elton John y Celine Dion que hacen espectáculos en Las Vegas durante todo el año, o bien, espectáculos tradicionales, como cabarets y showgirls.
“I'm not a whore”
El “lap dance” es un baile de tipo sensual, que ha alcanzado popularidad en los clubes y salas eróticas de Europa, y Estados Unidos.
El término “lap” es una voz inglesa que significa “regazo”, y viene a describir la principal característica de este baile.
La bailarina se mueve, sensualmente, al ritmo de la música, directamente sobre el regazo de los espectadores.
Este baile nació en los clubes de alterne de Las Vegas.
Un estudio realizado en esta ciudad, indica que son unas 150,000 bailarinas, las que bailaban ante cerca de un millón de espectadores al año.
En algunos lugares, existe la variante de este mismo baile, pero es conocido como “privado” ya que dicha sesión se realiza en una sala privada, donde la bailarina realiza el “lap dance” con una pista musical, dicha sesión tiene la duración de la pista escogida por el cliente, e incluso puede llegar a incluir sexo oral, anal o vaginal, dependiendo del establecimiento, y la bailarina, llegando en este punto a considerarse que el “privado” puede llegar a ser una especie de prostitución disimulada.
El “lap dance” está muy ligado al striptease, ya que la bailarina, además de bailar, va despojándose de la ropa hasta quedarse, en muchas ocasiones, completamente desnuda.
Realizado generalmente en “table dances”, cabarets o clubes nocturnos, el striptease suele implicar lentitud al desnudarse, para provocar en el público, el deseo de una mayor exhibición.
Con ese objetivo, el desnudista acostumbra a usar ropa adicional debajo de las primeras prendas que se quita, o juega con mantener la ropa que se va quitando, o las manos, delante de partes de cuerpo que van quedando desnudas, etc.
El énfasis está en el acto de desnudarse, junto con movimientos sensuales sugerentes, no en el hecho de estar desnudo.
La actuación se da por terminada, cuando la persona ejecutante termina de quitarse la ropa, aunque es bastante frecuente, que el desnudo no sea integral, tanto en la actualidad, como en el pasado.
También, se combina con el baile de pasarela conocido como “poledance”, donde la bailarina danza en torno a una barra metálica.
El principal incentivo que lleva a los bailarines eróticos a esta profesión, suelen ser los sueldos que ganan, generalmente altos, y también el dinero que pueden llegar a recibir por actuaciones en fiestas privadas.
“Why did you stop hooking?”
Showgirls es una película erótica y dramática de 1995, dirigida por Paul Verhoeven.
Protagonizada por Elizabeth Berkley, Kyle MacLachlan, Gina Gershon, Glenn Plummer, Robert Davi, Alan Rachins, Gina Ravera, Rena Riffel, entre otros.
Showgirls está considerada como una de las peores, y más horteras películas de la historia, y está prohibida su exhibición en Irlanda, estrenándose en USA e Inglaterra, con escenas censuradas.
Showgirls estuvo nominada a 12 Razzies en 1996:
Peor Actriz, Peor Actriz Revelación, Peor Director, Peor Fotografía, Peor Guión, Peor Canción Original, Peor Actor, Peores Secundarias (2), Peores Secundarios (2), Peor Remake o Secuela.
Curiosamente, Paul Verhoeven fue a recoger personalmente, todos y cada uno de los Razzies ganados en 1996; convirtiéndose en la primera persona en aceptar un Razzie, en persona, en la gala de entrega de los premios.
Recogió el premio al Peor Director por Showgirls, y dijo esto en el momento que se lo entregaron:
“Después de los bombazos de “RoboCop” (1987) y “Basic Instinct” (1992), Hollywood me dio manga ancha, y básicamente hice lo que me dio la gana.
Rodé una película en Las Vegas, en las que mostré las luces y miserias de las chicas, y locales de striptease, en la medida del tan manido “sueño americano”, pero dándole la vuelta, y mostrando a todos, como hijos de puta sin escrúpulos, que no van a dudar en pisarte la cabeza, para subirse ellos encima.
En mi película hay muchos desnudos y, como ya he dicho, la película está ambientada en el mundo del striptease, no en un convento de monjas de clausura.
¿Fue mejor el ridículo moralismo de “Boogie Nights”, ambientada en el mundo del porno, y que no muestra un miserable pecho?
¡Soy un director europeo, no tengo vuestra mentalidad americana moralista y cobarde!
