Dragonfly

“Death is like being pregnant; you’re either are or you're not”

A pesar de que tienden a clasificarse en la misma categoría, creo que hay 2 muy distintas tendencias en el cine de horror, claramente visibles desde los albores del género:
Un estilo, pretende ocasionar genuino miedo y ansiedad, a través de implicaciones y sugerencias, haciendo partícipe al espectador, con el uso de su imaginación; el otro estilo, prefiere crear revulsión y desagrado, por medio de imágenes grotescas, violentas y, algunos dirían, ofensivas.
Ambas tendencias, tienen numerosos vicios que pueden marcar la diferencia entre una buena película de terror, y un aburrido bodrio.
Por su lado, el horror psicológico mal llevado, puede rápidamente convertirse en pretencioso cine “new age” que busca conciliar lo paranormal con la ideología de moda que busca razones, o al menos, teorías “soft” sobre el mundo más allá de nuestras simples percepciones.
Cuando muere un ser querido, siempre nos hacemos la misma pregunta:
¿Es verdad que se va para siempre?
¿Puede el amor, superar las barreras de la muerte?
“If we can create this life with what imagination, why not the next?”
Dragonfly es una película de suspenso, dirigida en 2002, por Tom Shadyac.
Protagonizada por Kevin Costner, Susanna Thompson, Joe Morton, Ron Rifkin, Linda Hunt, Kathy Bates, entre otros.
El guión es de David Seltzer, Brandon Camp, Mike Thompson, sobre una historia de Brandon Camp y Mike Thompson.
Dragonfly nos muestran la historia de un hombre, que seguirá el amor más allá de las barreras de la muerte, encontrando en el proceso, un bello motivo para vivir.
El Doctor Joe Darrow (Costner), Jefe de Urgencias del Chicago Memorial Hospital, es un prestigioso traumatólogo que pierde a su mujer, la Dra. Emily Darrow (Susanna Thompson) en un trágico accidente de autobús, en una carretera en las montañas de Venezuela.
6 meses después, el cuerpo de Emily sigue sin aparecer, y Joe no consigue superar el dolor por su pérdida.
Lógicamente, la pérdida le afecta mucho, pero todo parece empeorar, cuando empieza a intuir que el asunto no está cerrado, y unos niños del ala de oncología, le cuentan extrañas historias de sus momentos de coma.
Entonces, Joe empieza a percibir señales, que parecen indicar que ella quiere comunicarse con él.
A pesar del cariño de sus amigos, de su familia, y de su vecina Miriam Belmont (Kathy Bates), Joe no consigue superar el dolor por la pérdida de su mujer.
Todo le recuerda a Emily, especialmente las libélulas, el amuleto personal de la joven, debido a una marca de nacimiento que tenía en el hombro.
Las libélulas comienzan a manifestarte en todos los aspectos de las vida de Joe, recordándole que para entender, debe ir más allá de lo que sus ojos le muestran, solo así encontrará respuestas a sus preguntas.
A partir de aquí, la emoción y el suspense están servidos.
Para entender qué le pasa, Joe decide recorrer “el camino de Emily”, y  cuando visita a los antiguos pacientes de Emily, en el departamento de oncología pediátrica, todo parece empeorar.
Ahora, al conocerlos, le sorprende comprobar, que saben muchas cosas sobre él y su vida; ellos saben que es “el Joe de Emily”
Las preguntas de Joe, parecen incomodar a todos, salvo a una religiosa, la hermana Madeline (Linda Hunt), una monja católica, que conoce las experiencias próximas a la muerte.
Molestos o preocupados por su actitud, quienes rodean a Joe, le dicen que tiene que pasar página, y volver a empezar, pero la hermana Madeline se da cuenta que Joe y Emily, tienen asuntos pendientes, e impulsa al Dr. Darrow, a buscar el mensaje que Emily la ha dejado.
Aunque Joe ha ganado un semblante, y una actitud que aparenta apatía, seguirá constante en la búsqueda del mensaje del su amada, y esto le llevará al amor más allá de la muerte.
El director Tom Shadyac, es un devoto de la comedia, y con Dragonfly decidió embarcarse en algo atípico.
Dragonfly es un thriller sobrenatural, y a la vez dramático, que bien puede verse como un giro inesperado en su filmografía, y a la vez como un desafío tentador, un ejercicio en principio de misterio y suspenso, que paulatinamente va tomando forma de historia romántica.
Da la sensación, de que 3 guionistas eran demasiado para un libreto de esta naturaleza.
Y también que la médula de esta historia, fue hecha en base a ingredientes de todo tipo, y que ya no se puede disimular la extrañeza de los argumentos actuales en la industria.
Más que cambios permanentes, uno se inclinaría por reforzamientos, por pruebas que tan solo descansan en la imagen de una estrella, el sr. Kevin Costner.
La resolución, sin desdeñar la fantasía, es esperanzadora, y será recibida con placer por el espectador.
Que habrá evadido la dura realidad, claro.
Pero eso no es desdeñable, y forma también parte de la magia balsámica del cine.
“As nuts as Christopher Columbus, thinking there was another side to the earth”
Dragonfly es emocionante, notable, espiritual, abierta al más allá ontológico, y a la fe del más acá, como algo trascendente, algo más grande que nosotros, a lo que estamos conectados.
Dragonfly aborda el tema de la comunicación entre las personas que han muerto, pero algo crucial obstaculiza que su alma pueda emigrar completamente al más allá de la muerte, y entonces, mientras quedan estancados entre el inmediato “post mortem” y la transmigración total, se hacen notar, o se ponen en comunicación de alguna forma, con personas que siguen viviendo aquí, aunque en un estado de coma, o semivivos, entre la vida y la muerte, a quienes usan como intermediarios, para que una vez despiertos, o así mismo comuniquen algún tipo de mensaje importante, a seres humanos en plenitud de esta parte de la vida.