Ya podéis darme todos los Razzies que queráis, que iré a recogerlos “más feliz que una perdiz” y a todos los críticos os digo, que me río en vuestra cara de imbéciles”
Showgirls fue ideada por el holandés Verhoeven, y su guionista, el húngaro Joe Eszterhas, 2 mentes europeas que disfrutaban de lo lindo, poniendo en entredicho, los valores y tabúes morales de unos hipócritas Estados Unidos.
Curiosamente, el director afirmó después, no volver a trabajar con el guionista, debido a su exacerbada misoginia...
Paul Verhoeven, por Showgirls, fue el primer cineasta de la historia, obligado por contrato, a rodar una película para mayores de 17 años, y junto al guionista Joe Eszterhas, entrevistaron a más de 200 bailarinas, strippers, productores etc., de Las Vegas, acerca de su experiencia e incorporaron sus historias al guión.
De ahí que ninguna “Superestrella de Hollywood” quiso participar en Showgirls, por lo que Verhoeven contó con actores de la televisión.
Pese a su desastroso debut, con el tiempo, Showgirls se ha convertido en un clásico de culto.
En los pases de las sesiones golfas, el público corea los memorables diálogos de los personajes, y se atreve con el baile privado imitando a Nomi…
Y es que, ciertamente Showgirls está terriblemente bien rodada, gracias al dominio del ritmo, y la planificación que tiene Paul Verhoeven, apoyado en un vertiginoso trabajo de iluminación y cámara, por parte de su director de fotografía, el alemán Jost Vacano, un auténtico maestro de la steady-cam.
Y por supuesto, están las espectaculares coreografías de las “showgirls” coreografiados por Marguerite Derricks, que dan título a Showgirls, que se ajustan a la perfección al tipo de espectáculo y ambiente que pretenden recrear.
Showgirls es amoral, crítica contra el mundo del espectáculo, hace apología de la prostitución, y no es nada complaciente con sus personajes y situaciones.
Es una crítica al machismo, al “show-business” y una deslumbrante parábola de cómo las segundas oportunidades, a veces son posibles, y necesarias.
La competitividad de los bailarines, y lo vulgar de algunos diálogos, que no serán de agrado de todos, pero que son unos puntazos muy divertidos, hacen que las dos horas y pico que dura el metraje, se hagan muy llevaderas, y te metan de lleno en una historia llena de falsedad, ambiciones, e intrigas, en lo que todo vale con tal de llegar a lo más alto.
“It must be weird, not having anybody cum on you”
Showgirls narra las peripecias de una chica provinciana, Nomi Malone/Polly-Ann Costello (Elizabeth Berkley) en Las Vegas, a donde acude con la intención de convertirse en estrella de los shows de los grandes casinos de la ciudad.
Se inicia como bailarina erótica, o de “lap dance” en tugurios de mala muerte, y luego, gracias a diversos avatares, va escalando puestos.
Conocerá tanto a buenos amigos, como a gente depravada, lo que da pie a escenas de subido contenido sexual, si bien el peculiar erotismo del director incluye siempre, un sentido grotesco o tosco del sexo, que parece anglosajón pero remite al cine del norte de Europa.
Nomi es muy sociable, y no tarda en hacer buenos amigos allí:
Molly Abrams (Gina Ravera) es una costurera de trajes para vedettes con la que comparte caravana, y también conoce a James Smith (Glenn Plummer) quien es un bailarín calentorro, que sólo quiere tirársela utilizando la vieja excusa:
“Voy a hacer de ti una estrella”
Su antagónica o “enemiga” es Crystal Connors (Gina Gershon) la bailarina principal de “Goddess”, el show con mayor prestigio que se representa en el Stardust, y estrella a la que Nomi pretende suplantar.
Crystal no esconde su atracción sexual por Nomi, la cual juega a calentar a Crystal.
Nomi coquetea con Cristal para ganarse su confianza, hasta se morrea con ella en un par de secuencias súper sensuales.
Por su cuenta, Nomi coquetea con el novio de Crystal, Zack Carey (Kyle MacLachlan) el cual introduce a Nomi en el sucio mundo de las drogas, o mejor dicho, la re-introduce.
Y también, le dan un ratillo al sexo, de hecho, tremendo, exagerado, rayando el ridículo, polvo que se echa la pareja en la piscina.
Sin duda, Verhoeven es especialista en “polvos del siglo”
Nomi es un poco torpe, sí que es, de hecho, todos se ríen de ella porque no sabe pronunciar “Ver-sayce” (Versace)
Ello es sin duda, el gran complejo de inferioridad de Nomi, el motor de su existencia, y de ahí saca sus malas artes para conseguir sus objetivos.
Curiosamente, siendo ella tan “despabilada”, no lo es cuando se trata de que un ladrón se robe sus pertenencias, o será:
¿Exceso de confianza entre ladrones?
Luego, todo son engaños y juegos sucios, para acabar convirtiéndose en la estrella del show.
Unos empujoncitos a tiempo, a alguna bailarina compañera que le hace sombra, nunca vienen mal, para convertirse en la sustituta de Crystal, y luego, más empujones para lesionar a la estrella del show.
Cristal acaba con la pierna escayolada, y Nomi finalmente, puede ver su nombre en todos los carteles.
Ya es una estrella.
Y es que Nomi no es una buena chica, y al contrario que los héroes clásicos del cine, ha recurrido a las mentiras y al juego sucio para conseguir su objetivo:
Triunfar en el mundo del espectáculo.
Al final, Nomi se larga de Las Vegas, pero no porque haya decidido volverse buena, sino porque es descubierto su oscuro pasado como puta callejera.
No obstante, avergonzada, se marcha inmediatamente de Las Vegas.
Eso es Showgirls.
Ni más, ni menos, un espectáculo; y un espectáculo de Las Vegas, además, que eso no es cualquier cosa.
Un espectáculo de música, luz, brillito, tetas y pezones, y mucha mala suerte.
Y es que Showgirls incluye llamativos números coreográficos, al gusto de Las Vegas, con lo que su dudoso gusto no debía achacarse a Verhoeven, sino a la particular realidad de la ciudad, que se reprodujo con fidelidad.
“Mmm-hmmm.
Long time ago.
Doggy Chow.
I used to love Doggy Chow”
La interpretación de Elizabeth Berkeley es uno de los puntos de los que más se ríen los detractores de Showgirls.
Elizabeth lo hace todo muy dramáticamente:
Zamparse una hamburguesa, coger su abrigo, pulsar el botón del ascensor, comerse una bolsa de patatas…
Y bueno, en el transcurso del metraje, veremos su “domesticación” y sabremos las razones de su “suavecimiento”
De hecho, quien no entendió su exagerada actuación, Elizabeth Berkley tuvo que hacer frente a algunas de las críticas más despiadadas, recibidas por una actriz novel.
Los críticos dijeron de ella, que tenía la boca permanentemente abierta, y carente de personalidad, como la de “una muñeca inflable”
Sus bailes eran ataques epilépticos absurdos, que hacían que se moviera de una forma tan espasmódica, como “una muñeca de trapo en mitad de huracán”
En resumen, el consenso de la crítica sobre Berkley fue:
No interpreta, sino que sobre interpreta, explota en cada una de las escenas, lo que arruina Showgirls.
A consecuencia de estas opiniones crueles, la carrera de Berkley se cortó de raíz.
Su agente la despidió tras Showgirls, y desde entonces, se ha visto relegada principalmente, a papeles televisivos.
Si es cierto que ella baila como nadie, folla como nadie, y tiene un cuerpazo de miedo, pero su interpretación es demasiado artificial, o quizás exagerada.
El sexo sin tapujos está presente en toda Showgirls, de hecho, ese es el objetivo, no principal.
Y curiosamente, hasta entonces, nadie había rodado una producción de “serie A” con escenas tan cachondas como Showgirls, pero como consecuencia, la pobre Elizabeth Berkeley no ha vuelto a conseguir un papel decente en Hollywood.
El uso indiscriminado de estupefacientes es constante en Showgirls, y nunca se muestra este consumo como algo sórdido.
La cocaína es el desayuno más adecuado para una chica, con el ritmo de vida de Nomi, quien por cierto, tampoco tiene unos hábitos alimenticios adecuados:
Papas fritas y hamburguesas, constituyen la base de su alimentación, pese a lo cual, la chica se mantiene delgada.
¿Será bulímica?
El concepto de personaje bueno, apenas aparece.
La amiga costurera es la más inocente, y buena de todos, y como premio, acaba en unidad de cuidados intensivos, porque es violada salvajemente, por su cantante favorito…
Y sobre todo, por encima de todo el reparto femenino, destaca Gina Gershon.
Curiosamente, en todas las películas de Verhoeven, siempre hay un actor, que está perfecto en su papel, y destaca sobre todo lo demás.
Esto es un gran mérito que tienen todos sus filmes, y en esta ocasión, Gina Gershon es la que se lleva “el gato al agua”, comiéndose todas sus escenas, y a sus compañeros de rodaje a bocados, en algunas escenas, inclusive literalmente.