Y es que Dragonfly pretende apuntarse a la corriente psicológica.
Su manejo de lo desconocido, es razonablemente bueno, y es de aplaudir la ausencia de acaparadores efectos especiales, y de sustos baratos, con un par de excepciones, a cambio de un pausado ritmo, en el que se pone más atención al desarrollo de los personajes, y a sus reacciones; ante los sobrenaturales hechos que experimentan.
No es Kevin Costner el mejor de los actores, le cuesta mucho transmitir sentimientos, y tiene tendencia a la economía de expresiones, más allá de su desarmante sonrisa, pero está más que bien; una intrigante Linda Hunt como monja, y Kathy Bates haciendo de Kathy Bates.
Por tanto, Dragonfly va de mayor a menor.
Comienza con una propuesta intrigante, desarrolla el tema de la existencia del alma luego de la muerte, y de la comunicación de espíritus con los seres humanos, pero poco a poco, se va tornando en más de lo mismo, y cae en los más convencionales tópicos del género, como son los sustillos repentinos, la idea que los fantasmas que visitan, lo hacen para saldar una cuenta pendiente en vida, y en este caso, el tono es demasiado meloso, que no llega a inquietar en la medida de lo esperado.
En definitiva, creo que hay que hilar muy fino, para presentar de una manera creíble, una historia basada en experiencias extracorpóreas, y en algo tan delicado, como la frontera entre la vida y la muerte, y ni el director ni los guionistas, pulsan las teclas adecuadas, para hacer una película interesante, por lo que todo resulta bastante previsible, y desacertado.
Por ejemplo, la manera en que Emily, la mujer medio muerta del protagonista, se comunica con éste, es totalmente absurda:
Si tiene esos poderes de telequinesia, telepatía, etc., no entiendo por qué narices se anda con esa tontería de las líneas onduladas que aluden a una catarata...
Además, la manera en la que Joe descubre qué significa ese ideograma, es sumamente tramposa, qué casualidad que el hombre decida hacer rafting, y en un mapa, vea ese símbolo...
Un sinsentido absoluto.
Y es que:
¿Por qué el fantasma de la mujer, deja pistas tan complejas, cuando resulta que puede dibujar en la tierra desparramada de una maceta?
¿No podría haber garabateado “soy tu mujer, estoy muerta, pero nuestro hijo sigue vivo en una aldea yanomami”?
En lugar de eso, prefiere dejar una cruz sinuosa, que representa una catarata...
¿?
Esta chica no tiene futuro como jugadora de “Pictionary”, ni los guionistas.
El final… lo encuentro un poco exagerado, y creo que hubiera quedado mejor algo más normal, no tan fantasioso, pero en fin, eso es lo que le hace bajar puntos.
Si Dragonfly tiene un posible fallo, es la apuesta arriesgada de utilizar elementos paranormales, como motor del argumento, lo cual, dependiendo del espectador, puede que la haga más interesante, o la convierta en una trama ridícula, dada su inverosimilitud.
Pero si aceptamos lo desconocido como probable, y no nos cerramos a la posibilidad de que hallan otras dimensiones sensoriales, que se escapan a nuestra comprensión, entonces es muy probable, que nos dejemos llevar por la historia, y queramos saber cada vez más...
En lo particular, la encontré demasiado falsa, en su intención por congraciarnos con los protagonistas, y demasiado cautelosa en el trato de lo supernatural.
Como en tantas ocasiones ocurre, parece que el mensaje de Dragonfly, es de conformidad y aceptación, más que de auténtico deseo por provocar el interés intelectual del público.
Tal vez complazca al espectador casual, pero los aficionados al terror, sin duda quedarán decepcionados.
Por mucha ausencia de evidencia, no es evidencia de ausencia.
“I have a parrot that might turn you on”
En lo que respecta a las libélulas (gomphus vulgatissimus), son insectos que no ha dejado a nadie indiferente fuera del ámbito científico.
Fuera de la esfera científica, las libélulas se han relacionado a lo largo de la historia, con el misticismo y la brujería.
Lo que contribuye al aumento de su simbología, ya sea como insecto de la buena suerte, o relacionado con la muerte, y las desgracias.
Cuando el hombre empezó a fundar sus ciudades cerca de los ríos, las libélulas ya habitaban allí.
Las grandes civilizaciones convivieron de cerca con estos insectos, que pasan la mayor parte de su vida como larvas bajo el agua, y que vuelan sólo cuando han alcanzado la fase adulta.
Las libélulas influyeron notablemente en el hombre y su cultura.
Ya sea por sus dotes curativas, alimenticias, su comportamiento, o su aspecto físico.
Las libélulas, también suelen relacionarse con la idea de esperanza, ya que como símbolos de luz que son, hay quienes las consideran una señal de milagros y esperanza, algo así como “la luz al final del túnel” de todas las situaciones negativas.
Actualmente, sigue extendida la idea que considera a las libélulas, una especie de metamorfosis que sufren las almas de las personas que mueren, quedando las almas entre la vida terrenal, y el más allá; e incluso se afirma que, quien ve una libélula, es porque cerca de sí, se encuentra un “ente” que está esperando a ser “percibido”
Una libélula vive una vida muy corta, y trata de vivir a plenitud con lo que tiene.

“What she taught me in death is what she taught me in life.
To trust, to have faith.
Because as a friend of mine once said, it's belief that gets us there”



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