La Gershon es sin duda, lo mejor de Showgirls, es sensual, aporta el erotismo que no aporta Berkley, quien por su parte, se limita a la sexualidad.
Mención aparte merece el tratamiento de los personajes masculinos, desde el triunfador plastificado e insensible, pero brillante Kyle MacLachlan, en su papel de cocainómano abotagado, a la grotesca y ultraviolenta estrella de la canción, Andrew Carver (William Shockley) que recurre a sus esbirros, para consumar una violación.
Todos los personajes de Showgirls son malos.
El espectador percibe el mensaje claramente:
Si eres bueno, eres un ingenuo.
Como dato, el poster oficial de Showgirls, es el calco de una foto del fotógrafo italiano Tono Stano.
Lo más destacable de Showgirls es la excelente fotografía de Jost Vacano, un habitual en la filmografía del director holandés, del que es buen amigo, y que consigue transmitir con gran fuerza, e ironía, la luz y el ambiente horteras de Las Vegas.
Por su parte, la puesta en escena de Verhoeven es tan enérgica y fluida como siempre.
La banda sonora incluye un par de canciones compuestas por Dave Stewart, compañero de Annie Lennox en el dúo Eurythmics, pero su tema más recordado es el que suena en la escena de “lap dance”:
“Wasted Time” del grupo My Life With The Thrill Kill Kult.
“I'm erect.
Why aren't you erect?”
Showgirls es una historia de sueños frustrados.
No nos engañemos, el mundo de las “showgirls” es así:
Desnudos y sexo.
La gente criticó a Verhoeven, por mostrarlo todo tan explícito, pero:
¿Qué esperaban?
Es un mundo, tremendamente duro para la mujer, dónde, y se ve en Showgirls, la protagonista se siente humillada, al verse como un simple objeto sexual.
Por ello, Showgirls recibió críticas muy duras.
El hecho de que fuera protagonizada por una incipiente Elizabeth Berkley, estrella adolescente de televisión en “Saved By The Bell” con este filme arriesgado, tal vez, esperaba irrumpir en el cine, con la misma energía que Sharon Stone.
Sin embargo, las críticas fueron demoledoras, y ella se vio perjudicada, lo que se agravó por sus abundantes escenas de desnudo, justificadas en la trama, pero que devaluaban su actuación a los ojos de la crítica.
Richard Corliss, de la revista Time, dijo:
“La calificación recibida por Showgirls, debió de ser fruto del obsceno nivel de incompetencia, la excesiva necedad de la trama, la grave ofensa a la inteligencia del espectador, el lujurioso interés por el dinero fácil…”
Y describió a Showgirls, como una de esas chapuzas delirantes, e hilarantes, que se podrían utilizar de ejemplo en las escuelas de cine, de qué no hay que hacer.
Paul Verhoeven quedó abatido, después del fracaso de Showgirls, como reconoció en algunas entrevistas:
“Esto hace que pierdas la confianza, comienzas a preguntarte:
¿Seré demasiado viejo?
¿Estaré pasado de moda?
¿Seré demasiado personal, o mi personalidad tan pervertida, que provoca el rechazo del público?
Molesto por las duras críticas, el director Paul Verhoeven, bromeó sobre la repercusión de Showgirls:
“Una parte del público llegará a casa excitado, y hará el amor, o se masturbará pensando en Showgirls.
No hay nada de malo en ello”
Se ha dicho, con mucho énfasis, que la causa principal del fracaso de Showgirls, se deba a que Verhoeven presentara más sexo a los puritanos Estados Unidos, del que pudiera verse en una película del circuito comercial.
Quizá al espectador le avergonzara ir a verla, es decir, ser visto en público como el tipo de persona que va a ver una película así, como demuestran los excelentes ingresos reportados por el alquiler doméstico de Showgirls, que junto a la mayor aceptación de un público europeo menos inhibido, finalmente permitió que Showgirls reportara beneficios.
No entendemos por qué el público le dio la espalda, si es tan divertida, llena de comportamientos incorrectos, vicios y tetas…
Paul Verhoeven es un incomprendido.
Sobre el guión, pues no hay más remedio que darle la razón a la crítica:
Es malo hasta decir basta, con personajes y situaciones que escapan fuera de toda lógica.
Podemos aducir el manido argumento que esgrimen los defensores del director holandés, que dice que Showgirls es en realidad, una sátira, y no hay que tomársela como un film “serio”
Creo que hay buena parte de verdad en este razonamiento, Showgirls nos describe una sociedad, donde la mujer es un trozo de carne, que no tiene más remedio que vender su cuerpo para escalar puestos a nivel social.
Eso en el caso de que sea bonita, claro, ya que de lo contrario, sólo queda degradarse como mujer, como hace la obesa Henrietta “Mamma” Bazoom (Lin Tucci) que cuenta chistes ultra machistas en el antro, donde la protagonista se inicia en el zorrerío de Las Vegas.
Showgirls es reivindicable, desde una perspectiva feminista, y una crítica brillante y descarnada al papel de la mujer en la sociedad occidental, veamos por qué.
Todos los fans de Verhoeven admiran su sentido de la ironía, su particular tratamiento de la violencia, y el distanciamiento emocional con sus personajes cuando dirige cine de acción, o “histórico”
El espectador medio de Showgirls, y casi por extensión de cualquier película de Verhoeven en la que salgan tetas, tiende a tomarse la película totalmente en serio, sin tener en cuenta, en ningún momento, la mala suerte y la crítica social implícitas, marcas de la casa del director holandés, de las que Showgirls anda más que sobrada.
Al situar la acción, en el peor de los escenarios posibles:
Clubes de striptease y espectáculos de dudoso gusto de Las Vegas, Verhoeven puede prescindir de sutilezas, y despojar ciertas actitudes patriarcales, y por extensión, la idea de macho triunfador, de toda posible elegancia y justificación dentro de un contexto social.
Por supuesto, juega todas sus cartas, y no se corta un pelo.
Un buen ejemplo de esto, podría ser la mítica escena de la prueba de baile y los cubitos de hielo, que termina con Nomi saliendo espantada tras escuchar la siguiente perla:
“Yo estoy erecto, ¿Por qué no estás erecta tú?”
No se ustedes, pero yo aquí, lo que veo es el equivalente verhoveriano de:
“¿Cuántos años tienes, Piensas quedarte embarazada?” de tantas entrevistas de trabajo, situaciones socialmente aceptadas, en mayor o menor grado, que se exponen aquí, sin ningún tipo de máscara, con las tetas al aire, y los cubitos de hielo en la mano.
En Showgirls encontramos el mismo tono paródico, la misma caricatura cruel rebozada en “glitter”:
El bailarín paternalista, que acaba con las manos pringadas de sangre menstrual, la competitividad salvaje entre “showgirls”, la clara denuncia a la cosificación del lesbianismo, mediante una conversación sobre comida para perros, el desprecio a la maternidad, la mamada como medio de promoción laboral…
Todo esto, aderezado con números de baile, salidos de un sueño húmedo, señoras que guardan la cocaína en anillos, piscinas con palmeras de neón, música horrorosa, y gente viviendo en cuchitriles construidos al lado de esfinges de “plexiglás”
La provocación, tan común en la filmografía del holandés, no viene aquí por la enorme cantidad de desnudos y escenas calientes, sino más bien, por su crítica de la hipocresía humana, y de la tentación codiciosa por llegar a lo más alto, aunque para ello, se deje de lado los valores morales.
Showgirls habla sobre la transformación que sufre el individuo cuando alcanza la fama, y sobre los falsos ídolos, cuyos fans tienen empapeladas las paredes de sus cuartos, cuando en realidad, son una máscara de su verdadera y sucia personalidad.
Ni engaña en sus pretensiones, ni tampoco busca que la tomen en serio.
El contenido moral, la ambición, puede llevarte a vender el alma al diablo, está al servicio del espectáculo visual, y no al revés.
Absurdo pues, buscarle moraleja.
La peor censura resulta de interpretar erróneamente los contenidos, transmitiendo la sensación de que has contemplado una sutil parodia del mundo del espectáculo, mostrando su frivolidad, mostrando su lado ideal, casi caricaturizado hacia el extremo, para terminar en un giro completamente tópico, se podría decir que previsible, pero en el que extrañamente, consigue dotar de algo de significado a Showgirls, queriéndonos mostrar, como lo realmente sórdido, no eran las escenas de sexo, sino todo lo demás.
En fin, todo este repaso para decir sencillamente, que Showgirls es la historia que otras veces hemos visto, incluso peor que aquí, ésta es, encima, entretenida.
¿Que muestra una sociedad soberbia y grosera, hasta el punto de asquearnos?
¿No era ese su cometido?

“There's always someone younger and hungrier coming down the stairs after you”



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